jueves, 10 de diciembre de 2020

El Alma después de la Muerte

    INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Los derechos humanos, según el Espiritismo

2.- Las Moradas de la Casa del Padre

3.- El Alma después de la Muerte

4.- Nuestros hermanos (Mensaje de Albino Teixeira)

5.-¿ Los fenómenos paranormales sugieren que hay otra realidad fuera de la materia?


 


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Los Derechos Humanos según el Espiritismo
                                                                                                                                             LA CONDICIÓN FEMENINA 
Todos los hombres son libres e iguales en derecho, es lo que reivindicaba la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano; era también un principio espírita promulgado en el capítulo Leyes morales de El Libro de los Espíritus, en el parágrafo Ley de Igualdad del cual recogemos esto: “Los sexos existen sólo por la organización física: pues los espíritus pueden tomar uno u otro, no hay diferencia entre ellos a este respecto y en consecuencia deben gozar de los mismos derechos”. 

    He aquí que rectificaba sensiblemente la declaración de 1789, que dejaba de lado a una mitad de la población, las mujeres que no fueron promovidas al rango de ciudadanía; lo cual quiso corregir en 1791 Olympe de Gouge que escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, texto que fue rechazado por la Asamblea. Así fue guillotinado en 1793 uno de los que reivindicaba una estricta igualdad de derechos civiles y cívicos para el reconocimiento de una identidad femenina; no era bueno que las mujeres pretendieran inmiscuirse en una esfera política reservada al género masculino.

    Fue hacia finales del siglo XIX (a veces un poco antes) que fue puesto en práctica el derecho al voto de las mujeres en algunas naciones como Nueva Zelanda, Australia, Baja-Canadá (de 1791 a 1849) y algunos estados de los Estados Unidos. 

   Sin embargo, estos avances aún poco estables, se convirtieron en realidad sobre todo a principios del siglo XX, con un punto negativo para Francia que sólo llegó allí tardíamente en 1944, Francia, aunque país de los derechos del hombre y del ciudadano, que había omitido integrar la participación de las mujeres a la vida de la ciudad. 

    Sin embargo, aunque Allan Kardec en su ley de igualdad, no había abordado precisamente esta cuestión de la ciudadanía, había dicho: “La ley humana, para ser equitativa, debe consagrar la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer; todo privilegio acordado a uno u otro es contrario a la justicia. La emancipación de la mujer sigue al progreso de la civilización, su avasallamiento marcha con la barbarie (…)”. 

    Estamos hablando aquí de derecho y de privilegio, lo cual indica implícitamente que se trata de todos los derechos, incluido el del acceso al voto. 
    Y si la emancipación de la mujer sigue al progreso de la civilización, se trata de una pesada comprobación que todavía vale hasta hoy en todas partes del mundo, pues aún después de numerosos progresos en los países más desarrollados, persiste un cierto número de desigualdades entre hombres y mujeres, respecto al trabajo, sus condiciones, su remuneración y su acceso a los mejores puestos. 

    Y en cuanto a los países más pobres o en vías de desarrollo, las desigualdades siguen siendo flagrantes, incluso insoportables cuando se vinculan a formas de sumisión o esclavitud. 

    Desde este punto de vista, el pensamiento espírita siempre ha estado adelantado a su tiempo y aún hoy, es una de las cuestiones de actualidad sobre las que el espiritismo llama a cambios hacia la igualdad. En los medios espíritas se da el ejemplo, puesto que, no hay ninguna diferencia a nivel de las responsabilidades entre mujeres y hombres.

    En los medios espíritas se da el ejemplo, puesto que, no hay ninguna diferencia a nivel de las responsabilidades entre mujeres y hombres.

LAS DESIGUALDADES SOCIALES 

Si bien hay estos contrastes evidentes, históricos y actuales, respecto a la condición femenina, desde el alba de la humanidad, hubo paralelamente relaciones de poder entre los dominantes y los dominados, donde la ley del más fuerte siempre fue la regla hasta que el más débil se sublevara. 

Y es así cómo los esclavos, desde Espartaco hasta Toussaint Louverture, de la rebelión a la revolución, han conducido las luchas por la libertad, que son inherentes a las sociedades humanas en todas las épocas. 

Es sobre lo cual Allan Kardec, también hizo la pregunta en su Libro de los Espíritus: “¿Es la desigualdad social una ley de la naturaleza?”, pregunta aún más crucial en su época que hoy, porque recordémoslo, a mediados de aquel siglo XIX, algunos afirmaban todavía que existían pueblos inferiores, entre esos indígenas de otras comarcas que era preciso colonizar, civilizar y cristianizar. Y a esta pregunta sobre la desigualdad social se le respondió: “No, ella es obra del hombre y no de Dios”. Y respecto a su eventual desaparición: “Esta desigualdad desaparecerá junto con el predominio del orgullo y el egoísmo, no quedará sino la desigualdad del mérito.

 Un día vendrá en que los miembros de la gran familia de los hijos de Dios ya no se mirarán como de sangre más o menos pura; no hay sino el espíritu que es más o menos puro, y eso no depende de la posición social”. 

Sin duda, para los humanos sensatos, esta respuesta será evidente hoy, pero está lejos de ser admitida universalmente, en vista de los desprecios discriminatorios, los racismos y xenofobias que existen en todas las regiones del mundo, sin olvidar ciertas tradiciones culturales ancestrales que se basan en formas de dominio y opresión. 

Es allí donde no hay una ley natural que revelaría las diferencias y desigualdades inscritas en la creación. Únicamente existen las desigualdades de evolución de los espíritus encarnados que somos, de acuerdo con nuestra trayectoria de vidas anteriores. 

Hay pues diferencias de evolución en los planos intelectual y moral, pero que no por ello dan derechos suplementarios ni algún privilegio. Partiendo de allí, son los humanos más evolucionados los que, con toda responsabilidad, están en el deber de participar en las transformaciones de las sociedades, dentro de un sentido más justo y más igualitario. 

Así se plantean los grandes principios espíritas desde la aparición de El Libro de los Espíritus en 1857, principios de sentido común adquiridos desde hace tiempo por la mayoría de los filósofos e intelectuales. Y no obstante, ese buen sentido siempre ha hecho falta en cuanto a la organización de las sociedades, allí donde con demasiada frecuencia los poderes están asociados a hombres dominantes egoístas y orgullosos, que se burlan de los derechos humanos hasta establecer dictaduras. 

EL DERECHO HUMANO 

Las sociedades de hoy integran cada vez más una marcha hacia la igualdad de los sexos, al menos en los países más desarrollados. Pero es allí donde, siendo todo interdependiente e interrelacionado, se plantea otra cuestión: los derechos humanos han progresado paralelamente a los avances democráticos que han emergido con el desarrollo de la industria, la economía y el consumismo; ¿sería satisfactoria esta comprobación? Evidentemente no, pues llevaría a pensar que, en general, la cultura occidental sería superior a las otras.

 Necesitamos reflexionar sobre esta paradoja de nuestro mundo, que avanza a varias velocidades, mientras que los países dictatoriales o teocráticos no llegan ni a la democracia ni a la evolución de las costumbres, en particular en el desequilibrio de la relación hombre-mujer. 

La tesis más difundida es la de una explotación del tercer mundo por los antiguos países colonizadores, y que en forma disfrazada siguen expoliando las riquezas de las antiguas colonias, obligando eventualmente a los suyos en la dirección de los negocios; es particularmente la instalación de dictadores a través de lo que se ha llamado la Francáfrica. Sin duda, no todo se puede explicar de esta manera, pero esto justifica difíciles, incluso imposibles, desarrollos económicos en estos países que, con una pobreza generalizada, mantienen también tradiciones arcaicas que, vistas desde nuestra ventana, nos parecen aberrantes. La mayoría de estos países tampoco ha encontrado sus medios de emancipación, porque, prisioneros a la vez de sistemas dictatoriales y religiosos, se quedan bloqueados en los planos económico, democrático y cultural. 

Así todo está relacionado con lo que fue calificado como el problema Norte-sur, definido por una falta de cooperación y de compartir, como si hiciera falta impedir la emancipación de las poblaciones de un tercer mundo cuyas riquezas explotan todavía nuestros países sin contrapartida. 

Dentro de una visión más reducida, algunos dirán que únicamente son las dictaduras o las teocracias las que explican este estado de cosas, lo cual es completamente simplista y muy insuficiente, haciendo olvidar los encadenamientos históricos que han participado de estos desórdenes mundiales que resultan del dominio de las grandes potencias. Una vez dicho esto, el problema permanece igual, o casi, pues los esfuerzos de unos son destruidos con frecuencia por los otros y, cómo hacer emerger una democracia donde una oposición progresista es sistemáticamente amordazada, incluso perseguida. Es el problema de una buena parte del continente africano, de la mayoría de los países de Oriente Medio sobre un fondo de intereses petroleros, sin olvidar países como Birmania, Bangladesh, y muchos otros. Y si por otra parte China “ha despertado”, como lo había predicho cierto Alain Peyrefitte, no tiene por ello las características de una democracia, bien lejos de eso, lo cual no le impide a pesar de todo, estar en vías de convertirse en la primera potencia económica mundial… 

Todas estas desigualdades plantean el sentido de los derechos humanos, un poco en todas partes del mundo, lo cual, según ciertos espiritualistas, hasta se justificaría por la ley del karma, una tesis tan ridícula como las de los integristas religiosos de todas las tendencias. 

No hay fatalidades, sino hechos, consecuencias históricas de las malas relaciones entre los humanos y entre los pueblos. Todo se reduce una vez más a lo que se refleja en toda la obra de Allan Kardec: el egoísmo y el orgullo del género humano, causa de todas las desigualdades, dentro de una falta de evolución intelectual y moral. Por lo mismo, él indicaba que las religiones ya no serían el mejor modelo y que el espiritismo, que sobrepasa el hecho religioso, sería capaz de hacer entrever un horizonte totalmente nuevo con una forma diferente de reflexión.

Y si bien todas las religiones del mundo, en su mayoría, ya no son creíbles en absoluto, será necesario que la espiritualidad sea representada y representativa de estas luchas, conducidas por otra parte por creyentes, agnósticos o ateos, una espiritualidad que tiene todo su espacio cuando está en relación directa con el mundo real de hoy, incluso hasta adelantándose a su tiempo. Se trata, por supuesto, del espiritismo moderno y progresista, el que responde a la frase del fundador: “No hay más fe inquebrantable que la que puede mirar de frente a la razón, en todas las épocas de la humanidad”. Y bien, ciento sesenta años más tarde, estamos hoy en otra “era de la humanidad”, habiendo pasado dos guerras mundiales, dictaduras e incesantes genocidios, y sin embargo, la esperanza siempre está muy presente allí, cuando aquí y allá, las luchas humanistas han demostrado que todo era posible, con los Martin Luter King, Nelson Mandela y muchos otros, más o menos conocidos, que han hecho avanzar los derechos humanos en diferentes países. 

Por Jacques Peccatte 

Traducido del francés por Ruth Newman   

 Extraído de Evolución nº 7. Revista de Cultura Espírita. Ene-Abr 2020             

(Art. tomado de Zona Espirita)

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   LAS MORADAS DE LA CASA DEL PADRE

     Para intentar aclarar el por qué de infinidad de circunstancias que se nos presentan en la vida diaria, vamos a comentar los diferentes mundos en los que el espíritu tiene que vivir como persona. 

     Los mundos son creados para que el espíritu pueda aprender a través de las experiencias que realiza con la materia, como la lucha en la vida diaria, los problemas que se nos presentan de continuo, el trabajo, el trato con las personas, las corrientes ideológicas, etc., son sus primeras lecciones espirituales. O sea, los mundos físicos son, ante todo, escuelas de perfeccionamiento espiritual y el primer curso de estas escuelas, es destinado a aprender qué es el Amor. Hasta que los espíritus encarnados no aprendan a vivir teniendo por fundamento en sus actos de cada día “el amor que predicó Jesús”, no pasarán a formar parte de las humanidades que pueblan otros mundos más avanzados en donde todo es armonía y felicidad. 

     ¿Qué hay que entender por Amor? La emoción de amor, es el tronco del cual, como ramas, parten todas las virtudes. La honradez, la sinceridad, la bondad, la misericordia, la humildad, la sencillez, etc., son aspectos del Amor. 

     Los mundos, como cualquier otra cosa en el Universo, también progresan; todo tiende a perfeccionarse, de ahí que existan mundos hostiles, planetas inhóspitos y primarios, y planetas paradisíacos. Los mundos pueden dividirse por su grado de perfeccionamiento en cinco clases, que son: Mundos primitivos, mundos de expiación y prueba, mundos de Regeneración, mundos Felices y mundos Divinos o Espirituales. 

Sebastián de Arauco.

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EL ALMA DESPUÉS DE LA MUERTE

149 – ¿En qué se convierte el alma en el instante de la muerte?
Vuelve a ser Espíritu, es decir, retorna al mundo de los Espíritus, que había dejado momentáneamente.

150 – ¿El alma conserva su individualidad después de la muerte?
– Sí, y no la pierde jamás. ¿Qué sería de ella si no la conservase?

– No teniendo ya su cuerpo material, ¿cómo constata el alma su individualidad?
– Tiene un fluido que le es propio, tomado de la atmósfera de su planeta y que representa la apariencia de su última encarnación: su periespíritu.

– ¿Nada se lleva el alma consigo de este mundo?
– Nada más que el recuerdo y el deseo de ir a otro mundo mejor. Ese recuerdo está lleno de dulzura o de amargura, según el uso que se ha hecho de la vida. Cuanto más pura, mejor comprende la futilidad de lo que ha dejado en la Tierra.

152 – ¿Qué prueba podemos tener de la individualidad del alma
después de la muerte?
– ¿No la tenéis en las comunicaciones que obtenéis? Si no fueseis ciegos, veríais; si no fueseis sordos, oiríais; pues, con frecuencia, una voz os habla, revelando la existencia de un ser fuera de vosotros.

Si después de la muerte no hubiese sino eso que llaman el gran Todo, absorbiendo todas las individualidades, este todo sería uniforme y de esta manera, todas las comunicaciones que se recibiesen del mundo invisible, serían idénticas. Puesto que ahí se encuentran seres buenos y otros malos, sabios e ignorantes, felices e infelices, alegres y tristes, ligeros y graves, etc., es evidente que son seres distintos. La individualidad es más evidente cuando esos seres prueban su identidad por señales incontestables, por detalles personales relativos a su vida terrestre y que pueden ser constatados y no puede ponerse en duda cuando se muestran a la vista en las apariciones. 

La individualidad del alma nos era enseñada en teoría como un artículo de fe; el Espiritismo la patentiza y hasta cierto punto la materializa.

153 – ¿En qué sentido debe entenderse la vida eterna?
– La eterna es la vida del Espíritu; la del cuerpo es transitoria y pasajera. Cuando el cuerpo muere, el alma vuelve a la vida eterna.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.


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       Nuestros hermanos

(Comuicado mediúmnico del Espíritu de Albino Teixeira)

¡Un pensamiento de simpatía y de amor para nuestros hermanos en recuperación! …

Muchos son llamados criminales, pero en verdad estuvieron enfermos. Padecían desequilibrios del alma que se les incrustaban en el ser, como enfermedades ocultas.

Cometieron delitos, en efecto… Hoy, entretanto, buscan tu compañía porque sueñan con la renovación.

Amaron, ignorantes de que el afecto necesita estar vinculado con la armonía de la conciencia, y atravesaron las aflicciones de una terrible sequía en oscuros laberintos, de modo que ahora anhelan el rocío de la luz.

Eran mezquinos, subrepticiamente sustraían el pan de la boca hambrienta de sus semejantes; sin embargo, aspiran a volver a ingresar, con tu mediación, en la escuela de la caridad.

Se consideraban en un régimen de excepción, cuando el orgullo les sugería la mentira; no obstante, luego de haberse deslizado en el error, se refugian en tu fe con ansias de rehabilitación.

Se rindieron a las tentaciones y quedaron atrapados en la trampa del mal; aun así, en el presente buscan tu mirada y te toman las manos con la expectativa del olvido, para volver a empezar.

No les señales sus desatinos.                                                                                          Aliméntales la esperanza.                                                                                                  No te animarías a golpear en la cabeza a quien está convaleciente, después de la locura, como tampoco harías tajos en la piel que recientemente ha cicatrizado.

¡Graves enfermos del alma, todos lo hemos sido ayer!…

Da gracias a Dios, entonces, si ya puedes prestar auxilio, porque si alcanzaste el grado de recuperación en que te encuentras, es porque con seguridad alguien estuvo caminando pacientemente a tu lado, con suficiente amor al servicio y suficiente coraje para sostenerte.

Albino Teixeira

Médium Francisco Cândido Xavier y Waldo Vieira
Extraído del libro “El Espíritu de la Verdad”
Traducción al castellano: Marta Haydee 


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 ¿Los  fenómenos paranormales  sugieren que existe otra realidad fuera de la materia?

 

          La respuesta  a esta cuestión siempre resulta muy ambigua e incompleta, porque es tan amplio y extenso el campo de investigación en cuanto a variedad de fenómenos, que haría falta todo un tratado para abordar tan amplio tema, pero por  ellos es manifiesto y queda claro que existe otra realidad diferente a la realidad  física de la materia.

    

  El    Prof.  Alexander   Aksakoff , padre de la actual Parapsicología,   clasificó los fenómenos   en:  dos grandes grupos :   

  

 - Los  fenómenos  Anímicos,  en  los  que  la  causa   que los origina  es  la  propia  energía  psíquica y mental  de la persona que los origina. En ellos no interviene sino la propia energía psíquica y mental del sujeto que los produce.

-  Los fenómenos  Espiríticos o Mediúmnicos, en los que  las energías  que intervienen a  veces, dan  prueba  de  que actúa una  inteligencia  extraña o ajenas independiente de la del médium o de los testigos presentes. Son causados por unas energías psíquicas o mentales, exteriores  a  la  persona  o  personas  que  se  hallan  en  el  escenario  de manifestación  de esta clase de fenómenos.  A diferencia de los anímicos, el sujeto que los hace posible no es quien los origina a partir de su mente, sino que la presencia de este es necesaria para que el fenómeno acontezca,siendo mediador de la producción  del fenómeno.

     Ante  todo  presunto  fenómeno  paranormal,  la  primera  precaución  que  debe  adoptar    la   correcta   investigación  parapsicológica,  es  el clasificarlo debidamente, comprobando que  no  existe  una causa normal conocida que lo provoque; la segunda es comprobar  si tiene una posible explicación anímica, y finalmente cuando  esta  queda  absolutamente  descartada,  entonces  la   investigación entra  en  el  terreno  de  la  manifestación  espiritual.

        El problema está en el acendrado materialismo que condiciona a la Ciencia en general y a  la Parapsicología  en particular, de modo que todos los  fenómenos extra-normales   del tipo que sean, tienden sistemáticamente a  clasificarlos  en todos los  casos  como anímicos o causados  siempre a partir de  la  mente  humana de un sujeto especialmente dotado,  negando implícita y  sistemáticamente la posible intervención  y existencia  del  Ente espiritual libre  e independiente de la materia , como una energía inteligente y real , independiente de ningún cuerpo,  tras  su paso por la muerte.

         Cuando se admite   la realidad existencial del Espíritu  humano, libre de la materia, cabe  preguntarse:  ¿Este Ser sin materia puede intervenir   acerca de  lo material  en los  fenómenos  que   llamamos  paranormales?;   ¿Es  realmente posible   poder comunicar  con  los llamados "muertos"?.   Existen las pruebas ciertas que, sin duda,  confirman esto  desde hace mucho tiempo.


- Jose Luis Martín-

 

 

“La explicación de los hechos aceptados por el Espiritismo, así como de sus causas y de sus consecuencias morales, constituye toda una ciencia y toda una filosofía, que requieren un estudio serio, perseverante y en profundidad”

                                         - Allan Kardec-


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