INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El Espiritismo, según La Génesis
2.- El poder del Pensamiento
3.- Ley de Afinidad.-
4.- ¿ Hay espíritus?
5.- Santería, Vudús y otros conjuros
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EL ESPIRITISMO, SEGÚN LA GÉNESIS
El espiritismo, al darnos a conocer el mundo invisible que nos rodea y en medio del cual vivimos sin que lo sospecháramos, así como las leyes que lo rigen, sus relaciones con el mundo visible, la naturaleza y el estado de los seres que habitan en él y, por consiguiente, el destino del hombre después de la muerte, constituye una verdadera revelación en el sentido científico de la palabra.
. Por su naturaleza, la revelación espírita tiene un doble carácter:participa al mismo tiempo de la revelación divina y de la revelación científica.* Participa de la primera, porque su aparición es providencial, y no el resultado de la iniciativa o de un deseo premeditado del hombre; y porque los puntos fundamentales de la doctrina provienen de la enseñanza que han impartido los Espíritus encargados por Dios de ilustrar a los hombres sobre cosas que ellos ignoraban, que no podían aprender por sí mismos, y que les importa conocer, ya que hoy son aptos para comprenderlas. Participa de la segunda, porque esa enseñanza no es privilegio de ningún individuo, sino que es impartida a todos del mismo modo; porque los que la transmiten y los que la reciben no son seres pasivos, del trabajo de la observación y la investigación; porque no han renunciado al razonamiento y al libre albedrío; porque no se les ha prohibido el examen, sino que, por el contrario, se les ha recomendado; en fin, porque la doctrina no fue dictada completa, ni impuesta a una creencia ciega; porque es deducida, mediante el trabajo del hombre, de la observación de los hechos que los Espíritus colocan delante de sus ojos, así como de las instrucciones que le dan, instrucciones que él estudia, comenta, compara, a fin de que él mismo extraiga las consecuencias y aplicaciones. En suma: lo que caracteriza a la revelación espírita es el hecho de que su origen es divino, la iniciativa es de los Espíritus, y su elaboración es fruto del trabajo del hombre.
LA GÉNESIS
ALLAN KARDEC
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La mente tiene el poder creador y de configuración del pensamiento, y este es un medio de expresión con la capacidad de formar ideas. Es un instrumento clave en nuestra vida porque de ella podemos obtener incuestionables beneficios o sufrir innumerables perjuicios, dependiendo de la utilidad que sepamos darle. De aquí la importancia de conocer bien sus cualidades para saber desarrollarlas adecuadamente y fortalecerlas de forma eficaz. La finalidad de nuestro intelecto y nuestra lucidez es la de comprender los diversos aspectos de la vida.
Las personas mantenemos a diario dos tipos de comunicaciones diferentes, las que tenemos con los demás y las que sostenemos con nosotros mismos. Lo que ocurre es que damos más importancia a las primeras (porque son más llamativas) que a las propias internas, cuando en realidad son estas las verdaderamente decisivas a la hora de relacionarnos con el mundo. Es clave dominar nuestra conversación interior para alcanzar las metas que deseamos, controlando ese parloteo mental que tanto tiempo nos hace perder y que tanto nos desorienta, alejándonos de nuestros objetivos prioritarios.
Se calcula que tenemos más de 60.000 pensamientos al día, lo que puede darnos una pequeña idea de su actividad. Al ser estos una de las principales causas de nuestro bienestar o desdichas, nos vamos a centrar en alguna de sus características más transcendentes.
Vibración y sintonía
Habitualmente no tenemos en cuenta que nuestra mente está constantemente emitiendo y recibiendo ondas mentales, que son energía con una determinada frecuencia. Y dependiendo de los pensamientos que emitimos (lo que pensamos) y los que recibimos (que emiten otras mentes con las que sintonizamos) así será nuestro estado o atmósfera vibratoria.
Es importante comprender este aspecto, porque esa energía que fluye de nosotros hacia otras mentes y de ellas hacia nosotros van creando los estados de alegría, optimismo, depresión, enfados, etcétera, beneficiando o perjudicando según su naturaleza. Esto quiere decir que lo que pensamos es más importante de lo que creemos, porque los pensamientos afines sintonizan con los nuestros fortaleciendo y reforzando la naturaleza de los mismos, dificultando luego los cambios de forma de pensar que necesitamos realizar.
El pensamiento como solución
Muchas veces buscamos el cambio para mejorar algo en nuestra vida, dedicando mucho tiempo a comprender cómo hacerlo sin llegar a una solución, cuando esta puede estar en nuestra propia forma de pensar, esa a la que habitualmente no prestamos atención. Reflexionemos detenidamente sobre ello, merece la pena.
El pensamiento crea en base a lo que tenemos en nuestra mente, atrae otros de su misma naturaleza y esta los fortalece. Lo que pensamos habitualmente se convierte en los pensamientos que una y otra vez vamos a tener, ayudándonos o entorpeciéndonos. Si deseamos cambiar una situación indeseada, como por ejemplo continuas ideas de abatimiento, debemos reaccionar con pensamientos de ilusión que fortalezcan nuestro ánimo.
Educar la mente
El caos de nuestra vida comienza en nuestra mente. Lo que en nuestro pensamiento está desordenado también lo estará en nuestros actos. Si organizamos nuestros pensamientos estaremos organizando nuestra vida.
Para alcanzar el equilibrio interno es necesario educar la mente a fin de erradicar de ella todos aquellos pensamientos dañinos que la perturban, y movilizar aquellos positivos que le permiten expresar todo ese potencial que tanto favorece. Para disciplinarla necesitamos saber cómo son esos pensamientos, qué poder ejercen sobre nosotros, en qué benefician o perjudican y cómo enturbian la paz interior, teniendo en cuenta que son fuerzas psíquicas que, por un lado alimentan los sentimientos, y por otro impulsan a la acción. Los actos son el reflejo de los pensamientos y sentimientos que tenemos, en su educación está la solución de muchos de los males que nos aquejan y que nos sumen en la tristeza, el inconformismo y la infelicidad.
Necesitamos estructurar bien nuestra mente porque muchos de nuestros males provienen precisamente de esa desorganización de ideas y conceptos. Esa falta de organización nos hace estar demasiado dispersos en nuestra vida, repartir en exceso nuestras fuerzas y nuestro tiempo en infinidad de focos diferentes entre sí, no nos permite ser conscientes de lo que estamos viviendo en el momento, ni dirigir ese esfuerzo hacia nuestras verdaderas prioridades. Estar demasiado dispersos en nuestra mente es estar dispersos en nuestra vida y equivale a derrochar energías hacia aspectos innecesarios careciendo por tanto de ella para lo que verdaderamente necesitamos.
Transformar los pensamientos
Para generar un cambio es necesario planificarlo y definirlo comprendiendo qué es lo que quiero, ejercitarlo a diario y terminar creando una nueva forma de pensar, día a día, semana a semana, tal como hemos visto en el capítulo anterior en cuanto a la modificación de nuestros hábitos. No hay otra forma de hacerlo.
La mejor forma que tenemos de controlar nuestros pensamientos es creando el hábito de rechazar de forma inmediata aquellos que no nos son útiles en cada momento, no dando cabida a todos aquellos que no nos benefician, sustituyéndolos enseguida por otros de bienestar interior. No podemos calmar nuestra ira, si continuamente estamos manteniendo pensamientos en contra de los demás, si a menudo pensamos que las personas que nos rodean están contra nosotros y quieren perjudicarnos, más bien debemos pensar que esas personas desean nuestro bien y si no lo hacen es porque no saben cómo hacerlo o no estamos interpretando bien sus manifestaciones. Es decir, no me están perjudicando intencionadamente.
Esos pensamientos de temor, fracaso, carencias, tristeza, frustración o exigencias que tenemos, no nos están dejando avanzar en la vida porque terminan atenazando nuestro ánimo y nuestra ilusión, anclándonos a lo más negativo de nosotros mismos y haciéndonos perder las fuerzas que tenemos para luchar, trabajar y cambiar. Sabemos que no nos son positivos, en absoluto, pero solemos seguir teniéndolos porque tienen y ejercen una gran fuerza sobre nosotros, hasta tal punto que no somos capaces de sustraernos de ellos. Al tener tal influencia sobre nosotros, debemos aprender a sustituirlos por sus contrarios, ilusión, triunfo, abundancia, alegría, ilusión, etcétera, de tal forma que los primeros pierdan fuerza en favor de estos, con lo que esos pensamientos estarán trabajando a favor de los logros que queremos conseguir y nos estarán dotando de la fuerza necesaria para alcanzarlos.
Evitar intoxicaciones negativas
Necesitamos desenredarnos en el día a día de todo aquello que dicen y hacen las personas de nuestro alrededor y que, por cualquier motivo termina afectándonos, bien porque nos es desagradable o enojoso, o choque contra esos intereses equivocados que tenemos a veces. Si nos enredamos en ello estaremos perdiendo gran cantidad de energía y tiempo porque estaremos restándolo a esas acciones nobles y positivas que, a su vez, llenarán de positivismo nuestros días.
Es un error dedicar tanta energía y tiempo en pensamientos entorpecidos, dañinos y distorsionantes de la realidad que no aportan nada positivo, sino más bien todo lo contrario, preocupaciones infundadas, resentimientos y malestar acumulado que pueden llegar a convertirse incluso en pequeñas obsesiones tan absurdas como equivocadas. El pensamiento debe permanecer controlado y limpio de esas impurezas enfermizas que tanto daño suelen causarnos.
No debemos dar cabida a esas actitudes de disputas, recelos, influencias enfermizas, mal querencias y críticas tan absurdas como desmedidas, ni hacernos eco de esos llamados “malos rollos” entre las personas que conocemos, que no hacen sino introducirnos en un malestar tan continuo como innecesario, porque terminaríamos intoxicando nuestra mente; por lo que no debemos dar cabida a esos ambientes psíquicos perniciosos y negativos.
La rectitud y la nobleza de nuestros actos ante cualquiera sea el ambiente que nos rodea terminará convirtiendo el malestar en armonía y paz interior. Todo ello depende única y exclusivamente de nosotros.
Movilizar pensamientos positivos
Es fundamental aprender a movilizar todo lo que son contenidos positivos de nuestra mente, buscando que siempre sean beneficiosos, porque permite que estos vayan a favor de lo que debemos hacer y no en contra de ello. Estamos acostumbrados a que los pensamientos vayan y vengan a su antojo porque no solemos controlarlos. Es muy habitual estar pensando en una cosa y que ideas de toda índole vengan a interrumpir aquello en lo que quiero estar concentrado para hacer. De aquí la importancia de aprender a concentrarme en algo concreto para realizar un análisis correcto, trabajar concentrados en lo que estamos haciendo y, por tanto, vivir el momento presente. Cuando nos concentramos plenamente en lo que estamos haciendo, nuestra fuerza siempre será mayor porque eliminamos esas distracciones que restan energía a nuestros actos.
Al no controlar nuestra mente conscientemente, esta adquiere su propia autonomía y pasamos de controlarla a ser dominados por nuestros pensamientos, ya que estos van a simples golpes de impulsos. Al no ejercer un control sobre ella, cuando queremos concentrarnos nos encontramos con que se nos va, se nos escapa porque actúa por libre.
Podemos hacer una prueba y pararnos a analizar, en este mismo momento durante 10 minutos, observando qué tipo de pensamientos están acudiendo a nuestra mente, sus cualidades y características, hacia dónde nos están conduciendo, si los controlamos, si son positivos o no, etcétera. Estemos pendientes de si surgen esos pensamientos negativos y limitantes que nada bueno aportan. Muy posiblemente nos sorprendamos.
Conviene abrir nuestra forma de pensar para no obstaculizar la comprensión de nuevos conceptos e ideas, de aspectos más interesantes; no rechazar la búsqueda de la novedad pues esta atrae ilusión y esperanza, aprovechando esas extraordinarias cualidades de la mente.
Antonio Gómez Sánchez -Amor, Paz y Caridad.
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LEY DE AFINIDAD: LOS SEMEJANTES SE ATRAEN:
Cada persona va conformando se vibración peculiar. Los sentimientos, pensamientos y deseos de cada persona, van conformando su vibración característica y que, por ley de atracción y por afinidad, atrae hacia sí vibraciones análogas que intensifican y acrecientan la propia vibración o sintonía vibratoria. Así mismo, cada grupo familiar, cada agrupación humana, cada pueblo y nación va conformando la vibración o sintonía vibratoria en concordancia con las actuaciones del conjunto, resultantes de sus deseos, sentimientos y pensamiento, y que conforman sus características.
Conociendo este principio, contenido en esta ley de Vibración, llegaremos a la conclusión de la necesidad de vigilar nuestros deseos, sentimientos y pensamientos que, como vais conociendo, son vibraciones con un alto grado de atracción por afinidad. Y cuando una persona siente deseos no dignos o alimenta sentimientos ruines, está atrayendo (por afinidad) otras vibraciones similares emanadas de seres del mal, está atrayendo hacia sí entidades negativas que presionarán sobre su mente humana, induciéndole a cometer errores ymalas acciones. Y con esa conducta va uniéndose a esas fuerzas negativas invisibles.
De suma importancia es mantenerse en una tónica vibratoria de sentimientos, pensamientos y deseos puros de amor hacia todos y hacia todo; ya que esta sintonía vibratoria ayudará a establecer contacto con los Reinos Espirituales Superiores de armonía y felicidad, porque estos reinos vibran en amor.
-Reynaldo Formoso-
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¿HAY ESPÍRITUS?
1. La duda concerniente a la existencia de los Espíritus,tiene como primera causa la ignorancia de su verdadera naturaleza.
ALLAN KARDEC
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS
La santería, vudús y otros conjuros...
El motivo de este mensaje, es la pregunta hecha por uno de nuestros hermanos, sobre si un espíritu obsesor puede llevar un encarnado a la muerte.
La respuesta es, “si”.
Lo vemos todos los días; Hermanos que son llevados a un estado de depresión, donde su salud se desvanece y muchos mueren y otros quedan enganchados por vicios diversos, sintiendo que su vida está siendo abreviada.
En todas estas circunstancias, vemos la influencia de un obsesor, sea motivado por causas anteriores o invocado para ese propósito, por hermanos menos avisados, en cuanto a la consecuencia de sus actos.
¿Pero, ya que nuestra respuesta siempre debe estar fundamentada por la codificación de Kardec, preguntamos ¿qué dice el Espíritu de la Verdad sobre este tema?
En primer lugar, explico que el termino “santería” no existe en la codificación. Lo utilizo por estar en una comunidad hispánica. Si fuera brasileña utilizaría la palabra “macumba”, o si fuera africana usaría el termino “juju” o “vudú”, pero todas ellas podrían ser denominadas “conjuro” y ese termino si, que esta expreso en la codificación de Kardec.
El Espíritu de la Verdad en la pregunta Nº 551:
¿Un hombre malvado puede, con ayuda de un espíritu malo, a quien está sometido, hacer mal a su prójimo?,
«No; Dios no lo permitiría».
Decir: que Dios no lo permitiría, es decir que si es posible, de la misma manera que Moisés cuando expresó en el Antiguo Testamento, la prohibición de comunicarse con los muertos, afirmaba que era posible la comunicación. Nadie prohíbe lo que es imposible.
En la cuestión 549. ¿Hay algo de cierto en los pactos con los espíritus malos?
«No; no existen tales pactos, sino una naturaleza mala que simpatiza con los espíritus malos." Por ejemplo quieres' martirizar a tu vecino y no sabes cómo hacerlo; entonces te atraes espíritus inferiores, que como tú, sólo quieren el mal, y para ayudarte, quieren que secundes sus malos designios; pero eso no indica que tu vecino no pueda librarse de ellos, por medio de una conjura contraria, a su voluntad.
El que quiere cometer una mala acción, de hecho, atrae espíritus malos que le ayudan, y se ve obligado entonces a servirlos, como ellos lo hacen con él: porque también lo necesitan para el mal que desean hacer.
El Espíritu de la Verdad, demuestra de manera muy clara, que le es posible a una persona, evocar malos espíritus para ayudarle a causar mal a otra persona.
Además, aclara que este acto puede ser realizado por una secuencia de procedimientos conocidos como “conjuro” y da la solución para neutralizarla.
¿Pero una respuesta invalida la otra?
Examinando las cuestiones siguientes encontramos en la pregunta 557, “Dios no oye una maldición injusta…”, o sea, el merito del individuo es lo determinante. "La bendición y la maldición, no pueden nunca desviar a la Providencia del camino de la justicia; ni hiere al maldecido, sino cuando es malvado y su protección sólo cubre al que la merece».
Como pueden ver, no hay discrepancia por parte del Espíritu de la Verdad, pues Dios no lo permite para quien no lo merece, pero si lo permite para aquellos que lo merecen.
Y lo que define este merito, es la propia conducta del individuo, ya que Nuestro Padre no tiene preferencia entre sus hijos, cada uno por su propio libre albedrío, es quien se coloca en posición de debilidad o fortaleza, frente a un conjuro del mal.
El mal en si, como lo sabemos, es la ignorancia. El espíritu malo, encarnado o no, clama por justicia, y se coloca en el papel de víctima, con derechos a exigir que el presunto ofensor, pague con el sufrimiento.
En la infancia espiritual, todos pasamos por la fase de la ignorancia y conforme vamos evolucionando, ampliamos.
- Oswaldo Porras Dorta-
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