sábado, 7 de diciembre de 2024

El espírita y la cuestión sexual

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-Bajo un concepto espírita, ¿ qué son los milagros?

2.- Chismes malévolos de espíritus

3.- El gran enigma

4.- El espírita y la cuestión sexual

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BAJO UN CONCEPTO ESPÍRITA, QUÉ SON LOS MILAGROS ?

Divaldo Franco Responde :


En su acepción primitiva, y por su etimología, la palabra milagro significa “cosa extraordinaria”; “cosa admirable de ver”, pero esta palabra, como tantas otras, se ha separado de su sentido originario, y hoy día se dice (según la Academia) “de un acto de la potencia divina contrario a las leyes comunes de la Naturaleza. Tal es en efecto su acepción usual, y sólo por comparación y por metáfora se aplica a las cosas vulgares que nos sorprenden y cuya causa es desconocida. No entra, de ninguna manera, en nuestras miras examinar si Dios ha podido juzgar útil en ciertas circunstancias, derogar las leyes establecidas por Él mismo; nuestro fin es únicamente demostrar que los fenómenos espiritistas, por extraordinarios que sean, no derogan de ningún modo estas leyes, no tienen ningún carácter milagroso, como tampoco son maravillosos o sobrenaturales. El milagro no se explica; los fenómenos espiritistas, al contrario, se explican de la manera más racional; éstos no son, pues, milagros, sino simples efectos que tienen su razón de ser en las leyes generales. El milagro tiene además otro carácter, el de ser insólito y aislado. Luego, desde el momento que un hecho se reproduce, por decirlo así, a voluntad y por diversas personas, éste no puede ser milagro. La ciencia hace todos los días milagros a los ojos de los ignorantes; he aquí porque en otro tiempo, los que sabían más que el vulgo pasaban por hechiceros; y como se creía que toda ciencia sobrehumana venía del diablo, se les quemaba. Hoy día que se está mucho más civilizado, se contentan con enviarles a los manicomios.

Que un hombre realmente muerto, como hemos dicho al principio, vuelva a la vida por una intervención divina, eso sería un verdadero milagro, porque es contrario a las leyes de la Naturaleza. Pero si este hombre tiene sólo las apariencias de la muerte, si hay todavía en él un resto de “vitalidad latente”, y que la ciencia o una acción magnética consigue reanimarle, para las gentes ilustradas, es un fenómeno natural; pero a los ojos del vulgo ignorante, el hecho pasará por milagroso, y el autor será apedreado venerado, según el carácter de los individuos. Que en medio de ciertas aldeas un físico lance un cometa eléctrico y haga caer el rayo sobre un árbol, este nuevo Prometéo será ciertamente mirado como armado de una potencia diabólica; y sea dicho de paso, Prometéo nos parece singularmente haber adelantado a Franklin; pero Josué deteniendo el movimiento del Sol, o mejor, de la Tierra, he aquí el verdadero milagro, porque nosotros no conocemos ningún magnetizador dotado de tan gran potencia para operar tal prodigio. De todos los fenómenos espiritistas, uno de los más extraordinários es, sin contradicción, el de la escritura directa, y uno de aquellos que demuestran de manera más patente la acción de las inteligencias ocultas; pero aunque el fenómeno sea producido por seres ocultos, no es más milagroso, que los otros que son debidos a agentes invisibles, porque estos seres ocultos, que pueblan los espacios, son una de las potencias de la Naturaleza, potencia, cuya acción es incesante sobre el mundo material, así como sobre el mundo moral. El Espiritismo ilustrándonos sobre esta potencia nos da la llave de una porción de cosas inexplicadas e inexplicables, por cualquier otro medio, y que han podido en tiempos anteriores pasar por prodigios; revela lo mismo que el magnetismo, una ley, si no desconocida, al menos mal comprendida; o por mejor decir, se conocían los efectos, porque se han producido en todo tiempo, pero no se conocía la ley, y la ignorancia de esta ley es la que ha engendrado la superstición. Conocida esta ley, lo maravilloso desaparece, y los fenómenos entran en el orden de las cosas naturales. He aquí porque los espiritistas no hacen milagros haciendo girar una mesa o escribir a los difuntos, como el médico haciendo revivir a un moribundo, o el físico haciendo caer el rayo. Aquel que pretendiese, con la ayuda de esta ciencia, hacer milagros, sería, o un ignorante de la cosa o una farsante.

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  CHISMES  MALÉVOLOS DE ESPÍRITUS  

17a. ¿Pueden los Espíritus, por medio de las comunicaciones escritas  inspirar desconfianza injusta sobre ciertas personas y hacer que riñan los amigos? 

Los Espíritus perversos y celosos, en cuanto a mal pueden hacer lo que hacen los hombres; por esto es menester tener cuidado.-

 Los Espíritus superiores son siempre prudentes y reservados cuando tienen que reprender; no hablan mal de nadie; advierten con miramiento. Si quieren que, en su interés, dos personas dejen de verse, harán nacer incidentes que les separarán de una manera natural. 

Un lenguaje propio para sembrar la turbación y la desconfianza es siempre el hecho de un Espíritu malo, cualquiera que sea el nombre que tome. Así, pues, no acojáis sino con circunspección lo malo que un Espíritu puede decir de cualquiera de vosotros, sobre todo cuando un Espíritu bueno os ha hablado bien de él, y desconfiad de vosotros mismos y de vuestras propias prevenciones.. 

En las comunicaciones de los Espíritus no toméis sino lo que tengan de bueno, de grande, de racional, y lo que vuestra conciencia apruebe.

El libro de los médiums

Allan kardec  

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                   EL GRAN ENIGMA

En la vida del Espacio, el pensamiento es una imagen brillante.. Haciendo una comparación del pensamiento en esos dos estados y expresándola con palabras humanas, sería lo que una joven radiante de vida y de belleza y la misma joven, tendida en el ataúd, son la expresión rígida y helada de la muerte.

Sin embargo, a pesar de nuestra impotencia para expresarla en su trascendente significado, la idea de Dios se impone -hemos dicho- pues es indispensable a nuestra vida. Acabamos de ver que el bien, lo verdadero y lo bello se nos escapan en su esencia, porque son de naturaleza divina. Nuestra propia inteligencia, nos es incomprensible, precisamente porque encierra en sí una partícula divina que la dota de facultades augustas. Y solamente penetrando el misterio del alma humana llegaríamos un día a resolver el enigma del Ser infinito.

Dios está en nosotros y nosotros estamos en Él. Dios es el gran foco de vida y de amor, del cual cada alma es una chispa, o, mejor dicho, un pequeño foco aún oscuro y velado que contiene en estado embrionario todas las potencias. A tal punto que si supiésemos todo lo que hay en nosotros y qué obras grandiosas podemos realizar, transformaríamos el mundo, nos elevaríamos de un salto en la inmensa vía del progreso.

Para conocernos es preciso, pues, estudiar a Dios, ya que todo lo que está en Dios, existe en nosotros en estado de germen. Dios es el Espíritu universal que se expresa y manifiesta en la Naturaleza, y el hombre, la expresión más alta de la vida.

EL GRAN ENIGMA. DIOS Y EL UNIVERSO. LEÓN DENIS.

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EL ESPÍRITA Y LA CUESTIÓN   SEXUAL

    Los hombres hicieron del sexo un motivo de escándalo. Convirtieran el sexo en una cosa impura y repelente. Pero el sexo es una manifestación del poder creador, de las fuerzas productivas de la Naturaleza. El espírita no puede encarar la cuestión sexual como un asunto prohibido. El sexo es la propia dialéctica de la Creación y existe en todos los Reinos de la Naturaleza. El paganismo llegó a hacer del sexo motivo de adoración. Los pueblos primitivos manifiestan un gran respeto y asumen una actitud religiosa delante del sexo. Mas para esos pueblos, todavía bien próximos de la Naturaleza, el sexo no está sujeto a los reglamentos, a los abusos y a la perturbación, del mundo civilizado.

    El cristianismo condenó el sexo e hizo de él la fuente de toda perdición. Mas el Espiritismo reconsidera la cuestión, colocándose en un medio término entre las exageraciones de paganos y cristianos. El espírita sabe que el sexo es un gran campo de experiencias para el espíritu en evolución, y que es a través de él que la ley de reencarnación se procesa, en la vida terrena. ¿Cómo, pues, considerarlo impuro y repelente?

    En El Libro de los Espíritus, Kardec comenta: «Los Espíritus se encarnan hombres o mujeres, porque no tienen sexo. Como deben de progresar en todo, cada sexo, como cada posición social, les ofrece pruebas y deberes especiales, y nuevas ocasiones de adquirir experiencias». Como vemos, el sexo es considerado por el Espiritismo en su justo lugar, como un medio de evolución espiritual. El espírita, por eso mismo, no puede continuar a encarar el sexo como lo hace el común de los hombres. No puede abusar del sexo, ni despreciarlo. Debe antes considerar su valor y su importancia en el proceso de la evolución. Todavía existe, en el medio espírita, mucha prevención contra los asuntos sexuales. Mas es necesario que esa prevención sea alejada, a través de una comprensión más precisa del problema.

    No hay motivo para hacerse del sexo un asunto-tabú, mas también no se debe exagerar en ese terreno, pues muchas criaturas se escandalizarían. Debemos acordarnos de que, por millares de años, a través de generaciones y generaciones sucesivas, el sexo fue considerado, en la civilización cristiana en que nacimos y vivimos, un campo de depravación, de perdición de las criaturas. La simple palabra sexo provoca en mucha gente una situación de ambivalencia: interés oculto y repulsión instintiva. Por eso mismo, la educación sexual debe ser encarada seriamente en los medios espíritas y no puede ser dejada al margen de la pedagogía espírita. La mayor dificultad para la cuestión sexual está en el hogar, en la vida familiar. Los padres espíritas no saben, generalmente, como preparar a los hijos para la llamada «Revelación del sexo». El régimen del silencio continúa a imperar en nuestros hogares, creando mayores dificultades para la solución del problema. La simple prohibición del asunto crea un clima de misterio en torno de la cuestión sexual, aumentando los motivos de desequilibrio para los adolescentes.

    Los padres a su vez, sufren también de inhibiciones, decurrentes de un sistema equivocado de educación, a que estuvieran sujetos. En la familia, la actitud más acertada es la de no responderse con mentiras doradas a las  indagaciones de los niños sobre cuestiones sexuales. Mas no se debe, tampoco, responder de manera cruda. Sería una imprudencia queremos salir de un sistema de tabúes para una situación de franca rudeza. Hay muchas maneras de hacer a la criatura sentir que el problema sexual no es más importante ni menos importante que los demás. Cada madre o padre tienen que descubrir la manera más conveniente a emplear en su medio familiar. La regla más cierta es la respuesta verdadera, de manera indirecta. Si la criatura pregunta: «¿Cómo la gente nace?», se debe responder, por ejemplo: «De la misma manera que los gatitos». Comenzando así, poco a poco, los propios padres van descubriendo la técnica de vencer las dificultades, sin considerar que crearían un ambiente de excitación peligrosa. En las escuelas espíritas, el problema debe ser colocado con el mayor cuidado, pues la situación es aún más melindrosa; los niños de cada clase pertenecen a diversas familias, con diferentes costumbres.

    Es peligrosa la llamada «actitud científica», generalmente seguida, en los bachilleratos, por los profesores de ciencias. La frialdad científica no tiene en consideración las sutilezas psicológicas del problema. Lo ideal sería que el asunto fuese discutido previamente en reuniones pedagógicas, entre los profesores de ciencias, de psicología, de moral , el orientador pedagógico y los propios padres. En realidad, el problema es más de pedagogía que de ciencias. El buen pedagogo sabrá conducirlo con el tacto necesario, sin producir choques peligrosos y sin permitir que el asunto caiga nuevamente en el plano del misterio. En cuanto a los jóvenes, se deben promover cursos y seminarios concernientes a la cuestión tratada, siempre con la asistencia de un profesor experimentado, de moral elevada y reconocido buen sentido. Los jóvenes tienen una gran necesidad de buena orientación sexual, pues están en la fase de mayor manifestación de esas exigencias y, si no son bien orientados, podrán caer en lamentables equivocaciones.

    El joven espírita, empero esclarecido por la doctrina, no está menos sujeto a desequilibrios sexuales. Sabemos que esos desequilibrios tienen dos fuentes principales: los abusos y vicios del pasado, en encarnaciones desregladas, y las influencias de entidades peligrosas, muchas veces ligadas a los jóvenes por el pasado delictivo. Por eso mismo, el problema sólo puede ser tratado de manera elevada, con gran sentido de la responsabilidad. Los médicos espíritas pueden ser grandes auxiliares de las Juventudes Espíritas en ese sector. En cuanto a los espíritas adultos, estos no están menos libres de que los jóvenes. Son víctimas de una educación defectuosa, de un ambiente moral dominado por la hipocresía en materia sexual, y traen a veces agravadas por ese ambiente las herencias del pasado. Precisan acostumbrarse, en el medio espírita, a encarar el problema sexual de una manera seria, evitando las actitudes negativas, que dan entrada a las influencias peligrosas. Encarando el sexo sin malicia, como una función natural y una necesidad vital, el espírita; al mismo tiempo, se corrige y modifica el ambiente en que vive, alejando del mismo los espíritus viciosos y maliciosos, que no encuentran más pasto para sus abusos.

    El mejor medio de ahuyentar esos espíritus, y de encaminarlos también a una reforma íntima, es la creación de una actitud personal de respeto por los problemas sexuales y el cultivo de un ambiente de comprensión elevada en el hogar. Esa misma actitud debe ser llevada para los ambientes de trabajo, por más contaminados que ellos se encuentren. El espírita no debe huir despavorido delante de las conversaciones impropias, pues con eso demostraría incomprensión del problema y provocaría mayor interés de los otros en perturbarlo.  Pero no debe, tampoco, estimular esas charlas, con su participación activa. Su actitud debe ser de completa naturalidad, de quien conoce el problema y no se espanta con las conversaciones del mal gusto, pero también de quien no encuentra motivos para alimentar esas conversaciones y de ellas participar. Siempre que sea posible, y con sentido de la oportunidad,  debe procurar mudar el rumbo de la conversación, para asuntos más provechosos, o mismamente para los aspectos más serios del problema sexual. La mente viciosa se complace en las conversaciones deletéreas, en las imágenes grotescas, en las expresiones carentes de respeto. Escandalizarse delante de esas cosas, o rechazarlas con violencia, es siempre perjudicial y anticaritativo, pues esas personas son las que más necesitan de amparo y orientación. Lo más cierto es procurar un medio de ayudarlas a libertarse de ese viciamiento. Y lo más eficaz es orientar la conversación viciosa hacia aspectos respetables, como las consecuencias de los vicios, las situaciones dolorosas en que se encuentran personas conocidas y la conveniencia de tratar el sexo con el respeto como una fuerza de la Naturaleza.

    En los casos dolorosos de inversión sexual, el espírita se ve generalmente en dificultad. Lo más cierto es apelar al conocimiento doctrinario y al poder de la oración. Ayudar al hermano desequilibrado a luchar corajosamente para su propia recuperación, procurando corregir la mente viciosa y mantenerse lo más posible en actitud del que espera y confía en la ayuda de los Espíritus Superiores. Los trabajos mediúmnicos pueden favorecer grandemente esos casos, cuando son realizados con médiums serios, conscientes de su responsabilidad y con una recta conducta moral. No disponiéndose de elementos así, de absoluta confianza, es mejor abstenerse de esos trabajos, insistiendo en la educación progresiva del hermano infeliz, a través de oraciones, lecturas y estudios, conversaciones instructivas y pases espirituales, aplicados de manera metódica, en días y horas señalados. Si el hermano enfermo colabora, con su buena voluntad, los resultados positivos pronto se harán sentir. Porque nadie está condenado al vicio y al desequilibrio, a no ser por su propia voluntad o falta de voluntad para reaccionar.

    Nuestro destino está vinculado a la manera por la que encaramos el sexo. Bastaría eso para demostrar la importancia del problema. Inútil es que queramos huir a él. Lo necesario es modificar profundamente las viejas y viciosas actitudes que traemos del pasado y que encontramos de nuevo en la sociedad terrena, todavía pesadamente enredada en sus propias imperfecciones. Encaremos el sexo como una manifestación del poder creador, tratándolo con el debido respeto, y nos cambiaremos a nosotros mismos, a los demás y a la sociedad en general . El espírita debe ser el elemento siempre dispuesto para promover ese cambio, y nunca un acomodado a las situaciones viciosas que dominan a las criaturas y las esclavizan, por todas partes, en la tierra y en el espacio. 

    En conclusión: El problema sexual debe ser encarado por el espírita con naturalidad, en vista de la naturalidad de la función creadora; el sexo debe ser considerado como fuente de fuerza, vida y equilibrio, debiendo por eso mismo ser respetado y no deturpado; entre el libertinaje del pagano y el preconcepto del cristiano dogmático, el espírita debe mantenerse en el equilibrio de la comprensión exacta del valor del sexo; las fuentes de la vida no pueden ser des-respetadas y afrontadas por la malicia y la impureza de los hombres.


Miguel Vives
Extraído del libro "Tesoro de los Espíritas"

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viernes, 6 de diciembre de 2024

La salud del alma y la mediumnidad

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-Presentimientos

2.- Mediumnidad e intuiciones

3.- ¿ El Espiritismo, es una religión?

4.- La salud del alma y la mediumnidad

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                   PRESENTIMIENTOS


Dijo no sé cuál poeta: «Está visto; no hay profeta como nuestro corazón». Y en verdad que estuvo en lo cierto el que tal cosa dijo; porque indudablemente muchas veces se tienen corazonadas, se siente una voz interior que nos advierte que tenemos un peligro cerca, pero no se hace caso en la mayoría de las ocasiones, no se atiende a esos avisos misteriosos que nos dan nuestros deudos de ultratumba: yo creo que nos hacemos los sordos, porque cuando debemos pasar por las horcas caudinas pasaremos, a pesar de todas las advertencias y de todos los avisos; y en prueba de ello copiaré algunos fragmentos, o mejor dicho, trataré de sintetizar la extensa carta que me envía un espiritista desde Minas (Montevideo), contándome la desastrosa muerte de su hija María, que desde muy joven tuvo el presentimiento de que su desencarnación sería dolorosísima.

Era María una joven bellísima, buena, sensible, cariñosa, muy amante de la familia, especialmente de su padre, por el cual sentía verdadera idolatría. A la temprana edad de diecisiete años un apuesto doncel la requirió en amores; ella correspondió a sus galanteos contenta de verse atendida y obsequiada; el pretendiente quiso llevar el asunto por la posta y puso el plazo de cuatro meses para efectuar el matrimonio, pero el padre de ella pidió un año de espera y hubo que concedérselo. Durante el año, aquellos volcánicos amores se fueron enfriando, hasta concluirse las relaciones con gran contento de María, que quedó tranquila. Tres años después, un segundo adorador ofreció a María su nombre y su amor. Ella manifestó vivísima satisfacción, pero al llegar el día de comprar su canastilla de boda, se abrazó a su padre y le dijo sollozando:

–Mi prometido es muy bueno, no tengo la menor queja de su comportamiento para conmigo, pero me asalta el horrible presentimiento que voy a ser muy desgraciada en mi matrimonio, me arrepiento por completo de mi determinación; no quiero separarme de ti, padre mío.

–Pero mujer replicó su padre –¿por qué no pensaste esto antes de dar tu palabra y yo la mía?

–Porque antes no sentía lo que siento hoy.

–¿Pero tú lo querías?

–Sí, muchísimo, pero ahora no lo quiero, estoy como si nunca lo hubiera tratado.

–¡En fin, hija, todo sea por Dios! Más vale que te hayas arrepentido ahora que estás a tiempo y no después.

No creas Amalia (me dice mi amigo), que mi hija fuera coqueta, ni tuviera poco juicio; era una niña modelo, querida por todo el mundo, porque era el cariño andando. A los dos o tres años de lo acaecido, otro nuevo galán se enamoró perdidamente de María; ella le correspondió, y su padre receloso por los lances anteriores interrogó a su hija diciéndole que lo pensara antes de decidirse, y ella le aseguró que con éste estaba segura de no arrepentirse. Tuvieron dos años esas relaciones, sin el menor disgusto, y cuando llegó el momento de prepararlo todo para la boda, llamó María a su padre una mañana y le dijo con espanto:

–Padre mío, ¡qué sueño tan horrible tuve anoche! Soñé que me había casado y que el mismo día me había muerto; yo me veía muerta y a mi esposo al lado del cadáver; perdóneme el nuevo disgusto que voy a darle, porque yo no me caso, me inspira mi prometido la aversión más profunda desde anoche; no serviré para casada, está visto que debo quedarme soltera.

Y a todo esto, María lloraba con el mayor desconsuelo y su padre no sabía qué decir, y el novio al enterarse, cayó gravemente enfermo salvándose por milagro. Cumplió María treinta años, y un joven de veinte primaveras enloqueció por ella, y su padre, curándose su salud, le contó a él y a su familia lo acontecido con los novios de su hija, pero su relato no fue óbice para que las relaciones siguieran adelante y al fin se efectuara el casamiento, no sin que antes María dijera a sus amigas más íntimas:

«Estoy arrepentida de mi matrimonio, presiento una gran desgracia, un acontecimiento dolorosísimo, sé que voy a sufrir horriblemente, me parece que ya me atormentan los dolores, pero no quiero dar un nuevo disgusto a mi padre».

Se casó y a los dos meses de casada ella y su esposo volvieron a Minas y se instalaron en la casa de sus padres, y al conocer que iba a ser madre, dijo María a toda su familia, menos a su padre, que moriría irremisiblemente en el acto de alumbramiento. Ocho días antes de dar a luz llamó a su esposo, a su madre y a sus hermanas y a todos les suplicó que cumplieran fielmente su última voluntad, que la amortajaran con su traje de boda, y dispuso de todas sus alhajas y de su ropa, repartiendo cuanto poseía entre sus cuñadas y parientas más cercanas, dando mayor cantidad de objetos preciosos a las más pobres, a las más necesitadas. Todas a una le decían:

–Pero ¿estás loca?

Y ella replicaba, sonriendo tristemente:

–Pronto veréis cómo se cumplirá mi presentimiento, no siento más que dejaros mi último retrato, y sólo pido que cumpláis mi postrera voluntad.

Su madre y sus hermanas creían que la dominaba el miedo, pero ella les decía:

–Moriré, moriré, y de muerte espantosa. ¡Cuántos años he huido de pagar esta deuda! Al fin pagaré más parte de la que debo. Dios tenga misericordia de mí…

El padre de María ignoraba cuanto pasaba en su casa; todos callaron para no atormentarle antes de tiempo, y porque en realidad, creían que María deliraba o que veía visiones. Pero llegó el día del alumbramiento y su padre, excelente operador, al reconocerla creyó perder el sentido y salió del aposento de su hija llorando como un niño. La familia lo rodeó afanosa y todos preguntaron a la vez:

–¿Qué hay?

–Que se muere, que no hay remedio para ella.

–¡Deliráis!, dijeron todos.

–La ciencia no ha dicho aún su última palabra.

–La digo yo, replicó el padre sollozando, ¡no la martiricéis, todo es inútil!

–Imposible, gritó el marido de María.

–El cariño os ciega, dijeron los hijos, vengan los médicos.

Fueron los médicos, la operaron cinco veces y murió María, no sin antes tranquilizar a su padre diciéndole: Ya sabía yo lo que me esperaba, ahora comprendo mi aversión al matrimonio: cumpliéndose mi presentimiento, ya tengo una deuda menos. Alégrate, padre mío. Alegrarse no es posible ante el cadáver de un ser adorado. Mi buen amigo quedó profundamente impresionado por el trágico fin de su hija, gracias a que es un espiritista convencido, porque en su larga vida ha tenido pruebas irrecusables de la eterna vida del Espíritu. Un año antes de la muerte de María se le murió una niña de dos años, que le dejó también con su desaparición honda huella por la causa siguiente: Años atrás fue mi amigo a ver a su anciana madre, que vivía muy lejos de Buenos Aires. Ella mostró mucho empeño para irse con su hijo a Minas, y él considerando la avanzada edad de aquélla, no creyó prudente exponerla a tan largo viaje, y le prometió que al año siguiente volvería a verla, y ella le dijo entonces:

-El año que viene ya será tarde, habré muerto, y habré muerto sin que tú me cierres los ojos, siendo que éste ha sido el deseo de toda mi vida, después que te estreche en mis brazos.

Y la anciana acariciaba a su hijo como si éste fuera un pequeñito, y le repetía:

–Llévame contigo, quiero que tú me cierres los ojos.

Mi amigo no accedió al deseo de su madre, y ésta murió lejos del hijo que adoraba, y a los dos meses de haber dejado su envoltura se presentó el Espíritu a su hijo, el que durante la noche, en particular de madrugada, se relaciona con sus deudos desencarnados, habla con ellos y cambia impresiones. Su madre se le presentó tan cariñosa como siempre y cada dos o tres noches la veía; pasaron varios meses y la esposa de mi amigo dio a luz a una niña hermosísima, ya no se presentó más la madre de mi amigo, el que al ver a su hija acabada de nacer, sintió un estremecimiento extraordinario, miró a la niña fijamente y dijo a su esposa:

– Mi madre está con nosotros, estoy seguro de ello.

A los siete meses, la niña comenzó a balbucear algunas frases y a su padre le decía nene; jamás le dijo papá, y nene le decía cuando era su madre, nunca lo llamó por su nombre, y lo acariciaba dándole palmaditas en las mejillas, como lo hacía cuando era su hijo. Cuando cumplió dos años enfermó de convulsiones y veinticuatro horas antes de morir acarició a su padre con la mayor ternura; después extendió su diestra y con el dedo índice señaló el cielo y así permaneció breves momentos. Luego bajando la mano y con su dedito se tocó la frente y los ojos cerrándolos dulcemente. Luego los volvió a abrir y no dejó de mirar a su padre hasta que murió. Con besos y expresivos ademanes se despidió de todos, pero en particular de su padre, haciéndole las caricias más apasionadas. Mi amigo cerró los ojos de su hija, plenamente convencido que el Espíritu de su madre había venido a reclamar aquella última prueba de cariño. En una niña de dos años fue muy significativo, el apoyar su dedito en los ojos y cerrarlos, para luego volverlos a abrir, llamarle siempre nene y nunca papá, acariciarle del mismo modo que lo hacía anteriormente; todo, en fin, le decía a su amigo que el Espíritu de su madre había venido desde el espacio, ya que él no quiso complacerla cuando ella con tanta insistencia se lo pidió.

Cuando se vive tan identificado con los seres de ultratumba, los azares de la vida se soportan con más energía, la muerte desaparece con todos sus horrores, porque se toca la realidad de la inmortalidad del alma, y ante hechos innegables hay que creer en la supervivencia del Espíritu, sin que por esto se deje de sentir la violenta sacudida que se experimenta ante el cadáver de un ser amado. Pero el dolor del espiritista convencido no llega nunca al paroxismo de la desesperación, porque junto al cuerpo inerte del ser que se llora, se alza el Espíritu grave y silencioso que animó aquel organismo. Se juntan la vida y la muerte, el ayer y el mañana, lo conocido, lo que hemos tratado y lo desconocido, lo misterioso, lo inexplicable, el ánimo no se sobrecoge, la sorpresa y el asombro no se apoderan de nosotros y se seca la fuente de nuestro llanto ante una nueva ansiedad, ante una nueva esperanza. ¡Se vive siempre! ¡Los seres que nos han amado no nos abandonan! ¡Podemos contar con su inspiración, con sus consejos, con su apoyo moral! ¡Cuánto hay que pensar en esto!…

Y cuando se piensa, el dolor pierde su poderío, no nos tiraniza, no nos hunde en el abismo de la desesperación; la vida se adelanta y lo deja muy atrás. ¡Bendito sea el Espiritismo! Tú eres el mejor amigo del hombre. Tú le dices con hechos irrefutables: «¡El Espíritu no muere jamás!»

Amalia Domingo Soler
Tomado del libro «Hechos que prueban»

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               MEDIUMNIDAD E INTUICIONES

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Existe una variedad de médiums que se designan con el nombre de médiums intuitivos. 

Estas intuiciones nos las transmiten nuestros guías u otros seres a través del pensamiento, sin provocarlas, de forma espontanea. 

Existen diferentes clases de mediumnidad_ 

Si ves a los espíritus, serás médium vidente, si los sientes de alguna forma, sensitivo, si tienes intuiciones, intuitivo, si puedes curar o aliviar, sanador, etc, etc. 

Existen personas a las que les atrae la idea equivocada de intentar comprobar si son médiums, hasta el extremo de llegar a obsesionarse. 

Claro, todos somos deudores e imperfectos, si no fuese así, no estaríamos encarnados en este planeta de expiación y pruebas. 

Existen, a mi parecer, tres tipos de médiums: 

- Unos traen la mediumnidad como misión. 
- Otros como prueba, ( a través de su libre albedrío, que utilidad le dan ), y otros como 
- Deuda, para compensar su imperfección y malas acciones, también para ayudarles a progresar, son espíritus muy poco evolucionados, a los que les hace mucha falta el progreso ( cosa que pocas veces consiguen). 

Los que mas abundan, a mi parecer, no son los de pruebas, sino los de deuda, dado que la gran mayoría están poco o nada evolucionados y se dedican a hacer * hechizos* ( que no existen ), adivinar el futuro, y a engañar a las personas cobrando por lo que hacen ( nada útil ni moral ). 

Son los médiums IMPERFECTOS Y DEUDORES( los que mas abundan ). 

Estos médiums, se aprovechan de la ignorancia de las personas, por esto hay que instruir y dar a conocer la realidad. 

* Puede ser una persona médium sin ser Espirita, pero siempre puede evolucionar mas y obtener mas sabiduría espiritual si tiene conocimientos sobre el mundo espiritual y sus leyes, siempre sera un médium mas completo con los conocimientos que sin ellos. 

* Una de las cosas que veo mas importante y algunos espiritas no lo terminan de asimilar es que: La mediumnidad no tiene nada que ver, ni con la inteligencia del médium ni con su elevación moral, la mediumnidad es solamente una cualidad que tiene la persona que la hace mas apta para la comunicación con el mundo espiritual. 

* Médium, existen desde los mas inteligentes hasta los menos inteligentes y vulgares. 
Desde los que tienen una gran elevación moral, a los que son casi nulos moralmente, sin prácticamente moralidad. Lo que nos demuestra que estos factores en nada influyen. 

El médium se comunica con espíritus afines a él. 

El médium que tiene baja moralidad se comunica con espíritus que le son afines, de baja moralidad también. 

Los espíritus de alta moralidad no tienen ningún interés en comunicarse con este tipo de médiums. 
 
Ángeles C.M


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   ¿EL ESPIRITISMO ES UNA RELIGIÓN? 

       Dos conceptos presentes en la obra del escritor Paulo Henrique de Figueiredo (foto), sobre la naturaleza del Espiritismo y acerca de su revolucionaria propuesta de autonomía moral: En los artículos  "¿El Espiritismo es una religión diferente de todas las religiones tradicionales?", "el Espiritismo es la única propuesta de Autonomía Moral", el escritor paulista sintetiza conceptos básicos de sus libros "Revolución Espírita" y "Autonomía-La Historia jamás contada del Espiritismo".

                                            

        El Espiritismo es una religión?.-  Es una duda antígua y muy incomprendida. Pero la cuestión es sencilla, cuando buscamos la respuesta en su origen, o sea, en las explicaciones de Kardec.

        La doctrina espírita puede ser útil a todas las religiones. Pero no se puede convertir en una de ellas, lo cual sucedería si  sale de la condición de conocimiento  filosófico fundamental y se equipara a las demás religiones en la disputa por la salvación, como promesa a los fieles de una secta.

       Ni puede asociarse a un cuerpo dogmático, sin sincretizarse y dejar de ser  básicamente una doctrina progresiva. Su esencia es como la Física, la Biología. la Cosmología: Un concepto  de las leyes universales. bajo el punto de vista de los espíritus sabios.

       Más allá de eso, considerando el sentido filosófico del término "religión", Kardec se refería a un significado bastante presente en su tiempo, el de religión natural. Viene del hecho de que en aquella época las ciencias humanas se fundamentaban en el espiritualismo racional independiente del credo religioso. Estando Dios presente en la naturaleza como  la Causa Inmanente,  todos estamos relacionados naturalmente con Él. 

       Hay quien busca el significado etimológico de la palabra del latín religare, que significa religación o volver a ligar o a unir, pero ese significado es confuso, pues nunca jamás, nos desligamos de Dios. El sentido que la doctrina espírita promueve. por la naturaleza de su mensaje, es el lazo natural que nos une de forma solidaria entre nosotros, así como entre nosotros y el Creador.

       De esa forma, lo importante está en lo que el Creador representa para nosotros, pues comprendiendo el Espiritismo como filosofía de vida, no habrá diferencia entre la comprensión y el acto, o sea, será una doctrina vivida y  transformadora. Las religiones tradicionales colocan al fiel en la postura de la sumisión, de la espera, de estar pendiente de merecer recompensas y también temeroso de castigos. Nada de eso será encontrado en el Espiritismo bien comprendido. ¡ Es deber de aquel que bien lo comprendió, divulgar esta visión original, para rescatar su esencia primera!

       Difiriendo de todas las religiones tradicionales, el Espiritismo es la única propuesta de AUTONOMÍA MORAL.

        La base fundamental de la revolución espírita está en el establecimiento de la autonomía moral como base de la educación y de las relaciones sociales humanas. , Pero, ¿qué es la autonomía moral?

       Se afirma al respecto en la Revista Espirita de 1870, página 91: "El estado de derecho, la autonomía de la conciencia individual, el progreso moral e intelectual, el reinado del amor y de la justicia, será el futuro  y la base fundamental del Espiritismo".

       Tradicionalmente, las religiones positivas, la escuela tradicional y los gobiernos, desde el inicio de la civilización, someten a las personas a la autoridad por la obediencia pasiva, dictando el modo de actuar bajo el régimen del castigo y de la recompensa, conforme al principio de heteronomía. Según la visión dogmática del cristianismo, todos son pecadores, los que no fueren salvados después del juicio final, sufrirán eternamente en el infierno. Los salvados vivirán la plenitud del cielo.

       En este pensamiento hay dependencia, sumisión, obediencia ciega, en cuanto al individuo. Y colectivamente, en la comunidad heterogénea, hay segregación, competición, división.  Algunos se consideran mejores que los otros. ¡ Eso no es novedad para nadie !. No solo esa orientación fue impuesta por las religiones tradicionales respecto a la relación con Dios, sino que también la sociedad materialista impone la competición, la segregación entre una minoría superior y la gran masa considerada subversiva. En las escuelas, los niños compiten para ser los mejores, y los que no se desempeñan bien son castigados. La moral heterogénea es el padrón de las relaciones sociales.

       Por su vez, la autonomía moral e intelectual, presupone el uso de la razón y del sentido moral para autogobernarse en el desarrollo de la personalidad.  ¡ Ese será el gran cambio que transformará el mundo!. Cuando las personas se relacionan de forma autónoma, hay un respeto bilateral, con la cooperación y el apoyo mutuo, y no hay inclinación a la competición. Existe   una valoración de la diversidad, y por eso, la inclusión de forma natural. No hay miedo al error, porque se sabe que la tentativa es la que lleva al conocimiento. Cada individuo tiene su propio valor, su contribución, algo que lo hace relevante. ¡ Todos merecen, en fin, la igualdad de oportunidades!

En cuanto a pensadores como Rousseau, Kant, Piaget, Paulo Freire, fundamentaron la educación por la libertad como factor de transformación de la humanidad, el espiritismo revela que la autonomía es la ley natural que rige la relación del espíritu con la humanidad universal. O sea, que es fantasía la acción arbitraria de Dios castigando o recompensando, como se sostenía en las doctrinas religiosas y sociales del viejo mundo.

       La moral espírita se fundamenta en la autonomía moral, y esa es la cuestión central de esa propuesta filosófica moderna. De ese modo, el Espiritismo apoya todas las iniciativas que concurren a ese objetivo. ´Será ese el camino por el que se llevará a efecto   la regeneración de la humanidad, con el esfuerzo voluntario de cada uno.  "Manos a la obra"

(articulo publicado originalmente en el blog revolucaoespirita.com.br/)


NOTA :     Ya sabemos todos que el Espiritismo, tal y como nos lo legó Allan Kardec, solamente  tiene un carácter religioso en el aspecto doctrinario  en cuanto a la moral evangélica que se desprende de su filosofía, pero queda muy lejos de  poderlo equiparar con ninguna religión propiamente dicha, porque carece de lo que rodea a las religiones:   Jerarquías, liturgias, dogmas de fe, ceremonias, simbolismos, cánticos, velas, inciensos, etc, pero por el contrario, se reafirma en otros aspectos tales como la existencia de Dios, (un Dios Universal e impersonal), la existencia del alma humana o espíritu y su sobrevivencia después de la muerte del cuerpo, la existencia de un Más Allá, otro plano de la vida inmaterial,  no definitivo, bueno o malo, según las obras y merecimientos de cada persona, etc,; estos  son puntos comunes a las religiones, aunque algunos de ellos dispares con los conceptos religiosos dogmáticos, tal como es el admitir  la Reencarnación del Espíritu como medio necesario para que se lleve a cabo la evolución del mismo, así como el reconocimiento de la existencia de infinidad de mundos habitados en el Universo, concepto este del que no conozco ninguna religión que lo contemple.


      En síntesis: Solamente se puede decir que el Espiritismo es religión, en cuanto a que es una filosofía  moral, íntima y personal, conforme a las enseñanzas del Evangelio de Jesús; sin manifestaciones externas de ninguna clase, salvo la práctica de la caridad en todos sus aspectos y matices, lo cual es fundamental en cualquier comportamiento espírita.  Por eso se dice que el Espiritismo es la religión del Espíritu.


- José Luis Martín-

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LA SALUD DEL ALMA Y LA MEDIÚMNIDAD

   " Sois canales y a través vuestro circula la medicina del alma, la vida, todo en la tierra y en el universo tiene un sentido, un contenido, una verdad y también un deber que vosotros estáis en la obligación moral de aceptar y cumplir, si deseáis evolucionar.

Ya os indican los maestros el proceso continuador que tanto si aceptamos como si no se impondrá. También, ha indicado el introductor sobre las muertes físicas en sosiego que en tiempos pasados tenía el moribundo con  respecto y la protección de los médicos y las familias en aquellos momentos sublimes del desprendimiento de la vida física, había unos actos de amor y recogimiento que el hombre en la actualidad ha olvidado. Nos llevan a un hospital, allí te inyectan lo que quieren o pueden, te atan para que no te muevas ni estorbes demasiado, si todavía te quedan fuerzas para gritar y pedir auxilio o clemencia. Te inyectan o ponen un esparadrapo en la boca para silenciarte. Así, lleno de rabia, odio y desesperación nos echan de la vida física. ¡Es una verdad que clama justicia en las zonas más profundas del ser...! Una verdad que necesita en lo humano un reajuste de comprensión y amor, pues del contrario, el cerebro, el propio sentir humano entrará en unos desajustes que harán que cada vez sea más conflictiva la convivencia entre los hombres.

Luego,  en el astral, cuando ya se quedó el cuerpo en su sitio, es cuando el ser intenta la venganza al sentirse más fortalecido, de ahí surgen esas reacciones en los humanos. Estados posesivos que arrastran a grandes sufrimientos con ansias de venganza. Esos desconsuelos, enfermedades en que cada vez penetra más la condición humana debido a sus egoísmos y ambiciones terrenas de poder que en muchos casos ni siquiera os pertenecen. No se respeta la vida, ni las verdades eternas por las cuales funciona el propio universo.

Deseo que la luz os abra el corazón para sentir el fluir de la vida y no permitir que se desarrolle ese acondicionamiento de los egoísmos humanos que envenenan vuestro sentir y os arrastran a enfermedades que la ciencia humana desconoce. Os tratan como vil materia, sin piedad ni consideración. Hablo sobre mi experiencia vivida en mi desarrollo humano, que es de lo que debemos hablar con autoridad, sobre aquello que hemos vivido, que sentimos y muerde en nuestras propias entrañas y nos obliga a trabajar con firmeza para nuestra liberación. A la vez, deseo hacer llegar a la tierra esta profunda verdad del dolor humano y su trasformación.

Sobre todo, una vez más os digo que tengáis fe, que os abráis a esta verdad, que siempre a vuestro lado tendréis un consuelo, una mano piadosa que no veréis pero que os ayudará, protegerá y hará sentir en vuestro interior el divino calor de la gran familia espiritual y su poderosa fuerza trasformadora. Si os dejáis guiar siempre os acompañarán en el sendero continuador.

 Espíritu Jaime, Médium Manolo Carra

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