sábado, 13 de febrero de 2021

Enfermedad y cura

    INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Humberto de Campos

2.- Funciones e influencias mediúmnicas

3.- El valor de la oración

4.- Enfermedad y cura

5.-¿ La muerte, modifica los valores reales del Ser espiritual?




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 Humberto de Campos (1886-1934)



Humberto de Campos nació en una pequeña localidad de Piritiba, en el Maranhâo, Brasil, en 1886.

Fue un niño pobre. Estudió con esfuerzo y sacrificio. Quedó huérfano de padre a los 5 años de edad. Su infancia fue marcada por la miseria. En sus “Memorias”, él cuenta algunos episodios que le dejaron marcado.

Tiempo después, se mudó para Río de Janeiro, entonces Capital de la República, donde se hizo famoso. Brillante periodista y cronista perfecto, sus páginas fueron “columnas” en todos los periódicos importantes del País.

Se dedicó enteramente al arte de escribir, y por eso eran escasos los recursos financieros. A cierta altura de su vida, cuando la economía se volvió menguada, tuvo la idea de cambiar de estilo.

Adoptando el pseudónimo de Consejero XX, escribió una crónica chistosa al respecto de la figura eminente de la época – Medeiros Alburquerque -, que se volvió así motivo de risa, de burla y de gracia de los cariocas por varios días.

El Consejero, sibilino y mordaz, hirió hondo el orgullo y la vanidad de Medeiros, poniendo en la boca del pueblo los argumentos que todos deseaban imputar contra Alburquerque. El éxito fue total.

Habiendo hecho, por experiencia, aquella crónica, de un momento para otro se vio en la contingencia de mantener el estilo y escribir más, pues sus lectores multiplicaron, lloviendo cartas a las redacciones de los periódicos, solicitando nuevas materias del Consejero XX.


Además de mantener el estilo, Humberto se fue profundizando en el mismo, volviéndose para algunos, en la época, casi inmortal, saciando el paladar de toda una mentalidad que deseaba más libertad de expresión y ser más explicito en el abordaje de los problemas humanos y sociales.

Cuando enfermó, modificó completamente el estilo. Sepultó al Consejero XX, y de las cenizas, cual Fénix luminoso, nació otro Humberto, lleno de piedad, comprensión y entendimiento para con las flaquezas y sufrimientos de su semejante.

El alma sufridora del País buscó ávidamente a Humberto de Campos y de él recibió consuelo y esperanza. Eran cartas de dolor y desesperación que llegaban a sus manos, pidiendo socorro y auxilio. Y él, tocado en las fibras más sensibles del corazón, a todas respondía, en crónicas, por los periódicos, alcanzando millares de lectores en circunstancias idénticas de pruebas y lágrimas.

Se hizo amado por todo el Brasil, especialmente en Bahía y San Pablo. Sus padecimientos, con todo, aumentaban día a día. Parcialmente ciego y sometiéndose a varias operaciones, viviendo en una pensión, sin el calor de la familia, su vida era, en sí misma, un cuadro de dolor y sufrimiento. No desesperaba sin embargo, y continuaba escribiendo para consuelo de muchos corazones.

El 5 de diciembre de 1934, desencarnó. Partió llevando de la Tierra amargas decepciones. Jamás Maranhâo, su tierra natal, lo aceptó. Sus coterráneos llegaron incluso a ser hostiles.

Tres meses después de desencarnar, volvió del Más Allá, a través del joven médium Chico Xavier, este, con 24 años de edad solamente, y comenzó a escribir, sacudiendo al país entero con sus crónicas del más allá de la tumba.


El hecho sacudió la opinión pública. Los periódicos de Río de Janeiro y otros estados estamparon sus mensajes, despertando la atención de toda la gente. Los periódicos gritaban. ¡Extra, extra! ¡Mensajes de Humberto de Campos, después de muerto! Y el pueblo leía con avidez…

Agripino Griego y otros críticos literarios famosos examinaron con atención la producción de Humberto, ahora en el Más Allá. Y atestiguaron la autenticidad del estilo. “¡Sólo podría ser Humberto de Campos!” – afirmaron ellos.

Comenzó entonces una fase nueva para el Espiritismo en el Brasil. Chico Xavier y la Federación Espírita Brasileña ganaron notoriedad. Varios libros fueron publicados.

Ocurrió lo inesperado. ¡Los familiares de Humberto movieron una acción judicial contra la FEB, exigiendo los derechos de autor del muerto!


Tal fue el griterío, que la historia de todo esto está hoy registrado en un libro cuyo título es “La Psicografía ante los Tribunales”, escrito por Miguel Timponi.

La Federación ganó la causa. Humberto, presionado, se ausentó por un largo periodo y, cuando volvió a escribir, usó el pseudónimo de Hermano X.

En las dos fases del Más Allá, escribió 12 obras por el médium Chico Xavier.

“Crónicas del Más Allá”, “Brasil, Corazón del Mundo, Patria del Evangelio”, “Buena Nueva”, “Nuevos Mensajes”, “Luz Arriba”, “Cuentos y Apólogos” y otros fueron libros que escribió para deleite de muchas almas.

En los primeros mensajes tenemos a un Humberto bien humano, con características propias del intelectual del mundo. Después, él se va espiritualizando, sutilizando las ideas y expresiones, volviéndose entonces el escritor espiritual predilecto de millares.


Los que leyeron sus obras de antes, y de después, de muerto, podrán constatar la realidad del fenómeno espírita y la autenticidad de la mediumnidad de Chico Xavier.

¡El mismo estilo, el mismo entusiasmo!


Fuente: Revista Reflexões - Edición n.º 5 - Mayo de 1999 - Fernandópolis / SP - Brasil

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  FUNCIONES  E  INFLUENCIAS 

MEDIÚMNICAS

230. La instrucción siguiente se nos ha dado con este objeto por un Espíritu del que ya hemos dado algunas comunicaciones.:

"Ya lo hemos dicho: los médiums, en su calidad de médiums, sólo tienen una influencia secundaria en las comunicaciones de los Espíritus; sus funciones son las de una máquina eléctrica que transmite los despachos telegráficos de un punto distante a otro de la Tierra.^ 

De este modo, cuando nosotros queremos dictar una comunicación, obramos sobre el médium como el empleado del telégrafo sobre su aparato; es decir, de la misma manera que el "tac-tac" del telégrafo designa a distancia de millares de leguas sobre una tira de papel los signos reproductores del despacho, de la misma manera nosotros también comunicamos a través de distancias inconmensurables, que separan el mundo visible del mundo invisible, el mundo inmaterial del mundo encarnado, lo que nosotros queremos enseñaros por medio del aparato medianímico. Pero también así como las influencias atmosféricas obran y turban a menudo la transmisión del telégrafo eléctrico, la influencia moral del médium, obra y turba algunas veces la transmisión de nuestros despachos de ultratumba, porque nos vemos obligados a hacerles pasar por un ambiente que les es contrario. Sin embargo, esta influencia se anula por nuestra energía y nuestra voluntad y ningún acto perturbador se manifiesta. En efecto, los dictados de una alta importancia filosófica, las comunicaciones de una perfecta moralidad son transmitidas algunas veces por médiums poco a propósito para estas enseñanzas superiores; mientras que por otro lado se transmiten algunas veces comunicaciones poco edificantes por conducto de médiums que se avergüenzan de haberles servido de conductor. "En tesis general, se puede afirmar que los Espíritus semejantes llaman a sus semejantes y que rara vez los Espíritus de pléyades elevadas se comunican por aparatos malos conductores, cuando tienen a la mano buenos instrumentos medianímicos,
buenos médiums, en una palabra.

"Los médiums ligeros y poco formales llaman, pues, a los Espíritus de la misma naturaleza; por esto sus comunicaciones están llenas de elogios, frivolidades, ideas sin continuidad y a menudo muy heterodoxas, espiritamente hablando. Ciertamente pueden decir y dicen algunas veces cosas buenas; pero sobre todo en esto caso es menester practicar un examen severo y escrupuloso; porque entre estas cosas buenas,ciertos Espíritus hipócritas insinúan con habilidad y con una perfidia calculada hechos calumniosos y aserciones mentirosas, a fin de engañar la buena fe de sus oyentes.

Entonces debe uno quitar, sin consideración, toda palabra, toda frase equívoca, y no  conservar del dictado sino lo que la lógica acepta o lo que la doctrina ha enseñado ya.

Las comunicaciones de esta naturaleza sólo son temibles para los espiritistas aislados, los grupos recientes o poco instruídos; porque en las reuniones en que los adeptos están más adelantados o han adquirido la experiencia, el grajo que se adorna con las plumas del pavo real es siempre irremisiblemente despedido..

El libro de los mediums
Allan kardec.
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           EL VALOR DE LA ORACIÓN

Allan Kardec en el Libro de los Espíritus interroga a los espíritus: ¿Agrada a Dios la oración? Ellos respondieron: La oración es siempre agradable a Dios, cuando es dicha con el corazón, pues, para Dios, la intención es todo. Así, es preferible que la oración sea íntima y sentida con fe, con fervor y sinceridad y no la oración hecha con los labios. Para el hombre fútil, orgulloso y egoísta, puede haber hecho sí un acto de sincero arrepentimiento y de verdadera humildad. La oración es sentimiento y podemos con las palabras, expresar lo que hay en nuestro interior.

  

El conceptuado escritor espírita Richard Simonetti nos habla de dos tipos de oraciones: la oración horizontal y la vertical. La primera tiene bastante identificación con las oraciones proferidas en algunas denominaciones religiosas y que son dirigidas, exclusivamente, por promesas de ventajas en la vida material, con exorcismos, curas, cultos a las imágenes, buscando el dinero del que la profiere. Ya la oración vertical desinteresada está directamente envuelta con el mejor sentimiento de humildad y de sinceridad de quien ora para el prójimo y para Dios.

 

 En la plegaria lo que importa no es la duración, la repetición, el ritual, la sofisticación de las expresiones; fundamental es presencia del sentimiento y de la sinceridad. Lo esencial no es orar mucho, sino orar bien. Esas personas suponen que todo el mérito está en el tamaño de la plegaria y cierran los ojos para sus propios defectos. Hacen de la plegaria una ocupación, un empleo, nunca, sin embargo, un estudio de sí mismas. La ineficacia en tales casos no es del remedio y sí de la manera como lo aplican.

     

 Aquellos que colocan en la plegaria los ingredientes de la bondad y de la simplicidad y profunda voluntad de ayudar al prójimo, dispuestos a reconocer sus maldades con el propósito de renovación, tienen sus dificultades disueltas por los manantiales de bendiciones que se derraman sobre sus cabezas emanadas del Creador.

      

 En la plegaria podemos pedir, loar y agradecer. Cuando pedimos directamente a Dios, sin el pago a alguien que sea intermediario, con fervor del corazón y de acuerdo con nuestro merecimiento, por descontado, recibimos. Cuando loamos la obra divina y las leyes que rigen vida y el universo, entramos en armonía con el cosmo divino. Por último, cuando agradecemos, estamos colocándonos en la condición de hijos de Dios y que tenemos la obligación de colaborar con el progreso material y espiritual de nuestra casa planetaria.

 

Finalmente, tener la fe es guardar en el corazón la luminosa certeza en el padre, certeza que superó el ámbito de la creencia religiosa, haciendo al corazón reposar en una energía constante de realización de la vida y del bien al semejante por la Caridad. ¡Piense en esto!

 

-João Bautista Cabral –


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  ENFERMEDAD Y CURA

                           



         Si estás enfermo, no menosprecies la oportunidad de meditar lo que la enfermedad te ofrece, 


           Aparta tu espíritu del cuerpo y reflexiona en la transitoriedad de todo lo que te rodea.


         Conserva, sí, la esperanza de cura, pero no te engañes en cuanto a la fatalidad de tu desenlace, que más pronto o más tarde, ocurrirá.


           Prepárate para el inevitable enfrentamiento con la Verdad.


           Descárgate de lo que te retiene el espíritu en el cautiverio de la ilusión.


        Despierta de la profunda letargia en que viviste hasta hoy y valora el tiempo que te queda en el cuerpo perecible.


        Si recuperases el equilibrio orgánico, no te olvides de que, más tarde, volverás a enfermar.


         La desencarnación es ley natural.


         No te ocupes de ti mismo solo cuando te veas en la inminencia de morir.

       Peor que la enfermedad física es la del espíritu que sobrevive a la muerte del cuerpo.


         Cúrate en profundidad.


      Casi siempre, en quien nada sufre, sea en el cuerpo o en el alma, el proceso de cura ni siquiera comenzó

         

 Libro:   Dias Melhores

               Carlos A. Baccelli, por el Espírito Hermano José


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 ¿La muerte modifica los valores reales  del Ser espiritual?

 

Se suele alabar mucho  y a veces hasta homenajear a las personas después de su fallecimiento, resaltando algunos valores positivos que tuvieron en la vida  y hasta exagerándolos muchas veces,- eso está muy bien-, pero sin embargo  durante  su vida aun teniendo esos valores que a su muerte se exaltan, tal vez entonces, pasaron desapercibidos.  Es como si la muerte pudiese descubrir o amplificar  unos  valores o virtudes que  en vida pasaron inadvertidos y  después solo suelen ser reconocidos  a título póstumo.

 

Los seres humanos, en general,  solemos ser bastante ingratos con los demás y solo cuando nuestros seres queridos se nos van definitivamente con la muerte, tal vez para  tranquilizar la conciencia, se les intenta compensar por nuestra  ingratitud  o nuestra falta de consideración  cuando vivían, mediante  homenajes, halagos y  alabanzas, unas veces  ciertas y justas y otras  veces exageradas y hasta figuradas .

 

Las flores y homenajes que se han de llevar un día ante la tumba de quién ya se fue de este mundo, no debiéramos esperar hasta entonces para ofrecerlos, sino que debemos hacerlos llegar hoy, en vida,  cuando todavía están entre nosotros y podemos expresarles la gratitud, Amor o consideración que se merecen. Mañana puede ser  demasiado tarde.

 

El homenaje a los caídos, está bien  hacerlo, y es justo porque  siempre se debe un recuerdo de cariño y gratitud a los que pasaron por el mundo, independientemente del tamaño de sus méritos o  la  clase de  creencias que sostenían.   El homenaje del buen recuerdo y las buenas palabras deben de ser siempre para exaltar o resaltar, pero sin exagerar, lo que realmente se esforzaron en hacer por los demás  cuando vivieron en este mundo, y sus aspectos gratos y positivos, como muestra del amor, respeto o consideración que merecen  y por el  buen ejemplo para los que quedaron. 

 

Pero a veces todavía  resulta más justo cuando el homenaje y la exaltación de valores, como la bondad, el esfuerzo  o la  dedicación, se rinde  merecidamente  a quienes han  procurado luchar por los demás o hacer algo, cualquier cosa positiva, y  todavía viven entre nosotros. Por el contrario, los posibles aspectos negativos del finado, (aspectos que todos poseemos en mayor o menor grado), deben quedar soslayados por la exaltación de sus aspectos y obras positivas. Nuestra obligación moral es siempre ayudar al prójimo, aunque creamos que humanamente no lo merece, porque si Dios perdona siempre y nos sigue dando tantas y tantas posibilidades, ¿Por qué, tendríamos nosotros que emplear una dureza con los demás, que el mismo Padre-Dios no emplea con nadie, sino solamente Su Amor?.

 

 La realidad es que el tránsito  por la muerte a nadie vuelve mejor ni peor.  Continuamos  viviendo y existiendo, y  aunque ya  no tengamos esta realidad física que tenemos ahora, moralmente seguimos siendo los mismos,con nuestras virtudes y nuestros defectos, pues la muerte no cambia en absoluto al Ser en cuanto a sus conocimientos intelectuales, valores morales,  virtudes, defectos y  hasta en muchas ocasiones, creencias.


- Jose Luis Martín-


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