INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Visión espiritual del Cáncer
2.- Comunicado de un suicida
- Pensamiento de Facundo Cabral
3.- Vías del Progreso
4.- El Adolescente ante el Bulling
5.- En el Tanatorio
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Aunque los avances de la última década, lo que llamamos con la denominación genérica de cáncer son, en verdad,varias enfermedades, con características similares, que presentan variables muy amplias. El alto grado de heterogeneidad de los tumores, puede llevar al éxito o no del arsenal terapéutico disponible.
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COMUNICADO DE UN SUICIDA
EL SR. FLORICIEN.
Era un hombre rico, instruido, poeta espiritual, de buen carácter, servicial, ameno y de
mucha honradez. Falsas especulaciones habían comprometido su fortuna. No permitiéndole su edad restablecerla, cedió al desaliento y se suicidó en diciembre de 1864, ahorcándose en su alcoba. No era ni materialista ni ateo, sino un hombre de un talante un poco ligero, que se ocupaba muy poco de la vida futura. Habiéndole conocido íntimamente, y teniendo simpatía por su persona, le evocamos cuatro meses después de su muerte.
Evocación.
R. Echo de menos la Tierra. Tuve en ella decepciones, pero menores que aquí. Soñaba
maravillas y estoy muy lejos de la idealidad real que tenía. El mundo de los espíritus es una confusión, y para hacerlo soportable, sería necesario escoger mucho. ¡No quiero volver más a él!
¡Qué ejemplos de costumbres espiritistas se podrían hacer aquí!. Balzac debiera continuar su tarea, que sería ruda. Pero no le he visto. ¿Dónde se encuentran, pues, estos grandes espíritus que tanto azotaron los vicios de la Humanidad?. Deberían, como yo, permanecer aquí algún tiempo, antes de ir a las regiones más elevadas. Es un pandemonium curioso que me gusta observar y me quedo en él.
Aunque el espíritu declara que se encuentra en una sociedad de mucha mezcla, y por consecuencia de espíritus inferiores, nos sorprendió su lenguaje en razón a su género de muerte, a la cual no hacía ninguna ilusión, aunque por otra parte se veía el reflejo de su carácter. Esto nos dejaba algunas dudas sobre su identidad.
P. ¿Queréis referirnos, os lo suplico, cómo habéis muerto?
R. ¿Cómo he muerto? Por la muerte que he elegido, ella me ha gustado. He meditado
bastante tiempo sobre la que debía elegir para librarme de la vida. Y a fe mía confieso que no he ganado gran cosa, si se exceptúa que me he librado de mis cuidados materiales, mas que para encontrarlos más graves, más penosos en mi situación de espíritu, cuyo fin no preveo.
Al guía del médium:
P. ¿Es verdaderamente el espíritu de M. Felicien quien ha contestado? Ese lenguaje casi indiferente nos sorprende en un suicida.
R. Sí, pero por un sentimiento perdonable en su situación y que comprenderéis, no quería revelar su género de muerte al médium. Por esto mismo, buscando rodeos, concluyó por confesarlo obligado por vuestra pregunta directa, por lo que se halla muy afectado. Sufre mucho por haberse dado la muerte, y aparta tanto como puede todo lo que le recuerda ese fin funesto.
Al espíritu:
P. Vuestra muerte me afectó tanto más cuanto que preveía las tristes consecuencias para vos,y en razón, sobre todo, de la estimación y cariño que os teníamos. Personalmente, no he olvidado cuán bueno y servicial habéis sido para mí. Tendría la mayor felicidad en acreditaros mi reconocimiento, si puede haber algo que os sea útil.
R. Sin embargo, no podía evitar de otro modo lo embarazoso de mi situación material.
Ahora sólo tengo necesidad de oraciones. Orad, sobre todo, para que se me libre de los horribles compañeros que me rodean, que me atormentan con sus risas, sus gritos y sus burlas infernales. Me llaman cobarde y tienen razón, cobardía es dejar la vida. Ya veis, van cuatro veces que sucumbo a esta prueba. ¡Sin embargo, mucho me había prometido no flaquear!... ¡Fatalidad!... ¡Ah!, orad.
¡Qué suplicio es el mío! ¡soy muy desgraciado! Haréis más por mí rogando que no he hecho por vos cuando estaba en la Tierra, pero la prueba a la cual he faltado tan a menudo, se presenta ante mí con rasgos indelebles. Es preciso que la sufra nuevamente en un tiempo dado. ¿Tendré bastante fuerza?
¡ Ah! ¡Tantas veces volver a empezar la vida! ¡Luchar tanto tiempo y verme arrastrado por los acontecimientos a sucumbir a mi pesar, es desesperante, incluso aquí! Para esto tengo necesidad de fuerza. La oración la da, se dice: orad por mí, también yo quiero orar.
Este caso particular de suicidio, aunque ejecutado en circunstancias muy vulgares, se presenta, no obstante, bajo una fase especial. Nos muestra un espíritu que ha sucumbido muchas veces a esta prueba, que se renueva en cada existencia, y se renovará mientras no tenga la fuerza de resistir a ella. Es la confirmación del
principio de que cuando el objeto de mejorar, para el cual nos hemos encarnado, no se alcanza, hemos sufrido sin provecho. Porque debemos volver a empezar hasta que salgamos victoriosos de la lucha.
Al espíritu del Sr. Felicien:
Os suplico que escuchéis lo que voy a exponeros, y tened a bien meditar mis palabras. Lo que llamáis fatalidad no es otro hecho que vuestra propia debilidad, porque no hay fatalidad. De no ser así, el hombre no sería responsable de sus actos. El hombre es siempre libre, y éste es su más bello privilegio. Dios no ha querido hacer de él una máquina que obrase y obedeciese a ciegas. Si esta libertad le hace falible, le hace también perfectible, y sólo por la perfección llega a la dicha suprema.
Su orgullo le conduce a acusar al destino de sus desgracias en la Tierra, cuando lo más a menudo son efecto de su incuria. Vos sois de esto un ejemplo patente. En vuestra última existencia teníais todo lo que era preciso para ser feliz según el mundo: ingenio, talento, fortuna, consideración merecida. No teníais vicios ruinosos, y sí cualidades estimables. ¿Cómo fue que vuestra situación se encontrara tan radicalmente comprometida? Únicamente por vuestra imprevisión. Convenid en que si hubieseis obrado con más prudencia, si hubieseis sabido contentaros con la buena parte que teníais, en lugar de querer aumentarla sin necesidad, no os habríais arruinado. No hubo, pues,fatalidad, puesto que podíais evitar lo que ha acontecido.
Vuestra prueba consistía en un encadenamiento de circunstancias que debían daros, no la necesidad, sino la tentación del suicidio. Desgraciadamente para vos, a pesar de vuestro talento y vuestra instrucción, no habéis sabido dominar estas circunstancias y pagáis la pena de vuestra
debilidad. Esta prueba, como lo presentís con razón, debe renovarse todavía. En vuestra próxima existencia estaréis expuesto a acontecimientos que provocarán de nuevo el pensamiento del suicidio, y lo mismo será hasta que hayáis triunfado.
Lejos de acusar a la suerte de lo que es vuestra propia obra, admirad la bondad de Dios, que en lugar de condenaros irremisiblemente por vuestra falta primera, os ofrece sin cesar los medios de repararla. Sufriréis, pues, no eternamente, sino tanto tiempo como tardéis en reparar. De vos depende el tomar en el estado de espíritu resoluciones tan enérgicas, que expreséis a Dios un arrepentimiento sincero, que solicitéis con gran insistencia el apoyo de los buenos espíritus y llegaréis a la Tierra escudado contra todas las tentaciones. Una vez obtenida vuestra victoria, marcharéis en la vía de la felicidad con tanta más rapidez cuanto vuestro adelanto es ya muy grande bajo otros aspectos. Falta, sin embargo, que deis un paso más. Nosotros os ayudaremos con nuestras oraciones, pero éstas serían impotentes si no nos secundaseis con vuestros esfuerzos.
R. Gracias, ¡oh!, gracias por vuestras buenas exortaciones. Tenía mucha necesidad de las mismas, porque soy más desgraciado de lo que quería dar a entender. Voy a ponerlas en practica,os lo aseguro, y a prepararme para mi próxima encarnación, en la que haré de modo que no sucumba. Deseo salir pronto de este grosero centro donde estoy relegado.
EL CIELO Y EL INFIERNO. ALLAN KARDEC.
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Decía Facundo Cabral:
"La vida no te quita cosas: te libera de cosas… te alivia para que vueles más alto, para que alcances la plenitud.
De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones.
No perdiste a nadie: El que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.
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VÍAS DEL PROGRESO
Estamos en la era de la velocidad y las vías del progreso exigen de nosotros algunos extras de virtudes. Al lado del viejo ideal de paciencia de que nos habla Emmanuel, hemos de mejorar la capacidad de visión, de raciocinio rápido y de acción inmediata. La calma interior precisa juzgarse con el coraje de tomar decisiones sin pérdida de tiempo para superar perturbaciones y obstáculos.
Para evitar choques destructivos, hemos de ver si maniobras proletarias no favorecerán la devastación de los destructores. Nuestro entendimiento exige bases seguras de conocimiento y lealtad, para no caer en la traición de nuestros propios ideales. Si no medimos los límites de la tolerancia con la reglas del deber podemos hacernos cómplices del crimen.
Lamentar la crisis no resuelve nada, más conviene analizarlas con espíritu crítico, sin el miedo teológico de los castigos. Para vencer en la causa del bien no podemos cerrar los ojos al mal o intentar negarlo.
Cuando Emmanuel nos aconseja paciencia y amor, se refiere a una de esas conjugaciones necesarias en nuestros días. Más el amor tiene sus grados y sus formas de aplicación. En el ítem 7 del cap. 17 del Evangelio Según el espiritismo, el ejemplo de Cristo es nuestro modelo. Vemos en los Evangelios que Jesús, amando a todas las criaturas, impidió la lapidación de la mujer adultera y perdonó a Zaqueo sus robos, pero nunca dejó de corregir con vehemencia los errores conscientes de los fariseos y doctores de la ley.
Varias veces desencadenó en el templo para despertar la conciencia de los que se enredaban en las redes de las conveniencias, poniendo en peligro el esclarecimiento y la orientación espiritual del pueblo.
Kardec explicó, en el Evangelio, las diferencias existentes entre el amor que tenemos por un amigo y el que podemos dar a un enemigo. El Espiritismo es realista y no nos aconseja olvidar que el mal predomina en la Tierra.
El deber de vigilar y orar debe recordarnos que no vivimos en el cielo, más si en un mundo de pruebas y expiaciones. Si quisiéramos realmente seguir las vías del progreso, no podemos olvidar la virtud valiente de la vigilancia.
-J. Herculano Pires (Hermano Saulo)-
Artículo publicado originalmente en la columna dominical “Chico Xavier pide Licencia” del periódico de S. Paulo, en la década de 1970
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El adolescente ante el bulling
Al tratar el tema “El adolescente, un espíritu en formación”, y abrir espacio para la discusión del suicidio y su relación con el bulling, la Revista Espírita de la FEE contribuye a romper uno de los tabúes más resistentes en nuestra sociedad. Mientras avanzamos en el debate público y comprensión de temas como la homosexualidad y el divorcio, por ejemplo, el suicidio sigue cubierto de silencio, miedo y vergüenza.
Sin embargo, es la primera causa de muerte externa en España, duplicando las muertes en el tráfico, según datos del Instituto Nacional de Estadística. En 2017, los datos disponibles más recientes, hubo 3.679 fallecimientos por suicidio; 13 de ellos eran menores de 15 años y 273 tenían entre 15 y 29 años. No entran en las estadísticas los intentos de suicidio.
El suicidio es un fenómeno complejo que no tiene una única causa. Pese a ello, resultados de investigaciones detallan una importante asociación causal entre experiencias de bullying en la infancia y el posterior desarrollo de pensamientos y/o conductas autolesivas. En otras palabras, el bulling no es la única causa del suicidio, pero muchos suicidios son causados por el acoso entre iguales.
El término 'bullying' fue desarrollado en la década de 1970 para hacer referencia a una forma de maltrato, normalmente intencionado, que se da en el marco de la escuela entre un estudiante (o un grupo de estudiantes) hacia otro alumno que es considerado el blanco habitual de los ataques. De ahí que se le denomine “acoso entre iguales”. En el ámbito escolar el hostigamiento entre los estudiantes puede tomar diferentes formas: físico, verbal o social. El físico es probablemente el de más fácil identificación: suele dejar marcas que lo delatan y genera jaleo si se da en la misma escuela. El hostigamiento verbal se produce a través de ataques que buscan ridiculizar o difamar al acosado, y se traduce en el uso de motes, insultos, ofensas y rumores expresados oralmente o a través de las tecnologías de la comunicación. El hostigamiento social se da cuando el acosado es deliberada y sistemáticamente aislado y excluido de la convivencia en momentos como la formación de grupos de estudio, el deporte o en el patio. Todo esto nos suena demasiado, es demasiado frecuente, pese a los mejores y más sinceros esfuerzos de los educadores por que la escuela sea un ambiente de paz y aprendizaje.
La adolescencia es un momento clave en la existencia del espíritu encarnado. Es un momento de delimitación se su espacio individual, afirmación del ego y desarrollo más intenso de las facultades mentales y emocionales. La necesidad de pertenecer se intensifica, así como la de sentirse apreciado, incluido, tenido en consideración, valorado. Las escuelas e institutos son el escenario vivo donde las almas, se empiezan a descubrir a sí mismas, empiezan a exteriorizar de forma más intensa y dramática quiénes son, cada cual con su particular patrimonio de valores, arsenal de vicios y abanico de aspiraciones. Los encuentros y reencuentros que se producen en las escuelas e institutos, teniendo en cuenta la trayectoria inmortal del ser, son marcantes. Ahí se hacen amigos y enemigos, se luchan algunas de las batallas más reñidas y se viven experiencias que forjan el carácter. La verdad es que niños y adolescentes pasan más tiempo en las escuelas e institutos que con sus progenitores. Es innegable el papel de la escuela, con todos sus protagonistas, en la formación moral y emocional de las personas, más allá de la instrucción formal.
Los espiritistas sabemos que el suicidio es, como mínimo, una grave equivocación. El adolescente que se suicida por haber sufrido acoso lo hace porque ya no tolera el dolor que le infligen y cree que él mismo desaparecerá tras su muerte. Ambas cosas son falsas: el dolor no se va con el acto suicida y el ser no deja de existir. Somos espíritus inmortales, habitando temporalmente un cuerpo físico mientras aprendemos a amar. Podemos destruir nuestro cuerpo físico, pero no al espíritu que lo habita. Éste sufre las consecuencias de la interrupción voluntaria de la existencia física, siempre en proporción al conocimiento que poseía y según las circunstancias que lo impulsaron al acto terrible. Las consecuencias de un suicidio se pueden extender sobre diversas existencias físicas, traduciéndose en rasgos físicos (malformaciones) y sociales (timidez excesiva, fobias sociales) y psicológicos (tendencia a la depresión).
Tenemos que cuidar nuestra adolescencia, amar a nuestros adolescentes con más ahínco, ayudarles a encontrase con más paciencia, más tolerancia, más amor. Los adolescentes son un grupo muy vulnerable. En primer lugar, por lo general, no se les enseña a tener entereza ante el dolor. El dolor tiene una función en nuestra trayectoria existencial, pero en nuestra sociedad, el materialismo sólo enseña a los jóvenes cómo huir o despistar al dolor. De ahí que las adicciones a las drogas, los juegos y a la tecnología sean epidemias tan graves entre nuestros adolescentes, antesala de procesos depresivos y síntomas de enfermedades del alma. En segundo lugar, la fe en la que se le educa a los niños y jóvenes, si existe, es muchas veces titubeante, una fe que se derrumba ante las situaciones difíciles de la vida. En tercer lugar, a nuestros niños y adolescentes les falta muchísimo auto-amor, auto aceptación, aceptación de su propio cuerpo, de su condición social, de lo que trae al mundo físico para realizar el encargo del self: vivir, con alegría y en gratitud; vivir, con esperanza y humildad; vivir, dando lo mejor de sí y aceptando a los demás.
En el bulling aparentemente podemos identificar a los acosadores como verdugos y a los acosados como las víctimas. En una visión espírita, sin embargo, ¿qué vemos? Todos son espíritus en evolución, necesitados de fe, auto-amor y entereza ante el dolor. El acosador no es fuerte, sino el que ha aprendido a expresar su debilidad con violencia. ¿Dónde aprendió a hacerlo? ¿Quién le ha servido de modelo? El cómplice del acosador tiene miedo a estar sólo, tiene miedo a ponerse del lado del acosado, aparentemente más débil y socialmente rechazado. ¿Quién le ha enseñado a este adolescente a depender tan profundamente de la aprobación exterior? ¿Quién ha silenciado la lección de la bienaventuranza en la persecución de los justos? En el mejor de los casos, el acosado puede aprender aquí mismo, en la adolescencia, lecciones sublimes. La humildad del pedido de ayuda a los padres y los profesores; el perdón de los ofensores. El acosado también puede tropezar ante la que tal vez sea la primera piedra en el camino de su existencia física, sintiéndose herido de por vida por sus compañeros de escuela o instituto. En el peor de los casos, el adolescente puede caer ante esta prueba, y posponer a través del suicidio, esta y muchas otras experiencias dolorosas a encarnaciones futuras. ¿Quién le habrá enseñado a gestionar las emociones? ¿Quién le habrá hecho creer que el cuerpo físico encierra las posibilidades del ser?
Todos somos responsables por cada adolescente con quien convivimos, personal o profesionalmente. Con nuestros pensamientos, palabras y actitudes educamos a las generaciones que vienen siguiendo nuestros pasos. A menudo nos preguntamos qué mundo les estamos dejando, pero cuándo nos preguntamos, ¿qué hijos le dejo al mundo? ¿Son capaces de soportar el dolor y son a la vez conscientes de que no deben infringir dolor a los demás? ¿Cómo de titubeante será su fe si tiene la mía propia como ejemplo? ¿Le enseñé a amarse y a aceptarse a sí mismo con mi manera se ser y estar en el mundo? Cuando tenemos hijos, nos preocupamos por encontrar la mejor escuela para ellos. Tal vez la clave esté precisamente en preocuparnos por hacer mejores hijos para la escuela, para que ésta pueda definitivamente ser escenario de encuentros y reencuentros sanos y redentores, ricos en aprendizajes ennoblecedores.
- Janaina Mireli de Oliveira- Art. tomado de la Revista Espírita de la F.E.E.
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EN EL TANATORIO
Narración de este momento bajo la óptica de un médium espírita
Llegada la hora de la tarde, se acercaban al lugar de encuentro los familiares y conocidos, algunos con verdaderos afectos de dolor, la mayoría por compromiso. La puerta del edificio nos recibe con su majestuoso TANATORIO, tan gélido para el ánimo y duro para el sentimiento. Nada más entrar las primeras caras conocidas: “le acompaño en el sentimiento”, “le doy el pésame”. Cuando en realidad lo triste de la situación desconcierta al visitante.
Al llegar a la sala mortuoria, el dolor se acrecienta, y la solemnidad del momento se refleja en las caras desencajadas de los que verdaderamente amaron al fallecido.
Delante del cristal que muestra el féretro se divisa al difunto en su caja, que más parece una crisálida que vaya a volar. En derredor, se comentan las últimas horas de la agonía, en los círculos más próximos, y se ve a lo lejos al difunto en espíritu vagando de un lado para otro de la sala sin terminar de comprender qué hace ahí. Se siente feliz en los grupillos donde hablan bien de él, y se indigna de las afrentas que le dedican las personas que no le fueron tan afines.
El médium vidente, si es espírita, sabe lo que está ocurriendo, mas como el espiritismo es una doctrina de estudio, y la mediumnidad una facultad natural, los hay que ven el suceso y creen estar soñando, ya que su desconocimiento del tema les causa sorpresa. ¿Cómo es que está ahí el difunto? ¿No está difunto pues?
La mirada se posa en el espectro, y éste de súbito sintiendo nuestra mirada, nos ve. Temblor en quien desconoce el espiritismo, horror y superchería en su imaginación que huye de ese encuentro, en el espiritista instruido, amor y compasión hacia el que acaba de abandonar nuestro plano, y una oración desde lo hondo del corazón es dirigida hacia su persona, porque el impulso mental que de la oración emana es como onda energética que balsamiza y reconforta al confundido difunto, que ignora qué le sucede.
Varios espíritus amigos, familiares, protectores que velaban por él desde el plano espiritual mientras estaba en su cuerpo orgánico, se le pueden hacer visibles en ese momento de oración sincera, y es este el trabajo fundamental que realizamos en los centros espiritistas, la orientación y esclarecimiento a las personas que dejaron este plano inconscientes y perturbados ante la grandeza que la vida inmortal nos ofrece. Un estremecimiento se apodera entonces de su ser, y en un arrobamiento en su conciencia, se les muestra patente la magnitud del asunto, en la cara, en el gesto, de ese espíritu familiar y amigo, que le conduce hacia la morada espiritual, donde habitan el resto de amigos y familiares que dejaron la Tierra antes que él. Ahí el estudio, ahí el verdadero examen de los aciertos y desaciertos, ahí la recapitulación de lo aprendido, el amor y la nueva oportunidad para el devenir infinito. La vida no acaba ahí, ¡la vida continúa tras el sepulcro!
Jesús Gutiérrez Lucas- ( Tomado de la F.E.E.)
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