INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Aplicación de la Justicia con base moral
2.- La mejor religión es un buen corazón
3.-¿Existe el mal?- Reflexión
4.- A la hora de la muerte
5.- El fenómeno OVNI-Extraterrestres (1ª Parte)
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Aplicación de la justicia con base moral
A lo largo de la Historia, las bases filosóficas de la justicia humana, en lo que a su aplicación se refiere, han variado sus planteamientos de acuerdo a las corrientes de pensamiento y las coyunturas sociológicas relevantes en cada momento. Entre las distintas formas de entender la justicia destacan principalmente tres, que todavía hoy, en pleno siglo XXI, determinan las formas en que se aplica la justicia, independientemente de las legislaciones, códigos civiles, penales o tradiciones jurídicas de cada país. No nos referimos a las leyes, sino a las justificaciones ideológicas y filosóficas que se tienen en cuenta a la hora de dispensar justicia, sea cual sea el ordenamiento jurídico o el código legislativo (civil, penal, etc.) en el que se apoyen.
La primera es el concepto de justicia basado en el utilitarismo, maximizando la utilidad o el bienestar, es decir, la mayor felicidad para el mayor número de ciudadanos. La segunda aplicación de la justicia viene determinada por el respeto a la libertad de elegir en un mercado libre (el libertarismo), es el punto de vista igualitario liberal. Y la tercera tiene como premisa principal el cultivo de la virtud y el razonamiento sobre el bien común. Esta es la concepción aristotélica de la justicia. Analizando cuál de ellas sería más equitativa en la aplicación de la justicia, observamos puntos a favor y otros en contra.
Nuestro propósito final es comparar la Justicia Humana con la que emana de la Ley de Justicia que la doctrina de Kardec establece. Por ello es conveniente señalar los aspectos débiles de la Justicia humana en su base ideológica, a fin de comprender mejor la diferencia de ésta con la Justicia que el Espiritismo propone.
El utilitarismo falla, principalmente, porque no contempla los derechos y la justicia como principios sino como cálculos, y además todos los bienes son sometidos a un valor sin tener en cuenta las diferencias cualitativas entre ellos. Los “libertaristas” sí que se toman los derechos en serio, pero discrepan sobre cuáles de ellos deben pesar más. Y aunque respetan derechos fundamentales, aceptan las preferencias que cada persona elige (el bien supremo es la libertad de elegir). Sin embargo, afirman que la dignidad moral de los fines que perseguimos, el significado e importancia de nuestras vidas y el carácter de lo que las personas comparten en común nunca debe ser objeto de la Justicia. Este es el gran error del pensamiento libertario.
La teoría aristotélica de la Justicia consiste en dar a las personas lo que se merecen. Y para el filósofo griego el propósito de la política (algo superior) es formar buenos ciudadanos para que desarrollen las capacidades y virtudes humanas. Para Aristóteles la vida moral tiene como meta la felicidad, pues esta no se basa en los placeres sino que es una forma de ser que concuerda con la virtud, y esta última se adquiere practicándola. La parte incómoda del pensamiento aristotélico sobre la justicia es que no cree que los principios deban ser neutrales respecto a la vida buena, y para algunos filósofos, como ahora veremos, esto no parece que deje lugar a la libertad en la que según ellos debe basarse la Justicia.
A pesar de ello, el pensamiento aristotélico se mantuvo hasta la llegada de Immanuel Kant (s. XVIII). El filósofo prusiano incidió en la libertad y en la moral que supone ser responsables de nuestros propios actos. Afirmaba que es imposible entendernos y dar sentido a nuestra vida si no tenemos alguna concepción de la libertad y de la moral; ambos aspectos están conectados. Para Kant, la justicia requiere que respetemos los derechos humanos de cualquier persona, porque es un ser humano y por ello digno de respeto. El deber y la intención conceden el valor moral a un acto, mientras que la libertad solo llega cuando la voluntad de la persona se expresa por una ley que nos damos a nosotros mismos, que reza así y la denominó como el “Imperativo Categórico”:
En el siglo pasado, el filósofo norteamericano John Rawls (1921-2002) aceptó el pensamiento kantiano introduciendo la variable de “la igualdad”. Puesto que la naturaleza no nos crea a todos iguales, y desde que nacemos partimos de condiciones diferentes, y/o la sociedad nos coloca con las contingencias propias de cada persona (pobreza, exclusión, privilegios, honores, herencias, etc.), es conveniente partir de una situación hipotética de igualdad para aplicar la Justicia. Pero como esto último es imposible, Rawls propone: “sólo se permitirán las desigualdades sociales o económicas que reporten algún beneficio a quienes estén en posición más desfavorable en la sociedad”. Este aspecto es tan hipotético que carece de aplicación práctica en la Justicia Humana.
Hasta aquí el somero análisis de los aspectos que la Justicia Humana ha tenido en consideración como justificaciones filosóficas para aplicar la Justicia desde la antigüedad hasta hoy. Veamos a continuación cuál es el planteamiento de Justicia Universal que la filosofía espírita de Allan Kardec nos propone.
En primer lugar es preciso destacar que el Espiritismo (al igual que la filosofía aristotélica) es teleológico, es decir, tiene un propósito determinado: esclarecer y ayudar al progreso del espíritu humano. Tiene, pues, un fin concreto, al ser una filosofía espiritualista que contempla la trascendencia del alma humana después de la muerte y su vuelta a la vida mediante la reencarnación. Esta inmortalidad del alma humana deberemos tenerla presente para poder entender los planteamientos que Kardec propone, cuando los espíritus superiores contestaron sus preguntas acerca del objetivo de la Justicia, que en este caso es una Ley Universal (afecta al espíritu encarnado y desencarnado).
Respecto a los derechos, Kardec establece que son de dos tipos: los que emanan de la Ley Humana y los que proceden de la Ley Natural. Siendo esta última la Ley de Dios, justa e inmutable, se diferencia de la primera en el hecho de su perfección e interpretación. Así pues, las leyes que derivan de la Ley Natural no tienen en cuenta ni el tiempo ni el espacio, por ello la aplicación de las mismas tiene carácter de Justicia Universal, como podemos comprobar en el ejemplo de la reencarnación, en el que las deudas contraídas con las Leyes de Dios se saldan la mayoría de las veces en vidas sucesivas distintas a las que se cometió la falta.
La interpretación de la Ley de Dios respecto a la Justicia Universal se basa en la evolución de la norma de Justicia que el Creador puso en el corazón del ser humano(*), y cuya mayor expresión es la máxima manifestada por el Maestro Jesús cuando dijo: “así como queráis que hagan con vosotros, así haced también vosotros con ellos”. Contra la prevalencia del egoísmo o el orgullo que prioriza el derecho personal, esta frase universal de Justicia intercambia el derecho personal por el derecho del prójimo.
Podemos pues comprobar que, en la base de la doctrina espírita, “la igualdad” ante Dios y ante la Ley es máxima, pues a todos nos crea iguales, con los mismos atributos latentes, con las mismas posibilidades, de aquí que las desigualdades a las que alude Rawls al hablar de un punto de partida hipotético de igualdad sí tiene sentido en lo que respecta al espíritu humano, y no a su situación coyuntural con cuerpo físico en una u otra vida.
Por otra parte, el pensamiento Kantiano de defensa a ultranza de la libertad a los derechos de los demás está implícito en la propia conciencia del ser humano, donde el fiel de la balanza no es otro que “el libre albedrío” con el que Dios nos crea a la hora de tener la capacidad de decidir por nosotros mismos el rumbo de nuestros actos en todo momento, de nuestra trayectoria evolutiva, de nuestro futuro y de las consecuencias que se derivan de los mismos.
Y cuando hacemos referencia a la ética aristotélica como base de la Justicia Humana, teniendo a “la virtud” como el elemento diferenciador en la conducta humana, la Justicia que propone la doctrina de Kardec se fundamenta en la mayor característica de la virtud: la pureza de intenciones, basada en el sentimiento de justicia que anida en el corazón del hombre y que se amplía y desarrolla paralelamente al progreso moral.
Los límites del derecho que la filosofía espírita acepta son aquellos de nuestro prójimo respecto a nosotros en iguales circunstancias. Sin embargo, es preciso aclarar que esta situación en la Ley Humana no se presenta muchas veces, ya que casi nunca las situaciones humanas parten de condiciones igualitarias. Es preciso entender que el enfoque que Kardec nos ofrece (afirmado por los Espíritus Superiores) hace siempre referencia a las situaciones del espíritu inmortal, aquello que somos realmente y que perdura a través de las experiencias milenarias con la finalidad del progreso constante y el crecimiento intelectual y moral. Es la finalidad de la que hablábamos más arriba, y que no es otra que la fuerza y el impulso que la Ley de Evolución otorga al espíritu humano en su ascensión y redención, para lo cual es indispensable afrontar los errores, aceptando la ley de causa y efecto que, en su proceso educador, nos corrige a veces con el sufrimiento para que la Ley de Justicia tenga su reflejo en nuestra propia conciencia.
Es ahí, en la conciencia de cada uno, donde quedan grabados para siempre los códigos morales que nos distinguen a unos de otros, las obligaciones, derechos y deberes que debemos afrontar según el punto de progreso y evolución en el que nos encontremos. Y es también allí donde está esculpida la Ley Natural o Ley de Dios, que es el origen, fuente y expresión de la Justicia Divina, perfecta e inmutable para todos, que se ejerce y aplica a través de la Ley de Causa y Efecto y que nos acompaña en la trayectoria milenaria de nuestra alma inmortal a través de las eras y los milenios.
(*)¿Dónde está escrita la Ley de Dios? En la conciencia. Allan Kardec L.E. Item 621
Antonio Lledó Flor -Amor, Paz y Caridad-
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LA MEJOR RELIGIÓN ES UN BUEN CORAZÓN
Como bien lo dice nuestro querido gran maestro Dalai Lama: un buen corazón es la mejor religión. Ciertamente hay muchas religiones que han dado guía al hombre en el transcurso de la historia, siendo maestros espirituales diferentes figuras que se han encargado prácticamente en su totalidad de traer un mensaje cargado de amor, de revelación y de esperanza para todos.
Independientemente de cuáles sean nuestras creencias y nuestras prácticas, las mismas siempre nos harán actuar de la mejor manera cuando escuchamos a nuestro corazón. Al escucharlo nuestras acciones no estarán cargadas del ego que nos caracteriza, no partirán del miedo, de las malas intenciones o de la manera particular de buscar de manera exclusiva nuestro beneficio, sin importar el impacto de nuestro proceder en los demás.
Si buscamos los mensajes originales, más allá de las instituciones, podremos rescatar de las religiones que en su mayoría la esencia es la misma, definitivamente cada quien tiene su manera de interpretar sus mensajes, pero sin importar la religión, inclusive si no se pertenece o practica alguna, las mejores decisiones vendrán desde nuestra verdadera esencia, esa que está alineada con un todo al que todos pertenecemos y que nos hace saber que nunca estamos solos, que lo que le hacemos a alguien nos afecta o repercute en nosotros mismos.
Cuando actuamos desde el corazón no queremos para otros niños algo diferente de lo que queremos para los nuestros, no vemos en los demás un saco de defectos, sino personas evolucionando a su ritmo y sin juzgar, si no podemos ayudar, colaboramos, pero nunca procuramos lastimar o colocar en tela de juicio la conducta del otro, perdonamos y reconocemos cuando no hemos actuado de la mejor manera.
Cada quien lleva su vida como quiere y si pertenece a alguna religión, debe buscar en ella el sustento espiritual que necesite, las guías que le hagan falta, tomar en consideración las cosas positivas que cada una ofrece para hacer del mundo algo mejor, pero jamás utilizarlo como bandera para discriminar, para justificar malos actos, para llegar inclusive a arrebatar la vida de quienes no coinciden en ideas.
Es necesario entender lo que se está haciendo, creer en algo o alguien es muy importante para el hombre, pero tiene que aprender a ser coherente con aquello en lo que cree y el mejor filtro en su proceder diario será sencillamente actuar desde el amor incondicional, desde la bondad. El actuar desde lo mejor que tenemos es necesario en todo momento, no una vez a la semana o cuando necesitamos una intervención divina. Aprendamos de los grandes y alimentemos nuestra vida de lo mejor, recordemos siempre que las divisiones y diferencias solo las creamos nosotros.
-Viviana Clara Gisnitelli-
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¿Existe el mal? REFLEXIÓN….(Albert Einstein)
Un profesor universitario retó a sus alumnos con esta pregunta:
- "¿Dios creó todo lo que existe?"
Un estudiante contestó valiente: Sí, lo hizo.
- ¿Dios creó todo?, pregunto nuevamente el profesor
- Sí señor, respondió el joven.
El profesor contestó:
- "Si Dios creó todo, entonces Dios hizo al mal, pues el mal existe, y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo".
El estudiante se quedó callado ante tal respuesta y el profesor, feliz, se jactaba de haber probado una vez más que la fe era un mito.
Otro estudiante levantó su mano y dijo:
- ¿Puedo hacer una pregunta, profesor?.
- Por supuesto, respondió el profesor.
El joven se puso de pie y preguntó:
- ¿Profesor, existe el frío?
- ¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío?.
- De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en realidad es la ausencia de calor: "Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor, todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor".
- Y, existe la oscuridad? Continuó el estudiante.
- El profesor respondió: Por supuesto.
El estudiante contestó:
- Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la oscuridad no, incluso existe el prisma de Nicholls para descomponer la luz blanca en los varios colores en que está compuesta, con sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad no. Un simple rayo de luz rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz. ¿Cómo puede saber cuan oscuro está un espacio determinado?. Con base en la cantidad de luz presente en ese espacio, ¿no es así?. Oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente.
Finalmente, el joven preguntó al profesor
- Señor, existe el mal?.
El profesor respondió:
- Por supuesto que existe, como lo mencioné al principio, vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del mal.
Entonces el profesor, después de asentir con la cabeza, se quedó callado.
EL JOVEN SE LLAMABA ALBERT EINSTEIN…
El fenómeno OVNI-Extraterrestres (1ª Parte)
Antes de abordar
este tema, tengo que aclarar que soy consciente de que podría equivocarme, pero
me baso en los estudios y reflexiones
que durante muchos años he dedicado a esta temática, por la que siempre he
sentido una gran curiosidad e inquietud. Y el haber sido testigo de alguna
manifestación, o indicio de la misma, no ha hecho sino acicatear mi curiosidad
por un asunto que considero de una gran transcendencia para el ser humano
actual. De otra parte, la Doctrina Espírita que profeso, tiene entre sus
pilares básicos, el de la existencia de mundos habitados.
Yo admito la Doctrina Espírita, como
una gran verdad para reconducir al ser humano en esta época, pero no creo que
sea Toda la Verdad, pues ya Kardec dejó establecido que el Espiritismo es una
doctrina de carácter abierto y progresivo que se adaptaría e iría de la mano
con lo que fuese confirmando la Ciencia empírica en cada época. Por eso, el
tema OVNI-Extraterrestres, no es un tema específicamente espírita, pero no se
le debe dar la espalda, pues es una realidad que está ahí y su presencia no
estorba a la Doctrina Espírita, sino que la apoya y la reafirma.
Según su mundo de procedencia, tienen una apariencia y una realidad física, más o menos sutil con respecto a la materia del cuerpo del hombre terrestre, y con respecto a sus aspectos de imágen, estos son tan variados, como el grado evolutivo espiritual que tengan en los mundos de procedencia, así como de la clase de elementos materiales que predominen en esos mundos, los hay que no se parecen al ser humano terrestre y los hay de aspecto más semejante al nuestro pero, en muchos casos, más perfecto, de mayor belleza y a veces acompañando grandes estaturas físicas,( a más perfección interior, mayor perfección y belleza exterior), mostrando con frecuencia unas indumentarias que recuerdan las de nuestros astronautas.
Sus mundos o lugares de procedencia son variados; según los ufólogos, los hay desde muy bajitos y feos, hasta muy altos y rubios, tipo nórdico; a unos les llaman "reptilianos", a otros "grises", etc. Generalmente son buenos o positivos, pero parece ser que, según estos ufólogos, también han llegado a la Tierra otros no tan buenos, que son los que suelen interferir negativamente acerca de los seres humanos y hasta de los animales. Estos últimos son controlados por los positivos, que les controlan impidiendo mayores acciones negativas y vigilan al ser humano desde su llegada a la Tierra, respetando siempre su libertad y observando a distancia sus perìplos evolutivos, pero sin intervenir casi nunca en las cosas humanas, respetando siempre nuestro libre albedrío.
No me parece muy coherente el tema de los extraterrestres negativos, porque si los hay ( que los hay), tienen otra explicación diferente, que abordaremos en otro momento. Por lo pronto se me ocurre que la propia evolución física de su tecnología para desplazarse por el espacio, se habría tenido que acompañar de una necesaria evolución moral para no terminar autodestruyéndose con su propia ciencia. Ese precisamente es el motivo por el que los humanos aún estamos donde estamos... A un niño sin conocimiento no se le puede dar una escopeta cargada; imaginar la que puede liar....
El fenómeno OVNI, del que se sabe positivamente que en la mayoría de los casos se trata de extraños aparatos metálicos que surcan nuestros espacios transgrediendo las leyes físicas conocidas de aceleración y de inercia, y tienen una presencia sólida que puede ser captada por radares. Esto es algo que se ha ocultado insistentemente por los gobiernos de todo el mundo debido a que no pueden admitir que con los elevadísimos presupuestos que se emplean en defensa, estos Seres de los cuales ignoran su intención,( lo cierto es que ignoran casi todo), se paseen impunemente por nuestros cielos, burlando cualquier intento de aproximación física del ser humano y mostrando al mismo tiempo una superioridad moral con respecto al ser terrícola, porque con la capacidad y desarrollo tecnológico que ellos han demostrado tener, nosotros los humanos, ya los hubiésemos conquistado o hecho desaparecer, desde hace muchos siglos.
También abundan otros casos en que los ovnis, como los seres extraterrestres que los tripulan, se manifiestan como una realidad de fuera de la dimensión física de la Tierra; lo que se conoce también como una dimensión astral, por lo que son capaces de desvanecerse de repente ante nuestros sentidos, apareciendo y desapareciendo inopinadamente, como interactuando alternativamente entre dos dimensiones.
Los
muchísimos casos de avistamientos y hasta de contacto mas o menos directo o
indirecto con ellos, que visitan nuestro planeta desde la más remota antigüedad, y esto lo hacen porque su mayor evolución y
desarrollo científico, tecnológico y moral se lo permite, mientras que
sin embargo vemos como el Ser humano actual a causa de su ambición y
agresividad no se encuentra todavía capacitado ni en condiciones de visitar otros
mundos habitados sin riesgo para la estabilidad de los habitantes de dichos
mundos,.
Si
los Seres humanos con nuestro nivel moral, belicoso y destructivo, pudiésemos
llegar actualmente hasta otros mundos
habitados, lo primero que haríamos sería ocuparlos y someterlos para su
explotación, por las buenas o por las malas, tal como tantas veces hemos hecho
a lo largo de nuestra historia con nuestro afán conquistador y
colonizador, izando en ellos inmediatamente nuestras banderas,
buscando luego explotarlos
avariciosamente de los bienes materiales que pudiesen contener, en detrimento
de sus habitantes.
Pero podemos observar como desde hace muchísimos años, la presencia OVNI acredita que estos Seres están muy cercanos a la Tierra, e incluso muchas veces notando su presencia entre nosotros y sin embargo después de tantos siglos, todavía no nos han conquistado ni sometido, a pesar de su muy superior tecnología con la que lo podrían haber hecho fácilmente y más aún en tiempos remotos cuando el ser humano apenas despuntaba de las cavernas. Entonces, cabría preguntarse: ¿Por qué y para qué están aquí?
Respetando el libre albedrío humano, con su sola presencia en nuestros
cielos, parece que nos están incitando a pensar: “Su existencia indica
que todos procedemos de una misma Fuente de Origen”; “¿Por qué yo he nacido en
este mundo en vez de en el de ellos?; ¿será que no lo merezco?. Vemos que ellos
podrían tener capacidad para conquistarnos y someternos, pero sin embargo no lo
hacen, ¿Por qué?..¿Por nuestra respuesta de defensa?, Y hace cientos de años,
cuando la tecnología humana era casi nula, ¿Por qué no lo hicieron? ...¿ Tal
vez porque su mayor evolución es
sobretodo moral ?”,...( Ya vislumbramos cual es el camino o la respuesta para
llegar a ser como ellos ), y así, tantos y tantos por qués, que al
contestarlos nos deben impulsar en nuestra evolución por la luz de una verdad que, al menos, será Nuestra
Verdad.
Por Jose Luis Martín
( Fin de la primera parte)
(La segunda parte continúa en la siguiente publicación)
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