INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Programa de reencarnación y genética espiritual
2.- Madre adoptiva
3.- El valor de la fe
4.- Jesús y el Evangelio ( 2ª Parte)
************************************
La doctrina espirita nos revela que somos espíritus inmortales evolucionando hacia la perfección. Dios, que es soberanamente justo y bueno, nos ofrece los medios a través de muchas existencias sucesivas que nos permiten el rescate de nuestros errores, por medios de nuevas pruebas. La reencarnación es el recurso más eficaz concedido por la leyes eternas, para vivir nuevas experiencias, para corregir los vicios, para subsanar errores del pasado…
En cada nueva existencia, el espíritu se va purificando, se va transformando, avanzando en el camino del progreso y recogiendo la cosecha de su siembra en el pasado.
Cuando se despoja de todas sus impurezas, no necesita ya las pruebas de la vida corporal.
En la mayoría de los casos el espíritu participa de su programación, escogiendo el tipo de prueba que quiere sufrir y participando incluso en la configuración de su futuro cuerpo físico, auxiliado por los técnicos especialistas del plano espiritual. Desde la perspectiva del espíritu, cambia nuestro punto de vista.
Encontramos un ejemplo de ello en el capítulo XII del libro ”Misioneros de la luz” donde la hermana Anacleta, que ha sido una gran trabajadora en el plano espiritual durante más de treinta años, iba a reencarnar en breve acogiendo a sus hijos en condiciones extremas. Observando como iba a ser su cuerpo y advertida por varios benefactores, solicita a los técnicos encargados que modifiquen su próximo cuerpo para no presentarse una forma física de líneas impecables. Pide que la tiroides y la paratiroides del sistema endocrino, no estén diseñadas en perfectas condiciones, porque necesita evitar todas las posibilidades de fracaso y la armonía perfecta física le resultaría perturbadora para su avance espiritual. Prefiere la fealdad del cuerpo y la redención de su espíritu.
Las reencarnaciones pueden darse en esta esfera o en otras, estando todas sujetas a una programación. En los casos de expiaciones graves, el espíritu no está en condiciones de elegir su programación, por lo que son los propios benefactores los encargados de su diseño.
Durante el proceso de reencarnación, el espíritu se une al cuerpo en el momento de la concepción, mediante un débil lazo fluídico. A través del auxilio magnético de los benefactores, el espíritu que va a reencarnar, reduce su periespíritu hasta una organización fetal. Comienza entonces el proceso de turbación, advirtiéndole que ha llegado el momento de una nueva experiencia. Esta turbación va aumentando hasta el nacimiento. Se produce un olvido temporario de todos nuestros recuerdos pasados, incluyendo la actual programación.
El espíritu siente una gran ansiedad antes de encarnar ya que según afronte las pruebas de su nueva existencia retardará o acelerará su progreso. A veces este lazo fluídico se quiebra por voluntad del espíritu, fallando en la prueba que escogió, por lo tanto el niño no nace. La unión solo se completa en el instante del nacimiento.
Ya que participamos de nuestra propia programación, alguno de los que está leyendo este articulo, podría pensar: ¿cómo es posible que haya elegido todas las pruebas, todas las circunstancias penosas que estoy viviendo?
En la vida espiritual, tenemos una visión más amplia y clara de nuestras necesidades, elegimos pruebas más complicadas, con la esperanza de alcanzar más pronto un estado mejor, como el enfermo elige muchas veces el remedio más desagradable para curarse más rápido.
Sin embargo, reencarnados en la materia muchos anhelan: la belleza, la riqueza, el poder… pero en el plano espiritual pedimos todo lo contrario, pues conocemos lo complicadas y resbaladizas que son esas pruebas, en las que, en la mayoría de los casos, los espíritus encarnados suelen sucumbir.
Ahora bien: ¿qué son las diversas existencias corpóreas para el Espíritu, sino fases, etapas, períodos, días de su vida espírita, la cual es, conforme sabemos, su existencia normal, ya que la corpórea sólo es para él efímera, pasajera?
Los técnicos encargados de los procesos de reencarnación son especialistas en el genoma humano. El ADN, que contiene todas las instrucciones genéticas para el desarrollo y funcionamiento del organismo, es programado minuciosamente para que se produzca las mutaciones genéticas o cambios en las secuencias de los nucleótidos, en el tiempo exacto, para que todo suceda según las necesidades de cada espíritu.
Podemos encontrar otro caso en el capítulo XII del mismo libro “Misioneros de la luz”. En el gráfico de la futura encarnación de un amigo de Manessés, se pueden ver unos puntos oscuros desde el colon descendente hasta el arco del sigmoide. Esto indica que padecerá una úlcera de importancia en esa zona a la edad adulta. Se trata de una enfermedad que él escogió.
La existencia humana no es un acto accidental. Dentro del plan divino, la justica se cumple siempre, pero tan pronto el espíritu esté dispuesto a la necesaria transformación moral, paulatinamente irá disminuyendo la severidad del proceso redentor. El apóstol Pedro nos enseñó hace ya muchos siglos que ”el amor cubre una gran cantidad de pecados”.
No nos fustiguemos, todo lo que nos sucede tiene una razón de ser, no existe ningún tipo de suerte o azar. Dios, como padre amoroso, no permite ni un solo instante de sufrimiento de uno de sus hijos sin una finalidad mayor.
Estamos en el lugar y momentos adecuados a nuestras necesidades de evolución.
¡Aprendamos a ver los problemas de la vida como grandes oportunidades para nuestro mejoramiento espiritual!
Madre adoptiva
La mente repasa los acontecimientos felices de nuestra vida, y envuelto en ternura la memoria de nuestra convivencia.
Esta mujer extraordinaria, de quien me acuerdo, hizo todo cuanto el amor podría lograr, a fin de ampararme, ocultando mi procedencia oscura y anónima.
Me rodeó de cariño y me protegió, para que nada me afectase.
Me infundió la fuerza de su dedicación, que era el hálito poderoso de su amor, en emoción cargada de bendiciones, en la palabra sublime que es: ¡mamá!
Nunca me dejó percibir las lágrimas que vertió antes de yo llegar y siempre me demostró la felicidad que mi presencia le causaba. Sin embargo, en su inocencia, pensaba que todas las personas serian benignas y gentiles como ella siempre lo fue.
Así, no tardó mucho para que, en plena adolescencia, su secreto me fuese desvelado de manera cruel, por medio de un corazón imprudente que, pensando que nos iría a destruir, me llamó hija de nadie.
Impresionada, casi caí ante el golpe insano. Sin embargo, la transparencia de su mirada y la dedicación de su afecto me hicieron silenciar el acontecimiento en el interior del alma.
No me fue fácil, ni tampoco difícil enfrentar la nueva circunstancia y en esa coyuntura descubrí, en júbilo, la grandeza del amor de madre adoptiva. Las otras, las madres carnales, a veces, son obligadas por el cuerpo a amar a los hijos que tienen, pero ustedes y todas las madres de adopción, aman por el espíritu, eligiendo quien les va a recibir devoción, dedicación.
¡Y no son menos madres!
Sufren más, ciertamente.
Cuando revelan al hijo las circunstancias de su origen, temen entristecerlo, y, cuando no lo dicen, viven siempre temiendo perderlo, cuando son descubiertas.
Su querer es dulce como la claridad de la luna y fuerte como solamente el amor abnegado puede volverse.
Son ángeles anónimos y bendecidos en la multitud.
Homenajeándola, madre adoptiva, deseo decir a otras que le son iguales que, desde el día en que piensen recibir a un hijo que no les proceda de su vientre, consideren también, la necesidad de decirle, sin recelo, demostrando que el amor es Dios y de Él todo procede, para Él retornando, no siendo, persona alguna, propiedad de otro, sino, todos hijos de Su amor, nutridos por el Amor, para la gloria del Eterno Amor.
Amélia Rodrigues- Médium Divaldo Franco
Extraído del libro “S.O.S Familia”
Traducido por R Bertolinni.
( Tomado de la Revista Luz Espiritual- Admón.)
******************************
El valor de la Fe
Jesús nos
señala en el capítulo X, vers. 32 y 33 de S.Mateo, el valor de la fe.
Quien
le confiese y reconozca en su doctrina y enseñanza será reconocido y presentado
por El ante el Padre Celestial. Esto viene a significar que en el Más Allá
recogeremos los frutos de nuestra valentía o cobardía a la hora de reconocer y defender nuestras creencias y
nuestra fe en las enseñanzas de Jesús y en la doctrina espírita que profesamos
como una prolongación y ampliación de esas enseñanzas.
***************************
JESÚS Y EL EVANGELIO ( 2ª Parte)
...//...
********************
No hay comentarios:
Publicar un comentario