sábado, 6 de febrero de 2021

Ética y relativismo moral

   INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- El Tema del Aborto

2.-Profesión de fe razonada: Dios

3.- La experiencia de la Muerte

4.- Ofendidos

5.- Ética y relativismo moral




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                                    EL TEMA DEL ABORTO 

  El tema del aborto es sumamente delicado y sumamente complejo, que tiene múltiples aristas: No solo involucra aspectos ético-morales y espirituales, sino también religiosos, psicológicos, culturales y sociológicos. Un enfoque restringido del mismo es aquél que se regodea demasiado en señalar, culpabilizar y condenar a la mujer o madre, y en exaltar únicamente el doloroso proceso expiatorio que le espera en la presente encarnación o en existencias futuras, a consecuencia de ese acto punible.

El enfoque espírita, si bien tiene claro que el aborto es la más criminal y condenable alerta sobre la necesidad de ponerle fin, está convocado por definición, más que a exaltar la culpa y la necesidad de penalización, a orientar, a educar, enfatizando la necesidad de esclarecimiento, de perdón y de redención que conduce a la reforma moral, considerando que la parte humana, es imperfecta por naturaleza y apelando a la Misericordia Divina, que es comprensiva, perfecta e infalible. Obviamente no hay que olvidar que el epicentro que subyace en esta situación es la suma de débitos y créditos que se acumulan en el expediente kármico de cada quien, especialmente de la madre que lleva sobre sus hombros la mayor responsabilidad de coadyuvar a Dios en el proceso de generación de la vida.

No obstante, en una justa dimensión del problema, no se puede juzgar y condenar a esta, y así exculpar, por omisión, al padre, al médico, al enfermero/a y a otros posibles implicados en la práctica abortiva, que tejen una cadena de complicidad. También debemos considerar que en muchos casos (especialmente cuando se trata de madres adolescentes o de embarazos precoces), estas incurren en el aborto guiadas más por el miedo y la ignorancia, que por la maldad, por la falta de educación sexual, de orientación en la vida, de formación en valores ético-morales, religiosos, y sobre todo, por la ausencia de formación espiritual, porque sus padres nada de esto les legaron, al ser también carentes, es decir, que de algún modo esas niñas también son víctimas y tampoco están exentas de los engaños de hombres inescrupulosos o igualmente desorientados.

   Más que la flagelación perpetua de los deudores, más que recrear incesantemente el dolor expiatorio de los infractores, es tarea del Espiritismo señalar los mecanismos de reparación, guiándolos por caminos de liberación.

-Neritza Alvarado- ( . tomado del Anuario Espírita de 2012)

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         PROFESIÓN  DE FE ESPÍRITA RAZONADA

                                                      DIOS

1,. Hay un Dios, inteligencia suprema y causa primera de todas las cosas.

La prueba de la existencia de Dios se encuentra en el siguiente axioma : "No hay efecto sin causa".  Continuamente vemos una multitud innumerable de efectos cuya causa no está en la Humanidad, porque esta es impotente para producirlos y aun para explicarlos; la causa está pues, por encima de la Humanidad, y a esta causa se le llama Dios, Jehovah, Alláh, Brahma, Fo.Hé, Gran Espíritu, etc, , según la diversidad de idiomas, tiempos y lugares.

Estos efectos no se producen al acaso, fortuitamente y sin orden: desde la organización del más pequeño insecto o la más diminuta semilla, hasta la ley que gobierna a los mundos que circulan por el espacio, todo indica un pensamiento, una combinación, previsión y solicitud, que supera a todas las concepciones humanas. Por lo tanto, esta causa es soberanamente inteligente.

2.- Dios es eterno, inmutable, inmaterial, único, todo poderoso y soberanamente justo y bueno.

Dios es eterno, porque si hubiese tenido un principio, se entendería que algo había existido antes que Él, o que habría salido de la nada, o que un ser anterior a Dios le habría creado. Así, por grados, nos remontaríamos al infinito de la eternidad.

Dios es inmutable, porque si estuviese sujeto a cambios, las leyes que rigen el Universo no tendrían estabilidad alguna.

Dios es inmaterial; es decir, que su naturaleza difiere de todo lo que nosotros llamamos materia, pues de otro modo estaría sujeto a las continuas transformaciones de esta y no sería inmutable.

Dios es único, porque de haber varios dioses habría diversidad de voluntades y por consiguiente no habría ni unidad de miras ni de poder en el arreglo del Universo.

Dios es omnipotente, porque es único. Si no fuese omnipotente es porque habría algo más poderoso que  Él : Dios no lo habría creado todo, y aquellas cosas que no fuesen obra suya, serían obra de otro dios.

Dios es soberanamente justo y bueno. La sabiduría providencial de las leyes divinas, se manifiesta lo mismo en lo más pequeño, como en lo más grande, y esta sabiduría no permite dudar de la sabiduría ni de la bondad de Dios.

3.- Dios es infinito en sus perfecciones

Si se supusiera imperfecto uno solo de los atributos de Dios, o se suprimiera la más pequeña porción de la eternidad, inmutabilidad, inmaterialidad, unidad, omnipotencia, o justicia y bondad de Dios, se podría suponer un ser poseedor de lo que a aquel faltaría, y este ser, siendo más perfecto, sería Dios.

- Allan Kardec-

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          La experiencia de la muerte


 

    Las consideraciones y datos que aquí se vierten sobre este tema son producto del estudio y recopilación de muchísimos  detalles y experiencias concordantes, obtenidos  a través de regresiones hipnóticas, así como de testimonios de gente  que ha sido  protagonista en casos de la llamada “muerte clínica aparente”, por la que a veces tras muchos minutos de muerte clínica, se recuperaron  los que ya parecían definitivamente fallecidos, impresionados con el claro recuerdo de lo vivido. También ha colaborado en las investigaciones  científicas sobre el tema, mucha gente que en los momentos previos a su muerte describieron los fenómenos y sensaciones que les embargaban.

 

          En cada caso esta  transcendental vivencia es particular y diferente, porque no existe una regla fija que determine unas experiencias  iguales en todos los casos.

 

Aproximadamente esta es la secuencia en general  obtenida por el investigador Dr. Raimond Moody  en  casi todos los casos de muerte clínica aparente, y que no contradice  otros testimonios obtenidos de  regresiones o de la mediumnidad :

 

En el instante final, sintieron como un zumbido desagradable que   llena su cabeza, percibiendo  en algunos casos  como un calambre doloroso   en lo profundo de su  cerebro, siendo casi siempre conscientes de la   separación de su propio cuerpo, mientras  expresan  la sensación de que   penetran en  una especie de   túnel oscuro con una luz intensa pero no deslumbrante al final  de dicho túnel..                        

                                  

     En todos los casos tuvieron  la sensación de estar “muertos”, o no comprendían lo que les pasaba, porque  se  sintieron flotando por encima del cuerpo al que  veían como algo ajeno a ellos mismos, mientras se sentían ligeros y felices en un cuerpo igual que el que acababan de dejar,  pero mucho más ligero y luminoso.

 

          Algunos  se angustiaron  ante ese vertiginoso momento, y por no saber si iban a  poder regresar de nuevo a su  cuerpo abandonado y a la vida. Muchos recuerdan una especie de cordón luminoso que les unía al cuerpo inerte, a modo de un cordón umbilical o del  hilo que une un  globo con la mano que le sujeta.

 

       Otros  relataron también que  sintieron  cierto fastidio cuando comprendieron que tenían que volver otra vez a este mundo.

 

         En todos los casos  coinciden en  que perdieron el sentido del tiempo y de la materia, que no sabían diferenciar de la que veían  en su nuevo estado, pues los objetos materiales los ven como transparentes, o sea, que pierden el sentido de la opacidad.

 

       El  Ser recién desencarnado experimenta enseguida  un sopor muy pesado, perdiendo la conciencia de sí mismo, hasta que paulatinamente se va recuperando como cuando se  sale de un sueño muy profundo. A veces esta turbación comienza incluso poco tiempo antes del último aliento, y  su duración es indeterminada, prolongándose  a veces hasta mucho tiempo después de la finalización de su vida humana..

 

          En el comienzo de  esta fase, se comienzan a soltar gradualmente   los lazos  vitales que aún le mantienen  ligado a su cuerpo. En esta importante fase de la desencarnación, se produce el trasvase de experiencias orgánicas y celulares  entre el cuerpo vital que impregna cada célula orgánica, y el periespíritu,  que así acopia en sí todo el bagaje de experiencias kármicas del cuerpo,(de lo que se hablará más adelante). En este trasvase de experiencias quedan  incluidas  las efectuadas a nivel cerebral, con su bagaje de conocimientos, moralidad, virtudes y defectos,  lo que explica que el Ser no pierda  nada de lo conquistado en cada  existencia humana, pues de este modo lo  lleva   consigo hasta la siguiente.

 

         Mientras dura  esta fase de trasvase de experiencias orgánicas y de turbación , según  relatan , se sintieron avanzar como impulsados por una fuerza desconocida a través de un largo y oscuro túnel en cuyo final había una Luminosidad  fuerte pero que no hería a  la vista, y en medio de ella, vieron Seres queridos y personas  amigas ya fallecidos anteriormente , que parecían que estaban allí para recibirles; eran todos de aspecto agradable y alegre, y según testimonios de estos casos de “gente regresada del más allá”, relatan cómo estos Seres, con  amabilidad y  telepaticamente,  les hicieron comprender la conveniencia de regresar de nuevo a la vida al tiempo que ellos mismos  también sentían la necesidad de hacerlo porque algo importante  les quedaba pendiente de realizar todavía en este mundo.

 

            Entre la “gente” que sale a recibirles  en el comienzo de la Luz, al final del túnel, parece destacar, un Ser especialmente luminoso que les inspira sentimientos de Amor y de cordialidad, y les pregunta sobre si están satisfechos con lo realizado en sus vidas y si se sienten  preparados para no regresar.

 

          Los relatos  de estos sujetos que han vivido esta experiencia de muerte clínica, , coinciden en   que  vieron pasar velozmente ante ellos , como en una rápida película, imágenes de lo más importante y trascendente que sucedió o protagonizaron en  sus vidas , comprendiendo todo lo que de positivo o de negativo hubo  en ellas. Viene a ser como un rápido y profundo auto juicio, en donde finalmente sienten  una pregunta clave que deben contestar: “¿Has aprendido a Amar?”.

 

          Las personas que han vivido esta impresionante experiencia, tras su posterior reanimación y regreso a la vida, suelen ser personas reacias en contar lo que vieron o sintieron por temor a que se les tache de locos o visionarios, pero en cualquier  caso, siempre quedaron marcados positivamente tras su experiencia, experimentando  en sus vidas una transformación positiva y viviendo en adelante con plenitud,  totalmente convencidos  de que hay un Mas Allá y sabiendo lo que nos espera tras él, de modo que  al final comprenden que el Conocimiento y el Amor es lo único que nos vamos a llevar de este mundo.

 

          Como conclusión, se podría resumir que depende de cómo vivamos  cada día  nuestra  vida, el que el momento final sea más o menos traumático, porque con la muerte, aunque nos despojamos de la envoltura carnal, seguimos  existiendo y sintiendo que   somos nosotros  mismos.


- Jose Luis Martín-


 

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         OFENDIDOS



Las personas se la pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo. La sorprendente revelación que te voy a hacer va a cambiar tu vida.


¡Nadie te ha ofendido!


Son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas las que te hieren. Y las expectativas las creas tú con tus pensamientos. No son reales. Son imaginarias. Si tú esperabas que tus padres te dieran más amor y no te lo dieron no tienes porqué sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que un padre ideal debió hacer contigo las que fueron violadas. Y tus ideas son las que te lastiman. Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal y cual forma y no lo hizo. Tu pareja no te ha hecho nada.


Es la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo las que te hieren. Nuevamente eso está en tu imaginación. ¿Enojado con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios las que te lastiman. Dios jamás ofende ni daña a nadie. Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una el hábito se desarma. El hábito de sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las 'ofensas'. Cuando nacemos, somos auténticos. Pero nuestra verdadera naturaleza es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres la sociedad y la televisión nos enseñan y crean una novela falsa de cómo deberían ser las cosas en todos los aspectos de tu vida y cómo deben de actuar los demás. Una novela que no tiene nada que ver con la realidad. También las personas son criaturas de inventario. A lo largo de su vida coleccionan experiencias: padres, amigos, parejas, etc. y las almacenan en su inventario interior.


Las experiencias negativas dejan una huella más profunda en nosotros que las positivas y cuando una persona es maltratada por alguien deja esa experiencia en su 'inventario' . Cuando conoce a alguien tiene miedo y trata de ver si la nueva persona repetirá las mismas actitudes que la que previamente la hirió. Saca una experiencia de su inventario negativo. Se pone los lentes de esa experiencia y ve a las nuevas personas y experiencias de su vida con esos lentes. ¿Resultado? Se duplican los mismos problemas y las mismas experiencias negativas y el inventario negativo sigue creciendo. En realidad lo que hace es que te estorba. No te deja ser feliz y a medida que se avanza en años se es menos feliz. Es debido a que el inventario negativo aumenta año con año. ¿Has visto a las personas de edad avanzada y a los matrimonios con muchos años?. Su inventario es tan grande que parece que la negatividad es su vida. Una y otra vez sacan experiencias de su inventario negativo ante cualquier circunstancia. Una de las mayores fuentes de ofensas es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar su vida. Cuando le dices lo que debe hacer y te dice 'no' creas resentimientos por partida doble.


Primero te sientes ofendido porque no hizo lo que querías. Segundo la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es y se convierte en un círculo vicioso. Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por sí mismos. Déjalos ser! nadie te pertenece.. 


Cuando los colonos americanos querían comprarles sus tierras a los Pieles Rojas estos les contestaron '¿Comprar nuestras tierras? ¡Si no nos pertenecen! Ni el fulgor de las aguas ni el aire, ni nuestros hermanos los búfalos a los cuales solo cazamos para sobrevivir. Esto es una idea completamente desconocida para nosotros'. Ni la naturaleza ni tus padres ni tus hijos tus amigos o parejas te pertenecen. Es como el fulgor de las aguas o el aire. No los puedes comprar. No los puedes separar. No son tuyos. Sólo los puedes disfrutar como parte de la naturaleza. El cauce de un río no lo puedes atrapar sólo puedes meter las manos sentir el correr de las aguas entre ellas y dejarlo seguir.


Las personas son un río caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar. Ámalas, disfrútalas y déjalas ir. Entonces ¿Cómo puedo perdonar?


1. Entiende que nadie te ha ofendido. Son tus ideas acerca de cómo deberían actuar las personas y Dios las que te hieren. Estas ideas son producto de una máscara social que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente. Reconoce que la mayoría de las personas NUNCA va a cuadrar con tus ideas porque ellos tienen las suyas.


2. Deja a las personas ser. Deja que guíen su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad. Dales consejos si te los piden, pero permite que tomen sus decisiones. Es su derecho divino por nacimiento: la libertad y el libre albedrío.


3. Nadie te pertenece. Ni tus padres ni amigos ni parejas. Todos formamos parte del engranaje de la naturaleza. Deja fluir las cosas sin resistirte a ellas. Vive y deja vivir.


4. Deja de pensar demasiado. Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu inventario. Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es. Cuando limpias tu visión de lentes obscuros y te los quitas el resultado es la limpieza de visión.


5. La perfección no existe.. Ni el padre, amigo, pareja perfectos. Es un concepto creado por la mente humana que a un nivel intelectual puedes comprender pero en la realidad NO EXISTE. Porque es un concepto imaginario. Un bosque perfecto serían puros árboles, no bichos... ¿existe? No. Para un pez el mar perfecto sería aquel donde no hay depredadores ¿existe? No. Sólo a un nivel intelectual. En la realidad JAMÁS VA A EXISTIR. Naturalmente al pez sólo le queda disfrutar de la realidad. Cualquier frustración de que el mar no es como quiere que sea no tiene sentido. Deja de resistirte a que las personas no son como quieres o no piensan como tú. Acepta a las personas como el pez acepta al mar y ámalas como son.


6. Intoxícate con la vida. La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que tienes del mundo. Me complacerá decírtelo por experiencia.


7. Imagina a esa persona que te ofendió en el pasado. Imagínate que ambos están cómodamente sentados. Dile por qué te ofendió. Escucha su explicación amorosa de porque lo hizo. Y perdónala. Si un ser querido ya no está en este mundo utiliza esta dinámica para decirle lo que quieres. Escucha su respuesta. Y dile adiós. Te dará una enorme paz.


8. A la luz del corto período de vida que tenemos sólo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices. Nuestra compañera la muerte en cualquier momento de forma imprevista nos puede tomar entre sus brazos. Es superfluo e inútil gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros. No puedes darte ese lujo.


9. Toma la responsabilidad que te toca en las situaciones. Mientras no reconozcas que eres responsable de la vida que tienes, de la relación con las personas que están a tu alrededor del trabajo que tienes, seguirás cometiendo los mismos errores. Las casualidades no existen y si estás atrapado en las mismas situaciones y los mismos problemas año tras año entonces es momento de cambiar tu forma de pensar. Es momento de hacer las cosas de otra manera, de otra forma, con otras intenciones. Si solo te dedicas a echar culpas y a dividir tus remordimientos y dolor entre los que te rodean llegará el momento en que te quedarás solo. A las personas no nos gusta estar junto a personas que sólo se quejan que están deprimidasque solamente tienen tragedias para contar. Sé positivo. Aunque parezca que no , siempre hay una solución para todo. Sé positivosé creativo y busca respuestas. Siempre aparecerán.


10. Sin importar cual sea tu problema las personas a tu alrededor no tienen la culpa. Tu pareja, tus compañeros de trabajo, tus amigos, nadie es responsable ni corresponsable de tus decisiones, así que no los incluyas en tu dolor ni los culpes de tus buenas o malas acciones. Lo que has hecho lo hiciste porque quisiste, porque te dio la gana, así de simple. Lo mejor que puedes hacer es aceptar la responsabilidad de tí mismo y acercarte a ellos es mejor estar acompañado que solo.


11.Es natural pasar por un periodo de duelo al perdonar deja que tu herida sane. Descárgate (no confundir con desquítate) con alguien para dejar fluir el dolor. Vuelve a leer este artículo las veces necesarias y deja que los conceptos empiecen a sembrar semillas de conciencia en tu interior. Aprende con honestidad los errores que cometiste, prométete que no lo volverás a hacer y regresa a vivir la vida. Y como dirían los Beatles, Let it be! Deja al mundo ser. Y déjate ser a ti también.


- Carlos José Nuñez-



" Quien habla menos, oye mejor; y quien oye mejor, aprende más".                   -Francisco Cándido Xavier-


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ÉTICA Y RELATIVISMO MORAL 


                                                  



P: ¿Qué definición se puede dar de la moral? R: Es la regla para conducirse bien distinguiendo entre el bien y el mal y se basa en la observancia de la Ley de Dios. (Allán Kardec – ítem 629 L.E.)


 El problema ético-moral del bien y el mal es algo debatido durante siglos por los filósofos, teólogos, religiosos y hombres de toda condición. Cuando los códigos morales están vinculados a una creencia o religión determinada, sus adeptos lo tienen más fácil; el bien y el mal son los principios que esa fe sustenta como verdaderos y, acogiéndose al cumplimiento de los mismos, el creyente está convencido de actuar correctamente. 

El problema viene cuando las creencias están impregnadas de dogmatismo, fanatismo o exclusivismo, creyéndose en posesión única de la verdad, y con ello rechazando cualquier otro principio de superior moralidad o ética que pertenezca a otra línea de pensamiento o creencia. Es entonces cuando se pone de manifiesto que la verdad no la tiene nadie, es exclusiva de Dios, y como tal el hombre la va descubriendo a medida que va progresando y evolucionando en su camino de desarrollo moral. 

Cuando la creencia se impregna de dogma, prejuicio, fe fanática o irracional, la mente se cierra y los principios que sustentan esa idea se vuelven cada vez más pequeños al anquilosarse en el tiempo y no tener capacidad del evolucionar por sí mismos, de acuerdo con la evolución ética y moral de la sociedad. 

Todo aquello que se presenta inamovible se esclerosa, y poco a poco va muriendo o perdiendo capacidad de atracción. Con las creencias ocurre lo mismo. Gran parte del escepticismo y descreencia hacia las religiones ha venido porque estas no han sabido reconstruirse, renovarse y adaptarse a los tiempos actuales. Por otro lado, el sentido del bien y del mal, entendido bajo un prisma ético-moral, tiene detractores entre los que se colocan en el otro extremo. Son aquellos que niegan la existencia por sí mismos del bien y del mal, y que simplemente lo reducen a construcciones culturales o sociales en función de las costumbres y tradiciones de los pueblos y sociedades. Aquí hay que hacer una salvedad; aquellos que así piensan confunden moral social con moral espiritual. 

Los sociólogos confundieron inicialmente moral con costumbres, pero desde hace algunas décadas han reevaluado el concepto de moral bajo una regla general: “la común aspiración al bien”. Tienen razón en el hecho de que aquello que es moralmente aceptado en una sociedad puede ser condenado en otra debido a las costumbres, pero esto se circunscribe a los principios culturales, religiosos o tradiciones de un pueblo o grupo humano determinado. 

Sin embargo, en lo referente a la moral espiritual existen códigos ético-morales de un tenor tan elevado que trascienden las religiones y las teologías, siendo compartidos por la inmensa mayoría de los pueblos tradicionales de la Tierra. Esto es una característica de un principio de verdad universal. 

Desde antiguo, Caldeos, Babilonios, Chinos, Hindús, Budistas, Judíos, Cristianos, Musulmanes, mantienen principios de moral equivalentes que son verdaderas joyas de lecciones ético-morales y que demuestran que la verdad es universal y todos tienen parte de la misma, sin llegar siquiera a abarcar más que un pálido reflejo de la verdad única. Como no podría ser de otra forma, un mundo todavía primario como el nuestro no puede alcanzar mayores concepciones y percepciones de la verdad única. Esta última no es otra cosa que la realidad primera y última, la causa primera y final, la inteligencia suprema del Universo; o lo que es lo mismo: Dios. Así pues, la comprensión de la Realidad y la Verdad Una es directamente proporcional a la evolución espiritual de las humanidades que pueblan los mundos en distintas partes del universo. 

Otra concepción del bien y del mal que está muy de moda es aquella que niega que existan ambos conceptos, pues todo se enfoca desde el punto de vista del relativismo. Este concepto, contrario al objetivismo, está fuertemente impregnado en muchas ideologías, y llevado al extremo es tan perjudicial como aquel otro que no admite más que su única verdad, creyéndose en posesión única de la misma.

 El relativista exagerado todo lo ve bajo un prisma de absoluta irresponsabilidad, pues parte de la idea de que todo es y acontece según el cristal con que se mira. Y si bien es cierto que no le falta parte de razón, hay algo que sobrepuja el concepto relativista, y no es otra cosa que la propia realidad, los hechos y evidencias que se presentan y que demuestran que, por encima de los conceptos y las ideas subjetivos, existen y se producen “actos de bien” y “actos de mal”; estos son realizados por personas, y con ello están dando lugar a entender que la libertad de elección por parte del individuo tiene una acción directa en la naturaleza de los actos que realiza, buenos o malos. El relativista ignora que por encima de los criterios subjetivos de percepción de la realidad existe un orden universal que impregna el funcionamiento del universo físico y espiritual. 

Este orden, que nos permite comprender lo que somos y cómo nos desenvolvemos en estas cuatro dimensiones, está por encima de los criterios de decisión y elección subjetivos del ser humano. La Fuerza Creadora que ha instaurado este orden mediante unas leyes y a la que llamamos Dios, está muy por encima de nuestras débiles y escasas capacidades de transformación de la realidad. La Ley Natural que comprende la totalidad de las leyes físicas, espirituales y morales que rigen el Cosmos, es la pauta universal, y la distinción entre el bien y el mal depende del criterio de si nos acercamos a ella (Bien) o nos alejamos de ella (Mal). 

Así pues, debemos considerar que el bien y el mal existen por sí mismos. Siendo el primero aquellas consecuencias derivadas de actos que se ajustan a las leyes naturales o leyes de Dios, y el segundo las acciones que contravienen las leyes morales establecidas en todo el Universo. El ajuste a las directrices de esas leyes es el fiel de la balanza; cuando nos salimos de ellas llega el desequilibrio; y al igual que en las leyes físicas toda acción produce una reacción proporcional que intenta reajustar la desarmonía, en el aspecto humano los actos son realizados por la conciencia del individuo, y sobre ella recae el reajuste cuando no se actúa correctamente. 

Mucho antes del famoso debate de Lutero con Erasmo de Rotterdam en el siglo XVI acerca del libre albedrío de la criatura humana, el problema del bien y del mal ha estado presente en el pensamiento de filósofos, teólogos, religiosos, y últimamente de sociólogos y psicólogos, condicionando así la perspectiva de la conducta humana y la repercusión de los actos contrarios a los principios ético-morales de los que disponemos. 

Por afectarnos directamente, en nuestra parte occidental el código moral más elevado que nos ha sido legado es el Evangelio de Jesús, pero no con las  interpretaciones y tergiversaciones que ha sufrido a lo largo de estos dos mil años por parte de las distintas religiones, sino en la esencia más pura de absoluta sencillez y estricta norma de conducta: “Ama a tu prójimo como a tí mismo y a Dios sobre todas las cosas” es la piedra angular de ese código moral. Pero en lo que respecta al bien y el mal, no es menos excepcional la respuesta que nos ofrece en cuanto a cuál debe ser nuestra norma de conducta: “No os resistáis al mal que os quieran hacer; si os hieren en una mejilla presentarles la otra”. No podemos tomar literalmente esta frase, como la mayoría de las máximas de Jesús, pues parecería que los que obran el mal no tendrían freno ni serían castigados. 

Analicemos lo que quiere decir el Maestro con esta frase; a simple vista puede parecer una cobardía si no somos capaces de comprender que se necesita más valor para soportar un insulto que para vengarse. Con esas palabras Jesús no prohibió la defensa cuando somos agredidos, sino que condenó la venganza. En otras palabras, nunca debemos devolver mal por mal, sobrellevando con paciencia una injusticia antes que cometerla. 

Si algo presenta como extraordinaria la figura de Jesús, al margen de interpretaciones exclusivistas o definiciones teológicas o religiosas, es su “excelsa autoridad moral”. Nadie como él ha dado testimonio de su vida siendo consecuente con sus palabras, y con ello marcó un hito en la historia, siendo respetado incluso por muchos que no son cristianos. 

El bien y el mal están presentes siempre en el código moral de Jesús como referente principal, como en aquella ocasión en que le interpelaron: “Maestro Bueno, tu puedes hacer esto” y Él respondió: “Bueno, solo es mi Padre que está en el Cielo”. Terminamos recomendando que, en la mejora moral basada en la práctica del bien, encontraremos el camino de progreso hacia la felicidad humana que recomendó el Maestro de Galilea: “Sed perfectos como mi Padre es perfecto”.


 Redacción   Amor, Paz y Caridad.


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