miércoles, 17 de febrero de 2021

La moral en los médiums

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- ¿ Cómo se podría ayudar a un moribundo?

2.- El aborto y sus consecuencias espirituales

3.- Las lesiones del alma

4.- La moral en los médiums




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       ¿ Cómo  se podría ayudar a un moribundo?                            



  Lo primero es, sobretodo,  tranquilizándole y procurando hablar mucho con  él, si está consciente, y  animándole para que venza los temores  que pueda sentir,  tratando de que lo afronte con esperanza y sin miedos.

 

      También se les ayuda mediante pensamientos de Amor u oraciones que, como ya se ha dicho, son vibraciones que en estado de semi-desprendimiento del cuerpo, el Ser en proceso de desencarnación  las percibe y las siente como un bálsamo tranquilizante que le ayuda en el proceso; claro está, que esto es así siempre y  cuando sea llegado su momento final; si no es así, estos pensamientos u oraciones, en vez de ayudarle a morir, le pueden ayudar a sanar o a mejorar,  fortaleciendo los lazos vitales del enfermo.

 

También se le puede ayudar mucho, actuando paralelamente a como lo hacen los Seres espirituales encargados de ayudar en la desencarnación, pero este proceso que describo se debe reservar a personas con alguna experiencia en aplicar pases magnéticos, siendo fundamental que mientras lo hacen proyecten sentimientos de Amor, fraternidad y de ayuda hacia la persona sobre la que sus manos se deslizan emitiendo esa especial energía. Los pases magnéticos, más que un acto mecánico, funcionan como acto de Amor y solidaridad.

 

No se trata de acelerar o de relentizar el proceso, sino de aliviar y suavizar el tránsito del que se va, ofreciéndonos como meros colaboradores a los Seres espirituales, que realmente son los que llevan a cabo el proceso normal de la desencarnación. Lo único que aportaríamos en este caso es el fluido magnético, poniéndolo a disposición de los espíritus que llevan a cabo esta función tan natural como importante para el alma humana cuando regresa como espíritu al plano que le corresponde según  sea su nivel vibratorio.

 

El proceso de este tratamiento sería aproximadamente así: Sentados junto al moribundo, a la cabecera de su cama, le tranquilizamos con palabras de cariño, acomodándole  la cabeza entre nuestras manos que actúan como un regazo acogedor. Después pasaríamos a colocar  las manos sobre la frente del enfermo, iniciando seguidamente  un servicio completo  y  silencioso de magnetización con pases longitudinales.

 

Son tres las zonas o regiones orgánicas fundamentales sobre las que hay que centrar las energías de los pases magnéticos:

 

- El Centro Vegetativo ligado al vientre, sede de las manifestaciones fisiológicas.

 

- El Centro Emocional, que es la zona de sentimientos y deseos, situado sobre el tórax.

 

-El Centro Mental, que es el más importante y está situado en el cerebro.

 

     Siguiendo este orden, se debe tratar  en primer lugar,  el Centro Vegetativo, insensibilizando el nervio Vago que es antagonista del Simpático, y cuyos efectos  intenta anular, manteniendo así el equilibrio en un funcionamiento normal.. De este modo se facilita el desligamiento energético de las vísceras.  El nervio Vago, también llamado neumogástrico,  en realidad constituye un haz de nervios mixtos, compuestos de fibras sensitivas y de fibras motoras, que parten desde el bulbo raquídeo en la nuca, descendiendo por los laterales del cuello por donde penetran hasta el pecho y el vientre, terminando en el estómago y en el plexo solar.  Estos nervios se ramifican y distribuyen por la laringe, el esófago, los bronquios, el corazón, el estómago y el hígado.

 

     Con estos pases longitudinales se actúa como ayuda para  neutralizar o paralizar el sistema nervioso Simpático, si así procede que suceda en cada caso particular.

 

     Después se pasa a operar sobre el plexo solar, con lo que se ayuda a aflojar los lazos de unión con las fuerzas físicas.

 

        Por último, se pasará a actuar sobre el cerebro, en donde  en el  momento de la desencarnación  una especie de llama  de color violeta dorada, que solamente podría ser vista por una persona con capacidad de videncia psíquica, se separa  en el momento de la desencarnación, elevándose por encima de su cabeza, y después queda flotando en el ambiente  sobre  el cadáver al que apenas le une todavía una débil cinta brillante. Esta cinta es de energía  vital  y conocida como  cordón plateado que solamente desde el plano espiritual pueden  desligar  definitivamente estos Espíritus especializados en este proceso.

 

       Independientemente   de   que   tratemos   de   ayudar   de   una    forma  o   de  otra,   es  muy   importante  siempre que  se pueda,  rezar y  orar  junto  con el  enfermo o  moribundo,  y si no  puede ser así,  hacerlo siempre por  él.  En esta  oración sentida, debemos  rogar  sobre  todo  para  que saque  de esta experiencia  que es su muerte orgánica, el mayor beneficio para su alma, y  pedir  que le  sean  desligados  lo  antes posible, los  lazos de energía  vital que  le  mantienen todavía sujeto a su  organismo físico.


- Jose Luis Martín-



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  EL ABORTO Y SUS CONSECUENCIAS ESPIRITUALES


                                                                     

Según las enciclopedias, el PRODIGIO, del latín prodigium, es un suceso extraño que excede los límites regulares de la naturaleza. Cosa especial, rara o primorosa en su línea. Milagro. Y, VIDA, del latín vita, fuerza o actividad interna substancial, mediante la cual obra el ser que la posee. En este caso se dice también: VIDA MANIFIESTA. Unión del alma y del cuerpo. Espacio de tiempo que transcurre desde el nacimiento de un animal o un vegetal hasta su muerte. Duración de las cosas.

Para la Doctrina Espirita, hay VIDA MATERIAL y VIDA ESPIRITUAL, concepto este último sostenido por todas las religiones, sólo probado por el Espiritismo, según se desprende de su faz científica. Y justamente, basándonos en la ciencia oficial, vamos a hacer un recorrido por ese prodigio que es la VIDA y comprender su valor, en toda la magnitud, considerando que, no siempre le damos la importancia que ella tiene, propia o ajena, como recurso de la evolución del Espíritu inmortal.

Cuando el eminente Dr. L. HAMM, en 1677 descubrió el milagro de la fecundación, a través de una célula que sería descrita posteriormente por LEEUWNHOECK, localizó su atención en la minúscula célula que, fecundada, tiene la rara propiedad de reproducirse, por si misma, en 26 mil millones de células diversas, en el vivíparo humano, construyendo, de ese modo, todos los órganos y formas que constituyen el hombre.

   El gameto fecundante, factor estimulante de tal prodigio, mide aproximadamente 52 a 62 micrones de largo; conviene recordar que el micrón representa la milésima parte del milímetro. Tal célula está constituida de agua, en un 90% y un 10% da materia sólida, de donde surge toda la organización física y fisiológica con el complejo bagaje de la vida para el ser humano. En ese sentido, un ligero examen de los glóbulos rojos nos hace encontrar en cada milímetro cúbico aproximadamente 5.500.000 en el hombre y 4.800.000 en la mujer. Para que tengamos una idea de tal volumen, sí nos fuese dado colocarlos en fila, ellos alcanzarían una extensión de 167.000 kilómetros. De esta manera, la sangre de un solo hombre conseguiría dar 5 vueltas en torno a la Tierra.

   Sólo una inteligencia suprema, inconmensurable al entendimiento humano, pero que puede ser sentida en cada hombre, “en todo y en todos”, realizaría el prodigio de tales grandezas para la elaboración del vehículo que utiliza el Espíritu en su jornada evolutiva, cuando se encuentra en la Tierra. La armonía de las galaxias en sus graciosos movimientos incesantes, en el Infinito mediante aproximaciones y separaciones unas de las otras, obedece a un plan orbital trazado exprofeso, con una belleza inconcebible, en su visión de conjunto, aún para el más avanzado grado de estética intelectual, en el Orbe terreno. Dios transciende cualquier entendimiento y por eso es Dios. Y como dice LEON DENIS: “SOLO DIOS, POR TANTO, PUEDE ENTENDER Y DEFINIR A DIOS...”

Es muy difícil pensar, entonces, que el prodigio que nos revela la biología, tendría validez para sólo una existencia humana.

        ALLAN KARDEC, el iluminado Codificador del Espiritismo, nos dice: “Es en             estas circunstancias que el Espiritismo viene a poner un dique a la incredulidad, no sólo por la perspectiva que ella acarrea, sino por los hechos materiales, tornando visibles y tangibles al alma y a la vida futura... Una sola existencia corporal, es una manifestación insuficiente para que el Espíritu adquiera todo el bien que le falta y elimine el mal que le sobra... De esta forma, cada existencia es un paso hacia adelante, en el camino del progreso...”

Y parafraseando a Kardec, repetimos nosotros: “...cada existencia es un paso hacia adelante en el camino del progreso...” Y cuán importante resulta esa nueva existencia que la sabiduría divina conjugó todo un mecanismo sorprendente para que ella se llevase a cabo, dentro de la planificación previa.

Cuando el proceso de la fecundación se completa, se esbozan las preliminares del milagro de la vida, en la Tierra.

Como consecuencia de la ruptura del FOLICULO de De Graaf, que es la célula sexual femenina, tras la maduración debidamente procesada, eyectado por sobre la superficie ovárica, es luego recogida por el pabellón de la TROMPA de FALOPIO.

De la unión de los gametos, precedida por un avance más o menos de 2.5 cm. cada 8 minutos, por parte del ESPERMATOZOIDE, surge el CIGOTO (huevo) mapa del futuro ser humano, en los próximos 9 meses de gestación.

El Dr. Jorge Andrea dos Santos, en su libro DINAMICA PSI, con amplía esta visión maravillosa, al comentarnos:

“El huevo, en su formación, es el resultado de la conjugación del espermatozoide y del óvulo. Sabemos que un único espermatozoide penetrará el óvulo, a fin de transformarlo en huevo. En una eyaculación existen millones de espermatozoides buscando una única célula. ¿Cuál sería la explicación biológica de esta desproporción? ¿Una única célula femenina circundada por millones de espermatozoides? Comprendemos que los procesos de la vida se preserven cuanto a un fracaso si un espermatozoide falla, en busca del óvulo, otro ocupará un lugar destacado, de inmediato. En este caso, si fuesen 100 o 500 espermatozoides, la naturaleza estaría bien repartida: pero millones de espermatozoides en la fecundación del óvulo, es realmente desproporcional. Deberán existir otros eventos ligados a la fecundación que impongan esa carga incontable de células masculinas.

Sabemos de la asistencia de los campos espirituales en los seres vivos y en el hombre, alcanzando gran complejidad. El Espíritu, representando los verdaderos campos de la vida, influencia y orienta toda la organización material que ayudó a desarrollar y madurar. Lo que equivale a decir que, las energías espirituales se encuentran difundidas por toda la organización del ser. Los 60 TRILLONES de células, promedio, que el hombre adulto posee, obedecerían a influjos energéticos del Espíritu que, de esa forma, inundarían las usinas microscópicas con los efluvios de su constante irradiación. Esto se observaría, también, como las células móviles del cuerpo humano se dislocan en este océano energético, tal como acontece con las células sanguíneas.

Los espermatozoides, al ser eyectados, en el paroxismo sexual, llevarían consigo energías que permitirían sus respectivos dislocamientos en los conductos femeninos. Pero, la cantidad de esas células, en cada eyaculación es inmensa; por eso creemos que los espermatozoides, de a millones envolviendo al huevo y después de su desaparición en torno del mismo, continuaría la corona ovular siendo sustentada y envuelta con las energías especificas de esas células.

El Espíritu al reencarnar, sintonizando con el periespíritu materno y atraído hacia el sector de la fecundación, en este lugar, para insertarse y ajustarse al huevo que progresa, posiblemente utilizaría las energías de envoltura del huevo representadas por el campo energético que las células sexuales pueden ofrecer. Esas energías podrían servir de solidificación de un campo de defensa, un verdadero escudo o coraza vibratoria, a fin de que el espíritu reencarnante, de ese modo protegido, utilizase, para su definitiva fijación en los cromosomas de las células embrionarias, más precisamente en los genes, por donde el código genético tendría su expresión.

Si pudiésemos tener una visión del huevo en esta fase inicial, 48 horas después de la fecundación, casi no veríamos espermatozoides vivos, empero, la medalla ovular se presentaría con una intensa aura protectora impidiendo que vibraciones de otra categoría, perturbasen la armonía del más importante evento biológico.

Mas, aun ignorando todo este accionar en torno a la vida, no podemos justificar la práctica del aborto, práctica esta que se viene generalizando, legalmente o no, pero que pone al descubierto uno de los negocios más tétricos que es posible imaginar, sino en el infanticidio que se lleva a cabo diariamente, sobre todo en los países llamados desarrollados, es tan alarmante que, ha sonado la hora en que los Espiritistas salgamos de la "isla" que suponemos vivir, para encarar una de las mayores problemáticas que se enfrentan en la actualidad.

Es aún el Dr. Jorge Andrea quien nos habla sobre el tema: "Siendo el aborto la pérdida del producto de la conjugación, las energías allí contenidas, deben sufrir procesos que se reflejarán en la organización femenina, con mayor intensidad si hay provocaciones. El Espíritu, designado por varios motivos, a ocupar el crisol reencarnatorio lo hace, en la mayoría de las veces, en estado de sueño, para no interferir en el proceso, puesto que es nuestra condición evolutiva quien así le exige.

El proceso del aborto, de cualquier naturaleza o grado, siempre constituye un sufrimiento para el Espíritu. Sufrimiento soportado y entendido cuando las causas son comprensibles: empero, si las reacciones fuesen provocadas, a fin de destruir el producto de la concepción, cuando el Espíritu despierta y, dentro del sufrimiento, descubre que fue desalojado por motivos desatinados, se vincula a los responsables y desencadena el proceso obsesivo. El campo para la instalación fue abierto y sin defensas por las vibraciones desequilibrantes de aquel que interfirió, indebidamente en el mismo.

Las causas que llevan al aborto son innumerables y para una mejor comprensión y abordaje del asunto, conceptuémoslas como:

CAUSAS INTERNAS, ligadas a la propia madre y CAUSAS EXTEREAS, relacionadas con las influencias extra – orgánicas. En las causas internas, tendremos dos posiciones: las VOLUNTARIAS y las INVOLUNTARIAS.

En las causas voluntarias tenemos un ejemplo bien expresivo. Es la mujer que no desea la gravidez, considera que tendrá un período muy incómodo, sujeta a perder las formas, rechazo del cónyuge, al lado de las naturales modificaciones metabólicas del organismo. Con eso, pensando en todas estas condiciones, inicia una mentalización negativa para el producto de la procreación, al punto de que algunos son dislocados y se manifiesta el aborto. Esto constituye una causa voluntaria.

La voluntad de no tener un hijo, nutrida por pensamientos desordenados que conducen a una constante monoidea, principalmente en las primeras semanas, cuando el cigoto, el huevo o bien, el producto de la conjugación aún no se encuentra bien fijado y también amparándose en los pensamientos maternos, muchas veces desorganizan y acaban desestructurando los campos protectores de las energías que circundan al futuro ser.

Las causas involuntarias están relacionadas por las infecciones y otras enfermedades de muchos tipos. Las causas externas están representadas por los métodos provocados, de cualquier naturaleza, con la finalidad de interrumpir la gravidez; o por la ausencia del Espíritu reencarnante. Algunas veces - caso raro - el huevo progresa con las energías que las células genéticas traen, empero, no existiendo un Espíritu reencarnante para continuar y comandar el proceso, el producto pro creativo queda sin los impulsos y apoyo de la morfogénesis, se desintegra, respondiendo por el aborto.

Exista una causa que no puede ser olvidada y es cuando el Espíritu reencarnante se encuentran bastante desequilibrio y no consigue insertarse en el huevo, en la formación de su propio casullo. El Espíritu por sí solo acaba desintegrando las fases embriológicas; no consiguiendo la adaptación necesaria determina la destrucción de las células ovulares por falta de armonía. Además, los Espíritus, en estas condiciones de desaliño, cuando consiguen llevar adelante el proceso reencarnatorio, casi siempre dejan marcas profundas traducidas por futuras dolencias o deficiencias de muchos matices.

Dígase, de paso, que todo ese proceso se dará sin el conocimiento del Espíritu. Cuanto menos evolucionado es el Espíritu, mayor es el sueño reencarnatorio y más apartado de su conocimiento será el proceso. Al contrario, cuanto más evolucionado, mayor será su condición de participación. En nuestro planeta, considerando la faja evolutiva en que el mismo se encuentra, pocas Entidades presentan las condiciones para una participación más activa y consciente en su propio proceso reencarnatorio.

Las llamadas civilizaciones modernas están, a través de elementos interesados de algunos países, intentando la legalización del aborto. Bajo cualquier condición la realización del aborto representa matar y matar. Aun jurídicamente aceptado, "el aborto continúa siendo no moral". Algunos países ya lo aceptaron, basados en falsas premisas, así como en posiciones indefendibles. Creemos que la legalización del aborto sería la victoria del desequilibrio y de la insensatez de los incapaces e incompetentes. Es preciso comprender que en la mujer grávida. No existe solamente un cuerpo físico en formación, sino un Espíritu también, reencarnante, sometido a procesos específicos, a fin de construir su propio casullo y ejercer sus experiencias en la dimensión material. Eliminar ese proceso es intervenir, negativamente, en uno de los grandes mecanismos de la vida. Las respuestas se harán presentes con reservas y adecuadas reacciones.

Existen aquellos que defienden la práctica del aborto en los casos de gravidez por estupro. Evaluamos la violencia de este acto, pero, aún así, el producto de esa procreación con determinado Espíritu reencarnante, está expresamente demarcado; es decir, el Espíritu reencarnante y la madre, dentro de un cuadro cármico, necesitan vivenciar tales eventos. Las reacciones de la vida son muy precisas y de profundas razones, que nuestro intelecto aún no está capacitado para determinadas evaluaciones.

Sólo una condición podrá ser aceptada; es el caso terapéutico, indicado por un adiestrado equipo de médicos delante de ciertas enfermedades que pongan en riesgo la organización materna. En esos casos, seria interesante que los médicos responsables y obligados a opinar conociesen los mecanismos de la reencarnación, junto a los actuales estudios de la ciencia biológica, a fin de sacar conclusiones y correspondencias ideales en la solución del caso.

La gran responsabilidad, en la práctica del aborto, esta relacionada directamente con el Espíritu reencarnante que delante del proceso, es despertada violentamente de su hibernación psicológica y del camino que la vida le impuso. Casi siempre reacciona ante la inexplicable violencia y como ya se encuentra imantado con la matriz, permanece aferrado, vibratoriamente, al periespíritu materno, arrojando sus reacciones de defensa y perjudicando a la madre culpable. En esos casos, el proceso de obsesión, seria inmediato y violente, bien diferente de aquellas obsesiones más lentas que las reacciones negativas de la vida, van permitiendo.

Este tipo de obsesión vinculada al aborto, como las demás, causa inmensos daños al responsable que permitió su instalación, como respuesta de la Ley. Sin embargo, cuando él aborte es terapéutico, el equipo de médicos, con vibraciones ajustadas y ampliadas por aquellas de los progenitores, encuentran, también, en los equipos espirituales adecuados, las defensas necesarias y la comprensión armónica de los elementos participantes del proceso: la madre imposibilitada y el hijo que no puede nacer.

Frente al aborto con pequeñas y diminutas excepciones (aborto terapéutico), el proceso representa una de las mayores agresiones biológicas; consecuentemente, uno de los mayores crímenes, por cuanto, el Espíritu adecuado al embrión es formación, se encuentra absolutamente indefenso. Es ley de la vida que una agresión de ese orden debe responder con reacciones de alta potencia negativa.

El conocimiento de las razones científicas que envuelven los procesos de la vida es muy importante, empero, más importante es aún, participar el conocimiento espiritual que a la cuestión que se esté tratando, envuelve. Un Espíritu reencarnante que ocupó un huevo y participo de su desarrollo inconscientemente, sólo deberá ser apartado de ese escenario en casos excepcionales, que ya citamos. La gravidez es un mecanismo que, bajo cualquier condición, mismo en los casos de estupro, debe ser llevada e término. El niño debe nacer. El decir del incomparable Espíritu Juana da Angelis, por la pluma psicográfica de Divaldo Franco, en el libro 'Después de la Tempestad' es bastante expresiva:

"Comúnmente, el Espíritu que llega al debido regazo materno, a través de circunstancia tan ingrata, se transforma en floración de bendiciones sobre la cruz de agonías en que el corazón femenino se despedazó...

"La renuncia a sí mismo por la salvación de otra vida concede imponderables recursos de redención para quien se tornó víctima de la insidiosa trama del destino...

Y también la mediúmnidad nos dice, esta vez a través de C. Xavier, con la autoría de José Guedes:

EL HIJO QUE NO NACIO

Fui traído a tu regazo, y te susurro bajito:
- Madre, yo seré en la carne el sueño de tu sueño!                      
Después, en plegaria ardiente, en ti mis ojos poso,
Pájaro fatigado ante la tibieza del nido.

Te abrazo. Eres para mí la esperanza y el camino...
De pronto - ¡oh! ironía:- en un caos pavoroso,
Me expulsas con veneno y yo, bruto, me emponzoño,
Serpiente oculta para herirte con escarnio.

Ya me disponía a dar el golpe extremo, cuando
Alguien surge que me obliga a dejarte danzando
En un hermoso salón donde el placer fulgure.

Pasa el tiempo. Hoy vuelvo... Es el amor que en mi arde.
Pero te encuentro, oh: madre, gimiendo, triste y tarde,
Sombra que fue mujer, enjaulada en la locura.


(Este artículo fue originalmente publicado en el website www.espiritismocolombiano.com)


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                  LAS LESIONES DEL ALMA 
                                                                      


Durante el desarrollo del V Congreso Espirita Mundial celebrado en Cartagena (Colombia), en octubre del año 2007, el médium y orador brasileño Divaldo Pereira Franco recibió un mensaje psicográfico del espíritu de Ana Fuentes de Cardona, notable mujer que fue una incansable divulgadora del espiritismo en su querida Colombia. En dicho mensaje, Ana Fuentes hace un repaso breve de la situación actual de nuestro mundo: por un lado el extraordinario avance cultural, científico y tecnológico del que disfrutamos; sin embargo, “nunca antes hubo tanto dolor y aflicción como en nuestros días”. Y completa la idea con lo siguiente: “El sufrimiento alcanza niveles jamás experimentados anteriormente”. Además señala el hambre, las enfermedades infecto-contagiosas y el egoísmo como la consecuencia directa de la carencia de amor en el mundo: “Un mundo rico de cosas que podrían solucionar, por lo menos, una gran parte de los padecimientos de la Tierra”. Y añade: “¡Jamás hubo tantas corrientes filosóficas y denominaciones religiosas y tan poca religiosidad!”. 

Esta pequeña reseña del mensaje que hemos querido traer aquí marca claramente los derroteros por donde andan nuestros pasos hoy día, y que enlaza perfectamente con el tema que nos propone para la reflexión la mentora Joanna de Ângelis. Las lesiones del alma son más mortificadoras. (*) 

Ante esa falta de ideales generalizada y el vacío que supone la carencia de una educación moral y en valores; cuando no hay un camino espiritual claro, porque las corrientes filosóficas y religiosas imperantes no son lo suficientemente atrayentes o convincentes como para que puedan servir de trampolín que catapulten con entusiasmo hacia proyectos edificantes que puedan llenar de plenitud y alegría íntima; y cuando, además, el ser humano se deja llevar por la fuerte marea materialista, construyendo hacia afuera, pero descuidando la edificación interior, es cuando surgen las lesiones del alma, aquellas que son mortificadoras y complicadas de resolver. Las heridas externas son de fácil cicatrización, mientras que aquellas que pululan en lo íntimo son de más demorado curso. Las heridas exteriores son, por lo general, pasajeras; contratiempos que muchas veces afectan temporalmente el devenir de una existencia; sin embargo, aquellas que se gestan en el interior del ser van poco a poco calando más hondo y, por tanto, son mucho más problemáticas; requieren de otros recursos como son el auto-amor, la paciencia, el trabajo y el esfuerzo constante para empezar a resolverlas con alguna garantía de éxito. 

No todos se encuentran con la claridad ni la fuerza suficiente como para afrontar ese tipo de heridas internas tan corrosivas y desgastantes. La prueba está en la cantidad de problemas psicológicos que inundan nuestra sociedad. El estrés, la ansiedad, la depresión, los cuadros obsesivos de variada índole llenan las consultas de psicólogos y psiquiatras, en la búsqueda de soluciones terapéuticas.  No podemos pasar por alto la enorme cantidad de  gurús mediáticos, tan de moda, que inundan las redes sociales con sus charlas motivadoras o promocionando libros que hablan de autosuperación y del enorme potencial por desarrollar en cada ser humano. Todo ello puede ser de cierta utilidad para algunos, no obstante, no todos están con la claridad ni la energía suficiente como para asumir esos cambios propuestos, aparentemente sencillos de llevar a cabo. Muchas veces, en esos discursos bien estructurados y estudiados, se olvidan del componente espiritual y de la necesidad de tener una convicción clara respecto al porvenir y la transitoriedad de todas las cosas tangibles, materiales. Una visión espiritualista que no siempre es tan comercial para unos, o tan atrayente para otros.

 Báñate en las aguas de la confianza en Dios, de la paciencia, de la humildad, del perdón y del amor, no permitiendo que el odio, el egoísmo, la rebeldía y el resentimiento te mortifiquen los tejidos del alma. 

La mentora espiritual nos está señalando, como recurso imprescindible para todas las situaciones, la confianza plena en Dios. En alguna ocasión el propio Divaldo ha comentado una experiencia, una situación muy amarga que vivió hace muchos años y que lo sumió en una tristeza profunda. Cayó en un laberinto del que no sabía salir, donde el sentimiento de pena y la autocompasión envolvieron su vida durante un tiempo. Uno de esos días grises, y mientras se encontraba sumergido en oración, se le manifestó el espíritu del doctor Bezerra de Menezes, y le dijo: “Olvida, hijo mío. Cuando la gente no consigue entender algo, se lo deja a Dios”.

 Efectivamente, hay que ser conscientes de que cada ser humano pilota un barco, el de su propia vida. Sin embargo, hay veces que el timón pasa a otras manos más sabias, y es Él en ese momento quien lo conduce temporalmente, rectificando unos grados el rumbo que lo tiene que llevar a buen puerto.  Para confiar el timón a esas manos tan sabias, sin rebeldía y sin mayores contratiempos, el ser humano debe dejarse inundar por la paciencia, consciente de que son procesos que requieren un tiempo de transformación, de maduración. Humildad también para comprender las limitaciones humanas; que hay algo más grande que gobierna nuestras vidas y que sabe muy bien lo que hace. Auto-perdón para no exigirse más de lo que uno puede dar, siendo realista, y también para saber perdonar las faltas ajenas, puesto que todos erramos y cometemos torpezas. Y por último, el amor incondicional que atenúa y diluye las pasiones inferiores, los atavismos que nos atan al estrecho margen de visión, como son el odio, el egoísmo, la rebeldía y el resentimiento, que lastran los mejores proyectos de edificación interior, de crecimiento espiritual.

 Muchas enfermedades del cuerpo proceden del espíritu dañado por los conflictos de la emoción o por el ácido de las imperfecciones morales. Cuando a esos problemas internos, esa agitación interior, no se les da una salida y se enquistan, entonces surgen las dolencias del cuerpo, los trastornos biológicos de variada índole; son la consecuencia de aquellos conflictos emocionales que no son debidamente reconducidos hacia una solución favorable. 

Sintetizando, podemos decir que, cuando uno se deja llevar por las imperfecciones morales y no se esfuerza, primero por conocerlas y luego por controlarlas, vienen toda esa serie de conflictos mencionados que provocan desequilibrios psíquicos, emocionales y físicos.

 Cuida de los equipamientos internos, resguardándolos de la agresión contumaz, del vicio y de la irresponsabilidad. Hay que estar muy atentos a los desafíos que la vida propone a cada instante, y que exigen una respuesta adecuada, un comportamiento eficaz que ayude al crecimiento interior y que evite caer en las redes del desequilibrio, la irresponsabilidad de no comprender la importancia de cada actuación, y del bien o del mal que se puede generar al semejante; hasta, incluso, la responsabilidad que se adquiere por el bien que se deja de hacer por falta de interés, motivación o voluntad. 

También, siendo conscientes de la agresividad y del propio desequilibrio que impera por doquier, almas desprevenidas que pueden, en algún momento, arrastrar a otros a equivocaciones perfectamente evitables, cortando así esa corriente que inunda ciertos ámbitos sociales en la actualidad, consecuencia de los momentos de cambios tan profundos que se están experimentando a nivel mundial. 

Concluiremos el breve análisis de las reflexiones de Joanna de Ângelis recordando la importancia de la propuesta del Evangelio de Jesús; un compendio moral insuperable que marca las directrices correctas para no desviarse del camino y evitar así numerosos tropiezos, numerosas dificultades, que serían perfectamente evitables si se prestara la debida atención al interior de cada uno.

 José Manuel Meseguer - Amor, Paz y Caridad

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               La Moral en los Médiums

Nunca el médium debe olvidar que los Espíritus buenos, asisten nada más que a los que sirven a Dios con humanidad y desinterés y que rechazan a todos aquellos que buscan en el camino del cielo un escabel para los logros de las cosas de la tierra.
El orgullo y la ambición son siempre una barrera entre el hombre y Dios; es un velo corrido ante los celestes destellos y Dios no puede servirse de un ciego para dar a comprender la luz.
La facultad de médium depende de su organismo, y esta es independiente de su moral. No sucede igual con el uso, que puede ser mas o menos bueno según las cualidades del médium.
Todo médium debe agradecer a Dios sus facultades puesto que hay almas que no las poseen, que carecen de ellas. ¿Si preguntamos a Dios porque da buena vista a los malhechores, destreza a los tramposos, elocuencia a aquellos que se sirven de ella para decir cosas malas?, igual podemos hacer con la mediúmnidad, ¿ por qué son dotados de facultades personas indignas?.
La razón es bien sencilla porque esos médium tienen necesidad de esa facultad para mejorarse. Dios da siempre al culpable los medios para salvarse, se los pone en las manos, los multiplica a su paso y a los médium les toca aprovecharse de ellos. Un ejemplo lo tenemos en Judas, el traidor, hizo milagros y sano enfermos como apóstol. Dios quiso que tuviese este don, para que su traición fuese más odiosa.
Los Mediums que hacen mal uso de sus facultades serán doblemente castigados, porque poseen un medio mas para ilustrarse y no lo aprovechan, el que con vista se cae en el hoyo, es más responsable que el ciego que no ve.
Los Mediums reciben de los Espíritus comunicaciones donde el fin es iluminarles y corregirles de ciertos defectos, para ello les hablaran repetidas veces del orgullo, la vanidad etc. Y eso es porque solo la saciedad puede abrirles al fin abrirles los ojos. De esto se deduce que los médiums que hacen mal uso de su facultad por su ambición, interés, por una falta capital, por su orgullo, o egoísmo, por su ligereza, etc, recibirá de tiempo en tiempo amonestaciones de los Espíritus y una gran mayoría de las veces los que son amonestados no toman para si las lecciones.
Los Espíritus usan siempre la prudencia en las lecciones que nos dan, las dicen de un modo indirecto para que aquel que sepa aplicarlas reciba su merito, son muchos los médium que su ceguedad y orgullo no les deja ver y reconocer la lección que han dejado delante de sus ojos. Cuantas más veces el Espíritu las da a entender y se dirigen a estos médiums más estos se enfadan y tratan a los Espíritus de mentirosos o bromistas incluso de mala categoría y esto prueba que el Espíritu tiene razón.

-León Denis-
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