domingo, 28 de mayo de 2023

Cambios del carácter de la infancia a la adolescencia

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-¿ Por qué en occidente se ignoró la idea de la reencarnación?

2.- Demostración experimental y científica de la supervivencia e inmortalidad del Ser. 

3.- Lo que cuenta.

4.-Cambios del carácter de la infancia a la adolescencia

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¿Por qué en Occidente se ignoró la idea de la reencarnación ?

                                                                                 


  Posiblemente sean varias las causas:

La primera podría ser por la persecución de este concepto por parte del Cristianismo, a pesar de que esta idea ya había sido aceptada por las primeras comunidades cristianas, pero a partir del Concilio de Constantinopla II, se abolió y se decretó una persecución implacable contra quien sostuviera esa idea, y como resultado la idea de la Palingenesia dejó de ser un concepto público y quedó oculta en pequeños grupos iniciáticos o en sociedades secretas, de modo que al cabo del tiempo de ser ocultada, fue siendo cada vez más ignorada.

El Emperador Justiniano I obligó al Papa Virgilio en el citado Concilio de Constantinopla II. El citado Emperador tuvo la intención de unificar  el poder político con el poder espiritual de la religión, porque comprendió que si él no tenía el poder de administrar el cielo y el infierno, los fieles cristianos dependerían menos de su autoridad, por lo que en esta idea de la reencarnación que contradice la idea teológica del Cielo y del Infierno, comprendió que la idea reencarnatoria era un serio obstáculo que tenía que eliminar, y así fue como hizo en el citado Concilio en donde se proclamó que “todo aquel que sostuviese la maravillosa idea de la reencarnación con el regreso a este mundo, sería anatematizado ( perseguido)”.

Y es que mediante la reencarnación, cada uno se salva a sí mismo, por su propio esfuerzo, vida tras vida, pero las religiones desean tener ese gran poder como monopolio exclusivo para que sus fieles acepten todo lo que les impongan. Los teólogos dirán: ¿Por qué murió Jesucristo, sino fue para salvarnos?. No, señores teólogos, Jesús murió martirizado para que su historia personal y enseñanzas quedasen en la posteridad, y sobre todo para demostrar con su "resurección", que existe la vida después de la muerte del cuerpo, porque si la resurrección existió para él, significa que existe igualmente para todos. Si hubiese muerto de anciano en una cama y no hubiese sido una muerte llamativa por el suplicio histórico a un inocente, y no hubiese testigos de su reaparición después de su muerte, seguramente su presencia en el mundo y su mensaje no hubiesen atravesado los siglos de la historia humana. Realmente, la historia de Dios Padre, enviando al suplicio a su propio hijo, para compensar los pecados del resto de la humanidad, no es creíble ni aceptable por una mente libre de preconceptos, pues si ningún ser humano imperfecto  lo haría con su hijo, mucho menos lo pudo hacer el Padre Celestial, infinita bondad y perfección, con una de sus criaturas para que con su sangre y dolor se le compensase por las demás. Eso sería una crueldad y una impiedad infinita, y Dios solamente puede ser infinitamente perfecto en todo.
  Cada uno "se salva" a sí mismo, venciendo los defectos humanos que por nuestro atraso evolutivo conllevamos, y ganando al mismo tiempo en virtudes por conquistar.

  Otra causa influyente para rechazar la reencarnación,  podría ser la natural resistencia de la mente humana para sondear las cuestiones metafísicas, porque son tantas las religiones, conceptos y filosofías que circulan, que las gentes ya están saturadas de todas ellas con sus enrevesados conceptos teológicos, y finalmente todas esas cuestiones le terminan sonando a “pamplinas” o a "ideas raras" de chalados o de fanáticos, que le provocan sentimientos de hastío y de rechazo, porque concluyen que todas esas cuestiones metafísicas no son nada serias ni creíbles.

Otro motivo puede ser también el dogmatismo religioso, al que las civilizaciones se han visto sometidas durante  épocas pasadas. Entonces por un natural sentido del equilibrio, la gente cuando se sacude de opresiones religiosas sufridas en el pasado,  tiende a inclinarse hacia el lado opuesto, rechazando cualquier idea que pudiese entrar en conflicto con la cómoda religión establecida oficialmente, o con un ateísmo mas o menos aceptado y disimulado, a fin de no tener que añadir nuevos conceptos a los que ya tienen, sin querer entrar a analizar nada que pueda turbar sus ancestrales creencias y su acomodada vida religiosa.

Motivo es también la falta de formación cultural de los pueblos en general, que han ignorado esta ancestral idea  que posteriormente se ha demostrado como cierta y real.  

Asimismo han sido ignoradas las investigaciones de carácter científico que se han llevado a cabo en este tema, con resultados positivos.
 Igualmente se ha ignorado la Doctrina de los Espíritus en la Codificación Espírita, porque así ha convenido al materialismo y a las religiones cristianas que se aliaron con aquel para tratar de destruir lo que pensaban que era para ellas un serio rival,  etc.

El dogmatismo materialista científico,  ha puesto su importante “granito de arena, porque también es aceptado ciegamente por la gente. La Ciencia por sí misma aparece ante el materialista y el ateo como su único dios verdadero e incuestionable, que siempre tiene la última y definitiva palabra; sin embargo la propia evolución de la Ciencia va derribando sus propios dogmas y va implantando otros nuevos a medida que avanza en sus descubrimientos e investigaciones, pero estos siempre parecen verdades absolutas y definitivas.

Este conjunto de factores, han hecho que no haya una predisposición cultural, social, educativa o tradicional, para  interesarse en Occidente por la tesis de la Reencarnación, sino que por el contrario si que hay una predisposición a rechazar sistemáticamente todo lo que se relaciona con el espíritu o  con lo religioso.

                                    - José Luis Martín-                                    

 “El alma es la parte inmortal del hombre; que unas almas vienen hacia nosotros y regresan y vuelven a venir; que todo nacimiento feliz o desgraciado, es la consecuencia de las obras practicadas en las vidas anteriores”

-Los Vedas 

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DEMOSTRACIÓN EXPERIMENTAL Y CIENTÍFICA DE

 LA SUPERVIVENCIA E INMORTALIDAD DEL SER

                                           

                                                   (Spiriucom Mark IV)

A estas alturas, del siglo en que vivimos, creemos sinceramente en la vida tras la muerte, y por tanto la inmortalidad del Espíritu sabemos que es un hecho suficientemente demostrado en la doctrina de los Espíritus que vienen a decirnos como es ese Más Allá, y las condiciones de vida al otro lado de la existencia, que a fin de cuentas es muy parecido al más acá que nosotros vivimos aquí. Después de tanto tiempo de investigaciones y análisis por parte de científicos, incluso materialistas, se ha probado hasta la saciedad que la vida continúa después de la mal llamada muerte. Los eternos dudosos seguirán dudando eternamente, y los parapsicólogos,   ¿ eso que es?, se perderán en lindezas y en catalogar los fenómenos con términos extraños y la mayoría de las veces más difíciles de aceptar que la propia realidad de la supervivencia.

Es evidente que los Espíritus, en su deseo de comunicarse con nosotros, además de servirse de los médiums, aprovechen el progreso y la tecnología humana, y a veces incluso ayuden al hombre en su descubrimiento y mejora de aparatos que puedan facilitar la comunicación entre los dos mundos. Es el caso de las Psicofonías, las Psico-imágenes, y en suma, todo lo que se ha dado en llamar Comunicación Instrumental o Transcomunicación con el Más Allá .

Fue en el ya lejano año de 1959, cuando un pintor sueco llamado Friedrich Jürguenson, intentando grabar cantos de pájaros en el campo, registró en su magnetofón las voces de personas fallecidas, entre ellas las de su propia madre, muerta bastante tiempo atrás. Así dio comienzo una historia que aún no ha terminado, pues después de tantos años se siguen registrando miles de voces del Más Allá, habiéndose perfeccionado mucho la tecnología para conseguir esas grabaciones, como el asombroso resultado de ellas, ya que incluso es posible mantener auténticas conversaciones con la causa inteligente que las provoca.

Aunque la historia reconoce a Jürguenson, pintor, escritor y productor de cine, de origen ruso, la “paternidad” de las psicofonías, la realidad de ellas se asocia indefectiblemente al nombre del ya desaparecido Konstantin  Raudive, que en un principio colaboró con Jürguenson, para después lanzarse a una investigación aislada y fructífera, tanto que en 1968 ya había conseguido grabar más de setenta mil voces. En ese mismo año publicó un libro: “Lo inaudible se hace audible”. Que al publicarse medio lustro después en lengua inglesa, alcanzó un éxito tal, que fue suficiente para que desde entonces las psicofonías sean también conocidas como “Voces Raudive”. A pesar de todo y en honor a la verdad, hemos de decir que el término “Psicofonía” procede del léxico espírita, concretamente del “Libro de los Médiums”, que define la psicofonía como “la comunicación de los Espíritus por medio de la voz de un médium parlante. Por tanto vemos que este término existe desde la publicación de “El Libro de los Médiums” en el año 1861. Otro fenómeno más reciente de comunicación es la “Psico-imagen”, donde aparecen caras, figuras e imágenes de paisajes del “Más Allá”. 

Fue en el año 1985 cuando Klaus Schreiber dio a conocer al mundo la evidencia sobrecogedora de poder comunicarse con personas fallecidas, a través de una pantalla de televisión. Este hombre era empleado de una empresa de aparatos de seguridad contra incendios y no tenía ningún conocimiento sobre técnicas de televisión. Parece ser que se vio motivado en su investigación, por el hecho de haber perdido numerosos familiares, lo que le impulsó a tratar de ponerse en contacto con ellos, pues perdió a su primera y a su segunda mujer, a su hijo de 22 años, a su hija de 18, a su hermana, su cuñado y su sobrino, todos fallecidos. No es extraño que en medio de tanta soledad sintiese necesidad de ponerse en contacto con ellos. Parece ser que consiguió resultados rápidos con esta técnica, recibiendo un mensaje de su hija muerta que le anunciaba que aparecería en la pantalla de televisión.

Todas las imágenes obtenidas por Schreiber son en blanco y negro, e inmóviles; en experimentos posteriores las imágenes se mueven y hablan, sin embargo estos ya fueron realizados por otros investigadores. En esas imágenes aparecieron rostros de personajes célebres, como Romy Shneider, Albert Einstein, y el propio Konstantin Reudive, quien durante su vida dedicó mucho tiempo a la investigación de la comunicación con los muertos.  El teléfono, aunque en menos medida, también ha sido utilizado por entidades del Más Allá para comunicarse con nosotros, pues existen casos de personas que han recibido mensajes por ese medio.

Todo esto no nos debe de sorprender, porque los Espíritus se han comunicado desde siempre con las personas, por lo que es lógico y natural que utilicen la tecnología de la comunicación moderna para seguir haciéndolo y sacarnos de nuestras dudas sobre la vida después de la muerte y darnos ánimos y esperanzas en nuestra vida terrena.

-         Juan Luis Sánchez-

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                                              LO QUE CUENTA

   Para la Divinidad, para el Eterno Amor, no cuentan las religiones sino las buenas obras. 

Las religiones son creación de los hombres, basadas en las enseñanzas dejadas por las diversas venidas mesiánicas del Cristo, así como también de otros seres muy evolucionados y colaboradores en la obra redentora del Cristo, guía y mentor de la humanidad de nuestro planeta y sistema solar que, por medio de esos colaboradores en el plano espiritual, está constantemente ayudando a todo ser humano que vibre en amor hacia sus semejantes, cual sea su religión o filosofía. Nadie puede suponer, o al menos no debe hacerlo, cual sea su religión o creencia, que sirve a Dios odiando o persiguiendo a sus hermanos porque tengan otras creencias. 
Solamente 
volviendo a las bases fundamentales del comienzo de las religiones, a los conceptos de verdad basados en amor fraterno, puede salvarse el sentimiento religioso de la humanidad actual. Sólo la religión del Amor, es la verdadera. Es la que profesó y practicó el sublime Nazareno, y que profesaron todos los Mesías y los fundadores de todas las religiones. 
Todos aquellos grupos, religiones, doctrinas o escuelas que actúen dentro de la Ley del Amor, que contribuyan al progreso espiritual de sus semejantes, estarán dentro de la verdadera religión: La Religión Universal del Amor. Y ese es el propósito y programa de estos temas; contribuir a la autorrealización y progreso de quienes deseen su superación. 
Vamos hacia la fusión de las religiones en una sola moral de fraternidad, basada en una única filosofía y doctrina del Amor. El Amor de los unos para los otros, será la religión del futuro (inmediato), porque el Amor, une las almas entre sí y con el Creador; y será de unidad espiritual entre todos los que queden después de la clasificación planetaria; en una sola: LA RELIGIÓN UNIVERSAL DEL AMOR. 

Sebastián de Arauco.

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Cambios de carácter de la infancia a la adolescencia

                                                               

                       
   Los cambios de carácter de la infancia al pasar a la adolescencia son perfectamente explicados por la doctrina espírita.

¿A qué se debe el cambio que se opera en el carácter a cierta edad, particularmente al salir de la adolescencia?
¿Es el Espíritu el que se modifica? 

Es el Espíritu, que recobra su naturaleza y se muestra como era.
No conocéis el secreto que ocultan los niños en su inocencia. 
No sabéis lo que son, lo que han sido ni lo que serán.
Y, sin embargo, los amáis, los acariciáis, como si fueran parte de vosotros mismos, de tal manera que el amor de una madre para con sus hijos es considerado el más grande amor que un ser pueda dispensar a otro ser.

¿De dónde procede esa dulce afección, esa tierna benevolencia que incluso los extraños demuestran al niño? ¿Lo sabéis?

No; y es esto lo que voy a explicaros.
Los niños son Espíritus que Dios envía a nuevas existencias.
Y para que no puedan reprocharle una severidad excesiva, les concede todas las apariencias de la inocencia.
Aun en un niño de mala índole, sus malas acciones se recubren por la inconsciencia de sus actos. Y esa inocencia no es una superioridad real sobre que eran antes.
No: es la imagen de lo que deberían ser, y si no lo son, a ellos solos corresponderá la pena.
Pero Dios les ha dado ese aspecto no únicamente por ellos mismos, sino además, y sobre todo, por sus progenitores, cuyo amor es necesario a su debilidad, y ese amor se vería singularmente debilitado por la comprobación de un carácter áspero y brusco, mientras que por el contrario, creyendo los padres que sus hijos son buenos y tiernos, les dispensan todo su afecto y les rodean de las más delicadas atenciones.

Mas, cuando los niños dejan de tener ya necesidad de tal protección, de esa asistencia que se les ha prestado durante quince a veinte años, su carácter real e individual reaparece en toda su desnudez. Sigue siendo bueno si fundamentalmente lo era.

Pero adquiere siempre matices que habían permanecido ocultos en su primera infancia.

Ya veis que los caminos de Dios son siempre los mejores y que, cuando se posee un corazón puro, la explicación de ello es fácil de concebir.

En efecto, tened muy en cuenta que el Espíritu de cada niño que nace entre vosotros puede proceder de un mundo en que ha tomado hábitos del todo diferentes.

¿Cómo querríais que fuese, en medio de vosotros, ese nuevo ser que viene con pasiones completamente distintas a las que tenéis, con tendencias y gustos opuestos por entero a los vuestros? 

¿Cómo pretenderíais que se incorporara él a vuestras filas de otro modo que según Dios lo quiso, esto es, pasando primero por el tamiz de la infancia?

En ella vienen a confundirse todos los pensamientos, caracteres y variedades de seres engendrados por esa multitud de mundos en los cuales crecen las criaturas. 

Y vosotros mismos, al morir, os encontraréis en una especie de infancia en medio de nuevos hermanos.

Y en vuestra nueva existencia no terrenal ignoraréis los hábitos, costumbres y relaciones de ese mundo que es nuevo para vosotros.

Manejaréis con dificultad una lengua que no estaréis habituados a emplear, lenguaje más vivo que vuestro pensamiento actual.

La niñez tiene todavía otra utilidad.
Los Espíritus sólo ingresan a la vida corporal con el objeto de perfeccionarse, de mejorar.
La debilidad de los primeros años los torna flexibles, accesibles a los consejos de la experiencia y de aquellas personas que deben hacerlos adelantar.
Es entonces cuando resulta posible reformar su carácter y reprimir sus malas inclinaciones.

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