miércoles, 3 de febrero de 2021

La Muerte

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- El Espiritismo es eterno

2.- La vid y los sarmientos

3.- El valor de la oración para la vida

4.-¿Casualidad o Causalidad?

5.- La Muerte




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                                  EL ESPIRITISMO ES ETERNO

¡El Espiritismo es eterno porque es la comunicación de los espíritus! ¡Es el lazo que une a la gran familia universal!

No es una escuela sedienta de gloria o de míseras ganancias; está muy por encima de esas pequeñeces terrenales; y la guerra que le hacen las religiones, demuestra claramente que son sus sacerdotes espíritus atrasados, que no tienen la menor intuición de la vida futura del alma.

¡Seguid luchando, religiones positivas! ¡Seguid disputándoos el terreno de este planeta, y dejad al Espiritismo que no os hace sombra!

Él no quiere vuestras catedrales ni vuestras lujosas vestiduras, no quiere vuestras riquezas ni vuestro poder; sólo desea que vuestros sacerdotes imiten fielmente el ejemplo de Jesús, y que sigan los sabios consejos del apóstol San Pablo, el cual, describiendo lo que debe ser un obispo, le dice en su primera carta a Timoteo, capítulo tercero:

“Conviene, pues, que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, solícito, templado, compuesto, hospedador, apto para enseñar”.

“No amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias, sino moderado; no litigioso, y ajeno de avaricia”.

“Que gobierne bien su casa, que tenga sus hijos en sujeción con toda honestidad. Porque el que no sabe gobernar su casa, ¿Cómo podrá gobernar la iglesia de Dios?”

Este sacerdote desea el Espiritismo, cuyo modelo pintó admirablemente el gran escritor cristiano, el gran apóstol, el inolvidable San Pablo.

El Espiritismo sólo quiere el progreso en todas las esferas sociales.

¡Quiere que los ricos amen a los pobres! ¡Quiere que los pobres no envidien a los ricos!

¡Quiere que se odie el delito, pero que se compadezca y se instruya al delincuente!

¡Quiere el amor, la tolerancia, la compasión, la humildad, la paciencia, la resignación y la esperanza, en las grandes amarguras de la vida!

Quiere que el hombre cuando eleve su plegaria a Dios, no mire a la Tierra, sino que sintiendo su Espíritu sed de luz, fije su mirada en el infinito.

¡Religiones terrenales! El Espiritismo sólo quiere ¡Razón y Fe!,

¡Ciencia y Caridad!

- Amalia Domingo Soler-


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                   La vid y los sarmientos

 "Cual moléculas de polvo en suspensión dentro de una burbuja, quisiéramos abarcar la personalidad o la intención de quien porta en sus manos esa burbuja.

   Dios es el Principio y Fin de todas las cosas, desde las sutiles energías que disueltas en el espacio cósmico, se combinan formando la materia y los principios de la vida en ella, hasta las escalas más elevadas y perfectas de Seres Espirituales que ya recorrieron un largo camino evolutivo.

    Dios  permanece en el campo terrestre del que es dueño y dispensador. Esto supone que Dios sigue  en medio de nosotros .

    Dios nos concedió a Jesús como máxima personificación de Su presencia a fin de que la sintamos en medio de nuestra limitada comprensión, por eso el ser humano en su materialidad tridimensional ha necesitado concretar la idea de Dios en una forma humana . En principio fueron las estatuas de los dioses paganos y posteriormente no ha sido otra que la de Jesús de Nazaret, el Cristo Tutor y Guía Superior de la Humanidad en el planeta Tierra.

    Con la divulgación del Espiritismo y la presentación de moral evangélica que  poco a poco hará que la Humanidad se vaya  acercando a la meta de la comprensión del por qué y el para qué estamos aquí.

    Nuestras realizaciones elevadas son fruto y tienen por base, la moral evangélica de Jesús. Sin esa base moral que en mayor o menor grado de pureza se ha divulgado por todo el Orbe, formando parte de las culturas para la convivencia y el progreso de cada pueblo, los seres humanos navegaríamos sin rumbo por la vida y seguramente nuestros principios éticos y morales para  lograr una feliz convivencia, estarían mucho mas atrasados de lo que en la actualidad están.

    A pesar de la divulgación de los principios morales del Evangelio, no hemos alcanzado aún mayores cuotas de moralidad y convivencia, debido a que las gentes han vuelto la espalda a estos divinos Principios Crísticos, por haber sido tan deformados y tan mal usados por las religiones humanas, interesadas y partidistas."

 -      Emmanuel- (Camino, Verdad y Vida)

   En el Libro de los Espíritus, en los prolegómenos, encontramos el ejemplo de la vid simbolizando el trabajo del Creador: Para el hombre es necesario el trabajo no solo del cuerpo sino del espíritu que así adquiere conocimientos.

     Encontramos en la cita de Juan  que señala a Jesús como la vid productiva y fecunda y a Dios como el labrador que la plantó y cuidó de ella.

    Tras reencarnar en la Tierra en medio de dolores y sufrimientos, la sensación de abandono sería inevitable, pero Dios cuyo atributo es el Amor superlativo, no nos ha abandonado  a nuestra propia suerte pues  desde  los tiempos más remotos nos viene enviando mensajeros para esclarecer nuestras mentes primitivas y por eso  el hombre rudo de las cavernas aunque aún no comprendiese los cuidados del Padre, admiraba la belleza de la Creación y sentía dentro de sí  el pulsar divino en él existente, que es como la marca del Creador en su criatura.

    La Tierra como bendita escuela de trabajo y evolución nos parecería un eterno destierro  si Jesús  no hubiese venido a traernos su Evangelio de Amor, invitándonos a la renovación espiritual con el ejercicio del amor a prójimo como medio para nuestra mejora personal. La Vid frondosa que es Jesús nos ofrece las enseñanzas preciosas del bien vivir, apuntando cual es la senda segura de la evolución, poniéndose él como único camino para alcanzar el encuentro memorable con el Padre.

    Con la práctica del evangelio, Dios  no es la memoria intangible y eterna de nuestras debilidades, sino el Padre que aguarda pacientemente que un día nosotros también nos volvamos a la viña preciosa de su campo de inagotables bendiciones, pues como Jesús dijo, el Padre trabaja hasta hoy y a nosotros nos cumple la misión de moldear y hacer crecer nuestros espíritus, alimentándonos del Pan de Vida que  el Divino Maestro nos ofreció.

- Jose Luis Martín-

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   El valor de la oración para la vida


¿Al final de cuentas, que significa la oración? ¿Qué quiere decir orar? Orar es un verbo directamente sacado del latín. Orare. Y orare, significa hablar. Todas las veces que hablamos, oramos. No es la sirga que los predicadores, los conferencistas son llamados de oradores. Y porque ellos oran, no están haciendo oraciones obligatoriamente, están hablando. ¿Y, porque llamamos de oración? Porque en ese caso estaremos hablando con nuestro Creador. Orar significara para nosotros, hablar con Dios. Y es tan importante hablar con Dios. ¿Pero, Dios no está en todas partes? ¿No está en nuestra intimidad y en la intimidad de las cosas? ¿Por qué hay necesidad de posicionarnos, para hablar con Dios? En verdad, Dios está en todas partes; Él es omnipresente. Dios sabe de todas las cosas. Él es omnisciente. No obstante, somos nosotros que tenemos necesidad de comenzar a buscar el contacto con Dios.

Nosotros tenemos necesidad de mejorar para ese gran encuentro en el estuario de la vida. Somos nosotros que, cuando oramos, aprendemos, poquito a poquito, a acercarnos a nuestro Creador, a presentarnos a Él, a identificar nuestra necesidad, identificar nuestra carencia, nuestro mal. Por causa de esto, aprendemos a orar. Es tan importante orar. Jesús Cristo cuando estaba entre nosotros en el mundo, nos dio lecciones importantísimas al respecto de la oración. Nos dice Él en dado momento: Cuando orares, no hagas como los hipócritas, que oran en las esquinas de las plazas, en medio de las calles, para que sean vistos por la multitud. Esos, ya obtuvieron su galardón. Entonces, Jesús Cristo nos está llamando la atención para que no tengamos el acto de orar, el exhibicionismo de los hipócritas. Ellos quieren gritar en la plazas, en las esquinas de las calles, pero no es porque desean hablar con Dios, ellos quieren recibir los elogios, por el modo como oraran como hablarán, como harán discursos.

Cuando Jesús Cristo propone que no hagamos como los hipócritas, es porque la oración tiene sentido cuando las cosas pasan en nuestra intimidad. La oración que verte por nuestros labios, precisa venir de nuestras entrañas. Por más simple que sea, por más sensible que sea, viene de nuestro íntimo. Entonces Jesús nos dice así: Cuando ores, entra para tu aposento y ora en secreto, una vez que el Padre que ve todo lo que pasa en secreto, te atenderá. Mis amigos, cómo es importante saber eso con Jesús. Como es importante tener esa conciencia cristiana de que las cosas verdaderas son aquellas que pasan en nuestra intimidad. Cuando Cristo nos pide de buscar nuestro aposente íntimo, no es el aposento físico, no es nuestra sala, nuestro cuarto de dormir obligatoriamente, es nuestro mundo íntimo. Cuando leemos el Evangelio de Lucas, en el capítulo VI, Jesús nos dice que las cosas buenas que el hombre habla proviene del buen tesoro de su corazón, como las cosas malas vienen del mal tesoro de su corazón. Ese corazón íntimo. Entonces, cuando propone orar en secreto, orar en lo íntimo, entrar para nuestro aposento, Él nos está diciendo la importancia de las acciones intimas, de las acciones de nuestro interior.

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La oración nos trae otra reflexión. ¿Cómo deberemos de orar? ¿Si es un gesto de nuestra intimidad, será que las posiciones exteriores nos ayudan a orar? Posiblemente no. No vale la pena pensar que, para que oremos, tenemos que estar de pie, sentados, de rodillas, echados. Las posiciones exteriores no interfieren en la grandeza de nuestra conversación con Dios. ¿Si tuviésemos por obligación que orar de rodillas, como podría orar de rodillas alguien que estuviese acostado, operado, con una enfermedad deforme y que no se puede arrodillar? Todo lo que no puede ser aplicado en todas las circunstancias, no pude ser una verdad Divina. La verdad Divina se aplica en cualquier circunstancia. Por causa de eso, vale la pena pensar que, para la oración no necesitamos de gestos exteriores. Podemos hasta hacerlo, pero eso no va a pesar en el contenido de nuestra oración.

Para hablar con Dios, no habrá ninguna necesidad de ropas especiales. Yo tengo que estar de rosa, de verde, de blanco, de azul, de negro. Nada de eso importa. Los pañuelos que usamos por fuera, no resuelven la cuestión de la sintonía de dentro. Para que oremos, necesitamos apagar la luz, encender la luz, colocar un fondo musical, ¿quitar el fondo musical? Nada de eso interfiere. Aunque, nada de eso confunde. Si el individuo se siente mejor orando con un fondo musical, que lo ponga. Si se siente mejor orando con luz escasa o con la luz apagada, ningún problema. Lo que tiene que ser importante, para quien ora, es su postura interior, es su actitud interior.

Se dice que arar es orar. Arar es el símbolo del trabajo en el campo. Entonces, la cuestión es que trabajar es orar. Imaginemos como ora un médico cuidando de su paciente, en la cabecera del enfermo, luchando con él en la tentativa de salvarle la vida, de devolverle la salud. La integración con los poderes Superiores de la vida es una oración. Imaginemos la oración de aquel hombre labrador, que pone la simiente en la tierra para que germine. Germinada, puede atender a la mesa y dar el pan a las personas. Con que unción aquel hombre coloca sus simientes en la tierra. Es la oración. Oración también es aquel esfuerzo de la profesora. De la primera profesora, aquella que toma al niño en sus primeros años, para abrirle la mente y retirarle de la oscuridad, darle claridad de raciocinio, presentándole al mundo, la vida, las cosas. Para que alguien se someta a ese esfuerzo de sacar agua de la piedra, tiene que ser alguien que ore. El trabajo de una profesora es un acto de oración, es un gesto oracional.

Nos encontramos en el trabajo de las madres, al educar a sus hijos, de los padres, al orientar su prole, el gesto oracional. Como sabemos que toda ocupación útil es trabajo, todas esas cosas maravillosas, que se realizan en nombre del bien, en beneficio de las criaturas, de la Humanidad, será un trabajo. Alguien que lea un buen libro, alguien que haga un alimento, que prepare un plato, alguien que ponga un café, que barra una casa, que cure a un enfermo, que defienda a un necesitado, que abogue la causa de los simples, alguien que planta, que coge, que vende. Todos eso trabajos, hechos honestamente, representan oración. Nuestro relacionamiento con Dios, nuestra posibilidad de salir de ese rincón de nuestra existencia, y ganarnos el mar abierto del amor Divino, puede ser conseguido a través de cosas simples: una pausa, un silencio íntimo, y nuestra emisión para Dios.

Como nuestros pensamientos son de origen electromagnético, naturalmente que nuestro pensamiento será elevado lo más alto que hayamos conseguido impulsarlo. Y es por causa de eso que verificamos la importancia y la belleza de orar. Abrir con esa llave los archivos Divinos, abrir con esa llave los arcanos de Dios y con ella, comulgar con Dios, salidos de nuestro suburbio de necesidades, para la gran metrópoli del amor de Dios.

Raúl Texeira

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      ¿CASUALIDAD O CAUSALIDAD?

Desde los primeros años de vida física y tomando conciencia de lo que vemos, empezamos a notar cuantas situaciones que viven nuestros hermanos y nosotros mismos, que van desde problemas físicos y psíquicos hasta situaciones morales que estremecen la razón.

Sin el conocimiento doctrinario, podríamos pensar que este es un mundo sin ninguna regla moral que establezca un límite en la conducta humana,  ni siquiera hubiese tenido importancias la llegada de Jesús para transmitir las enseñanzas mayores de la vida.

Cuando nos pasan algunas cosas, que intuimos como una  enseñanza, enseguida nos  acordamos de Dios y le pedimos que nos ayude y por lo general ese acto solo se realiza cuando al ser, al espíritu tribulado, no le queda nada más que un aparente “milagro” se produzca.

 Mientras tanto, los acontecimientos pasan, la vida, puede tornarse más difícil entre luchas, que en apariencia, no tiene sentido.

 La fatalidad nos envuelve, las preguntan afloran en medio de un caos aparente y surge una serie de cuestionamientos, que van directamente a Dios en aquellos que creen; Dios ¿Me castiga siempre a mí? ¡Dios no existe porque si existiera esto no lo permitiría!. Pobre gente- ¡Dios es injusto! Y así un sin número de acotaciones que en apariencia podrían ser reales, si no estudiamos las leyes que rigen el universo entre ellas la de “Causas y efectos”.

La literatura espírita es muy rica explicando los resortes invisibles que mueven las falanges dentro de la encarnación y casos muy visibles, son la muestra de que algo, en el pasado hubo.

 Amalia Domingo Soler, en el libro “HECHOS QUE PRUEBAN” , Kardec en el libro “EL CIELO Y EL INFIERNO Y LA JUSTICIA DIVINA” André Luiz en “ACCIÓN Y REACCIÓN” Todos estos autores muestran que  son equivocaciones   y que la reencarnación es una ley divina, de modo que cada espíritu que reencarna, trae consigo la carga espiritual de sus logros y errores del pasado.

 Virtudes adquiridas, errores que generaron los más diversos desvíos de un camino venturoso y que posteriormente se deberá trabajar para alcanzar el rescate de esas faltas que otrora se cometieron. Las pasiones sin control, excesos de toda índole, los vicios, el egoísmo, el orgullo  son los generadores de situaciones que desencadenan estados angustiosos, donde el delito o el crimen no pagarán su culpa si lo vemos bajo la óptica de la justicia terrena.

Madres que una vez desecharon a sus hijos, hoy lloran por tenerlos para pagar el abandono. El homicidio premeditado, el suicidio y, un sin número de equivocaciones, generan ante la justicia divina el compromiso de saldar la deuda a modo de  “Eterno Aprendizaje”.

 Por cada acto con repercusiones graves, hay tres acciones que se deben cumplir para obtener el olvido de la falta. Primero, El arrepentimiento, es el sentimiento que nos hace comprender el error. Segundo, la expiación de la falta, que significa  pasar por algo similar,  si no se trabaja, incluso desde el mundo espiritual, para evitarlo y Tercero la reparación del daño a la persona en cuestión,  este último acto, hará posible el olvido de la falta.

Niños que nacen ciegos o sin extremidades acompañados de largas enfermedades ¿Qué mal han hecho? Hermanos que la vida solo les entrega contrariedades severas que generan en su ser, un mar de lágrimas que hablan de un por qué y que la intuición nos habla a través de nuestra conciencia y que nos dice ¡Hay un motivo! , para semejantes luchas. Suponer,  vivir pensando en el mal hecho, sería una verdadera tortura y así por toda la eternidad, pero Dios en su grandeza infinita y Padre amoroso, nos da los recursos necesarios para pagar nuestras deudas y ser libres de ataduras encarnatorias. ¿Casualidad o causalidad? El razonamiento lógico junto a la Doctrina espírita, mostrará la verdad de los hechos en base a testimonios recogidos

 No puede haber acontecimientos que la nada genere, pues la nada es la nada, por ende la nada no genera consecuencias de nada.  Esto quiere decir que un principio inteligente, nos agita y es nuestro espíritu inmortal. generador de las vicisitudes de la vida.

Pasarán siglos en que veremos acontecimientos dolorosos, incluso seremos los actores principales, pero sabremos que existe una causa que ha generado un efecto que debe restablecerse para que el progreso legítimo no se detenga. Podemos preguntarnos. ¿Cómo saber cuándo nos equivocarnos? Después de largas luchas y segados por el orgullo, entenderemos que el verdadero camino, son las enseñanzas de Jesús de Nazaret, quien vino a la Tierra en carne y hueso a dar enseñanzas universales de cómo vivir practicando la ley primera Amarás a Dios con por encima de todas las cosas y a  tu prójimo como a ti mismo. 

Gracias a Dios y a los seres preclaros que tomaron la misión de esclarecer  a esta humanidad, hoy podemos hablar, dilucidando sobre el por qué de tanto dolor y sufrimientos que son la consecuencia  de actos equivocados. 

   Agradezcamos que la Doctrina Espiritista científica, filosófica y moralista,  ha llegado para dar luces y que humildemente seamos portadores de ellas con nuestro ejemplo, contribuyendo para  ver  una humanidad mejor.

Juan Carlos Mariani

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                                LA MUERTE

                                  


 Este es  un tema trascendente  porque inevitablemente todos estamos abocados a experimentarlo  personalmente antes o después. Todos lo tenemos por delante, inexorablemente. La cuestión final será saber con certeza qué nos aguarda después de la muerte; si hay vida  y si seguiremos existiendo de alguna forma, o si por el contrario, con la muerte  se disuelve la conciencia en un vacío absoluto, finalizando  totalmente la existencia del  Alma, pasando así del Ser al No Ser.

 Pero, ¿Qué es la muerte?

 Uno de los grandes  problemas filosóficos y científicos de todos los tiempos ha sido determinar lo que ocurre con el Ser después de la muerte, y saber con exactitud  si seguimos existiendo y si vivimos más de una vez  en este mundo y hasta qué punto podemos tener pruebas de lo que  algunas  grandes doctrinas filosóficas y religiosas  nos han enseñado desde siempre.

 

      Como todos sabemos aparentemente, la muerte parece  suponer  la total extinción de la vida física y orgánica de nuestro  cuerpo carnal.

        

      Según nos señalan los instintos, nuestra conciencia y lo que nos vienen a decir los postulados religiosos, la muerte no supone en absoluto la extinción total del Ser en la nada, pues este no se extingue con la materia que le acompaña en esta vida, porque el Ser espiritual está constituido por  una energía que no es generada por  la materia y sigue siempre existiendo, con ella o sin ella, aunque depende de ella para su manifestación y desenvolvimiento en  nuestro Plano físico, tal  como lo hace mediante el pensamiento, la inteligencia, los sentimientos y las emociones; todas estas propiedades no las produce la materia, sino que viven y se manifiestan  en ella y  después de la muerte del cuerpo físico precisamente porque no son materia. Ciertamente  existen evidencias de que estas funciones del alma siguen  existiendo  fuera de la materia.                                                                                                                                                         

  La muerte es un fenómeno tan natural como la propia vida , y como podemos observar, en la Naturaleza la Vida continúa y se renueva  constantemente a sí misma  por medio de la muerte. Continuamente vemos como cada día mueren miles y miles de seres,  mientras al mismo tiempo nacen a la vida otra multitud.; y esto sucede hasta con las propias células del organismo físico, que se renuevan sin cesar, y con el propio Ser humano. Vemos como la vida orgánica es un continuo  nacer y morir para volver a nacer. Es la rueda de la Vida que no cesa

       Los Seres humanos somos naturalmente cobardes ante lo desconocido, por lo que solemos evitar la idea de la muerte, y no queremos ni siquiera pensar en ello; sin embargo esta experiencia irremediablemente la vamos a  pasar todos algún día.

 

       Todo el mundo tiene su particular versión de lo que es y de lo que significa la muerte, y cada cual se lo explica según sus particulares conceptos religiosos o filosóficos, pero siempre dentro de una constante humana : la muerte siempre  se ve como  algo indeseable y hasta terrible, triste y trágico que nos espera a todos al final del camino de esta vida.

 

       La ignorancia popular dice que jamás ningún muerto regresó de su tumba para contar si sigue vivo y cómo le va, pero sin embargo muchas personas podemos aseverar categóricamente que eso no es  cierto, pues desde los albores de los tiempos, siempre ha existido la mediumnidad  y la presencia en todas las sociedades y pueblos, de magos, brujos y sibílas , que  no eran sino médiums y demostraban  la existencia del espíritu  humano  tras la muerte, comunicando con ellos y creando la evidencia de su existencia inmaterial  y  a estos Seres inmateriales se les llamó “daimons”, ángeles o genios.   Sin  embargo, a pesar de las permanentes posiciones de escepticismo, los humanos en el fondo de nuestra conciencia  siempre hemos necesitado creer en la continuidad de la vida después de la muerte, por lo que hemos plasmado en nuestros conceptos religiosos las ideas de esa vida en  forma de un infierno para castigo de los malvados, o de un paraíso para premiar a los buenos..

Siempre  existieron y existen  los “ nihilistas”, quienes creen  sinceramente y de buena fe que tras la muerte no hay nada, por lo que afirman que toda experiencia humana termina con la muerte  y    después... la nada,  ( ¡ qué triste perspectiva !), y en casi todos los casos, muchas personas, sean religiosas o no lo sean, consideran la  muerte  como una barrera infranqueable hacia un más allá desconocido; un misterio profundo que separa para siempre a vivos y a muertos.

 

       Como ya hemos visto, los Seres humanos además de tener un cuerpo de naturaleza animal, somos esencialmente individualidades de energía inteligente; cada uno somos el YO  que está en lo más íntimo de nuestra conciencia humana, y este Yo es el que tiene  en nosotros   voluntad propia, siendo  capaces de sentir y razonar, e incluso de influir y alterar la materia  que nos rodea, la de nuestros cuerpos, y hasta la de los cuerpos de otros seres.

 

        Cuando observamos un cadáver, vemos que es una figura humana  inerte; como un objeto vacío de aliento y vida, de modo que aquello que antes fue un Ser humano, dotado de sentimientos, pensamientos y emociones,  ya no lo es después de experimentar la muerte; es solamente una figura de materia que apenas parece un muñeco de cera que nos recuerda al personaje que se fue, pero, ¿ a dónde fue?; ¿ en dónde quedaron estos atributos (sentimientos, simpatía, inteligencia, emociones, etc.), que se manifestaban en aquél mismo cuerpo cuando aún respiraba?.  Ante la presencia de un cadáver, solo podemos ver  si acaso un despojo, un resto, un cascarón vacío; solo materia.    

 

El cadáver en cuestión, cuando era un Ser humano, vivo, además de moverse, gesticular, hablar, etc, también tenía inteligencia, personalidad, sensibilidad, sentimientos, reacciones; eso que en su conjunto llamamos Vida o Alma, y que por algún motivo o circunstancia se fue de ese cuerpo y lo abandonó para siempre, pero ¿ que pasó con el Ser que lo ocupaba o con su esencia?,    ¿ dónde queda ahora ....?.

 

         Tal vez esa  presencia corporal humana  carente de  vida  que ya no late, ni tampoco se manifiesta más en él; ese  Yo Superior, con todos sus atributos que siendo reales,  no son  nada material ni  tangible, pero que formaban parte de lo que él era en vida, lo que conocemos como la personalidad, conformaban su Alma viva.  Esto precisamente  es lo que provoca la repulsión y escrúpulos de tanta gente cuando se está ante la  presencia de un cadáver : la ausencia de ese Alma.

 

         La energía que lo animaba y le daba todos los atributos de la Vida, no ha podido desvanecerse en la nada, porque esa energía, al igual que cualquier otra manifestación de energía, no nace ni muere, como afirma el postulado de Física, sino que se transforma. En el caso del espíritu humano, esta transformación consiste en haberse liberado de la materia de su cuerpo y seguir existiendo en otra dimensión inmaterial.

 

        Si partimos de la premisa de  admitir, por tanto, que debe existir alguna forma de vida  mas allá de lo que es tangible y palpable, podemos  buscar explicaciones y  llegar a conclusiones en base a datos aportados  a diario por las  mediumnidades ,que canalizan y permiten manifestarse a  Seres que desencarnaron en diferentes épocas y lugares, relatando ellos mismos su experiencia  de la muerte, y demostrando a su vez, que  de  algún modo continúan  existiendo.

          Aunque sean pruebas subjetivas para admitir  otra forma de existencia después de la muerte, no significa por esto que sean irreales. También nos podemos apoyar en las llamadas “experiencias fuera del cuerpo físico “, de muchos casos de  personas que después de sufrir una muerte clínica por cualquier motivo, se les ha reanimado y han vuelto a la vida, conservando después, en algunos casos,  los recuerdos de esa situación que vivieron durante ese trance, siendo comunes muchos de los factores y los detalles que aparecen en  estos relatos  de  todos estos casos de personas inconexas entre ellas.                                                      

      Cuando las experiencias en el umbral de la muerte, se han centrado en niños, estos han dado un testimonio de más valor que el que dan las personas adultas ante la misma experiencia, debido a que ni sus mentes ni sus creencias están todavía influenciadas por preconceptos religiosos o filosóficos preestablecidos por los adultos.

     Cuando se habla de muerte, hay que matizar que la muerte orgánica que afecta solamente  a la parte corporal del ser humano, con su  consiguiente y posterior  disgregación, supone la  desencarnación del Ser espiritual que daba vida a  toda la maquinaria física, y  cuando hablamos de desencarnación, nos referimos  solamente al Espíritu  que “desencarna” y abandona la materia  cuando se cortan  los lazos  vitales que le unen a ella. Quiero significar con esto, que se puede morir ( el cuerpo) y no haber desencarnado todavía. Muchas veces la desencarnación se produce seguidamente después de la muerte, con más o menos tiempo de por medio.  Esto justifica la recomendación  de dejar pasar al menos 72 horas antes de enterrar o de  incinerar el cadáver, porque antes de ese tiempo, podría ser que tal vez haya muerto la persona, pero que no haya desencarnado por completo  su Espíritu.

- Jose Luis Martín-

 

“A medida que el hombre comprende mejor la vida futura, el temor a la muerte disminuye. Pero al mismo tiempo comprende mejor su misión en la Tierra y espera su fin con más calma, resignación y sin temor”

                     Allan Kardec-(El Cielo y el Infierno)

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