sábado, 8 de agosto de 2020

Causa y efecto


    INQUIETUDES  ESPÍRITAS

   Frase de Kardec
1.- A los que profesan otras religiones
2.- La importancia del perdón
3.- Causa y efecto
4.- La esperanza es la solución





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"Si hay verdaderos profetas hay muchos más que son falsos, que toman los sueños de su imaginación por revelaciones, cuando no son embrolladores que se hacen pasar por tales por ambición"..
El Libro de los Mediums- Allan Kardec

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        A LOS QUE PROFESAN OTRAS RELIGIONES                                    

Estimar y reverenciar a los hermanos  de otros  credos religiosos.
El sarcasmo no edifica.
No exasperarse en oportunidad alguna, aun mismo bajo pretexto en defender los postulados religiosos que alimentan tu corazón, a fin de evitar el virus de la cólera  y las incursiones de las fuerzas inferiores en el propio intimo.
La exasperación lleva al desequilibrio y a la  caída.
Aprovechar el tiempo  y las energías, huyendo  a las discusiones estériles en torno de los orígenes de la Vida y del Universo o sobre tópicos fundamentales del Espiritismo.
Existen espíritus que se esfuerzan para no creer en su propia existencia.
En ninguna circunstancia, pretender conducir a alguien o a alguna institución, de esa  o aquella práctica religiosa, a la humillación y al ridículo.
El Sol, en nombre de Dios, ilumina el paso de todas las criaturas.
Soportar constructivamente las manifestaciones constantes de cultos exóticos y extraños a la simplicidad y pureza del Espiritismo, ofreciendo, tanto como sea posible, auxilio y cooperación, sin pretensiosas exigencias a los compañeros que  a tales cultos se prenden.
Muchos hermanos distantes serán, en un futuro próximo, excelentes cultores de la Doctrina Espirita.
A titulo de preservar el cuerpo doctrinario del Espiritismo, o de defender la Verdad, no faltar con la comprensión espirita cristiana ni agarrarse a constituciones radicales  e inamovibles.
Cuando somos apasionados y desmedidos, el celo oscurece la razón.
Sistemáticamente, no imponer o forzar la transformación religiosa de los hermanos ajenos a la fe que le consuela el corazón.
Toda imposición, en materia religiosa, revela fanatismo.
Silenciar todo impulso a polémicas con hermanos aprisionados a caprichos de naturaleza religiosa.
Discusión, en bases de ironía  y  amargura, es pelea mental.
“Hermanos, no os quejéis unos contra los otros, para que no seáis condenados.” (TIAGO, 5:9.)

Por el Espíritu André Luiz –                                           
Del Libro: Conducta Espirita, Médium: Waldo Vieira


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          LA IMPORTANCIA DEL PERDÓN

  Todavía mucha gente, independiente de sus creencias, nivel cultural, etc, cuando hablan de hechos del pasado por los que soportaron algún tipo de sufrimiento traumático, sin duda debió de ser así, porque relatan su historia con la rabia, la indignación, el rencor o el enfado a flor de piel, y lo peor de todo, con la predisposición de no querer perdonar jamás a la persona a quien acusan de haberles causado aquel dolor inolvidable. Si se les rebate suavemente para que finalmente comprendan  lo erróneo de su postura, aún nos miran con cara de asombro, por no descubrir en nosotros a alguien que está de acuerdo en su postura, que creen que es "la más normal del mundo". Entonces se indignan ante nuestra opinión que no comprenden y que para ellos es absurda.

  Ciertamente, muchas veces nos hieren en el alma, que es donde más duran sin curar las heridas, pero si fuésemos conscientes, cuando nos llega la ocasión de perdonar, de que ese momento del perdón o no, por aquel episodio triste o desagradable que nos dejó tan oscura huella, es único y muchas veces irrepetible, pues en  ese instante es como si nos jugásemos a cara o cruz nuestra suerte en el futuro.

   Perdonar, según palabras del propio Maestro Jesús, supone a su vez, ser algún día  perdonados y redimidos de ese pesar interno que son las heridas morales que mantenemos a veces en lo íntimo del ser. Por eso, cuando veo esos corazones tan duros y recalcitrantes, que en vez de ser movidos al perdón, conforme nos ha enseñado Cristo y tantos otros Enviados del Padre, sueñan con venganzas que les causan un placer y les dejen satisfechos, porque creen que en ese caso lo que se hace con su no perdón y su venganza, es justicia; esto me causa cierta lástima, pues no caminan en la Voluntad Divina del Padre, tal como nos la mostró y ejemplificó Jesús de Nazaret.

El odio es una cadena psicológica que nos imanta y no ata a la persona odiada, Solamente el perdón deseado, sentido y sincero, nos puede liberar de esa cadena.

Quienes realmente creen en el rencor eterno y en la dulce venganza, sin duda es porque están muy lejos de conocer , al menos un poquito,  las enseñanzas y ejemplos de Jesús, cuando por ejemplo, intervino para impedir que su discípulo Pedro, utilizase una espada contra la gente que fué a  prenderle al Huerto de los Olivos, obligándole a guardar su espada, cuando ya había comenzado a luchar con ella  para defenderlo a Él, hiriendo la oreja de un soldado de los que lo apresaban. En ese momento también estaba perdonando a Judas, el discípulo que lo entregó, así como a los soldados y fariseos que fueron a prenderlo, pero al mismo tiempo, estaba entregando Su Voluntad a la del Padre, dando ejemplo de mansedumbre y perdón hasta el último momento de estar en este mundo con la elevadísima misión de sacrificar hasta la vida por hacer la Voluntad de Dios, sellando con su ejemplo el que los humanos que también somos hijos del mismo Padre, también podamos seguir las huellas de amor y de generosidad que Él nos señaló.

   Somos humanos que estamos en una etapa evolutiva en general, por la que vamos siendo poco a poco más conscientes de las leyes y motivos que nos presenta la vida en este mundo, pero a su vez, todavía tenemos muchas tendencias muy retrógradas, de reacción instintiva, como los animales, pero en una mezcolanza que nos hace mucho peores que cualquier depredador entre estos. Así vemos que los animales respetan la naturaleza, mientras el hombre la aniquila, vemos que los predadores cazan en manada, respetando una jerarquía dentro del grupo, mientras el hombre por envidia y orgullo, aspira a elevarse por encima de esa jerarquía, para ser él quien domine y sienta el poder sobre el resto; vemos que un predador se enfrenta a otro, sin miedo y sin odios, solo por la supremacía reproductora, de modo que cuando uno se rinde en la confrontación, el otro deja de perseguirlo y de ensañarse con él, mientras el humano alcanza cotas inimaginables de crueldad y de vengatividad.

Detrás de esto, se desencadenan  todas las guerras y conflictos bélicos que han habido en la historia. Por tanto, si el resentimiento, el odio, la venganza y la falta de fraternidad nos han traido siempre los mismos frutos amargos, en adelante vamos a proponernos hacer un mundo  mejor, desechando la envidia, el resentimiento y la venganza, y busquemos la paz en nuestros corazones antes que en ningún otro lugar externo, pues la paz y las alegrías y felicidad que esta trae, antes de estar alrededor nuestro,  deben abundar en nuestro interior.

Debemos ser conscientes de que todos portamos tantas y tantas imperfecciones y generamos tanta negatividad, que necesitamos a cada momento de la misericordia y el perdón de Dios, pero tal como nos dijo Jesús en la oración que dejó enseñada y que conocemos como "Padre Nuestro"; en ella dice "PERDONA NUESTRAS DEUDAS, COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS OFENSORES", lo cual nos dice claramente, que Dios nos va a perdonar en la misma medida que nosotros perdonemos, por lo tanto, esforcémonos por perdonar siempre porque con nuestro perdón, obtendremos el ser perdonados y así sentirnos con el alma liberada.

En la época que vivimos, no nos podemos permitir continuar por el camino del odio y la venganza, opuestos al perdón, porque es mucho lo que nos jugamos y las circunstancias se precipitan cada día más; apenas queda ya lugar para seguir perdiendo el tiempo en posturas y por caminos equivocados. Actualmente estamos inmersos de lleno, en un " final de los tiempos" o "cambio de ciclo evolutivo" donde el trigo será separado de la paja y el pastor separará los cabritos de los corderos..... Quien tenga oídos que oiga.

- Jose Luis Martín -

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                                              CAUSA Y EFECTO

( Una Ley, muchas historias y muchas lágrimas de dolor)

El Airbus A320, de la aerolínea Germanwings, que se estrelló en el sureste de los Alpes franceses, durante un vuelo entre Barcelona, ​​España y Düsseldorf, Alemania, con 144 pasajeros y seis miembros de la tripulación a bordo, causó un shock psicológico en la comunidad internacional. . Según el canal meteorológico francés, las condiciones climáticas eran buenas en el momento del accidente. Sin embargo, el copiloto Andreas Lubitz, de 27 años, que sufría de trastorno de ansiedad generalizada (TAG), según el periódico francés "Le Parisien", derribó deliberadamente el avión.
Todos los hechos dantescos deben tener una explicación lógica y coherente, sobre todo porque en los Estatutos del Creador no hay espacios para la injusticia y categóricamente el azar es mera ficción, incluso cuando los hechos desconcertantes nos parecen incomprensibles. Sin embargo, debido a la actitud suicida de Andreas Lubitz, obviamente estamos ante un evento evidente de rescate colectivo. De esta manera, el reembolso de deudas pasadas, la redención de nuestras acciones opuestas al bien y al amor pueden y deben suceder de varias maneras, incluso colectivamente.
Estrictamente hablando, las transgresiones colectivas a las Leyes de Dios deben ser expiadas colectivamente por los mismos personajes que juntas las violaron, y los mentores siempre están trabajando, ayudándonos a todos, reuniéndonos en grupos para favorecer la corrección, por supuesto, apoyando fortaleciéndonos para darnos cuenta de lo que nos propusimos hacer, además de equilibrarnos para poder ayudar a otros con nuestros pensamientos positivos.
Dolores que plagan almas
El propósito de los diversos dolores es "hacernos mover más rápido" [1]. Los desastres colectivos, si los observamos desde un punto de vista espiritual, basando nuestra reflexión en los principios de la Doctrina Espírita, tienen propósitos curativos que extraen cargas densas de las mentes culpables y significan la realización de la justicia integral, desde la Justicia Divina, para el reequilibrio del hombre. , utiliza procesos purificadores y liberadores, de los cuales no podemos escapar. La función del dolor es ampliar los horizontes para vislumbrar realmente los sólidos caminos amorosos del equilibrio.
Muchos de estos "asentamientos" son demostrados por los espíritus, en varias obras de la literatura espiritista. André Luiz narra un desastre aéreo, en el que el piloto, confundido por la densa niebla, no pudo evitar el choque del gran avión, que se estrelló contra la montaña. En este caso, un instructor espiritual comenta que "las víctimas ciertamente cometieron fallas en otros tiempos, arrojando a hermanos indefensos desde lo alto de torres imponentes para que sus cuerpos se estrellaran contra el suelo; suicidios que se lanzaron desde altos picos o edificios, que por el momento solo encontraron recursos en un episodio tan agonizante para transformar su propia situación ". (2)
¿Cómo entender la magnanimidad de la bondad de Dios y la enseñanza de Cristo, frente a las muertes colectivas ocurridas en l961, en ese siniestro incendio del "Gran Circo Norte-Americano", en Niterói? ¿Cómo entender las muertes registradas en el terremoto que azotó la histórica ciudad de Bam, en Irán, a fines de 2003?
¿Cómo explicar el accidente con el Boeing de Flash Airlines, ocurrido en Egipto, que causó la muerte de 148 personas que estaban a bordo de ese avión, el 3 de enero de 2004? ¿Cuál es el significado de aquellos que fueron tragados por las aguas del Tsunami, una tragedia, cuyas dimensiones dejaron al mundo entero consternado? ¿Qué pensar, aún, sobre el hundimiento del Titanic, un barco transatlántico que transportaba a unas 2.200 personas? ¿Qué pasa con las casi 3.000 víctimas resultantes del ataque a las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York el 11 de septiembre de 2001? ¿Cómo interpretar tales episodios y en vista de los destinos humanos?
Consternado, el hombre adquiere experiencia

Para las tragedias colectivas, solo el Espiritismo tiene las respuestas lógicas, profundas y claras, que explican, aclaran y, como consecuencia, consuelan los corazones humanos, frente a los amargos episodios de estas situaciones. El hecho es que creamos la culpa y formateamos los procesos nosotros mismos para extinguir los efectos. Ante las trágicas situaciones de la Tierra, el ser humano adquiere más experiencia y más energías iluminadoras en el cerebro y en el corazón, para defenderse y valorar cada momento de su vida. Con las verdades reveladas por el espiritismo, hoy se entiende la justicia de los juicios, entendiéndolos como una amortización de las deudas de vidas anteriores.
Los autores espirituales explican, sobre este tema, que las personas involucradas en crímenes violentos, en el pasado y también en el presente, la ley los devuelve, por haber descuidado la ética evangélica. Regresan y se agrupan en un momento y lugar específicos, sufriendo muertes accidentales de varios tipos, incluidos los desastres naturales. Entonces, antes de reencarnar, bajo el peso de las deudas colectivas, somos informados, más allá de la tumba, de los riesgos a los que estamos sujetos, de las formas en que podemos pagar la deuda, sin embargo, el hecho, por sí mismo, no es determinista, incluso, porque su consumación depende de diferentes circunstancias en nuestras vidas, ya que la ley kármica permite flexibilidad, cuando el amor gobierna la vida y "el amor cubre una multitud de pecados". (3)
Nuestros registros históricos a través de las vías de reencarnación, a menudo denuncian nuestra participación en episodios tristes, en los que causamos dolor y sufrimiento a nuestro prójimo. A menudo, en nombre de Cristo, prendimos fuego a personas, en los campos, en botes y en ciudades, en un proceso ciego de persecución de "infieles". Con el tiempo, frente a los flagelos de conciencia, enfrentados al remordimiento, abogamos por un regreso a la Tierra a través del renacimiento físico, con programación previa, para la desencarnación colectiva, en experiencias dolorosas de incendios, ahogamientos y tantas otras situaciones traumáticas para aliviar el tormento que presiona nuestras mentes.
Cuando reencarnamos, atraídos por una fuerza magnética (sintonización vibratoria), resultante de los crímenes practicados colectivamente, nos encontramos de manera circunstancial y, a través de situaciones drásticas, cosechamos el mismo mal que perpetramos contra nuestras víctimas indefensas en el pasado. Por lo tanto, los defectos cometidos colectivamente por las personas (que regresan a la vida física) son expiados en solidaridad, debido a los lazos espirituales entre ellos. Así, explica Emmanuel: "en la prueba colectiva, se verifica el llamado de los Espíritus encarnados, participantes en la misma deuda, con referencia al pasado criminal y oscuro. El mecanismo de justicia, en la ley de compensaciones, funciona espontáneamente, a través de los representantes de Cristo. , que convocan a las cohortes en la deuda en tiempo pasado para redenciones conjuntas, razón por la cual, muchas veces,
Destino fatalidad o evento?

Aunque muchos accidentes nos conmueven profundamente, ¿son las tragedias suficientes para rescatar crímenes crueles cometidos en el pasado pasado? Estamos convencidos de que no es así, a pesar de que las situaciones, como la que se vivió el 17 de julio de 2007, nos llevan a cuestionarnos, por ejemplo: ¿Por qué son estos eventos tristes que despiertan tanta compasión? ¿Fue una fatalidad? Cosa del destino? ¿Qué conceptos hay en los dibujos semánticos de estas palabras?
Para el espiritista "fatal, en el verdadero sentido de la palabra, solo el momento de la muerte" (5), porque, como los Espíritus le dijeron a Kardec: "cuando llegue el momento de regresar al Plan Espiritual, nada" lo liberará "y a menudo el Espíritu también conoce el tipo de muerte que dejará la tierra "," porque se le reveló cuando eligió esta o aquella existencia ". (6) Además, "Gracias a la Ley de Acción y Reacción y Libre Albedrío, el hombre puede evitar eventos que deberían tener lugar, así como permitir otros que no fueron previstos". (7) La fatalidad solo existe como algo temporal, en vista de nuestro estado inmortal, con el propósito de "volver al rumbo". La fatalidad y el destino inflexible no están en consonancia con los preceptos kardecios. ¿Quién crees que es "
Pruebas seleccionadas

El hombre común, en sus mezquinos intereses, ve el dolor solo como un rescate y pago, ignorando la alegría del sufrimiento por cooperar sinceramente en la construcción del Reino de Cristo. El que se deleita en caminar por los caminos del mal, la Ley misma se encargará de devolverlo a los caminos del bien. El pasado a menudo determina el presente, que a su vez determina el futuro. "El que duele con hierro será herido con hierro" (8), dijo el Maestro. Sin embargo, es una advertencia, no todo sufrimiento es expiación. En el punto 9, cap. V, de El Evangelio según el espiritismo, Allan Kardec señala: "Sin embargo, no se debe creer que todo sufrimiento porque sucede en este mundo es necesariamente la indicación de una cierta falta: estas son a menudo pruebas simples elegidas por el Espíritu para tu purificación,
Los que generalizan y afirman que todo sufrimiento es el resultado de errores pasados ​​no son correctos. El desarrollo del potencial, la escalada evolutiva, requiere trabajo, esfuerzo, superación de desafíos. En este caso, es la prueba, no la expiación, es decir, las tareas a las que se somete el Espíritu, a petición propia, con miras a su progreso, a la consecución de un futuro mejor.
El Propósito de la Ley Suprema
Dentro del principio de Causa y Efecto, ¿quién, junto con otras personas, atacó a otros no tendría que pagar la deuda juntos? Este es el llamado "karma colectivo". (10) Cada acción que tomamos, buena o mala, la recuperamos. Nuestro pasado determina nuestro presente, por lo tanto no hay favoritos divinos, predestinaciones o arbitrajes. La doctrina espiritista no predica el fatalismo o el conformismo ciego frente a las tragedias de la vida, incluso las llamadas tragedias colectivas. Lo que el espiritismo enseña es que la ley es una: por cada acción que tomemos, cosecharemos la reacción.
Lo importante para aquellos que se quedan aquí, en la Tierra, para que tengan el avance espiritual debido, es no ir a la bancarrota por lamentación, por la revuelta porque "las grandes pruebas casi siempre son una indicación del fin del sufrimiento y la perfección del Espíritu, siempre que ser aceptado por el amor de Dios ". (11)
En vista de lo anterior, le aseguramos que la función del dolor es expandir horizontes, ver verdaderamente los verdaderos lugares armónicos de equilibrio. Por esta razón, frente a los compromisos "kármicos", en las expiaciones colectivas o individuales, recordemos siempre que el propósito de la Ley de Dios es la perfección del Espíritu, y que todos los días caminamos en este destino, donde nuestro esfuerzo El personal y la búsqueda de la paz actuarán a nuestro favor, minimizando al máximo el peso de las deudas del pasado.
- Jorge Hessen -

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          LA ESPERANZA ES LA                              SOLUCIÓN

Estamos  superando una pandemia. El ser humano ha podido comprobar que no es el rey de la naturaleza, es sí el más inteligente, aquel que prevalece sobre todos los demás organismos de la Tierra; pero la naturaleza es más fuerte, más sabia y más longeva que el propio ser humano.
En definitiva, la naturaleza nos ha dado una lección y nos ha puesto sobre las cuerdas para rebajar nuestro orgullo y ambición. Hemos tenido que someternos a un enclaustramiento, paralizando prácticamente toda la actividad que no se podía considerar como totalmente necesaria, para preservar nuestro sustento y mantenimiento de aquellas estructuras completamente necesarias.
Parece mentira, como un sueño utópico, pero en estas pocas semanas que hemos estado alejados de los entornos naturales y en los que la actividad industrial se ha paralizado, la naturaleza se ha regenerado; el aire, los ríos y los mares, incluso los bosques han notado la ausencia de contaminación y el perjuicio que constantemente ocasionamos al medio natural.
Por eso, este simple artículo lleva el título de «Esperanza», porque esta lección que hemos recibido nos ha demostrado hasta qué punto podemos mejorar el planeta, y esto consecuentemente repercute en nosotros mismos. Hay esperanza en que todos y cada uno de nosotros, individualmente, sepamos sacar las debidas reflexiones y podamos concluir que la naturaleza nos ha hablado; sí, a nuestra conciencia le ha dicho: ¡Cuidado!, que yo puedo reaccionar, puedo eliminar de la faz de la Tierra en un santiamén a cientos de miles de personas. Pero no es solo eso, es la amargura que nos puede producir sentirnos como nos hemos sentido, impotentes, casi por completo, para hacer frente a ese agente microbiano que amenaza con arruinar, no solo la vida, sino lo más importante a considerar: el modelo de vida que hemos concebido.
Por ello, debemos reflexionar para tomar medidas en el asunto y, lógicamente, hacer algún cambio en este modelo de sociedad que nos hemos fabricado sin haber medido las consecuencias de nuestros actos y sin prever el abuso que estamos haciendo de nuestro libre albedrío; abuso que se convierte en una degeneración del medio ambiente, llegando a convertir la Tierra en un vertedero de escombros, cuando, siendo nuestro hogar, la deberíamos mimar y proteger.
Sin embargo, observamos que desde todos los estamentos se ejerce una presión violenta sobre los gobiernos; la maquinaria se ha de volver a poner en marcha otra vez, a toda prisa; todo tiene que volver a la normalidad, pues la economía se tiene que recuperar, de lo contrario, esto es un desastre; vamos a entrar en una crisis muy difícil de superar.
Con ese pretexto todo tiene que volver a empezar otra vez, a lo que llaman la «nueva normalidad». No nos damos cuenta de que todo lo acontecido es solo un aviso; no nos damos cuenta de que ya estamos en crisis: es la crisis de valores la que nos ha conducido a todo lo que acontece en nuestro mundo y que, lamentablemente, hemos convertido en la normalidad: la pobreza de millones y millones de personas es una cosa normal; que millones de niños sufran o mueran de hambre es lo normal; la contaminación de todo donde el hombre pone sus pies es lo normal; las guerras que no cesan es lo normal; la desesperación de cientos de miles de familias que pierden sus trabajos en pos de que la empresa obtenga más beneficios es lo normal… Tantas cosas hemos llegado a considerar normales que nos hemos vueltos ciegos y no vemos hacia qué dirección nos hemos de dirigir.
No obstante yo tengo esperanza, porque, por otro lado, hay una nueva generación que ya ve los errores que se han cometido y cada día surgen cientos de voluntarios dispuestos a darle un cambio a todo eso; poco a poco se van saliendo de la cadena de ese montaje poderoso que es la industria fría que solo mira por la producción masiva a costa de lo que sea, y que no quieren participar de la economía que destruye la paz y los hogares de los más débiles de la Tierra.
Hay, sí, una nueva generación que lucha por vivir de forma más natural, que quiere volver a la sencillez, que ha comprendido que no se puede sobrevivir sobre los cimientos del egoísmo y la avaricia, que piensa más en los seres humanos como hermanos que todos somos, y no en el ser humano como un número, que es en lo que nos ha convertido esta era de la modernidad en la que entramos apenas sin darnos cuenta, llevados por un sueño irreal que nos decía: Cuanto más tengas, más feliz serás.
Por eso, pese a que los poderes del mercado nos quieran llevar otra vez hacia lo mismo, ha quedado tocada nuestra conciencia de una forma poderosa, y debemos confiar en que, sin que se vean los resultados a corto plazo, sí que confío en que a medio y largo plazo esta humanidad irá moderando su forma de vida y corrigiendo los errores, los abusos que hemos cometido, para que al mismo tiempo que nos regeneramos como personas, lo haga la misma casa Tierra que es nuestro hogar.
Todo es por nuestro bien; la naturaleza se regenera y se mejora después de las catástrofes y las desgracias que nos conmueven. Es la ley: se destruye lo viejo para recomenzar con esperanza y con ilusión para construir algo mejor. Hagámoslo.
 Fermín Hernández Hernández  Amor, Paz y Caridad.

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