viernes, 11 de diciembre de 2020

Las Voces del Cielo

 INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Inquietudes

2.- Fenómenos paranormales más populares

    - Minutos de Sabiduría

3.- Mi misión ( Alln Kardec)

4,. La realidad espiritual

5.- Las voces del Cielo




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                                                  INQUIETUDES

                                         


   Hermanos queridos:

         Es en muchas reuniones mediúmnicas donde he podido escuchas en ocasiones, un quejido de dolor y tristeza que decía: " Si lo hubiera sabido antes....", y son tantas y tantas veces que el Alma ansía encontrar respuestas, ¡ busca !, y más tarde o más temprano encuentra lo que verdaderamente necesita; pero también es cierto que cuando la semilla está echada, es más fácil recoger el fruto de la savia que conduce al camino recto.

         No es necesario ser sufridores, porque todos lo somos, para que nuestro espíritu tenga que vibrar con una noticia de destrucción, de guerra, de catastrofismo, y a veces solamente, con una palabra de lamento, nos quebranta el alma. Nuestro corazón suele sobrecogerse cuando presenciamos o escuchamos una de tantas desgracias que nos rodean cotidianamente, como es el Telediario con sus noticias, los periódicos, o los amigos que nos cuentan anécdotas cada día; y como respuesta es un suspiro, un comentario de " ¡ Pobre gente !". Muchas veces los nombramos en nuestras oraciones cotidianas y luego el olvido.

         Se dice siempre que un buen pensamiento es también una pequeña y buena labor, yo así lo creo, pero no es suficiente; cuando he vuelto a escuchar a través de un médium, a un hermano desencarnado, aquel triste y lejano lamento: ¡ Si lo hubiera sabido antes !. Entonces mi alma entera se encogió como en tantas otras ocasiones; pero algo distinto sentí en mi interior, que era encontrar la fuerza necesaria para comprometerme con mi deber, que lo tenía aparcado, escudado bajo pretextos que me ayudaban a olvidarlo.

        Tiempo hace que conozco la Filosofía Espiritista. He tenido la suerte de encarnar en una familia que desde mis abuelos ya creían en ella. Ellos encontraron consuelo entre sus creyentes, en una época en la que el Espiritismo florecía en Cataluña.

        Hoy yo, como tercera generación, siento y creo en esta doctrina y en esta filosofía, como modo de vivir y de encontrar felicidad auténtica, la del espíritu inmortal.

        No pienso ponerme etiqueta alguna, pero sí puedo decir que ello está produciendo un ca mbisería diferenteo profundo en mi ser, me está enseñando a aceptar la vida y a quererla, como único medio de progreso.

         Ahora, cuando asisto nuevamente a alguna sesión mediúmnica, continúo escuchando esta lamentable queja que sobrecoge mi alma, y pienso que es llegado el momento de hacer algo más por nuestros semejantes. Es muy cierto que si supiésemos lo que hay detrás de los propios errores, la situación actual sería diferente, y son muchas cosas las que habrían cambiado.

         Comprendiendo que no  hay nada que se encuentre desamparado de la protección de Dios, Supremo Creador, se podrían haber transformado muchas actitudes erróneas; pero lo sabemos ahora, después de beneficiarnos de lo mucho recibido, y en cambio seguimos muchas veces correspondiendo con el silencio. Sí que se hace lo que buenamente se puede, pero hoy, desde mi pobre sentir, pido ayuda en mi empresa, deseo colaborar a expandir esta Buena Nueva de consuelo para todos. No hemos de quedarnos con el quejido lastimero de "¡ pobre gente!" y ¡"cuanto sufren!". o con la limosna, ofrecida con todo amor; es necesario hablar a estas almas tan necesitadas, desde nuestro interior.

         No es necesario saber mucho, o tener facilidad de palabra, eso llega desarrollando la buena voluntad, y con ello recibimos contactos de los Espíritus de Luz, que con su amor, nos ayudan con sus vibraciones, a tener la suficiente  energía, para poder esclarecer a esos Seres sufrientes, y en estos momentos hemos de olvidarnos de nuestros prejuicios, entregándonos intensamente en esta labor de caridad tan necesaria.

       Quizás parezca ridículo pensar que esos sentimientos no deben preocupar demasiado, pero el Espiritismo es sabiduría, pero habla principalmente a los corazones.

       Al expresar nuestros sentimientos, nos sorprenderá la cantidad de personas que se identifican, y que juntos podremos seguir buscando la verdad, pues algo de ella conocemos por el  Evangelio, y también el valor y el apoyo para seguir buscando en el auténtico Cristianismo, que es precisamente, en lo que se funda el Espiritismo, que por cierto, es palabra mal tratada, que lo confunden con el Tarot, Quiromancia, Parapsicología, etc.  El Espiritismo es Ciencia, pero su Filosofía es sobre todo Cristiana, amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo, es el único camino para comprender y aceptar, lo que antes considerábamos injusticia, sin comprender el por qué Dios podía permitir tantas desgracias, porque el Supremo Creador el solo Amor, y somos los humanos los responsables de tanta ignominia.

      Cristo nos ama intensamente y nos enseña que los sufrimientos no son eternos, que hemos de rescatar la felicidad con el amor a las Leyes Eternas del Padre. La muerte no existe; el Espíritu es inmortal; es solamente el cuerpo lo que se disgrega, para volver a encarnar tantas veces como sea necesario; Dios no ha dado el tiempo para que lleguemos a ser inmensamente felices.

     La mal llamada muerte no es el final, y no es el vacío, ni el no sentir, ni el paraíso eterno, sino que la vida continúa y en ese nuevo estado, es cuando nos enfrentamos a nuestras acciones y a cada una de sus consecuencias. Somos nuestros propios jueces por la responsabilidad del uso de nuestro libre albedrío. Mediante la bondad alcanzamos la purificación. A veces nos volvemos insensibles por miedo al sufrimiento, pero el dolor redime, aunque parezca extraño, el dolor une y es fiel camino que conduce a la verdad. Por la propia experiencia en el peregrinar de nuestras vidas, comprendemos la necesidad de amar y ser amados. No estamos solos; jamás hemos estado solos, ni tan siquiera en la oscuridad más profunda, hemos sido ayudados y estamos aquí para ayudar. No dejes tu lamento en el silencio; muchos somos los que podemos aprender de tu experiencia; también tenemos mucho que contar; nadie es mejor que nadie; habla para que te podamos escuchar y libera tu alma. Es nuestro deber difundir la Doctrina de la esperanza, para que su consuelo llegue a todos los rincones.

( Art. extraído de la Revista nº 32 Fraternidad Cristiana Espírita)


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Fenómenos Paranormales más  populares

 

  Según sus características, los fenómenos paranormales más comunes   clasificados por la Parapsicología se pueden  separar en dos grandes grupos: El primer grupo, los de manifestación física, o  de efectos físicos, denominados  Psi Kappa por los que se manifiesta la acción de la mente sobre la materia, tal como por ejemplo  los Raps, que son golpes y ruidos inexplicables que se producen sobre paredes o muebles ; la Telequinesia  o movimiento de objetos; la impresión de huellas humanas en arcilla efectuada por  estos Seres invisibles cuando se han materializado ; las Levitaciones, etc.


      El otro grupo lo conforman los  de manifestación  intelectual  o fenómenos Psi Gamma, que son los que expresan un pensamiento o inteligencia sin involucrar el empleo de los sentidos físicos.  En Parapsicología son conocidos  con las siglas “ESP”. Entre ellos  están la Telepatía, la Clarividencia y la Precognición  o Premonición.  


     En los fenómenos de  Tiptología se mezclan ambos aspectos. Esta  es  una  comunicación  con un Ser desencarnado  a través de un código convenido de raps o golpes  originados por el  propio Ser  invisible.


  Suelen suceder esta variedad de manifestaciones cuando existe en el ambiente físico un elemento humano capaz de propiciarlas mediante su estado mental  emisor de unas energías o vibraciones psíquicas, que son manejadas por los seres desencarnados, tal como sucede con  la  Mediumnidad.


       Cada fenómeno Psi  supone un efecto  que, necesariamente, debe tener una causa  que lo origina. Esta clase de fenómenos, evidentemente  nos sugieren  que existe una  realidad espiritual en el Ser humano y  que esta  puede actuar  independiente del cuerpo físico y  fuera de él, y  viene a ser el agente causante del fenómeno. Cuando el efecto es inteligente, la causa que lo origina también ha de serlo; nos referimos de los espíritus, que son los seres inteligentes de la Creación, tal como los define el Espiritismo.


         Unas veces  estos fenómenos paranormales son causados por estas energías individualizadas que son los seres inteligentes del universo, unas veces se revisten  con la materia de un cuerpo físico, o sea bajo la forma normal humana, y otras veces estas mismas energías o inteligencias causantes, se encuentran  desencarnadas, esto es, sin la materia carnal de un cuerpo físico. Para su diferenciación, en el caso de los desencarnados les llamamos espíritus, y cuando están con un cuerpo físico, les llamaremos almas.


Los  fenómenos más comunes  por ser más conocidos son:


               La Telepatía,  muy conocida  popularmente y llevada hasta el espectáculo por  “magos” y “mentalistas”; consiste en la transmisión de ideas o pensamientos entre dos o más personas con cierto grado de afinidad mental y de sentimientos. Este fenómeno sugiere la  actuación de una energía extra-corpórea que actúa y se comunica, no solo entre personas, sino también entre animales, o incluso entre personas  vivas y  personas ya fallecidas sin  una presencia  física.  Esta última forma de Telepatía se suele confundir con inspiraciones, ideas imprevistas o flases mentales, que en los casos de la mediumnidad intuitiva se registran abundantemente.


                La Mediumnidad, que merece un capítulo aparte,  ha  sido  estudiada por la  Parapsicología, y a pesar de la corriente materialista que afecta a esta Ciencia que se inclina a dar sobre todos los fenómenos una explicación "mentalistica" o anímica, no pueden negar la cantidad de comprobaciones de comunicados entre el médium y esas otras energías inteligentes  extra corpóreas y con voluntad propia, que se manifiestan y definen a sí mismas como  Espíritus,  y  que  a  veces  por  sus  características  y conocimientos son reconocidos por quienes perciben sus manifestaciones.  Estos  demuestran  tener una personalidad y una individualidad totalmente independientes del  médium   o  de cualquier otra  persona presente en el lugar de su manifestación.

 

        La Precognición, por la que el sensitivo sin saber cómo ni por qué, conoce o intuye un hecho que todavía no se ha producido.

 

        La  Hipersomía  también es otra facultad anímica  por  la que  pueden  captar  olores  existentes en  lugares muy alejados.

 

        Los  Polstergeist o movimiento de objetos materiales por una fuerza intangible, con más o menos aparatosidad. Pueden tener indistintamente un origen anímico y también espirítico.

 

       Otro fenómeno muy popular, es el Cumberlandismo, por el que una persona  que entra en contacto con la piel de otra, capta sus pensamientos y emociones. Por este fenómeno también se captan los más leves movimientos musculares inconscientes de otra persona. Es algo así como una especie de Telepatía  por contacto. 

 

       Cuando lo que de este modo se captan son imágenes, la Parapsicología lo llama Visión Goróptica, y popularmente es más conocido como Videncia o Clarividencia. 


- Jose Luis Martín-     

 

     

Ejemplo de un fenómeno de materialización  relatado en la Bíblia:   En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía”

                                                         -Daniel, 5:5-


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                MINUTOS DE SABIDURÍA


Dondequiera que encuentres un niño, derrama sobre él todo tu cariño y extiéndele la mano para ayudarlo a crecer. En cada niño existe un día nuevo que surge para la felicidad del mundo.

En casa, en la escuela, en el jardín, en el hospital, jamás mires con indiferencia a un niño; facilítale al máximo el camino que él va a recorrer y siembra de flores el sendero que él seguirá.

- Carlos Torres Pastorino-

                                                          

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 MI MISIÓN ( ALLAN  KARDEC)

Pregunta (a la Verdad) – Buen  Espíritu, desearía saber qué pensáis de la misión que me ha sido asignada por algunos Espíritus: tened a bien decirme, os lo ruego, si es una prueba para mi amor propio. Sin duda, lo sabéis, tengo el deseo más grande de contribuir para la propagación de la verdad, pero, del papel de simple trabajador al de misionero en jefe, la distancia es grande y no comprendo lo que podría justificar en mí una gracia tal, prefiriéndome a tantos otros que poseen talentos y cualidades que no tengo.

 Respuesta – Confirmo lo que te ha sido dicho, pero te aconsejo mucha discreción si deseas triunfar. Más tarde sabrás cosas que explicarán lo que te sorprende hoy en día. No olvides que puedes triunfar, del mismo modo que puedes fracasar; en este último caso, otro te reemplazaría, pues los designios de Dios no dependen de una persona específica. Por lo tanto, jamás hables de tu misión; sería el medio de hacerla fracasar. Sólo puede ser legitimada por la obra realizada y nada has hecho todavía. Si la realizas, las propias personas sabrán reconocer tu misión tarde o temprano, pues es por los frutos que se reconoce la calidad del árbol. 

Pregunta – Sin duda, no tengo ninguna voluntad de vanagloriarme de una misión en la que yo mismo creo con dificultad. Si estoy destinado a servir de instrumento para los designios de la Providencia, que ella disponga de mí; en ese caso, solicito vuestra asistencia y la de los buenos Espíritus para que me ayuden y me sostengan en mi tarea. 

Respuesta – Nuestra asistencia no te faltará, pero será inútil si, de tu parte, no haces lo que es necesario. Tienes tu libre albedrío; te corresponde a ti emplearlo como lo entiendas; ninguna persona está obligada inevitablemente a hacer algo. 

Pregunta – ¿Cuáles son las causas que podrían hacerme fracasar? ¿Será la insuficiencia de mis capacidades?

 Respuesta – No; pero la misión de los reformadores está plena de escollos y de peligros; la que tienes es ruda, te prevengo, pues es al mundo entero al que se trata de remecer y de transformar. No creas que te bastará con publicar un libro, dos libros, diez libros, y quedarte tranquilamente en tu casa. No, te será necesario exponer a tu persona: suscitarás contra ti odios terribles; enemigos encarnizados conjurarán tu ruina; serás el blanco de la malevolencia, de la calumnia, de la traición incluso de aquellos que te parecerán los más abnegados; tus mejores instrucciones serán despreciadas y desnaturalizadas; más de una vez sucumbirás bajo el peso de la fatiga; en pocas palabras, es una lucha casi constante que deberás sostener, y sacrificarás tu reposo, tu tranquilidad, tu salud e incluso tu vida, pues, sin eso, vivirías mucho más tiempo. ¡Pues bien! Más de uno retrocede cuando, en lugar de un camino florido, no encuentra bajo sus pasos sino zarzas, piedras afiladas y serpientes. 

Para tales misiones, la inteligencia no basta. Son necesarios primeramente, para agradar a Dios, humildad, modestia y desinterés, pues Él abate a los orgullosos, a los presuntuosos y a los ambiciosos. Para luchar contra las personas, son necesarios valor, perseverancia y una firmeza inquebrantable; también son necesarios prudencia y tacto para conducir las cosas con discernimiento y no comprometer el éxito por medio de medidas o palabras intempestivas; en fin, es necesario tener dedicación, abnegación, y estar presto a todos los sacrificios. Como ves, tu misión está subordinada a condiciones que dependen de ti. 

ESPÍRITU VERDAD                                                                                                                              Yo. Espíritu Verdad, os agradezco vuestros sabios consejos. Acepto todo sin restricción y sin segunda intención. ¡Señor! Si os habéis dignado poner Vuestros ojos en mí para el cumplimiento de Vuestros designios, ¡que se haga Vuestra voluntad! Mi vida está en Vuestras manos, disponed de Vuestro servidor. En presencia de una tarea tan grande, reconozco mi debilidad; mi buena voluntad no faltará, pero tal vez mis fuerzas me traicionen. Suplid mi incapacidad; dadme las fuerzas físicas y morales que me sean necesarias. Sostenedme en los momentos difíciles y, con Vuestra ayuda y la de Vuestros mensajeros celestiales, me esforzaré para corresponder a Vuestros designios.

 NOTA – Escribo esta nota el 1.o de enero de 1867, diez años y medio desde que esta comunicación me fue dada, y constato que se ha cumplido en todos los puntos, pues he experimentado todas las vicisitudes que allí me fueron anunciadas. He sido el blanco del odio de enemigos encarnizados, de la injuria, de la calumnia, de la envidia y de los celos; libelos infames han sido publicados contra mí; mis mejores instrucciones han sido desnaturalizadas; he sido traicionado por aquellos en quienes había depositado mi confianza, pagado con ingratitud por aquellos a quienes había prestado servicio. La Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas ha sido un foco continuo de intrigas urdidas por aquellos mismos que se decían a mi favor y que, mientras mantenían las apariencias ante mí, me atacaban ferozmente por detrás. Han dicho que aquellos que tomaban partido a mi favor eran sobornados por mí con el dinero que recogía por medio del Espiritismo. No he conocido más el reposo; más de una vez, he sucumbido bajo el exceso de trabajo, mi salud ha sido alterada y mi vida, comprometida. Sin embargo, gracias a la protección y a la asistencia de los buenos Espíritus que incesantemente me han dado pruebas manifiestas de su solicitud, estoy feliz de reconocer que no he experimentado ni siquiera un instante de debilidad y de desaliento, y que he proseguido en mi tarea constantemente con el mismo ardor, sin inquietarme por la malevolencia de la que era objeto. 

Según la comunicación del Espíritu Verdad, yo debía esperar todo eso y todo se ha verificado. Pero también, al lado de esas vicisitudes, ¡cuánta satisfacción he experimentado al ver que la obra crece de una manera tan prodigiosa! ¡Cuántas dulces compensaciones he recibido por mis tribulaciones! ¡Cuántas bendiciones, cuántos testimonios de real simpatía he recibido de parte de numerosos afligidos a quienes la Doctrina ha consolado! Ese resultado no me había sido anunciado por el Espíritu Verdad, que, sin duda, intencionalmente, sólo me había mostrado las dificultades del camino. 

¡Qué ingratitud mía sería, pues, si me quejara! Si dijera que hay una compensación entre el bien y el mal, no diría la verdad, pues el bien, quiero decir las satisfacciones morales, ha superado en mucho al mal. Cuando me sucedía una decepción, una contrariedad cualquiera, me elevaba por medio del pensamiento por encima de la humanidad; me ponía con anticipación en la región de los Espíritus y, desde ese punto culminante, desde donde divisaba mi punto de llegada, las miserias de la vida resbalaban sobre mí sin alcanzarme. He hecho de eso una costumbre tal que los gritos de los malos jamás me han perturbado.

(Allan Kardec mantuvo este diálogo con el Espíritu Verdad el 12 de junio de 1856, en la casa del señor C…. La médium fue la señorita Aline C )

1 – Obras póstumas, segunda parte1   (Revista Espírita 1862-1865)

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LA REALIDAD ESPIRITUAL

                                   

Ya sabemos que nuestro cuerpo está hecho de materia, compuesto por millones de células que forman diversos órganos cuya función es mantenernos vivos, apoyados en una adecuada alimentación y actividad que aportan nutrientes y vitalidad. Pero para entender bien la vida es necesario comprender y aceptar que somos algo más que simple materia en constante transformación. También hay un principio vital, espiritual, que organiza, dirige y equilibra la vida del universo y su constante evolución. Por tanto, las personas somos un conjunto indivisible de materia y espíritu. La primera es percibida con claridad a través de nuestros sentidos físicos. No obstante, el segundo es bastante más desconocido para la mayoría de las personas, pues muchas de ellas niegan tal realidad, con todo lo que ello supone e implica en su vida.

Aquí encontramos una gran contradicción, pues todos buscamos la plenitud y la felicidad sin tener en cuenta toda la amplitud de nuestra realidad, lo que convierte nuestro deseo en imposible. La buscamos tan solo con una parte de nosotros, la material, negando u olvidando la otra esencia de nuestra verdad. Al rechazar esa parte espiritual nos estamos expresando y sintiendo de forma limitada, ya que con ello estamos negando una parte esencial de nosotros mismos, que es sobre la que se sustentan las estructuras de nuestra personalidad y la esencia que se mantiene incluso después de la muerte del cuerpo físico.

Si no aceptamos que la espiritualidad forma parte de nuestra vida actual, esta estará siempre incompleta y, por tanto, en cierto modo, podríamos decir que “defectuosa”. Queramos reconocerlo o no, los seres humanos tenemos ese componente que es el que más define nuestra satisfacción y nuestra felicidad o sufrimiento en la vida. Si verdaderamente queremos triunfar en ella y ser felices, no podemos obstruir nuestro mayor potencial negando esa parte invisible pero muy real. A la felicidad solo se llega a través de la plenitud del ser, lo que incluye reconocer y vivir ese principio vital del espíritu con todas sus cualidades, conjuntamente con la materia.

Al hablar de espiritualidad no nos referimos a ningún tipo de religión, sino a nuestros sentimientos más elevados, a esa necesidad que siente toda persona que ha alcanzado una determinada evolución y que le impulsa tanto a buscar lo más esencial de la vida como el despertar a su realidad y realización interior.

Esa esencia a la que todas las filosofías hacen referencia, incluso las diversas ciencias actuales, espíritu, alma, naturaleza interior, yo superior, etcétera, necesita manifestarse plenamente, expandirse, desarrollarse; ya que si no lo hace, la insatisfacción será el denominador común de nuestros días. Es una esencia intangible, indefinida; es la parte que afecta a la emotividad y al sentimiento de la persona, y por tanto se hace notar en todas las etapas del desarrollo humano. No solo es necesario buscarla, encontrarla e identificarla, sino desarrollarla debidamente, ya que es el único modo de encontrar la tranquilidad y la paz interior que necesitamos para vivir con plenitud y satisfacción.

Cada uno de nosotros percibimos los distintos aspectos de la vida a nuestro nivel personal. La realidad no es absoluta sino relativa, y esta evoluciona en la misma medida que evolucionan todas nuestras capacidades y nuestra conciencia de ser y existir hasta comprender la verdad. La espiritualidad ejerce de timón, desplegando las dos alas de nuestra evolución: el amor y la sabiduría. Sobre estas dos bases se sustenta lo mejor de nuestra vida, porque el amor nos une a ella y la sabiduría nos orienta e ilustra en las dificultades del camino.

La aceptación y comprensión de nuestra esencia espiritual nos permite vislumbrar todos aquellos aspectos, circunstancias y realidades que quedan ocultas detrás de la cortina de su negación. Por tanto, la amplitud de horizontes que se abre ante nosotros es extraordinaria e inmensa. De ella podemos entresacar algunos comentarios.

Cuando ante el fallecimiento de un ser querido nos preguntamos qué pasará con él, si habrá vida más allá del umbral de la muerte, si podrá estar viéndonos desde ese desconocido lugar al que pueda haber ido, estamos teniendo inquietudes espirituales a las que deseamos buscar la respuesta correcta. No puede haber el mismo consuelo en una vida donde todo va a terminar en el olvido de la nada, que en aquella cuya continuidad más allá del óbito sea percibida como una realidad.

Creer en la vida eterna también tiene un efecto psicológico muy positivo porque cuando se comprende que familiares, amigos y uno mismo no morimos nunca, sino que pasamos de un mundo a otro conservando nuestra individualidad y propia personalidad, las perspectivas y la esperanza en la vida se vuelven más profundas y más amplias. Comprender que el sufrimiento y las diversas vicisitudes que se pasan no son en vano, sino que suponen un desarrollo hacia algo más elevado e imperecedero, aporta mayor equilibrio y paz interior. Ver la vida con esa perspectiva de progreso, superación y plenitud eleva la satisfacción y la confianza en la misma.

Tenemos muchos más sentimientos y vivencias espirituales de lo que creemos. Además de lo anterior, debemos reconocer que solemos encomendarnos numerosas veces al Ser superior y creador de toda vida en el universo, especialmente cuando pasamos etapas de mayor dificultad y sufrimiento, lo que quiere decir que algo en nuestro interior nos está conduciendo hacia esa realidad. Reconocerlo o no ya depende de cada uno.

Está demostrado que las personas cuyos pensamientos son positivos y sus sentimientos  altruistas, que viven la espiritualidad como respuesta a su conciencia y su madurez interna, y creen en la continuidad de la vida más allá del tránsito al que obliga la muerte del cuerpo físico, gozan de mayor salud, tanto física como mental y emocional. Todas estas realidades no deben pasarnos desapercibidas, ya que tienen un gran significado para nosotros, pues afectan a nuestra vida diaria de forma clara y concisa. Los estados de armonía y equilibrio se mantienen con pensamientos y sentimientos plenos y ajustados a la realidad y están en constante desarrollo buscando su propia plenitud.

El hecho de no conocer que existe la Ley de Gravedad no significa que esta no actúe sobre nosotros y nos afecte directamente. De igual forma, el hecho de que ignoremos esas fuerzas y elementos de la vida que nos afectan como seres humanos tampoco va a impedir que nos afecten de forma transcendente. Por tanto, lo adecuado e inteligente es conocer esas leyes y esas fuerzas del universo con la finalidad de apoyarnos en ellas. Lo más conveniente es conocer todo aquello que influye y determina nuestras vidas, de qué forma lo hace y cómo podemos conseguir apoyarnos y favorecernos de ello.

Vivir es aceptar la existencia de esas fuerzas superiores a las nuestras a las que inexorablemente nos hallamos unidos y, en algunos momentos, dejarse guiar por ellas. Hay escenarios que no percibimos mediante los sentidos físicos pero que sí se experimentan mediante la parte psíquica y nuestro interior más profundo. Conviene, por tanto, estar atentos para no negarlas en ningún momento. La reencarnación, la ley de afinidad, la de causa y efecto, el karma,  la vida en otros mundos, etcétera, son temas en los que conviene profundizar por infinidad de motivos sumamente importantes para las personas. Hay mucha literatura y muy buena al respecto.

Existe un origen y una realidad espiritual en todos nosotros como seres individuales, pero también hay un principio espiritual Superior que rige la vida de todo cuanto existe, sin cuya comprensión no encontraremos respuestas a nuestras necesidades. No estamos solos porque no somos individualidades separadas del universo, y por encima de nuestra inteligencia hay una inteligencia que coordina la evolución de todo cuanto existe y nos ayuda con señales de orientación en favor de un bien común. Todo efecto inteligente tiene una causa inteligente.

La satisfacción, la felicidad y la plenitud se consiguen estando en sintonía con esa llamada de lo Superior, lo que requiere la dedicación de una parte de nuestro tiempo. Vivimos, sí, pero habitualmente no de la forma que nuestro ser interior desea y necesita, lo que dificulta muchísimo nuestra verdadera realización. Cambiar esto es mejorar el sentido de nuestra vida.

Llegados a este punto, ¿cuáles son las causas más frecuentes de insatisfacción con las que debemos lidiar para evitar esas vivencias de vacío, desasosiego e inquietud?

Por un lado, la realidad que vivimos no nos satisface plenamente, es decir, lo que vivimos no es lo que deseamos vivir, y por tanto no nos sentimos realizados sino más bien vivimos la inquietud de un futuro poco halagüeño. Y es difícil sentir satisfacción ante el temor o la preocupación. En definitiva, no somos conscientes de nuestra potencialidad, y es lo que debemos buscar para mantener la calma en todos esos momentos de desasosiego.

Por otro, muchas veces nos acucia el miedo a perder lo que tenemos porque solemos basar nuestra vida en las pertenencias y, como podemos comprobar, todas esas pertenencias que alcanzamos son totalmente pasajeras, pero la preocupaciones nos inquietan. La insatisfacción es un estado donde no se experimenta esa plenitud anhelada que ansiamos, bien por cuestiones materiales o emocionales, donde no logramos lo que deseamos, lo que buscamos. Incluso cuando se consigue algo que se deseaba uno se da cuenta de que no se siente como esperaba.

Si nos empeñamos en seguir viviendo sin conectar con nuestra verdadera esencia interior, llegará un momento en que la insatisfacción comenzará a instalarse en nuestro sentir, y durará tanto tiempo, agudizándose en el proceso, como tiempo estemos alejados de esa vivencia espiritual interior. Esto puede llegar a explicarnos esos estados de desarmonía e inquietudes mentales y emocionales que llegamos a tener en ocasiones, y de las que no terminamos de comprender cuáles son sus causas verdaderas. Cambiarlos es más sencillo de lo que parece, es cuestión de comenzar.

Si observamos detenidamente veremos que son más felices aquellas personas que se sienten realizadas, que se encuentran satisfechas consigo mismas, con su desarrollo, que han encontrado el verdadero sentido de su existencia. Esto nos lleva a comprender que no somos felices porque nuestro interior no está identificado con los acontecimientos ni el devenir de nuestra vida. Sentimos que nos falta algo, aunque no tenemos muy claro qué es, pero no nos sentimos realizados plenamente. Y eso que nos falta es el reconocimiento y la vivencia de la espiritualidad.

 Antonio Gómez Sánchez.- Amor, Paz y Caridad.

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                                          Las Voces del Cielo                       


 Comienza, en su frontispicio, la obra El Evangelio según el Espiritismo con la frase: Los espíritus del Señor que son las virtudes de los cielos, se esparcen por toda la superficie de la tierra como un ejército inmenso, apenas han recibido la orden; parecidos a las estrellas que caen del cielo, vienen a iluminar el camino y a abrir los ojos a los ciegos. Allan Kardec, o Hipólito. León. Denizard Rivail (su verdadero nombre). 

Este hombre, adalid del pensamiento ilustrado, conocedor e indagador de múltiples áreas del saber, (pues no en balde se formó y formaba a su vez, siguiendo el método pedagógico del mundialmente conocido profesor H. Pestalozzi). Tropezó un día con el fenómeno de las llamadas “mesas giratorias” que tanto furor causó en Estados Unidos y cuya fama se trasladó a los salones de toda Europa, incluida Francia, pues era París en los albores del siglo XIX la capital cultural de Occidente. 

Remiso en un principio, pues ya en su primer tratado de pedagogía (1824) consideraba la creencia en los espíritus de “credulidad supersticiosa”, terminó acudiendo a una, dada la invitación de un amigo. Un espíritu tan despierto como el suyo comenzó pronto a vislumbrar que tras ese aparente juego, más dado a preguntas frívolas o de escasa relevancia, se escondía una ley física nueva y no suficientemente estudiada hasta ese momento por la ciencia. De pronto, él mismo se quedó perplejo. Lo que comenzó como una indagación personal, adquiría el rango de un nuevo saber que era menester poner en conocimiento de más personas. Se abrían de pronto las puertas de lo desconocido, siglos de especulaciones metafísicas y de misticismo se abalanzaban sobre su raciocinio. Era menester recoger toda aquella información de un modo cabal, siguiendo una metodología, dándole un corpus teórico coherente. Hercúlea tarea, para la que él estaba de sobra capacitado, dada su alta cualificación humanista y científica. 

Durante tres años (1855-1857) estuvo sentando las bases de lo que sería la obra fundamental,opera prima y síntesis filosófica de la llamada Doctrina de los Espíritus Superiores o Espiritismo. Su labor fue ingente hasta el mismo día de su muerte o desencarnación (1869), acomodando los conocimientos científicos, filosóficos y morales, con las comunicaciones y revelaciones del plano espiritual. Sumiéndolas a la criba concienzuda, sin dejarse llevar por el entusiasmo, ni por la incredulidad acérrima; sino abriendo los temas al debate y feliz discusión constructiva en aquellos postulados que no estaban del todo claros. 

Con justicia es llamado el codificador de toda esta nueva ciencia de estudio e investigación. Su más preclaro continuador fue León Denis, hombre autodidacta, sin la erudición del maestro Denizard Rivail, pero con el entusiasmo y la contundencia que da ser un hombre nacido en medio de las inclemencias del pueblo. Comprendiendo la cercanía y necesidad de la gente del mensaje que daba el recién nacido Espiritismo. Conoció Denis la doctrina de un modo fortuito (si tal cosa es posible): un día paseando por su natal ciudad de Tours, indagador como siempre de las novedades literarias, se quedó contemplando un raro ejemplar que le llamó vivamente la atención. Se trataba del Libro de los Espíritus, de un tal Allan Kardec. Guiado por un febril impulso entró en la tienda y se apropió dicho ejemplar. Su lectura fue un crisol de luz para su alma atribulada. Un bálsamo de paz: Encontré en este libro la solución clara, completa y lógica, al problema universal. Mi convicción se hizo fuerte. La teoría espiritista disipó mi indiferencia y mis dudas.

 18 años contaba el joven Denis, que de bien niño se vio en la necesidad de trabajar para primero ayudar a la maltrecha economía familiar, y después para mantener a su madre, tras la temprana muerte de su progenitor. Dedicando las escasas horas que le restaban de sueño al estudio incesante de cualesquier materia que avivara su conocimiento; tal era su imperiosa necesidad de saber y comprender todo lo que le envolvía.

 Denis captó como nadie el mensaje social que traía el Espiritismo: era constante su trato con los mineros de la zona del Benelux, bien como conferenciante, bien mediante correspondencia. Su interés por la educación de los iletrados le hizo participar de movimientos sociales que perseguían tales fines, consciente de la importancia de dotar a las gentes de los medios del saber, únicos capaces de sacarles de la ignominia cultural y social en que se hallaban relegados. Tal era su implicación que muchos tildaron años después que el único defecto de Denis era “ser espiritista”. Mueca irónica, pues él comprendía el porqué de sus acciones, y sentía en su fuero interior la revelación espiritista como la más sensata y completa para explicar las disquisiciones existenciales del ser humano.

 Habían otros nombres, de más nombre en el campo de la ciencia, que en aquellos años de fines del siglo decimonono apoyaban con su prestigio el movimiento del Espiritismo, o espiritualismo moderno, como preferían llamarlo ingleses y americanos. Denis aunó cualidades que ellos no poseían: supo estudiar las obras de los científicos que comenzaron a preocuparse por el tema de los fenómenos espiritistas, siguiendo los postulados demarcados por Kardec. En sus obras analizaba con cuidado y detenimiento las investigaciones realizadas por William Crookes o Alfred Wallace; por los miembros de la SPR de Londres (Sociedad de Investigaciones Psíquicas): Myers, Gurdney y Podmore, que publicaron la ingente obra “hantams of Linvings”, grueso volumen repleto de casos de apariciones y fenómenos psíquicos; y de cualquier honorable científico que abordara dichas cuestiones. 

Había mucha controversia sobre la cuestión y los fraudes no faltaban. Denis se informaba de tales publicaciones y sueltos de revistas, para bajo la óptica del Espiritismo lograr una síntesis lógica y coherente que no hacía sino dar realce a lo ya manifestado en las obras de Kardec. Venía a ser un poco la comprobación empírica por gente ajena al Espiritismo de los fenómenos reseñados; algo así y salvando las diferencias, con las comprobaciones de científicos como Eddignton que ratificaban lo propuesto en la teoría de la relatividad de Einstein. 

A su vez Denis tuvo contactos con personalidades tales como Conan Doyle, cuya defensa del Espiritismo, no era 100% exacta con la predicada por él. Pero eran más las cosas que les unían, que las que les separaban; haciendo causa común, respetando y valorando las diferencias, como proceso normal de la investigación y el debate en cualquier área del conocimiento humano. Pues la finalidad era demostrar que la vida continúa; que el adagio latino mors jauna vitae (la muerte es la puerta de la vida) tiene razón de ser.

 El inicio del siglo XX fue igualmente rico en investigaciones psíquicas, naciendo así la Metapsíquica de Charles Richet, y posteriormente la actual Parapsicología de la mano de J. B. Rhine. Actualmente se ha perdido ese interés por las investigaciones científicas y por los psíquicos que no pertenecen al movimiento espírita. Ningún pionero de la doctrina tomaba al pie de la letra lo dicho por Eusapia Paladino, Douglas Home o las Hermanas Fox, sencillamente se pasaba por el filtro de la razón lo obtenido, y se conseguía con ello un enriquecimiento y solidez de lo postulado en las obras básicas codificadas por Allan Kardec.

 J.G.L Zona Espirita


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