INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Los incentivos de San Agustín
Frase del Libro de los Espíritus
2.Moral espírita
3.- Los deseos
4.- Reencarnación y misericordia infinita
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LOS INCENTIVOS DE SAN AGUSTÍN
Tened confianza en la bondad de Dios, y sed bastante perspicaces para comprender los preparativos de la nueva vida que os destina. Verdad es que no os será dado gozar de ella en esta existencia, ¿pero no seréis felices, sino volvéis a vivir en este globo, considerando desde arriba la obra que habréis empezado y que se desarrollará a vuestros ojos?
Estad animados por una fe firme y sin vacilar contra los obstáculos que parece deber levantarse contra el edificio cuyos cimientos ponéis. Las bases sobre las cuales se apoya son sólidas: Cristo puso la primera piedra.
¡Ánimo, pues, arquitectos del Divino Maestro! Trabajad, edificad. Dios coronará vuestra obra. Pero no olvidéis que Cristo desconoce a cualquiera de sus discípulos que sólo tenga la caridad en los labios; no basta creer, sobre todo es menester dar ejemplo de bondad, de benevolencia y de desinterés, sin esto, vuestra fe será estéril para vosotros.
San Agustín.
Allan Kardec
Extraído del libro "El libro de los médiums"
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FRASE DEL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS :
"Recuerda que los Espíritus buenos solo dispensan asistencia a los que sirven a Dios con humildad y desinterés, y que repudian a todo aquel que busca en la senda del Cielo un trampolín para conquistar las cosas de la Tierra; ellos se apartan del orgulloso y del ambicioso."
Autor: Buenos Espíritus
Fuente: El Libro de los Espíritus
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MORAL ESPIRITA
Los adversarios del Espiritismo -que, de acuerdo con la regla más antigua, no lo conocen- acostumbran decir que no tenemos un sistema de moral. Eso, cuando no nos acusan simplemente de inmoralidad. La respuesta nuestra es la Codificación Doctrinaria. Y en ella, además de las Leyes Morales de El Libro de los Espíritus, ese código del más puro espíritu cristiano, que es El Evangelio según el Espiritismo.
Miguel Vives menciona este último, en su trabajo sobre las reglas de la vida espírita. Mucho más que eso, sin embargo, nos enseña cómo aplicar los principios evangélicos a una conducta espírita. La moral espírita resplandece en estas páginas, en toda su pureza cristiana. Quien lea este libro, y aplique a la vida sus principios, hará en sí mismo aquella reforma que, para Kardec, es la única y verdadera característica del verdadero espírita. Vives, entretanto, no es un teórico. El declara, enseguida, en la primera línea: No soy escritor, pero soy médium.
Para los legos, eso no tendrá un significado mayor. Para los espíritas, entre tanto, eso quiere decir que Vives está escribiendo sobre cuestiones que enfrentó en la vida, sobre problemas que vivió. En eso está el mayor valor de este libro. El nos da el ejemplo de la vivencia espírita. Fundador del Centro Espírita Fraternidad Humana, de Tarrasa, Miguel Vives lo presidió durante treinta años. Ejerció la mediumnidad y militó en la propaganda doctrinaria. Desde que se volvió espírita, su vida se convirtió en un apostolado. Muchas de sus páginas nos recuerdan la figura del apóstol Pablo: son páginas epistolares, dirigidas a las asambleas cristianas de los primeros tiempos.
En otras, él es el oscuro y humilde Ananías, que a través de la oración y del pase arranca las escamas de los ojos de Pablo. La moral espírita, como la del cristianismo primitivo, no se constituye apenas de preceptos, de reglas, ni de principios normativos. Hay una técnica moral, que se fundamenta en el conocimiento de las leyes morales. Vives compara la salud física a la salud moral, para mostrar que somos criaturas sujetas a influencias de dos especies: las que provienen del medio físico y las que provienen del medio espiritual. Indica como las influencias psíquicas nos envuelven, y cómo penetran nuestra mente, cómo invaden nuestro psiquismo, como dominan a nuestro espíritu.
Y enseña cómo enfrentarlas, soportarlas y vencerlas. Hoy, más que nunca, este librito de Miguel Vives precisa ser leído y releído, estudiado, cargado en el bolsillo, para consultas constantes. A la manera del propio Cristo, que para él es siempre «Señor y Maestro», el autor de esta Guía nos ofrece la regla moral y el ejemplo de la práctica moral. Él mismo es un modelo de lo que enseña. Indícanos el Modelo Supremo, que es Jesús -como El Libro de los Espíritus nos lo indica- mas ayúdanos también con su propio ejemplo. Vemos aquí, a través de la vida del autor, cómo el espírita debe enfrentar sus problemas, en todas las circunstancias de la existencia.
Miguel Vives
Hay personas que creen que los espíritus se crean en el acto de la concepción, pero esto va en contra de la Biblia (Jeremías 1: 5). Los estudios avanzados sobre este tema, como los de científicos, filósofos y teólogos espiritistas, también discrepan de esta idea. Y muchos cristianos incluso tienen miedo de hablar de espíritus. ¿Cómo, entonces, entender a los espíritus? Y también hay quienes piensan que Dios no necesita crear nuevos espíritus. Sea necesario o no, cuando Él quiere, los crea. Y, cuando Dios creó el espíritu de Adán, lo que es una metáfora de la creación de la humanidad por Dios, Adán un día murió. Pero su espíritu inmortal no. Por tanto él quedó libre para continuar siendo todavía, un hombre o un espíritu encarnado en un nuevo cuerpo humano, en sustitución del que volvió al polvo de donde vino. En otras palabras, el espíritu humano fue creado para vivir encarnado aquí en la Tierra, por algún tiempo. Si Adán fue creado para vivir encarnado aquí, en la Tierra, esto significa que si él perdió su cuerpo, tendría que tener otro en sustitución. Esto supone que el espíritu tiene asimismo que reencarnar, ¿ Ser hombre, ¿hasta cuando?Solamente Dios lo sabe, pues Él sabe el destino de cada ser humano. Y Dios ya creó al hombre con uno de los mayores instintos, el de de la Ley de Reproducción o de conservación de la especie. ¡Significa esto que hay espíritus para reencarnar!, pues cuerpos nuevos para las reencarnaciones no faltan. ¡ Ellos surgen hasta sin la voluntad de los padres!, Y la Bíblia dice: "creced y multiplicaos". Además, muchas veces, los espíritus vienen de encarnaciones en otros mundos, pues en la casa del Padre hay muchas moradas; esta es el universo, y hay billones de espíritus esperando la oportunidad de reencarnar. Dios creó el cuerpo de Adán del polvo, de la arcilla, dándole un espíritu inmortal para encarnar en él. Y en sentido figurado, el espíritu vino de un soplo de Dios en la nariz de Adán. Jesús siempre nos presentó a Dios como su Padre y el de todos nosotros. Y esta verdad se acentúa no solo en la Biblia, sino también en otras Sagradas Escrituras. En la parábola del hijo pródigo, Jesús presenta al padre de este hijo derrochador como una figura del Dios Padre de infinita bondad y misericordia. En esta parábola, más tarde, el hijo entró en sí mismo, sintiendo el peso del gran error que había cometido y, apesadumbrado, decidió volver con su padre, pero esperando ser humillado por él. Y, sin embargo, fue recibido con una fiesta y un banquete. Este amable padre de Jesús representa al Dios Padre de infinita misericordia. ¡Pero sería finito, si no hubiera reencarnación, porque no habría nuevas oportunidades para la regeneración de los niños tan amados por Dios!
- José Reis Chaves
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