sábado, 7 de noviembre de 2020

La racionalidad en las enseñanzas de Jesús

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Fardo leve

2.-Importancia fisiológica del Periespíritu

3.-Síntomas de ser espírita

4.-La Fe mueve montañas

5.- La racionalidad en las enseñanzas de Jesús




                                              *********************************


                    Fardo leve


1-¿Cuál es la responsabilidad del suicida que enfrentaba sufrimientos superiores a sus fuerzas?

Tal situación no existe. Sería puro sadismo de Dios imponer sobre los hombros de uno de sus hijos un fardo imposible de ser cargado. El peso de nuestras pruebas eso, invariablemente, compatible con nuestras fuerzas.

2-No obstante, el hecho de que el suicida considere que el fardo es superior a sus fuerzas ¿no funciona como atenuante?

Tal vez, en relación a sus responsabilidades, pero no lo absolverá de los desajustes periespirituales que provocará en sí mismo, imponiéndole tormentos en la vida espiritual, ni de los reclamos de la conciencia diciéndole que le faltó un mínimo de confianza en Dios.

3-¿No es complicado imaginar que los mentores espirituales, que orientan la reencarnación de sus pupilos, disponiendo de los males que enfrentarán y estableciendo límites a las pruebas como quien prepara una ecuación matemática, a fin de que no sobrepasen sus fuerzas?

Obviamente, no podemos encuadrar las pruebas humanas en una sencilla ecuación matemática, estableciendo perfecta proporción entre ellas y la resistencia del Espíritu. Lo que la experiencia demuestra es que las pruebas están bien distantes de esos límites. Digamos que existe, una gran distancia entre lo que él sufre y lo que tiene condiciones de soportar.

4-¿Podría ejemplificar?

Se conoce la historia de un Espíritu altamente comprometido con el error y el vicio. Ante la necesidad de reencarnar, pidió a sus mentores enfrentarse a los peores males de la Tierra, ávido por rescatar sus deudas. Los mentores lo hicieron un tanto diferente. Considerando que él no tendría la mínima condición de enfrentar semejante expiación, planearon algo mucho más sencillo. Sería médium, dedicado al trabajo de ayuda a encarnados y desencarnados. Como instrumento de la Espiritualidad, conquistaría su propia redención.

5-Con semejante providencia ¿no estaría faltando a sus compromisos?

El perfeccionamiento de la justicia humana creó la figura de las penas alternativas, en que el criminal, en vez de ir a prisión, presta servicios comunitarios. En vez de entrar en la escuela de criminalidad, de donde generalmente sale peor, entra en instituciones en las que aprende el valor de los servicios de ayuda al prójimo. La justicia humana apenas copia la Justicia Divina.

6-¿Existen penas alternativas para el rescate de nuestros débitos kármicos?

Jesús proclama, en el Sermón de la Montaña (Mateo, 5:7): «Bienaventurados los misericordiosos porque alcanzarán misericordia». Y repite el profeta Isaías (Mateo, 9:13): «Misericordia quiero, y no sacrificio». Dios nos permite, en Su bondad, sustituir la moneda del sufrimiento por la moneda de la misericordia, socorriendo a nuestros hermanos, como rescate de nuestras deudas kármicas.

7-¿Significa esto que no necesitamos transitar por la Tierra en clima de infelicidad para los necesarios reajustes?

Como cualquier padre, Dios quiere que sus hijos sean felices. Acostumbramos a confundir sufrimiento con infelicidad. Sufrimiento es imposición de la vida. Felicidad es una construcción personal, en la intimidad de nuestra conciencia. Quien comprende esto jamás pensará en el suicidio al enfrentar sus pruebas. Siendo así, los dolores del Mundo debían hacernos felices, como feliz queda el deudor al quitar sus deudas.

8-El concepto espírita al respecto del asunto es maravilloso, ofreciéndonos las mejores perspectivas para una existencia feliz y productiva, no obstante vivimos en un planeta de pruebas y expiaciones. Pero hay un problema: ¿cómo pasar ese conocimiento a aquellos que necesitan de él?

Ese es el deber de todos los que conocen la Doctrina Espírita, los que se beneficiarán de sus luces, los que tuvieron su existencia valorada por la visión objetiva de las realidades espirituales. Estamos llamados a participar de los movimientos de divulgación doctrinaria, colaborando con revistas espíritas, integrando grupos en el Centro Espírita y, como diría Castro Alves, distribuyendo libros a montones, convidando al pueblo a pensar en términos de inmortalidad, como sólo el Espiritismo es capaz. Tendremos, entonces, un número cada vez menor de personas que piensan en huir de la vida por la puerta falsa del suicidio, ampliándose el número de personas capaces de enfrentar con serenidad y alegría los desafíos de la existencia.

Richard Simonetti

Extraído del libro «Suicidio todo lo que usted mesitas saber..


                                                  *******************************



Importancia fisiológica del Periespíritu



       Puesto que el alma es absolutamente distinta del cuerpo y sobrevive, preexiste al nacimiento, pues los padres suministran tan solo la energía vital y la materia que servirá para constituir el edificio corporal. Esta manera de ver está confirmada por la observación de los fenómenos que se realizan durante toda la existencia de los seres vivos. 

      Escuchemos la gran voz de Claudio Bernard, que proclama la necesidad de una idea preconcebida para explicar la formación del embrión1: «En la evolución del embrión vemos aparecer un simple esbozo del ser antes de su organismo completo. Los contornos del cuerpo y los órganos son detenidos en un principio, empezando por los andamiajes orgánicos provisorios que servirán de aparatos funcionales del feto. Ningún tejido se manifiesta bien diferenciado. Toda la masa está constituida en aquel entonces por células plasmáticas y embrionarias, más a pesar de ello en ese esbozo vital se halla ya trazado el dibujo ideal de un organismo todavía invisible para nosotros, que ha asignado a cada parte y a cada elemento, su lugar, su estructura y sus propiedades. En el sitio donde deben aparecer los vasos sanguíneos, nervios, músculos, huesos, etc., las células embrionarias se cambian en glóbulos de sangre, en tejidos arteriales, venosos, musculares, nerviosos y óseos.» 

 Además, el ilustre fisiólogo precisa del siguiente modo su pensamiento: 
      «Lo que es esencialmente del dominio de la vida y que no pertenece ni a la física, ni a la química, ni a otra cosa, es la idea directriz de esta acción vital. En todo germen vivo existe una idea directriz que se desarrolla y se manifiesta por la organización. Mientras el ser vive se halla sometido a la influencia de esta misma fuerza vital creativa, y la muerte ocurre cuando dicha idea no se puede realizar. Es siempre la misma idea la que conserva el ser, reconstituyendo las partes vivas, desorganizadas por el paso del tiempo o destruidas por los accidentes o enfermedades.» Estas apreciaciones son tanto más justificadas cuanto los progresos de la química fisiológica han permitido estudiar de una manera bastante exacta la composición del cuerpo. Hoy se sabe de una manera cierta que todos los tejidos que le componen se renuevan sin cesar. Los huesos, que tan resistentes parecen, se hallan sometidos perpetuamente a un cambio interno que se demuestra visiblemente colorando la alimentación. El trabajo de evolución fisiológica escapa enteramente a los ojos del hombre no prevenido, revelándose solamente al exterior por medio de especiales modificaciones que requieren un largo intervalo para conseguir que se hagan aparentes. 

- Gabriel Delanne-

                                                             ******************************************



                      Síntomas de ser espírita


Chico Xavier
Cuando una persona entra a ser espirita, es fácil verificar: basta pesquisar un fichero o realizar una consulta. Entretanto, a fin de confirmar si la doctrina Espirita entró en la persona, es indispensable que  la propia criatura haga mención de eso, a través de manifestaciones evidentes.


Veamos diez expresiones  con el vocablo "mas" delante, que son  la señal del espirita de su individualidad, en los dominios del bien:


- más servicio espontáneo y desinteresado a los semejantes;

- más empeño en el estudio; 

- más noción de responsabilidad;

-más celo en la obligación;

-más equilibrio en las actitudes;

-más dulzura en la conversación;

-más ejercicio de paciencia;


y sobre todo mas compresión, perdón y amor por los errores de los demás, sabiendo que nadie es bueno y todos necesitamos del perdón y del amor.


Ser espirita de nombre, delante del mundo,  significa traer leyenda honrosa  de coraje en la personalidad, de humano verdadero que no se deja manipular por los fanatismos, ni los fanáticos, tener una fe razonada y clara jamás dominada por la sin lógica, la sin razón o el desamor, pero, para que la criatura sea espirita, al frente con los buenos espíritus, es necesario presentar la señal espírita de la renovación interior, que, ante la Vida Mayor, ante Dios, tiene la importancia de un pasaporte o el valor de un certificado.


ALBINO TEIXEIRA (espíritu medico) Psicografado por Chico Xavier


                     **************************************

 

                        

 LA FE MUEVE MONTAÑAS


La fe otorga un tipo de lucidez que permite imaginar, ver con el pensamiento la meta que se quiere alcanzar. También los medios para conseguirlo, de modo que quien la posea, avanza, por así decirlo, con plena seguridad en su senda evolutiva. Sea cual sea el caso, esa fe permite obtener grandes realizaciones.

La fe sólida confía en la perseverancia, la energía y los recursos que permiten vencer los obstáculos. La fe vacilante aporta incertidumbre y duda, de la que se aprovechan los adversarios a quienes debemos combatir. Este tipo de fe no busca los medios para vencer, porque no cree poder hacerlo. (El Evangelio según el Espiritismo, cap. XIX, Alan Kardec).

Viviendo la experiencia de este virus −más conocido como COVID-19− asolando el planeta, es necesario pararse y reflexionar sobre el significado de la fe espiritual en nuestras vidas, la fe razonada que es la que ha venido enseñando el espiritismo. Y este hecho puede demostrar cuánto y cómo puede el ser humano desarrollar semejante fe en su interior. Es un tipo especial de fe, esa fe tan necesaria para las realizaciones, en especial, las espirituales.

El Evangelio narra una experiencia donde los apóstoles no pudieron expulsar un demonio que estaba maltratando a una niña. Así se lo comunicaron al Maestro Jesús, para que Él lo expulsase. Acto seguido, los apóstoles le preguntaron por qué Él sí pudo expulsarlo mientras que ellos no pudieron hacerlo. Jesús les respondió: “Si tuviereis fe del tamaño de un grano de mostaza, diríais a esa montaña ven aquí, y la moveríais”.

Evidentemente, no se trataba de una descripción literal sino de una parábola: el método utilizado por el Rabí de Galilea para comunicar sus ideas y que estas llegasen a todos. Estaba mostrando a las buenas gentes de Judea las implicaciones de una fe razonada, su fuerza, su extraordinario poder. Esa fe, incorporada al acervo de conocimientos espirituales del hombre y unida a un fuerte deseo de  progreso moral, poniendo en práctica la ley del amor, genera la energía que salva todos los obstáculos, todas las pruebas, todos los sacrificios, todas las penurias necesarias para el progreso moral.

¡Cuántas personas dicen tener fe! Una fe que en la práctica no es real, sino producto del conocimiento y la experiencia: de unas cualidades que finalmente hay que poner a prueba. Afortunadamente, el ser humano actual (en general salvo en determinados países y circunstancias particulares) tiene una vida fácil y, consecuentemente, oportunidades para llevar esa vida adelante sin necesidad de una fe arrolladora; de una fe que lleve a la superación de los obstáculos con determinación y coraje; que empuje a la búsqueda de soluciones frente a las arbitrariedades de la vida; de una fe que estimule el progreso espiritual mediante una vida física, una experiencia en la carne.

A los apóstoles de la narración anterior les faltó la convicción de actuar y curar como hacía el Rabí de Galilea. Primitivos y torpes, carecían de la elevación espiritual del Maestro. No obstante, si Jesús les llamó al orden era porque tenían capacidad para realizar ciertos prodigios. Y a quienes redactamos estas líneas, a todos los colaboradores y compañeros, apóstoles del espiritismo, trabajadores de la última hora, puede sucedernos igual… y, quizás en demasiadas ocasiones.

Esas montañas que transporta la fe son, efectivamente, las dificultades y trabas que obstaculizan al ser humano si este no utiliza el pensamiento y la fuerza moral que tiene su principio en la fe.

El conocimiento ayuda a la compresión; a escoger las herramientas necesarias para evolucionar. No obstante, ese conocimiento necesita, imperativamente, de una gran voluntad y fe; instrumentos del alma que, animados por el deseo de bien, de pulir los valores espirituales, el amor, la paciencia, la tolerancia y la caridad, le conducen, indefectiblemente, a la felicidad.

Estas cualidades son necesarias por obtener la seguridad −imprescindible− de la presencia de Dios en nuestras vidas, en nuestra andadura espiritual, en nuestra caminata evolutiva. Cuando una persona se ve animada por el deseo de practicar el bien, por una vida en los valores del espíritu, del amor, de la tolerancia y de la caridad, debe estar preparado para todo tipo de adversidades, sacrificios y sinsabores. Cualquier impedimento, cualquier traba o circunstancia contraproducente le empujarán a echarse atrás. Aparecerán entonces el miedo, la cobardía, las excusas, la comodidad, el orgullo. En resumen, todas las formas de egoísmo que atenazan al ser humano y le impiden rentabilizar las experiencias físicas.

Estas frases no son palabras banales ni falsos argumentos. Os hablo, única y exclusivamente, de leyes espirituales. El hombre, en su andadura evolutiva, jamás camina solo; muy al contrario, camina bien o mal acompañado según sea su inclinación moral; su inclinación hacia el bien o, por el contrario, hacia el mal. Y eso depende, única y exclusivamente, de su propia decisión. Reza el saber popular: “Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”.

¡Y  nosotros, espíritas, ¿somos realmente conscientes de las implicaciones? ¿Hemos aprendido algo de las enseñanzas del espiritismo, de las recomendaciones de los espíritus superiores?!

Esta pandemia que experimentamos ahora no tiene parangón en el pasado reciente de la humanidad, exceptuando las experiencias colectivas que representaron las guerras mundiales, quizás más horribles que ellas. No obstante las calamidades y sufrimientos, se trata −lamentablemente− de experiencias colectivas necesarias para la evolución del género humano. ¡Aunque ¡nunca olvidemos que el hombre no está solo! Que el Supremo Hacedor ha puesto a su disposición los recursos para rentabilizar la experiencia, y que esta vivencia sea una más en su largo peregrinaje.

Asumiendo que el ser humano es aquello que piensa, y que existen leyes cósmicas fijadas por el Arquitecto Universal para su evolución y progreso moral y espiritual, leyes como la de Vibración y Afinidad que facultan la captación de energías positivas… o negativas −siempre en consonancia con la forma de pensar y actuar del individuo−, tengamos la certeza de que las entidades que rigen los planos superiores van a estar ayudando siempre, acompañándonos. Por descontado, queda en la mano del individuo permanecer estático ¡o no!; quedar paralizado en el confort del hogar, auto-justificarse, aislarse del resto de la sociedad para evitar cualquier tipo de contagio.

Sin embargo, tenemos ejemplos de conocidos que, en tiempos de la dictadura militar −post guerra civil−, tenían prohibidas completamente las reuniones colectivas, so pena de dar con los huesos en la cárcel o arriesgar la vida. A pesar de tales riesgos, muchos de estos grupos continuaron reuniéndose a escondidas, ora en casa de cierta persona, ora en casa de otra. Ellos seguían las directrices de los guías espirituales, que les animaban a continuar su hermandad y aprendizaje. La memoria espírita guarda recuerdos imborrables de dichas experiencias.

Esas personas de buena voluntad esperaban tiempos mejores mientras trabajaban cumpliendo sus compromisos espirituales. ¿Qué habría sucedido entonces de haber paralizado sus actividades durante 40 años; si hubiesen abandonado sus compromisos; en qué medida habrían dañado su experiencia de vida y frenado la siembra que debían ceder a las futuras generaciones? Ellos, al igual que los mártires de la antigua Roma, han dejado una huella indeleble en los anales de la civilización.

Ahora pienso que, al igual que ellos, estamos siendo probados. Por ello, entiendo, debemos actuar con precaución, cautelosamente. Y precaución no implica dejar a un lado los compromisos, abandonar la convivencia, las reuniones, compartir momentos y situaciones con personas afines a las labores espiritas. Evidentemente, no es lo mismo una algarabía tumultuosa, un botellón, que una reunión coherente y cívica, dotada de las medidas de seguridad, precaución y control necesarios. En suma, una reunión dedicada a la ayuda y progreso espiritual.

En cada situación, las intenciones, motivaciones y objetivos son evidentemente distintos. Y la ley de afinidad y vibración, en justa correspondencia, faculta una enorme ayuda espiritual a unos… y, justo lo contrario, a los otros.

Para que esto sea así se debe buscar el modo, el método de llevarlo a cabo. Y ahí está la fe, la fuerza de voluntad y el deseo de progreso. Las autoridades, lógicamente, deben fijar normas, velar por la seguridad ciudadana. Lamentablemente, carecen de conocimiento espiritual, de la sabiduría y la gran ayuda que propicia el mundo espiritual. Y ese mundo superior actúa para que, una vez concluida su labor de ayuda −realizada con la debida cautela−, las personas no tengan que abandonar sus labores, para que nada ni nadie pueda frenar la evolución individual y los compromisos pactados.

Así que, poniendo en práctica aquella frase del Maestro que dice “tenemos que mover montañas”, convenzámonos de que la parte espiritual superior está ahí, preparada para ayudar. Traen un escudo de vibraciones positivas, vibraciones lumínicas que impiden cualquier enfermedad, excepto aquellas que figuran en la ficha kármica de cada persona.

Una reunión espiritual no se realiza entre cuatro paredes vacías. Están, por un lado, los asistentes encarnados, que deben acudir en buenas condiciones morales, libres de toda inclinación y vicios materiales; dispuestos a realizar un trabajo de intercambio con el plano espiritual. Y hacerlo requiere un mínimo de condiciones. Así, y solo así, se puede garantizar un ambiente adecuado. Por otra parte está el equipo espiritual, que procura también una atmósfera espiritual limpia y armónica, dotada de las medidas de protección y seguridad necesarias.

Las personas interesadas por las obras mediúmnicas de muchos escritores, entre ellos Chico Xavier, Divaldo P. Franco, Allan Kardec, ¡cómo no! –por citar algunos−, permiten vislumbrar la dedicación y esmero con que se preparan las reuniones mediúmnicas desde el plano espiritual. Cómo obtienen el ambiente vibratorio que propicia las manifestaciones espirituales. Sus medidas de higiene, desinfección y profilaxis impiden el paso de los parásitos espirituales, de los pensamientos y energías oscuras provenientes de los planos inferiores; todo tipo de injerencia que busque dañar la ejecución de esa importante labor de ayuda. En paralelo, el plano espiritual adecúa, limpia el plano físico de toxinas y virus orgánicos que perjudiquen el buen trabajo de los intervinientes.

No obstante, para conseguir ese “tonus vibratorio” los grupos deben alcanzar unas condiciones mínimas para merecer la ayuda y dedicación de estos equipos de trabajo.

“Si la higuera es estéril, ya sabemos qué le ocurrió” (Cita evangélica).

Por haberlo demostrado las ciencias psíquicas, sabemos además que, cuando las personas están seguras de sí mismas, entusiasmadas, ilusionadas, cuando tienen fe, atraen fuerzas positivas muy poderosas. Se ven rodeadas por energías que impiden la aproximación de pensamientos negativos, que impiden acercarse a las entidades oscurecidas; se crea un escudo protector que las repele. Cuando el ser humano irradia pensamientos luminosos, amorosos; cuando transmite deseos de auto-realización, está atrayendo, entonces, vibraciones de idéntica naturaleza. Vibraciones que conforman un escudo protector que nada ni nadie puede destruir, un escudo que protege y ampara al individuo y su trabajo espiritual.

Y desde ese momento, el individuo contará con la fuerza adecuada, con la confianza que necesita. Entonces las cosas comenzarán a salirle bien. Porque la “Fuente de Vida” le acompaña. Y es que cada chispa divina, cada individuo forma parte de Él. Esta es una de las claves: tener la confianza y seguridad de que Dios nos acompaña, que su fuerza, su poder transmuta el universo entero. Ante Él, la oscuridad, la negatividad, las malas influencias, lo negativo, todo desaparece. Su energía será el compañero de viaje. Únicamente las debilidades propias del ser humano pondrán límite a sus realizaciones.

En caso contrario, el individuo será el foco de la negatividad, de las malas vibraciones, del pesimismo, de las lacras del carácter humano. El hombre se dejará llevar por la rutina, para darse cuenta, finalmente −demasiado tarde−, como aquellos compañeros de Jesús de Nazareth, que carecían de la fe necesaria para completar la tarea.

Evidentemente, los trabajadores de la obra espírita, los trabajadores de la última hora, no pueden flaquear, vacilar ni dudar; dejar pasar una experiencia extraordinaria como la presente. Se impone afrontar la situación con ánimo, buen talante y renovado esfuerzo. No podemos dejar que las vicisitudes cotidianas −alias pandemias− marquen el ritmo de trabajo que se debe hacer. Es el momento de mostrar a la sociedad la actitud de compromiso y el mensaje de consuelo de la filosofía espírita; de dejar a un lado la comodidad, el hastío, la inercia, el inmovilismo. Es momento de sortear todos los obstáculos que la pandemia impone.

Por tanto, trabajadores espíritas, ¡no os quedéis parados! Acecha el peligro de ser estigmatizados bajo el título de: “Hombres de poca fe”.

Fermín Hernández Hernández,   Amor, Paz y Caridad

                                 **************************************


                                                          


LA RACIONALIDAD EN LAS ENSEÑANZAS

                             DE JESÚS

   La fe espírita en el campo de su entendimiento y asimilación difiere completamente de todas las expresiones de fe de las religiones terrestres. El Espiritismo no inventó una nueva fe para el Tercer Milenio. La fe razonada está perfectamente introducida en la doctrina de Verdad y Amor enseñada por Jesucristo. Todas y cada una de las enseñanzas de Jesús llevan en primer lugar al uso de la razón, para después sensibilizar el corazón de la criatura humana. La fe razonada está totalmente incluida en la doctrina de Jesús, pero fue el Codificador Allan Kardec quien trajo el método racional para el ejercicio de la fe superior, como enseñar al hombre tecnológico de la actualidad a ejercitar el tamiz de la razón en el desenvolvimiento de su propia fe espiritual. Jesús no solo habló para el corazón y las emociones, sino que provocó siempre que los hombres pensaran sobre las cuestiones de Dios, de la vida moral, de la vida espiritual, de la eternidad, de las virtudes, de la moral elevada, de la mejoría íntima.
     Observemos la lógica clara, sencilla , objetiva y directa expresada en algunas de sus profundas enseñanzas:

 1.- "El hombre bueno, del buen tesoro del corazón, saca buenas cosas; y  el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas" (Mateo 12:35).
   Observemos la lógica moral de Jesús cuando habla del corazón del ser humano. Cada espíritu posee en los archivos psíquicos de su corazón espiritual el tesoro, que podrá ser bueno o malo. Si el buen tesoro prevalece en su corazón, esta persona es buena y amorosa, virtuosa y caritativa. Si es el mal tesoro el que predomina, esta persona aún es infeliz y mala, perversa y egoísta. Jesús aclara que cada persona solamente da del tesoro que posee en su corazón. Cada persona es feliz, o infeliz, equilibrada o desorientada, saludable o enferma, de conformidad con lo que posee y sale de su corazón en dirección a las personas. Solamente dará lo que tiene en su corazón. Lo que está en el corazón determina el buen o mal carácter, la noble o infeliz personalidad y los buenos o malos sentimientos en cada individualidad. Las enseñanzas y advertencias de Jesús, en primer lugar, ponen a la persona a pensar, a meditar y a reflexionar, para luego sentir y más tarde aceptar, para pasar a practicar y a vivir intensamente.

2.- Después que las personas recibían el beneficio de la curación promovida por su divino poder. Jesús pronunciaba palabras que constituían una grave advertencia y estaban plenas de lógica moral.

   "Mira, has sido sanado; no peques más para que no te suceda cosa peor" (Juan 5:14)
Cada persona es el resultado correcto de sus propias acciones,pensamientos, sentimientos, hábitos y actitudes. Quien anda por el camino de la práctica del mal va a encontrar fatalmente en el futuro, próximo o cercano, más tinieblas, decepciones, tristezas, desengaños, sombras, remordimientos, alienaciones, aflicciones. Con esta admirable aseveración Jesús orienta a cada persona al uso de la conciencia para que se fije en sus propias faltas, errores y crímenes cometidos contra el prójimo.

3.- "Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otro modo, el mismo remiendo tira de lo viejo y se hace peor la rotura". (Marcos 2:21)
   Jesús, como Divino Sastre de las Virtudes, nos está enseñando a no hacer un remiendo mal hecho. Este remiendo en nuestra alma no ofrece un traje nuevo, bien cosido y bonito. ¡Pues en vez del remiendo nuevo en el alma, vamos a hacer una costura bien hecha y completa en nuestra alma, conservando la vestidura vieja y estropeada del egoísmo, orgullo y vanidad!. Son los religiosos orgullosos, personalistas, vanidosos, arrogantes, presuntuosos, fascinados, dominantes y exclusivistas.

4.- "He aquí, que yo os envío como ovejas en medio de lobos; ser pues prudentes como serpientes y sencillos como palomas". (Mateo 10:16)
   Jesús quiere discípulos bondadosos, amorosos, humildes, sencillos, leales, sinceros, verdaderos, auténticos, alegres, optimistas, pero que no sean ingenuos, débiles o indecisos. El Educador de las Virtudes Eternas espera por discípulos esclarecidos y lúcidos, sensatos y valientes.

Se debe creer con la razón lúcida
  La fe que Jesús desea y espera para los hombres y mujeres en este Tercer Milenio, necesita ser racional, esclarecida, lúcida, sensata, lógica y ponderada. Solamente la fe racional sabe recibir todos los tipos de informaciones con discernimiento, dar interpretaciones más avanzadas de la verdad, con la mente y el corazón dispuesto para la gran mudanza de ideas y sentimientos, hábitos y actitudes, obras y acciones de cada día.

Las personas, desde las más cultas y sabias, hasta las más sencillas o incultas, pueden muy bien aprender, trabajar y desarrollar, la fe racional espírita. Las personas de gran cultura académica no van a sentirse disminuidas por la aplicación de la fe esclarecida. La gente sin cultura, analfabeta y sin el ejercicio diario de la lectura, puede muy adquirir la fe razonada, si se interesase vivamente por el aprendizaje activo, perseverante y gradual de la Doctrina Espírita.

   La fe espírita no tiene dos alternativas: ella siempre será única y solamente FE RAZONADA. Si no aplicamos amor al estudio, respeto a la verdad, perseverancia en el aprendizaje doctrinario y exacta interpretación de los textos doctrinarios, estemos seguros de que no obtendremos la bendición de la fe razonada en las complejas estructuras de nuestro cerebro espiritual. Si siendo espìritas permanecemos sin interés por desarrollar la fe en nosotros mismos, continuaremos siendo espíritas de fe ingenua, inócua e inerte. Así, por lo pronto, nos definiremos aún como espíritas tristemente dominados por la fe ciega que alimenta estados deplorables de la creencia, sin crecimiento, ingenuidad, dudas, incertidumbres, indecisiones, engaños, supersticiones, fantasías, fanatismo, fascinación, ilusiones, ritualismos, sentimentalismos, idolatría a médiums y guías espirituales. Es inaplazable para todo aprendiz espírita, abandonar la fase oscurantista de la fe ciega, esforzándose por conquistar la fe racional iluminada y lúcida, promovida poir el insigne Codificador Allan Kardec.

-Walter Barcelos- Uberaba(Brasil)

                                        *************************





No hay comentarios: