¡ HOLA... !
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Genialidad
1 – ¿La genialidad tiene algo que ver con la reencarnación?
Todas las experiencias humanas guardan un componente reencarnatorio. Hay siempre algo de nuestro pasado repercutiendo en la vida presente, particularmente la genialidad.
2 – ¿Por qué particularmente la genialidad?
En ella se evidencia el fenómeno reencarnatorio. Es difícil explicar que Mozart (1756-1791) fuese capaz de componer música erudita en la infancia, sin admitir que se trataba de un Espíritu milenarmente dedicado a esa actividad.
3 – ¿No pediría Mozart traer un substrato de las conquistas musicales de la Humanidad en la intimidad de su conciencia, comprendiendo la llamada memoria ancestral?
La memoria ancestral nos habla de las características colectivas de una raza, como el gusto por determinados deportes o alimentos. No envuelve aptitudes individuales.
4 – ¿Y la hereditariedad?
Todo lo que sabemos es que ella funciona en la composición del cuerpo. No trata las características intelectuales o morales y mucho menos los conocimientos. Nadie hereda cultura musical de sus ancestrales. Mozart fue heredero de sí mismo, de sus experiencias en vidas anteriores.
5 – Se nota que cuando los padres son músicos hay una tendencia para que los hijos sigan la misma vocación. ¿No hay algo genético en eso?
Como los padres, los hijos traen esa vocación por sustrato de vivencias pasadas. Componemos familias espirituales que se forman para experiencias en común, atendiendo ciertas afinidades. Es natural, por tanto, que amantes de la música se reúnan en la Tierra ligados por la consanguinidad.
6 – Hay quien defiende la idea de que la genialidad es un don de Dios…
Es difícil compatibilizar la justicia de Dios con esa idea. ¿Por qué Mozart fue agraciado? ¿O Einstein (1879-1955)? ¿O Pelé (1940)? ¿Por qué no nosotros o nuestro hijo?
7 – En líneas generales ¿ que sería la genialidad?
Se acostumbra a decir que es fruto de una paciencia inagotable. El genio es siempre alguien que se dedicó intensamente, durante largo tiempo, en múltiples reencarnaciones, al ejercicio de la actividad en que se destaca.
8 – ¿Entonces todos podemos ser genios?
Si, si no se agota la paciencia…
Extraído del libro «Reencarnación, todo lo que usted necesita saber»
Richard Simonetti
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Qué enseña el Espiritismo
Por Allan Kardec
Hay personas que preguntan cuáles son las nuevas conquistas que le debemos al Espiritismo.
Del hecho de que el Espiritismo no ha dotado al mundo de una nueva industria productiva, como el vapor, concluyen que no ha producido nada.
La mayoría de aquellos que hacen esa pregunta, al no darse el trabajo de estudiarlo, conocen solamente al Espiritismo de fantasía creado por las necesidades de la crítica y que nada tiene en común con el Espiritismo serio. Por lo tanto, no es sorprendente que se pregunten cuál puede ser el lado útil y práctico del Espiritismo.
Lo habrían aprendido si hubieran ido a buscarlo en su origen y no en las caricaturas que han hecho aquellos que tienen interés en denigrarlo.
En otra categoría de ideas, algunos consideran, al contrario, que la marcha del Espiritismo es demasiado lenta, según lo que desea la impaciencia de ellos.
Se sorprenden que el Espiritismo todavía no haya sondeado todos los misterios de la naturaleza, ni abordado todas las cuestiones que parecen ser de su competencia.
Desearían verlo enseñar algo nuevo todos los días o enriquecerse por algún nuevo descubrimiento; y, del hecho de que aún no ha solucionado la cuestión del origen de los seres, del principio y del fin de todas las cosas, de la esencia divina y algunas otras del mismo alcance, concluyen que el Espiritismo no ha salido del alfabeto, que no ha ingresado en la verdadera vía filosófica y que se arrastra en los lugares comunes, porque predica incesantemente la humildad y la caridad.
«Hasta hoy –dicen– no hemos aprendido nada nuevo, pues la reencarnación, la negación de las penas eternas, la inmortalidad del alma, la gradación a través de los períodos de la vitalidad intelectual, el periespíritu no son descubrimientos espíritas propiamente dichos; se debe, pues, caminar hacia descubrimientos más verdaderos y más sólidos».
Creemos que debemos presentar algunas observaciones sobre este asunto, que tampoco serán algo nuevo, pero hay cosas que es útil repetir bajo diversas formas.
Es verdad que el Espiritismo no ha inventado nada de todo eso, porque no hay puras verdades sino aquellas que son eternas y que, por eso mismo, han tenido que germinar en todas las épocas.
¿Pero no significa nada haberlas sacado, si no de la nada, por lo menos del olvido; de un germen haber hecho una planta vivaz; de una idea individual, perdida en la noche de los tiempos, o sofocada bajo los prejuicios, haber hecho una creencia general; haber probado lo que se encontraba en estado de hipótesis; haber demostrado la existencia de una ley en lo que parecía excepcional y fortuito; de una teoría vaga haber hecho algo práctico; de una idea improductiva haber extraído aplicaciones útiles?
Nada es más verdadero que el proverbio: «No hay nada nuevo bajo el Sol» y esa propia verdad no es nueva; por eso, el Espiritismo no es un descubrimiento cuyo principio y vestigios no se encuentren en alguna parte.
Según esa opinión, Copérnico no tendría el mérito de su sistema, porque el movimiento de la Tierra había sido presentido antes de la era cristiana.
Si fuera algo tan simple, se lo debería, pues, encontrar.
La historia del huevo contada por Cristóbal Colón siempre será una verdad eterna. Es indudable, además, que el Espiritismo todavía tiene mucho que enseñarnos; es lo que no hemos cesado de repetir, pues jamás hemos sostenido que haya dicho su última palabra.
¿Pero del hecho de que aún queda por hacer, se deduce que el Espiritismo no ha salido del alfabeto?
Su alfabeto ha sido las mesas giratorias y, desde entonces, el Espiritismo ha dado, nos parece, algunos pasos; incluso pensamos que ha dado pasos suficientemente grandes en algunos años, si se lo compara con otras ciencias a las que les ha llevado siglos llegar al punto donde están.
Ninguna ha llegado a su apogeo de un solo salto; avanzan, no por la voluntad de las personas, sino a medida que las circunstancias encaminan nuevos descubrimientos; ahora bien, no está en el poder de nadie mandar en esas circunstancias y la prueba está en que, todas las veces que una idea es prematura, aborta para reaparecer más tarde, en tiempo oportuno.
Pero a falta de nuevos descubrimientos, ¿las personas de ciencia nada tienen que hacer? ¿La Química deja de ser Química si no descubre, todos los días, nuevos elementos? ¿Los astrónomos están condenados a cruzarse de brazos por no encontrar nuevos planetas? Y así con todos los otros ramos de la ciencia y de la industria. Antes de buscar lo nuevo, ¿no se tiene que hacer la aplicación de lo que se sabe?
Es precisamente para dar a las personas el tiempo de asimilar, de aplicar y de difundir lo que saben que la Providencia establece una pausa en la marcha hacia adelante.
La historia está allí para mostrarnos que las ciencias no siguen una marcha ascendente continua, por lo menos ostensiblemente; los grandes movimientos que revolucionan una idea sólo se operan en intervalos más o menos alejados.
No hay estancamiento a causa de eso, sino elaboración, aplicación y fructificación de lo que se sabe, lo que es siempre progreso. ¿El Espíritu humano podría absorber nuevas ideas incesantemente? ¿La propia tierra no tiene necesidad de un tiempo de reposo antes de producir? ¿Qué se diría de un profesor que enseñara, todos los días, nuevas reglas a sus alumnos, sin darles el tiempo para ejercitar aquellas que han aprendido, para penetrarse de ellas y aplicarlas? ¿Dios sería, pues, menos providente y menos hábil que un profesor? En todas las cosas, las ideas nuevas deben injertarse en las ideas adquiridas; si éstas no están suficientemente elaboradas y consolidadas en el cerebro, si el espíritu no las ha asimilado, aquellas que se quieren implantar no forman raíz: se siembra sin resultado.
Es lo mismo respecto al Espiritismo. ¿Los adeptos tanto han sacado provecho de lo que ha enseñado hasta hoy que no tienen nada más que hacer? ¿Son tan caritativos, desprovistos de orgullo, desinteresados, benévolos hacia sus semejantes; son tan moderados en sus pasiones, han abjurado del odio, de la envidia y de los celos; en fin, son tan perfectos que sería superfluo, de ahora en adelante, predicarles la caridad, la humildad, la abnegación, en suma, la moral?
Esa pretensión probaría por sí misma cuán necesarias son para ellos todavía esas lecciones elementales, que algunos consideran fastidiosas y pueriles; es, sin embargo, únicamente con la ayuda de esas instrucciones, si sacan provecho de ellas, como pueden elevarse suficientemente alto para ser dignos de recibir una enseñanza superior.
El Espiritismo tiende a la regeneración de la humanidad; eso es un hecho indudable; ahora bien, dado que esa regeneración solamente puede operarse por medio del progreso moral, resulta que el objetivo esencial, providencial del Espiritismo es el mejoramiento de cada uno; los misterios que puede revelarnos son el accesorio pues, si bien nos abre el santuario de todos los conocimientos, no seremos más avanzados por eso en nuestro estado futuro si no somos mejores. Para admitir a uno al banquete de la suprema felicidad, Dios no pregunta qué se sabe ni qué se posee, sino cuánto se vale y qué se ha hecho de bien. Únicamente aquel que ha domeñado sus malas inclinaciones ha aprovechado realmente del Espiritismo y recibirá la recompensa por eso; es por ello que los buenos Espíritus, por orden de Dios, multiplican sus instrucciones y las repiten hasta la saciedad; solamente un orgullo insensato puede decir: «Ya no tengo necesidad de ellas».
Únicamente Dios sabe cuándo serán inútiles y solamente a Él Le corresponde dirigir la enseñanza de Sus mensajeros y de proporcionarla para nuestro progreso.
Veamos, sin embargo, si, aparte de la enseñanza puramente moral, los resultados del Espiritismo son tan estériles como algunos lo afirman.
1.º Como todos lo saben, en primer lugar, el Espiritismo da la prueba patente de la existencia y de la inmortalidad del alma. Es verdad que no es un descubrimiento, pero es por la falta de pruebas sobre ese punto que hay tantos incrédulos o indiferentes con relación al futuro; es al probar lo que solamente era una teoría que el Espiritismo triunfa sobre el materialismo y previene las funestas consecuencias de él para la sociedad. Al cambiarse la duda sobre el futuro en certidumbre, se produce toda una revolución en las ideas, cuyas consecuencias son incalculables. Allí se limitaría exclusivamente el resultado de las manifestaciones: cuán inmenso es ese resultado.
2.º Por la firme creencia que desarrolla, el Espiritismo ejerce una poderosa acción sobre la moral de las personas; las conduce al bien, las consuela en sus aflicciones, les da fuerza y valor en las pruebas de la vida y las desvía del pensamiento del suicidio.
3.º El Espiritismo rectifica todas las ideas falsas que se habían hecho del futuro del alma, sobre el Cielo, el Infierno, las penas y las recompensas; destruye radicalmente, por la irresistible lógica de los hechos, los dogmas de las penas eternas y de los demonios; en suma, nos revela la vida futura y nos la muestra racional y conforme a la justicia de Dios. Es algo más que tiene mucho valor.
4.º Hace conocer lo que sucede en el momento de la muerte; ese fenómeno, hasta entonces insondable, ya no tiene misterios; las mínimas particularidades de esa transición tan temida son conocidas hoy en día; ahora bien, como todo el mundo muere, ese conocimiento le interesa a todo el mundo.
5.º Por la ley de la pluralidad de las existencias, el Espiritismo abre un nuevo campo a la filosofía; la persona sabe de donde viene, adonde va, su finalidad en la Tierra. Explica la causa de todas las miserias humanas, de todas las desigualdades sociales; presenta las propias leyes de la naturaleza como base de los principios de solidaridad universal, de fraternidad, de igualdad y de libertad, que solamente estaban asentados en la teoría. En fin, esclarece las cuestiones más arduas de la metafísica, de la psicología y de la moral.
6.º Por la teoría de los fluidos periespirituales, el Espiritismo hace conocer el mecanismo de las sensaciones y de las percepciones del alma; explica los fenómenos de la doble vista, de la visión a distancia, del sonambulismo, del éxtasis, de los sueños, de las visiones, de las apariciones, etc.; abre un nuevo campo a la fisiología y a la patología.
7.º Al probar las relaciones que existen entre el mundo corporal y el mundo espiritual, el Espiritismo muestra, en este último, una de las fuerzas activas de la naturaleza, una potencia inteligente, y da la razón de una multitud de efectos atribuidos a causas sobrenaturales y que han alimentado la mayoría de las ideas supersticiosas.
8.º Al revelar el hecho de las obsesiones, el Espiritismo hace conocer la causa, desconocida hasta aquí, de numerosas afecciones sobre las cuales la ciencia estaba equivocada en detrimento de los enfermos, y que el Espiritismo da los medios de curarlas.
9.º Al hacernos conocer las verdaderas condiciones de la oración y su modo de acción; al revelarnos la influencia recíproca de los Espíritus encarnados y desencarnados, el Espiritismo nos enseña el poder de las personas sobre los Espíritus imperfectos para moralizarlos y rescatarlos de los sufrimientos inherentes a su inferioridad.
10.º Al hacer conocer la magnetización espiritual, que no se conocía, el Espiritismo abre al Magnetismo una nueva vía y le proporciona un nuevo y poderoso elemento de curación. El mérito de una invención no está en el descubrimiento de un principio, casi siempre conocido anteriormente, sino en la aplicación de ese principio. La reencarnación no es una idea nueva, indiscutiblemente, no más que el periespíritu, descrito por San Pablo bajo el nombre de cuerpo espiritual, ni siquiera la comunicación con los Espíritus.
El Espiritismo, que no se vanagloria de haber descubierto la naturaleza, investiga con cuidado todos los indicios que puede encontrar de la anterioridad de sus ideas y, cuando los encuentra, se apresura a proclamarlos, como prueba en apoyo de lo que expone.
Por lo tanto, aquellos que alegan esa anterioridad para despreciar lo que el Espiritismo ha hecho van en contra de su objetivo y actúan inhábilmente, pues eso podría hacer suponer una segunda intención.
El descubrimiento de la reencarnación y del periespíritu no pertenece, pues, al Espiritismo, es algo reconocido; pero, hasta el Espiritismo, ¿qué provecho la ciencia, la moral, la religión habían sacado de esos dos principios, ignorados por las masas y que permanecían en estado de letras muertas?
No solamente los ha evidenciado, los ha probado y los ha hecho reconocer como leyes de la naturaleza, sino también los ha desarrollado y hecho fructificar; ya ha hecho producir innumerables y fecundos resultados, sin los cuales se estaría por comprender todavía una infinidad de cosas; cada día, esos resultados nos hacen comprender otras cosas nuevas y se está lejos de haber agotado esa mina.
Ya que esos dos principios eran conocidos, ¿por qué han permanecido tanto tiempo improductivos? ¿Por qué, durante tantos siglos, todas las filosofías han enfrentado tantos problemas insolubles? Es que eran diamantes en bruto que se necesitaban pulir: es lo que ha hecho el Espiritismo.
Ha abierto una nueva vía a la filosofía o, mejor dicho, ha creado una nueva filosofía, que gana su lugar, cada día, en el mundo.
¿Están, pues, allí los resultados tan nulos al punto de que se tenga que apresurarse para avanzar hacia descubrimientos más verdaderos y más sólidos?
En resumen, un cierto número de verdades fundamentales, esbozadas por algunos cerebros de élite y que permanecían para la mayoría en un estado por así decirlo latente, una vez que han sido estudiadas, elaboradas y probadas, de estériles que eran, se han vuelto una mina fecunda de la cual ha salido una multitud de principios secundarios y aplicaciones, y esas verdades han abierto un vasto campo a la explotación, nuevos horizontes a las ciencias, a la filosofía, a la moral, a la religión y a la economía social.
Tales son, hasta el presente, las principales conquistas debidas al Espiritismo y no hemos hecho sino indicar los puntos culminantes.
Suponiendo que esas conquistas debieran limitarse a eso, ya se podría uno darse por satisfecho y decir que una ciencia nueva que da tales resultados en menos de diez años no está maculada de nulidad, pues toca a todas las cuestiones vitales de la humanidad y proporciona a los conocimientos humanos un contingente que no es de desdeñarse.
Hasta el momento en el que esos únicos puntos hayan recibido todas las aplicaciones de las cuales son susceptibles y las personas hayan sacado provecho de ellas, pasará todavía mucho tiempo y a los espíritas que deseen ponerlos en práctica para sí mismos y para el bien de todos no les faltará ocupación.
Esos puntos son muchos focos desde donde se irradian innumerables verdades secundarias que se trata de desarrollar y de aplicar, lo que se hace cada día; pues cada día se revelan hechos que levantan una esquina del velo.
El Espiritismo ha dado sucesivamente y, en algunos años, todas las bases fundamentales del nuevo edificio; les corresponde a sus adeptos ahora poner en práctica ese material, antes de solicitar otro nuevo; Dios sabrá bien proveerles cuando hayan terminado su tarea.
Los espíritas, se dice, sólo saben el alfabeto del Espiritismo; que sea así; aprendamos, pues, primero a silabear ese alfabeto, lo que no es asunto de un día, pues, incluso reducido a esas únicas proporciones, transcurrirá un buen tiempo antes de que se hayan agotado todas las combinaciones y cosechado todos los frutos.
¿Ya no quedan hechos para explicar? ¿Además, los espíritas no tienen que enseñar ese alfabeto a aquellos que no lo saben?
¿Han lanzado la semilla por todos los lugares donde habrían podido hacerlo? ¿Ya no quedan incrédulos que convertir, obsesos que curar, consuelos que dar, lágrimas que secar? ¿Hay fundamento al decir que no se tiene nada más que hacer cuando no se ha acabado el trabajo, cuando quedan aún tantas llagas por cerrar? Allí están nobles ocupaciones que hacen valer mucho la vana satisfacción de saber un poco más y un poco antes que los otros.
Si el árbol de la ciencia es demasiado alto para que lo podamos alcanzar, aguardemos a que, para volar hacia él, nuestras alas estén crecidas y sólidamente fijas, por miedo a tener la suerte de Ícaro.
Por Allan Kardec Texto extraído de Revista Espírita – Periódico de Estudios Psicológicos, agosto de 1865
(Tomado de Zona Espírita)
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EL ABORTO ¿UN DERECHO?
Tomar la decisión de si debe o no llegar a término el proceso de gestación de otro ser humano es algo muy serio, de extrema gravedad por su importancia. Todos aquellos que estamos adentrándonos en el desarrollo del conocimiento espiritual sabemos que, de hecho, la vida y la muerte no es una decisión que nos corresponde a nosotros, es algo sumamente trascendente, de una importancia vital de la cual nosotros, como seres humanos, tenemos la obligación de cuidar y proteger; debemos aprovechar al máximo nuestra vida que, es el don más preciado que se nos ha concedido, y sobre todo no tenemos la autoridad, ni moral ni de justicia ni de ninguna clase, para cortar la vida de ese otro ser que llevamos en nuestro seno.
Vuestros hijos no son hijos vuestros. Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma. Vienen a través vuestro, pero no vienen de vosotros. Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen.
Verso de la obra de Kalil Gibran El profeta (Háblanos de los hijos).
En este sentido, que más pruebas podemos tener de aquellos que queriendo ser madres y padres no pueden serlo, porque hay cualquier situación material, fisiológica, que así lo impide. Por contra, cuántos matrimonios hay que les ocurre todo lo contrario: no quisieran tener más hijos y, sin embargo, forman familias numerosas. ¿Por qué puede ocurrir esto? Precisamente porque La Vida, con mayúsculas, es un hecho ajeno a nuestra voluntad. Hay fuerzas invisibles, fuerzas poderosas, hechos que vienen de un pasado más o menos remoto y que inciden en todo este tipo de circunstancias, por lo cual no tenemos lo que queremos, lo que deseamos, sino aquello que como fruto de lo sembrado en vidas precedentes ahora estamos recogiendo.
Esto, dicho así, sin apenas conocimiento espiritual, puede ser una tontería, algo sin sentido que solemos rechazar sin darle su significado y su trascendencia; pero estamos hablando de cortar la posibilidad de vida de un ser que, sin ningún lugar a dudas, tenemos con él un compromiso, y lo natural, lo justo y acertado es brindarle la posibilidad, abrirle las puertas del mundo para que pueda crecer, desarrollarse e ir en busca de su destino. Querámoslo o no, es un hecho que está ahí, una responsabilidad tan importante que bien vale la pena de razonar e instruirnos para que actuemos de la manera más acertada, y así evitar contraer responsabilidades de cara al futuro que supondrán sufrimiento, limitaciones y que tengamos que vivir en nuestra propia carne aquello que hemos hecho padecer a otros.
Todos nuestros actos generan unas consecuencias, conllevan su responsabilidad; para ello, se van aprobando leyes que regulan las relaciones entre las personas, a nivel social y material. Somos responsables de nuestros actos, los que debemos afrontar ante la ley humana. Sin embargo, ¿qué ocurre con aquellas acciones que escapan todavía hoy por hoy a esa justicia humana y social, la cual lógicamente es imperfecta, y se va mejorando conforme la propia sociedad va adelantando?
Sin embargo, también observamos que se promulgan leyes que vienen como consecuencia de una demanda social, sea justa o no, y que políticamente no se tiene más remedio que aprobar, debido a la suma de intereses de diferente índole, y que no tienen en cuenta los aspectos espirituales de esta cuestión. Por desgracia, vivimos todavía en un momento en que las consecuencias espirituales, del porvenir en próximas existencias, no se tienen en cuenta, se ignoran completamente; de ahí el sufrimiento y las condiciones en las cuales nos encontramos ya nada más nacer.
La ignorancia no nos exime de nuestra responsabilidad, ni material ni tampoco a nivel espiritual; todo tiene su trascendencia y sus consecuencias. ¿Cómo podemos ignorar o creer que privar de vida a un ser que no se puede defender no va a tener sus consecuencias? ¿Es posible que se pueda legislar en contra de la propia vida? ¿Cómo podemos asumir un hecho tan relevante como es la vida de un ser humano, y que este hecho pueda quedar exento de su responsabilidad? ¿No es acaso la vida el bien más preciado que poseemos? ¿Cómo, pues, podemos permitir, y no solo eso, sino apoyar y defender el derecho a la muerte de un ser indefenso del que no nos corresponde tomar la decisión de su vida?
Ya no se trata de defender la vida, de estar absolutamente en contra de la ley del aborto, de estar convencidos de que no tenemos ese derecho de ninguna de las maneras por razones de fe, religiosas, ideológicas, sino que además actualmente está más que probado que ese ser que alberga la mujer en su interior no es un ser únicamente orgánico, sino que es una entidad espiritual, una conciencia en proceso de desarrollo y evolución y que, como todos nosotros, necesita una vez más venir a la Tierra, reencarnar nuevamente.
Está más que probado que el espíritu preexiste al nacimiento del niño, y que una vez concluida su vida física con la muerte sobrevive a este hecho, porque la conciencia es inmortal, imperecedera; utiliza el cuerpo físico para progresar, y como ropa usada y vieja en desuso la abandona sin más. Este es un hecho corroborado científicamente por multitud de evidencias que muchísimas personalidades dentro del área científica, ya sea en la psiquiatría, en la física cuántica, en la psicología o la neurología entre otros muchos campos, saben perfectamente que lo que somos cada uno de nosotros es un espíritu en proceso de evolución.
El hecho de que esta verdad no sea todavía hoy algo oficial en el área de la ciencia no le quita ningún vigor, no le quita la más mínima porción de veracidad a la cuestión. Otra cosa es que todas las verdades llegan a su tiempo, y la sociedad las va incorporando en su acervo cultural siempre mucho tiempo después de que hayan sido probados y comprobados los avances de los que siempre hay pioneros que se adelantan a su época. Esto ha pasado siempre: la humanidad no aprende en seguida, se resiste a incorporar nuevas verdades y conceptos, con lo cual va en perjuicio de todos nosotros en general.
Por lo tanto, lo más grave no es solo que liquidamos una vida, sino que además negamos la posibilidad de progreso a un espíritu que llama a nuestra puerta y al que le han concedido desde los planos superiores esa oportunidad tan necesaria.
Es por ello que es muy lamentable que se enarbolen banderas en defensa de aquellos derechos que consideramos de suma importancia, que consideramos que vienen en beneficio de nuestra vida, de nuestra libertad, cuando en realidad suponen un atentado a la ley universal del progreso, delito y crimen considerado el más grande que se puede cometer por parte del ser humano después del suicidio, que es atentar contra la propia vida. Este hecho nunca queda exento de su responsabilidad, y más tarde o más temprano se nos pedirán cuentas de ello.
No obstante, hay que decir también que no todos los casos son iguales, no se puede generalizar; se dan de hecho multitud de circunstancias y de situaciones personales que pueden dar lugar a desembocar en este trance tan desastroso como es eliminar la vida de un ser que ha venido y nos está pidiendo paso. La responsabilidad y las pruebas o expiaciones que deberán pasar todos aquellos que participan de estos crímenes se medirán según cada caso en particular.
Se debe considerar también que, en muchas ocasiones, aquellos espíritus que vienen a engrosar nuestra familia no es por casualidad, sino que con ellos tenemos una relación de otras existencias, y es por esto que vienen junto a nosotros porque es preciso eliminar ciertas asperezas y desajustes que traemos de atrás; de ahí la importancia de no cerrar esa puerta e impedir que vengan junto a nosotros. Por nuestro propio bien nos interesa dejar zanjados ciertos asuntos y ayudarnos mutuamente, transmutando todas aquellas antipatías y, quizás, siglos de odio y rencor, en armonía y fraternidad: Esta es la grandeza de la ley de reencarnación, que permite estrechar lazos de amor y unión entre aquellos espíritus que un día se equivocaron y se hicieron daño mutuo.
Para comprender todo esto es preciso instruirnos, estudiar acerca de la ley de la reencarnación, de la ley de consecuencias y del porqué y para qué estamos aquí.
Todas aquellas personas que de uno u otro modo permitan, provoquen, apoyen un hecho como el aborto, desde los propios médicos pasando también por aquellos legisladores que hacen caso omiso a su conciencia y que instan a la sociedad a cometer este hecho tan terrible, todos ellos contraen una grave responsabilidad que tendrán que asumir el día de mañana.
No se puede parar el progreso ni la evolución, estamos sometidos a unas leyes naturales creadas por Dios para nuestro progreso y evolución. Cuanto más tarde lleguemos a comprenderlas, asimilarlas y aceptarlas, más peligro tenemos de equivocarnos y de cometer acciones que supondrán el día de mañana ajustes y pruebas o expiaciones que tenemos que experimentar para distinguir lo que está bien de lo que está mal.
Debemos empezar a ser conscientes de la trascendencia de la vida y de la responsabilidad que contraemos con nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Es hora de que nos gobernemos debidamente, haciendo uso de nuestra conciencia y razonamiento, dejando a un lado el egoísmo, la comodidad y la ignorancia, que son en su mayor parte la causa de todos los males que asolan la humanidad y que nos llevan a defender causas y propósitos muy alejados de la verdad de la vida.
Fermín Hernández Hernández- Amor, Paz y Caridad
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¿QUE ES EL VAMPIRISMO SEXUAL?
Vampirismo es un tipo de obsesión en el campo sensorial y transcurre con la succión de energías vitales por los obsesores ligados al sexo. En su libro "Mediumnidad, vida y comunicación", en el cap. VIII, el profesor J.Herculano Píres, tratando de los problemas de la obsesión, se refiere a ciertas formas de vampirismo, como la sexual, que viola principios morales y religiosos. El tema es estudiado por algunos, pero muy poco tratado por el Espiritismo, en virtud del moralismo autoritario, propenso a escándalos, del materialismo reinante en los círculos intelectuales, y las más de las veces es evitado para no causar perturbaciones en personas sencillas o muy sensibles.
- Las tres categorías de obsesión:
Para comprender ese delicado y urgente asunto, es necesario conocer algo del mecanismo de las perturbaciones espirituales. "La obsesión es una infestación del alma, semejante a una infección del cuerpo carnal, causada por virus y bacterias", compara el profesor Herculano.
Allan Kardec clasificó la obsesión en tres categorías: obsesión simple; subyugación y fascinación. "El primer tipo se caracteriza por perturbaciones mentales y alteraciones del comportamiento sin mucha gravedad. El segundo por el dominio del cuerpo, causándole los llamados tics nerviosos y sujetándolo a actitudes ridículas en público. El tercero consiste en el dominio hipnótico del cuerpo y del alma a través de un proceso de fascinación que deforma la personalidad". explica Herculano Píres.
Enviciamientos sensoriales.-
En el caso del vampirismo sexual, la ligación perturbadora se dá con espíritus inferiores que se dejan arrastrar en delirios de sensualidad y continúan en esa situación después de la muerte.
Modalidad grave de perturbación espiritual, "el vampirismo sexual puede reducir al obsesado a la inutilidad, afectándole el cerebro y el sistema nervioso, quitándole toda disposición para actividades serias". Esto se traduce en incontables casos de sexualidad mórbida, exasperada por la actividad de los vampiros", enfatiza Herculano.
Camaradería siniestra.-
Para mostrar la complejidad del problema, que acomete tanto a los heteros como a los homosexuales, el profesor Herculano Píres relata un hecho ocurrido con un joven recién salido de la adolescencia. El caso fue testimoniado por él mismo e ilustra bien cuanto el vampirismo es una camaradería siniestra. Cuenta él:
Un joven de poco más de veinte años, nos buscó para exponer su caso. Comenzó diciendo entre lágrimas y manos trémulas: "Soy un desgraciado que disfruta más que muchos chicos felices. Todas las noches soy buscado en mi lecho por una diosa rubia y bellísima, extremadamente amorosa, que se entrega a mí. Es una criatura espiritual, y bien se que no quiero aceptarla, pero no puedo rechazarla. Después ella desaparece, como en los cuentos de hadas, y yo me levanto y grito por ella en tamaño desespero, que despierto a los vecinos. Todos piensan que soy sonámbulo o un loco. ¡Ayúdenme, por piedad !
Nos contó el joven que este problema lo tenía desde los 16 años. La "diosa rubia es bellísima"; se identificaba como su hija de otra encarnación. En verdad, "esa referencia filial era un embuste", observa el profesor, un engaño para aumentar las sensaciones con el excitante pecado"."Seis años después del reencuentro casual, había huido avergonzado y con miedo de que lo libertásemos de la obsesión. Pero ya parecía un viejo, cada vez más trémulo y de cabellos precozmente grisáceos. Prometió ir al centro que le indicamos, pero no fue. El vampirismo lo agotó y debió haberlo llevado a una muerte prematura.
Nos aclara el profesor que casos de esta especie son más frecuentes de lo que generalmente se supone, pero la reencarnción permanece en secrfeto. " La situación de ambivalencia de la víctima ayuda al vampirismo destructor".
Tendencias, desvíos y provocaciones
Para Herculano, sin embargo, la mayoría de los casos del llamado homosexualismo adquirido, sino todos, provienen de la actuación obsesiva de entidades atormentadas, entregadas a los desvaríos de los instintos inferiores, que potencian las tendencias de sus víctimas. Y añade: "la responsabilidad no es solo de esas entidades, es también de las víctimas que de una forma u otra se dejan dominar por los primeros impulsos obsesivos, e incluso provocan la aproximación de las entidades".
En varios casos de esa naturaleza, están los motivos de la prueba, "surgiendo desde atrocidades practicadas en el pasado por las víctimas actuales, que ahora son colocadas en la misma posición en que colocaron a criaturas inocentes en encarnaciones anteriores", en cumplimiento de los mecanismos de la ley divina de Causa y Efecto.
Es necesario transcender la visión parcial y materialista de los problemas sexuales, que tienen sus raíces en el espíritu reencarnado. "La ley de Causa y Efecto(...) coge sus víctimas generalmente en el periodo de la adolescencia, cuando esas ocurrencias son más favorecidas por la crisis del cambio por la edad. Pero también hay casos ocurridos en la edad madura y en la vejez, dependientes, al parecer, de crisis típicas de esos periodos. En los casos llamados de perversión constitucional, la presencia de obsesores no está excluída, pues ellos son fatalmente atraídos y se ligan a la víctima, excitándoles las sensaciones y agravándoles la perturbación", observa el professor Herculano Pires.
Una vez que las tendencias anormales (estando enraizadas en el espíritu reencarnado), aparecen como consecuencia de faltas o crímenes de los indivíduos que las sufren, siempre con la finalidad de superarlas en la encarnación presente, la meta no debe ser jamás entregarse a esas tendencias y desvíos.
"El camino del equilibrio es árduo, pero quien quiera lo conseguirá".
"La objeción psiquiátrica y psicológica de que la regresión produce frustraciones, traumas y otras consecuencias desastrosas para el individuo, proceden de la visión parcial del problema en el campo materialista. Todas las victorias del hombre para su ajuste a las condiciones normales de su especie, son recompensadas con la tranquilidad proporcionada por el ajuste, eliminando las inquietudes del desajuste. Un ser bien integrado en su especie corresponde al orden natural de la realidad y las exigencias de transcendencia de su propia existencia", registró Herculano en la obra citada.
En ese sentido, orienta el profesor que "el vampirismo cesa en el momento en que el obsesado se dispone a reintegrarse en sí mismo, en busca de su personalidad, no aceptando sugestiones e infiltraciones de voluntad extraña a su voluntad personal y soberana.
Una vez que tanto se lucha por hacer valer los derechos humanos, Herculano, va más allá, por la vocación de los espíritas para encarar la problemática del vampirismo, implícito en los desvíos de la sexualidad, que infelizmente viene drenando moral y espiritualmente individuos y familias enteras en todos los segmentos de la sociedad contemporánea.
Cabe a los espiritistas , que conocen la otra cara de la existencia, medir la distancia cualitativa entre entregarse a las fuerzas negativas del pasado, como esclavos de una situación miserable entre los hombres, y el acto de imponerse sus derechos de criatura humana en evolución, avanzando en la dirección de los anhelos superiores de su conciencia humana.
Y añade: "La psiquiatría materialista que desconoce los procesos dinámicos del Espíritu, puede considerar esos casos como irremediables y recurrir al proceso escusa de normalizar lo anormal. Pero el Espiritismo nos proporciona los recursos de esclarecimiento científico y racional del problema".
El profesor Herculano Pires nos lleva a reflexionar que "en los centros y grupos espíritas bien orientados, las perturbaciones espirituales de orden sexual, son tratadas de modo especial en pequeñas reuniones privadas con médiums que dispongan de condiciones para enfrentar el problema. Como en el caso de las obsesiones alcohólicas, toxicomanías y otras del mismo género, es necesario el máximo cuidado en la selección de las personas que van a tratar del asunto, y el mayor sigilo y respeto, a fin de evitarse el prejuicio de los comentarios negativos, que influyen fatalmente sobre el caso, provocando agravamientos inesperados en la situación de las víctimas.
El recogimiento fortalecedor del recuerdo de la oración y de la voluntad firme.-
Herculano relata un penoso caso por él acompañado, de homosexualidad adquirida en que el obsesado se reintegró después de diez años de lucha solitaria, concienciándose de su problema, esforzándose por superarlo a través de la terapia espírita y del recogimiento fortalecedor de la oración.
Según contó al profesor su madre, ya desencarnada, lo ayudaba mediante apariciones periódicas, sin decir nada, pero con los ojos llenos de lágrimas. "Gracias a esa ayuda materna consiguió despertar su voluntad anestesiada y librarse de las tentaciones vampirescas".
Comenta Herculano que ese compañero se hizo espírita y se casó. Hoy frecuenta asiduamente un centro espírita en Sao Paulo y se interesa especialmente por los casos de vampirismo. "Quiere pagar con su ayuda a los demás, el beneficio inmenso que recibió. Nadie sabe nada de su pasado infeliz y todos lo consideran y estiman. ¿No fue ese el caso de Madalena, que Jesús socorrió y transformó en el primer testimonio de su resurección?, relaciona el profesor.
Refiriéndose a los recursos espíritas en casos de vampirismo, concluye Herculano que gracias a esa luz divina en el campo de la comunicación- que es la mediumnidad- "las madres sufridoras que dejaron hijos en el mundo en rescates dolorosos, consiguen socorrerlos y liberarlos de pruebas abrumadoras, que los hombres, en general, solo saben aumentar y agravar".
Y dirigiéndose a los médiums que trabajan anónima y desinteresadamente en las casas espíritas, enfatiza: "Los médiums necesitan conocer esos episodios emocionantes, para comprender el esplendor secreto de su misión, y la utilidad superior y humilde del mediumnismo que les fue concedido. Llegó la hora en que esos casos concretos deben ser proclamados desde lo alto de los tejados, según la previsión de Jesús registrada en los Evangelios. Más que nunca se comprueba el adagio: "Ayúdate y el Cielo te ayudará"
(Se desconoce al autor)
Traducción de J.L. Martín
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