jueves, 3 de septiembre de 2020

Jeremías y los falsos profetas

     INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Reorganización actual de la Humanidad  

     Frase de Chico Xavier

2.-La materia y el ser en su radio de acción

3.-Sobre el Libro de los Espíritus y El Libro de los Médiums

4.- Jeremías y los falsos profetas


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REORGANIZACIÓN ACTUAL  DE LA HUMANIDAD

En la actualidad, se produce uno de esos movimientos generales, destinados a promover una reorganización de la humanidad.
La multiplicidad de las causas de destrucción constituye una señal característica de los tiempos, pues apresura la eclosión de los nuevos gérmenes. Son como las hojas que caen en el otoño, reemplazadas por otras hojas plenas de vida, puesto que la humanidad tiene sus estaciones, al igual que los individuos tienen sus diversas edades. Las hojas muertas de la humanidad caen impulsadas por las ráfagas violentas y por las sacudidas del viento, pero con el fin de que renazcan más vigorosas, por obra del mismo aliento de vida, que no se extingue, sino que se purifica.
*. Para el materialista, los flagelos destructores son calamidades sin compensación, sin resultados útiles, puesto que, según su opinión, esos flagelos aniquilan a los seres definitivamente. En cambio, para aquel que sabe que la muerte sólo destruye la envoltura, esos flagelos no tienen las mismas consecuencias, ni le causan el mínimo temor; comprende su objetivo, y sabe también que los hombres no pierden más por el hecho de que mueran en masa que por morir aislados, pues de una manera o de otra todos habrán de llegar a lo mismo.

Los incrédulos se burlarán de estas cosas, y las calificarán de quimeras. No obstante, digan lo que digan, no escaparán a la ley general; en su momento caerán, como los demás, y entonces, ¿qué les sucederá? Ellos dicen: ¡nada! Pero vivirán, a pesar de sí mismos, y un día se verán obligados a abrir los ojos.

EL GÉNESIS
ALLAN KARDEC.

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"Cristo no pidió mucho, no exigió que la gente subiera al Everest o hiciera grandes sacrificios. Solo nos pidió que nos amáramos".

Francisco C.Xavier-

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La Materia y el ser en su radio de acción

 

La Naturaleza,  en sus diversos aspectos, nos ofrece un eterno encanto.

La materia es tan solo el agente de que se sirve el espíritu para realizar sus objetivos. A través de una serie de fenómenos, esa materia puede purificarse y llegar a un estado que permite confundirla con el principio primordial de la vida. Se podría creer que la materia se convierte en espíritu, porque ella es animada, pero nunca posee, por sí misma, un principio propio de vida.

La materia vive por reflejo, sigue la evolución de la vida y le sirve de soporte. La chispa emanada del foco divino evoluciona en la materia, recorriendo el Espacio y vuelve a su punto de partida, más pura y más luminosa.

El materialismo ha quitado a la Ciencia el carácter de grandeza y de elevación moral que la haría digna de recibir la revelación suprema, de recoger el depósito sagrado. El espíritu materialista, ensoberbecido con una conquista tal, se levantaría contra Dios. Pero el día en que, impregnado de un espíritu nuevo, el sabio haya asimilado esas radiaciones superiores que sintetizan toda la vida universal, reverenciará la obra Divina.

Es así como, en los planos superiores de la vida espiritual, el pensamiento, la voluntad y la fuerza se unen para realizar la obra sublime del cosmos, esa obra cuyo concierto encanta y arrebata a todos cuantos descubren sus leyes.

 Desde la Tierra, solo podemos percibir algunos detalles, pero en el Más Allá las perspectivas aumentan y permiten que nuestros amigos invisibles conversen con nosotros con más competencia y amplitud sobre este magno asunto. Son ellos los que nos inician en las grandes obras que se elaboran en lo invisible y en los progresos que se preparan para la Ciencia humana en el conocimiento de las fuerzas universales.

 “Desde el Más Allá, – nos dicen ellos – se emanan haces fluidicos de grupos de espíritus desencarnados y muy  evolucionados que procuran siempre traspasar las nubes hechas de materia que envuelven la Tierra. Nosotros ya hemos producido algunas fisuras y por esas grietas o salidas esperamos despertar las chispas divinas que adormecen en el ser humano.”

 “En el transcurso de los siglos, muchas existencias se han desarrollado sobre vuestro globo, un complejo de pasiones, de esperanzas y de fe, cuyas radiaciones constituyen una atmósfera fluídica que, frecuentemente, es como una barrera en torno a la Tierra. Cuando el aire se rarifica o se degrada en vuestro mundo, la vida se hace inestable y, a veces, se parte. Una correlación debe partir del Espacio, pero cuando la vida invisible no puede entrar en contacto con la vida material, el equilibrio se rompe, pueden ocurrir perturbaciones, sucesos trágicos, en el sentido de una evolución puramente material.”

 León Denis nos dice que desearía abrir una ventana para hacernos comprender la marcha de los acontecimientos sobre la Tierra,  para ello es preciso un impulso del alma, la plegaria, la fe que ilumina el camino y destruye los fluidos materiales que forman una barrera.”

 “El Espiritismo es el gran inspirador de la fe. Es preciso utilizarlo con sinceridad. Habiendo más núcleos espíritas, más adeptos serán convencidos y de ese modo, hallarán en sí facilidades para la proyección de los fluidos vitales y regeneradores, bajo el punto de vista moral. Cada centro espírita, cada alma ardiente auxiliará con una fe viva, a atraer haces radiantes. De ese modo, podremos traspasar la capa material que os envuelve y purificar un ambiente aún tan cargado de elementos impuros”.

 “Hasta el momento se han producido grietas, pues hay algunos focos iluminados; hay, por otro lado, regiones bastante sombrías. Mientras la obra de destrucción prosigue, los lugares sombríos se iluminan poco a poco. Tenemos la esperanza de que, si las perturbaciones se vuelven mayores, una nueva orientación se produzca en el espíritu de aquellos que dirigen los destinos de las naciones.”

 A medida que el hombre vence las rampas difíciles que conducen a las cumbres de la Ciencia y del conocimiento, él ve la majestad del cosmos, y el esplendor de sus leyes se le aparece bajo aspectos cada vez más imponentes. Llega a comprender que el espíritu domina y rige el mundo, que la Naturaleza es su esclava. Las fuerzas son solamente agentes que sirven para realizar sus vastos planes y alcanzar el objetivo pretendido.

Él comprende que su alma no es más que un reflejo de la

Inteligencia Suprema que gobierna el Universo y que, a ejemplo suyo, él puede comandar la materia, las fuerzas radiantes y, evolucionando él mismo, trabajar para hacer progresar, para espiritualizar todo lo que le rodea, para elevar seres y cosas en dirección a estados siempre más perfectos.

 Entonces, ya no es en las cosas exteriores, pasajeras e inciertas donde coloca su objetivo esencial, la finalidad de su vida. Él se dedica a accionar, por un desarrollo constante de sus facultades y de sus cualidades morales, las potencias y los recursos que adormecen en la médula de su ser.

 Las instituciones políticas y sociales, las formas de los gobiernos y de las sociedades permanecerán vacías durante mucho tiempo, mientras el hombre no se perfeccione. Esto no está fuera de nosotros, sino que es dentro de nosotros donde reside el secreto de la felicidad. Como dice la sabiduría antigua: “Sabrás que los males que devoran a los hombres son fruto de su elección y que esos infelices buscan, lejos de sí, los bienes cuya fuente poseen.”

 Estudiemos, pues, con persistencia, las leyes del Universo y las fuerzas prodigiosas que encierra; es penetrando el secreto de esas leyes y comprendiendo el control de esas fuerzas como el hombre podrá entrar en la gran comunión universal, cuyo principio está en Dios y fuera de la cual no hay felicidad.

 Sin embargo, hay todavía pocos hombres que conocen la verdadera finalidad de la existencia y la ley de su destino. La gran masa humana, en vez de reaccionar contra la materia, sufre, servilmente, su yugo. Inmersa en las tinieblas, está sometida al imperio de los sentidos y solamente busca los placeres físicos. Y es que, para vencer las influencias groseras, para entrever el futuro del alma, enjuiciar su papel y su objetivo, es preciso enterarse de la vida en el Más Allá, haber entrado en relaciones profundas con el mundo invisible, haber recibido las enseñanzas de las grandes almas que han alcanzado las cumbres de la sabiduría y de la luz.

 Ahora bien, solamente un pequeño número de estudiosos reúnen esas convicciones. Éstos han adquirido la certidumbre y la confianza, que son las fuerzas, por excelencia, para los momentos de luchas y de probaciones.

Todos los días, observamos a hombres que el laico califica como sabios y que, cuando quieren tratar de las cosas espirituales y de la vida en el Más Allá, demuestran una vacilación que asombra.

 Y es que para abordar, con competencia, esas cuestiones profundas, es preciso haber madurado en el dolor.

 El sufrimiento – despertador de consciencia – es la llave que abre nuestro entendimiento a la comprensión de las leyes eternas que rigen la vida y la muerte.

 Poco a poco, a medida que el hombre avanza en la vía sagrada, la superioridad de su espíritu sobre la materia se afirma, al mismo tiempo que la fuerza creadora, de la cual Dios ha depositado una parcela en el hombre. En la evolución grandiosa de sus facultades y de sus cualidades morales, él llegará a realizar, dentro de sí, y a su alrededor, el reino de la justicia, de la sabiduría y del amor, que es el objetivo final, en función del cual todas las cosas han sido formadas.

 Trabajo realizado por M. C. R.

Extraído del libro de “León Denis” El Espiritismo y las Fuerzas Radiantes.

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    Sobre El Libro De Los Espíritus y El Libro

      de Los Médiums


El Libro de los Espíritus y el Libro de los Médiums: el uno contiene los principios de la filosofía de la Ciencia; el otro, las reglas de la parte experimental y práctica. 

Esas obras están escritas con suficiente claridad para no dar lugar a interpretaciones divergentes, condición esencial a toda nueva doctrina. 

Hasta el presente, esas obras han servido como reguladores para la inmensa mayoría de los Espíritas y, en todos los lugares, son acogidas con una simpatía inequívoca. 

Aquellos que han deseado apartarse de ellas han podido reconocer, por su aislamiento y por el número decreciente de sus partidarios, que no tenían a su favor la opinión general. 

Ese consentimiento dado por el mayor número tiene un gran peso. 

Es un juicio del que no se podría sospechar de influencia personal, ya que es espontáneo y es pronunciado por millares de personas que nos son completamente desconocidas. 

Una prueba de ese consentimiento es que se nos ha solicitado traducir esas obras a diversas lenguas: al español, al inglés, al portugués, al alemán, al italiano, al polaco, al ruso y hasta a la lengua tártara. 

Podemos, pues, sin pretensión, recomendar el estudio y la práctica de esas obras a las varias reuniones espíritas, y eso con tanta más razón porque son las únicas, hasta el presente*, en las que la Ciencia es tratada de una manera completa. 

Todas aquellas que han sido publicadas sobre la materia sólo han tocado, en algunos puntos aislados, la cuestión. 

Por lo demás, no tenemos, en absoluto, la pretensión de imponer nuestras ideas. 

Las emitimos, como es nuestro derecho; aquellos a quienes ellas convienen las adoptan; los otros las rechazan, como también es su derecho. (…) 

No pretendemos, de ninguna manera, reglamentar a aquellos que quieren seguir otra vía. 

Ofrecemos la Doctrina que profesamos a la apreciación general. 

Ahora bien, hemos encontrado a suficientes partidarios para darnos confianza y consolarnos de algunas disidencias aisladas. 

El porvenir, además, será el juez en última instancia. Con los hombres actuales, desaparecerán, inevitablemente, las susceptibilidades de amor propio herido, las causas de celos, de ambición, de expectativas materiales decepcionadas.

 Al ya no ver a las personas, sólo se verá la Doctrina, y el juicio será más imparcial. 

¿Cuáles son las ideas nuevas que, en su aparición, no han tenido sus contradictores más o menos interesados? 

¿Cuáles son los propagadores de esas ideas que no han sido expuestos a las saetas de la envidia, sobre todo si el éxito corona sus esfuerzos? 

Por Allan Kardec 

Texto extraído del artículo titulado “Organización del Espiritismo” publicado en la Revista Espírita – Periódico de Estudios Psicológicos, diciembre de 1861* 

  Tomado de Zona Espírita

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    Jeremías y los falsos profetas

  Encontramos con este título, este pasaje en la  Bíblia, cap.XXIII, vers 16,17,18,21,25,26 y 33.

  El tema, como  claramente señala  el epígrafe, gira en torno a  los falsos profetas, pero de antemano ruego se me disculpe porque antes parecerá que me desvío del tema, y en principio así es, pero es algo que en este pasaje sale a colación, y creo interesante e importante comentar primeramente  lo que sigue:

    Lo primero que llama mi atención al leer el citado pasaje bíblico, es cuando el Profeta Jeremías se refiere a Dios como: “Señor de los ejércitos”.   No podemos interpretar  ni menos aún imaginar a Dios bajo esa denominación literal, pues da la sensación de que estamos hablando de un dios menor, parcial y amigo de unos, pero belicoso y enemigo de otros , ( cuando todos tenemos el mismo origen y somos hijos del verdadero y auténtico Dios).  

    Ese “señor de los ejércitos” que  Jeremías  tomaba por Dios, y que igualmente aparece en muchos momentos y citas por  todo el Antiguo Testamento como un  dios, señor  temible, celoso y vengativo, que exigía sacrificios de sangre y  que otras veces incluso mataba él mismo o mandaba matar; que tenía poder para abrir el mar y secarlo con un fuerte y cálido viento  dejando el camino seco y estable al pueblo hebreo para su huida de Egipto y  que después tuvo a todo ese pueblo elegido, cuarenta años vagando de un lado a otro por un desierto mientras lo mantenía y alimentaba  cada día arrojándole alimento desde una “nube”  ( el misterioso “maná” y codornices ). ( ¡Qué Dios más raro, y qué comida tan poco variada ¿nó? ). Está claro que no se trataba del verdadero  Dios que más tarde nos mostraría Jesús..

    Entonces, si no era de verdad Dios, ¿quién era ese misterioso y terrible Jehová?. Ante este extraño personaje que por su extraordinario poderío era tomado por  dios , tal como aparece en los relatos bíblicos del Antiguo Testamento, no me cabe sino pensar que muy bien pudo tratarse del Mando supremo de una nave de origen extraterrestre, venida, tal vez, desde lejanos mundos hasta este planeta, con la misión de preparar una región o zona de la Tierra en donde sus gentes o pueblo, adquiriesen unos principios éticos y morales ( los Diez Mandamientos de la 1ª Revelación hecha a Moisés),  con el  fin de educarlos y  prepararlos para acoger mas tarde en su seno la llegada  del Cristo o Enviado del Padre en la persona de Jesús de  Nazaret, el cual vino más tarde con la gran misión de dejar en la Humanidad  la semilla de Su enseñanza (2ª revelación), para que germinase en medio de este pueblo y desde allí se esparciese más tarde por los cuatro puntos cardinales del planeta.

      Volviendo a la cita de Jeremías, este recomienda  que no escuchemos a los profetas que nos engañan porque se dejan llevar por su imaginación y no por lo que de verdad les puede llegar de parte de Dios a través de sus mediumnidades. Lo que dicen y afirman estos falsos profetas, es la gran parte de las veces “de cosecha propia”.

      Dice Jeremías: “Yo no los enviaba y ellos corrían por sí mismos; no les hablaba y ellos profetizaban de su cabeza. Claramente continúa diciendo Jeremías a través de la Inspiración Divina, que esos falsos profetas mienten en nombre de Dios, dejándose llevar por la imaginación que engaña a sus corazones. Finalmente añade que esos falsos profetas  son “la carga del Señor”, o sea, el lastre o dificultad que nos encontramos a menudo en la senda espiritual trazada para la Humanidad,  por lo que todos debiéramos identificarlos para apartarlos de nuestro camino, a fin de que con sus engaños, extravíos e imaginación, no influyan negativamente en la senda espiritual que trazó Cristo  y que aclaró y confirmó más tarde  la  doctrina de los Espíritus, o Espíritu de Verdad  ( 3ª Revelación), que Jesús-Cristo prometió enviarnos  y que  Kardec codificó  recogiendo sus enseñanzas y  dando sobre ellas unas  aclaraciones válidas para toda la Humanidad.

      Kardec  nos recuerda  los consejos de S. Juan: “ No creáis a todo espíritu, mas probad antes si son de Dios”.  Y es que entre los invisibles, también los hay engañadores que se complacen en la mentira, como los falsos profetas, siendo los médiums su primera opción.  Este hecho es señalado por Kardec como uno de los grandes escollos del Espiritismo. Hay que ser prudentes en estos casos para poder distinguirlos, …  pero…,

   ¿ Cómo se pueden diferenciar?

     En primer lugar por el contenido de sus mensajes: Ver si están en armonía con la elevada moral que enseñó el Maestro Jesús, o no lo están.

     Y en segundo lugar también por las formas, pues al igual que los charlatanes de feria tienen formas de hablar  que les caracterizan y delatan; los espíritus o los médiums engañadores o falsos, usan un lenguaje a veces tosco, a veces pomposo y teatral lleno de aspamientos, o hasta tétrico, impropios de personas serias ni espíritus serios cuando aportan sus elevados mensajes a través de médiums  formales, rectos y responsables.

- Jose Luis Martín-

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