INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Alma y teoría celular
2.- Depresión ( 1 )
3.- Depresión ( 2 )
4.- Están con nosotros ¡ Ellos viven !
************************************
ALMA Y TEORÍA CELULAR
Todo el que sabe mirar la Naturaleza con ojos filosóficos descubre que ella es la gran educadora, donde reside toda la verdad, y observando ve los secretos que permanecen velados para los ignorantes. Nada aparece súbitamente y en el estado perfecto, así lo dicen las leyes que rigen las múltiples evoluciones de la materia física o viva.
El sistema solar, nuestro planeta, los vegetales, los animales, el lenguaje, las artes, las ciencias, todo, lejos de haber brotado espontáneamente, es el resultado de una larga y gradual ascensión, desde las formas más rudimentarias hasta las modalidades que en nuestros días conocemos.
En el alma humana, sucede lo mismo, vemos en la Tierra que pasa por fases de diversas manifestaciones, desde el salvaje hasta el genio de las naciones civilizadas.
El alma tanto en el ser humano como en el animal es indivisible, dado que los primeros fulgores del instinto son los signos reveladores de su acción. A partir de los animales simples como los zoófitos, ha adquirido sucesivamente el periespiritu, mediante transformaciones incesantes, sus propiedades funcionales.
La envoltura del alma es el “periespiritu” , tanto en los animales como en el hombre, individualiza al principio pensante por medio del fluido universal que lo constituye.
Este punto poco estudiado, ha sido corroborado y comprobado, con la intervención de mediúms videntes, que el alma animal no se destruye con la muerte.
Si el principio inteligente del animal sobrevive a la materia, si goza de individualidad, es posible aplicarle las mismas reglas que rigen al alma humana, explicándose así todo.
Por medio del Espiritismo se comprobó experimentalmente la necesidad de la reencarnación del alma humana; la ley de continuidad en los seres vivos, permite creer que el alma del animal está sometida a ese mismo proceso: de este modo el principio inteligente animaría sucesivamente organismos y más organismos cada vez más complejos y perfeccionados, a medida que fuera adquiriendo capacidad para dirigirlos.
El Espiritismo, no inventa nada, al proclamar la existencia del periespiritu, demuestra que tal órgano reproduce fluìdicamente la forma corporal de los animales, que es permanente en medio del flujo perpetuo de las moléculas vivas y, consecuentemente que en él es donde radican los instintos y las modificaciones de la herencia. Por ser inmutable, pese a los incesantes cambios de que es testimonio el hombre contiene – digámoslo así - los estatutos y las leyes que dirigen la evolución del Ser; no se disgrega con la muerte, sino que se constituye la individualidad póstuma del principio intelectivo; tomando en registro todas las modificaciones que le proporciona las numerosas y sucesivas existencias, acabando por hacerse apto, después de haber recorrido toda la serie, no solo para organizar y dirigir organismos muy complicados, sino para hacerlo sin conocimiento del alma.
Si no sabemos como están constituidos los seres vivos, es difícil comprender el papel del periespiritu y del sistema nervioso. Los médicos, los naturalistas y los filósofos hablan constantemente en sus escritos de las sustancias vivas, de moléculas orgánicas, de materia organizada, de tejidos, de órganos, etcétera; pero pocos dan una definición precisa de tales frases. En los animales superiores se advierte la carne, los huesos, los tendones, los nervios, los vasos, las membranas, etcétera. Se ha adquirido la certeza de que el organismo de un vegetal o animal cualquiera, proviene de la reunión, de la asociación de un número inmenso de células, y las partes diferentes del cuerpo animal o vegetal son debido a las modificaciones que las células sufren. En química, por descomposiciones sucesivas, los productos más complejos pueden siempre reducirse a los elementos primordiales, a los cuerpos simples de que están formados; en historia natural, la célula aparece como el residuo último de toda clase de residuos. La molécula orgánica, es el elemento anatómico por excelencia de que están formados todos los seres vivos.
La célula esta compuesta de tres partes: aunque varia en su forma, siempre se compone de tres partes 1ª) un núcleo solidó que está en el interior 2ª) un liquido que baña al núcleo, y la 3ª) una membrana que lo envuelve todo.
La parte esencial, la parte verdaderamente viva, es el líquido, al que se ha dado el nombre de protoplasma; de manera que este líquido gelatinoso es el que constituye realmente el fundamento de la vida orgánica. En tanto este vive en los millones de células que forman un cuerpo, el cuerpo vive también; cuando él muere en una parte cualquiera de las células que componen un miembro, el miembro muere; si se destruye, en fin, el protoplasma en la totalidad de las células, el cuerpo entero muere.
Si la teoría de la evolución es exacta, la vida debió principiar en la Tierra por la formación del protoplasma. Este hecho se verifica en nuestros días. Las exploraciones de los fondos submarinos han dado a conocer una sustancia gelatinosa que parece ser la primera manifestación vital". Los notabilísimos trabajos de Haeckel respecto a tales seres rudimentarios, confirman plenamente las deducciones de Darwin y dan al transformismo una base seria.
El modo de reproducción de las células es muy simple: cuando ha alcanzado cierto volumen, se producen una o muchas divisiones en su masa, se fracciona en dos o más partes, y cada una de ellas, se hace independiente, se nutre y crece como la célula, madre, hasta que llega el momento que a su vez ocasiona nacimientos de otras células semejantes. Algunas veces las células originarias de la primera no se separan, sino que forman una serie de células asociadas, que dan nacimiento a su vez a otras y otras, también unidas, según el grado de vitalidad que posean. Esto es lo que acontece a los animales, vegetales y al hombre.
Aun en las asociaciones más complejas las células que constituyen un ser vivo no pierden por completo su independencia: cada una de ellas vive por su cuenta, y las diversas funciones fisiológicas del animal, no son otra cosa que la resultante de los actos cumplidos por un cierto grupo de células.
El objeto de todo organismo es vivir, y cada parte concurre a la consecución de este resultado en la esfera que le es propia. Se puede comparar el cuerpo vivo a una manufactura, cada órgano a un conjunto de obreros y cada obrero a una célula. Cada obrero tiene que efectuar un trabajo especial, cuyo producto global se obtiene uniendo las piezas elaboradas por cada uno; de este modo, finalmente se obtiene el objeto manufacturado.
"La comunidad, como el individuo, tiene su unidad abstracta y su existencia colectiva; es una reunión de individuos, generalmente en número inmenso, que no obstante puede ser considerada como un individuo solo, como un ser único, aunque compuesto. Y es así, no solamente para la abstracción más o menos racional, sino para la realidad, materialmente, lo mismo para nuestra inteligencia que para nuestros sentidos, porque está constituida como un ser organizado, de partes continuas y recíprocamente dependientes, todas ellas fragmentos de un mismo todo, aunque cada una por sí sea a su vez un todo más o menos bien circunscrito; todas ellas miembros de un mismo cuerpo, aunque cada una constituye un cuerpo organizado, un pequeño colectivo...
"Como la familia y la sociedad, la comunidad puede estar muy diversamente constituida. La fusión anatómica, y, por consecuencia, la solidaridad fisiológica de los individuos así reunidos, puede estar limitada a unos pocos puntos y a unas pocas funciones vitales, o bien extenderse a la casi totalidad de los órganos y de las funciones. Todos los grados intermedios pueden presentarse también, y se pasa por gradaciones insensibles de seres organizados en quienes las vidas individuales permanecen aún casi independientes y sus individuos claramente diferenciados, hasta otras en que los individuos son de más en más dependientes, y tras éstas a otras en que todas las vidas se confunden en una única vida común y las individualidades propiamente dichas desaparecen más o menos completamente en la individualidad colectiva".
Los animales superiores son estas individualidades colectivas, aunque sólo desde el punto de vista vital. Hemos visto ya que la fuerza vital es un principio y un efecto: un principio porque es necesario un ser vivo para comunicar la vida, y un efecto, porque una vez fecundado el germen, las leyes físicas y químicas se encargan del mantenimiento de la vida. Aquí no caben equívocos: la fuerza vital tiene existencia propia, puesto que cada ser puede reproducirse en otro semejante suyo, y puesto que no se puede dar vida artificialmente a un compuesto inorgánico. Más todavía: suponiendo que se llegara, por ejemplo, a fabricar un músculo sensible de manera que produjese los mismo fenómenos que un músculo ordinario, el músculo fabricado no podría regenerarse, como acontece incesantemente en el organismo vivo. Luego, aunque el principio vital opere y se mantenga por medio de leyes naturales, no cabe ninguna duda de que es distinto de tales leyes. Aquel principio es una fuerza, una transformación especial de la energía; no goza de una existencia sobrenatural, pero sí es el producto necesario de la evolución ascendente, el primer grado, no de la organización, sino del mantenimiento, de la reparación de la materia viva. Pueden hallarse indicios de este principio reparador hasta en la materia bruta: un cristal está capacitado para cicatrizar sus heridas. Pasteur puso este hecho en evidencia (véase Comptes rendus, del 16 de mayo de 1881).
Si a un cristal roto en cualquiera de sus partes se le coloca en la disolución a que debe su origen, se observará que no solamente crece en todas sus caras, sino que se inicia un trabajo de reconstitución mucho más activo en la parte lesionada, hasta que el daño queda reparado; una vez conseguido esto, se reestablece la simetría. Si se colorea el agua madre con una sustancia violeta, por ejemplo, se verá distintamente el trabajo suplementario que se realiza para la reconstitución de la parte destruida.
El principio vital, por consiguiente, es una fuerza esencialmente organizadora y reparadora y, en los vegetales y los animales, él es quien repara las células destruidas por el uso, siguiendo un plan determinado. Podemos considerarle en cierto modo como el desenvolvimiento, el grado superior, la transformación exaltada de esa fuerza que en los cuerpos brutos conocemos por afinidad. Además, el fluido vital obra sobre las moléculas que produce el fantasma magnético. Si se niega la existencia de una fuerza vital, aunque invisible e imponderable, no es posible comprender cómo un cuerpo vivo conserva una forma fija, invariable, según la especie a que pertenezca, a pesar de la renovación incesante de las moléculas del cuerpo.
En tanto la vida es difusa, como en los animales inferiores; en tanto todas las células pueden vivir individualmente sin necesitarse unas a otras, el principio inteligente no se revela en ellas de un modo claro, puesto que en estos seres rudimentarios no se observa sino la irritabilidad, es decir, la reacción a una influencia externa sin sensibilidad apreciable; pero desde el momento en que el sistema nervioso aparece, se concentran en él las funciones animales, la comunidad viviente se transforma en individuo, y el principio inteligente toma a su cargo el gobierno del cuerpo, manifestando su presencia por los primeros fulgores del instinto.
Trabajo realizado por Merchita, extraído del libro Evolución Anímica de Gabriel Delanne
*********************
LA DEPRESIÓN EN LA VISIÓN ESPÍRITA
( 1 )
Por el Dr. Wilson Ayub Lopes
La depresión puede ser conceptuada como una alteración del estado de humor, con una tristeza intensa, un abatimiento profundo, con desinterés por las cosas. Todo pierde la gracia, el mundo se ve gris, vivir se vuelve tarea difícil, pesada, con ideas fijas y pesimistas.
Podríamos considerarla como una emoción exagerada. Las emociones naturales deben ser pasajeras, deben circular normalmente, sin desequilibrar al ser. La tristeza, por ejemplo, es una emoción natural, que nos lleva a entrar en contacto con nosotros, a la introspección y a la reflexión sobre nuestras actitudes. Ahora, una vez deteriorada, prolongada, acompañada de sentimientos de culpa, nos lleva a la depresión.
Podemos dividir la depresión en tres formas, de acuerdo con el factor causal:
Depresión Reactiva o Neurosis Depresiva.- Depende de un factor externo desencadenante, generalmente pérdidas o frustraciones, tales como separación, pérdida de un ser querido, etc.
Depresión Secundaria a Dolencias Orgánicas: accidente vascular cerebral ("derrame"), tumor cerebral, dolencias de tiroides, etc.
Depresión Endógena: por deficiencia de neurotrasmisores. Ej.: depresión del viej9, depresión familiar y psicosis maniaco- depresiva.
Se estima que la depresión incide en cerca dele 14% de la población.
Ella afecta a todo el ser, acarreando una serie de desequilibrios orgánicos, sobre todo comprometiendo la calidad de vida, volviendo a la criatura infeliz y en el otoño de su rendimiento personal.
Andre Luiz cita en sus obras, que los estados de la mente son proyectados sobre el cuerpo a través de los bióforos, que son unidades de fuerza psicosomática, que se localizan en las mitocondrias. La mente transmite sus estados felices o desgraciados a todas las células de nuestro organismo, generando como tempestades, con rayos y centellas destructivas que desequilibran al ser.
Según Emmanuel, la depresión interfiere en la mitosis (división) celular, contribuyendo a la aparición del cáncer y de otras dolencias inmunológicas, sobre todo la deficiencia inmunitaria, facilitando las infecciones.
En la depresión existe una pérdida de energía vital en el organismo, en un proceso de desvitalización.
El indivíduo pierde energía por dos mecanismos principales:
. 1º) Pierde sintonía con la Fuente de Origenno armándose como debe, con sentimientos de auto-estima baja, aparta de sí mismo, de su naturaleza divina, el hilo de unión con la fuente inagotable del Amor Divino. Más allá de eso, el individuo al encerrarse en sus problemas y sus amarguras, crea un ambiente vibratorio negativo, que dificulta el acceso de la espiritualidad Mayor en su beneficio.
. 2º) Gasto energético improductivo: el individuo en vez de utilizar su potencial energético para evolucionar, viviendo intensamente las experiencias y los desafíos que la vida le presenta, desperdicia energía en los sentimientos de auto-compasión, tristeza y tentaciones. Sufre y no evoluciona.
CAUSAS PRINCIPALES
CAUSAS PRINCIPALES
La depresión está frecuentemente asociada a dos sentimientos básicos: la tristeza y la culpa degenerada en remordimiento.
Cuando por algún motivo infringimos la ley natural, al tomar conciencia del error cometido, tenemos dos caminos a seguir:
Cuando por algún motivo infringimos la ley natural, al tomar conciencia del error cometido, tenemos dos caminos a seguir:
- 1- Error>Conciencia>Arrepentimiento>Tristeza>Reparación
- 2 – Error> Conciencia>Culpa-remordimiento (idea fija)>Depresión
El primer camino es el medio natural de nuestro perfeccionamiento. Una vez hayamos tomado conciencia de nuestras imperfecciones y errores cometidos, emprenderemos el proceso de regeneración a través de lecciones reparadoras.
De otra manera, si en vez de motivarnos a recuperarnos, nos abatimos con sentimiento de invalidez, de auto castigo, y permanecemos aferrados al pasado de errores, con ideas fijas y auto-obsesivas, estaremos caminando para la depresión, lo cual es improductivo en el sentido de nuestra evolución.
Otra condición que nos lleva a la depresión y es citada por el espíritu de Francois de Géneve en El Evangelio Según el Espiritismo, cap. V item 5 (la melancolía), donde relata que una de las causas de la tristeza que se apodera de nuestros corazones haciéndonos la vida amarga y cuando el Espíritu aspira a la libertad y a la felicidad de la vida espiritual, pero viéndose preso del cuerpo, se frustra, cae en la desmotivación y transmite al cuerpo la apatía y el abatimiento, sintiéndose infeliz.
Para Francois Géneve entonces, la causa inicial es este ansia frustrada de felicidad, libertad ansiada por el espíritu encarnado, crecido por las tribulaciones de la vida con sus dificultades de relacionamiento interpersonal, intensificada por las influencias negativas de espíritus encarnados y desencarnados.
Otro factor que está determinando esta incidencia alarmante de depresión en nuestros días, es el aislamiento, la inseguridad y el miedo que acomete a personas en la sociedad contemporánea.
Absorbido por los valores imperantes, como el consumismo, la busca de placer inmediato, la competitividad, la necesidad de no perder, de ser mejor, de no fallar, el hombre está aparatado de sí y de su naturaleza. Adopta entonces una máscara (persona), que utiliza para representar un "papel" en la sociedad.
Y, en esta vivencia neurotizante, deja de desenvolver sus potencialidades, no se abre ni expone sus emociones, pues de hecho, él es enclaustrado, cerrado en un caparazón de orgullo y egoísmo, se aísla y se siente solo. Soledad no en sentido de estar solo, sino de sentirse solo. Pero sentirse solo en la insatisfacción de la persona con la vida y consigo mismo.
El individuo en esa situación, precisa rodearse de personas y de cosas para sntirse bien, pues desconoce que se basta a sí mismo por el potencial divino que tiene.
La soledad es consecuencia de su inseguridad, de su inmadurez psicológica. En los primeros años de vida, el niño que es frágil e inseguro, es natural que tenga la necesidad de que las personas vivan en función de ellos, dándoles atención y protección.
Es la fase del egocentrismo, predominantemente receptiva. Con su maduración, comienza a crear una buena imagen de sí, volviéndose más seguro, y a partir de entonces, pasa a darse, a desenvolverse y a participar más del mundo.
De otra manera, si en vez de motivarnos a recuperarnos, nos abatimos con sentimiento de invalidez, de auto castigo, y permanecemos aferrados al pasado de errores, con ideas fijas y auto-obsesivas, estaremos caminando para la depresión, lo cual es improductivo en el sentido de nuestra evolución.
Otra condición que nos lleva a la depresión y es citada por el espíritu de Francois de Géneve en El Evangelio Según el Espiritismo, cap. V item 5 (la melancolía), donde relata que una de las causas de la tristeza que se apodera de nuestros corazones haciéndonos la vida amarga y cuando el Espíritu aspira a la libertad y a la felicidad de la vida espiritual, pero viéndose preso del cuerpo, se frustra, cae en la desmotivación y transmite al cuerpo la apatía y el abatimiento, sintiéndose infeliz.
Para Francois Géneve entonces, la causa inicial es este ansia frustrada de felicidad, libertad ansiada por el espíritu encarnado, crecido por las tribulaciones de la vida con sus dificultades de relacionamiento interpersonal, intensificada por las influencias negativas de espíritus encarnados y desencarnados.
Otro factor que está determinando esta incidencia alarmante de depresión en nuestros días, es el aislamiento, la inseguridad y el miedo que acomete a personas en la sociedad contemporánea.
Absorbido por los valores imperantes, como el consumismo, la busca de placer inmediato, la competitividad, la necesidad de no perder, de ser mejor, de no fallar, el hombre está aparatado de sí y de su naturaleza. Adopta entonces una máscara (persona), que utiliza para representar un "papel" en la sociedad.
Y, en esta vivencia neurotizante, deja de desenvolver sus potencialidades, no se abre ni expone sus emociones, pues de hecho, él es enclaustrado, cerrado en un caparazón de orgullo y egoísmo, se aísla y se siente solo. Soledad no en sentido de estar solo, sino de sentirse solo. Pero sentirse solo en la insatisfacción de la persona con la vida y consigo mismo.
El individuo en esa situación, precisa rodearse de personas y de cosas para sntirse bien, pues desconoce que se basta a sí mismo por el potencial divino que tiene.
La soledad es consecuencia de su inseguridad, de su inmadurez psicológica. En los primeros años de vida, el niño que es frágil e inseguro, es natural que tenga la necesidad de que las personas vivan en función de ellos, dándoles atención y protección.
Es la fase del egocentrismo, predominantemente receptiva. Con su maduración, comienza a crear una buena imagen de sí, volviéndose más seguro, y a partir de entonces, pasa a darse, a desenvolverse y a participar más del mundo.
Lo que sucede es que ciertas personas, por algún motivo, tienen dificultades en este proceso de maduración afectivo, manteniéndose esencialmente receptivas y no participativas, exigiendo cariño, respeto y atención, sin preocuparse de la misma forma con los otros. Se hacen las víctimas, pobres castigados, sin responsabilizarse por sí mismos.
Consiguen su equilibrio a costa de las conquistas exteriores. La primera frustración que se encuentran, no la toleran, pues expone sus debilidades y esto motiva un cuadro de depresión.
Consiguen su equilibrio a costa de las conquistas exteriores. La primera frustración que se encuentran, no la toleran, pues expone sus debilidades y esto motiva un cuadro de depresión.
Continúa ...)
*******************************
LA DEPRESIÓN EN LA VISIÓN ESPÍRITA
( 2 )
...//,,,
En algunos idiomas, dolencia y vacío tienen la misma traducción. La dolencia sería consecuencia de un vacío de sentimientos que genera depresión y enferma al ser.
Un individuo cuando pierde la capacidad de amarse, cuando la auto-estima está debilitada, pasa a tener dificultades para amar al semejante, pues el sentimiento del amor y generosidad para con el prójimo, es un sentir de dentro para fuera. Este sentimiento de amor al prójimo no es nada más que una extensión de nuestro amor, de nuestra sintonía con el Dios interior que tenemos en nosotros.
La persona que tiene dificultad en esta composición de amarse, y por consecuencia, de amar al prójimo, deja de recibir el amor y la simpatía de otro, y no consigue entrar en sintonía con la fuente sublime e inagotable del Amor Divino. Nos limitamos aquello que recibimos de Dios, en la medida de cuanto damos al prójimo. Quien ama mucho, mucho recibe. Quien poco ama, poco recibe. Ese apartamiento de sí y por consiguiente de Dios, genera tristeza, vacío, la depresión y la enfermedad.
TRATAMIENTO
La depresión es un síntoma que nos dice que no nos estamos amando como deberíamos.
El camino para salir de ella es llenar ese vacío con la recuperación de la autoestima y del amor en todos los sentidos. Primero, procurando reconocernos para analizarnos, con la intención de descubrirnos, sin juzgarnos, sin castigarnos o culparnos. Y después, nos aceptamos como somos, con todas nuestras limitaciones, pero sabiendo que tenemos toda la potencialidad divina dentro de nosotros, esperando para desvelarse, como simientes de luz. Esto no es nada más que desenvolver la fe en sí y en el creador, sentimiento que se transforma y que nos liga directamente a Dios.
Una persona consciente de su riqueza interior, pasa a tener seguridad y fe en sus potencialidades infinitas, comenzando a gustar y a creer en sí, amándose a partir de entonces, sintiendo la necesidad de expandir ese sentimiento a todo y a todos. Comienza así a despertarse para los verdaderos valores de la vida espiritual, transformándose en una persona feliz y sonriente, pues donde existe seriedad, hay algo equivocado; la seriedad está ligada al ser enfermo. Sonría y sea feliz, amando y sirviendo siempre.
La terapia contra la depresión se basa en el amar y en el servir, envolviéndose en trabajos útiles y al servicio del bien. Sea en el trabajo profesional, en el trabajo del ocio, o en el trabajo de servir al prójimo, el individuo se ocupa, ejercita el amor, y deja de envolverse en lamentaciones, pues la infelicidad hace su nido en la oscuridad de los sentimientos de cada uno. Difícilmente conoceremos a un deprimido, entre aquellos que trabajan al servicio del bien.
Para dar este amor, no basta solamente hacer obras de caridad, tenemos que volvernos caritativos; antes de hacer el bien tenemos que ser buenos. Dar pan, regalo, pero junto colocar una buena dosis de afecto y cariño. Ser por encima de todo generosos, que es la caridad con afecto. Las personas están con hambre de amor, de calor humano, un hombro amigo, un abrazo, amparo y una palabra de cariño.
La depresión es un síntoma que nos dice que no nos estamos amando como deberíamos.
El camino para salir de ella es llenar ese vacío con la recuperación de la autoestima y del amor en todos los sentidos. Primero, procurando reconocernos para analizarnos, con la intención de descubrirnos, sin juzgarnos, sin castigarnos o culparnos. Y después, nos aceptamos como somos, con todas nuestras limitaciones, pero sabiendo que tenemos toda la potencialidad divina dentro de nosotros, esperando para desvelarse, como simientes de luz. Esto no es nada más que desenvolver la fe en sí y en el creador, sentimiento que se transforma y que nos liga directamente a Dios.
Una persona consciente de su riqueza interior, pasa a tener seguridad y fe en sus potencialidades infinitas, comenzando a gustar y a creer en sí, amándose a partir de entonces, sintiendo la necesidad de expandir ese sentimiento a todo y a todos. Comienza así a despertarse para los verdaderos valores de la vida espiritual, transformándose en una persona feliz y sonriente, pues donde existe seriedad, hay algo equivocado; la seriedad está ligada al ser enfermo. Sonría y sea feliz, amando y sirviendo siempre.
La terapia contra la depresión se basa en el amar y en el servir, envolviéndose en trabajos útiles y al servicio del bien. Sea en el trabajo profesional, en el trabajo del ocio, o en el trabajo de servir al prójimo, el individuo se ocupa, ejercita el amor, y deja de envolverse en lamentaciones, pues la infelicidad hace su nido en la oscuridad de los sentimientos de cada uno. Difícilmente conoceremos a un deprimido, entre aquellos que trabajan al servicio del bien.
Para dar este amor, no basta solamente hacer obras de caridad, tenemos que volvernos caritativos; antes de hacer el bien tenemos que ser buenos. Dar pan, regalo, pero junto colocar una buena dosis de afecto y cariño. Ser por encima de todo generosos, que es la caridad con afecto. Las personas están con hambre de amor, de calor humano, un hombro amigo, un abrazo, amparo y una palabra de cariño.
A veces, con una simple sonrisa, un buen día, una mirada afectuosa, nosotros estamos donando energía y transmitiendo vida.
El hombre alcanzó un enorme progreso intelectual, satisfaciendo sus necesidades materiales con los avances tecnológicos. Sin embargo, aun se depara con enormes dificultades en la convivencia fraterna con su semejante. Estamos cada vez más próximos uno de los otros a través de los medios de comunicación y, no obstante, más apartados emocionalmente. Ahora, el hombre está sintiendo la necesidad primordial de desarrollar la afectividad, de desarrollarse, amar y sentir a su semejante.
Tenemos que resucitar y liberar al niño que está olvidado dentro de nosotros. Para rescatar a este niño que adormece en nosotros, es necesario que veamos el mundo de forma positiva y optimista. Nuestro niño interior, generalmente se encuentra retraído y oprimido, porque la vida nos presenta de forma desagradable; aun no vivimos de forma natural, espontánea y esto genera ansiedad y sufrimiento. Como el niño es movido por el placer, él se recoge y no se manifiesta.
El niño no se juzga, no se castiga. Él apenas vive el hoy, el ahora, integrado perfectamente en Dios y en la naturaleza. “Dejad venir a mí a los niños porque el reino de los cielos es de quien los asemejan” – con estas palabras quiso Jesús decir que tenemos que ser puros, auténticos, integrados con nuestra naturaleza divina, sin fugas o máscaras, para alcanzar nuestra naturaleza divina, sin fugas o máscaras, para alcanzar nuestra evolución espiritual.
Tener actitudes simples, como lidiar con animales, jugar con niños, actividades creativas como la pintura, tocar un instrumento, hacer pequeñas tareas domésticas, cocinar, mantener una conversación amena, contar un caso, ver una buena película, escuchar una música, cantar, sonreír, oír con atención, mirar con ternura, tocar a las personas, abrazar, hacer un elogio sincero, curtir la naturaleza, admirar la puesta de sol, etc. Estas son tareas que mucho le ayudará a reencontrar el equilibrio y la armonía interior.
Mantener siempre el buen humor. Aquel que tiene en el ideal de servir una meta de vida, será siempre una persona feliz. En la vida lo que más importa es el amor y el bien querer de las personas, vivir sus emociones; no dejarse afectar por cosas pequeñas. Muchas veces nos dejamos abatir por problemas, que si miramos con ojos de Espíritus Eternos de paso por la Tierra, no valoraremos.
Sustituir sentimientos de auto-piedad por vibraciones en favor de los que sufren. Si miramos con atención e interés a nuestro alrededor, veremos que existen personas con problemas mucho peores que el nuestro para pedir socorro.
Procurar practicar actividades físicas regulares, como un paseo, un deporte, una afición. La mente parada comienza a crear pensamientos negativos, que se asemejan a basura amontonada dentro de nuestra casa. Con estas actividades, usted estará desviando su mente de estos pensamientos deletéreos.
Volverse emprendedor, dinámico, creando ideas nuevas y constructivas en beneficio del semejante, con motivación para realizarlas, junto al grupo o la comunidad que pertenece. No se quede estacionado esperando que las cosas ocurran en su favor. Haga a favor del prójimo y no se sorprenda si usted fuera el más beneficiado.
Lecturas edificantes, una conversación con un amigo, un terapeuta o un orientador espiritual, ayuda a usted a ver el problema por otro ángulo.
La oración es un recurso indispensable en el proceso de recuperación. A través de ella establecemos sintonía con la Espiritualidad Mayor, facilitando el camino para que nos inspiren y revitalicen nuestras energías.
La voluntad de Dios es nuestra alegría y nuestra felicidad. Si sufrimos es por Nuestros problemas y nuestras dificultades deben ser interpretados como instrumentos para nuestra evolución.
El mejor aprendizaje, es aquel que cogemos de nuestra propia vida.
El vocablo “crisis” en algunas lenguas puede tener dos significados: la oportunidad o el peligro. Oportunidad de crecimiento o peligro de caída.
Lo que importa es saber que los problemas que enfrentamos en la vida sólo surgen cuando ya tenemos condiciones de solucionarlos. Como dice el Maestro Jesús: “El Padre no coloca fardos pesados en hombros débiles”. De este modo, nos quedamos más fuertes al saber que tenemos todas las condiciones interiores, para enfrentar las dificultades que la vida nos presenta.
Tener conciencia, que por encima de todo, es tener un Dios mayor que vela por nosotros y que nunca nos abandona. Confiar en Jesús y seguir su ejemplo de vida: “¡Yo soy el Buen Pastor; tened buen ánimo; no se turbe vuestro corazón; venid a mí vosotros que andáis fatigados, cansados y oprimidos, y Yo os aliviaré!”
Por el Dr. Wilson Ayub Lopes
***************************
¡ ESTÁN CON NOSOTROS !
¡ ELLOS VIVEN !
No permitas que el desespero te oscurezca el corazón ante los que partieron precediéndote en el gran viaje.
¡ Ellos no murieron !
¡ Ellos están vivos !
Comparten tus aflicciones cuando te lamentas sin consuelo. Se inquietan cuando te entregas a la angustia, cuando te apartas de la confianza en Dios.
Ellos saben igualmente cuanto duele la separación, conocen el llanto de la despedida y te recuerdan con manos temblorosas en el adiós, conservando en la acústica del espíritu las palabras que pronunciaste cuando ya no podían contestar las preguntas a causa del dolor.
Ellos no están indiferentes a tu camino o a tus penas. Perciben cuanto te cuesta la readaptación al mundo y a la existencia terrestre sin ellos y casi siempre se convierten en colaboradores de incesante ternura, amparándote en el trabajo de renovación, o secándote las lágrimas cuando tocas la lápida y los recuerdos, preguntándote por qué...
Piensa en ellos con la nostalgia convertida en oración. Tu plegaria de Amor representa acordes de esperanza y devoción, despertándolos para visiones más altas de la Vida. Cuando puedas realiza por ellos las obras buenas que a ellos les hubiese gustado hacer y los tendrás contigo como infatigables protectores de tus días. Si muchos de ellos son tu refugio e inspiración en las actividades que te dedicas en el Mundo, para muchos otros de ellos eres el apoyo y el incentivo que les es necesario-
Cuando te dispongas a buscar a los seres queridos que viven en el Más Allá, no te detengas en la tumba que guarda sus últimas reliquias de la experiencia en el plano material; contempla los cielos en que mundos innumerables nos hablan de la unión sin adiós.... y oirás en el propio corazón la voz de ellos que te dice que no caminaron en dirección a la noche, sino al encuentro de un nuevo despertar.
DESPUÉS DE LA MUERTE
Después de la muerte física el alma culpable sufre un minucioso proceso de purificación que es más productivo cuanto más exteriorice el arrepentimiento.
Solo entonces logra elevarse a esferas de reeducación
Si la enfermedad que causó la muerte fue larga y dolorosa, habrá adelantado mucho, pues las aflicciones soportadas con paciencia lo preparan para mejores sensaciones e ideas más claras. En cambio, si ese proceso natural no se realizó con el cuerpo carnal, más se le agravarán los remordimientos después de la muerte, pues estos se le adherirán a la conciencia, multiplicando las imágenes con que fueron fijados a la propia alma.
Criminales que mal pagaron las deudas contraídas, presionados por el propio arrepentimiento, plasman en torno de sí mismos las escenas degradantes en que arruinaron la Vida íntima, alimentándola con sus propios pensamientos mal encaminados. Calumniadores que aniquilaron la felicidad ajena, sufren pesadillas espantosas, volviendo a repetir en la memoria el padecimiento de las víctimas, como el día en que las hundieron en el abismo de la angustia, encadenados a recuerdos obsesiionantes, Pequeños tiranos vuelven a sentir ene los tejidos de la propia alma los golpes de toda suerte, como alcohólicos y drogadictos, como ocurre también a los desequilibrados del sexo, que acumulan en el cuerpo espiritual las cargas magnéticas del instinto que los sitúa al borde de la locura.
Las víctimas del remordimiento padecen, sí, pero solo por el tiempo necesario para el reajuste, en zonas compatibles con el estado espiritual que demuestran.
- Alborada espírita -
******************************
No hay comentarios:
Publicar un comentario