domingo, 21 de mayo de 2023

Primeros acercamientos a la post-vida

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- La Providencia

2.- Los libros de Allan Kardec

3- Médiums de efectos físicos

4.-Primeros acercamientos a la post-vida

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              La Providencia

Por su naturaleza, la revelación espiritista tiene un doble carácter; participa a la vez de la revelación divina y de la revelación científica.

Participa de la primera; porque su advenimiento es providencial, y no resultado de la iniciativa y del designio premeditado del hombre; porque los puntos fundamentales de la doctrina son efecto de la enseñanza dada por los espíritus encargados por Dios de ilustrar a los hombres sobre las cosas que estos ignoraban y que no podían descubrir por sí mismos, cosa que les importa conocer hoy día; porque ya se encuentran en una edad madura para comprenderlas.

Participa de la segunda; porque su enseñanza no es privilegio de ningún individuo, sino que es dada a todo el mundo del mismo modo; porque los que la transmiten y los que la reciben no son de ninguna manera seres pasivos, dispensados del trabajo de observación y de investigación.

Porque no hacen abstracción de su juicio y de su libre albedrío; porque la comprobación no les está prohibida, sino que, por el contrario, les es recomendada; porque en fin, la doctrina no ha sido dictada de una sola vez, sino por partes, ni impuesta a la creencia ciega; porque se ha obtenido por el trabajo del hombre, por la observación de los hechos que los espíritus ponen ante sus ojos, y por las instrucciones que ellos le dan; instrucciones que estudia, comenta y compara, de las cuales saca por sí mismo las consecuencias y hace las aplicaciones.

En una palabra, lo que caracteriza la revelación espiritista, es que su fuente es divina, que su iniciativa pertenece a los espíritus, y su elaboración es resultado del trabajo del hombre.

La Providencia

La Providencia se entiende el amor de Dios a todas sus criaturas. Dios está en todas partes, lo ve todo, preside a todo, aun a las más pequeñas y al parecer insignificantes cosas.

En eso consiste la acción providencial.

«¿Cómo Dios, tan grande, tan poderoso, tan superior a todo, puede inmiscuirse en pormenores ínfimos, ocuparse de los más insignificantes actos, y de los pensamientos más insignificantes de cada individuo?

Tal es la pregunta que se hace la incredulidad, y de ella deduce, que, admitiendo la existencia de Dios, su acción no debe extenderse sino sobre las leyes generales del universo; que el universo funciona de toda eternidad en virtud de esas leyes, a las cuales, toda criatura está sometida en su esfera de actividad, sin que haya necesidad del concurso incesante de la Providencia

En su actual estado de inferioridad, solo difícilmente pueden los hombres comprender a Dios infinito, porque ellos están circunscritos, y son limitados, y por eso se lo figuran circunscrito y limitado, representándolo como un ser circunscrito, y formándose de él una imagen á imagen suya.

Nuestros cuadros, pintándole con fisonomía humana, no contribuyen poco a fomentar ese error en el espíritu de las masas, que adoran en Dios más la forma que el pensamiento.

Para el mayor número es un poderoso soberano, sentado en un trono inaccesible, perdido en la inmensidad de les cielos; y como que sus facultades y percepciones son limitadas, no comprenden que Dios pueda dignarse intervenir directamente en las cosas más pequeñas.

En la impotencia en que se halla el hombre de comprender la esencia misma de la Divinidad, solo puede formarse de ella una idea aproximada por medio de comparaciones forzosamente muy imperfectas; pero que pueden, por lo menos, demostrarle la posibilidad de lo que, al principio, le parecía imposible.

Supongamos un fluido bastante sutil para penetrar todos los cuerpos; es evidente que cada molécula de semejante fluido, producirá en cada una de las de la materia con que está en contacto, una acción idéntica a la que producirá la totalidad del fluido. Esto lo demuestra la química a cada paso.

Siendo ininteligente el fluido, obra mecánicamente sólo por las fuerzas materiales; pero si le suponemos dotado de inteligencia, de facultades perceptivas y sensitivas, obrará no ciegamente, sino con discernimiento, con voluntad y libertad; verá, oirá y sentirá.

Fluido perispiritual

Las propiedades del fluido perispiritual, pueden darnos una idea de esto. Él por sí mismo no es inteligente, porque es materia; pero es el vehículo del pensamiento, de las sensaciones y de las percepciones del espíritu.

A consecuencia de la sutileza de ese fluido penetran los espíritus en todas partes y escudriñan nuestros pensamientos, ven y obran a distancia; a él, llegados ya a un cierto grado de purificación, deben los espíritus el don de ubicuidad, bastándoles un rayo de su pensamiento dirigido hacia diversos puntos, para que puedan manifestar en ellos su presencia simultánea. La extensión de esta facultad está subordinada al grado de elevación y purificación del espíritu.

Es también por medio de este fluido cómo el hombre mismo obra a distancia por la potencia de la voluntad sobre ciertos individuos; como modifica en ciertos límites las propiedades de la materia, da a sustancias simples propiedades determinadas, repara los desórdenes orgánicos, y verifica curaciones con la sola imposición de las manos.

Los espíritus

Los espíritus por elevados que sean, son criaturas limitadas en sus facultades, y su poder y extensión de sus percepciones, no pueden, bajo este aspecto, igualarse a Dios; pero pueden, sin embargo, servirnos de punto de comparación.

Lo que el espíritu puede realizar tan solo dentro de un límite estrecho, Dios, que es infinito, lo realiza en proporciones infinitas.

Existen también las diferencias de que la acción del espíritu es momentánea, y está subordinada a las circunstancias, cuando la de Dios es permanente; el pensamiento del espíritu no abraza más que un tiempo y un espacio circunscritos, al paso que el de Dios abraza el universo y la eternidad.

En una palabra, entre los espíritus y Dios media la distancia de lo finito a lo infinito, y por consecuencia, inconmensurable.

representación de fluido

representación de fluido

El fluido perispiritual no es el pensamiento del espíritu, mas sí su agente o intermediario. Como es el fluido el que trasmite el pensamiento, está de cierto modo impregnado de éste, y en la imposibilidad en qué nos hallamos de aislar el pensamiento, parécenos que él y el fluido no forman más que una misma cosa, de la misma manera que el sonido y el aire parecen formar una misma cosa, dé suerte que podemos materializarlo, por decirlo así.

Como decimos que el aire se hace sonoro, podríamos, tomando el efecto por la causa, decir que el fluido se hace inteligente.

Fluido inteligente

Suceda o no así con el pensamiento de Dios, es decir, que obre o no directamente o por medio de un fluido, para nuestra inteligencia, representémonoslo bajo la forma concreta de un fluido inteligente que llena el universo infinito y penetra todas las partes de la creación.

La naturaleza entera está sumergida en el fluido divino; mas en virtud del principio de que las partes de un todo simple son de la misma naturaleza y tienen las mismas propiedades que el todo, cada átomo de este fluido, si puede decirse así, poseyendo el pensamiento, es decir, los atributos esenciales de la divinidad, y estando este fluido en todas partes, todo está sometido a su acción inteligente, a su previsión, a su amor; no habrá ser por infinito que sea, que no esté en cierto modo saturado de él.

Así es que todos estamos constantemente en presencia de la divinidad; no hay acto, por insignificante que sea, que podamos sustraer a su mirada, y nuestro pensamiento está en contacto incesante con su pensamiento; por lo cual, con razón se dice que Dios lee en los más recónditos pliegues de nuestro corazón.

Estamos en Él, como Él está en nosotros, según las palabras de Jesucristo.

Para abrazar en su amor a todas sus criaturas, no tiene necesidad Dios de bajar sus ojos de lo alto de la inmensidad; para que nuestras preces sean oídas, no es necesario que traspasen el espacio ni que sean recitadas en voz sonora; porque estando en nosotros, nuestros pensamientos repercuten en él, como los sonidos de una campana hacen vibrar todas las moléculas del aire ambiente.

La Divinidad

Lejos de nosotros el pensamiento de materializar a la Divinidad; la imagen de un fluido inteligente, universal, no es evidentemente más que una comparación que nos parece propia para dar una idea más justa de Dios, que las imágenes que le representan bajo forma humana; ni tiene otro objeto que el de hacer comprender la posibilidad de que Dios está en todas partes y todo lo ocupa.

Tenemos siempre a la vista un ejemplo que puede darnos una idea de la manera con que la acción de Dios se hace sentir sobre las partes más íntimas de todos los seres, y por consecuencia, de cómo las impresiones más sutiles de nuestra alma llegan a él. Está sacado de una instrucción dada por un espíritu apropósito de este asunto.

Uno de los atributos de la divinidad es la infinitud

No puede representarse al Creador bajo ninguna forma, por necesidad circunscrita y limitada. Si no fuera infinito, se podría concebir algo más grande que El, y ese algo seria Dios.

Siendo infinitoDios está en todas partes; porque si así no fuere, dejaría de ser   infinito, de cuyo dilema no se puede salir. Luego si hay un Dios, y esto no puede ser ya dudoso para nadie, ese Dios es infinito y no se puede imaginar extensión que no ocupe.

Se encuentra por consecuencia en contacto con todas sus creaciones: las envuelve, las penetra, están en él. Es pues comprensible que esté en relación directa con toda criatura.

Para haceros comprender palpablemente de qué modo tiene lugar universalmente esta comunicación constante; veamos lo que pasa en el hombre entre su espíritu y su cuerpo.

«El hombre es un mundo en pequeño, cuyo director es el espíritu y cuyo principio dirigido es el cuerpo.

En este universo el cuerpo representará una creación, cuyo Dios será el espíritu. (Repárese que aquí no se trata de identidad, sino de analogía.)

Los miembros de este cuerpo, los diferentes órganos que lo componen, sus músculos, sus nervios, sus articulaciones son otras tantas individualidades materiales, localizadas, si así puede decirse, en un sitio especial del cuerpo; y aun cuando el número de estas partes constitutivas tan variadas y de naturaleza tan diferente, sea considerable, no es dudoso para nadie que no puede producirse movimiento alguno, que ninguna impresión puede tener lugar en una parte sin que el espíritu se aperciba de ella.

¿Hay sensaciones diversas en varios sitios simultáneamente?

El espíritu las siente todas, las discierne, las analiza y asigna a cada una su causa y el sitio en que se verifica.

«Fenómeno análogo tiene lugar entre Dios y la creación. Dios está en todas partes en la naturaleza, como el espíritu está en todas las partes del cuerpo. Todos los elementos de la creación están con él en relación constante, como todas las células del cuerpo humano están en contacto inmediato con el ser espiritual. No hay razón, pues, para que fenómenos de un mismo orden no se produzcan de la misma manera en uno y otro caso.

«Cuando un miembro se agita, el espíritu lo siente: si una criatura piensa, Dios lo sabe.

Si todos los miembros están en actividad, los diferentes órganos se ponen en vibración: y el espíritu percibe cada sensación, la distingue y la localiza. Las diferentes creaciones, las diferentes criaturas se agitan, piensan y obran de diverso modo, y Dios sabe todo lo que pasa y asigna a cada una lo que le es particular.

«Se puede deducir igualmente la solidaridad de la materia y de la inteligenciala de todos los seres de un mundo entre sí, la de todos los mundos y todas las criaturas con su hacedor.»

(QUINEMANT. Sociedad de Paris, 1867.)

Nosotros comprendemos el efecto, y ya es mucho: del efecto subimos a la causa, y juzgamos de su grandeza por la del efecto; mas su esencia íntima nos es desconocida, como nos sucede respecto a la causa de multitud de fenómenos.

Conocemos los efectos de la electricidad, del calor, de la luz, de la gravitación y los calculamos, aun cuando no conocemos la naturaleza íntima del principio que los produce.

¿Será, pues, racional negar el principio divino, porque no lo comprendamos?

La soberana inteligencia

Nada es óbice a admitir, para el principio de la soberana inteligencia, un centro de acción, un foco principal que irradia sin cesar, inundando al universo con sus efluvios, como el sol lo inunda con su luz.

Pero, ¿donde está ese foco? probable es que no esté fijo en un punto determinado, como no lo está su acción.

Allan Kardec

Si los espíritus tienen el don de ubicuidad, esta facultad en Dios debe ser ilimitada. Llenando Dios el universo, pudiera admitirse, a título de hipótesis, que aquel foco no tiene necesidad de transportarse y que se forma en todos los puntos donde su soberana voluntad juzga oportuno producirse, de modo que pudiera decirse que está en todas partes y en ninguna.

Ante estos insondables problemas, nuestra razón debe humillarse.

Dios existe

No podernos dudar de ello; es infinitamente justo y bueno: esta es su esencia: su solicitud se extiende a todo: así lo comprendemos ahora.

Sin cesar en contacto con nosotros, podemos suplicarle con la certeza de ser oídos; sólo puede querer nuestro bien, y por esto debemos tener confianza en él.

Esto es lo esencial; en cuanto a lo demás esperemos que seamos dignos de comprenderlo, cultivando sin cesar nuestro entendimiento y practicando todas las virtudes.

Allan Kardec

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               Los libros de Allan Kardec

(Lecciones de Doctrina Espirita)

Por Eliseo Rigonatti


El día 18 de abril de 1857, Allan Kardec, publicó “El Libro de los Espíritus”.
Tres años trabajo para poner en orden las lecciones que los Espíritus le enviaban. Era preciso analizarlas muy bien para verificar si estaban de acuerdo con la ciencia.
Todo lo que la ciencia no comprobaba Allan Kardec no lo aceptaba.

Imaginemos estar en un bosque, en una noche muy oscura: solamente a tientas podemos caminar y aún así es muy fácil caer de bruces.
Repentinamente un farol ilumina el bosque y nos muestra el sendero: podemos entonces caminar más rápido y sin recelos pues hay una luz que nos guía.
Así, también estaba la humanidad sumergida en la noche oscura de la ignorancia hasta que el día en que “El libro de los Espíritus”, como un farol poderoso, rasgó las tinieblas indicando el camino del futuro, la verdad y la vida eterna.
“El libro de los Espíritus” nos enseña de dónde venimos, que hacemos en la Tierra y hacia dónde iremos; es el fundamento de la Doctrina Espírita.

En enero de 1861 Allan Kardec publicó “El libro de los médiums”, que trata el aspecto práctico del Espiritismo.

En abril de 1964 publicó el “Evangelio según el Espiritismo”. Este libro reúne los más bellos y consoladores mensajes que los Espíritus enviaron a la Tierra. En él está explicado el evangelio de Jesús en toda su pureza. Es un libro que debemos leer durante toda nuestra vida.

El día 1° de agosto de 1865 Allan Kardec publicó el libro titulado “El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo. Leyendo sus páginas comprenderemos cuáles son los castigos y las recompensas futuras y la situación de los Espíritus en el mundo espiritual.

En enero de 1868 publicó “El Génesis, los Milagros y las Predicciones según el Espiritismo”. En el Allan Kardec explica científicamente la formación de la Tierra, la naturaleza de los milagros y las profecías y las diversas leyes que rigen el universo.
Entre los continuadores de la obra de Allan Kardec es preciso citar a León Denis, quien desarrolló el aspecto filosófico de la Doctrina Espírita; y Gabriel Delanne quien expuso su aspecto científico.

Los libros de Allan Kardec, León Denis y Gabriel Delanne deben ser leídos detenidamente por todos aquellos que deseen progresar.
( Trabajo aportado por Viviana Gienitelli )

(Además de las mencionadas obras, Allan Kardec escribió también algún opúsculo sobre Espiritismo, como "Qué es el Espiritismo?", así como la "Revue Spirite" y otros muchos escritos y anotaciones que tras su muerte fueron recopilados en otra obra titulada " Obras Póstumas").

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                Médiums de efectos físicos

160. Los médiums de efectos físicos son más especialmente aptos para producir fenómenos materiales, tales como los movimientos de los cuerpos inertes, los ruidos, etc.. Se pueden dividir en médiums facultativos y médiums involuntarios.

Los médiums facultativos son aquellos que tienen la conciencia de su poder y que producen los fenómenos espíritas por un acto de su voluntad. Esta facultad, aunque es inherente a la especie humana, como ya lo hemos dicho, está lejos de existir en todos en el mismo grado; pero si hay pocas personas en que es absolutamente nula las que son aptas para producir los grandes efectos, tales como la suspensión de los cuerpos graves en el espacio, la traslación aérea y sobre todo las apariciones, son más raras aún. Los efectos más sencillos son los de la rotación de un objeto, los golpes que da levantándose este objeto, o en su misma sustancia. Sin dar más importancia capital a estos fenómenos, aconsejamos que no se desprecien, pueden dar lugar a   observaciones interesantes y ayudar a la convicción. Pero es de notar que la facultad de producir efectos materiales existe rara vez entre aquellos que tienen medios más perfectos de comunicación como la escritura o la palabra. Generalmente la facultad disminuye en un sentido a medida que se desenvuelve en otro.

161. Los médiums involuntarios o naturales son aquellos cuya influencia se ejerce sin saberlo ellos mismos. No tienen ninguna conciencia de su poder, y muchas veces lo anómalo que pasa a su alrededor no les parece de ningún modo extraordinario; esto forma parte de sí mismos, absolutamente como las personas que están dotadas de la doble vista y ellas mismas no lo saben.

      Estos sujetos son muy dignos de observación y deben recogerse y estudiarse los hechos de este género que vengan a nuestra noticia; éstos se manifiestan en cualquier edad y a menudo en niños muy jóvenes.

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. ALLAN KARDEC

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PRIMEROS ACERCAMIENTOS A LA POST-VIDA

    Este trabajo está dedicado a todos los visitantes que acaban de comenzar a interesarse por la vida después de la muerte física o, como aquí la llamamos, la postvida. De la mano del Dr. Vicent Guillem (Químico del Servicio de Hematología y Oncología del Hospital Universitario de Valencia) y de su libro “Las leyes espirituales”, nos adentraremos poco a poco, a lo largo de varios posts especiales, en este tema de una manera muy sencilla, al alcance de cualquier lector sin experiencia en esta temática. Esperamos que os sirva.

No sé por dónde empezar. Muchas veces me siento vacío, solo e incomprendido ¿Por qué me pasa esto?

Es normal y a mucha gente le pasa. Es porque vivís en un mundo con mucha falta de amor, estando unos de espaldas a otros. Y es cierto que uno puede estar solo en el mundo, aunque tenga mucha gente a su alrededor, porque el sentimiento de soledad parte de no sentirse amado, de no sentirse comprendido. La mayoría de la gente de vuestro mundo se ha acostumbrado a vivir así, sin sentir, en soledad interior, en ausencia de amor verdadero. Creéis que estáis solos porque todavía no habéis tomado conciencia de que todos vosotros sois hermanos, que compartís un mismo destino y que os necesitáis los unos a los otros para poder alcanzarlo.

¿Y cual es ese destino común que tenemos que alcanzar?

La felicidad verdadera, que sólo es posible alcanzar a través de la evolución en el amor. El amor es lo único que puede llenar el vacío del interior. ¿Hay algo que te inquiete especialmente?

La pregunta fundamental, que me atormenta constantemente es ¿por qué existo y para qué? ¿Para qué he nacido? ¿He venido a hacer algo? Porque no sé lo que he venido a hacer.

Has venido a evolucionar.

¿Qué quieres decir con evolucionar? ¿Evolucionar en qué?

Al proceso de transformación del egoísmo en amor es a lo que llamo evolución. Evolucionar significa aprender a amar.

Me hablas de evolución en el amor. Pero no es amor lo que yo veo en el mundo. ¿Por qué el sufrimiento? ¿Por qué vivimos en un mundo que tiene tantas contradicciones, desde lo más bello hasta lo más atroz y destructivo? El odio, las guerras, el hambre, la miseria, el sufrimiento. No puedo entender qué sentido tiene todo esto. ¿Tiene algún sentido, o se lo busco pero no lo tiene?

Sí tiene un sentido, evolucionar. Todas esas calamidades de las que hablas tienen un mismo origen, la ausencia de amor, llamémosla egoísmo. Igual que la suma del egoísmo de cada persona puede hacer del mundo un auténtico infierno, como ocurre en la actualidad, cuando ese egoísmo se transforme en amor, la suma del amor de cada persona transformará el mundo en un paraíso. En vuestra voluntad está el transformaros interiormente desde el egoísmo al amor, y si lográis el cambio interior, entonces el exterior, lo que os rodea, el mundo entero, cambiará como lógica consecuencia de ello. El mundo físico en el que estáis está ahí es para ayudaros a experimentar en ese proceso de transformación. Es como la arcilla para el niño que quiere aprender a modelar.

Sigo sin entenderlo ¿Evolución para qué, hacia dónde? ¿Qué sentido tiene todo ese esfuerzo si, al fin y al cabo, todo eso se va a terminar con la muerte?

La evolución de cada ser hacia una mayor capacidad de amar, de sentir y de saber, hacia mayores cotas de felicidad, no termina nunca, de lo contrario, no tendría sentido.

¿Qué quieres decir con esto?

Que el ser nunca deja de existir, es decir, es inmortal.

¿Cómo puedes decir eso si cada día vemos como mueren miles, millones de seres humanos?

Lo que muere es sólo el vehículo que utiliza el ser para manifestarse en el plano físico, es decir, su cuerpo físico. Su esencia, su conciencia, continúa existiendo.

¿Quieres decir con esto que existe la vida después de la muerte?

Sí. En realidad lo que quiero decir es que la muerte no existe, y que lo que se descompone es sólo el vehículo que utiliza el espíritu para manifestarse en el plano físico.

¿Y qué es el espíritu?

El espíritu es el ser que existe, que vive y siente. En el espíritu es donde reside la voluntad y la conciencia individual, que jamás se destruye. Tú eres un espíritu. Todos vosotros, humanos, sois espíritus, sólo que ligados a un cuerpo material durante algunas temporadas a las que llamaremos encarnaciones. Creéis que sois vuestro cuerpo físico, pero éste es sólo el vestido que necesitáis para poder actuar sobre el mundo material.

A ver si he entendido bien ¿Entonces quieres decir que el espíritu, o sea, nosotros, podemos existir de forma independiente del cuerpo?

Sí, y es lo que ocurre después de la muerte. El espíritu se separa completamente del cuerpo físico y continúa existiendo, viviendo.

¿Y no puede morir el espíritu?

No, el espíritu es inmortal. Puede evolucionar, cambiar a mejor, o estancarse, pero jamás destruirse.

Ya, pero ¿ qué pruebas tenemos de que exista vida después de la muerte del cuerpo? Porque, que yo sepa, nadie ha vuelto para contarlo.

Perdona que te contradiga, pero esa afirmación no es totalmente cierta. Existen miles de testimonios de personas que estuvieron clínicamente muertas y fueron reanimadas. Muchas de ellas recuerdan haber vivido ciertas experiencias bastante fuertes y reales para ellos durante ese periodo de tiempo en el que estuvieron físicamente muertas.

¿Y estas vivencias que cuentan no pueden ser producto de una alucinación por el estado tan crítico en el que se encontraban?

Pues debe ser entonces una alucinación colectiva en la que todos se han puesto de acuerdo en alucinar lo mismo, porque todas estas personas están contando la misma historia [...]

¿Y cuál es esa supuesta historia común que están contando?

La separación del cuerpo físico y la visión del propio cuerpo desde fuera. La sensación de viajar a través de un túnel oscuro, al final del cual se percibe una luz intensa. El encuentro con familiares o amigos anteriormente fallecidos. Un diálogo con un ser luminoso. La visión retrospectiva de la propia vida... Hasta experimentar el regreso al cuerpo, con un posterior cambio de valores vitales y una nueva percepción del fenómeno de la muerte. Son personas que dejan de tener miedo a morir porque ya han experimentado que la vida continúa y que lo que viene después es mucho mejor que lo que dejan.

Bueno, creo que son impresiones que no dejan de ser subjetivas.

Analizados aisladamente y de manera superficial es muy fácil desacreditar estos testimonios. Pero cuando algún fenómeno se repite, con unas características tan notablemente parecidas, independientemente del país, la cultura y las creencias previas, tanto en adultos como en niños, creo que al menos invita a que se haga un estudio serio al respecto. Existen investigadores muy serios y reconocidos de vuestro mundo que se han dedicado a estudiar concienzudamente las experiencias cercanas a la muerte, y a recoger los testimonios de estas personas, como el psiquiatra y filósofo norteamericano Raymond Moody, o el médico pediatra e investigador en neurología Melvin Morse, que ha trabajado con niños que han tenido este tipo de experiencias, entre muchos otros. Te aconsejo que te leas sus libros Vida después de la Vida y Más cerca de la Luz.

Aun así me parece un soporte poco consistente, casi accidental, para utilizar como prueba de la existencia de vida después de la muerte. Proporcionalmente, existen pocos casos de muerte clínica y reanimación respecto a los que mueren y no vuelven.

Existen muchos más testimonios, precisamente de personas moribundas, que están en proceso de separación definitiva del cuerpo, al que llamáis muerte, porque durante este proceso muchas de ellas afirman ver y conversar con sus seres queridos ya fallecidos o con otros seres luminosos que les preparan para la transición al otro lado. En casi todas las familias alguien recuerda un testimonio de estas características sucedido a algún familiar ya fallecido. Pero normalmente se suele creer que está alucinando. Nuevamente, parece ser que, cuando se acerca la muerte, todo el mundo se pone de acuerdo para alucinar lo mismo en todas las partes del mundo. También ha habido muchos estudiosos, como la prestigiosa psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, que se han dedicado a estudiar en serio este tema. Te invito a que leas su libro La muerte, un amanecer.

Pero todos estos son casos de personas que, aunque hayan estado cercanas a la muerte, están físicamente vivas.

También existen los testimonios de personas que contactaron con seres no encarnados, más frecuentemente con seres queridos fallecidos recientemente, que se despiden de ellos en sueños muy vívidos o en apariciones a pie de cama. También éste es un caso bastante frecuente, aunque menos estudiado por los investigadores. […]

¿Quieres decir entonces que el espíritu existe antes de nacer y que ha vivido otras vidas?

Así es. Y en la actual vida física, las circunstancias y pruebas que el espíritu se encuentra están estrechamente relacionadas con las decisiones que tomó en las vidas físicas pasadas, y en el periodo de vida entre encarnaciones, no ligado a un cuerpo físico.

¿Y qué pruebas tenemos de que existan vidas anteriores, es decir, de que exista la vida antes del nacimiento?

Existen los testimonios de personas que tienen recuerdos de vidas pasadas, que pueden ser espontáneos (sobre todo en niños) o inducidos través de hipnosis regresiva. Hay bastante bibliografía al respecto. Respecto al recuerdo en niños, te recomiendo que leas el trabajo de Ian Stevenson, un médico psiquiatra canadiense, que se dedica al estudio de los supuestos casos de reencarnación en aquellos niños pequeños que "recuerdan" una "vida anterior". En la actualidad lleva estudiados más de 2500 casos de posible reencarnación en todo el mundo. Ha publicado más de 20 libros y diversos artículos en revistas especializadas de Psicología y Psiquiatría. Te recomiendo su libro Veinte casos que hacen pensar en la reencarnación.

¿Y no puede ser todo esto fruto de la imaginación?

Admitiendo que haya casos que puedan ser fruto de la imaginación o de alguna alteración psíquica, o de cualquier otra razón, existen muchos otros en los que las personas recuerdan detalles muy concretos de la vida pasada anterior que han sido históricamente comprobados. Recuerdan lugares, acontecimientos, nombres, con mucho detalle, muchos de ellos vividos en países en los que la persona jamás ha estado en su vida actual. Los casos más llamativos son aquellos que suceden en niños de corta edad, que pueden incluso hablar espontáneamente en un idioma al que jamás han estado expuestos en la vida actual, siendo éste un recuerdo del idioma que hablaron en la vida anterior. Suelen ser niños de entre 2 y 4 años de edad, que empiezan a hablar a sus padres o hermanos de una vida que tuvo en otro lugar y en otro tiempo. El niño suele sentir una atracción muy fuerte hacia los hechos de esa vida y con frecuencia insiste a sus padres en que lo dejen volver a la familia en la que afirma haber vivido anteriormente […]

¿Y es necesario morirse o vivir una experiencia cercana a la muerte para experimentar la conciencia de que tú eres tu espíritu y no tu cuerpo?

No. De hecho todos vosotros tenéis la capacidad de separaros temporalmente de vuestro cuerpo, y así sucede de forma inconsciente en una etapa del sueño. Pero hay gente que es capaz de conseguir inducir esta separación de forma consciente a través de ciertas técnicas de relajación. Los viajes astrales aportan pruebas de que la conciencia no está ligada al cuerpo.

¿Qué es un viaje astral?

Es una separación temporal del cuerpo […]

¿Quieres decir que, no sólo podemos vivir sin estar ligados a un cuerpo, sino que estando físicamente vivos podemos salir y volver del cuerpo sin que se produzca la muerte?

Así es.

¿Qué es lo que se separa exactamente?

Se separa el espíritu del cuerpo físico que, como ya he dicho, sólo es un revestimiento que se utiliza para poder actuar en el mundo físico. Sin embargo, esta separación es solo temporal y siempre existe un nexo entre los dos que nunca se rompe y que permite la vuelta al cuerpo físico sin que haya ningún tipo de problema de salud. Es el llamado cordón de plata.

¿Qué es el cordón de plata?

Es el nexo de unión entre el cuerpo astral y físico, como un cordón umbilical que permite aportar al cuerpo físico la energía vital que necesita para continuar con vida en ausencia del cuerpo astral. Los clarividentes suelen describir este "cordón" como una especie de hilo muy elástico de tono plateado, extensible hasta el punto de que por mucho que se separe el cuerpo astral del cuerpo físico, el cordón siempre da de sí lo necesario, es decir, se alarga hasta grandes distancias cuando el espíritu se separa y viaja lejos del cuerpo físico.

¿Y dónde va el espíritu cuando se separa del cuerpo?

Donde su pensamiento le lleva, al mundo astral, y ese es un viaje natural que responde a una dinámica necesaria en el desarrollo humano. Esas visitas nocturnas procuran a la persona energías y experiencias que le ayudan más tarde en su vida física, puesto que allí es asistido por entidades espirituales más avanzadas que le aconsejan y guían. Si quieres saber algo más, te aconsejo que leas el libro El viaje astral de Oliver Fox.

- Dr. Vicent Guillem-

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