INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El Espiritismo es eterno
2.- La vid y los sarmientos
3.- El valor de la oración para la vida
4.-¿Casualidad o Causalidad?
5.- La Muerte
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EL ESPIRITISMO ES ETERNO
¡El Espiritismo es eterno porque es la comunicación de los espíritus! ¡Es el lazo que une a la gran familia universal!
No es una escuela sedienta de gloria o de míseras ganancias; está muy por encima de esas pequeñeces terrenales; y la guerra que le hacen las religiones, demuestra claramente que son sus sacerdotes espíritus atrasados, que no tienen la menor intuición de la vida futura del alma.
¡Seguid luchando, religiones positivas! ¡Seguid disputándoos el terreno de este planeta, y dejad al Espiritismo que no os hace sombra!
Él no quiere vuestras catedrales ni vuestras lujosas vestiduras, no quiere vuestras riquezas ni vuestro poder; sólo desea que vuestros sacerdotes imiten fielmente el ejemplo de Jesús, y que sigan los sabios consejos del apóstol San Pablo, el cual, describiendo lo que debe ser un obispo, le dice en su primera carta a Timoteo, capítulo tercero:
“Conviene, pues, que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, solícito, templado, compuesto, hospedador, apto para enseñar”.
“No amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias, sino moderado; no litigioso, y ajeno de avaricia”.
“Que gobierne bien su casa, que tenga sus hijos en sujeción con toda honestidad. Porque el que no sabe gobernar su casa, ¿Cómo podrá gobernar la iglesia de Dios?”
Este sacerdote desea el Espiritismo, cuyo modelo pintó admirablemente el gran escritor cristiano, el gran apóstol, el inolvidable San Pablo.
El Espiritismo sólo quiere el progreso en todas las esferas sociales.
¡Quiere que los ricos amen a los pobres! ¡Quiere que los pobres no envidien a los ricos!
¡Quiere que se odie el delito, pero que se compadezca y se instruya al delincuente!
¡Quiere el amor, la tolerancia, la compasión, la humildad, la paciencia, la resignación y la esperanza, en las grandes amarguras de la vida!
Quiere que el hombre cuando eleve su plegaria a Dios, no mire a la Tierra, sino que sintiendo su Espíritu sed de luz, fije su mirada en el infinito.
¡Religiones terrenales! El Espiritismo sólo quiere ¡Razón y Fe!,
¡Ciencia y Caridad!
- Amalia Domingo Soler-
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La vid y
los sarmientos
"Cual moléculas de polvo en suspensión dentro de una burbuja, quisiéramos abarcar la personalidad o la intención de quien porta en sus manos esa burbuja.
Dios es el Principio y Fin de todas las cosas, desde
las sutiles energías que disueltas en el espacio cósmico, se combinan formando
la materia y los principios de la vida en ella, hasta las escalas más elevadas
y perfectas de Seres Espirituales que ya recorrieron un largo camino evolutivo.
Dios
permanece en el campo terrestre del que es dueño y dispensador. Esto
supone que Dios sigue en medio de
nosotros .
Dios nos concedió a Jesús como máxima
personificación de Su presencia a fin de que la sintamos en medio de nuestra
limitada comprensión, por eso el ser humano en su materialidad tridimensional
ha necesitado concretar la idea de Dios en una forma humana . En principio
fueron las estatuas de los dioses paganos y posteriormente no ha sido otra que
la de Jesús de Nazaret, el Cristo Tutor y Guía Superior de la Humanidad en el
planeta Tierra.
Con la divulgación del Espiritismo y la
presentación de moral evangélica que
poco a poco hará que la Humanidad se vaya acercando a la meta de la comprensión del por
qué y el para qué estamos aquí.
Nuestras realizaciones elevadas son fruto y
tienen por base, la moral evangélica de Jesús. Sin esa base moral que en mayor
o menor grado de pureza se ha divulgado por todo el Orbe, formando parte de las
culturas para la convivencia y el progreso de cada pueblo, los seres humanos
navegaríamos sin rumbo por la vida y seguramente nuestros principios éticos y
morales para lograr una feliz convivencia, estarían mucho mas atrasados
de lo que en la actualidad están.
A pesar de la divulgación de los principios
morales del Evangelio, no hemos alcanzado aún mayores cuotas de moralidad y
convivencia, debido a que las gentes han vuelto la espalda a estos divinos
Principios Crísticos, por haber sido tan deformados y tan mal usados por las
religiones humanas, interesadas y partidistas."
- Emmanuel- (Camino, Verdad y Vida)
En el Libro de los Espíritus, en los prolegómenos, encontramos el ejemplo de la vid simbolizando el trabajo del Creador: Para el hombre es necesario el trabajo no solo del cuerpo sino del espíritu que así adquiere conocimientos.
Encontramos en la cita de Juan que señala a Jesús como la vid productiva y
fecunda y a Dios como el labrador que la plantó y cuidó de ella.
Tras reencarnar en la Tierra en medio de
dolores y sufrimientos, la sensación de abandono sería inevitable, pero Dios
cuyo atributo es el Amor superlativo, no nos ha abandonado a nuestra propia suerte pues desde
los tiempos más remotos nos viene enviando mensajeros para esclarecer
nuestras mentes primitivas y por eso el
hombre rudo de las cavernas aunque aún no comprendiese los cuidados del Padre,
admiraba la belleza de la Creación y sentía dentro de sí el pulsar divino en él existente, que es como
la marca del Creador en su criatura.
La Tierra como bendita escuela de trabajo y
evolución nos parecería un eterno destierro
si Jesús no hubiese venido a
traernos su Evangelio de Amor, invitándonos a la renovación espiritual con el
ejercicio del amor a prójimo como medio para nuestra mejora personal. La Vid
frondosa que es Jesús nos ofrece las enseñanzas preciosas del bien vivir,
apuntando cual es la senda segura de la evolución, poniéndose él como único
camino para alcanzar el encuentro memorable con el Padre.
Con la práctica del evangelio, Dios no es la memoria intangible y eterna de
nuestras debilidades, sino el Padre que aguarda pacientemente que un día
nosotros también nos volvamos a la viña preciosa de su campo de inagotables
bendiciones, pues como Jesús dijo, el Padre trabaja hasta hoy y a nosotros nos
cumple la misión de moldear y hacer crecer nuestros espíritus, alimentándonos
del Pan de Vida que el Divino Maestro
nos ofreció.
- Jose Luis Martín-
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El valor de la oración para la vida
¿Al final de cuentas, que significa la oración? ¿Qué quiere decir orar? Orar es un verbo directamente sacado del latín. Orare. Y orare, significa hablar. Todas las veces que hablamos, oramos. No es la sirga que los predicadores, los conferencistas son llamados de oradores. Y porque ellos oran, no están haciendo oraciones obligatoriamente, están hablando. ¿Y, porque llamamos de oración? Porque en ese caso estaremos hablando con nuestro Creador. Orar significara para nosotros, hablar con Dios. Y es tan importante hablar con Dios. ¿Pero, Dios no está en todas partes? ¿No está en nuestra intimidad y en la intimidad de las cosas? ¿Por qué hay necesidad de posicionarnos, para hablar con Dios? En verdad, Dios está en todas partes; Él es omnipresente. Dios sabe de todas las cosas. Él es omnisciente. No obstante, somos nosotros que tenemos necesidad de comenzar a buscar el contacto con Dios.
Nosotros tenemos necesidad de mejorar para ese gran encuentro en el estuario de la vida. Somos nosotros que, cuando oramos, aprendemos, poquito a poquito, a acercarnos a nuestro Creador, a presentarnos a Él, a identificar nuestra necesidad, identificar nuestra carencia, nuestro mal. Por causa de esto, aprendemos a orar. Es tan importante orar. Jesús Cristo cuando estaba entre nosotros en el mundo, nos dio lecciones importantísimas al respecto de la oración. Nos dice Él en dado momento: Cuando orares, no hagas como los hipócritas, que oran en las esquinas de las plazas, en medio de las calles, para que sean vistos por la multitud. Esos, ya obtuvieron su galardón. Entonces, Jesús Cristo nos está llamando la atención para que no tengamos el acto de orar, el exhibicionismo de los hipócritas. Ellos quieren gritar en la plazas, en las esquinas de las calles, pero no es porque desean hablar con Dios, ellos quieren recibir los elogios, por el modo como oraran como hablarán, como harán discursos.
Cuando Jesús Cristo propone que no hagamos como los hipócritas, es porque la oración tiene sentido cuando las cosas pasan en nuestra intimidad. La oración que verte por nuestros labios, precisa venir de nuestras entrañas. Por más simple que sea, por más sensible que sea, viene de nuestro íntimo. Entonces Jesús nos dice así: Cuando ores, entra para tu aposento y ora en secreto, una vez que el Padre que ve todo lo que pasa en secreto, te atenderá. Mis amigos, cómo es importante saber eso con Jesús. Como es importante tener esa conciencia cristiana de que las cosas verdaderas son aquellas que pasan en nuestra intimidad. Cuando Cristo nos pide de buscar nuestro aposente íntimo, no es el aposento físico, no es nuestra sala, nuestro cuarto de dormir obligatoriamente, es nuestro mundo íntimo. Cuando leemos el Evangelio de Lucas, en el capítulo VI, Jesús nos dice que las cosas buenas que el hombre habla proviene del buen tesoro de su corazón, como las cosas malas vienen del mal tesoro de su corazón. Ese corazón íntimo. Entonces, cuando propone orar en secreto, orar en lo íntimo, entrar para nuestro aposento, Él nos está diciendo la importancia de las acciones intimas, de las acciones de nuestro interior.
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La oración nos trae otra reflexión. ¿Cómo deberemos de orar? ¿Si es un gesto de nuestra intimidad, será que las posiciones exteriores nos ayudan a orar? Posiblemente no. No vale la pena pensar que, para que oremos, tenemos que estar de pie, sentados, de rodillas, echados. Las posiciones exteriores no interfieren en la grandeza de nuestra conversación con Dios. ¿Si tuviésemos por obligación que orar de rodillas, como podría orar de rodillas alguien que estuviese acostado, operado, con una enfermedad deforme y que no se puede arrodillar? Todo lo que no puede ser aplicado en todas las circunstancias, no pude ser una verdad Divina. La verdad Divina se aplica en cualquier circunstancia. Por causa de eso, vale la pena pensar que, para la oración no necesitamos de gestos exteriores. Podemos hasta hacerlo, pero eso no va a pesar en el contenido de nuestra oración.
Para hablar con Dios, no habrá ninguna necesidad de ropas especiales. Yo tengo que estar de rosa, de verde, de blanco, de azul, de negro. Nada de eso importa. Los pañuelos que usamos por fuera, no resuelven la cuestión de la sintonía de dentro. Para que oremos, necesitamos apagar la luz, encender la luz, colocar un fondo musical, ¿quitar el fondo musical? Nada de eso interfiere. Aunque, nada de eso confunde. Si el individuo se siente mejor orando con un fondo musical, que lo ponga. Si se siente mejor orando con luz escasa o con la luz apagada, ningún problema. Lo que tiene que ser importante, para quien ora, es su postura interior, es su actitud interior.
Se dice que arar es orar. Arar es el símbolo del trabajo en el campo. Entonces, la cuestión es que trabajar es orar. Imaginemos como ora un médico cuidando de su paciente, en la cabecera del enfermo, luchando con él en la tentativa de salvarle la vida, de devolverle la salud. La integración con los poderes Superiores de la vida es una oración. Imaginemos la oración de aquel hombre labrador, que pone la simiente en la tierra para que germine. Germinada, puede atender a la mesa y dar el pan a las personas. Con que unción aquel hombre coloca sus simientes en la tierra. Es la oración. Oración también es aquel esfuerzo de la profesora. De la primera profesora, aquella que toma al niño en sus primeros años, para abrirle la mente y retirarle de la oscuridad, darle claridad de raciocinio, presentándole al mundo, la vida, las cosas. Para que alguien se someta a ese esfuerzo de sacar agua de la piedra, tiene que ser alguien que ore. El trabajo de una profesora es un acto de oración, es un gesto oracional.
Nos encontramos en el trabajo de las madres, al educar a sus hijos, de los padres, al orientar su prole, el gesto oracional. Como sabemos que toda ocupación útil es trabajo, todas esas cosas maravillosas, que se realizan en nombre del bien, en beneficio de las criaturas, de la Humanidad, será un trabajo. Alguien que lea un buen libro, alguien que haga un alimento, que prepare un plato, alguien que ponga un café, que barra una casa, que cure a un enfermo, que defienda a un necesitado, que abogue la causa de los simples, alguien que planta, que coge, que vende. Todos eso trabajos, hechos honestamente, representan oración. Nuestro relacionamiento con Dios, nuestra posibilidad de salir de ese rincón de nuestra existencia, y ganarnos el mar abierto del amor Divino, puede ser conseguido a través de cosas simples: una pausa, un silencio íntimo, y nuestra emisión para Dios.
Como nuestros pensamientos son de origen electromagnético, naturalmente que nuestro pensamiento será elevado lo más alto que hayamos conseguido impulsarlo. Y es por causa de eso que verificamos la importancia y la belleza de orar. Abrir con esa llave los archivos Divinos, abrir con esa llave los arcanos de Dios y con ella, comulgar con Dios, salidos de nuestro suburbio de necesidades, para la gran metrópoli del amor de Dios.
Raúl Texeira
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¿CASUALIDAD O CAUSALIDAD?
Desde los primeros años de vida física y tomando conciencia de lo que vemos, empezamos a notar cuantas situaciones que viven nuestros hermanos y nosotros mismos, que van desde problemas físicos y psíquicos hasta situaciones morales que estremecen la razón.
Sin el conocimiento doctrinario, podríamos pensar que este es un mundo sin ninguna regla moral que establezca un límite en la conducta humana, ni siquiera hubiese tenido importancias la llegada de Jesús para transmitir las enseñanzas mayores de la vida.
Cuando nos pasan algunas cosas, que intuimos como una enseñanza, enseguida nos acordamos de Dios y le pedimos que nos ayude y por lo general ese acto solo se realiza cuando al ser, al espíritu tribulado, no le queda nada más que un aparente “milagro” se produzca.
Mientras tanto, los acontecimientos pasan, la vida, puede tornarse más difícil entre luchas, que en apariencia, no tiene sentido.
La fatalidad nos envuelve, las preguntan afloran en medio de un caos aparente y surge una serie de cuestionamientos, que van directamente a Dios en aquellos que creen; Dios ¿Me castiga siempre a mí? ¡Dios no existe porque si existiera esto no lo permitiría!. Pobre gente- ¡Dios es injusto! Y así un sin número de acotaciones que en apariencia podrían ser reales, si no estudiamos las leyes que rigen el universo entre ellas la de “Causas y efectos”.
La literatura espírita es muy rica explicando los resortes invisibles que mueven las falanges dentro de la encarnación y casos muy visibles, son la muestra de que algo, en el pasado hubo.
Amalia Domingo Soler, en el libro “HECHOS QUE PRUEBAN” , Kardec en el libro “EL CIELO Y EL INFIERNO Y LA JUSTICIA DIVINA” André Luiz en “ACCIÓN Y REACCIÓN” Todos estos autores muestran que son equivocaciones y que la reencarnación es una ley divina, de modo que cada espíritu que reencarna, trae consigo la carga espiritual de sus logros y errores del pasado.
Virtudes adquiridas, errores que generaron los más diversos desvíos de un camino venturoso y que posteriormente se deberá trabajar para alcanzar el rescate de esas faltas que otrora se cometieron. Las pasiones sin control, excesos de toda índole, los vicios, el egoísmo, el orgullo son los generadores de situaciones que desencadenan estados angustiosos, donde el delito o el crimen no pagarán su culpa si lo vemos bajo la óptica de la justicia terrena.
Madres que una vez desecharon a sus hijos, hoy lloran por tenerlos para pagar el abandono. El homicidio premeditado, el suicidio y, un sin número de equivocaciones, generan ante la justicia divina el compromiso de saldar la deuda a modo de “Eterno Aprendizaje”.
Por cada acto con repercusiones graves, hay tres acciones que se deben cumplir para obtener el olvido de la falta. Primero, El arrepentimiento, es el sentimiento que nos hace comprender el error. Segundo, la expiación de la falta, que significa pasar por algo similar, si no se trabaja, incluso desde el mundo espiritual, para evitarlo y Tercero la reparación del daño a la persona en cuestión, este último acto, hará posible el olvido de la falta.
Niños que nacen ciegos o sin extremidades acompañados de largas enfermedades ¿Qué mal han hecho? Hermanos que la vida solo les entrega contrariedades severas que generan en su ser, un mar de lágrimas que hablan de un por qué y que la intuición nos habla a través de nuestra conciencia y que nos dice ¡Hay un motivo! , para semejantes luchas. Suponer, vivir pensando en el mal hecho, sería una verdadera tortura y así por toda la eternidad, pero Dios en su grandeza infinita y Padre amoroso, nos da los recursos necesarios para pagar nuestras deudas y ser libres de ataduras encarnatorias. ¿Casualidad o causalidad? El razonamiento lógico junto a la Doctrina espírita, mostrará la verdad de los hechos en base a testimonios recogidos
No puede haber acontecimientos que la nada genere, pues la nada es la nada, por ende la nada no genera consecuencias de nada. Esto quiere decir que un principio inteligente, nos agita y es nuestro espíritu inmortal. generador de las vicisitudes de la vida.
Pasarán siglos en que veremos acontecimientos dolorosos, incluso seremos los actores principales, pero sabremos que existe una causa que ha generado un efecto que debe restablecerse para que el progreso legítimo no se detenga. Podemos preguntarnos. ¿Cómo saber cuándo nos equivocarnos? Después de largas luchas y segados por el orgullo, entenderemos que el verdadero camino, son las enseñanzas de Jesús de Nazaret, quien vino a la Tierra en carne y hueso a dar enseñanzas universales de cómo vivir practicando la ley primera “Amarás a Dios con por encima de todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo.
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LA MUERTE
Como todos sabemos aparentemente, la
muerte parece suponer la total extinción de la vida física y
orgánica de nuestro cuerpo carnal.
Según
nos señalan los instintos, nuestra conciencia y lo que nos vienen a decir los
postulados religiosos, la muerte no supone en absoluto la extinción total del
Ser en la nada, pues este no se extingue con la materia que le acompaña en esta
vida, porque el Ser espiritual está constituido por una energía que no es generada por la materia y sigue siempre existiendo, con
ella o sin ella, aunque depende de ella para su manifestación y
desenvolvimiento en nuestro Plano
físico, tal como lo hace mediante el
pensamiento, la inteligencia, los sentimientos y las emociones; todas estas
propiedades no las produce la materia, sino que viven y se manifiestan en ella y
después de la muerte del cuerpo físico precisamente porque no son materia.
Ciertamente existen evidencias de que
estas funciones del alma siguen existiendo fuera de la materia.
La muerte es un fenómeno tan natural
como la propia vida , y como podemos observar, en la Naturaleza la Vida
continúa y se renueva constantemente a
sí misma por medio de la muerte.
Continuamente vemos como cada día mueren miles y miles de seres, mientras al mismo tiempo nacen a la vida otra
multitud.; y esto sucede hasta con las propias células del organismo físico,
que se renuevan sin cesar, y con el propio Ser humano. Vemos como la vida
orgánica es un continuo nacer y morir para
volver a nacer. Es la rueda de la Vida que no cesa
Los Seres humanos somos naturalmente
cobardes ante lo desconocido, por lo que solemos evitar la idea de la muerte, y
no queremos ni siquiera pensar en ello; sin embargo esta experiencia
irremediablemente la vamos a pasar todos
algún día.
Todo el mundo tiene su particular
versión de lo que es y de lo que significa la muerte, y cada cual se lo explica
según sus particulares conceptos religiosos o filosóficos, pero siempre dentro
de una constante humana : la muerte siempre
se ve como algo indeseable y hasta
terrible, triste y trágico que nos espera a todos al final del camino de esta
vida.
La ignorancia popular dice que jamás
ningún muerto regresó de su tumba para contar si sigue vivo y cómo le va, pero
sin embargo muchas personas podemos aseverar categóricamente que eso no es cierto, pues desde los albores de los tiempos,
siempre ha existido la mediumnidad y la
presencia en todas las sociedades y pueblos, de magos, brujos y sibílas , que no eran sino médiums y demostraban la existencia del espíritu humano
tras la muerte, comunicando con ellos y creando la evidencia de su
existencia inmaterial y a estos Seres inmateriales se les llamó
“daimons”, ángeles o genios. Sin
embargo, a pesar de las permanentes posiciones de escepticismo, los humanos
en el fondo de nuestra conciencia
siempre hemos necesitado creer en la continuidad de la vida después de
la muerte, por lo que hemos plasmado en nuestros conceptos religiosos las ideas
de esa vida en forma de un infierno para
castigo de los malvados, o de un paraíso para premiar a los buenos..
Siempre existieron y existen los “ nihilistas”, quienes creen sinceramente y de buena fe que tras la muerte
no hay nada, por lo que afirman que toda experiencia humana termina con la
muerte y después... la nada, ( ¡ qué triste perspectiva !), y en casi
todos los casos, muchas personas, sean religiosas o no lo sean, consideran
la muerte como una barrera infranqueable hacia un más
allá desconocido; un misterio profundo que separa para siempre a vivos y a
muertos.
Como ya hemos visto, los Seres humanos
además de tener un cuerpo de naturaleza animal, somos esencialmente
individualidades de energía inteligente; cada uno somos el YO que está en lo más íntimo de nuestra
conciencia humana, y este Yo es el que tiene
en nosotros voluntad propia,
siendo capaces de sentir y razonar, e
incluso de influir y alterar la materia
que nos rodea, la de nuestros cuerpos, y hasta la de los cuerpos de
otros seres.
Cuando observamos un cadáver, vemos que
es una figura humana inerte; como un
objeto vacío de aliento y vida, de modo que aquello que antes fue un Ser
humano, dotado de sentimientos, pensamientos y emociones, ya no lo es después de experimentar la
muerte; es solamente una figura de materia que apenas parece un muñeco de cera
que nos recuerda al personaje que se fue, pero, ¿ a dónde fue?; ¿ en dónde
quedaron estos atributos (sentimientos, simpatía, inteligencia, emociones,
etc.), que se manifestaban en aquél mismo cuerpo cuando aún respiraba?. Ante la presencia de un cadáver, solo podemos
ver si acaso un despojo, un resto, un
cascarón vacío; solo materia.
El
cadáver en cuestión, cuando era un Ser humano, vivo, además de moverse,
gesticular, hablar, etc, también tenía inteligencia, personalidad,
sensibilidad, sentimientos, reacciones; eso que en su conjunto llamamos Vida o
Alma, y que por algún motivo o circunstancia se fue de ese cuerpo y lo abandonó
para siempre, pero ¿ que pasó con el Ser que lo ocupaba o con su esencia?, ¿ dónde queda ahora ....?.
Tal vez esa presencia corporal humana carente de
vida que ya no late, ni tampoco
se manifiesta más en él; ese Yo
Superior, con todos sus atributos que siendo reales, no son
nada material ni tangible, pero
que formaban parte de lo que él era en vida, lo que conocemos como la
personalidad, conformaban su Alma viva.
Esto precisamente es lo que
provoca la repulsión y escrúpulos de tanta gente cuando se está ante la presencia de un cadáver : la ausencia de ese
Alma.
La energía que lo animaba y le daba
todos los atributos de la Vida, no ha podido desvanecerse en la nada, porque
esa energía, al igual que cualquier otra manifestación de energía, no nace ni
muere, como afirma el postulado de Física, sino que se transforma. En el caso
del espíritu humano, esta transformación consiste en haberse liberado de la
materia de su cuerpo y seguir existiendo en otra dimensión inmaterial.
Si partimos de la premisa de admitir, por tanto, que debe existir alguna
forma de vida mas allá de lo que es
tangible y palpable, podemos buscar
explicaciones y llegar a conclusiones en
base a datos aportados a diario por
las mediumnidades ,que canalizan y
permiten manifestarse a Seres que
desencarnaron en diferentes épocas y lugares, relatando ellos mismos su
experiencia de la muerte, y demostrando
a su vez, que de algún modo continúan existiendo.
Aunque sean pruebas subjetivas para
admitir otra forma de existencia después
de la muerte, no significa por esto que sean irreales. También nos podemos
apoyar en las llamadas “experiencias fuera del cuerpo físico “, de muchos casos
de personas que después de sufrir una
muerte clínica por cualquier motivo, se les ha reanimado y han vuelto a la
vida, conservando después, en algunos casos,
los recuerdos de esa situación que vivieron durante ese trance, siendo
comunes muchos de los factores y los detalles que aparecen en estos relatos
de todos estos casos de personas
inconexas entre ellas.
Cuando las experiencias en el umbral de la
muerte, se han centrado en niños, estos han dado un testimonio de más valor que
el que dan las personas adultas ante la misma experiencia, debido a que ni sus
mentes ni sus creencias están todavía influenciadas por preconceptos religiosos
o filosóficos preestablecidos por los adultos.
Cuando se habla de muerte, hay que matizar
que la muerte orgánica que afecta solamente
a la parte corporal del ser humano, con su consiguiente y posterior disgregación, supone la desencarnación del Ser espiritual que daba
vida a toda la maquinaria física, y cuando hablamos de desencarnación, nos
referimos solamente al Espíritu que “desencarna” y abandona la materia cuando se cortan los lazos
vitales que le unen a ella. Quiero significar con esto, que se puede
morir ( el cuerpo) y no haber desencarnado todavía. Muchas veces la
desencarnación se produce seguidamente después de la muerte, con más o menos tiempo de por
medio. Esto justifica la recomendación de dejar pasar al menos 72 horas antes de
enterrar o de incinerar el cadáver,
porque antes de ese tiempo, podría ser que tal vez haya muerto la persona, pero
que no haya desencarnado por completo su
Espíritu.
- Jose Luis Martín-
“A
medida que el hombre comprende mejor la vida futura, el temor a la muerte
disminuye. Pero al mismo tiempo comprende mejor su misión en la Tierra y espera
su fin con más calma, resignación y sin temor”
Allan Kardec-(El
Cielo y el Infierno)
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