miércoles, 24 de mayo de 2023

Cómo manejar la mediumnidad en los niños ( 1ª)

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Variedad de médiums escribientes

2.-Los suicidas mueren... pero no desencarnan

3.- "Dad de gracia lo que de gracia recibisteis".

4.- Cómo manejar la mediumnidad en los niños ( 1ª)

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Variedad de médiums escribientes

       La devoción en pro del bien ajeno sin la perspectiva de alcanzar cualquier beneficio personal es el primer requisito para que el médium sea útil al plano mayor.

Cuanto más el médium adelante en el estudio y por medio del deber cumplido, más valioso será para la ejecución superior de los instructores espirituales.

Según el modo de ejecución:

Mecánicos, Semimecánicos, intuitivos, inspirados, polígrafos, políglotas, iletrados.

Según el desarrollo de la facultad:

Novicios: Las facultades no están del todo desarrolladas.

Improductivos: Escriben monosílabos, letras, rasgos, sin importancia y no están completamente desarrollados.

Formados: Facultades completamente desarrolladas, se consigue con la práctica.

Lacónicos: Obtienen comunicaciones breves y sin desarrollo.

Explícitos: Comunicación con amplitud y extensión como un escritor, depende de la expansión y la combinación de los fluidos.

Experimentados: Proviene del estudio y no de la aptitud es una variedad muy importante pues hace distinguir la naturaleza de los espíritus y diferenciar las tentativas de engaños.

Flexibles: Facultad por la que espíritus de distinto género se pueden comunicar espontáneamente o por evocación.

Exclusivos: Un espíritu se comunica por el mismo médium e inclusive responde por los otros que fueron llamados. Depende de la flexibilidad del médium y es más un defecto que una cualidad, se cerca a la obsesión si no está bien vigilada y orientada.

Evocadores: Tratan de asuntos concretos. Los médiums flexibles son los más adecuados para este tipo de mediumnidad. Incompatibles con el desarrollo de cuestiones generales.

Dictados espontáneos: Reciben comunicaciones espontáneas de espíritus que no han sido evocados. Su facultad no es favorable a las evocaciones.

Según el género y especialidad de las comunicaciones:

Versificadores: Reciben comunicaciones en verso. Muy corriente para los malos versos y muy raros para los buenos.

Poéticos: Sin obtener versos, todo parece sentimental y sin rudeza. Expresan bien los sentimientos tiernos y afectuosos. Es inútil pedirles algo preciso. Son muy comunes.

Positivos: Comunicaciones limpias, precisas, detalladas. Bastante raros.

Literarios: Ni positivos, ni poéticos. Razonan con facilidad, estilo correcto, elegante y a menudo de notable elocuencia.

Incorrectos: Pueden obtener buenas comunicaciones de moralidad irreprochable, pero su estilo es difuso, incorrecto, sobrecargado de repeticiones y de términos impropios. Esto suele ser a causa del nivel cultural del médium.

Historiadores: Desarrollan hechos históricos. Variedad rara de médiums positivos.

Científicos: Especialmente propios para las comunicaciones relativas a las ciencias.

Recetarios: Sirven de intérpretes para para las prescripciones medicinales. No son iguales que los médiums curanderos.

Religiosos: Comunicaciones de carácter religioso o cuestiones religiosas, independientemente de sus creencias.

Filósofos y moralistas: Comunicaciones, generalmente, sobre cuestiones morales y de alta filosofía.

Triviales y obscenos: Lo que la propia palabra indica.

Según las cualidades físicas del médium:

Tranquilos: Escriben lentos y sin la menor agitación.

Veloces: Escriben a velocidad superior a lo normal. Se identifican pronto con el espíritu. Mucho desgaste fluídico y dificultad al leer la comunicación.

Convulsivos: Están en estado de sobreexcitación casi febril. No pueden dominarlo. No conviene usar mucho esta facultad ya que puede afectar al sistema nervioso.

 Según las cualidades morales del médium (médiums imperfectos):

Poseídos: No se logran apartar de los espíritus mentirosos e inoportunos, aunque no se dejan engañar.

Fascinados: Los que son engañados por los espíritus a través de las comunicaciones.

Subyugados: Sufren dominación moral y a veces material por parte de los malos espíritus.

Ligeros: No toman en serio su facultad y la usan para cosas fútiles o de diversión.

Indiferentes: No sacan provecho moral de las comunicaciones y no modifican sus conductas ni costumbres.

Presuntuosos: Creen que sólo comunican con espíritus superiores y que lo de los demás es erróneo o inferior.

Orgullosos: Vanidad en sus comunicaciones. Creen saberlo todo. Nada va con ellos y quieren tener todas las mediumnidades.

Susceptibles: Variedad de los médiums orgullosos. No les gustan las críticas en sus comunicaciones. Se enfadan a la menor contrariedad. Desertan de las reuniones donde no pueden imponerse y dominar. Estos médiums es mejor dejarles marchar. Las reuniones no pierden mucho sin su presencia.

Mercenarios: Los que explotan su facultad.

Ambiciosos: No cobran aunque esperan sacar alguna ventaja.

De mala fe: Los que teniendo facultades, simulan las que no tienen para darse importancia.

Egoístas: Sólo usan las comunicaciones para sí mismos y la tienen como uso personal.

Celosos: Los que miran mal a otros médiums mejor apreciados que les son superiores.

Según sus cualidades (buenos médiums):

Formales: Sólo usan la facultad para el bien y cosas verdaderamente útiles

Modestos: No hacen mérito de las comunicaciones que reciben. Se consideran extraños a ellas y lejos de huir de los consejos morales, los piden.

Desinteresados: Los que comprenden la misión del médium y sacrifican sus comodidades e intereses en el bien de otros.

Seguros: Además de la facilidad de ejecución, merecen confianza por su carácter. Además la naturaleza de los espíritus que se comunican por él es elevada. Estos médiums están menos expuestos a ser engañados.

Los médiums escribientes o psicógrafos son una de las variedades de la facultad mediúmnica.

La experiencia confirma que las dificultades que se encuentran en la práctica del espiritismo son resultado de la ignorancia de los principios de esta ciencia. Allan Kardec realizó un excelente trabajo con la ayuda de los médiums y de los buenos espíritus con el propósito de prevenir a los adeptos contra los escollos de la etapa inicial de aprendizaje. La ignorancia y la frivolidad de ciertos médiums han hecho, en la opinión de muchas personas, más daño de lo que se cree.

La causa principal de la duda relativa a la existencia de los espíritus y la comunicación entre encarnados y desencarnados radica en la ignorancia de su verdadera naturaleza.

Por eso, estudiando atentamente esta maravillosa obra se evitan muchos errores no solo de los médiums propiamente dichos, sino también de todo aquél que se interesa por las manifestaciones espíritas.

Cláudia Bernardes de Carvalho

Bibliografía : Kardec, A., El Libro de los Médiums, Segunda parte, cuestión 191 a 199.

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LOS SUICIDAS MUEREN... PERO... NO DESENCARNAN..

.En el espiritismo se acostumbra a usar el termino “Desencarnar” cuando una persona muere, sin embargo, en el caso del suicidio las cosas ocurren de forma más lenta. En diversas obras encontramos trechos en que los espíritus afirman que quedan prisioneros al cuerpo hasta su completa extinción, Allan Kardec nos revela esto con propiedad en la entrevista publicada en la Revista Espírita de junio de 1858 con el título “El suicida de Samaritana”.
- ¿Cuál fue el motivo que os llevó al suicidio? – Respuesta: ¿Estoy muerto?... No… Habito mi cuerpo… ¡No sabéis cuánto sufro!... ¡Me ahogo! ¡Que una mano compasiva acabe conmigo!
- ¿Qué reflexiones habéis hecho en el momento en que sentíais que la vida se os extinguía? – Respuesta: No reflexionaba, sentía… Pero mi vida no se ha extinguido… Mi alma está ligada al cuerpo… No he muerto… Sin embargo, siento que me roen los gusanos…
En el libro “Después del Suicidio” de Cleonice Orlandi de Lima, tenemos el testimonio de Jacinto: “Continué con el cuerpo muerto, pero sin poderme separar del cadáver. Así de paralizado asistí a los funerales, escuché los lamentos y las recriminaciones de los presentes por mi acto. Horrorizado, vi cerrar el ataúd sobre mí.
Fui conducido, asistiendo a todo y siempre sintiendo el dolor de la herida en la boca. Me llevaron al cementerio, me enterraron y me dejaron solo. Sentí la sofocación del fondo de la cueva, pero no podía hacer el más mínimo movimiento. ¡Estaba pegado a mi cuerpo! Los dolores que sentía eran insoportables. Y, a continuación, empecé a sentir el olor del cuerpo pudriéndose. Sentí la mordedura de los gusanos, millones de mordeduras al mismo tiempo, por todo el cuerpo. ¡Dolores indecibles!
Mucho tempo después, la carne se fue separando de los huesos, se fue acabando y yo siempre allí, sintiendo los dolores y viéndolo todo. La sed, el hambre y el frío me torturaban. El dolor de la herida de la boca nunca me abandonó. Jamás tuve un minuto de descanso, en que pudiese dormir.”
Emmanuel en el libro “El Consolador” confirma:
“Hay suicidas que continúan sintiendo los padecimientos físicos de la última hora terrestre, en su cuerpo somático, indefinidamente. (…) la peor emoción del suicida es la de acompañar minuto a minuto, el proceso de la descomposición del cuerpo abandonando el seno de la tierra, agusanado y podrido.
Yvone Pereira, en el libro “Memorias de un Suicida” nos trae una visión de lo que ocurre cuando finalmente el espíritu se desliga del cuerpo contando la historia de Camilo Castelo Branco que desencarnado, fue hacia el “Valle de los Suicidas”, donde sufrió horrores, durante 12 años hasta ser rescatado en 1903.
Debemos tener en cuenta que el suicidio no es sólo aquel acto brutal y relativamente rápido, tiene también a los fumadores, alcohólicos, y/o viciados de forma general.
“El suicidio brutal, violento, es una crueldad hacia el propio ser. Sin embargo, hay también el indirecto, que ocurre por el desgaste de las fuerzas morales y emocionales, de las resistencias físicas en el juego de las pasiones disolventes, en la ingestión de alimentos en exceso, de las bebidas alcohólicas, del humo pernicioso, de las drogas adictivas, de las reacciones emocionales rebeldes y agresivas, del comportamiento mental extravagante, del uso del sexo exagerado, que generan sobrecargas destructivas en los equipamientos físicos, psicológicos y psíquicos…”
Kardec es bien claro sobre el asunto del suicidio en el Libro de los Espíritus entre las preguntas 944 hasta la 946.
“En la muerte violenta las sensaciones no son precisamente las mismas. Ninguna disgregación inicial ha empezado previamente la separación del periespíritus; la vida orgánica en plena exuberancia de fuerzas es súbitamente aniquilada. En estas condiciones, el desprendimiento empieza después de la muerte y no puede completarse rápidamente. En el suicidio, principalmente, excede a toda expectativa. Preso al cuerpo por todas sus fibras, el periespíritu hace repercutir en el alma todas las sensaciones. Con sufrimientos horrorosos.”
Muchos pueden preguntarse si el suicidio puede ser inducido por un obsesor, Yvone Pereira, nuevamente, nos brinda con la respuesta: “No obstante, hombres comunes o inferiores podrán caer en los mismos trances, convivir con entidades espirituales inferiores como ellos y regresar obsesados, predispuestos a los malos actos e incluso inclinados al homicidio y al suicidio. Un disturbio vibratorio podrá tener varias causas, y una de ellas será el propio suicidio en una existencia pasada.”
La Doctrina Espírita nos enseña que la muerte no es el fin; y que la vida continúa de otra manera. Que muchas veces somos influenciados por obsesores, sin embargo, esos sólo actúan debido a nuestro desequilibrio, y que necesitamos tener conciencia de lo que ocurre, caso que desistamos de la vida a la cual tuvimos el privilegio de entrar a través de la reencarnación para buscar comprender y superar las pruebas y expiaciones.
“La certeza de la vida futura, con todas sus consecuencias, transforma completamente el orden de sus ideas, haciéndole ver las cosas por otro prisma: es un velo que se levanta y le abre un horizonte inmenso y esplendido. Delante de la infinidad y de la grandeza de la vida más allá de la muerte, la existencia terrenal desaparece, como un segundo en la cuenta de los siglos, como un grano de arena al lado de la montaña. Todo se hace pequeño y mezquino y nos admiramos por haber dado tanta importancia a las cosas efímeras e infantiles. De ahí, en medio de las vicisitudes de la existencia, una calma y una tranquilidad que constituyen una felicidad, comparados con los desórdenes y tormentos a que nos sujetamos, al buscar elevarnos por encima de los demás; de ahí, también, ante las vicisitudes y las decepciones, una indiferencia, que quita cualquier motivo de desespero, aparta los más numerosos casos de locura y quita, automáticamente, la idea del suicidio.”
Artículo publicado por la RIE en junio de 2012
Textos sacados de los siguientes libros:
XAVIER, Francisco C. El Consolador, por el Espíritu Emmanuel. 7 ed. Rio de Janeiro:. p. 96. FEB, 1977
FRANCO Divaldo P. ADOLESCENCIA Y VIDA. CAPÍTULO 25 - EL ADOLESCENTE Y EL SUICÍDIO. P. 76. Ed. FEB.1999
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KARDEC, Allan. El Cielo y el Infierno. Capítulo 1, 2ª Parte, itens 11 y 12Ed. FEB. Rio de Janeiro.2.000
PEREIRA, Yvone. Recuerdos de la Mediumnidad. Editora FEB. Rio de Janeiro.
KARDEC, Allan. El Principiante Espírita. Cap. Consecuencias del Espiritismo (item 100). P. 44. Ed. Pensamento. São Paulo. 1955
Traducción: Johnny M. Moix

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" DAD DE GRACIA LO QUE DE GRACIA RECIBÍSTEIS "
" Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; dad de gracia lo que de gracia recibisteis" ( San Mateo, 10: 8)
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Manifiesta Jesús a sus discípulos: " Dad de gracia lo que de gracia recibisteis." Con esta expresión prescribe que no se debe cobrar por aquello que se ha obtenido sin pagar.
Ahora bien, lo que los apóstoles habían recibido gratuitamente era la facultad de sanar enfermos y expulsar demonios esto es, malos espíritus. Ese don les había sido concedido de gracia por Dios, para alivio de los sufrientes y para cooperar a la difusión de la fe, por eso les dice que no han de convertirlo en un comercio, ni en un objeto de especulaciones, ni en un medio de vida.

El Evangelio según el Espiritismo
Allan Kardec

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Comentario de Marco Antonio González.- Dicen los espíritus superiores, que vivas de tu trabajo, y si tenemos que soportar tareas sacrificadas, los mensajeros de Dios te darán apoyo imprevisto .
             
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COMO MANEJAR LA MEDIUMNIDAD EN

LOS NIÑOS ( 1 de tres)



Un niño es como un libro que acaba de ser abierto, con muchas sorpresas para los que se disponen a leerlo. Así es para los padres la vida de sus hijos, siempre son sorprendidos por las anomalías que estos  presentan. Frutos todas ellas de su imperfección.

No sabemos los padres el secreto que en su inocencia esconden los niños; no sabemos lo que son, lo que han sido, ni lo que serán; ellos son seres que Dios envía a nuevas existencias; y para que no se les pueda imponer  una severidad demasiado grande, Él les da todas las apariencias de la inocencia; incluso en un niño de mala índole, se cubren sus acciones malas con la inconsciencia de sus actos.

Los espíritus entran en la vida corporal para perfeccionarse, para mejorarse; la fragilidad  los vuelve flexibles, accesibles a los consejos de la experiencia y a la de aquellos que deben hacerlos progresar; es entonces cuando se puede reformar  su carácter y reprimir sus malas tendencias.

Un periodo de incertidumbres e inseguridad surge en las casas donde hay niños y alguno de ellos  presenta mediúmnidad  ostensiva en los primeros años de su vida. El conocimiento de la Doctrina Espirita favorece  la forma adecuada de conducir estos procesos.

En el capítulo XVIII del Libro de los Médiums, el Maestro de Lion, Allan Kardec, nos presenta esta cuestión sobre la posibilidad o la existencia de la mediúmnidad en los niños, siendo este un tema de mucho interés e importancia para el estudio, pues en las tempranas edades del desarrollo físico pueden presentarse eventos que necesitan de nuestra atención y comprensión.

Pongamos varios ejemplos:

El niño Marcos del Sur tenía cuatro años cuando contó haber presenciado la muerte del bisabuelo, fallecido antes de su nacimiento. Para convencer a su familia el  imitó al viejo  con perfección. En otra ocasión, dijo haber presenciado la imagen de un niño, hijo de un amigo de su madre, siendo atropellado por un coche rojo. Rita de Cassio, la madre, fue para la casa de la familia del accidentado, confirmó la veracidad de la escena y llevó al hijo a un centro espírita, donde su mediúmnidad fue reconocida. Al final del 2006, a los doce años, este niño describió los atentados en que unos traficantes incendiaron un autobús y provocaron la muerte de ocho pasajeros en Río. El decía: “Lo veo todo negro y veo cosas. No tengo miedo, pero siento dolores”.

La mediúmnidad de Giovanna  aun choca a la familia.  A los dos años, la pequeña sólo dormía en la alfombra y despertaba siempre cuando intentaban colocarla en la cuna. Durante la noche, bastaba aproximarse a la cuna con ella en el cuello para Giovanna  volver a los llantos. Un neurólogo prescribió remedios para la disritmia cerebral. Claudia Geminiani, la madre, prefirió buscar un centro espirita. “Una médium explicó que un rapaz que había sido hijo de Giovanna  en otra encarnación la perseguía a la cuna en busca de cariño”, cuenta Claudia. “El tenía el rostro desfigurado y los miembros comprimidos, por eso asustaba a mi hija." Una vez Giovanna llegó a proferir  palabras agresivas en un tono de voz diferente al suyo. Lecturas Evangélicas ayudaron a suavizar la crisis. Hoy con tres años  y ocho meses, Giovanna frecuenta un curso de evangelización y hace una oración siempre que alguna entidad la asusta

Desde los ocho años; Camila no conseguía dormir en su propio cuarto. La visión de un perro feroz la impedía quedarse allí. La madre, Carla de Almeida Olivera, no olvida los gritos que la niña, de cuatro años, daba cuando iba para la cuna. “Ella lloraba mucho, con los ojos siempre cerrados. Sólo paraba con mucha oración”. Carla siendo espírita, no entendía como durante las sesiones del culto del evangelio en el Hogar, el  miedo que su hija sentía. Pues en esas ocasiones, Camila acostumbraba a ver una bruja por la casa, lo que la hacía sufrir. Cuenta su madre: “Cuando tiene visiones, mi hija se transforma en otra persona. Queda con una fuerza tan grande que ella mal conseguía dominarla".

Relatos como estos,  de comunicaciones con espíritus revelan que la mediúmnidad es común en la infancia. Y los padres precisan aprender a lidiar con la situación.

En el inicio del retorno al cuerpo físico se generan una serie de procesos en el que el espíritu encarnado va acoplándose y amoldándose al nuevo cuerpo que habita. En ese momento de la vida el vehículo físico va sufriendo cambios en vías de su acondicionamiento a la vida material, y por supuesto, direccionándose para lo que será el cumplimiento de las necesidades del espíritu. A su vez el espíritu debe pasar también por muchos cambios a nivel periespiritual y psíquicos, pues debe ir elaborando nuevas facetas de su personalidad con el fin de ir mejorando sus condiciones para el cumplimiento de sus compromisos adquiridos en la vida espiritual que le permitirán el adelantamiento moral y el equilibrio.

Estudiada por religiosos, psiquiatras y hasta neurólogos, la mediúmnidad es la capacidad de ver y oír espíritus o realizar fenómenos paranormales – como incorporación y clarividencia – por intermedio de agentes externos. O sea, de entidades espirituales que utilizan el cuerpo del médium como vehículo para manifestarse.

La Psicología y la Medicina, entretanto, buscan otras formas de justificar esos fenómenos. Si la criatura parece poseída por una entidad sobrenatural, por ejemplo, es tomado como un trastorno  de la personalidad o estado de trance o posesión, cuyo tratamiento es la psicoterapia y medicamentos.  La comunicación con los amigos invisibles a los ojos de los padres acostumbra ser encarada como mera fantasía. Hay momentos que la ilusión predomina y la criatura transforma en real lo que apenas es un deseo  inconsciente”.

Todos sabemos que la mediúmnidad es el canal que liga a todas las criaturas vivas al mundo invisible o de los Espíritus. Su finalidad básica es la de excitar al espíritu encarnado en la materia, a vivir  sus experiencias evolutivas. En los vegetales y animales la mediúmnidad se encuentra apenas en estado rudimentario. Se va tornando más amplia y compleja a medida en que se considera la evolución de esos seres animados  a través de las reencarnaciones.

La criatura es un adulto en potencia. Como nacemos trayendo pre disponibilidad que nos posibilitan el intercambio mediúmnico, en algunas criaturas la Mediúmnidad se presenta precozmente.

El libro de los Médiums nos dice en el capitulo XVIII  ítem 221 que es muy peligroso desarrollar la mediúmnidad en los niños porque estos son organizaciones demasiado tiernas y delicadas que se conmoverían demasiado y su joven imaginación se sobreexcitaría; los padres por esta razón deben alejarlos de estas ideas o al menos sólo les hablaran de ellas bajo un punto de vista de las consecuencias morales.

Cuando la mediúmnidad en el niño es espontánea es porque esta, está en su naturaleza y porque su constitución se presta a ella; eso no es lo mismo que cuando es provocado y sobreexcitado. El niño que tiene visiones, se impresiona generalmente poco por ellas; le parece una cosa muy natural, en la cual sólo se fija débilmente, más tarde el hecho lo recuerda en su memoria  y se lo explica fácilmente si conoce el Espiritismo.

El desarrollo del ser humano puede dividirse en ciclos de 7 años en donde podemos observar los cambios y las adaptaciones orgánicas necesarias para la madurez del cuerpo, pero en estos ciclos está incluido también el proceso de maduración del espíritu quien es el que define las modificaciones del vehículo carnal cumpliendo con la planificación establecida en los planos espirituales, en donde la definición de las características de su cuerpo orgánico le permitirá ciertas condiciones en provecho de la mejoría de sus deficiencia, sirviendo este nuevo cuerpo para la prueba o expiación.

En el primer ciclo, comprendido entre el alumbramiento y los 7 años de edad, el niño se encuentra en una condición ambivalente al respecto de estado de libertad espiritual, pues en esa etapa su espíritu y su cuerpo físico aún no establecen los lazos finales que le permitirán la culminación efectiva de la encarnación.

Su cuerpo aun inmaduro es apenas un vehículo en desarrollo en donde los controles periespirituales no son tan definidos, permitiendo al espíritu gozar de cierta libertad en cuanto a la percepción sensorial del entorno, experimentando por igual ambos estados de la existencia, es decir que el espíritu del niño al no haber establecido los vínculos profundos con la carne tiene la posibilidad de vivir en los dos mundos a la vez, pues en su naturaleza espiritual puede verificar todo lo que le rodea en el plano físico, pero también puede percibir todo lo que se produce en el entorno invisible, siendo su espíritu protector el primero en mantener un contacto permanente con su tutelado.

En base a esto, las características presentadas por el niño definen mas una condición anímica que mediúmnica, pues lo que se produce no es otra cosa que la manifestación de las propiedades espirituales que todos poseemos al encontrarnos liberados de los lazos físicos, siendo en el caso del infante la expresión de sus propias condiciones espirituales.

( Continuará en la próxima publicación)

 - Mercedes Cruz- (Miembro fundador del Grupo de Alcázar de San Juan)

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