lunes, 28 de febrero de 2022

El poder de la Fe

    INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Los Fluídos ( 2)

2.-Que no nos dividan las palabras

3.- Elección de Pruebas ( II)

4.- El poder de la Fe



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LOS FLUÍDOS

...//... ( Viene del anterior)


Los fluidos son estados diversos de la materia etérea; la rapidez de su movimiento molecular es proporcional al grado de rarefacción de las moléculas; cuanto más groseros, opacos y en cierto modo viciosos sean los fluidos, tanta mayor resistencia opondrán a toda modificación, y tanto más tendrá que trabajar el alma, si es que quiere manifestarse al exterior, a efectos de cambiar los movimientos de su envoltura y regularizar su acción.

El periespiritu es el lazo que sirve de eslabón entre ambos, pues, cuando de un lado sufre la influencia del pensamiento, del otro ejerce contacto con la materia. Es él quien transmite las órdenes conscientes e inconscientes del Espíritu para la actuación del cuerpo físico. En  sentido contrario, el cuerpo astral lleva las sensaciones captadas por el cuerpo físico a la apreciación del alma. La constitución del cuerpo astral o periespiritu es de naturaleza  semimaterial, constituido por una modificación del fluido universal del orbe donde el Espíritu está encarnado. La estructura del periespiritu varía de mundo a mundo. Cuanto más evolucionados es el planeta, más sutil es el cuerpo fluídico de los que en él viven.

El periespiritu se modifica de acuerdo con la evolución del espíritu. Eso sucede por la influencia del pensamiento de la entidad, en la estructura molecular del cuerpo espiritual. El periespiritu no es una masa homogénea. Posee órganos como el cuerpo físico y centros vitales por donde son absorbidas las energías espirituales. Por las   pruebas que los Espíritus deben pasar en las encarnaciones, el cuerpo astral ejerce su influencia moldeadora en la formación del cuerpo carnal, dando origen a enfermedades o anomalías orgánicas. El periespiritu es altamente maleable. Cuando el espíritu está en libertad, puede cambiar la forma por la acción de su voluntad.

Esta propiedad explica las frecuentes referencias a las apariciones de seres angélicos y demoníacos, narrados en la historia de la humanidad.

Las apariciones de Espíritus son llamadas “materializaciones”. En esos fenómenos, lo que se ve  es el periespiritu de la criatura manifestada y no el Espíritu, como piensan algunos. Cuando el Ser espiritual emigra de un mundo para otro, el Espíritu cambia  de periespiritu como si cambiase de ropa, pues su cuerpo periespiritual es formado por una variación del fluido Universal, existente alrededor del planeta en donde encarna. El cuerpo fluídico refleja las experiencias vividas por la criatura y las envía al  espíritu. a su archivo definitivo de todos los pasajes por el proceso evolutivo. Se sabe que los fluidos son el vehiculo del pensamiento del Espíritu y que este puede  imprimir en aquel las características que él aprueba, con la fuerza de su voluntad, ejerciendo sobre la materia la acción resultante de esta actuación. Es a través del periespiritu como se da esa acción en la materia. Funciona por tanto, como una esponja  que absorbe del medio las emanaciones fluídicas buenas o malas existentes en él.

Se deduce de ahí el origen de ciertos procesos de enfermedades, como también se comprende los mecanismos de cura a través de la fluidoterapia. El periespiritu tiene importante papel en los fenómenos psicológicos fisiológicos y patológicos. Cuando la medicina humana de abertura a los conocimientos  de la Ciencia Espirita, ella abrirá nuevos horizontes para un abordaje y un tratamiento más completo de las molestias orgánicas y psíquicas. El Espiritismo contribuirá con las técnicas de manipulación de las energías para revitalizar el  cuerpo astral y abastecerá elementos morales educativos, necesarios para el equilibrio definitivo del  ser.

El periespiritu de los encarnados es de naturaleza idéntica a los fluidos espirituales, y por eso los asimila con facilidad, como la esponja se embebe el líquido.

Esos fluidos tienen sobre el periespiritu una acción tanto más directa, cuanto que por su expansión y por su radiación, se confunden con ellos.

El periespiritu es el lazo que une la vida  corporal con la espiritual, a él debe el espíritu encarnado el estar en relación continua con los desencarnados y por este, se dan ciertos fenómenos especiales que no tienen su causa  primordial en la materia tangible y que por esta razón son tenidos por sobrenaturales:

En las propiedades y en la irradiación del fluido periespiritual, es donde hay que buscar la causa de la doble vista o vista espiritual, que también puede llamarse vista psíquica, de la cual muchas personas están dotadas a veces sin saberlo, así como la vista  sonambúlica.

El periespiritu es el órgano sensitivo del espíritu, que ve y oye y siente por todo su ser aquello que está en la esfera de  irradiación de su fluido periespiritual. Por los órganos  de la vista, el oído etc. Sus sensaciones están localizadas y limitadas a la percepción de las cosas materiales; por el sentido espiritual, se generalizan, es decir, no están localizadas en tal o cual parte.

Estos fenómenos en el hombre son la manifestación de la vida espiritual; es el alma que actúa fuera del organismo. En la doble vista, o percepción por el sentido espiritual, no ve por los ojos del cuerpo, aunque a veces por costumbre los dirija hacia el punto donde es llamada su atención: ve por los ojos del alma y la prueba está en que lo ve  con los ojos cerrados y a una distancia a la que no podría alcanzar su vista corpórea.

Aunque el Espíritu está durante la vida ligado al cuerpo por el periespiritu, esto no le impide transportarse  lejos, ya sea en la tierra, o a cualquier punto del espacio. El espíritu añora su libertad, y en la vida corporal es esclavo, adscrito al terreno.

El espíritu se alegra de abandonar su cuerpo y volar como el pájaro que escapa de la jaula. Esto se llama emancipación  del alma; es durante el sueño cuando tiene lugar este efecto, el espíritu vive la vida espiritual, se encuentra en cierta manera como cuando desencarna, recorre el espacio, o  conversa con sus amigos y otros Espíritus libres o encarnados como él.

El lazo fluídico que le retiene no se rompe definitivamente sino con la muerte; la separación  completa no se verifica hasta que se extingue completamente la acción del principio vital.

Los efectos de la acción fluidica  sobre los enfermos, son extremadamente variados, según la circunstancias; esta acción es a veces lenta, otras veces rápida como una corriente eléctrica. El fluido cósmico Universal puede suministrar al cuerpo los elementos reparadores de que tenga necesidad. La curación se verifica por la sustitución de una molécula enferma  por una sana. Y la curación será proporcional a la pureza de la sustancia inoculada; depende, además de la energía  de la voluntad que provoca una emisión fluidica más abundante y da al fluido mayor agudeza de penetración y de las intenciones del que desea curar, sea hombre o Espíritu. Los fluidos que emanan  de una fuente, impura, son como sustancias medicinales alteradas.

Todas las curaciones de este género son variedades del magnetismo, y no se diferencian sino por la prontitud de la acción. El principio es constantemente el mismo; es el fluido que representa el papel de agente terapéutico, y cuyo efecto está subordinado a su calidad y a circunstancias especiales.

La acción magnética puede producirse de varias maneras:

1º Poe el fluido del magnetizador, o sea magnetismo humano, cuya acción está subordinada a la potencia y sobre todo a la calidad del fluido.

2ª Por el fluido de los Espíritus que obra directamente y sin intermediario. Este es el magnetismo espiritual, cuya cualidad está en relación con las cualidades del Espíritu.

3º Por el fluido, que los Espíritus  emiten sobre el magnetizador, al cual este sirve de conductor. El fluido espiritual, combinado con el fluido humano da a este las cualidades que le faltan. El concurso de los Espíritu si en tal caso es, a veces, probado por la evocación del magnetizador.

La ciencia del magnetismo pone al hombre en posesión de maravillosos recursos. La acción de los fluidos sobre el cuerpo humano es inmensa; sus propiedades  son múltiples y variadas. Numerosos hechos  han probado que con su ayuda se pueden aliviar  los sufrimientos más crueles.    Los fluidos, obedeciendo a una poderosa  voluntad, a un ardiente deseo de hacer el bien, penetran en todos los organismos débiles y devuelven gradualmente el vigor a los débiles y la salud a los enfermos.

Son muchos los que abusan y explotan, atribuyéndose un poder magnético imaginario. Esto es consecuencia inevitable del estado de inferioridad moral de la humanidad.

La existencia del fluido vital, aunque puesto en duda en nuestros días, es indispensable para poder explicar los fenómenos de la vida, porque la evolución y la forma  de todos  los seres vivientes, como los fenómenos de reconstitución orgánica, no son explicables por la ciencia moderna. El Espiritismo, que cree conocer la verdadera naturaleza del alma, ofrece una teoría con la cual se resuelven lógicamente un gran número de dificultades.

La causa de todas las diferencias que separan a los materialistas y espiritualistas de los espiritistas, está en la ignorancia en que  se hallan  los hombres de ciencia y los filósofos respecto a la existencia y naturaleza del periespiritu.

Para los fisiólogos, el alma no es sino la resultante vital del cerebro.

La teoría  materialista no explica nada respecto al Universo: se limita a comprobar hechos, que atribuye a leyes materiales  que  se encadenan y determinan sucesivamente.

Ha llegado el tiempo en que todos los velos, deben rasgarse. El espiritismo aporta pruebas tangibles de la existencia e inmortalidad del alma.

Con la certeza de las vidas sucesivas y de la responsabilidad de los actos, se resuelve otra gran cantidad de cuestiones.

No se ignora que las teorías que en estos estudios se defienden tienen necesidad de apoyarse en demostraciones, experimentales para ser absolutamente irrefutables y se guarda la certeza de que un día así será; pero por el momento, basta el presentar hipótesis lógicas que no choquen con ninguna enseñanza científica y expliquen todos los fenómenos, para demostrar  la grandeza de la síntesis que se obtiene cuando  se combinan los conocimientos humanos con las revelaciones espirituales.

El Espiritismo toca todos los problemas más difíciles de la fisiología y de la psicología al estudiar  la acción de los Espíritus; y la naturaleza particular  de las fuerzas que entran en juego en las materializaciones, es un motivo de profundo estudio para el investigador, porque el modo de actuar de los invisibles sobre la materia difiere radicalmente de lo que hasta el presente conocemos.

El día en que la Ciencia se persuada de la verdad de la Doctrina Espírita, se operara una verdadera revolución en los métodos por ella preconizados. Las investigaciones, que hoy tienen por único objeto, conocer la materia, se extenderán hasta el espíritu.

Ensayemos, pues, servirnos de los descubrimientos modernos adaptándolos a nuestra Doctrina; penetremos en las profundidades del ser humano, conducidos por la fisiología e iluminados por la Luz del espiritismo; hagamos  palpable la influencia que el alma ejerce sobre todos los fenómenos vitales, sea en estado consciente  o inconsciente; escrutemos con minuciosidad las relaciones delicadas e importantes de lo físico y de lo moral; intentemos  determinar las conexiones de la vida psíquica con los fenómenos del organismo; busquemos en que parte del hombre subsiste la identidad del ser y las facultades del alma; resumiendo todas estas observaciones, tratemos  de conciliar, en una mirada de conjunto que abrace al cuerpo y al alma, todos los resultados a que hayamos podido llegar.

El espiritismo es una verdad puesto que nos da la clave de lo que la ciencia humana ha sido impotente para descubrir.

 Elaborado por Merchita

(Trabajo extraído de los libros: La Génesis   Cáp. XIV, Allan Kardec; Después de la Muerte – León Denis; La Evolución Anímica de Gabriel Delanne)

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          Que no nos dividan las palabras             


“Las palabras nos importan poco. A vosotros os compete formular vuestro lenguaje de manera tal que os pongáis de acuerdo. Vuestras disputas provienen casi siempre de que no os ponéis de acuerdo acerca de las palabras, porque vuestro lenguaje es incompleto para referirse a las cosas que no afectan a vuestros sentidos” 

Elementos generales del Universo. El libro de los Espíritus. Allan Kardec


Hasta los espíritus superiores le dijeron a Allan Kardec “Qué más da la palabra que utilicéis con tal de que os entendáis”(1). 

Señores, hagamos lo posible por entendernos, que no nos divida una palabra. Basta con explicar lo que queremos decir cuando usamos esta o aquella y estará resuelto el asunto. 

Por poner un ejemplo. Yo, en mi centro, no uso apenas la palabra “caridad” en lugar de ella, uso el término solidaridad o Amor, la que mejor venga en el contexto y eso es porque aquí, caridad tiene un sentido de limosna en lo material, que da alguien de lo que le sobra y que no está exenta de darla con desprecio hacia el que la recibe, al que se puede considerar inferior o inmerecedor. Eso, como ustedes comprenderán, no tiene nada que ver con el concepto de caridad que usaba Allan Kardec y que tiene mucho más que ver con la solidaridad y con el amor, lo cual no obsta para que cuando oigo decir “caridad” a mis hermanos de Iberoamérica, no entienda que su contexto cultural es otro. 

Por eso, cuando imparto el ESDE en mi centro y leemos “caridad” me limito a explicar en qué sentido usaba Allan Kardec ese término y luego lo sustituyo por el que en este momento refleja ese significado. 

Evolucionar no puede ser malo. Todos evolucionamos y el lenguaje también evoluciona. 

La ley del progreso es una ley divina y por tanto se cumple siempre.  El lenguaje evoluciona y donde antes se decía resignación ahora decimos aceptación. Aquí “resignación” significa “aguántate con lo que te pasa y no protestes” entonces ¿Tengo que dejar de investigar para curar las enfermedades? No. 

Aceptación en cambio tiene que ver con el hecho de no evadir la situación, afrontarla. “Esta es tu situación actual, hasta que no la aceptes no podrás cambiarla” Pero evolucionar es cambiar ¿No?, entonces la aceptación es un paso previo para el cambio. 

Sin embargo, si me resigno, tendré que dejar que enferme quien tenga que enfermar y listos, no hay motivos para investigar ni buscar soluciones a nada, basta con aguantarse y no protestar. Eso no tiene sentido y sobre todo es contrario al espiritismo y a la lógica Kardecista. 

Ahora bien. es cierto que el lenguaje evoluciona, pero no lo hace por igual en todas partes, de modo que lo que aquí en España significa “Resignación” o el sentido que tiene asociado, no tiene que ser el mismo que en Iberoamérica y de hecho no lo es. Pues hagamos el esfuerzo de intentar entender al otro y ver en qué sentido está hablando, en vez de enfrascarnos en peleas por el uso de una palabra o de otra. 

Lo que importa es el pensamiento (Dicen los espíritus superiores) pues entonces preguntemos al hermano que usa una palabra que nos choca qué quiere él decir con eso y nos ahorraremos montones de discusiones innecesarias. 

Por Antonia Rodríguez Chachón (Sevilla – España).

( Art. tomado de Zona Espírita )

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                          ELECCIÓN DE PRUEBAS  ( II )

La pregunta clave que nos hacemos ahora es si el espíritu, antes de retornar a la materia, puede elegir sus futuras pruebas. La respuesta es sí, aunque con matices.

Evidentemente, si el alma no participara de esa “programación” que elabora antes de descender a este plano, su facultad de libre albedrío quedaría mermada y si existe una causa fundamental en el desarrollo de la vida humana, es precisamente la capacidad del sujeto para elegir. Sin asumir este concepto, nada tendría sentido, porque resultaría no solo inútil sino también desesperanzador creer en la fatalidad como auténtica conductora de nuestra existencia.

Ahora bien, la facultad del espíritu para escoger las pruebas que cruzará en la Tierra no es absoluta. Como en otros aspectos, no se trata de aplicar un criterio de todo o nada sino de grado. Acorde a la ley de causa y efecto, el alma precisa de una serie de ajustes que no pueden ser eliminados o ignorados. Tal es el caso de las expiaciones, coyunturas que muchos deben atravesar de forma obligatoria para adecuar sus parámetros evolutivos conforme a la legislación divina.

Existe una norma al respecto que es muy clara: a mayor nivel de progreso del espíritu, mayor es la capacidad que tiene para confeccionar su propia programación, es decir, el tipo y número de tribulaciones terrenales por las que pasará. Si nos fijamos bien, este fenómeno tiene su lógica y resulta comparable a las distintas etapas de la vida humana. Un niño no posee la misma autonomía para tomar decisiones respecto a su futuro que un adolescente y este, menos que un adulto. Pero incluso en el mundo de los mayores, no todos tienen ni el mismo nivel intelectual ni el mismo desarrollo moral. De aquí que los más avanzados, al contar con más “méritos”, muestren mayor claridad a la hora de entrever el género de pruebas que les corresponde en la próxima vida.

¿Y qué ocurre si el espíritu sucumbe o no supera las pruebas que él mismo ha escogido? La posibilidad de reencarnar de manera ilimitada contesta a esta pregunta. Sin embargo y como vimos en la primera parte, la paralización del proceso de crecimiento de un ser tiene un nombre: estancamiento. Las almas no retrogradan en su trayecto evolutivo, al igual que el niño que ha aprendido a andar no olvida esta habilidad jamás. Sin embargo, el término estancamiento, desde el punto de vista espiritual, tiene un significado muy diferente al que se le otorga en el plano físico. Esta palabra adquiere un tono más grave, pues el alma, una vez errante, puede analizar con mucha mayor lucidez tanto lo que ha realizado en la anterior encarnación como la situación de su estado progresivo actual, una vez sin la atadura orgánica.

Este dato es esencial, ya que no evaluamos las cosas de la misma forma en libertad como espíritus que “aprisionados” en la carne. Aunque en la fase terrenal existe una gran preocupación por todo lo que afecta a la propia subsistencia como la salud o la economía, estos aspectos son apreciados por el “desencarnado” desde un escalón más elevado, lo que aporta al ser una mayor amplitud de miras y sobre todo, una mejor comprensión del
significado de la vida.

Esta comparación puede asemejarse a la contemplación de un paisaje desde el suelo o desde la cima de una colina. En este último caso, la perspectiva se amplifica y se logra una mejor visión del asunto, que en nuestro caso, implica un entendimiento de por qué estamos aquí y hacia dónde debemos dirigirnos.

Esto es justamente lo que busca el espíritu al proyectar su programación: enfrentarse a las pruebas más convenientes que le sirvan para adelantar en su progreso. Ni más ni menos.

Las llamadas expiaciones, poco recomendables por el sufrimiento que generan pero necesarias para reajustar los ciclos del alma, lo único que muestran es que el espíritu tiene todavía un gran margen de mejora por delante y fija una regla evidente: los errores han de corregirse. Si el espíritu no se inclina por enfrentar dichas equivocaciones, Dios, en su infinita sabiduría y valiéndose de sus colaboradores, determinará lo necesario para “rectificar” las desviaciones de ese camino individualizado que todos debemos recorrer.

Tras la muerte física y dentro de la etapa que los espiritistas conocemos como “erraticidad”, al espíritu le son mostradas las imágenes más relevantes de su anterior existencia, tanto las que han contribuido a su progreso como las que lo han demorado. Este proceso implica también enseñar al sujeto los “rostros” de todos aquellos seres implicados o afectados por sus actos.

Una vez “actualizado” el pasado del individuo y comprobado que este ha entendido la situación en la que se halla con respecto a su senda evolutiva, nuestros queridos y sabios hermanos (a los que denomino cariñosamente “programadores”) se encargarán de ofrecerle al alma en espera de “descender”, todo un conjunto de opciones entre las que elegir para proseguir con su adelantamiento. Es el supremo instante de escoger las pruebas por las que pasar una vez asociado a un nuevo cuerpo.

Ahora se entiende mejor lo que exponíamos antes. Si el espíritu posee un mínimo de luz y de coherencia en sus planteamientos, sabrá lo que tiene que hacer, por lo que tiene que decantarse para avanzar a buen ritmo en su camino ético y de conocimiento. En este sentido, tanto el exigirse poco con respecto a las vicisitudes de la próxima vida como apurar en exceso, resultaría contraproducente. En el primer caso, porque el sujeto tendería al estancamiento con los resultados ya conocidos al regresar al mundo espiritual. A diferencia de lo que entendemos en la dimensión física, para un alma, detenerse en su peregrinar, implica un coste personal muy fuerte ya que se antoja como una pérdida de la oportunidad otorgada para seguir madurando. En el segundo caso, las posibilidades de sucumbir aumentarían en demasía, al no estar el alma lo suficientemente preparada para arrostrar determinados acontecimientos.

Es ahí cuando entra en acción la labor de consejo y guía de los hermanos programadores, los cuales invitan a la persona a seleccionar aquellas pruebas que dentro de un amplio rango le sirvan para adelantar. Así es la jerarquía espiritual, atenta a los méritos de cada cual, lo que permite a unos, aconsejar y a otros, ser guiados. Qué grandiosa universidad de la vida en la que los profesores más afamados tan solo lo son por sus merecimientos, sirviendo de ejemplo a todos sus alumnos y donde no hay lugar para el engaño o la injusticia.

Las opciones donde elegir, los campos de acción, son tan numerosos que el alma, dentro de su libre albedrío, puede escoger entre muchas coyunturas concretas propicias para su avance, si son superadas y siempre acordes al principio de acción-reacción.

Alguien podría pensar que este procedimiento resultaría algo similar a cuando hablamos de “saltar con red”, es decir, aunque falles o te equivoques en tu empresa, siempre cabe el recurso de rectificar, de volver a examinarse de la prueba para vencerla definitivamente. Sin embargo, este razonamiento, aunque cierto, no es tan simple como pudiera parecer. Detrás de cada ensayo y error en la existencia, de cada vicisitud terrenal no rebasada, se nos muestra al espíritu preso de un gran dolor, de una intensa desazón, producto de no haber encarado con la debida diligencia el desafío que se le mostraba ante el horizonte. Este abatimiento ya se deja sentir en el mismo plano físico, cuando el pesar se derrumba sobre nuestras conciencias ante el hecho de tener que reconocer que no hemos aprobado los exámenes de la vida.

Por último, cuando regresamos al mundo espiritual, esta percepción, a veces confusa dentro de la estructura orgánica, se torna lúcida y diáfana. Es entonces cuando “comprendemos” realmente el significado de nuestros actos y las consecuencias que han supuesto sobre nuestro crecimiento como almas en perpetuo desarrollo.

En la próxima entrada, abordaremos ejemplos más concretos de nuestra “programación” para dar por terminado este interesante asunto.

Atraigamos con nuestros buenos pensamientos las nobles influencias de aquellos que nos observan y se mueven en torno a nosotros. Aplicando el principio de afinidad (lo semejante se acerca a lo semejante), tendremos el mejor camino para permanecer en armonía.

…continuará

- Jose Manuel  Fernández -

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                  EL PODER DE LA FE

Cuando se habla de fe se asocia a las creencias, como por ejemplo la fe en Dios, en las religiones, en los dogmas, etc.; sin embargo, es algo mucho más profundo, más esencial y básico en el ser humano.

La verdadera fe es innata en el ser y nunca es utópica; se sustenta en la certeza del porvenir; sabe en su fuero interno de lo que es capaz, y estimula al ser para que finalmente logre lo que se propone. No le ofrece nada que no sea posible y real, salvo cuando se nubla por las pasiones y cae en las redes del fanatismo y la fantasía.

Las barreras de aquello que puede alcanzar las pone uno mismo, fruto de la ignorancia y de las debilidades humanas. Es, junto a la voluntad, la más poderosa herramienta que posee el alma y que le posibilita caminar hacia su destino final, que es la perfección y la plenitud.

Viene a ser como una diminuta semilla que desconoce su destino. Sin embargo, posee en estado latente todos los recursos necesarios para llegar a ser árbol. En cuanto la naturaleza generosa le ofrece una oportunidad para desarrollarse la aprovecha; si no llegan esos bienes de inmediato en forma de agua y tierra, no se desespera, sabe aguardar el momento propicio, porque sabe que es cuestión de tiempo. Cuando finalmente se le dan las condiciones, despliega sus recursos para ir creciendo y alcanzar el estado final de plenitud, de total desarrollo, convirtiéndose en un espectacular y frondoso árbol que sirve de cobijo a las aves, de alimento y de sombra a todos aquellos seres que pasan por su alrededor. A partir de entonces, comienza a devolver a la naturaleza todo aquello que esta le ha proporcionado y le permite ser lo que es; pasa a ser un elemento importante en el inmenso bosque.

La metáfora de la semilla resume el origen y destino del espíritu en el devenir de sus múltiples existencias, en sus continuas luchas por crecer y desarrollarse, por romper el cascarón primitivo y, a su vez, dar paso a la esencia divina que alberga, y que esta despliegue sus alas majestuosas.

La auténtica fe proporciona seguridad al ser humano, porque es consciente del tesoro que guarda, que son sus cualidades y valores; como le ocurre al minero que tiene la certeza de que en el interior de una gran roca existe algo valioso que merece ser descubierto; para ello tendrá que trabajar duro y en condiciones a veces difíciles para ir poco a poco eliminando lo que le sobra al mineral; mas no le importa, porque sabe que la recompensa final merece todos los sacrificios.

En el sentido opuesto también ocurre que, cuando se consiguen las cosas con mucha facilidad, no solemos darles el valor que merecen. Por poner un ejemplo claro, hay países donde escasea el agua potable debido a las prolongadas sequías, y tienen que andar desde sus aldeas todos los días muchos kilómetros para poder recoger este elemento imprescindible de un pozo, para el uso familiar o comunitario. Al mismo tiempo, en otros países más desarrollados tan solo tienen que girar con los dedos un pequeño grifo para tener en sus domicilios toda el agua que quieran. ¿Dónde sabrán apreciar mejor el valor del agua y su necesidad vital?

Existe un término muy de moda hoy día, y es la palabra ‘resiliencia’. Etimológicamente procede del latín, de la palabra “resilio”, es decir, rebote, volver atrás. Su significado tiene relación con la capacidad humana de sobreponerse a las adversidades con entereza, sin afectación. En realidad, se trata de convertir un problema o un obstáculo en una oportunidad. Para ello se requiere un amplio campo de visión mental, no quedarse en los aspectos negativos sino en la posibilidad de revertir la situación, adaptándose. Es como plantearse la siguiente cuestión: ¿Qué puedo aprender de esta situación? ¿Cuál debe de ser mi respuesta, mi línea de trabajo? Es el verse forzado por las circunstancias a salir de la zona de confort para explorar nuevas posibilidades, lidiar con las incertidumbres, con el desconocimiento del resultado final. En última instancia, es comprobar cómo las dificultades externas son capaces de movilizar algunos recursos internos que permanecían dormidos.

Por contra, quien carece de fe no busca los medios para superar las dificultades porque considera que no es posible lograrlo. Son aquellos que desprecian o ignoran lo bueno que les ocurre en la vida; son aquellos cuyo foco de atención, sus pensamientos, están orientados a observar siempre lo negativo: “No puedo”, “no valgo”, “no merece la pena intentarlo”…, etc.

A esto hay que añadir aquellas personas que son tóxicas, porque su ignorancia les lleva a compartir con los demás su visión negativa de las cosas. Son aquellos que dicen: “Yo ya lo intenté y vi que era imposible, muy difícil”, o  también: “pronto te llevarás un fuerte desengaño”. O esos otros con cargos de responsabilidad que declaran: “Usted no tiene aptitudes para esto”“Es mejor que se dedique a otra cosa”“No tiene talento”, etc. Afortunadamente, algunas personas que fueron aconsejadas a variar de rumbo por sus fracasos iniciales, no hicieron caso de sus recomendaciones y continuaron por su camino hacia el éxito final. Ahí están los casos de Winston Churchill, Albert Einstein, Walt Disney, Giuseppe Verdi, Picasso,  etc. El fracaso les sirvió de lección, les hizo más fuertes, porque les supuso una experiencia valiosa, algo que para quien se mueve exclusivamente entre éxitos no posee. Es curioso cómo varían las percepciones de las cosas según los países y culturas. En Europa, por poner un ejemplo, el fracaso está mal visto; no obstante, en Estados Unidos lo consideran un valor, una herramienta positiva de crecimiento.

La fe es inmanente a la ilusión, a la esperanza de realizar algo con éxito y, por lo tanto, no se puede permitir que otros maten esa ilusión, esos deseos de mejorar, de crecer. No obstante, hay que ser analíticos y juiciosos para no caer tampoco en sueños utópicos, en cosas irreales o que nos desvíen del verdadero propósito de nuestra existencia.

La idea es muy clara, en cuanto el objetivo está establecido y creemos en él, hay que poner los cinco sentido en su consecución, sin distracciones. La persona que se sustenta en la fe sabe priorizar y aprovechar el tiempo muy bien.

Por tanto, la fe tiene mucho que ver con la actitud mental, con los valores y con la capacidad de afrontar las vicisitudes de la vida. Estar convencidos de nuestras propias posibilidades facilita la realización de cosas, algo que para los inseguros y pesimistas está fuera de su alcance, no porque no puedan, sino porque ellos mismos se excusan y se colocan sus propias barreras.

“Justifica tus limitaciones y ciertamente las tendrás” (Richard Bach)

Tenemos ejemplos muy claros de superación en personas que carecen de brazos o de piernas y desarrollan una actividad artística, como puede ser la pintura con la boca, o con los pies, dependiendo de sus circunstancias personales. En lugar de compadecerse o pensar que todo ha terminado para ellos, han encontrado una vía, una posibilidad para desarrollar nuevas habilidades con esfuerzo y disciplina.

La fe es imposible para aquel que no se ama, que siente lástima de sí mismo.

La fe nos hace comprender que, tanto lo bueno como lo malo, son elementos transitorios, son circunstancias del camino que nos deben de enriquecer y elevar a estados de mayor plenitud y conciencia.

La fe es paciente porque sabe que los resultados van a llegar, más pronto o más tarde. Está provista de seguridad y de gran energía positiva, lo que le permite descubrir potencialidades que el propio individuo desconoce.

Arrastramos del pasado remoto, de otras existencias, herencias negativas de errores y fracasos que subyacen en lo más profundo del subconsciente; lo cual, si no nos reestructuramos mentalmente, si no nos auto-educamos,  puede suponer un freno, un obstáculo para el desarrollo de la fe y sus posibilidades. También, en esta misma vida, si se recibe una educación deficiente y restrictiva puede afectar el desarrollo de ser humano, dejándole una herencia psicológica de limitaciones, complejos y barreras importantes que pueden poner muy cuesta arriba la creatividad y la ilusión por alcanzar nuevas metas.

Es a través del autoanálisis como podemos reestructurar nuestro interior con una nueva visión de las cosas; descubrir aquello que falla para ponerle remedio; dejar de justificarnos o de culpar a los demás; abandonar las posturas cómodas y simples de auto-justificación; de transferir nuestros conflictos sin enfrentarnos a ellos. Localizando las causas podemos darles remedio.

Vamos a finalizar con una frase de Saint-Exupéry, autor de El Principito«El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe a dónde va».

-José M. Meseguer-  Amor, Paz y Caridad

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domingo, 27 de febrero de 2022

Ética y Moral Espírita

     INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Ética y Moral Espírita

2.- Estado de compasión

3.- ¿Tras pasar por la muerte, tiene el Espíritu recuerdo de sus vidas anteriores?

4.- Los Fluídos ( 1 )



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                       ETICA Y MORAL ESPIRITA

      Cuando a través de la filosofía y de la Ciencia que acompañan al  Espiritismo se establece la reencarnación como una profunda realidad, es inevitable comenzar a encontrar respuestas a tantas cuestiones éticas y morales que se derivan de esta realidad, y que ineludiblemente se van incorporando a  nuestra conciencia, que así se siente “obligada” muchas veces a cambiar  algunos rumbos éticos que manteníamos anteriormente..

     Así, llegaremos a la conclusión de que ante estos conocimientos y su aceptación, es necesario para nuestro Ser, actuar en la vida de forma coherente con lo que racionalmente y de corazón hemos comprendido y aceptado.

Comencemos por definir que la moral es, en general, la regla de buena conducta que distingue el bien del mal y está fundamentada en el acatamiento y observación de las leyes Divinas.

La ética es todo lo que es moralista o que estudia y observa las reglas de la moral. La moral es conciencia; la ética es acción coherente con arreglo a los dictados de la moral.

La ética y la moral que se desprenden del Espiritismo y de la reencarnación, que es uno de sus pilares fundamentales, tienen un carácter evolucionista, y sus principios se fundamentan en los conocimientos filosóficos sobre nuestro destino.

Estos principios éticos y morales constituyen un elemento en el que se integra la filosofía y la Ciencia de observación de donde proceden, y como máximo exponente, tenemos los mismos principios morales Cristianos en toda su pureza y en toda su esencia, libres de dogmatismos  y de interpretaciones religiosas previamente establecidas según las tradiciones y culturas de cada civilización. 

A la vez los principios éticos y morales que se desprenden del conocimiento de las Leyes Universales y Espirituales afectan al desarrollo de nuestra evolución espiritual. El conocimiento de los mismos nos lleva a deducir la necesidad de nuestro trabajo y esfuerzo personal para lograr esa evolución o mejora, así como la necesidad de cultivar las facultades intelectuales y afectivas.

Podemos observar que estos principios éticos y morales de la filosofía espírita se basan en la interpretación y comprensión de las enseñanzas de Jesús-Cristo y de otros grandes Avatares anteriores a Él, que también dejaron sus enseñanzas morales y sus ejemplos personales, y engloban, junto a otros conceptos, el conocimiento de la reencarnación que es el medio natural para la evolución del Ser espiritual.

Las cinco obras fundamentales de la Codificación espírita, están impregnadas de enseñanza moral y ética, pero en donde se centran mayormente estas enseñanzas es en "El Evangelio según el Espiritismo".

Estos principios están basados en la aceptación de la existencia de Dios y del Alma, así como de su inmortalidad.; asimismo se basan en el conocimiento profundo de las Leyes Morales,  particularmente la ley del Amor.

Asimismo al contemplar cómo se realiza  la Ley de Evolución a través de la reencarnación, también se deduce la lógica existencia de otros mundos habitados y los lazos de hermandad que nos deberán unir a ellos, independientemente de los diferentes niveles espirituales que podamos tener.

  Los principales pilares que basan la moral espírita nacida de la filosofía que encierra las enseñanzas de los Espíritus Superiores y que fueron transmitidas a Allan Kardec, provienen esencialmente de las enseñanzas del Evangelio de Jesús, circunscritas sintéticamente en la Ley del Amor y Caridad.

Jose Luis Martín-


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                ESTADO DE COMPASIÓN

    La compasión es precisamente el sentimiento que mejor conduce a la caridad. Es asimismo el elemento inductor para la práctica de la benevolencia, de la indulgencia y del perdón, por lo tanto de la caridad. Podremos elaborar la compasión a medida que modifiquemos nuestra manera de ver al otro, adicionando más pizcas de ternura, comprensión, conmiseración, condolencia, piedad. Sólo se trata de cambiar el hábito de ver al semejante con el intelecto, para verlo también con el corazón. Los ojos están a mitad de camino para recibir el brillo de la razón y las luces del corazón. Basta con que abramos la puerta que acceso al corazón, para que él dulcifique la mirada, la haga más terna y bondadosa.
    Se dice que la compasión es uno de los estados más sublimes del alma, porque corresponde a un estado de amor compartido. Cuando distribuyas tus sentimientos, tu pureza, todo lo que tienes de bueno a tu prójimo, estarás compartiendo amor. Conocerás una levedad espiritual producida por la conciencia pura, sin máculas. Compartir es esencial en la compasión, porque la persona pone sus virtudes al alcance del otro.
    Ese estado de compasión por un semejante es de un cuño tal de espiritualidad, tan elevado, que la persona irradia un aroma particular. Se dice entonces que la persona es una fragancia pura liberada por el esplendor espiritual. Es un estado que alcanzan los Espíritus que aman al prójimo al ven en él una prolongación de si mismos.
    Lo interesante en este proceso es el retorno al individuo del bien que realiza. Como lo expresa el refrán budista: “Las manos que ofrecen flores quedan perfumadas” Así es también la vida: nos devuelve lo que le damos. Es como un espejo: reproduce los gestos y las demás actitudes de las personas. Al practicar el bien tendremos todo el bien a nuestro favor; al amar tendremos amor incrementado dentro de nosotros.
     Las personas en general no aceptan su entorno y por eso sufren. Es muy común el rechazo a determinados hijos, a la condición social en que viven, a su aspecto físico, a la casa donde viven, a los vecinos más próximos, y así sucesivamente. La mayoría de las situaciones de disgusto nos acompañan durante largos años o toda la vida, y eso es causa de sufrimiento en las personas. Para remediarlo es suficiente con que modifiquemos nuestra actitud mental en relación con el objeto que nos causa disgusto. Si dispensamos algo más de aceptación a nuestro hijo, al edificio donde residimos, al cuerpo bendito que nos transporta en la tierra, al alimento que ingerimos, nuestra vida se modificará para mejor. La compasión hacia el otro será el corolario de una relación fraterna cuyos sabrosos frutos nos reserva el porvenir-


EDUCACIÓN DE LOS SENTIMIENTOS: JASÓN DE CAMARGO


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     ¿  TRAS PASAR POR LA MUERTE, TIENE  EL ESPÍRITU RECUERDO DE SUS VIDAS ANTERIORES?

¿El espíritu del hombre tiene, después de la muerte, conciencia de las existencias que
han precedido a su período de humanidad?

«No; porque sólo desde este período empieza para él su vida de espíritu, y apenas se
acuerda de sus primeras existencias como hombre, absolutamente lo mismo como el hombre
no se acuerda de los primeros tiempos de su infancia y menos aún del tiempo que ha pasado
en el seno de su madre. He aquí por qué os dicen los espíritus que no saben cómo han
principiado».- (78)

Una vez entrado en el período de la humanidad el espíritu, ¿conserva vestigios de lo
que era anteriormente, es decir, del estado en que se encontraba en el período que podría llamarse ante humanitario?

«Según la distancia que separa los dos períodos y el progreso realizado. Durante algunas
generaciones, puede haber un reflejo más o menos pronunciado del estado primitivo; porque
nada se verifica en la naturaleza por transición brusca. Siempre existen eslabones que ligan
las extremidades de la serie de seres y acontecimientos: pero semejantes vestigios se borran
con el desarrollo del libre albedrío. Los primeros progresos se realizan lentamente; porque no
están aún secundados por la voluntad, y siguen una progresión más rápida a medida que el
espíritu adquiere más perfecta conciencia de si mismo».

. ¿Se han engañado los espíritus que han dicho que el hombre es un ser excepcional
en el orden de la creación?

«No; pero la cuestión no había sido desenvuelta, y hay, por otra parte, cosas que sólo a su
tiempo deben llegar. El hombre es, en efecto, un ser excepcional; porque tiene facultades que
le distinguen de todos los otros y tiene otro destino. La especie humana es la que Dios ha
elegido para la encarnación de los seres que pueden comprenderle»..

Allan Kardec- El Libro de los Espíritus

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LOS FLUIDOS  (1)

 

El mundo de los fluidos, que se entrevé más allá del estado radiante, reserva a la ciencia muchas sorpresas y descubrimientos. Son innumerables las variedades de formas que la materia, en estado sutil, puede revestir por las necesidades de una vida superior.

Ya muchos observadores saben que fuera de nuestras percepciones, existe otro mundo, no solo el de lo infinitamente pequeño, sino un Universo fluídico que nos envuelve, todo el poblado de multitudes invisibles.

Seres sobrehumanos – más no sobrenaturales – viven a nuestro lado, mudos testigos de nuestra existencia, y solo manifiestan la suya en condiciones determinadas, bajo la acción de leyes, naturales, precisas, rigurosas. Es importante penetrar el secreto de estas leyes, pues de su conocimiento dependerá para el hombre la posesión de las fuerzas  considerables cuya utilización práctica puede transformar la faz de la Tierra en el orden de las sociedades.

Uno de los grandes misterios que la Ciencia Humana procura esclarecer es el de la existencia de una mataría básica universal, capaz de servir como punto de partida para el origen de los elementos físicos conocidos. Aunque investigadores de todo el mundo se han empeñado en el estudio de la estructura intima de los átomos, aun no se ha conseguido encontrar ese elemento Basoco primitivo. Modernos estudios afirman que en un principio todos los elementos  materiales estaban reunidos en un solo “punto”, bajo Una presión incalculable. En cierto momento, ese punto explotó, dispersando materia por el espacio, dando origen  a las nebulosas, a  los sistemas estelares, a los planetas a los astros. El Universo, de acuerdo con la física moderna, continua, expandiéndose y no se sabe hasta cuando continuará en este proceso. La Ciencia cree que,  encontrando el elemento material primitivo, estaría frente a la solución de muchos misterios sobre el origen de las cosas. En el siglo XIX  cuando comenzaron las manifestaciones de los Espíritus, ellos revelaron  una teoría donde explicaban de forma racional el origen de las cosas materiales y espirituales. Decían que había por toda la Creación un elemento primitivo etéreo, denominado “fluido cósmico Universal” y que todos los elementos materiales conocidos son formas modificadas de este fluido. Algunos científicos en el pasado investigaron la materia básica, también denominada “éter” más no consiguieron convencer a los medios científicos de su existencia. La Ciencia no podía comprender la presencia, en el espacio, de una materia tan sutil que no fuese detectada por los instrumentos existentes. El Espiritismo, a través de los fenómenos  de efectos físicos, demostró la existencia del fluido cósmico Universal, base de todos los elementos materiales.

Es pues, en las leyes que rigen la vida espiritual, donde hay que buscar la clave de los milagros de esta categoría. El Fluido Cósmico Universal es la materia elemental primitiva,  cuyas modificaciones y transformaciones constituyen innumerable variedad de cuerpos en la naturaleza. Es altamente  influenciable por el pensamiento (que es una forma de energía) pudiendo modificarse, asumir formas y propiedades particulares. La acción del pensamiento Divino sobre el fluido cósmico Universal dio origen a las nebulosas, a los sistemas estelares, a los planetas y astros. Es en esa materia fluidica que el Creador ejecuta el plano existencial. Por medio del fluido cósmico Universal  llena todo el espacio existente entre los mundos. Por medio de el viajan ondas del pensamiento del mismo modo que  las ondas sonoras se proyectan en la camada atmosférica.

Alrededor de los planetas, el fluido Universal se presenta modificado. La presencia  de la vida en el orbe le impone características especiales,  pues es alterado por la actividad mental  de los habitantes. En los mundos más primitivos, el fluido Universal que los circunda se presenta oscuro y pesado. En los mundos más civilizados  la atmósfera espiritual es más leve y luminosa. Para comprender mejor este principio elemental  podremos decir que tiene dos estados distintos: el de la imponderabilidad o de eterización (estado normal primitivo) y el de la ponderabilidad o de materialización. Al primer estado pertenecen los fenómenos del mundo invisible. Lógicamente entre los dos puntos existen innumerables formas intermediarias de transformación del fluido en materia tangible. En el estudio de este importante asunto podremos entender el origen de muchas afecciones del ser humano y los fundamentos de la fluidoterapia, largamente empleada en los centros espiritas, en la profilaxia y tratamiento de las enfermedades físicas y espirituales.

En el estado de eterización el fluido Universal no es uniforme;  sin cesar de ser etéreo, pasa por modificaciones tan variadas en su genero, y más numerosas tal vez, que en el estado de materia tangible. Tales modificaciones constituyen fluidos distintos que, si bien sean procedentes del mismo principio, son dotados de propiedades especiales, y dan lugar a los fenómenos particulares del mundo invisible. Una vez que todo es relativo, esos fluidos  tienen para los Espíritus, que en si mismo son fluiditos, una apariencia material como la de los objetos tangibles para los encarnados, y son para ellos lo que para nosotros son las sustancias del mundo terrestre, ellos las elaboran, las combinan para producir efectos determinados como lo hacen los hombres con sus materiales, sin embargo usando procesos diferentes. “(Allan Kardec la Génesis, Cáp., XIV

Los Espíritus afirman que una de las modificaciones más importantes del fluido Universal es el fluido vital. El es el responsable por la fuerza motriz que actúa en los cuerpos vivos.  Sin el, la materia es inerte. Podemos decir que él es responsable por la animalización de la materia. Ese agente es el fluido vital que da vida  a todos los seres que lo absorben y asimilan. La materia sin él no tiene vida el fluido sin la materia tampoco es vida.  Cuando los seres orgánicos pierden la vitalidad, por la muerte, la materia se descompone formando  nuevos cuerpos y el fluido vital vuelve a la masa, se mezcla con el todo Universal, para nuevas combinaciones y utilizaciones. Cada  ser tiene una cantidad del fluido vital, de acuerdo con sus necesidades. Las variaciones dependen de una serie de factores. Allan Kardec  nos instruye sobre el asunto en el Libro de los Espíritu, en la pregunta 70:

“La cantidad de fluido vital no es la misma en todos los seres orgánicos: varia según las especies y no es constante en el mismo individuo, por así decir, algunos saturados de fluido vital, mientras otros lo poseen apenas en cantidad suficiente. Es por eso que unos son más activos, más enérgicos, y de cierta manera, de vida superabundante".

La cantidad de fluido vital se agota. Puede tornarse incapaz de sostener la vida, si no fuera renovada por la asimilación de substancias que lo contienen. El fluido vital se transmite de un individuo a otro. Aquel que lo tiene en mayor cantidad puede darlo al que tiene menos, y en cientos de casos hacer volver a la vida presta a extinguirse.

Estudiando esos fundamentos  a la luz  del Espiritismo, llegamos a la comprensión de muchas cosas simples que parecían complicadas e irreales, como por ejemplo la citación de Moisés en la Biblia sobre el origen del hombre. Dice así: Dios formó el cuerpo del hombre del limo de la Tierra y le dio un alma vivificadora, a su semejanza. El estaba cierto, pues quería decir que el cuerpo material era formado de los mismos elementos que habían servido para formar el polvo de la Tierra

El “alma viva a su semejanza “es el principio inteligente o espiritual separado de la esencia divina, haciendo gran distinción entre lo material y el espiritual. El hombre puede mantener el equilibrio de su salud vital a través de la alimentación y de la respiración, pero por encima de eso, manteniendo una conducta mental sana.

El principio vital es la ley que rige la existencia del fluido vital.

“Los malos pensamientos corrompen los fluidos espirituales, como los miasmas deletéreos corrompen el aire respirable”

El pensamiento ejerce una poderosa influencia en los fluidos espirituales modificando sus características básicas. Los buenos pensamientos les imponen luminosidad y vibraciones elevadas que causan confort y sensación de bienestar a las personas que están bajo su influencia.

Los malos pensamientos  provocan alteraciones, malestar, sensaciones contrarias a las que hemos mencionado. Los fluidos quedan oscuros y su acción provoca malestar físico y psíquico.

En la atmósfera fluidica se asocian seres desencarnados con tendencias morales y vibratorias semejantes. Por esta razón, los Espíritus Superiores recomiendan que nuestra conducta en las relaciones con la vida, sea lo más elevada posible. Una criatura que vive entregada al pesimismo y a los malos pensamientos tiene alrededor de si una atmósfera espiritual oscura, a la cual se aproximan Espíritus enfermos. La angustia, la tristeza y la desesperación aparecen, formando un cuadro físico-psíquico deprimente, que puede ser modificado bajo la orientación de las enseñanzas morales  de Jesús.

“La acción de los Espíritus sobre los fluidos espirituales tienen consecuencias de importancia directa y capital para los encarnados. Desde el instante en que tales fluidos son el vehículo del pensamiento; que el pensamiento les puede modificar las propiedades, es evidente que ellos deben  estar impregnados de las cualidades  buenas o  malas de los pensamientos que los colocan  en vibración, modificados por la pureza o impureza de los sentimientos. Allan Kardec Génesis

A medida  que el hombre crece en conocimientos percibe que sus males, tanto físicos como espirituales, son directamente proporcionales a su grado evolutivo  y que él puede cambiar ese estado de cosas, modificándose moralmente. Aliándose a las buenas compañías espirituales a través de sus buenos  pensamientos podrá establecer una mejor atmósfera fluidica en torno de si y consecuentemente del ambiente en que vive. Resumiendo, todos somos responsables por el estado  de dificultades morales que vive actualmente  el planeta. Mejorándose la humanidad se depurará la atmósfera  fluidica en cuyo seno vivimos, porque no le enviará  nada más que fluidos buenos, y estos operarán una barrera invisible para la invasión de los malos . La tierra cuando este poblada por hombres que practiquen las leyes divinas del amor y la caridad no dudemos que no se encontrará más en condiciones  de higiene física y moral como las actuales.

 El pensamiento produce, pues, una especie de efecto físico, que reacciona sobre la moral; es una cosa que solo el Espiritismo puede hacer comprender. El hombre busca instintivamente, reequilibrarse, busca reuniones homogéneas y simpáticas donde pueda adquirir nuevas fuerzas morales; podríamos decir que allí recobra las pérdidas fluídicas que experimenta cada día  por la irradiación  del pensamiento, del mismo modo que por la alimentación, recupera las perdidas del cuerpo material. El pensamiento es una emisión que ocasiona perdidas de fluidos espirituales, y también de fluidos físicos, de modo que el hombre necesita confortarse con los efluvios que recibe del exterior. Muchos médicos curan a sus pacientes  con buenas palabras, el pensamiento benévolo lleva consigo fluidos reparadores que obran sobre lo físico tanto como sobre lo moral.

Al igual que nos libramos de los hombres ignorantes huyendo de ellos, nos podemos liberar de los malos fluidos de los espíritus malos oponiendo  fluidos buenos y como cada uno lleva consigo en su periespiritu  una carga fluidica permanente, el remedio está en si mismo. Basta purificar ese fluído y darle cualidades tales que sean para las malas influencias un repulsivo en vez de atractivo. El periespiritu  es como una coraza a la que conviene dar el mejor temple posible, y como las cualidades del periespiritu están en relación con las cualidades del alma, conviene trabajar en su propio mejoramiento, porque son las imperfecciones del alma las que atraen a los malos espíritus.

Los espíritus malos van donde el mal los atrae; si el mal desaparece, ellos se alejan. Los buenos espíritus, encarnados o no,  no tienen que temer de la influencia de los malos espíritus.

El alma está revestida por un envoltorio o cuerpo fluídico, que se le denomina periespiritu. Es como una condensación del fluido cósmico universal a su alrededor , deduciéndose de ahí que el cuerpo periespiritual y el cuerpo humano tienen su fuente en el mismo fluido, bajo dos aspectos diferentes. El periespiritu, o cuerpo astral, puede ser definido como un vehiculo intermediario entre el Espíritu y la materia. Es el agente de las sensaciones externas. Al principio de la vida, el fluido periespiritual, está mezclado con los fluidos más groseros del mundo imponderable; se le puede comparar a un vapor denso que contiene las radiaciones del alma. Esta, aunque posee en germen todas las facultades que la evolución le va proporcionando, no puede manifestarlas, por su unión cohibida  con el periespiritu, con esa especie de vaina sobradamente densa. Precisa, que en esta primera edad  del alma, los fuertes estímulos del hombre acudan a sacarla de su atonia.

( Continúa en la siguiente publicación) ...//...

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