viernes, 12 de mayo de 2023

Los médiums y su misión

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Ante la enfermedad

2.- Protectores y Guías espirituales (I)

3.- El Espiritismo tiene futuro

4.- Los médiums y su misión

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                       ANTE LA ENFERMEDAD

Varios factores intervienen para que la persona mejore, de entre los cuales están el merecimiento, el deseo de hacer el bien a los semejantes y el esfuerzo de vencer sus debilidades. 
Si el interesado no cumple con estas condiciones fundamentales muchas veces ya está recibiendo la sanación a través de la enfermedad que posee. 
La persona que no cambia, que no hace el bien, que no se transforma, no logra mejorar porque la sanación no es solo algo que viene de afuera para adentro; sino aquello que debe nacer de adentro del enfermo…en su espíritu…para que al cabo de cierto tiempo esto se refleje en su cuerpo físico.


- Lorena Dorante -

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 PROTECTORES Y GUÍAS ESPIRITUALES











 1.- INTRODUCCIÓN
No es aconsejable, desde la perspectiva espírita, abordar los temas de conocimiento espiritual de forma gratuitamente especulativa. Las herramientas de la razón, la lógica y el sentido común, unidas de la mano con la sensibilidad, son imprescindibles a la hora de lograr el entendimiento buscado. Con ellas se ha de proceder a una reflexión profunda y constructiva sobre la base de informaciones contrastadas y el aval de las experiencias, tanto personales como ajenas. De ahí que en este tema que hemos titulado “Protectores y Guías Espirituales” no vayamos a inventarnos nada; nos limitaremos a seleccionar informaciones, las compararemos y contrastaremos, las sintetizaremos y ordenaremos pedagógicamente para así elaborar un cuadro amplio, clarificador y lo más entendible posible del asunto propuesto. Este es el objeto primordial de nuestro estudio, pero junto a ello y como telón de fondo permanente, buscamos también aportar nuestro granito de arena en la labor de difusión, motivación y sensibilización con relación a la realidad del espíritu inmortal.
2. ANTECEDENTES
Para encontrar evidencias de la existencia del concepto de seres espirituales personalizados, hemos de remontarnos hasta la prehistoria, ya que en yacimientos arqueológicos se han encontrado símbolos totémicos que evocan la concepción de seres espirituales individuales. Posteriormente, hace unos 5.000 años atrás, con el surgimiento de las ciudades-estado, los dioses oficiales se identificaron  con la religión del estado. Estas deidades estaban alejadas de la gente y con frecuencia inspiraban miedo. Por esta razón las deidades personales y familiares adquirieron gran importancia en la vida diaria de las personas, pues les brindaban acogimiento y protección. Estas deidades personales actuaban como guardianes para individuos y familias y a ellas se podía apelar en momentos de crisis; las tradiciones y creencias referidas a estas concepciones se han trasmitido a través de los siglos y los milenios y han llegado hasta nuestros días.
Seguidamente vamos a describir ciertas tradiciones de algunos pueblos y civilizaciones del pasado, que reflejan la creencia en potencias invisibles protectoras y guías.
Lares2.1. Los dioses romanos.
Comenzaremos con la civilización romana. Los dioses romanos eran tan numerosos que se ha llegado a decir que en Roma había más dioses que ciudadanos; para los romanos, cada acción o cada gesto de la vida se hallaba presidido por una divinidad diferente. Pero la mayoría de las divinidades romanas no eran, como los dioses griegos, dioses personales con una forma de vida y un carácter muy parecidos a los humanos, sino simples espíritus menores, que recibían el nombre colectivo de indigitamenta. 
2.1.1. Lares, manes y penates
No obstante, existían algunas divinidades particulares de filiación muy antigua, y aunque las divinidades originalmente extranjeras fueron adquiriendo, con el paso del tiempo, cada vez mayor importancia en al vida social y religiosa de la ciudad, el culto romano permaneció apegado a sus divinidades tradicionales de origen ancestral.
Entre éstas tenían especial importancia los lares, que eran los espíritus deificados de los antepasados. Estos espíritus acogían bajo su protección a la familia de la que en un tiempo habían formado parte. Cada casa tenía su larario, que consistía en una pequeña alacena, situada en la estancia principal, que contenía las estatuillas representativas de estas divinidades a las que realizaban ofrendas.
Los manes eran, por su parte, los espíritus de los difuntos. Los romanos creían que era preciso alimentarlos para que se mantuvieran con vida y por ello depositaban regularmente comida en los enterramientos junto al cadáver y, posteriormente, al lado de la tumba.
Otro tipo de divinidades familiares eran los penates, es decir, aquellos poderes que velaban por la defensa y las provisiones de la casa.
2.2. Los griegos
En la mitología griega tenemos la figura del “dáimon”, que se suele denominar también “poder”, “lo divino”, “lo deiforme”, “el que reparte”, “un dios”, “genio”, “espíritu”, etc. La expresión tenía entre los griegos diferentes acepciones y tuvo cambios a lo largo del tiempo. Entre sus significados dentro de la religión y cultura griegas vamos a destacar dos:
  1. Con dicho término se designaba a las almas «divinizadas» de antepasados humanos que desde su situación de perfección y bienaventuranza ejercían sobre el mundo de los hombres una función de protección
  2. Igualmente se usaba para designar a seres divinos y semi-divinos, intermediarios entre los dioses superiores y los hombres y mensajeros de los primeros.
Nos recuerda esta última acepción a la de los “ángeles” en el cristianismo. De hecho el término griego Agathodaimon, representa en la mitología helena a un dáimon benefactor que acompaña durante toda la vida a las personas y se manifiesta cuando es necesario, concepto que el cristianismo asimiló en su idea del “ángel de la guarda”.
Nos recuerda esta última acepción a la de los “ángeles” en el cristianismo. De hecho el término griego Agathodaimon, representa en la mitología helena a un dáimon benefactor que acompaña durante toda la vida a las personas y se manifiesta cuando es necesario, concepto que el cristianismo asimiló en su idea del “ángel de la guarda”.
( Continuará)
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          EL ESPIRITISMO TIENE FUTURO

                                                               
En el frontispicio del mausoleo de Allan Kardec

                      " Nacer, morir, renacer todavía y progresar siempre, tal es la ley "

 

En la madrugada del 2 de abril de 1989, la tumba de Allan Kardec en el cementerio Père Lachaise de París fue dañada por un atentado con bomba, reivindicado posteriormente por un autodenominado “Movimiento por la Supremacía de la Razón”. Quedó grabado en mi mente el carácter emblemático de aquel insólito hecho, principalmente por la falta de repercusión en el medio espírita. ¿Cómo entender que en todo el París cosmopolita ese “movimiento” no pudiera encontrar nada más representativo de la irracionalidad humana que la tumba de Kardec? Cómo explicar, por otro lado, que el Movimiento Espírita no cuestionó las razones de esta elección absurda; ¿No buscas reflexionar sobre ello más profundamente? Para los autores del atentado, el Espiritismo parecía una simple y peligrosa creencia y, por tanto, un insulto a la razón. Esto, al menos, sería la forma en que los espíritas eran vistos en ese contexto. Analizando el hecho, no se puede descartar la posibilidad de que los espíritas hayan dejado de difundir una imagen más fiel de la filosofía espírita, creando así espacio para la brutal manifestación de este anacrónico “fundamentalismo racional”.

Ahora bien, ninguna filosofía espiritualista es más ventilada, sectaria, progresista y racional que el Espiritismo, cuyos principios fundamentales, por su lógica y claridad, tienen características fácilmente universalizables. Sin embargo, esta perspectiva auspiciosa se ve obstaculizada por la dura realidad. A siglo y medio de su lanzamiento, el Espiritismo permanece marginado. Su propuesta filosófica basada en una ciencia de la observación y con un método de investigación y reflexión centrado en la duda aún no ha logrado sensibilizar a los círculos académicos. Esta resistencia se debe a múltiples factores. La mayoría de ellos, sin embargo, no tienen nada que ver con lo que realmente es el Espiritismo, es decir, está mucho más discriminado por la apariencia que por la esencia.

A pesar de los enormes esfuerzos del pedagogo Allan Kardec, la identidad esencial del Espiritismo sigue siendo un problema sin resolver.

¿Sería el Espiritismo una secta cristiana más con algunas mejoras, compitiendo en el mercado religioso? No lo creemos, y por eso insistimos tanto en el estudio de la Codificación con el fin de recuperar el proyecto original del codificador y finalmente descubrir qué es el Espiritismo.

Descubrir es quitar la cubierta, penetrar hasta las bases, los cimientos de la construcción espírita, conocer el proyecto del arquitecto y hasta al propio arquitecto para conocer sus motivaciones y las influencias que recibió.

Cuando se utiliza, este proceso prospectivo nos confronta con una realidad inquietante. La obra no se corresponde con el proyecto. Hay discrepancias entre la base y lo que se construyó encima. Se han levantado muros donde no hay cimientos y, al mismo tiempo, hay cimientos sobre los que no se ha construido nada. Sucedieron las cosas como si los constructores no conocieran bien el proyecto del arquitecto o bien, aunque lo supieran, decidieran, por su cuenta y riesgo, hacer las adaptaciones y ampliaciones que pareciera conveniente a la funcionalidad de la construcción. En lugar de una escuela decidieron construir una iglesia.

Ahora bien, este proceder que subestima la competencia del diseñador de la obra o que interpreta a la ligera sus directrices es, cuanto menos, temerario y puede tener consecuencias desastrosas.

Emille Durkheim, uno de los padres de la sociología, dijo en la obra “Formas elementales de la vida religiosa” que “Una sociedad no está constituida simplemente por la masa de individuos que la componen, por el territorio que ocupan, por las cosas que usan y los movimientos que realizan; sobre todo está la idea que se forma de sí mismo.” Para comprender la forma en que somos vistos, es necesario reconocer que la autoconciencia que un grupo desarrolla de sí mismo es uno de los factores que explican su comportamiento. ¿Qué idea se forma el movimiento espírita de sí mismo? ¿Cuál es la autoimagen predominante que determina nuestro comportamiento y la consecuente imagen que proyectamos? ¿Escuela o iglesia?

No es necesario ser un observador muy astuto para notar el predominio de actitudes y modelos de comprensión que difieren del auténtico pensamiento espírita, tales como: una postura fuertemente salvacionista, sobrevalorando conceptos como Tercera Revelación, Consolador Prometido, Brasil, el corazón del mundo, etc.; lenguaje forzado, religioso, hablando en términos de eternidad; cierta arrogancia, disfrazada de humildad, propia del poseedor de la verdad; valorización de la fe en detrimento de la razón y, finalmente, el tan rechazado por Kardec “espíritu de sistema”, que nos exime de verificación experimental.

Si estamos de acuerdo en que el Espiritismo no está íntimamente relacionado con esta imagen, algo debe hacerse, y nosotros espíritas. Es necesario quitar esa envoltura, esa máscara que oculta el pensamiento espírita para que un día su esencia sea su apariencia.

El Espiritismo, como ven, necesita ser descubierto estudiando sus fundamentos. Descorrido el telón, una mayor luminosidad revelará la belleza, la armonía, la sencillez y la amplitud del proyecto espírita, así como la genialidad de su artífice, que sentó las bases de una doctrina realmente nueva, actual, ventilada, dinámica, funcional, progresista. .libertario, sectario, optimista.

El Espiritismo estaba bien hecho y tiene futuro. El problema es que estaba mal envuelto.

- Maurice Herbert Jones -

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                     LOS MEDIUMS Y SU MISIÓN

                                        



    Existen personas dotadas de ciertas facultades psíquicas que, dependen mas bien de su constitución física que de la intelectual y moral; y con el auxilio de esas facultades se ponen en relación con los seres de ultratumba, que  de este modo 
se manifiestan y comunican con sus hermanos de la Tierra, que todavía permanecen en la vida material, dándoles así una prueba de su existencia real y positiva.

   A estos seres  se les da el nombre de médiums porque sirven de medios canalizadores intermediarios, o mas bien, de intérpretes entre los espíritus y los hombres; desempeñan un gran papel dentro del mundo moral: por medio de ellos conocemos nuestra pasada historia puesto que, en cierto modo, son los ecos de nuestro ayer cuando nos refieren el modo como la humanidad ha ido poco a poco progresando y saliendo de la oscuridad en que se hallaba envuelta, todo lo cual es muy hermoso y muy grande; además por ellos ha sido desvelado el gran problema de la inmortalidad del alma y sus goces futuros, por medio de la práctica mediúmnica y del estudio; y hoy lo sabemos positivamente, no porque nos lo haya dicho ningún hombre sabio y eminente, que tan solo pueda decirlo como una hipótesis, sino porque nos lo han demostrado los mismos espíritus inmortales, con el auxilio de un médium que nos ha dado las pruebas, pero pruebas palpables de su facultad canalizadora; y el hombre que antes dudaba se ha convencido de la verdad y ha experimentado ese placer del conocimiento de los grandes ideales; pero todo eso no es nada comparado con la misión que viene a cumplir en este mundo el médium.

Los médiums no tan solo sirven para mostrarnos la verdad que existe del mundo espiritual y de la inmortalidad de las almas, sino que sirven para algo más, abrazan muchos más conceptos de lo que generalmente se piensa y, aparte de la grata impresión que nos causa el podernos comunicar por medio de ellos con los seres que nos son queridos, debemos considerarlos como instrumentos reales y eficaces del progreso moral, puesto que por su intervención hemos conocido las sanas doctrinas que están llamadas a inundar el mundo con su Luz.


    Jamás Allan Kardec hubiera escrito el Libro de los Espíritus, si los médiums no hubiesen existido; jamás nosotros hubiéramos alcanzado la dicha y el placer que experimentamos con sus comunicaciones y conociendo lo que nos han enseñado. Sin el poderoso auxilio de la mediumnidad, los espíritus jamás se hubieran manifestado a los hombres en todas las épocas y en todas partes desde la más remota antigüedad; sin la existencia de estos seres llamados a esparcir la Luz del conocimiento del Espíritu por todas partes, ¡ No podemos imaginar el gran atraso que pesaría sobre la humanidad de la Tierra. ¡ Cuan bella es su misión !. Ellos son los sacerdotes de la religión del porvenir; por medio de ellos se resolverán grandes problemas que hoy la humanidad todavía no comprende, y ganarán mucho las ciencias que se dediquen al estudio de la verdad por medio de los poderosos auxiliares que la divina providencia ponga en su camino, porque aparecerán mediumnidades tales que serán el asombro de la humana inteligencia.

 ¡ Ah, si todos los médiums comprendiesen la grandeza de su misión, no caerían como caen muchos de ellos en los más crasos errores, ni serían el ridículo y la burla de los enemigos de la verdad y del progreso, porque los médiums son instrumentos pasivos, por medio de los cuales los espíritus se comunican según la simpatía que por ellos tienen, así es que, tan pronto se elevan a lo ideal siendo la admiración de los que tienen el placer de escucharlos, como pueden descender a los más intrincados laberintos de la confusión y del error.

¿ Y cual es la causa de semejante contraste?, ¿Por qué vemos a un médium dar una conferencia hermosa, que al escucharla parece que nos sentimos transportados a otras esferas mucho más felices que las que por nuestro mal vivimos, y después este mismo médium de cuya boca salieron tan dulces verdades, nos aburre con cosas pueriles y ridículas que son  causas de vacilaciones y de dudas?.
  Sin duda alguna la falta de instrucción contribuye mucho a que el médium no tenga todas las protecciones como debiera tener, dedicadas a desarrollar grandes problemas y a poner siempre de manifiesto la más sana moral, y aparte de esto, el convencimiento de la grandeza de la misión que Dios le ha confiado, la pureza de sus acciones y la práctica de la caridad. El médium, puesto que conoce prácticamente la verdad, debe ser el que más empeño pone en practicarla para que no se diga de él lo que de aquellos que dicen y no hacen, y es mucho más responsable de sus acciones y de sus palabras, que no los que ignoran las sabias Leyes de Dios.

   El orgullo y la vanidad son dos cosas gravísimas que debe desterrar de su corazón todo buen médium, si no quiere caer bajo el dominio de espíritus imperfectos, que le arrastrarían a su perdición y le obsesarían, y una vez bajo su dominio harían de él un juguete de sus caprichos. Por esto los médiums deben ser humildes y si sus disertaciones son censuradas por hombres de más inteligencia que ellos, no deben enojarse ni resentirse por ello, pues han de pensar siempre que pueden muy bien tener una venda en los ojos que les impida ver sus propios errores, o  lo que es igual , que pueden estar fascinados por algún espíritu que les haga creer lo contrario de todo lo que dicen o escriben, y hacerles creer con sus halagos que son grandes médiums y se envanidezcan, cuando en realidad se suelen expresan con grandes disparates.


    Instrucción, he aquí la gran palabra y la teoría; caridad y humildad, esta es la práctica, la más difícil, y así, junto con una conducta  intachable los médiums se atraerán hacia ellos espíritus superiores y de mucha Luz, los cuales formarán a su alrededor una verdadera muralla que hará inaccesibles a los malos espíritus, puesto que por cada obra buena que hagan se atraerá hacia ellos espíritus más puros a la par que se irán separando los del mal, pues estos se unen a los hombres por afinidad y simpatía. Procurar pues, seguir y practicar los sabios consejos del Maestro Jesús, si es que queréis ser  los fieles intérpretes del Espíritu de la Verdad, y nada tendréis  que temer, porque de ese modo solo se os comunicarán espíritus buenos que con sus sabios consejos os harán marchar a vosotros mismos y a la humanidad en general, por la senda que conduce a la felicidad eterna; y vosotros, después de bien cumplida vuestra misión, seréis elevados a esferas de Luz. Sois de los llamados por Jesús Cristo, pero si no merecéis ser de los elegidos porque os dieron la oportunidad y preferisteis las tinieblas, en ellas andaréis envueltos durante largos siglos, si no imitáis en lo posible, al Jesús, gran Médium de Dios, que descendió a la Tierra para enseñarnos a amar y a sufrir, y que ahora se cierne sobre los mundos superiores, protegiendo al nuestro y haciéndolo marchar por la senda de la verdad, que es el único camino que conduce a la mansión de los grandes elegidos.


- José Luis Martín-


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