domingo, 27 de septiembre de 2020

El espírita ante la homosexualidad

     INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Asignatura pendiente

2.- Amigo

3.- Planificación pre-reencarnatoria

4.- El espírita ante la homosexualidad

5.- Aquel momento





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     ASIGNATURA PENDIENTE

             
Hace un año aproximadamente escribí un artículo titulado Educación para la muerte, alusión al miedo que, en general, experimenta el espíritu encarnado a la hora de desencarnar; un miedo causado por el desconocimiento de lo que es, en verdad, lo que llamamos muerte. Esa es una asignatura pendiente de los seres encarnados: asignatura olvidada voluntariamente por el miedo a lo desconocido; como si dejándola escondida pudiera llegar a desvanecerse, desapareciendo. Pero ese olvido voluntario no la hace desaparecer, y de cuando en cuando nos asalta, como por ejemplo en este caso, por el cual he vuelto a reincidir en el tema.

A propósito de esta terrible crisis sanitaria que sufrimos a causa del virus que tantas vidas se ha cobrado, un querido amigo me confesaba su miedo, no tanto al virus en sí, sino a lo que pudiera acontecer después de la muerte; aún más, cuando siempre había negado que existiera ese después. Esto es, por tanto, la falta de preparación e información, esa información que, aun a nuestro pesar, con el transcurso de los años vamos a recibir.

Cuando al pasar los años el vigor de nuestro cuerpo nos abandona; cuando las fuerzas físicas se agotan; que se llega a la vejez y con ella la evidencia de que, más tarde o más pronto, deberemos partir, nos damos cuenta de que aquello que quisimos ignorar es más que evidente, y entonces nos envuelven los miedos ante tal evidencia. Vamos a morir y lloramos nuestra muerte.

¿Cómo podemos despojarnos del miedo? ¿O, mejor aún, no llegar a sentirlo?, preguntaba el querido amigo.

-Educación para la muerte.

Aprender, y más tarde enseñar, que somos algo más que un cuerpo; que a ese cuerpo lo anima una fuerza a la que llamamos alma o espíritu, y que procede de un mundo al cual deberá regresar, lo que le da el carácter de inmortalidad.

Enseñar y aprender que el paso por la Tierra de esa alma es un proyecto de trabajo que debe realizar dentro de un número de años que, evidentemente, ignoramos, pero que tendrán su cumplimiento (como quien se embarca para hacer un crucero, y acabado el viaje debe abandonar la nave).

Aprender que, cuando, nos miremos a nosotros mismos, comprendamos que, efectivamente, lo que vemos es materia; hermosa, pero perecedera. Hermosa porque es una composición divina, y todo lo que es divino es hermoso. Y perecedera porque fue hecha para albergar a lo que realmente somos: Espíritu, y este es quien tiene que hacer el trabajo, y la materia es su herramienta.

El espíritu es, pues, creación de Dios, y es creado inmortal; el trabajo a realizar es colmarse de virtudes y valores morales para acreditar su condición de inmortal. A la herramienta le es concedido un tiempo que el espíritu debe saber aprovechar; y cuando la herramienta, cumplido su tiempo se deteriore y agote, abandonarla con determinación, pero con respeto; no olvidemos que es una composición divina. Y entonces, cuando el alma deba partir, no tendrá miedo, porque habrá aprendido desde el comienzo el porqué ha encarnado y cuál es su destino final. Quizá llore, pero su llanto tendrá otro significado: será similar al llanto del cisne, tal y como nos lo relata Sócrates poco antes de verse obligado a beber la cicuta:

Los cisnes, cuando sienten que van a morir, cantan mejor que antes; con la alegría de ir a reunirse al dios a quien sirven. Pero los hombres, con el temor a la muerte, calumnian a los cisnes diciendo que lloran su muerte y que cantan de tristeza… prevén los bienes de que van a gozar en la otra vida… (Sócrates, en Diálogos, de Platón, página 101).

Aprendamos, pues, a morir igual que los cisnes, pues nuestro final es la eternidad. Solo se extingue la materia.

 Mª Luisa Escrich - Amor, Paz y Caridad.

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                              AMIGO

                                    

Un profesor preguntó, una vez, a uno de sus alumnos cuál era el significado de la palabra amigo.
El niño no supo, de pronto, responder.
Se quedó, por algunos momentos, en silencio y, por fin, repitió la palabra amigo separando despacio las sílabas
El profesor, sin embargo, insistió: ¡Vamos! Responde. ¿Qué significa la palabra amigo?
Al cabo de dos o tres minutos, entonces el joven respondió:
- Pienso que amigo es una persona que nos conoce perfectamente, sabe de nuestra vida y, a pesar de todo, todavía nos quiere muy bien!
- ¡Bravo! - exclamó el maestro - he aquí una respuesta que me parece simple y perfecta! ¡Uno de los tesoros más preciosos en la vida es la buena amistad! - terminó diciendo con vibración.
"La amistad redobla las alegrías y reparte las penas en dos mitades.
La amistad es un rayo de sol que ilumina la vida. No hay rostro por más imperfecto, ni espíritu por más sufriente, que un relámpago de la verdadera amistad no pueda hacer encantador.
La amistad es un sentimiento raro; sólo son capaces de sentir a los que son capaces de inspirarle. "
He aquí las palabras del escritor Malba Tahan, elevando a la sublimidad este bucle bendito que nos une al prójimo.
Tal vez sólo el arte, tocado por el condón de la espiritualidad, pueda traer en versos pronunciables, lo que la amistad significa para el espíritu.
Es un poema de autor desconocido:
"Puede que un día dejemos de hablarnos.
Pero mientras haya amistad,
Haremos las paces de nuevo.
Puede que un día pase el tiempo.
Pero si la amistad permanece,
Uno del otro ha de recordarse.
Puede que un día nos alejemos.
Pero si somos amigos de verdad,
La amistad nos reaproximará.
Puede que un día ya no existamos.
Pero si aún queda amistad,
Naceremos de nuevo, el uno para el otro.
Puede que un día todo termine.
Pero con la amistad construiremos todo de nuevo,
Cada vez de una forma diferente,
Siendo único e inolvidable cada momento que juntos vivimos, y nos acordar para siempre.
La dádiva de un corazón amigo es siempre acogida con benevolencia.
Tener amistad es tener corazón que ama y esclarece, que comprende y perdona, en las horas más amargas de la vida.
La amistad pura es una flor que nunca se desvanece.
Tal vez fue por eso que el filósofo francés Voltaire dijo:
Todas las glorias de este mundo no valen un amigo fiel.

- Fabián Máximo de Cristo-

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  PLANIFICACIÓN PRE-

     REENCARNATORIA

                             


El nacimiento, así como la muerte, forman parte de la Vida, pero no son la Vida al completo. Esta precede al nacimiento y continúa después de la muerte física. Es por ello que entender la complejidad de la Vida, su origen y manifestación, ha sido siempre un reto para la espiritualidad, las religiones y la ciencia.

Todavía hoy, a pesar del adelanto tecnológico y el desarrollo intelectual, sigue siendo un gran misterio para la ciencia saber cómo y por qué aparece la Vida en el Universo Físico y en los seres que lo habitan. En el caso de la espiritualidad hace tiempo que ha sido resuelta la incógnita de distintas maneras. Sin embargo, es coincidente en los principios espirituales de todas las religiones y filosofías espiritualistas atribuir el origen y aparición de la Vida a una Mente Inteligente, a un Ser Superior al que llamamos Dios y que para cada corriente de pensamiento tiene sus propias características o atributos.

La filosofía espírita de Allán Kardec presenta sus principios de inmortalidad del alma y de la aparición de la Vida, atribuyendo su origen a una “Causa Primera e Inteligencia Suprema” que llamamos Dios, y que es espíritu y no materia. Admitiendo que la Vida tiene un propósito y un sentido, y que el Universo se rige por leyes perfectas con un significado profundo, la Filosofía Espírita nos ayuda a desentrañar ese sentido con lucidez, claridad y razonamiento escrupuloso capaz de resistir objeciones y rebatir argumentos contrarios al mismo.

La Vida del espíritu o alma es inmortal, pues su naturaleza es espiritual, no material, y el sentido de la Vida no es otro que el progreso de esta Alma creada por Dios con sus propios atributos latentes, como una semilla que ha de ir desarrollandose a través de múltiples experiencias en la carne mediante la Ley de la Rencarnación.

Admitido este principio como básico en la evolución del ser humano, cada vez que venimos a la Tierra no es la primera, hemos venido muchas veces para intentar seguir progresando y creciendo en inteligencia y moralidad. Por ello, una vida en la Tierra no es debida al azar sino a una planificación escrupulosa que el Alma realiza antes de volver para delinear una serie de experiencias que le ayuden a corregir errores y progresar cada vez más a través de las experiencias que la propia vida nos presenta.

“La existencia humana no es accidental, y en el plano espiritual la justicia es aplicada diariamente  obedeciendo al alto designio de “a cada cual según sus obras” Chico Xavier – Libro: Misioneros de Luz – Cap. XII-XIV

Las apariencias engañan, y con notable frecuencia vemos vidas de dolor que a priori pueden parecernos actos de injusticia, pero este aspecto no se contempla en las Leyes Espirituales que rigen el proceso evolutivo del espíritu. La Justicia Divina es infalible, y otorga a cada cual según sus obras, no importa que estas hayan sido efectuadas en vidas anteriores; todo el mundo recoge lo que siembra, en el plano físico con un cuerpo o en el espiritual cuando traspasamos el umbral de la muerte.

Es por ello que tiene tanta importancia la planificación pre-encarnatoria que los espíritus realizan antes de encarnar. En ella se estudian no solo quiénes serán nuestros padres o hermanos, sino también el lugar, las condiciones socioeconómicas, el momento adecuado, etc. Todo ello para favorecer el buen fin de la experiencia terrena que ha de permitirnos rescatar deudas contraídas o fortalecer nuestra personalidad con pruebas que nos capaciten para seguir creciendo y perfeccionando nuestra propia Alma.

Un elemento esencial es la manera en como llevemos adelante nuestra vida, si, por ejemplo, somos cuidadosos con nuestro cuerpo o lo sometemos a pasiones y vicios descontrolados que terminan por enfermarlo y debilitarlo. La responsabilidad es siempre nuestra, y las consecuencias de nuestros actos, al poseer libre albedrío, deberemos afrontarlas antes o después.

(“Aquellos que usan el cuerpo físico como un fiel operario que cumple su trabajo espiritual de forma leal y productiva, podrán escoger a voluntad su cuerpo en futura reencarnación cuando regresen en misiones de amor e iluminación”
Chico Xavier – Libro: Misioneros de la Luz)

El cuerpo es el “Templo del Espíritu”, como bien dijo un sabio de la antigüedad, y no debemos ejercer ningún maltrato ni violencia contra él, ni la del asceta que se martiriza para purgar sus faltas ni la de los que se abandonan a placeres o vicios destructivos como las drogas o el alcohol, que terminan por acelerar su propia destrucción física y deterioro.

Una vida en la Tierra no es fácil de conseguir, son muchos más quienes la solicitan de los que pueden encarnar. Por ello, representa una oportunidad de oro para el progreso del alma siempre que se sepa aprovechar, cuanto más mejor. Lamentablemente, el olvido del pasado condiciona de alguna forma el cumplimiento de los compromisos adquiridos. Pero este olvido temporal, del que hablaremos con detalle en un artículo dedicado a ello, es necesario, pues son más los inconvenientes que las ventajas que supondría conocer nuestros actos delictuosos del pasado y los de los demás. Sería dificilísimo ejercer el desarrollo del perdón por aquellos que nos agredieron o respecto a los que perjudicamos, y que con frecuencia vendrán en nuestra familia carnal a resarcir los errores cometidos, amparados por la ignorancia de lo que nos hicimos unos a otros.

Por ello, una planificación pre-encarnatoria acertada es imprescindible para el buen hacer del espíritu encarnado, aunque no es garantía de acierto; ayuda, pero no determina. A mayor evolución y progreso, el espíritu tiene en el espacio mayor capacidad para elegir sus propias pruebas y circunstancias en la vida que debe enfrentar. Siempre está ayudado y asesorado por otros espíritus familiares y amigos que le aconsejan lo mejor para su trayectoria de progreso, aunque para ello sea necesario superar dolorosas pruebas y sufrimientos, merecidos o solicitados, para fortalecer nuestro espíritu y depurar nuestras faltas.

En el caso de la planificación espiritual antes de encarnar siempre prima el axioma de favorecer “las condiciones que necesitamos y no las que queremos”. Debemos entender que la auténtica vida es la inmortal del espíritu, y que el objetivo de una efímera (por lo corta) vida humana no es otro que favorecer el crecimiento y evolución del alma que reencarna.

Por eso, los espíritus ya evolucionados procuran centrar sus objetivos pre-encarnatorios en experiencias concretas acordes a las leyes divinas y a su deseo de entregarse a la humanidad mediante el servicio y el trabajo desinteresado.

(“Los espíritus maduros abandonan toda experiencia que los pueda distraer en el camino de la realización de la Voluntad Divina” C. Xavier –Misioneros de la Luz)

Todas las vidas que tenemos en la Tierra son solidarias, nuestra alma guarda celosamente en su inconsciente el archivo de nuestras experiencias y vivencias milenarias. Por ello, con notable frecuencia nuestro carácter y temperamento obedece a los hábitos adquiridos en otras épocas y circunstancias.

Venimos, pues, con esa planificación en la que se deja muy poco al azar, si nos referimos a los acontecimientos nucleares de nuestra vida, ya que el libre albedrío está siempre presente y la predeterminación no existe. La parte esencial de esta planificación consiste en el análisis de aquellas fragilidades que debemos superar y los retos y objetivos que nos marcamos para alcanzar, cuanto antes, estados de conciencia más elevados que nos permitan alejarnos del sufrimiento y nos acerquen a la felicidad, la plenitud y la paz a la que todos estamos destinados.

 Antonio Lledó FlorAmor, Paz y Caridad

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           El Espírita Ante La Homosexualidad 

                                                           


 Reflexión En las últimas décadas asistimos a un evidente y progresivo proceso de revisión cultural, científica y social sobre el tema de la homosexualidad (hace 24 años que dejó de ser considerada como una anomalía para la OMS). 

Resulta, cuando menos, razonable que el espírita forme parte también de este proceso de normalización, sobretodo adherido a una filosofía (el espiritismo) progresista, natural y libre de los dogmatismos del pasado. No se trata de de ser pro gay ni de enarbolar banderas… es una cuestión más de fondo, más universal: la de aceptar la multiplicidad expresiva del alma humana en su trayectoria evolutiva, donde, difícilmente, presentamos una tonalidad blanca o negra, sino que más bien optamos por la variada expresión de grises (y esto no solo en el campo de la sexualidad y la afectividad, sino en lo psicológico, lo moral, lo social, etc). 

El Espiritismo jamás se pronunció contra la homosexualidad y, por lo tanto, nosotros tampoco debemos hacerlo. En la Codificación kardeciana los Espíritus ni tocaron este asunto, como sí lo hicieron, y expresivamente, con otros como la guerra, el aborto o el suicidio. Si hubiera habido necesidad, a no dudar, lo hubieran registrado. Ser homosexual (o siendo heterosexual vivenciar una experiencia homosexual) no es ni bueno ni malo; simplemente ES. No precisamos, en este punto, valoraciones morales de ningún tipo. De igual manera, ser heterosexual no es bueno o malo; ES, y punto.

 Es el comportamiento (obsesivo, egoísta, manipulador, etc) lo que puede ser considerado más o menos sano, más o menos correcto o incorrecto desde el punto de vista moral (no moralista, ojo). La sexualidad, en sí, queda al margen. 

Lo que sí “canta” y ademas es erróneo, es que un espírita que en lo particular rechace el asunto homosexual, vaya por ahí utilizando elementos doctrinarios para justificar su postura personalista. 

Hay muchas maneras de disfrazar el rechazo instintivo que los elementos de la cultura judeo-cristiana han ido depositando en nosotros, pero, por ser espíritas, precisamente deberíamos tomar conciencia de ello, primeramente, y después trascenderlos… Una manera de llevar a cabo este rechazo es cubrirlo con una pátina de caridad postiza que en realidad es una forma encubierta de condescendencia ante quien consideramos desviado del camino. Hay cierta hipocresía (o ignorancia doctrinaria) en decir que un homosexual debe sublimar su energía genésica, ¡porque el hetero también debe hacerlo! Es decir ¿que diferencia moral hay entre alguien que se siente atraído por las mujeres y el que lo hace por los hombres? Ninguna; hay diferencias psicológicas, de experiencia, etc, pero la moralidad no tiene nada que ver. Nuestra sexualidad puede tener un patrón de más o menos elevación o tenerlo muy bajo y animalizado, y en este sentido, no hay diferenciación entre un homosexual o un hetero ambos con sexualidad muy animalizada. Ahora, si acatamos sin rechistar el estereotipo secular (cómodo para los heterosexuales con prejuicios) de que el homosexual es el “vicioso”, entonces hay poco que dialogar. 

Las fijaciones sexuales son cosas a trabajar en nuestro interior, pero estas fijaciones están presentes en una y otra forma de sexualidad; las homo no son mejores ni peores que las hetero. Si que es cierto que los espíritas (no el Espiritismo) deberían marcar diferencia en este sentido, porque si se mantienen, de base, en una estructura cultural de evidente atavismo machista, los contenidos espíritas filtrados por este matiz (y por elevados que sean), no van a cuajar en el corazón de la gente porque se captará el prejuicio residual… y sonará a más de lo mismo. 

Para progresar debemos ser conscientes de nuestras limitaciones, y el prejuicio diferencial sexista existe, y es un lamentable error que un miembro de la escuela de Kardec lo comparta. Hay por ahí espíritas de años y veteranía que, desafortunadamente, no han superado este atavismo, no siendo conscientes que estan expresando una particularidad cultural propia (que harían bien en revisar), pero no una ley universal. 

También los escritores y oradores (incluyendo a los muy conocidos) se equivocan. Algunos piensan (incluyendo a los que se sienten con inclinaciones espirituales) que su condición actual, por ejemplo: varón y heterosexual, es un patrón fijo en el tiempo… No solo no es así, sino que además no expresa toda su realidad, pues en su patrimonio espiritual, por fuerza, también ha amado y/o practicado sexo con hombres (y seguramente lo volverá hacer en encarnaciones posteriores como hombre o mujer), porque nuestro ser profundo no tiene sexo definido; es más, carece de él.

 El patrón psicobiológico que hoy nos define se ajusta a nuestra necesidad evolutiva, pero es momentáneo… irá cambiando inevitablemente (y no siempre será bajo el filtro varón-heterosexual del ejemplo anterior). Solo esto debería hacernos reflexionar que no debemos censurar ni definir como incorrecto a alguien que se defina como varón y homosexual, porque ignoramos cuales son nuestras experiencias pasadas y cuales serán en el futuro, en un progreso que, además, por fuerza debe integrar en una sola ambas polaridades en su ascensión a la luz. 

Por Lumen para su blog en ZonaEspirita.com

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AQUEL MOMENTO

Tuviste aquel momento, cuando tus ideales no eran comprendidos ni siquiera por los más íntimos y sin piedad el látigo de la crítica gratuita te marcó el alma con las dilaceraciones de la ironía y de la indiferencia.

  Entretanto, poco a poco, la Sabiduría Divina cicatrizó las heridas dolorosas y te sustentó en el camino repleto de piedras y espinos, para que tu amor y entusiasmo no faltasen a aquellos que se doblaron al peso del infortunio.

  Tuviste aquel momento de rebeldía, cuando el dolor lacerante te afectaba el organismo y la enfermedad repentina te interrumpió los pasos ágiles en las realizaciones más provechosas.

  A pesar de todo, poco a poco, la Misericordia Divina te devolvió la esperanza y serenó tu corazón impregnado de amargura, para que prosiguieses la jornada con los recursos necesarios.

  Tuviste aquel momento de aflicción, cuando el soplo de la muerte apagó la presencia física del familiar más querido y las horas amargas de la soledad te invadieron las largas noches de vigilia.

  No obstante, poco a poco,Bondad Divina, te estancó las lágrimas de angustia y revistió de paz los ojos enrojecidos por la añoranza, para que tus manos permaneciesen extendidas a los necesitados de apoyo.

  Tuviste aquel momento de duda, cuando intereses transitorios minaron tu esfuerzo de renovación íntima y el brillo ilusorio de la vanidad te amenazó las tentativas de crecimiento espiritual.

  Sin embargo, poco a poco, la Providencia Divina, e dio suficiente valor para alcanzar la transformación moral y te indicó de nuevo la luz de las verdades eternas, para que cultivases la fe viva en lo Alto y no cayeses en tentaciones ante las victorias fáciles.

  Tuviste, sí, muchas veces, aquel momento infeliz. Y en todas esas ocasiones, sentiste que el Poder Divino te amparó con amor y paciencia.

  Por todo ello, en cualquier circunstancia, recuérdate del Señor como Padre Amantísimo que siempre estuvo contigo en la estela de los milenios y guardando en el corazón alegría y esperanza, deja que tus labios susurren con devoción y ternura:   - Soy hijo de Dios -

( Comunicación psicografiada por Antonio Badoy Filho, en el Culto del Evangelio del Sanatorio Espírita José Días Machado, en la mañana del día 13 de abril de 2003, en Intuiutaba, Minas Gerais-Brasil )

- --Andre Luiz-

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