domingo, 9 de agosto de 2020

¿ Tenemos libre albedrío ?

   INQUIETUDES   ESPÍRITAS

1.-Reflexiones sobre las leyes naturales.
2.- ¿Existen seres destinados al mal?
3.- Entrenamiento mediúmnico
4.- ¿ Tenemos libre albedrío?






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Reflexiones sobre las leyes naturales.

Cuando comienza el estudio de la Ley Divina o Natural, que aparece en El Libro de los Espíritus, se observa que Kardec, en la elaboración de las preguntas a los Espíritus, tiene como objetivo eliminar las contradicciones que, a veces, algunas respuestas pueden traer.
Veamos a continuación:
En la pregunta 615 (OLE), le pregunta a Kardec si la Ley de Dios es eterna. Los espíritus responden afirmativamente.
Entonces, Kardec pregunta, en la pregunta 616, la pregunta de si Dios podría enseñar algo en un momento en que en otro momento estaría prohibido.
Los espíritus no contradicen ni reafirman: la Ley de Dios es eterna e inmutable como Dios mismo.
Por lo tanto, si hay alguna ley que deba perfeccionarse, esta ley es la ley humana, que, según la evolución del hombre mismo, sufre cambios.
Los espíritus, aún sobre este tema, dividen las leyes naturales en dos partes:
Las leyes de la materia y las leyes morales.
El objetivo es dominar estas dos leyes, conocer su mecanismo operativo en el caso de las leyes de la materia, en el caso de las leyes morales, aplicar sus principios a nosotros mismos.
Una existencia, por lo tanto, es muy poco tiempo para que el hombre avance en el dominio de estas dos leyes, y luego el hombre tiene que reencarnarse para progresar.
Traeré un ejemplo para ilustrar:
Vivimos en una época de especialización, conocimiento vertical, que profundiza en un solo tema.
Hay personas, por ejemplo, que estudian solo el "dedo meñique del pie izquierdo" y desarrollan su investigación y profundizan cada vez, para que este "dedo meñique" lo sepa todo.
Imagine, entonces, cuánto tiempo nos llevará dominar las leyes de la materia y las leyes morales en gran medida.
Es por eso que, en algún momento del Libro de los Espíritus, los Espíritus dicen que el progreso es casi infinito, lo que resulta en un número muy alto de reencarnaciones para que el hombre alcance el máximo estado de progreso posible.
Allan Kardec continúa preguntando a los espíritus sobre las leyes naturales.
En la pregunta 619 del Libro de los Espíritus, Kardec trata de averiguar si todos los hombres pueden entrar en contacto con la Ley de Dios o, como lo harán, las Leyes Naturales.
El objetivo de Kardec también es verificar si hay privilegios en el orden de las cosas, es decir, si la Ley Natural está disponible solo para un grupo selecto de personas.
En esta pregunta, entre muchas cosas, Kardec descubre que la Ley Natural está ahí para que todos, sin excepción, la conozcan.
Sin embargo, hay quienes conocen la Ley de Dios y quienes la entienden.
En este caso, hay una diferencia jerárquica entre saber y comprender.
Comprende esto arriba para saber. Los que entienden la Ley de Dios son buenos hombres y los que buscan ese entendimiento.
De hecho, vemos esta diferencia entre conocer y comprender cada día de nuestras vidas, y para eso, solo necesitamos observarnos a nosotros mismos y al contexto en el que vivimos.
¿Cuántas veces actuamos mal sabiendo que estamos equivocados?
En otras palabras, conocemos la Ley, pero aún no la entendemos, ya que no la practicamos.
Sin embargo, no es suficiente conocer la Ley de Dios, es necesario, a través de la reflexión, que, debería decirse, al menos teóricamente se vuelve más potente en cada existencia corporal, distinguir el bien del mal y por el esfuerzo de caminar junto a esta Ley que, como nos enseñan los espíritus, será cumpliéndolo que tendremos paz de conciencia.
Avanzando un poco más en los temas que tratan con la Ley Natural, Kardec busca investigar el perfil del verdadero profeta.
La idea de Kardec en las preguntas 622, 623, 624 y 625 (OLE) es saber si la revelación de la Ley de Dios puede llegar a través de cualquier hombre.
Los espíritus responden que sí e informan que, de vez en cuando, Dios envía espíritus superiores para ayudar al hombre a descubrir las leyes naturales.
La misión de los Espíritus Superiores es despejar los caminos para el hombre común, enseñando las Leyes de Dios, que, repetimos, se puede dividir en dos partes:
Leyes de la materia y leyes morales.
Kardec luego pregunta cuál es el perfil del verdadero profeta. Los espíritus responden que es un buen hombre, cuya coherencia entre palabras y acciones es perfecta.
Yendo un poco más sobre este tema, Kardec les pide a los espíritus una referencia, alguien a quien el hombre pueda inspirar para ser alguien mejor.
Los espíritus responden de manera lacónica:
- ¡Jesús!
Kardec, después de la respuesta de los Espíritus, hace un comentario importante sobre la moral enseñada por Jesús, dejando en claro que el Espiritismo, a través de la comprensión de la Ley de Dios, apunta a la mejora moral de la humanidad.
Sin embargo, surge una duda que es legítima, especialmente para aquellos que no conocieron a Jesús, ya sea porque nacieron antes de su venida o porque pertenecen a una cultura que no funcionó con los elementos contenidos en los Evangelios.
Y aquellos que no han tenido la oportunidad de conocer a Jesús, ¿cómo serán?
La respuesta a la pregunta está contenida en la pregunta 622, en la cual los espíritus dijeron que en todo momento, aquí y en otros lugares, tenían espíritus superiores reencarnados en la Tierra para enseñar la Ley de Dios.
Un paseo por la historia de la humanidad en sus culturas más diversas es suficiente para comprender que los espíritus tienen razón.
Reencarnamos, pero no estamos a merced, siempre tenemos maestros aquí en la Tierra, espíritus más experimentados que nos ayudan a comprender la Ley de Dios, además, incluso con mucho terreno por delante no hay razón para desanimarse, porque la eternidad nos espera.

-Wellington Balbo -para Red de Amigos Espíritas-

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¿EXISTEN SERES DESTINADOS AL MAL? 

Cuando nos hablan de seres malignos que tratan de influenciar a los seres humanos, cuando nos cuentan sobre los exorcismos que realiza la Iglesia para liberar a algunas personas de su nefasto dominio, la pregunta surge rápidamente: ¿Existen los demonios? Si existen, ¿quién los creó? ¿Se trata de seres destinados al mal eternamente? ¿Cuál es su origen? 
    Según nos cuentan las tradiciones religiosas, los demonios son ángeles caídos, seres que fueron creados llenos de virtudes y que un buen día, dominados por la envidia y los celos, sucumbieron a las tentaciones, desafiando la potestad del Creador, contraviniendo su voluntad e intentando transmutar el Universo en un reino donde predominara el mal y el sufrimiento. De esta circunstancia se aprovecharía Dios Padre para probar a sus hijos, dejándoles la responsabilidad de elegir un camino, bien el trazado por Él mismo o el sugerido por esas criaturas perversas desviadas del camino recto. consideraciones sobre el más allá. 
      Respetando todas las creencias y opiniones, desde nuestro punto de vista esta idea presenta deficiencias difíciles de resolver. Si Dios Todopoderoso es conocedor de todas las cosas pasadas, presentes y futuras, ya sabría de antemano que existiría un grupo de ángeles que se rebelarían a sus designios en un momento determinado. “Estaban destinados al mal a perpetuidad y predestinados a convertirse en demonios para arrastrar a los hombres al mal”. (Allan Kardec. El Cielo y el Infierno; capítulo IX, ítem 12). 

      Según esta hipótesis religiosa, con aquellos ángeles que cayeron no hay marcha atrás, están condenados a perpetuidad. Por tanto, “¿de qué les serviría no perseverar en el mal si el arrepentimiento es inútil?” “…Si perseveran en el mal, es porque la esperanza les es negada”. (Allan Kardec. El Cielo y el Infierno; capítulo IX, ítem 19). 


     Resumiendo este sofisma, Dios crea a seres perfectos, llenos de virtudes denominados Ángeles; son sus ministros que co-gobiernan el Universo junto con Él. En un momento determinado, a algunos de ellos se les olvidan sus virtudes extraordinarias y sus perfecciones, dejándose seducir por las tentaciones del ego y de las pasiones materiales (algo de lo que, según esta teoría, siempre han carecido puesto que nunca han tenido contacto con lo material). A partir de ese momento le hacen una competencia feroz a Aquel a quien todo se lo deben. Son privilegiados que no saben apreciar lo que tienen, puesto que desde su origen no hicieron ningún mérito para poseer las virtudes que les regalaron. El resto de seres que poblamos el Universo estamos condenados a trabajar y sufrir, a subir los peldaños del progreso con mucho esfuerzo. No obstante, hay otros que no hicieron mérito alguno, e incluso algunos, como acabamos de explicar, se rebelaron con descaro y premeditación. 
      Como vamos viendo, estas teorías presentan graves deficiencias que ponen en entredicho la perfección y la sabiduría del Creador. Quizás en el pasado, debido al desconocimiento que existía respecto a las cuestiones espirituales, esas ideas podrían tener alguna justificación, pero para el hombre de hoy día carece de sentido la idea de seres destinados al mal. 
      Partimos de la base de que Dios estableció unas grandes leyes universales que son iguales para todos, inmutables y eternas. No se puede concebir un Universo con privilegios y comportamientos caprichosos para algunos, que desdigan el amor, la justicia y la misericordia divina. 
      La ley de la evolución nos indica que todos somos creados en las mismas condiciones y que partimos desde un mismo punto sin distinción alguna; debemos de recorrer un largo camino donde el mal es la ausencia del bien, o dicho de otro modo, cuando se transgreden las leyes establecidas por Dios y no se atiende la voz de la conciencia.

       No podemos olvidar que el espíritu desde un primer momento toma uno de los dos caminos voluntariamente: el del bien o el del mal. Goza de libre albedrío y su responsabilidad crece en la medida en que es consciente de lo que hace. La voz de la conciencia le indica el camino más recto. Al mismo tiempo, espíritus guías le orientan e inspiran para seguir por la senda del bien. Sea cual sea su decisión será siempre bajo su responsabilidad. 
      Precisamente en esas primeras etapas, si el espíritu no hace caso a su interior y a los diferentes avisos que recibe de los planos superiores, dejándose llevar por sus defectos y pasiones, entonces se embrutece y se insensibiliza. El ego toma mucha fuerza y a partir de ese momento rompe la conexión con su conciencia que le instaba al bien y al autodominio. La capacidad de empatía y el desarrollo de unos valores que contribuyan al mejoramiento de su entorno, como son la solidaridad, la fraternidad, el altruismo, el espíritu de colaboración, etc., en una sociedad en la que nos necesitamos unos a otros, es sustituido por el mal que nace del egoísmo y del orgullo, por el afán de servirse de los demás. 

      Sin duda, el espíritu muy poco evolucionado puede quedarse temporalmente instalado en el mal, su libre albedrío así se lo permite. Esa maldad puede adquirir proporciones muy grandes. Ese es el motivo por el que se les haya podido confundir con seres creados o destinados a perpetuidad con ese fin; pero esto es una circunstancia temporal, aunque ahora pueda parecer impensable por el grado de perversidad y crueldad que puedan manifestar algunos.

      El mal es apenas un estado transitorio que más pronto o más tarde tendrá que dar paso al bien. A quien lo padece se le estimula al cambio de conducta, a dar un giro hacia el bien definitivo. Del mismo modo, no se puede concebir que del mal pueda surgir el bien abrazando la perspectiva de una sola existencia, para ello necesitamos comprender la ley de la reencarnación o de vidas sucesivas. La vida actual es consecuencia de nuestro pasado, y en esta construimos nuestro futuro. Por lo tanto, las diferentes existencias son solidarias entre sí, siempre tendentes al progreso, a la adquisición de sabiduría y cualidades morales. 

      También hay que considerar la circunstancia de que, al desencarnar, el espíritu no se transforma de repente, en el mundo espiritual continuamos con las mismas tendencias y características morales; y del mismo modo en que aquí nos asociamos con otras personas para hacer el bien o para hacer el mal, en el mundo espiritual ocurre exactamente lo mismo. 
      Otro aspecto a valorar es que aquello que concluimos como una mala influencia por parte de los que se consideran como “demonios” o “seres del mal” puede obedecer a deudas kármicas del pasado. Es el gran problema de la obsesión, bien por ley de afinidad, por la cual atraemos con nuestra actitud y pensamientos nocivos a espíritus que vibran en una frecuencia muy baja, o también por faltas graves cometidas sobre nuestros semejantes en tiempos pretéritos. En el otro plano puede haber víctimas del pasado que no estén dispuestas a perdonar y que traten de tomarse la justicia por su mano, perturbando y ocasionando enormes perjuicios a sus obsesados. Tan solo un cambio de actitud por ambas partes, utilizando la terapia efectiva del perdón y del amor, se puede desenredar este tipo de conflictos, reparando, en la medida de lo posible, las cuentas pendientes del ayer. 
      Por otro lado, cuando voluntariamente no se modifican las conductas y el espíritu permanece estacionado en el mal durante mucho tiempo, termina por surgir el dolor y el sufrimiento; y tras numerosas existencias padeciendo terriblemente, rescatando errores del pasado, llega un momento en que, cansado de sufrir, se sensibiliza. A partir de ese momento se le abre una nueva aurora, un camino evolutivo por  re-descubrir que abandonó hace siglos o quizás miles de años. Es el momento del rescate consciente y voluntario, un nuevo programa de recuperación en el que el espíritu retoma la senda del bien; espíritus amigos le acompañarán en su difícil ascensión. Poco a poco, pasito a pasito y con mucho esfuerzo irá aligerando la pesada carga hasta recuperar la ilusión y la autoestima. 

      Se trata de existencias difíciles, llenas de privaciones, enfermedades y otras circunstancias que obligan al espíritu a realizar un gran esfuerzo. Tras un periodo más o menos largo con cuerpo físico, finalmente le llega la muerte, toma fuerzas en el mundo espiritual y vuelve nuevamente a la experiencia de la carne con los ánimos renovados. De esa forma se va sacudiendo paulatinamente un lastre que le impedía ascender. 

      Por lo tanto, y como hemos ido viendo hasta ahora, el mal es temporal. Los demonios son en realidad espíritus muy atrasados que todavía no han sido capaces de descubrir los beneficios de la paz y el amor. En este momento, y puesto que nos encontramos en un proceso de cambio de ciclo planetario, su influencia se está manifestando con mayor claridad, pero esto son apenas los estertores de la muerte de una etapa crucial. Se prepara una nueva aurora, de tal forma que quienes sigan obstinados en el mal tendrán que continuar su proceso espiritual en otro mundo similar a este. El planeta Tierra está finalizando su etapa como mundo de expiación y prueba para pasar a formar parte de los mundos de regeneración. En él ya no cabrá el mal y sí las ansias de superación y de progreso. 

José M. Meseguer 
 Amor, Paz y Caridad

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        ENTRENAMIENTO MEDIÚMNICO
El espiritismo acepta la realidad de la mediumnidad y trabaja con sus recursos para promover el bien. Como toda facultad humana, la mediumnidad es neutral en sí misma, utilizamos sus recursos para la caridad y la fe. ¿Cuántos no se han convertido a la realidad espiritual a través de la información que proporciona la mediumnidad? ¿Cuánta caridad no se realiza diariamente con recursos medianos?
Sin embargo, no es suficiente ser un médium. Como no es suficiente saber hablar para hablar de manera rentable. Tenemos que calificar nuestra actividad mediática para que pueda proporcionar todo el bien del que es portadora. Jesús es el medio excelente de Dios y, por lo tanto, nos dijo: "una virtud salió de mí" "Yo y el Padre somos uno", lo que demuestra la perfecta armonía médium entre Él y Dios.
Hay requisitos previos para el buen ejercicio de la mediumnidad. No es necesario ser perfecto, pero es esencial buscar la perfección con sinceridad y esfuerzo diario. El consumo de alcohol, por ejemplo, incluso socialmente, no es un factor que promueva un buen desempeño mediático. No significa que no pueda beber una copa de champán en el Reveion, no queremos que el médium pretenda ser un santo. Hablamos sobre el hábito semanal o con una cierta frecuencia de consumo de alcohol o fumar. Si el médium cree que el trabajo mediático es importante en su vida, sabrá cómo abstenerse de todo lo que sea contrario a esto.
Muchos medios que se dedican a hábitos inapropiados o pensamientos constantes contra el bien, están aislados en el trabajo mediático. Simplemente van a la reunión mediática y no reciben comunicaciones. Ejercieron la psicografía y ya no hacen ejercicio. Muchos han comprometido la calidad de la psicografía, así como su frecuencia. Siempre que el ejercicio de la mediumnidad se vea comprometido sin causa aparente, el médium debe buscar en su conducta ental o conductual la causa de este compromiso para resolver esta insuficiencia del ejercicio de la mediumnidad.
Toda persona equilibrada emocional y espiritualmente, sabrá identificar las vibraciones del entorno en el que se encuentra. Los ambientes de carnaval, algunas fiestas, muchos ambientes como bares, etc ... son ambientes de vibraciones negativas resultantes de conversaciones no instructivas y nobles. Si nos sentimos bien en estos entornos, es porque nos acostumbramos a las vibraciones negativas. Es como la persona que se acostumbra a fumar o beber alcohol y ve esto como un gran placer.
¿Cómo sintonizaremos con los buenos espíritus, cómo recibiremos sus intenciones, si preferimos las bajas vibraciones? No hay necesidad de reforzar el hecho de que el ajuste es una cuestión de gustos.
Si el médium o cualquier otra persona se acostumbra al pesimismo, los espíritus inferiores alentarán este sentimiento o hábito. ¿Cómo sabrá el médium que los espíritus alientan tal pensamiento? Podemos decir lo mismo sobre la calumnia, la costumbre de creer que nadie es bueno, que no hay personas honestas, que casi todos irán al umbral, etc.
La mayoría de los casos de obsesión nunca se diagnosticarán porque el síntoma tiene una identidad con su portador. Cuanto más equilibrado es alguien moralmente, más rápidamente identifica y rechaza la parasitosis espiritual. ¿No es la obsesión un verdadero caso de parasitosis donde se alteran las energías fluidas y las posibilidades evolutivas?

¿Cuántos medios tienen fluctuaciones en la calidad de su trabajo mediático debido a la falta de vigilancia mental y conductual? Cuanto mayor es la magnitud de una actividad, mayor es la calificación del trabajador. En cuanto a la mediumnidad, no podría ser diferente.
(texto de João Senna)
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               ¿ TENEMOS LIBRE ALBEDRÍO ?

V.- Libre albedrío

843. ¿Tiene el hombre el libre albedrío de sus actos?

- Puesto que posee libertad de pensar, dispone asimismo de la libertad de actuar. A no ser por el libre arbitrio, el hombre sería una máquina.


844. Desde su nacimiento ¿goza de libre arbitrio el hombre?

- Goza de la libertad de obrar tan pronto como tiene la voluntad de hacer. En los primeros períodos de la vida su libertad es casi nula. Se desarrolla más tarde, y cambia de objeto, junto con las facultades. Puesto que el niño tiene pensamientos acordes con las necesidades propias de su edad, aplica su libre albedrío a las cosas de que necesita.


845. Las predisposiciones instintivas que el hombre trae al nacer ¿no son un obstáculo para el ejercicio del libre albedrío?

- Esas predisposiciones instintivas son las del Espíritu antes de su encarnación. Según sea él más o menos evolucionado, pueden inducirlo a cometer actos reprensibles, y en esto será secundado por los Espíritus que simpatizan con tales predisposiciones; pero no hay fuerza que sea irresistible cuando se tiene voluntad de resistir. Recordad que querer es poder.


846. El organismo ¿no influye sobre los actos de la vida? Y si posee una influencia ¿se ejerce ésta a expensas del libre arbitrio?

- Ciertamente que el Espíritu es influido por la materia. Ésta puede obstarlo en sus manifestaciones. He aquí por qué, en aquellos mundos donde los cuerpos son menos materiales que en la Tierra, las facultades se desarrollan con mayor libertad: pero el instrumento no da la facultad. Por lo demás, aquí hay que distinguir las facultades morales de las del intelecto. Si un hombre tiene instintos criminales, con seguridad que es su propio Espíritu el que los posee y el que se los da, pero no sus órganos. Aquel que aniquile su pensamiento, ocupándose sólo de la materia, llega a ser semejante a un animal, y peor todavía, porque no piensa ya en precaverse contra el mal, y en esto precisamente falla, puesto que obra así por su voluntad.


847. La alteración de las facultades ¿quita al hombre su libre arbitrio?

- Aquel cuya inteligencia se halle perturbada por cualquier causa deja de ser dueño de su pensamiento y, desde entonces, no posee ya libertad. Ese extravío constituye a menudo una punición para el Espíritu que, en una existencia anterior, puede que haya sido vano y orgulloso y haber hecho un uso inadecuado de sus facultades. Podrá reencarnar en el cuerpo de un idiota, así como el déspota en el de un esclavo y el mal rico en el de un mendigo. Pero el Espíritu sufre con ese constreñimiento, del que tiene perfecta conciencia. Allí es donde se ejerce la acción de la materia...


848. La alteración de las facultades mentales por causa de la embriaguez ¿excusa los actos censurables que el hombre en tal estado cometa?

- No, por cuanto el ebrio se ha privado voluntariamente de su razón a fin de satisfacer brutales pasiones. En vez de una falta, está cometiendo dos.


849. ¿Cuál es, en el hombre en estado salvaje, la facultad dominante: el instinto o el libre albedrío?

- El instinto, lo que no le impide que obre con entera libertad en cuanto a ciertas cosas. Pero, igual que el niño, aplica esa libertad a sus necesidades, y ella se va desarrollando con la inteligencia. Por tanto tú, que eres más esclarecido que un salvaje, eres también más responsable que él por lo que haces.


850. La posición social ¿no es en ocasiones una valla para la entera libertad de acción?

- A no dudarlo, la sociedad humana tiene sus exigencias. Pero Dios es justo. Toma en cuenta todo, mas os deja la responsabilidad de los pocos esfuerzos que realizáis para superar obstáculos..


El LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC


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