domingo, 8 de noviembre de 2020

Causa de los males y aflicciones en la vida

   INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Interesante reflexión

2.- Espiritismo, Ouija y la invocación de los Espíritus

3.- En el camino

4.- Miedos inexplicables

5.- Causa de los males y aflicciones en la vida



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                 Interesante reflexión...

                              

Mateo 15-11,18: "No es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre. Lo que sale de la boca viene de dentro del corazón...".

( Aportación de Jose Manuel Fernandez)


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ESPIRITISMO, OUIJA Y LA INVOCACIÓN DE LOS ESPÍRITUS


                                                   


    Cuando se toca el tema del Espiritismo y la Mediumnidad, se habla mucho de la ouija; unos a favor, otros en contra, y otros ni saben lo qué es. 

     Creemos que debemos informar acerca de este tema que, siendo un instrumento neutro, ha causado y causa muchos problemas. Son muchas las personas que sienten deseos, curiosidad y necesidad de usar este medio, creyendo así que pueden con toda seguridad ponerse en “contacto” con los Espíritus; bien sea para saber de ellos; familiares, amigos, etc. Otros por la curiosidad de comprobar si realmente un Espíritu puede mover una pieza de ese instrumento y así, poder entrar en contacto con ellos, el  contacto entre: encarnados y desencarnados. Muchos sólo buscan el entretenimiento y la diversión. También los hay que desearían utilizar a los Espíritus para que les digan el futuro y la solución de sus problemas. Así podríamos mencionar muchos casos que sabemos que se han dado y se dan.   

   Siendo la ouija un instrumento neutro, igual puede servir para el mal, como para el bien. Según su uso, según la intención de los que la usan, el resultado puede ser útil o más negativo. Sin conocimiento de la vida en el Mundo Espiritual, ni cómo actúan los Espíritus, ni las intenciones perjudiciales de muchos de ellos, la ouija se convierte en un instrumento peligroso, porque una vez abierta la puerta de su uso, sólo se cerrará cuando a los Espíritus les parezca bien, con lo que de aquí se puede deducir que muchos acaben con obsesión, suicidio o, perturbaciones serias. 

   Muchos Espíritus del mal, burlones, ligeros e ignorantes no cesan de buscar el medio de contactar con nosotros, así que usando este medio, les abrimos la puerta para que se sientan a sus anchas mintiéndonos, burlándose y mistificándonos, por nuestra ignorancia, vanidad, imprudencia etc. Una vez entrado en contacto con los encarnados, les gusta acompañarlos y seguir su forma de vida, por lo que es difícil desembarazarse de su “presencia”.  

  Lo que empezó como un juego o, simplemente, como un medio de hablar con los “muertos”, puede acabar mal. Los Espíritus Buenos, no se prestan a este juego o intercambio mediúmnico, sabiendo que quienes lo usan, casi todos, carecen de conocimiento, instrucción y experiencia, al margen de la moral necesaria para tratar con los Espíritus del Bien, que por cierto, no están a nuestro servicio para las interrogaciones caprichosas de los encarnados. 

   También hay que tener en cuenta que se necesita, al menos, un médium para que se pueda producir el fenómeno de la comunicación con los Espíritus; sin este requisito el empleo de la ouija será mero “animismo”, que también puede perjudicar a los que la usan. Pedimos reflexión y seriedad a la hora de querer establecer contacto con la Vida Mayor. 

  Si no hay un motivo serio, útil o urgente, no se debe buscar este contacto, así como sólo se debe hacer en una reunión mediúmnica, dirigida por expertos trabajadores espíritas y, por los Guías del Centro o Grupo, que crean posible o beneficioso ese contacto. 

   El objetivo del intercambio con el Mundo Espiritual, a través de sus Mensajeros, utilizando mediumnidad y médiums, es ayudar a los Espíritus que sufren, que se encuentran desamparados, confusos; sin saber qué les ocurre y el porqué de su confusión. Muchos vagan por años sin encontrar la luz del arrepentimiento y la luz que ilumina el Alma. Todo esto y mucho más, supone un trabajo de esfuerzo en la disciplina, el orden, la seriedad y la “caridad”, en los trabajos de mediumnidad. Vibrar en el mismo tono, elevar el pensamiento y olvidarnos de nosotros, para pensar en otros más necesitados. 

  Este objetivo casi nunca se consigue a través de la ouija y de sus usuarios ignorantes de sus consecuencias. Si bien se usó en tiempos pasados, siendo su objetivo útil, hoy en día no hace falta su práctica, ya que hay otros medios más rápidos y eficaces, como la psicofonía, o bien la psicografía. Por lo tanto dejemos de buscar por curiosidad o deseos vanos el contacto con los Espíritus, ya que muchos son invocados y sufren al no serles concedido el permiso para comunicar, por no ser beneficioso para ese ser. Utilicemos la lógica, la razón y, sobre todo, la caridad. Desechemos el uso de la ouija e informemos a otros de sus peligros e inutilidades. 

Publicado originalmente en la lista de correo de Zona Espírita, agosto de 2004 

Escrito por Isy
 

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               En el camino

 ¿No debías tú igualmente tener compasión de tus compañeros, como yo también tuve misericordia de ti? (  Evangelio de Mateo- 18, 33).

         En este mundo todos estamos sumidos en un proceso de perfección continua e infinita,  que constituye una muestra de la obra de Dios de la cual formamos parte, por         lo tanto no podemos aislarnos de la Humanidad porque la humanidad toda constituye      una unidad de conjunto y porque es en su seno en donde todos estamos inmersos en ese mismo proceso.

     La cooperación entre los humanos es una necesidad  natural  e indispensable que Dios  nos hizo sentir  y comprender desde los albores de la Humanidad. No estamos nunca       solos. Siempre hay cerca alguien a quien acudir para poderle ayudar o para pedir su    ayuda.

Todos somos hermanos y compañeros en el camino de la vida, con independencia de las ideologías y creencias de cada uno, y cualquiera que sea el papel que se desempeñe,        como padre, amigo, hijo, hermano, vecino, compañero o extraño, pues por encima de       todo estos son los papeles que a todos nos toca vivir  e interpretar en el escenario de la    vida; así llegamos a comprender que  en cuanto a la relación humana, todos procedemos       de un mismo y único Origen: Dios. Somos hijos de un mismo Padre Universal que nos      ama a todos infinitamente y nos atrae poco a poco a Su lado a través del camino de la Evolución espiritual, incentivándonos para crecer en Amor y en Sabiduría.

               Dios nos podría haber hecho directamente seres grandes y dichosos, pero si la      humanidad no tuviésemos que escalar golpe a golpe y paso a paso, el duro ascenso   evolutivo, jamás podríamos apreciar el valor de lo conquistado y la dicha ante el      resultado final de nuestro esfuerzo individual, pues solo se valora y aprecia lo que cuesta    nuestro esfuerzo, empeño y tesón, mientras que lo que se nos regala o nos encontramos      sin ningún esfuerzo ni mérito por nuestra parte, no sabremos nunca de la verdadera dimensión de su valor. Por eso, debemos dar gracias al Padre por habernos hecho tan pequeños , porque así podremos sentir la dicha  originada  por  nuestro esfuerzo cuando consigamos crecer; gracias por habernos hecho tan imperfectos, pero tan perfectibles,      para gozar algún día del mérito de nuestro valor para haber logrado llegar a ese estado       de perfección que nos aproxime cada vez más a nuestro Padre Celestial.

             A veces tenemos en la senda de la vida la prueba de un hermano o un compañero      molesto  o indeseable. Llegado este caso que constituye a veces una prueba complicada,       deberemos ser conscientes y procurar tener toda la paciencia necesaria y la disposición      de ayudarle  y enseñarle siempre, sobre todo con la fuerza del ejemplo práctico del día a    día. Por eso no debemos hacer críticas negativas de nadie, porque de ese modo no le ayudaremos, sino que con las vibraciones nefastas de las críticas negativas, les perjudicaremos.  Mejor siempre debemos tratar de ver su lado positivo y ensalzarlo,      porque de ese modo  le estamos incentivando para aumentarlo. Esta actitud santifica los  lazos de convivencia en el Amor y la Fraternidad, tal como nos enseñó Jesús.

            Si la tarea de convivencia es difícil o dura, por  lo que nos molestan los defectos de los  demás, recordemos las veces que en nuestro pasado nosotros también hemos sido tantas veces con los demás, molestos, culpables o causantes de dolor  y sin embargo  Dios      siempre nos perdonó y nos dio nuevas oportunidades redentoras para aprender las    lecciones que nos brinda la vida.

            Cada ser humano que cada día se nos cruza en el camino, debe considerarse como una bendición de Dios por la oportunidad que se nos presenta  para poder activar los sentimientos de fraternidad y de solidaridad, así como de desarrollar virtudes tales como       la paciencia y la caridad.

             Siempre ante las dificultades de la convivencia, desavenencias e incomprensiones,     debemos ser pacientes y misericordiosos tal como Jesús lo fue y, me atrevería a afirmar       que lo sigue siendo para  toda la Humanidad, porque Él nos ofrece  siempre la        oportunidad del aprendizaje y  de  la  corrección. 

            - Jose Luis Martín-

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    Miedos inexplicables


Hay niños que tienen miedos inexplicables. Sin que nadie los haya asustado con figuras monstruosas, con la oscuridad o con que se ahogan, ellas demuestran temer la oscuridad, el mar, el río, las armas. Se les ponen los pelos de punta y corren a la falda de los padres, o se quedan paradas, llorando alto, frente a determinadas situaciones. Hay incluso bebitos que duermen tranquilos en la falda materna. La madre los acuesta en la cunita, los besa dulcemente y los cubre, llena de cariño. Sin embargo, cuando se retira de la habitación y apaga a luz, ellos se despiertan gritando, con tremendo pavor, y demoran para calmarse posteriormente.

Algunos niños tienen dificultades con la oscuridad. No consiguen entrar en un lugar que esté oscuro, incluso acompañados. Registran su desagrado agarrándose a las manos de quien esté con ellos y así mismo, lloran, y piden con insistencia para que enciendan la luz. Algunos padres, con el deseo que sus hijos crezcan sin miedos, los obligan a enfrentar tales situaciones, llamándolos de maricas, bobos y otros adjetivos aún más infelices. Obligan al hijo a entrar en una habitación oscura para buscar y recoger algún objeto, adrede, y se enfurecen si el niño llora, grita y no hace lo que le han pedido. Para vencer el miedo al agua, entran en el mar, río o piscina con el hijo en los brazos, obligándolo a quedarse allí. El niño llega al desespero, arañando y gritando con pavor.

Los miedos infantiles de esa naturaleza no se originan en esta vida, sino que son registrados desde los primeros meses, sin ninguna explicación razonable en la actualidad. Son registros que el espíritu trae por haber sufrido algún mal en vidas anteriores, quizás incluso la muerte, en lugares oscuros o en el agua. Quizás estuvo en un derrumbe, se quedó en la oscuridad por algún tiempo hasta que su muerte física se consumara. O murió ahogado, incluso por imprudencia propia. Es por eso que estos miedos infantiles nos merecen todo respeto y cuidado. El niño deberá ser llevado, poco a poco, con mucho cuidado, a entender que ahora está seguro. Los padres podrán afirmarle esto, muchas y muchas veces, diciéndole que lo aman y que lo protegerán. Que él no precisa temer a la oscuridad, pues ésta desaparece cuando encendemos la luz. Llevarla al mar, para mojar sus pies despacito, jugar en la arena y, poco a poco, irle hablando de la necesidad de tener prudencia, pero también, que no hay motivo para tanto miedo.

Tal vez llevar al hijo a piscinas poco profundas y allí quedarse con él, incentivándolo a jugar en el agua. Jamás, en ninguna circunstancia, reírse de sus temores o calificarlo de forma negativa. Son problemas muy profundos del espíritu y de forma delicada, cuidadosa y profunda deben ser trabajados.

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El hijo que nos llega es siempre un espíritu que está pidiendo ayuda para su crecimiento interior. Confía en nosotros y por ello nos toma para padres. No le fallemos en los momentos más importantes. Ayudémosle a superar sus dificultades, con tranquilidad. No nos importe el aplauso del mundo, ni si él no ostentará jamás las medallas del hombre más corajudo o del mejor nadador. Lo importante es que se convierta en un hombre equilibrado, superando las dificultades una a una, seguro y feliz.

- Luz Espiritual-

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Causa de los males y aflicciones en la vida


Queridos amigos, el conocimiento de las cosas nos hace libres,  por esa razón cuando la Doctrina de los Espíritus, la codificada por Allan Kardec al explicarnos la causa de nuestros sufrimientos,  nos da cierta conformidad ante las tribulaciones que nos suceden en la vida.
El  Espiritismo nos dice que para comprender los resultados  de nuestras
existencias pasadas, basta que observemos las propias tendencias,
oportunidades, luchas y pruebas.
Emmanuel nos dice  que para entender, en esencia, las deudas o
ventajas que traemos de existencias pasadas   lo podremos observar
en la carga de conciencia, pidiendo reparación. Si plantamos un
precioso árbol, hace mucho tiempo, es natural que lo sorprendamos  
cargado de utilidades y frutos para los otros y nosotros. Si nos
empeñamos en un débito, es justo soportemos la preocupación de
pagar.
Comúnmente por la noche, cuando dormimos y descansamos, al
despertar por la mañana, nos levantamos  con los bienes y los males
que hemos procurado para nosotros mismos, el día anterior. Tras el
túmulo, el alma, aun vinculada al crecimiento evolutivo, entra en la
posesión de las alegrías y de los dolores que pesan sobre su cabeza; en
la cuna, despierta y retoma el arado de la experiencia, con los créditos  
 que le cabe devolver y con los débitos que está compelida a rescatar.
Cada criatura reencarnada permanece  recogiendo según todo lo
que hizo consigo y con el prójimo.
Los grandes delitos crean en el alma, estados indefinibles de angustia
y de choque, de ahí nace la explicación lógica de las enfermedades
congénitas, algunas veces   inabordables a cualquier tratamiento.
Nadie huye a la ley de causa y efecto. Todos estamos en el presente,con el deseo de construir el futuro, pero sumergidos  en las consecuencias del pasado que nos es propio. Y esto es así, porque según sembramos así recogemos.
La Doctrina Espírita,  expresando el Cristianismo Renacido, no solo
descubre los panoramas  radiantes de la inmortalidad, ante el gran
futuro, sino que es además luz para el hombre, iluminando su camino;
desempeña la función específica de tratar las enfermedades  que fustigan
a la Humanidad, por enseñar la medicina para el alma, basada en el amor
constructivo y reedificante.
Las amarguras, los resentimientos, la desesperación, fricciones e irritación
entretejen crisis   del pensamiento, estableciendo lesiones mentales que
culminan en procesos patológicos en el cuerpo y en el alma, cuando no se
convierten, de pronto, en pábulo de la locura o en sombra de la muerte.
Millones de criaturas, repuestas en el hogar,  recapitulan amarguras y graves
experiencias, junto a aquellos que atormentaron en el pasado o de los fueron
implacables verdugos; transformados en compañeros que, algunas veces, traen
el nombre de padres  y se comportan como adversarios intransigentes; en la
función de hijos y se asemejan a duros verdugos de los corazones afectuosos
que les dieron el tesoro de la cuna. Desde el punto de vista mental, los
adversarios del pasado, reencarnados en el presente, expanden entre sí cargas
vibratorias de crueldad y rebeldía que transfigura el nido familiar en  cárcel
minada de rayos destructivos de odio y de amargura.
Los principios espíritas  en los conflictos familiares  son una medicación
providencial.
 Claramente en la educación individual y, evidenciando la reencarnación,
destaca el impositivo de la tolerancia mutua, como terapéutica espiritual
inmediata, con el fin de que los puntos  nerviosos del individuo o del grupo
sean definitivamente sanados.
Las enseñanzas espíritas, despertando la mente para la necesidad  del
trabajo y del estudio espontáneo, prepara a la criatura en cualquier situación,
para la obra del perfeccionamiento propio y revelando la continuidad de la
vida, para más allá de la muerte,  patentan el raciocinio de cada uno , por el
que la individualidad no encontrará, más allá del túmulo, ninguna prerrogativa
y sí la felicidad o el infortunio que construye , a consecuencia de aquello  que hace con sus semejantes.
La Doctrina Espirita  encierra la filosofía del pensamiento recto, como agente
preservativo de la salud moral, y supone la religión natural del bien, cuyas
manifestaciones definen a la caridad como terapia de alivio y corrección
de todos los males  que nos afligen en la existencia.
Con las enseñanzas espíritas aprendemos que los actos de bondad, aun los
más insignificantes, son plantaciones de alegrías eternas y que el perdón
incondicional de las ofensas es la fórmula santificante para la supresión del dolor
y la renovación del destino.
- Merchita -
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