INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Transición después de la muerte
2.- Lecciones de vida en la sala de necropsias
3.- Relaciones de ultratumba
4,. Las obligaciones que impone el Espiritismo
******************************
TRANSICIÓN DESPUÉS DE LA MUERTE
En primer lugar hemos de hacer una distinción clara, a la luz del conocimiento espiritual, entre la muerte y lo que es, en sí, la desencarnación. La muerte es el fin de la actividad biológica del cuerpo; a partir de ese momento, el organismo comienza su proceso natural de descomposición como ocurre con todos los seres. Esto último se inicia en el momento en que se rompe el denominado lazo fluídico o cordón de plata, nexo de unión entre la materia y la parte espiritual o semimaterial.
La desencarnación es otro proceso distinto, muy vinculado, lógicamente, a la interacción entre el cuerpo y el periespíritu. Depende de otros factores que facilitan o complican su proceso de ruptura total.
Para poder continuar con claridad, hemos de explicar una vez más la trilogía del ser humano, muy importante para comprender la inmensa mayoría de los fenómenos que encierran la vida del ser. Por un lado, la parte más visible y hasta grosera que es el cuerpo humano o biológico. Por otro lado está el espíritu, que es el principio inteligente individualizado, la chispa divina latente en él. Y finalmente se encuentra el periespíritu, que es el cuerpo intermedio, semimaterial que une a ambos. Este último no se separa ni antes ni después de la muerte. Su forma es idéntica a la del cuerpo físico.
Durante el proceso de desencarnación, el fluido periespiritual se desprende poco a poco de todos los órganos.
(*) “Solamente la separación es completa cuando no queda un solo átomo del periespíritu unido a una molécula del cuerpo”.
El párrafo anterior es clave. La desencarnación es totalmente efectiva cuando ya no existe ningún nexo de unión entre los dos cuerpos, el periespiritual y el material, aunque este último haya comenzado su proceso normal de descomposición.
“La sensación dolorosa que experimenta el alma depende de la suma de puntos de contacto que existan entre el cuerpo y el periespíritu, y de la mayor o menor dificultad o lentitud que ofrezca la separación”.
Aquí entramos en aquello que más nos preocupa, el dolor durante el trance de la muerte. De esto nos vamos a ocupar a continuación.
Grosso modo, existen cuatro posibilidades o alternativas con respecto al proceso de desencarnación, como muy bien nos lo explica detalladamente la segunda parte, capítulo I, titulado La Transición, de la obra EL CIELO Y EL INFIERNO, escrita por Allan Kardec.
- La primera posibilidad sería cuando el periespíritu está desprendido del cuerpo en el momento de la extinción de la vida orgánica; en ese caso, el alma no siente absolutamente nada.
- La segunda posibilidad, totalmente opuesta a la anterior, sería cuando el nexo de unión entre cuerpo y periespíritu fuese muy fuerte; en tal caso, la ruptura sería abrupta, difícil y dolorosa para el alma; a modo de desgarramiento entre las dos partes.
- La tercera sería cuando la unión es muy débil, en ese caso, tan solo un pequeño esfuerzo será suficiente para romper definitivamente los lazos que los unen.
- Y por último, la cuarta, cuando con el cese de la vida orgánica todavía existen muchos puntos de conexión entre el cuerpo y el periespíritu, la separación resulta difícil y muy dolorosa; hasta incluso llegar a sentir y sufrir el proceso de descomposición hasta que el fluido periespiritual se haya desprendido totalmente de todos los órganos del cuerpo.
En resumen, como hemos visto hasta ahora, el sufrimiento será mayor o menor en función de la fuerza cohesiva que exista entre los dos cuerpos, el material y el semimaterial.
Durante el proceso de la muerte el alma sufre un entorpecimiento que paraliza sus facultades y que anula en cierto modo sus sensaciones. A ese estado se le denomina turbación.
La turbación es un estado normal en los procesos de muerte. Su duración depende del grado de clarificación que el alma sea capaz de alcanzar; es como el despertar de un sueño profundo. Su estado de confusión o embotamiento se va diluyendo en la medida en que se esclarece; esto varía mucho de unos casos a otros, de la mayor o menor espiritualidad adquirida.
“El estado moral del alma es la causa principal que influye sobre la mayor o menor facilidad del desprendimiento”.
El estado moral es la clave, fundamental. Aquellas personas que han vivido por y para la vida material, y que además han estado cargadas de pasiones y vicios, se encuentran, en el momento de abandonar el mundo material, con un fardo demasiado pesado del que es difícil desprenderse. No estamos hablando de religiosidad o de tradiciones, sino de una disposición y actitud mental equilibrada que le haya predispuesto a identificarse con la vida del espíritu. Es decir, a hacer el bien, a ser moderado de costumbres, a respetar al prójimo; a ser desprendido de las cosas materiales para darles el valor que les corresponde, como una herramienta útil si se utiliza correctamente.
En la misma obra EL CIELO Y EL INFIERNO, en la cual se basa este artículo, encontramos en su segunda parte gran cantidad de testimonios recogidos mediúmnicamente que reflejan el estado del espíritu dependiendo de sus circunstancias personales. Según fueron sus vidas en el plano físico, así se encuentran al despertar a la verdadera realidad espiritual.
Por otro lado, el género de muerte también influye en la manera en que el espíritu se desprende de su cuerpo físico, así como las sensaciones y circunstancias que lo envuelven posteriormente.
En la muerte natural, bien por edad o enfermedad, la separación suele ser gradual. Pero aquí también influye de una forma determinante el estado espiritual del ser. Si sus pensamientos son elevados, desprendidos de las cosas materiales, el trance entre las dos vidas suele ser muy ligero; apenas unas pequeñas conexiones muy débiles sostienen la unión entre cuerpo y alma. Solo un pequeño percance fisiológico es suficiente para romper esos lazos, ya de por sí muy frágiles.
En el ser humano sensual, apegado a las cosas y preocupaciones materiales, el trance suele ser difícil y doloroso. Una lucha se establece entre la naturaleza biológica que trata de finalizar su ciclo y una oposición fuerte por parte del espíritu que no está dispuesto a ceder. Las convulsiones de la agonía son muchas veces el testimonio vivo de esa clase de lucha imposible.
Incluso con la llegada de la muerte biológica, la turbación continúa. Siente que sigue vivo pero no sabe en qué plano se encuentra.
“El espíritu se apega tanto más a la vida cuanto nada ve más allá de ella”.
Durante la muerte violenta, la vida orgánica con todo su vigor se detiene de repente. La separación del periespíritu se inicia a partir de ese momento en casi todos los casos, pero, como hemos visto anteriormente, no se realiza de forma instantánea.
El espíritu sorprendido por su nueva situación no toma conciencia de inmediato, puesto que comprueba que sigue teniendo un cuerpo idéntico al anterior, pero se trata de un cuerpo fluídico. Intenta comunicarse con las personas que tiene alrededor, pero no le hacen caso y tampoco le contestan a las preguntas que les formula. Esto le produce confusión y disgusto en un primer momento.
En estos casos, como en los anteriores, el grado de elevación moral y de desprendimiento hace que la situación se resuelva favorablemente de una manera rápida y sin sobresaltos, o que ocurra todo lo contrario, un trance doloroso y difícil que se puede prolongar por mucho tiempo.
En los suicidios la situación suele ser mucho más grave. El cuerpo retiene al periespíritu, y le transmite todas sus convulsiones al alma. Una situación lamentable de la que cuesta mucho salir.
En conclusión, podemos decir que la conducta humana, los pensamientos e incluso el conocimiento sobre el porvenir son palancas que facilitan sobremanera ese trance natural que todos, sin excepción, debemos de vivir algún día.
“Para que la humanidad se esfuerce por su propia purificación, reprimiendo sus malas inclinaciones y dominando sus pasiones, es necesario conocer las ventajas del futuro”.
La oración es un antídoto muy efectivo; es un torrente poderoso de esperanza y auxilio que alivia, esclarece y facilita el tránsito a aquellas almas que ya dejaron su cuerpo físico y que precisan adaptarse a su nueva situación para continuar su proceso de elevación, de crecimiento espiritual en dirección a la perfección.
José Manuel Meseguer- Amor, Paz y Caridad.
***************************
LECCIONES DE VIDA EN LA SALA DE NECROPSIAS
Cuando los cadáveres llegan a la necropsia, llegan con las ropas con las que murieron, y el trabajo del especialista es desnudarlo para iniciar la necropsia.
Muchas veces, los fallecidos llegan con las expresiones faciales que tuvieron en el último momento ( miedo. tranquilidad, rabia, tristy a)a veces hasta con lágrimas en los ojos.
Los médicos forenses dan una explicación científica conforme a lo exigido por su trabajo, pero yo, a partir de experiencias personales tuve que combinarlas con mis creencias científicas.
.
Todos pensamos que nos iba a dar una solución técnica, científica, médica o profesional, pero.. ¡ ohhh ! ¡sorpresa!.
Bien, ante esto, nos quedamos temblando, cuando vimos que el cadáver, que había sido enterrado hacía 3 semanas, comenzó a ablandarse, de modo que vestirlo fué muy fácil.
Lo dejamos en posición tendido de espaldas y su rostro cambió, pareciendo estar en calma.
-Blog de Bruno Tavares-
***********************
RELACIONES DE ULTRATUMBA
274 – Los diferentes órdenes de Espíritus, ¿establecen entre sí jerarquías de poderes ¿Existe entre ellos subordinaciones y autoridad?
– Sí, y muy grande. Unos Espíritus tienen sobre otros una autoridad relativa a su superioridad, la cual ejercen por un ascendiente moral irresistible.
– Los Espíritus inferiores, ¿pueden substraerse a la autoridad de los que le son superiores?
– Hemos dicho: irresistible.
275 – El poder y la consideración del que disfrutó un hombre en la Tierra, ¿le dan supremacía en el mundo de los Espíritus?
– No; porque los pequeños serán ensalzados y los grandes humillados. Lee los salmos.
– ¿Cómo debemos entender esa elevación y humillación?
– ¿No sabes que los Espíritus pertenecen a diferentes órdenes según sus méritos? ¡Pues bien! El potentado de la Tierra puede ocupar la última categoría entre los Espíritus, mientras que su servidor puede estar en la primera. ¿Comprendes esto? ¿No dijo Jesús: “Todo el que se humille será elevado y todo el que se eleve será humillado?”
276 – El que era grande en la Tierra y se encuentra en situación de inferioridad entre los Espíritus, ¿siente por ello alguna humillación?
– Con frecuencia, muy grande, sobre todo si era orgulloso y envidioso
277 – El soldado que después de la batalla encuentra a su general en el mundo de los Espíritus, ¿le reconoce aún como su superior?
– El título nada significa; la superioridad real lo es todo.
278 – ¿Están mezclados los Espíritus de diferentes órdenes?
– Sí y no, es decir, se ven, pero se distinguen los unos de los otros. Se evitan o se aproximan según la analogía o la antipatía de sus sentimientos, como sucede entre vosotros. Forman un mundo del cual el vuestro es apenas un reflejo obscurecido. Los Espíritus de la misma categoría se reúnen por una especie de afinidad y forman grupos o familias de Espíritus unidos por la simpatía y por el objetivo que se han propuesto: los buenos por el deseo de hacer el bien, los malos por el deseo de hacer el mal, por la vergüenza de sus faltas y por la necesidad de encontrarse entre seres semejantes a ellos.
Tal como en una gran ciudad donde los hombres de todas las categorías y de todas las condiciones se ven y se encuentran sin confundirse; donde las sociedades se forman por analogía de gustos; donde el vicio y la virtud conviven sin relacionarse.
279 – ¿Tienen todos los Espíritus acceso recíproco, pudiendo ir unos con otros donde quieran?
– Los buenos van a todas partes, y preciso es que así sea, para que puedan ejercer su influencia en los malos. Pero las regiones habitadas por los buenos están vedadas a los Espíritus imperfectos,con el fin de que no puedan llevar a ellas la perturbación de sus malas pasiones.
280 – ¿Cuál es la naturaleza de las relaciones entre los Espíritus buenos y los malos?
– Los buenos se empeñan en combatir las malas inclinaciones de los otros, con el fin de ayudarles a ascender. Es una misión.
281 – ¿Por qué se complacen los Espíritus inferiores en inducirnos al mal?
– Por envidia de no tener méritos de estar entre los buenos. Su deseo no es otro que impedir, tanto como puedan, a los Espíritus inexpertos el llegar al bien supremo. Quieren que los otros sufran lo mismo que ellos. ¿No observáis lo mismo entre vosotros?
282 – ¿Cómo se comunican entre sí los Espíritus?
– Se ven y se comprenden. La palabra, reflejo del Espíritu, es material. El fluido universal establece una comunicación constante entre ellos, pues aquél es el vehículo de la transmisión del pensamiento, como para vosotros el aire es el vehículo del sonido; una especie de telégrafo universal que enlaza a todos los mundos y permite a los Espíritus la mutua correspondencia de un mundo a otro.
283 – ¿Pueden los Espíritus simularse mutuamente sus pensamientos y ocultarse unos de los otros?
– No, para ellos todo está al descubierto, sobre todo a los que son perfectos. Pueden alejarse, pero siempre se ven. Sin embargo,esta no es una regla absoluta, pues ciertos Espíritus pueden perfectamente hacerse invisibles a otros Espíritus, si consideran útil hacerlo así.
284 – ¿Cómo los Espíritus, no teniendo cuerpos, pueden evidenciar su individualidad y distinguirse de los otros seres espirituales que los rodean?
– Constatan su individualidad por medio del periespíritu que los constituye en seres distintos unos de otros, como el cuerpo entre los hombres.
285 – ¿Se conocen los Espíritus por haber vivido juntos en la Tierra? ¿Reconoce el hijo al padre y el amigo a su amigo?
– Sí, y así de generación en generación.
– ¿Cómo se reconocen en el mundo de los Espíritus los hombres que se conocieron en la Tierra?
– Vemos nuestra vida pasada y leemos en ella como en un libro, y viendo el pasado de nuestros amigos y de nuestros enemigos, vemos su paso de la vida a la muerte.
286 – Dejando el alma sus despojos mortales, ¿ve inmediatamente a sus parientes y amigos que la precedieron en el mundo de los Espíritus?
– Inmediatamente no es siempre la palabra; pues como os dijimos, necesita cierto tiempo para reconocerse y sacudir el velo material.
287 – ¿Cómo es acogida el alma a su regreso al mundo de los Espíritus?
– La del justo, como a un hermano muy amado, a quien de mucho tiempo se esperaba; la del perverso, como un ser que se equivocó.
288 – ¿Qué sentimiento experimenta un Espíritu impuro cuando llega otro Espíritu malo?
– Los perversos quedan satisfechos en ver seres semejantes privados de la dicha infinita; como sobre la Tierra, un bellaco entre sus iguales.
289 – ¿Salen a veces a nuestro encuentro nuestros parientes y amigos, cuando dejamos la Tierra?
– Sí, salen al encuentro del alma que estiman; la felicitan como al regreso de un viaje, si se libró de los peligros del camino, y la ayudan a desprenderse de los lazos corporales. Es un privilegio para los buenos Espíritus cuando los que estiman vienen a su encuentro,al paso que es un castigo para el impuro el que permanezca en el aislamiento, o rodeado únicamente por los que le son semejantes.
290 – ¿Los parientes y amigos se reúnen siempre después de la muerte?
– Esto depende de su elevación y del camino que siguen para su progreso. Si uno está más adelantado y camina más aprisa que el otro, no podrán estar juntos; podrán verse a veces, pero sólo podrán estar reunidos para siempre cuando puedan alcanzar la igualdad en la perfección. Así la privación de ver a sus parientes y amigos es a veces un castigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario