domingo, 13 de diciembre de 2020

El Regalo

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

- Blog de Amalia: Las flores del Espiritismo 

- El Regalo

- ¿Que filosofías se acercan más a la Verdad?

- La realidad espiritual del hombre

- Algo sobre los Polstergeist y las Casas Encantadas

 



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Blog Amalia: Las Flores del Espiritismo

  Siempre que termina un año, es costumbre en las casas de comercio hacer balance, para ver si es mayor el activo que el pasivo, y saber fijamente si se gana o si se pierde. 

Casa de comercio, es nuestra vida, y los hombres debemos también hacer balance de las existencias que poseemos cuando los árboles se despojan de su verde follaje, el cielo se cubre con nubes plomizas, la brisa se cambia en viento huracanado, y todo en torno nuestro se marchita no quedando nada agradable en el exterior, refugiándose toda la vida en el interior del hogar; en las reuniones más o menos íntimas, en los estudios de las diversas filosofías que se disputan el privilegio de ser las poseedoras de la verdad. 

Nosotros, que hace algunos años estudiamos la filosofía de Kardec, y somos adeptos de la escuela espiritista, justo es que al terminar el año, cuando casi todos los árboles están despojados de flores, de frutos y de hojas, examinemos detenidamente el árbol del Espiritismo, y veamos en qué estado se encuentra, si crece lozano, o si las orugas de la superstición, del fanatismo, de la credulidad y del orgullo se apoderan de sus raíces, y lentamente van absorbiendo su savia. 

El Espiritismo es un árbol gigante, sus ramas se extienden a tan larga distancia, que se puede decir que prestan sombra a todos los pueblos de este planeta. No todas sus ramas presentan igual lozanía, hay algunas que están completamente secas, porque los espiritistas, a los cuales llamaremos los jardineros que cuidan del árbol del Espiritismo, no en todas las localidades se esmeran en cultivar la tierra donde aquel ha de crecer y ha de desarrollar su ramaje para con él prestar sombra a la fatigada humanidad. 

Nos dijo un Espíritu, que los actuales espiritistas se asemejaban a los chiquillos que corrían de un lado a otro produciendo alborotos y ruidos, y en honor de la verdad la comparación no puede ser más exacta. Con profunda pena, escuchamos los relatos de algunos espiritistas, porque vemos cuan mal han comprendido una filosofía que le brinda al hombre inmensos consuelos, esperanzas convertidas en hermosa certidumbre, horizontes ilimitados donde el alma contemple nuevas vidas, nuevas encarnaciones en las cuales el Espíritu puede perfeccionarse por medio de su perseverancia en practicar el bien y en instruirse. Y esta verdad, esta justicia, esta lógica, este desenvolvimiento de la vida, queda reducido por la torpeza de algunos seres a un gran perjuicio, a una amenaza terrible contra la paz y la tranquilidad de la familia.

 La comunicación de los Espíritus es la vida y es la muerte; es la vida cuando no se abusa de ella, cuando no se le quiere utilizar para granjearse riquezas, cuando no se falsifican las comunicaciones vendiéndolas como cualquier mercancía, cuando no se entrega uno en cuerpo y alma a los mandatos de los espíritus, cuando no se abdica la voluntad y se conserva en toda su pureza nuestro libre albedrío. Entonces, la voz de los espíritus (hablando en sentido metafórico) es verdaderamente la voz de Dios. Es la prudente advertencia. Es el buen consejo. Es la instrucción paternal. Es todo cuanto puede desear el hombre para vivir resignado en medio de las miserias y tribulaciones humanas.

 En cambio es el anonadamiento, es la enervación, es la abdicación de todos nuestros derechos naturales cuando deificamos a los espíritus, cuando creemos que sus palabras son infalibles y que sus menores deseos hemos de satisfacerlos sin poner la menor resistencia. Esta obediencia absurda da lugar a la obsesión, esto es, a la abdicación de nuestra voluntad, no dando un solo paso sin consultarlo con nuestro Espíritu familiar, a esta dominación absoluta, a este estado de servidumbre, sigue la subyugación, situación tristísima para el hombre y la más humillante, porque es dócil instrumento de espíritus rebeldes, vengativos e iracundos, pierde la conciencia de sí mismo, hiere si le dice su Espíritu obsesor que hiera, estrangula si así se lo ordena, y se suicida si le aconseja su inseparable compañero que se desprenda de su cuerpo. Otras veces, rompe violentamente con las leyes naturales, deja de alimentarse o devora cuantos alimentos ponen a su alcance, produciéndose al fin graves lesiones orgánicas en aquel pobre cuerpo combatido por tan diversas sensaciones, y muchos de los desgraciados que gimen en los manicomios, que nunca han oído hablar de Espiritismo, la causa principal de su locura es una obsesión o subyugación completa, que combatida en un principio por un espiritista entendido que supiera hacer uso del magnetismo se evitarían grandes calamidades.

 Los ignorantes dicen: “El Espiritismo produce la locura” ¡Qué aberración! El Espiritismo por el contrario es un medio seguro y muy eficaz para curar los extravíos mentales si se estudia con prudencia y se practica cuerdamente. El Espiritismo puede convertir el infierno en un cielo, puede dar la resignación al más desgraciado, puede despertar el sentimiento en los corazones más endurecidos, puede hacer generoso al más avaro, y no se crea que exageramos, porque estamos enamorados de nuestro ideal, no; es que tenemos pruebas para decirlo, y vamos a presentarlas.

- Amalia Domingo Soler-  ( continúa en la siguiente publicación)

Tomado de  Zona EspíritaTomado de  Zona  Espírita


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                        EL REGALO
                                                              

                                                          


      El hombre estaba tras el mostrador, mirando la calle distraídamente.
     Una niñita se aproximó al negocio y apretó la naricita contra el vidrio de la vitrina. Los ojos de color del cielo brillaban cuando vio un determinado objeto. Entró en el negocio y pidió para ver el collar de turquesa azul.
– “Es para mi hermana. ¿Puede hacer un paquete bien bonito?”. -dijo ella.
     El dueño del negocio miró desconfiado a la niñita y le preguntó:
-¿Cuánto dinero tienes?
     Sin dudar, sacó del bolsillo de su ropa un pañuelo todo atadito y fue deshaciendo los nudos.
     Los colocó sobre el mostrador y dijo feliz:
– “¿Esto alcanza?”.
Eran apenas algunas monedas las que exhibía orgullosa.
– “¿Sabe?, quiero dar este regalo a mi hermana mayor. Desde que murió nuestra madre, ella cuida de nosotros y no tiene tiempo para ella. Es su cumpleaños y estoy segura que quedará feliz con el collar que es del color de sus ojos”
     El hombre fue para la trastienda, colocó el collar en un estuche, lo envolvió con un vistoso papel rojo e hizo un trabajado lazo con una cinta verde.
– “Tome, dijo a la niña. Llévelo con cuidado”.
     Ella salió feliz, corriendo y saltando calle abajo.
  Aún no acababa el día, cuando una linda joven entró en el negocio. Colocó sobre el mostrador el ya conocido envoltorio deshecho e indagó: 
– ¿Este collar fue comprado aquí? “¿Cuánto costó?
–  “Ah!”, – habló el dueño del negocio. “El precio de cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre el vendedor y el cliente”.
–  La joven exclamó:  “Pero mi hermana tenía solamente algunas monedas. El collar es verdadero, ¿no? Ella no tendría dinero para pagarlo”.
   El hombre tomó el estuche, rehízo el envoltorio con extremo cariño, colocó la cinta y lo devolvió a la joven y le dijo:
– “Ella pagó el precio más alto que cualquier persona puede pagar: ELLA DIO TODO LO QUE TENÍA”.

    El silencio llenó la pequeña tienda y dos lágrimas rodaron por la faz emocionada de la joven en cuanto sus manos tomaban el pequeño envoltorio.

   La verdadera donación es darse por entero, sin restricciones. La gratitud de quien ama no conoce límites para los gestos de ternura. Agradece siempre, pero no esperes el reconocimiento de nadie.  Gratitud con amor no sólo reanima a quien recibe, reconforta a quien ofrece.

- Redacción de Amor, Paz y Caridad-



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¿ Qué filosofías se acercan más a la Verdad?

         No existe ninguna filosofía o doctrina que la contenga en su totalidad, de modo que pueda ser aceptada por todo el mundo, pues el conjunto de los seres humanos somos una enorme mezcolanza en diversos grados de desarrollo evolutivo, o sea que cada cual tenemos diferente grado de inquietud e inteligencia  para poder buscar, comprender, aceptar y aprender.

      Buscar y encontrar aspectos de verdad, supone adquirir conocimiento, y este genera en el ser humano un placer intelectual al analizar, comprender, sintetizar,  ampliar, sacar conclusiones, etc.

     La Verdad total y absoluta  no ha sido nunca ni será patrimonio exclusivo de ninguna religión, ciencia o filosofía, porque esta solo alcanza en parte a quien la busca sinceramente, con una mentalidad abierta y libre de pre- conceptos y fanatismos de cualquier índole, y estando predispuesto a lo que sea necesario  por ayudar a los demás.

          No podemos pretender encontrar en ninguna religión o doctrina  una verdad total y ajustada a nuestro particular punto de vista, pues a causa de nuestros condicionamientos particulares que nos han transmitido con las ideas de todas clases, culturales, religiosas, políticas, etc,  la mente entrenada para bucear en complejas filosofías  y dogmas científicos y religiosos, no suele quedar libre para identificar la verdad profunda y a veces simple de las cosas. Por eso, a veces los conceptos de Verdad son comprendidos y aceptados antes por personas sencillas poco letradas, que por otras personas cuyo bagaje cultural viene a ser para ellos  como un bosque que les impide ver el árbol de la realidad que está tras el bosque.

  Cada cual ve la realidad bajo una perspectiva personal y diferente a los demás, pero esto es normal porque son factores infinitos los que componen la Verdad total, y su diferencia  debe enriquecernos mutuamente  en  un diálogo auténtico  en busca de una más amplia verdad  consensuada.

  Podemos considerar que la Verdad tiene múltiples aspectos, pero solo debemos  aceptar los que nuestra mente sea capaz de comprender. Lo importante es descubrir la Verdad, venga de donde venga, y allí en donde todas las verdades parciales coinciden  y   convergen , porque la auténtica Realidad  sobre las cosas es solo una   meta para nuestro conocimiento, que cada cual debe alcanzar y asumir para su evolución espiritual.    

Hay que buscar la Verdad con valentía y sinceridad . Es este un proceso de revisión sin rechazo a priori de ningún concepto,  pero cuestionando con una mente abierta y  limpia,  todo cuanto  hemos heredado o nos han inculcado. 

Nos debemos cuestionar todo observando desde fuera, como un espectador objetivo que analiza un panorama, argumentando y sencillamente pensando, procurando no mezclar  en nuestro análisis,  sentimientos ni emociones que entorpezcan nuestra percepción de la realidad y de la Verdad.

- Jose Luis Martín -

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“No creáis en nada porque lo diga la tradición, o porque muchos lo crean,o porque lo hayan creído los Sabios de otras épocas. Creer únicamente en lo que vosotros mismos habéis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al  dictamen de la razón y a la voz de la conciencia”

Buda -


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El proceso de la vida es tan complejo, que el hombre siempre se ha apegado al concepto negativo de la muerte como frustración de todas las posibilidades humanas. De ahí, la famosa frase de Sartre que se propagó por toda la cultura moderna: “El hombre es una pasión inútil”.

Ante lo inevitable de la muerte, el hombre actual no ha podido salir de la corta visión de considerarla como pura y simple destrucción. Y ello, a pesar de las innumerables concepciones que desde la antigüedad más remota han ido configurando el pensamiento humano. Sin embargo, las investigaciones científicas respecto a la naturaleza humana, particularmente en el campo de los fenómenos paranormales, han aportado las pruebas irrefutables de la supervivencia del hombre después de la muerte. Esa supervivencia implica la existencia de planos espirituales, de hipóstasis, donde la vida humana continúa, como ya consideró Plotino en su teoría de las almas viajeras. 

Hoy con los avances de distintas ciencias, en especial la física y la biología, se está rasgando el velo que nos impide observar de manera clara y distinta la realidad que nos constituye y nos circunda. La existencia de las hipóstasis ya no es una especulación filosófica, sino una verdad comprobada. El cuerpo espiritual del hombre, el periespíritu, según Allan Kardec, ha sido tecnológicamente demostrado. Por consiguiente, los muertos ya no pueden ser considerados muertos. Ha sido declarado categóricamente que el hombre es inmortal. Lo que muere es sólo el cuerpo carnal, el cuerpo físico. Por otra parte, desde el punto de vista del pensamiento, ya sería un absurdo pensar que en un Universo en que nada se pierde pues, como enseña la física, todo se transforma, el hombre fuese la única excepción.

Cuando nos sorprende el fenómeno biológico de la muerte nos trasferimos a otros planos de materia más sutil y rarefacta, donde continuamos viviendo con más libertad y posibilidades de realización. Si el Espíritu encarnado, es decir, todos nosotros, actuando en el fondo de un océano de aire pesado logra realizar tantas cosas, ¿por qué dejaría de actuar con más provecho y visión elevada en un plano donde todo confluye a su favor? Se engañan quienes piensan en los muertos como muertos. Ellos están más vivos que nosotros, poseen una visión más penetrante que la nuestra. Son seres más definidos que nosotros y pueden vernos, visitarnos y comunicarse con nosotros con toda naturalidad. Es preciso saber, entonces, que los hombres son Espíritus y los Espíritus no son otra cosa que hombres liberados de las imposiciones de la materia, los mal llamados muertos. Tenemos que pensar en ellos como seres vivos y actuantes, como realmente son. Ellos se angustian con nuestras tristezas y se sienten felices con nuestras alegrías. No quieren que pensemos en ellos con aflicción, porque eso los entristece. Se hallan en un mundo en que las vibraciones mentales son fácilmente perceptibles y desean que los ayudemos con pensamientos de confianza y alegría.

Desde el hombre primitivo, los muertos se comunican con los vivos y estos tratan de instruirse con aquellos. El intercambio es normal entre los dos mundos y siempre ha existido. De ello da cuenta una vastísima literatura producida por los sabios antiguos y modernos que estudiaron el problema y confirmaron la supervivencia. Pero, en la medida en que los métodos científicos se perfeccionaron, en la batalla de las ciencias contra las supersticiones del pasado milenario, la misma aceptación general de esa verdad originó mayores sospechas en el medio científico. Las propias religiones, parasitarias de aquella concepción negativa de la muerte, provocaron mayores inconvenientes para la comprensión del problema. Aún hoy, después de pruebas exhaustivas, confirmadas miles de veces por los más respetables investigadores, nuestra cultura rechaza presuntuosamente la flagrante realidad de todos los tiempos, como si ella no pasase de suposiciones inverosímiles.

¿Cuál es la razón de esa actitud irracional ante un problema tan grave? El de mayor importancia para la adecuación del pensamiento a la realidad, objetivo supremo de la filosofía. Es la “alergia al futuro” declarada por Remy Chauvin, director del Instituto de Altos Estudios de París, que tiene su origen histórico en el período inquisitorial. Esa influencia caló en el medio científico y en las ideologías materialistas como el positivismo, el pragmatismo y el marxismo.

 La prueba científica de la existencia del periespíritu, llamado por los investigadores soviéticos de la Universidad de Kirov (la más importante de Rusia) cuerpo bioplasmático, fue sencillamente asfixiada por el poder estatal. En los Estado Unidos no se intentó realizar las experimentaciones de Kirov porque el descubrimiento del cuerpo bioplasmático hiere los intereses teológicos de las iglesias cristianas. La religiosidad fideísta (creer en que a Dios no se puede llegar por la razón, sino sólo por la fe) de las iglesias junto al materialismo sociopolítico impide nuevamente el desarrollo de la ciencia, catapultando al ostracismo el sentimiento innato de la inmortalidad del Espíritu.

Pero la invasión de los “muertos” se hizo sentir en América y Europa. Los Espíritus contrarrestaron con sus apariciones la “herejía” de las investigaciones científicas. Fue cuando Allan Kardec –pseudónimo del emérito pensador y pedagogo francés Hippolyte Léon Denizard Rivail, discípulo de Pestalozzi sacudió los nuevos tiempos con la publicación de El Libro de los Espíritus, proclamando el restablecimiento de la verdad espiritual contra la devastación teológica. 

Según Kant, el filósofo de la razón por excelencia, al hombre le era impedido penetrar en los problemas metafísicos. Pero Kardec respondía con los hechos ante una avalancha de contradictores. Enseñaba sin cesar que los fenómenos mediúmnicos eran hechos, realidades palpables y no ensimismamientos imaginarios. 

El sabio inglés William Crookes, convocado a combatirlo, tuvo que confirmar la realidad del descubrimiento kardecista, después de estudiar durante tres años tales fenómenos. Zöllner hizo lo mismo en Alemania, confirmando las manifestaciones espíritas, así como Ochorowicz en Varsovia. 

El siglo XIX –como diría más tarde Léon Denis tenía la misión de restablecer científicamente la concepción espiritual del hombre. El movimiento Neoespiritualista invadió con fuerza Inglaterra y los Estados Unidos.

 Lombroso, el psiquiatra y antropólogo criminalista, se levantó irascible, en Italia, contra esa resurrección amenazadora de las antiguas supersticiones. Pero el profesor Chiaia, de Milán, lo desafió con las experiencias de la famosa médium Eusapia Paladino. Lombroso aceptó el desafío y tuvo la satisfacción de recibir en sus brazos a su propia madre, mediante un fenómeno de materialización realizado en una sesión mediúmnica. 

Charles Richet, en Francia, funda la Metapsíquica. Era el mayor fisiólogo del siglo, premio Nobel en medicina en 1913 y director de la Facultad de Medicina de París. Kardec ya no estaba solo. Numerosos científicos e intelectuales lo apoyaban, aunque quisieran desnaturalizar su fundamentación. 

No fue el caso de Conan Doyle, médico y escritor de renombre (creador del personaje Sherlock Holmes), que se convirtió en un apasionado propagador del Espiritismo. Víctor Hugo se pronunció a favor de la nueva doctrina. Estaba cumplida la misión del siglo XIX: el establecimiento de la era del Espíritu.

Tras la muerte de Richet, la prensa mundial prejuzgó que la Metapsíquica estaba muerta y había sido enterrada con él. Pero no sabían que cinco años antes, en 1930, Rhine y McDougall habían reiniciado las investigaciones metapsíquicas, en la Universidad de Duke, con la denominación de parapsicología. En 1940 el profesor Rhine anunciaba la comprobación científica de la telepatía, seguida de las demostraciones de otros fenómenos. Declaró posteriormente la existencia de un componente extra físico en el hombre, con el beneplácito de investigadores de la Universidad de Londres, Oxford y Cambridge. Siguiendo el esquema de las investigaciones de Kardec, pero ahora enriquecido con los nuevos métodos y el auxilio del avance tecnológico, hizo esta proclamación: “La mente no es física, pues por medios no físicos actúa sobre la materia. El cerebro es simplemente el instrumento de manifestación de la mente en el plano físico”. Eso equivale a decir que el hombre es Espíritu y no sólo un organismo biológico. 

Posteriormente a las demostraciones de la tesis de Kardec, siguieron las experiencias parapsicológicas. Uno a uno, los fenómenos investigados por Kardec fueron repetidos por aquellas. Surgió, entonces, la investigación más compleja y peligrosa: la de los llamados fenómenos theta, referentes a las manifestaciones de los Espíritus de los muertos. El profesor Pratt asumió la dirección del grupo theta de investigación, logrando resultados notables. Louise Rhine efectuó investigaciones de campo y confirmó la realidad de las apariciones y comunicaciones de Espíritus. Sólo faltaba la investigación de la reencarnación, más difícil aún por la imposibilidad de las pruebas materiales respecto a que una persona fuera realmente otra en una encarnación anterior. El profesor Ian Stevenson, de la Universidad de California, se encargó de este sector, publicando un volumen que, prácticamente, confirma las investigaciones del coronel Albert de Rochas, en Paris. Estaban convencidos de la existencia de la reencarnación. Fueron prácticamente confirmadas por las investigaciones actuales (siglo XX y XXI) las realizadas anteriormente por Kardec y corroboradas por Crookes, Richet y tantos otros del siglo XIX. 

Resurgió así en el seno de las mismas ciencias, la concepción del hombre como Espíritu y el concepto de la muerte como una fase del continuum de la vida. El Espiritismo uniendo la ciencia con la filosofía y la moral, ofreció un saber que deja atrás creencias supersticiosas, credos dogmáticos y esquemas materialistas que caracterizaron etapas anteriores y abre un nuevo rumbo para el progreso evolutivo de la humanidad.

El desarrollo de las ciencias dio espacio al restablecimiento de la verdad espiritual del hombre, devastada por las religiones tradicionales. Fue Allan Kardec, el emérito Codificador, quien configuró dicho rumbo con el descubrimiento de la fenomenología espírita, confirmada y repetida posteriormente por insignes cientificistas del mundo entero, estableciéndose las condiciones necesarias para un desarrollo integral del ser humano.

- Miguel Vera -

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  Algo sobre los Polstergeist  y  las Casas Encantadas




                                                                     



     El término Polstergeist  es de origen alemán, y significa  “espíritu  ruidoso”. Básicamente es un fenómeno  muy espectacular  e impresionante que se manifiesta de muy diversas formas: objetos que se mueven o caen sin un motivo físico aparente, muebles que se desplazan solos, ruidos misteriosos, olores desagradables, grifos que  se abren solos, levitación incontrolada de alguna persona, o de objetos que vuelan literalmente, etc.

      A veces lo que se desplazan y aparecen espontáneamente son fuegos  o combustiones espontaneas de carácter paranormal, En Parapsicología son conocidos con el nombre de  “Papirogenia”.

       Este fenómeno viene causado por una energía que se desprende y proyecta a través de un  sujeto dotado para ello o por un médium que normalmente desconoce que la causa del fenómeno la lleva en sí mismo y provoca  lo que se llama “actividad  polstergeist”. De este fenómeno  se encuentran testimonios de su existencia desde el siglo XII y siempre sus manifestaciones se achacaban  al diablo, personaje  amenazador y terrible, siempre presente  en las mentalidades de aquella época.

     Los polstergeist pueden ser de dos clases según su origen: anímico o causado consciente o inconscientemente por una persona que es sujeto emisor de una energía psíquica  llamada Psicorragia, y  también puede ser deorigen  mediúmnico, cuando está provocado por Entes desencarnados que utilizan para su manifestación la energía psíquica de un médium, dirigiéndola y proyectándola sobre los objetos materiales.

    El Polstergeist  es parecido, pero de causa diferente al de las  “Casas Encantadas” con las no se debe confundir  porque sus   efectos físicos son bastante parecidos, pero no   así el mecanismo que los causa desde su origen, pues en este último caso  el fenómeno  también se debe a la utilización de la energía Psi de un médium, pero quedando circunscrita a un determinado lugar (la "casa encantada") en donde  el  Ser o Seres desencarnados actúan de forma directa sobre la materia y objetos del   lugar. El polstergeist va con el médium causante allá donde este vaya.


        No así en las "Casas encantadas" , en las que este fenómeno viene a ser motivado por la fijación   en ese  lugar de  espíritus desencarnados que suelen ignorar su estado real,  así como nuestro sentido del tiempo del que  ellos carecen en la  dimensión espiritual en donde  existen, pues ellos viven y permanecen  en un eterno presente  creyendo que todavía pertenecen al mundo material y  resistiéndose a abandonar       (Casa de las hermanas Fox )

 el escenario material que siguen                

considerando suyo.                                               

          Como anécdota, no puedo dejar de señalar aquí, que fue en una "Casa Encantada" en donde comenzaron a manifestarse los fenómenos de los que más tarde nació el Espiritismo   (la de las Hermanas Fox, en EE. UU de América).                         

        Según  la  Parapsicología, otras veces no son entidades reales las que intervienen, sino presencias paranormales o fantasmas irreales que quedan  en  el ambiente que rodeó ciertos hechos traumáticos del pasado. A esto lo llaman una   “impregnación psíquica” que  consiste en que a causa de unos hechos violentos o traumáticos del pasado, quedó el ambiente del lugar impregnado de esas energías psíquicas que permanecieron en él  y se mantuvieron   a lo largo del tiempo.


- Jose Luis Martín-

 

 

“No soy de aquellos que menosprecian a priori el estudio de los llamados fenómenos psíquicos esotéricos, considerándolos anticientíficos, poco serios o incluso peligrosos”

                                               -Sigmund Freud 


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