INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El Arte del Amor
2.- Ciencia cuántica y Reencarnación
3- Los escollos de lo Paranormal
4.- Natalidad: Responsabilidad y consecuencias
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Leo BuscagliaComunicación, es el arte de hablar uno con el otro, decir lo que sentimos y pretendemos, hablando con claridad, oír lo que el otro habla, decir lo cierto que estamos oyendo es, sin sombra de duda, la habilidad más esencial para la creación y la manutención de una relación amorosa.
La afirmativa es de Leo Buscaglia, profesor de una universidad de California.
El dice que el más alto nivel de la comunicaciones el no verbal. Lo que quiere decir: si usted ama, muestre esto en actitudes. Haga cosas amorosas para el otro. Sea atento. Coloque sus sentimientos en práctica.
Haga aquella comida favorita. Mande flores. Acuérdese de felicitar en los aniversarios. Cree sus propios regalos de amor. No espere por el día de los enamorados.
Y relacione algunos puntos importantes para que una relación de dos se profundice y crezca, venciendo los días, los meses y los años.
Diga siempre al otro que lo ama, a través de sus palabras, sus actitudes y sus gestos. No piense que su pareja sabe esto. El precisa esta afirmación.
Complemente siempre su amor por trabajos bien hechos. No lo desprecie. Dele su apoyo cuando el habla. Piense que todo lo que él hace por usted, no lo hace por obligación. El estimulo y el elogio aseguran que el va a repetir la dosis.
Cuando usted se sienta solitario, incomprendido, hágaselo saber. El se sentirá más fuerte al reconocer que tiene fuerzas para confortarlo a usted.
Al final, los sentimientos, cuando no son exteriorizados, pueden ser destructivos. Recuerde que, a pesar de amarlo, el otro aun no puede leer su mente. No se cierre en si mismo.
Exprese sentimientos y pensamientos de alegría. Ellos dan vida a su relaciones. Es maravilloso celebrar días comunes, fechas personales, como el primer encuentro, el primer hogar, el día de la reconciliación después de un breve desentendimiento.
De regalos de amor sin motivo. Oiga su propia voz hablar de su felicidad.
Diga a su amor que él es una persona especial. No desprecie los sentimientos de el. Lo que el siente o ve es su experiencia personal por tanto, importante y real.
Abrace siempre. La comunicación de amor no verbal revitaliza la relación.
Respete el silencio de su compañero. Momentos de quietud también forman parte de las necesidades espirituales de cada uno.
Finalmente, deje que los otros lo sepan que usted valoriza a quien ama, pues es bueno participar de las alegrías de una saludable relación con los otros.
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Es posible que usted esté pensando que todas esas ideas no son realmente necesarias entre personas que se aman. Ella acontecen de forma espontanea.
Pero no siempre. Son esos varios aspectos de la comunicación lo que constituyen el aliciente de una relación amorosa saludable. Ellos también producen los sonidos más maravillosos del mundo. Los sonidos del amor. ¡Experiméntelo!
Equipo de redacción de Momento Espirita a partir del cap. 2 de la obra Amando uno a los otros, de Leo Buscaglia.
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Ciencia cuántica y reencarnación
Antes de explorar las relaciones, paralelismos o concomitancias entre los dos conceptos que representan el título de este artículo, sería conveniente establecer la definición de los mismos así como la etiología y naturaleza de ambos.
La física o mecánica cuántica, ambas definiciones son sinónimos, es una disciplina científica que estudia las características y relaciones de las partículas subatómicas, es decir, el microcosmos de la materia y su estructura. El origen de esta ciencia se remonta a Max Plank, premio nobel de física que adoptó el término latino "quantum" para designar la menor cantidad de energía concentrada en una partícula.
La reencarnación, vidas sucesivas, renacimiento o palingenesia, son conceptos que, con sutiles diferencias, aluden a lo mismo: la vuelta del alma humana inmortal a la vida, en nuevos cuerpos, mediante el renacimiento en la carne. La etimología del vocablo palin-génesis ya establece este concepto; palin significa "de nuevo" y génesis "nacimiento". Es decir, nacimiento de nuevo. La Reencarnación, no es un concepto filosófico, ni un dogma, ni un postulado o ideología; es una Ley Universal que rige el proceso evolutivo del espíritu durante las primeras etapas del desarrollo del alma en los distintos mundos que pueblan el cosmos. También la reencarnación tiene su final para el alma, cuando ésta alcanza el grado angélico, es decir, cuando ha superado con éxito las pruebas y vicisitudes que los mundos físicos le presentan, alcanzando así la perfección relativa y la plenitud.
Como vemos, relacionar inicialmente una disciplina científica con una Ley Espiritual Universal puede parecer absurdo. No obstante, la intención de este artículo es relacionar algunos de los principios de la física cuántica con los procesos y elementos que se llevan a cabo en la reencarnación; para ello, haremos uso de los argumentos filosóficos que se derivan de esas relaciones. Lejos de nuestra intención de sentar cátedra, ni por supuesto tomar este humilde ensayo como una verdad incuestionable; tan sólo invitar a la reflexión acerca de cómo las leyes de la materia y de la espiritualidad están más próximas de lo que creemos.
Nada se pierde y todo se transforma
"Cuerpo mental y periespíritu dejan de existir al llegar a la perfección, pasando a formar parte de nuevo del FCU (Fluido Cósmico Universal) para ser aprovechado nuevamente. Todo lo que se deriva del FCU deja de existir para volver a su condición inicial"
Chico Xavier - Libro: Evolución en Dos Mundos"
Comencemos con un ejemplo. Bajo el concepto que el Espiritismo de Kardec propone acerca de que nada se pierde en el Universo y que todo tiene su sentido y aprovechamiento, enlazamos el primer paralelismo entre esta ciencia moderna y la Ley de la Reencarnación.
El periespíritu (elemento imprescindible en la reencarnación como modelo organizador biológico) es un cuerpo semimaterial, envoltura del alma e intermediario con el cuerpo físico va depurando su estructura a medida que el espíritu alcanza mayores niveles de perfección moral. Este cuerpo electromagnético, que posibilita la reencarnación, llega un momento en que ya no es necesario para el espíritu. Esto se produce cuando el espíritu supera las pruebas en los mundos físicos y llegando a la etapa angélica, el periespíritu ya no le es necesario para progresar.
Como vemos, nada se pierde en el Universo, todo se aprovecha y se transforma. El ejemplo citado queda esclarecido si se contempla también dentro de la Cuántica mediante la primera ley de la termodinámica que afirma: "la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma". La energía electromagnética del periespíritu, al acabar la fase de reencarnaciones en los mundos físicos, obedece a esta ley de conservación de la energía .La segunda ley de la termodinámica acerca de la entropía, reafirma que en la transformación de la energía esta última nunca disminuye (...para ser aprovechada nuevamente)
La materia no es más que energía condensada en distinto grado de vibración. Y las subpartículas atómicas que estudia la física cuántica confirman esta evidencia con las avanzadas teorías de cuerdas y la teoría M, que dentro de la cuántica intentan conciliar la teoría de la relatividad especial de Einstein que explica el macrocosmos y el funcionamiento de las partículas elementales de Schrödinger, que pone las bases del microcosmos y la estructura de la materia/energía (función de onda) a nivel subatómico. Esto da pie para el segundo de los paralelismos o relaciones que podemos encontrar entre cuántica y reencarnación.
La conciencia del observador y el Espíritu co-creador
“Es un hecho indiscutible que las señales energéticas inmateriales procedentes de la mente, pueden controlar la biología”
Bruce Lipton - Libro: Biología de la Creencia
Es el espíritu, a través de instrumentos a su servicio como la mente, el cerebro o la conciencia, observa y modifica la realidad que le rodea. Demostrado está por la física cuántica que una partícula (materia) puede convertirse en una onda (energía) mediante la simple observación. Esta capacidad de la conciencia de modificar la materia a nivel subyacente pone de manifiesto la supremacía del espíritu sobre la materia. El alma humana, a través de sus instrumentos como la mente, el cerebro y la conciencia, es el verdadero origen de la realidad, capaz de modificarla y crearla.
El espíritu se vale de sus instrumentos para manifestarse en los distintos planos de existencia: el espiritual y el físico. El pensamiento contínuo, procedente de la mente y registrado por el cerebro, es capaz de crear pensamientos-forma que se retroalimentan manteniendo el nivel vibratorio y causando un desgaste mental considerable cuando son negativos. Por el contrario, en el mundo espiritual, los buenos pensamientos crean formas maravillosas. Esto lo explica Kardec en el génesis al afirmar que los fluidos espirituales son el vehículo del pensamiento y que aquellos se ven modificados en función de la naturaleza de este. Por ello, en la preparación de toda reencarnación, la configuración del periespíritu sufre modificaciones en base a las características morales y personales del espíritu reencarnante, que imprime en los tejidos sutiles del periespíritu las matrices que serán necesarias para la planificación de la nueva vida terrena.
Siendo los pensamientos y las emociones producto de la mente dirigida por el espíritu, el cuerpo electromagnético que conforma el periespíritu actúa como una esponja y asume las características esenciales del nuevo ser reencarnante, y sus patrones energéticos se elaboran en función de estas y del tono vibratorio de la propia naturaleza del alma. Si es un alma elevada, la energía periespiritual será sutil y de vibraciones intensísimas, teniendo un efecto directo en los centros de fuerza (chakras) y en la luminosidad del periespíritu. En el caso que nos ocupa, estas vibraciones están cargadas de "fotones" procedentes de la mente noble y elevada, creando las condiciones fisiológicas y biológicas que se imprimen en el ADN y que darán lugar a un cuerpo saludable (salvo excepciones) resistente a la enfermedad. Que se sepa, grandes espíritus reencarnados en la Tierra apenas conocieron la enfermedad. Jesús, nunca estuvo enfermo.
Cada vez son más los psicólogos transpersonales y los físicos cuánticos que afirman que somos co-creadores de la realidad en nuestro entorno. Conforme pensamos, sentimos y actuamos creamos las condiciones de nuestro presente modificando el campo energético que nos envuelve, optando por las probabilidades del futuro. Esto enlaza con otro de los principios de la física cuántica y que tiene que ver con el libre albedrío. Veamos.
Libre albedrío e indeterminismo
“El periespíritu estimula las células conforme las necesidades del karma, obedeciendo la Ley Moral de Causa y efecto”
Divaldo P. Franco - “Actualidad del Pensamiento Espírita”
La falacia del determinismo genético comenzó a derrumbarse a partir del descubrimiento del genoma humano en el año 2000. No somos esclavos de nuestros genes, pues eso supondría la inexistencia del libre albedrío y un fatalismo que presentaría al hombre como una máquina gobernada por elementos hereditarios arbitrarios y aleatorios. El principio de incertidumbre de Heisenberg (Nobel de Física) determina precisamente la imposibilidad del determinismo y el fatalismo. "No se puede concretar la posición y velocidad de un sistema físico al mismo tiempo". El ser humano es, en su parte biológica, un sistema físico complejo, sustentado por el periespíritu en su parte energética y a su vez dirigido por el espíritu como comando director.
El libre albedrío es una cualidad de "humanidad"; y se incorpora en el ser cuando las facultades del espíritu creadas por Dios son asumidas por la evolución de los reinos inferiores una vez se trasciende de la etapa animal a la hominal. Los animales no poseen libre arbitrio, se rigen por instinto. El libre albedrío es condición indispensable de la individualidad y la voluntad. No sólo es un concepto filosófico o una ley espiritual inherente a la naturaleza del hombre y por ello mismo a la reencarnación, sino que viene confirmado por la cuántica a través de Heisenberg.
Como comprobamos por la frase que encabeza este apartado, el periespíritu estimula las células en el proceso rencarnatorio obedeciendo a la Ley de Causa y Efecto con arreglo a nuestro libre albedrío de vidas anteriores. La relación manifiesta de este concepto del indeterminismo y la reencarnación viene dada también por la frase del filósofo Orígenes de Alejandría en el siglo III d.C. cuando afirma: "Cada alma recibe el cuerpo que merece según sus previas acciones". Está confirmando que, en función de las decisiones y acciones que tomamos en vidas anteriores, recibimos a través de la reencarnación el cuerpo que merecemos. No existe mejor expresión que esta para ayudar a desterrar el fatalismo y el determinismo. Con nuestras decisiones y acciones "podemos modificar nuestro futuro" somos "dueños de nuestro destino". Esta es la mejor explicación de la Ley de Causa y Efecto y de la Justicia Divina: "a cada cual según sus obras".
Interconexión Mente/Energía
"El Universo es una gran red interconectada de campos de energía, información e intención”
Moacir Costa - Libro Cuántica y Espiritualidad
El eminente físico David Bohm, del que Einstein afirmó "es el único que puede ir más allá de la cuántica", presentó al mundo hace ahora varias décadas su teoría del "Universo no dividido", en ella afirmaba la existencia de dos órdenes: el explicado y el implicado, el primero se caracteriza por la multiplicidad y la materia, lo que observamos con los sentidos; el implicado se caracteriza por la unidad. Junto al neurólogo Karl Pribram explicaron que el cerebro funciona como un holograma, en concordancia con la cuántica y los patrones de onda.
Sin duda, explicar el universo interconectado como un todo (Mente, Energía, etc), en el que las partes reflejan la totalidad -aunque no lo sean- y en el que el Todo es como un holograma conectado en una red de pensamientos, acciones y creencias, etc., tiene profundas implicaciones en el concepto de la reencarnación y su propósito. A nivel biológico, la evolución de las formas se caracteriza por la multiplicidad tendiendo a la mejora de las mismas, y a nivel espiritual incluímos la reencarnación como un proceso que permite la evolución del espíritu (principio inteligente del universo), auténtica mente individual, consciente y agente que forma parte de la unidad inmanente creada por Dios (La Mente Suprema), pero que no es Dios mismo. Como un pintor no es la obra que realiza.
La interconexión de las mentes tiene su evidencia científica ya demostrada por el Espiritismo con las facultades anímicas y confirmada por la psicotrónica y la parapsicología (Telepatía, Telequinesia, Clarividencia, Curaciones Espirituales, etc). Esa mente individual tiene latente en su conciencia la realidad que llegará a ser algún día cuando supere la reencarnación. Es la chispa divina que Dios colocó en su obra como un reflejo, como un holograma de la realidad superior que le espera: la perfección, la felicidad y la plenitud que aguarda al ser inmortal integrado al final en la Conciencia Cósmica, pero individualizado, creando conjuntamente ese orden implicado (espiritual) que sobrepuja la materia y está detrás del origen del cosmos. (*)
(*) En ese fluido cósmico vibran y viven constelaciones, mundos y seres, ejerciendo su acción las Inteligencias Divinas en un servicio de Creación Conjunta a nivel Superior, lo que los convierte en agentes orientadores de la Creación.
Chico Xavier - Libro: Evolución en Dos Mundos
Biología cuántica
“El ADN, en su estructura íntima, es un campo de energía exteriorizado por el periespíritu en su función organizadora del cuerpo físico”
Divaldo P. Franco - Actualidad del Pensamiento Espírita
Hemos dejado para el final la descripción que realiza del ser humano una disciplina tan novedosa como la biología cuántica. Haciendo parte de las "ciencias de la complejidad", se apoya no sólo en la biología molecular, sino también en la teoría de sistemas para integrar la vida (bios) como un sistema superior que tiene por encima del mismo el origen de la realidad, integrando elementos de los subsistemas
llamados cuerpo físico, composición atómica y energética del mismo (periespíritu y espíritu), así como otros inferiores que hacen referencia a la aparición de la vida orgánica e inorgánica. De ahí que el ADN así como el periespíritu son campos de energía imprescindibles en la reencarnación y en la sustentación de la argamasa celular de nuestro cuerpo.La biología cuántica estudia los procesos que tienen lugar en los seres vivos basados en los efectos de la mecánica cuántica; algunos de los cuales ya los hemos explicado, modificación de la materia a través de la conciencia, el efecto túnel, el principio de incertidumbre, la interacción no local de las partículas, etc..
Siendo la reencarnación la puerta de entrada a la vida física, los procesos cuánticos que tienen lugar y efecto en la biología del ser humano, desde la concepción hasta la muerte del cuerpo físico, deberían ser estudiados en mayor profundidad. La falta de una perspectiva integral y holística que estudie al ser humano como un todo, en el que se tenga en cuenta el espíritu, el periespíritu y el cuerpo, así como las interacciones entre ellos, dará como resultado la mayor comprensión del origen de multitud de enfermedades, disfunciones o distorsiones biológico-psicológicas.
Facilitando las terapias adecuadas, este conocimiento ayudará en la mejora de la salud integral del ser, en su bienestar psicológico y biológico, al tiempo que abrirán el campo para la confirmación de la inmortalidad el alma, su trascendencia e influencia sobre el cuerpo físico, la reencarnación y los procesos asociados a esta Ley Universal que a todos nos afecta y que tiene como principal intención ofrecer al espíritu inmortal nuevas oportunidades de progreso y transformación moral en rumbo hacia la felicidad.
- Antonio Lledó-
************************NATALIDAD: RESPONSABILIDAD Y CONSECUENCIAS
A título de ejemplo, citaré el hecho de que en este país comenzó a percibirse el descenso de natalidad a partir de los años 70. Desde entonces y hasta hoy, esta reducción puede estimarse en torno al 50 por ciento. Y si bien este país viene considerándose uno de los primeros en ese ranking, el fenómeno afecta a muchos más países.
Podríamos esgrimir numerosos argumentos que justifiquen esa tendencia a la reducción del número de hijos por grupo familiar. No obstante, citaré como principales factores de dicha reducción: el coste de la vida −especialmente de la vivienda, los métodos anticonceptivos, la legalización del aborto, la ideología de género, la incorporación de la mujer al mercado laboral y la creciente dificultad para conciliar el horario laboral y familiar.
Todos estos factores se aglutinan para que la mujer, el rol femenino, se sienta ajeno a la vida familiar, rehuyendo en muchos casos la responsabilidad maternal en su búsqueda de equiparación con el hombre, el rol masculino.
Es de palpable realidad la reducción gradual de los índices de natalidad en los países de Occidente; sin embargo, también lo están sufriendo, aunque con más moderación, en otros países menos desarrollados; países en los que en épocas anteriores resultaba habitual tener gran cantidad de hijos, pues los consideraban la base del futuro familiar. Tener hijos se consideraba una especie de inversión. Ese concepto ha perdido hoy toda validez.
En mi limitada opinión, otra circunstancia que viene favoreciendo la reducción del índice de natalidad es la creciente fragilidad en las parejas. Por descontado que no voy a cuestionar la función del divorcio, pues qué duda cabe que ha llegado a convertirse en un adelanto social al resolver los eternos conflictos de pareja; conflictos por los que se solía correr un tupido velo, esconderlos, y donde la mujer solía llevarse la peor parte. Y este divorcio se ha convertido en el único escape a la mala convivencia de pareja dentro del ámbito familiar; el único escape entre dos personas que dejaron de quererse y respetarse y cuyos desafectos les perjudican a ellos y a sus hijos.
La vida familiar ha perdido el atractivo que poseía en décadas anteriores y hoy a nadie atrae un compromiso de larga duración; a nadie atrae una agrupación sólida y estable en el tiempo. Esa unión ha perdido relevancia dentro de una sociedad que busca estabilizarse mediante la cohesión familiar y con la educación impartida en su seno.
Y como cualquier otro uso y costumbre, el divorcio ha llegado a trivializarse, al no utilizarse convenientemente. El ser humano está perdiendo la capacidad para fomentar y hacer crecer el afecto y el respeto hacia el hogar. Esta es otra consecuencia más de la ausencia de motivaciones y la falta de aprecio entre aquella pareja que un buen día hizo votos de amor y respeto. Posiblemente sea este uno de los argumentos por los que la mujer se siente desfavorecida y se frena a la hora de asociarse conyugalmente.
Queda claro que las razones obedecen a motivos de orden crematístico, material y egoísta, pues en ningún momento se valora la conveniencia de tener hijos. Tampoco se abordan las ventajas que esos hijos aportarán a la futura sociedad. Es un hecho probado que la población de los países más desarrollados envejece paulatinamente; la preocupación en tal sentido crece, aunque nadie se atreve a hablar alto y claro que la sociedad está incurriendo en un terrible error al pensar en el corto plazo; al pensar en el propio egoísmo y en la comodidad. Pues tener hijos implica un compromiso, una responsabilidad, un trabajo, una gran dedicación y un largo etcétera de incomodidades. ¡Algo que nadie quiere asumir!
Incluso se ha llegado a decir que tener hijos es una mala inversión.
¡Qué cotas de idiotez se han alcanzado!
La conquista de comodidades y bienes materiales ha anulado de tal manera las consideraciones de orden espiritual que, a la hora de pensar en los futuros vástagos, muchas personas lo traducen en un problema. Entienden que ese esfuerzo representa el fin de una vida de confort. Ese pensamiento materialista llega incluso hasta a considerar el aborto como el método de resolver los problemas económicos, pues: ¿cuándo es el momento adecuado para la llegada de un retoño? El sentimiento de pérdida de confort familiar a causa de la llegada de un nuevo ser lastra constantemente la unión de pareja, porque ese nuevo ser representa una seria amenaza al confort idealizado. ¡Pensemos en ello!
Estos supuestos y otros muchos más son el resultado de la ignorancia del hombre respecto a las leyes de la Vida.
Mientras tanto, la Ley universal del Progreso sigue actuando, silenciosa, solapadamente. Es el proceso evolutivo de la sociedad que impele a esta hacia constantes cambios en su búsqueda de mayores cotas de perfección. No obstante, si estos cambios se revierten hacia un aspecto material de la existencia, hacia el confort, la comodidad, el dolce far niente, los placeres y los deseos incontrolados, se estará fraguando un desajuste social; un desajuste que la Ley de Evolución combatirá en su búsqueda del equilibrio. Y el ser humano quedará desarmonizado, viéndose obligado a buscar el camino perdido de su evolución a través del dolor.
Es urgente llevar al conocimiento de la sociedad las razones del ser humano en la Tierra y qué fines pretende. Es preciso llevar al conocimiento general la perentoria necesidad del individuo de ocupar un nuevo traje carnal, una nueva encarnación; hacerle saber que necesita continuar su enriquecimiento y progreso.
Sin embargo, tampoco debemos obviar la falsa creencia de que el ser humano, el hombre, solo dispone de una vida, pues este pensamiento sigue generando daños desastrosos en las convicciones de las personas; daños que finalmente abocan al individuo a la desarmonía y a la pérdida de valores.
Es necesario que el individuo conozca cómo funcionan las Leyes de la Vida para que, conocedor de su lugar y responsabilidad en el concierto universal, pueda tomar las decisiones oportunas. Así y solo así el individuo modificará su actitud mental y buscará el camino correcto. Y con esa nueva mentalidad llegará a entender que concebir un hijo no es un problema, muy al contrario, la fuente de nuevas experiencias, de nuevas pruebas. Entonces un hijo se llegará a convertir en una bendición, en un compañero con el que compartir la vida; alguien a quien entregarse y ofrecerle las mejores condiciones para su desarrollo y crecimiento personal; alguien a quien mostrar cómo desenvolverse en este su nuevo mundo con sensatez y responsabilidad. Ese nuevo miembro de la familia se convertirá entonces en un nuevo aliado, alguien que viene también a ayudarnos en nuestro aprendizaje. Él será el acicate para para la lucha diaria, para ofrecerle nuevas oportunidades, nuevos rumbos, nuevas metas y realizaciones comunes. Él hará que todo esfuerzo merezca la pena, pues al fin y a la postre se trata de un viejo amigo, un compañero o un viejo adversario que llama a la puerta mostrando sus ansias de paz y reconciliación.
¡Cuánto cambia la vida cuando se aborda desde un sentido espiritual y transcendental!
¡Cuánto cambia al abordarla desde la convicción de un ser inmortal que viene a utilizar la escuela terrena para desarrollar sus potencialidades!
¡Cuánto cambia al abordarla desde el convencimiento de ser todos hijos de Dios, herederos de sus dones!
¡Cuánto cambia la perspectiva al modificar la visión materialista hacia la inmortalidad!
¡Cuánto cambia al saber que el hombre dispone de todo el tiempo imaginable para conseguir la paz y la felicidad!
¡Cuánto cambia al saber que esa felicidad llega con el trabajo bien realizado!
En la actualidad existen muchas ideologías que desprecian la utilidad de la reencarnación. Ignoran que es a través de ese medio que el individuo viene y va, para experimentar todas las facetas de su personalidad; no importa el rol que ocupe, masculino o femenino. No debemos olvidar que el espíritu carece de sexo, es asexual, y la utilización de un rol u otro está condicionada a sus necesidades evolutivas; y que cada rol faculta diferentes experiencias, todas ellas necesarias.
La ignorancia de esas premisas lleva a malinterpretar y a no poner a cada persona en su lugar en el mundo. Cada individuo es diferente a otro, también sus necesidades y carencias. Y es que cuando desde el otro lado de la vida se planifica una encarnación y el individuo ocupa su lugar en la carne, olvida su compromiso y, al hacerlo, propicia la pérdida de sus metas.
Esa ignorancia obnubila la identidad personal, la individualidad, con el pretexto de la uniformidad entre individuos, y se promulgan leyes que enfrentan a unos contra otros, al rol masculino contra el femenino.
Fermín Hernández - Amor, Paz y Caridad
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