miércoles, 18 de noviembre de 2020

Los trabajos espiritualistas de Allan Kardec

 INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- La Vejez (2ª)

2.- El buen espiritista

3.- La fe activa en el amor fraternal

4.- El Alma Animal

5- Los trabajos espiritualistas de Allan Kardec

       



                                                         

                             *************


                                LA VEJEZ   

                                     2ª Parte)

.../... 

Viene del anterior publicado

     Ser agraciado con la honra de ver a los hijos de sus hijos, de poder acompañar su desarrollo, de cooperar en el proceso de su felicidad provoca sentimientos  legítimos y ennoblecidos que a nadie se le ocurrirá oponer  o condenar.

     También en esta misión de ser abuelo, tenemos que considerar algunos puntos importantísimos, al principio los abuelos deben ejercitar la virtud del respeto a sus hijos, en lo que se refiere a la orientación que deseen ellos ofrecer a sus nietos.

     Es comprensible que los abuelos  tienen mayores experiencias de la vida que sus hijos; sin embargo, deben permitir  que esas buenas experiencias  coronen las frentes de sus hijos, a fin de que estos no se hagan continuados tontos con relación a los propios compromisos, porque sus padres toman su papel.

     En la actuación de abuelo o abuela será imprescindible que no tome sus hombros el deber de criar, de educar a sus nietos cuando todo esté en la faja de la normalidad, solo se justifica  esta conducta en los casos de orfandad o de desastres morales, pues  como abuelo o abuela usted tiene  propios deberes delante de su existencia, lo que no deberá menospreciar, teniendo en consideración que marcha para el cierre de su vida terrena, teniendo mucho que realizar no solo paenas por sus nietos, sino por todos los que necesiten de usted.

     Aprenda, en el ejercicio del respeto a sus hijos, a no conducir a sus nietos por la ruta  de sus concepciones, sin que los padres concuerden con ellas.

   Si desea tomar una posición ante sus nietos sobre cuestiones graves o definitivas, dialogue con sus hijos, primeramente, haciéndolos aceptar sus puntos de vista.

   Nunca se olvide que en la posición de abuelo o de abuela, usted será forzosamente suegro o suegra, y es muy desagradable, incluso irrespetuosa, su intromisión no solicitada.

   Observando de esta manera si es aceptada o no su idea, o está ocasionando alteraciones funcionales  entre sus hijos y sus cónyuges, silencie con naturalidad cohibiendo en si mismo la manía de tener que opinar sobre todo o determinar todo.

  Sus yernos, o sus nueras no están obligados a aceptar sus posiciones. Tendrán el derecho de discordar, cabiendo  a usted el esfuerzo  por emplear sobriedad y autocrítica, que le permitirán mantener un clima de paz con sus afines.

     Procure no abarrotar a sus nietos  con regalos caros. Pregunten antes a los padres de lo que necesitan o lo que a los pequeños les gustaría que se les regalara, si ya lo señalaron.

   Procure no sofocar a sus nietos con el conjunto de hábitos que han caracterizado su época. Evite confrontarlos cuando ellos están recibiendo la palabra  de los propios padres.

   Cuando tenga oportunidad, hable del bien y del amor,  de las buenas costumbres y de la noble vivencia; sin embargo, no imponga nada, no exija nada, entendiendo que la responsabilidad directa con ellos no les pertenece.

    Intente no generar en los corazones de sus nietos inseguridad.  En el caso  de que sus nietos no reciban ejemplo en el propio hogar o para forzar la directriz que ya los alumbra en el ámbito domestico, asístalos con cariño, con su vivencia alegre, honesta y útil, para que sirva de ejemplo a los retoños  de sus hijos.

   Amelos sin apego, con su madurez; ayúdeles sin hacer sus deberes; agrádeles sin envanecerles; hábleles de Jesús sin sentimientos ridículos, para que su participación en sus vidas pueda asemejarse a un rastro brillante, una luz espiritual, apuntándoles caminos de honorabilidad y   de paz, discreta e inteligente.

     No justifique que los padres de hoy no saben educar, puesto que el Creador, teniendo visión plena de todo, les consintió la paternidad y la maternidad, en el derrotero terrestre.

    Jamás se indisponga con sus hijos y afines por sus nietos, puesto que estos están junto  a aquellos obedeciendo a las irreprochables Leyes de la Vida y del Destino.

   Sea un abuelo o abuela equilibrada, dando espacio para que sus hijos actúen en el campo que Dios les dio para burilarse y crecer.

   Ayude, solamente, cuando sea solicitado para hacerlo.

   Confié en el Señor que es el Gran Padre de sus hijos,  de sus nietos y de usted mismo.

  ¡ Qué difícil es envejecer con alegría y naturalidad! ¡Qué duro es reconocer que se ha entrado en el atardecer de la vida y captar, al mismo tiempo, que aún queda mucho por hacer! Y al mismo tiempo, que eso que queda por hacer es algo muy distinto, ¡aunque no menos importante que lo hecho hasta ahora!

    Hay tres cosas y que producen pena: un “viejo” de cuarenta años, un viejo que se cree “joven” y un viejo que se cree “muerto”. Y una cosa que produce alegría, un “joven” de ochenta años, es decir un viejo que asume la segunda parte de su vida con tanto coraje e ilusión como la primera.

   Pero para ser uno de esos, hay que aceptar, que el Sol del atardecer es tan importante como el del amanecer y el del mediodía, aunque su calor sea muy distinto.

  El Sol no se avergüenza de ponerse, no siente nostalgia de su brillo matutino, no piensa que las horas del día le estén “echando” del cielo, no cree que es menos luminoso ni hermoso porque el ocaso se aproxima. Tampoco su impacto sobre los edificios es menos importante o necesario que el de hace algunas horas; hacía germinar las semillas en los campos o crecer las frutas en los árboles. Cada hora tiene su gozo y el Sol cumple, hora a hora, con su misión.

   Es verdad que la Naturaleza es más piadosa con las cosas, que los hombres con ellos mismos.

   Nadie desprecia al Sol de la tarde, ni le empuja a jubilarse, ni le niega el derecho a seguir dando su luz, débil, pero luz verdadera, necesaria, a veces la más hermosa. ¡Qué bien sabe el enfermo lo dulce de este último rayo de sol que se cuela, por la última esquina de la ventana!

   ¡Si todos los ancianos entendieran que su sonrisa puede ser tan hermosa y fecunda, como ese último rayo de sol antes de ponerse! ¡Si comprendieran que el Sol nunca es amargo, aunque sea más débil! ¡Si pensaran lo orgulloso que se siente el Sol de ser lo que es, de haberlo sido, de seguirlo siendo hasta el último segundo de su estancia en el cielo! ¡Señor, no me dejes marchar hasta haber repartido el último rayo de mi pobre luz!

   El resumen perfecto de estos Reflexiones es la siguiente oración de José Laguna Menor. ¿Hay algo que añadir? Sí, ¡hay que vivirlo!

Señor, enséñame a envejecer como cristiano.
Convénceme de que no son injustos conmigo:
los que me quitan responsabilidades;
los que ya no piden mi opinión;
los que llaman a otro para que ocupe mi puesto.

Quítame el orgullo de mi experiencia pasada
y el sentimiento de que soy indispensable.
Pero ayúdame, Señor, para que siga siendo útil a los demás,
contribuyendo con mi alegría al entusiasmo
de los que ahora tienen responsabilidades.
Y que acepte mi salida de los campos de actividad,
como acepto con sencilla naturalidad la puesta del Sol.

Finalmente te doy gracias, pues en esta hora tranquila
caigo en la cuenta de lo mucho que me has amado.
Concédeme que mire con gratitud
hacia el destino feliz que me tienes preparado.

¡Señor, ayúdame a envejecer así!

José Laguna Menor

Trabajo extraído por Mercedes Cruz del libro “Vereda Familiar” de Raúl Texeira y de páginas de Internet


                                                   ******************************



                                                                     


El Buen Espiritista


     El buen espiritista, no es el que visita los centros donde puede satisfacer mejor su curiosidad, sino el que se une a una agrupación para prestar toda suerte de servicios a la misma y contribuir a que progrese en todos los sentidos, tomando parte muy activa, según lo permitan sus fuerzas, tanto en la instrucción moral y material de sus asociados, como en practicar obras de virtud, sosteniendo al desvalido y enseñando al que no sabe o al que sabe menos. 

     ¿Qué méritos puede tener el espiritista que espera al día de la sesión para pasar un rato de simple espectador, aplaudiendo o murmurando después, de las facultades buenas o malas de los médiums, estableciendo comparaciones y fomentando la rivalidad entre los centros? Vale mucho más dedicarse algunos días de la semana al estudio, que nos ha de llevar al conocimiento de lo que se debe hacer en las sesiones, para su mayor progreso, acostumbrándose a conocer ese mundo espiritual que nos rodea constantemente; poder salvar los escollos que tiene la práctica del mediumnismo y saber distinguir a los espíritus que vienen en misión de instruirnos, de los que sólo acuden afectando diferentes formas con refinada hipocresía y con el deliberado propósito de poner la discordia entre los hermanos de una misma creencia.

      ¿Qué es lo que pueden hacer los espíritus de esos hombres que mueren todos los días, llevándose todo el rencor y la ira que tuvieron hasta el último momento, contra el Espiritismo y contra los espiritistas? ¿No es para ellos un gran castigo continuar ciegos y sordos como lo fueron en la Tierra, hasta que por un esfuerzo de su voluntad arrojen sus preocupaciones, y su modo extraño de amar a Dios y al prójimo? En los centros que no hay verdadera armonía y fuerza moral para rechazar ciertas influencias, estos seres son los primeros en invadirlos, aprovechándose de los asistentes que tienen facultades y que pueden asimilárseles con facilidad. 

     ¿Qué es, pues, lo primero que deben hacer los hermanos que se reúnen con la idea de hacer el bien y mejorarse? Preparar mucho su centro, desterrar de ellos toda idea que pueda viciar su atmósfera, moralmente hablando, y no permitir nunca en el círculo sagrado, donde deben reunirse los hermanos con santo recogimiento, actos o prácticas puramente materiales, que están reñidas con la pureza y elevación de las enseñanzas de los espíritus. 

     Tiene muchísima razón nuestra compañera en la prensa. Los espiritistas deben reunirse, no para entregarse a vanos formulismos, no para celebrar ceremonias absurdas, no para parodiar bautismos y purificaciones, haciendo uso del sistema hidropático. El Espiritismo es más grande que todos los procedimientos rutinarios de este mundo. No se purifican los espíritus por medio del agua; ésta podrá limpiar el cuerpo, pero no el alma. El Espiritismo se engrandece por medio del progreso moral e intelectual, trabajando, estudiando, dominando el ímpetu de las pasiones, perdonando y amando a sus enemigos, vistiendo al huérfano, guiando al ciego, instruyendo al que no sabe, convirtiéndose el hombre en un verdadero agente de la providencia, siendo el consuelo, el alivio y la esperanza de cuantos se acerquen a contarles sus angustias. Éste es el único medio infalible para regenerar el Espíritu; y cuantos se llamen espiritistas, si no observan estrictamente las prescripciones del Evangelio de Cristo, si no se dirigen hacia Dios por el camino de la caridad y la ciencia, que no se llamen espiritistas porque no lo son; podrán ser afiliados a una secta religiosa más o menos adelantada, pero no al Espiritismo, que es el racionalismo religioso, es el deísmo filosófico, es el esencialismo de la vida, es la verdad, puramente la verdad; es la manifestación, la demostración de la individualidad del Espíritu, la negación absoluta de la muerte, y la afirmación concluyente del progreso indefinido del alma, esto es el Espiritismo racional, la realización de todas nuestras esperanzas, la hermosa realidad de todos nuestros sueños.

      ¿Qué sueña el hombre? ¡Ser grande! ¡Ser amado! ¡Y ser inmortal! Y la comunicación ultraterrena nos convence sin el menor género de duda, que los sueños de ayer los hemos realizado hoy; y los de hoy los realizaremos mañana; pero los realizaremos trabajando en nuestro perfeccionamiento. Y desengañémonos, que no nos perfeccionamos por acudir a un mal llamado centro espiritista a entregarnos con fanático misticismo a prácticas verdaderamente absurdas; y si así lo hacemos nos podemos apropiar el antiguo adagio de, ahí van los mismos perros, con distintos collares. 

     Lo mismo es rezar rutinariamente en un lugar que en otro; y lo mismo es sujetarse a fórmulas y a privaciones de alimentos dentro de un credo religioso, que obedeciendo mandatos absurdos de visionarios reformadores. No hay más que una reforma en la Tierra, la Caridad y la Ciencia. 

     Respetemos profundamente las creencias, o mejor dicho, las prácticas de todos los círculos espiritistas (menos aquellas prácticas que son del todo inadmisibles porque degeneran en tristísimo abuso): pero en consonancia con nuestras ideas, están principalmente las agrupaciones que ven en el Espiritismo la religión del porvenir, no es una religión; las religiones son las que tienen sus oraciones marcadas, y aunque la Escuela Espiritista tiene su libro de oraciones porque éstas son necesarias para la generalidad, creemos que comprendido bien el Espiritismo, convencido el hombre que no sólo con rezos se progresa, se trabajará muchísimo más y se rezará muchísimo menos. 

    ¡Nos gusta tanto la gimnasia de las inteligencias! Comprendemos también que no en todos los parajes se pueda hacer esta reforma y que lo que es luz de verdad en un punto, puede no serlo tanto en otro, y los directores de los Centros Espiritistas, tienen muchas veces que sujetarse al grado de cultura de sus oyentes, pero como nuestro Espíritu se conoce que es muy viejo, y está muy pesaroso de haber perdido tantos siglos, ahora es lógico que esté impaciente, y quisiera adelantar por segundos el tiempo tan precioso que ha perdido, por eso cuando vemos espíritus de progreso en todos los sentidos, nuestra alma sonríe gozosa. 

     Deseamos que se propague el Espiritismo sin fanatismo de ninguna especie; porque el día que la Escuela Espiritista cediera al fanatismo, sería una religión como las demás; y nosotros queremos que sea síntesis de la verdadera religión que no encuentra ningún templo digno de Dios más que la naturaleza, ni mejor culto que hacer el bien por el bien mismo. 

Por Amalia Domingo Soler 

Texto extraído por Zona Espírita del libro  La Luz de la Verdad

                                             ^*******************************


LA FE ACTIVA EN EL AMOR FRATERNAL


                                                             


   Es necesario que desarrollemos en las profundidades del espíritu otra fe más iluminada, más poderosa y superior: la fe productiva del corazón sensibilizado por la luz del amor de Dios. El corazón espiritual del ser humano es terreno fecundo y fundamento seguro de la fe divina, la mayor luz del alma.

   La fe razonada no constituye el ápice de la fe; es simplemente la senda iluminada de la verdad que trae conocimiento unificado,visión amplia de la vida, convicción imperturbable, certeza cristalina, derrotero de ascensión, seguridad en la caminata, objetividad en la elevación, prudencia en la acción, discernimiento en la decisión, luz en la jornada....

   Aun con todos esos extraordinarios recursos, necesitamos trabajar y desarrollar otra mucho más elevada: La Fe Divina, para la construcción definitiva de nuestro "Cielo interior" y felicidad eterna. El terreno fértil y provisor de la fe divina es el corazón espiritual de todo ser humano; solamente ahí construiremos nuestro mayor tesoro de Luz y Felicidad. La fe divina es la que nos posibilita crecer hacia los planos superiores, para el Reino de Dios, para la perfección espiritual relativa que nos corresponde alcanzar mediante la conquista de los tesoros inmortales y la felicidad eterna en el templo del espíritu. Es la fe iluminada que sensibiliza ampliamente todos los departamentos del alma: conciencia, inteligencia, mente y corazón. El corazón y la conciencia son las moradas definitivas de la fe divina, que nos posibilitará vivir el amor incondicional tan bien enseñado y ejemplificado por Jesucristo: "Lo que falta la mayor parte de las veces es la fe verdadera, fecunda, la que conmueve las fibras del corazón, en una palabra, la fe que transporta montañas"(El Evangelio según el Espiritismo, Cáp XIX item 9 "Parábola de la higuera seca").

   La fe vigorosa es el poder espiritual que sabe enfrentar y aprovechar los obstáculos, las dificultades, los dolores, las pruebas y expiaciones, transformándolos en valioso material de renovación y purificación, reeducación y perfeccionamiento. ' La criatura humana fue tocada en las fibras más profundas de su corazón sincero, auténtico y verdadero para con el Padre Todo Misericordioso y el Maestro y Señor Jesucristo!. La fe que nace del corazón volcado a la observancia de las leyes de Dios y a la práctica de las enseñanzas de Jesús, será la fe verdadera, la fe iluminada, la fe poderosa y valerosa, en definitiva, la que transporta montañas, supera y vence primero las dificultades "de dentro" y después las"de fuera", como esclarece el sabio Codificador: "La verdadera fe se aviene con la humildad, el que la posee pone su confianza en Dios más que en sí mismo, porque sabe que sido un simple instrumento de la voluntad de Dios, nada puede sin Él.(El Evangelio según el Espiritismo, Cáp.XIX, item 4 "Poder de la fe".

   Es inaplazable para nosotros, espiritas, accionar en los corazones sensibilizados la Voluntad de Querer obedecer y practicar los principios y normas de Verdad y Amor de Jesucristo, que son las aspiraciones celestiales por las que nuestras almas deben de ansiar.¿Qué adelanta conocer y no hacer?, ¿Qué resuelve predicar y no amar?.

   Los milagros de la fe, de la que tanto hablan los Espíritu Sabios, no son propiamente los milagros extraordinarios de los fenómenos mediúmnicos, de las manifestaciones de Espíritus desencarnados, de los fenómenos de curación de enfermedades. Son los milagros de la fe volcada para el campo infinito del amor fraternal para todas las personas, cercanas o lejanas, amigas o desconocidas, simpáticas o no. Con la voluntad resuelta de desarrollar en nosotros mismos la Fe Divina, tengamos en el corazón y en la mente los tres principios morales indicados por Jesús:

1º.- Amar a Dios.- Amar las leyes materiales, morales y espirituales de la Vida, que están contenidas en el Universo infinito, en los mundos, en la Naturaleza, en las cosas, en los seres, en las infinitas esferas espirituales.

2º.- Amar al Prójimo.- Amar a los semejantes con los que nos relacionamos en la familia y en la sociedad, con comprensión, ejemplo, trabajo, caridad material y moral.

31.- Amarse a Sí Mismo.- Cuidando con cariño, paciencia y determianción en el perfeccionamiento de nuestro espíritu. Interesarnos en estudiar, comprender, asimilar y practicar los principios morales y espirituales de las normas contenidas en el  Evangelio. Sin Jesús en la mente y en el corazón, no habrá educación de nuestras almas, ni adquisición de la luz íntima para la caminata evolutiva.

  ¡ El corazón- sede de la ultra-sensibilidad del alma- necesita vibrar y sintonizarse plenamente con las leyes de Dios y los códigos del Evangelio de Cristo,a fin de que se enriquezca con las luces de la Verdad y del Amor!.

   En verdad la fe divina, es la fe que mejor sincronizaremos con la Voluntad de Dios, su Ley y Su Amor, semejante a la fe fervorosa, auténtica y valiente de Pablo el apóstol, que afirmó con plena convicción su perfecta identidad con el Cristo de Dios. Este afirmó:

"Porque yo, mediante la propia ley, he muerto para la ley a fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo, luego, ya no soy yo quien vive, sino Cristo vive en mí" (Gálatas 2:1920)

-Walter Barcelos- Uberaba (Brasil)

                                           ****************************

                                                       


                          EL ALMA ANIMAL

   En la obra del Sr. Arthur Hill titulada, El Hombre es un Espíritu, p. 117, se lee la siguiente narración remitida al autor por la perceptora, señora Janet Holt:

Mi marido llevó cierto día a nuestra casa un gran perro bulldog y dijo que ese animal le haría ganar dinero presentándolo como campeón de luchas entre perros buldog. Era Charles el nombre de ese bueno y cariñoso animal, que no tardé en estimar mucho. Salió victorioso en varios combates, pero una vez fue derrotado, y mi esposo, enfadado con la  derrota, lo agarró y lo tiró al río. Algunos años más tarde, cuando casi me había olvidado del pobre Charles, fui despertada cierta noche, de sobresalto, como si alguien me hubiese sacudido para tal fin y me vi rodeada de extraña luminosidad. Me senté en la cama y, con vivo espanto mío, percibí a Charles sentado a mi lado. Parecía de proporciones normales, absolutamente igual a como era en vida. Me miró con insistencia durante algún tiempo, tras lo cual desapareció lentamente. A la mañana del día siguiente mi marido fue detenido. Tal vez Charles se hubiese manifestado a título premonitorio. (Mi marido era un bellaco y yo me separé de él para siempre). En la actualidad se encuentra en América del Norte.

Cuán extraña y sorprendente es esta historia de un perro, cruel e injustamente muerto por un mal dueño, que se manifiesta a la mujer de éste precisamente en la víspera de su detención, es decir, en el momento en que él iba a pagar parte de sus delitos. En cambio, y precisamente a causa de esta coincidencia, si el episodio no puede ser explicado por la clarividencia telepática, sí puede ser encarado bajo otro punto de vista, que es el de la supervivencia de la psiquis animal.

En efecto, parece posible reducirlo a un episodio de visión simbólico-premonitoria y, en este caso, la aparición del fantasma del animal, sacrificado por aquel que iba a ser detenido, no sería de naturaleza objetiva, sino que constituiría un símbolo transmitido telepáticamente por una entidad espiritual humana, unida por lazos afectivos a la perceptora. Una variación de esta misma explicación consistiría en suponer que la entidad espiritual en aprecio estaría, por el contrario, dispuesta a ayudar al espíritu del perro a manifestarse objetivamente a la perceptora, siempre a título simbólico-premonitorio y, en este caso ahora el fantasma del perro conservaría su identidad espiritual.

Como quiera que fuese y cualquiera que sea la explicación que se prefiera dar al problema, lo cierto es que el hecho citado no presenta teóricamente ninguna base suficiente para permitir que nos pronunciemos sólidamente respecto de su origen.

Ernesto Bozzano
Extraído del libro «¿Tienen alma los animales?»


                                                         **************************

  


LOS TRABAJOS ESPIRITUALISTAS DE                                ALLAN KARDEC

      Allan Kardec, fue un  hombre de Ciencia por excelencia, pasó a la Historia sobre todo por ser el  Codificador, y un investigador profundo del Espiritismo.  Su nombre fue el pseudónimo que adoptó cuando desde el lado espiritual, a través de una mediumnidad, le informaron que fue este precisamente el nombre que tuvo en una existencia anterior cuando fue un sacerdote en el pueblo Druida, pero su nombre verdadero en esa existencia fue el de  Hipólite León Denizart Rivail.  Este  fue un metódico hombre de Ciencia, discípulo de Pestalozzi, cuyo método deductivo aplicó en la enseñanza de  las matemáticas que impartió en la Sorbona, así como  más tarde en sus  investigaciones  sobre  el Espiritismo.  En su minuciosidad y pragmatismo, postulaba que entre cien conclusiones, prefería descartar noventa y nueve verdades antes que admitir entre ellas un solo error.

    Kardec analizó y estudió  los fenómenos paranormales que se popularizaron en Europa  pocos años después de que en Estados Unidos, en la ciudad de Hidesville, sucediesen en casa de las hermanas Fox, los fenómenos de manifestación espiritual que se repitieron  mas tarde en otros puntos, hasta el extremo de ponerse de moda en los salones sociales de la época, con  las llamadas “mesas parlantes” como un juego de entretenimiento de la época..  Cuando Kardec, incrédulo al principio, comprobó que las mesas parlantes eran un fenómeno real de carácter extranormal,  que constituían unos efectos inteligentes, intuyó que forzosamente sus causas debían de ser de origen  inteligentes, lo que se le confirmó cuando  estas mismas inteligencias invisibles que así se manifestaban, se identificaron como Espíritus. Investigó la mediumnidad, y  con ayuda de diversos médiums, entró en contacto con  algunos Espíritus a los que planteó una serie de preguntas  previamente  programadas,  trascendentes y profundas, cuyas respuestas  analizó y clasificó, aplicando el método científico y de deducción lógica de su maestro Pestalozzi.  De este modo  fue tomando cuerpo la llamada Codificación Espírita, que quedó plasmada en varios libros, cuyo contenido ha sido en tantos puntos un avance moral y científico para la Humanidad, y en ninguno de ellos sus afirmaciones y deducciones han  sido desmentidas  todavía por la Ciencia.

    El Espiritismo bien puede ser considerado como la “Nueva Revelación”, porque es una doctrina y un conocimiento para la Humanidad en general, que procede directamente de  Espíritus que  en nombre de Jesús,   transmitieron  este conocimiento en forma de doctrina a Kardec, que tuvo el mérito de  ordenarla y de comprobar y clasificar tantas cuestiones que fueron planteadas a estos Espíritus  reveladores.   La gran diferencia entre esta revelación y otras que han habido en la historia humana, es que en la Revelación Espírita han intervenido diversos Espíritus a través de diferentes mediumnidades, mientras que otras provienen de un Ser comunicador a través de un solo médium o profeta. Aparte de esto, las otras revelaciones que ha recibido la humanidad a lo largo de su historia, han servido para formar cuerpo de religiones, mientras que la revelación Espírita, siendo en su aspecto moral la más pura esencia de las enseñanzas del Maestro Jesús, no formó sin embargo ninguna religión, a pesar de sus sólidos aspectos religiosos.

     A finales del siglo XIX , la gente andaba algo confundida con las réplicas y contrarréplicas que rodeaban al movimiento espiritista que sin embargo ganaba cada vez más adeptos y más popularidad, porque siempre fue atacado por algunos sectores de la Ciencia y por las religiones cristianas que se asentaban en occidente y veían en él un enemigo de sus dogmas .

    Muchos esperaban de la Ciencia que aclarase el asunto, hasta que por primera vez la Sociedad Dialéctica de Lóndres, hizo un primer intento, nombrando una junta de investigación de los llamados fenómenos espíritas e informar sobre ellos. El resultado se publicó en el año 1.871, sosteniendo que  “los golpes y llamadas se producían sin intervención alguna de nadie ni de artificios mecánicos, y que estos sonidos y movimientos a menudo suceden en el momento y la forma que se les requiere y mediante un sencillo código de señales, responden a preguntas y se comunican con coherencia”.

     Como consecuencia de la labor de estos personajes de la Ciencia, cuando el divorcio entre religión y Ciencia parecía eterno, esta  comenzó a crecer en todos los campos de investigación, penetrando en las estructuras del átomo con los aceleradores de partículas, y    haciendo inseparables  los conceptos de espacio y tiempo, por lo cual la influyente religión de Occidente se vio forzada a revisar ciertas posturas y dogmas que hasta entonces había mantenido a toda costa.

( Elaborado por Jose Luis Martín)


                                                               ***********************************




No hay comentarios: