viernes, 5 de mayo de 2023

Cómo lograr el bienestar

   INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Espiritismo para niños: "El óbolo de la viuda"

2.- ¿ Alguna vez la reencarnación fue un concepto cristiano?

3.- La Ciencia

4.- Cómo lograr el bienestar

                                    *********************************


                                                                           


                           ESPIRITISMO PARA NIÑOS

La limosna de la viuda

Mientras la madre hacía su tarea doméstica, el niño, que estaba aprendiendo a leer, curioso, cogió un libro y fue pasando las páginas. De repente, él paró en una hoja y preguntó:

— Mamá, ¿ qué es el óbolo?

La señora dejó lo que estaba haciendo y explicó:

— Óbolo, Joel, es una limosna, una dádiva de valor pequeño. ¿Entendiste?

— ¡Ah! ¡Entendí. ¿Y viuda?

— Viuda es una mujer que perdió al marido y no se casó de nuevo. Tú estás leyendo la lección que se llama “El Óbolo de la Viuda”, ¿no es así?

— ¿Tú lo conoces, madre? Entonces sabes también lo que es ga... zo... fi... ¡Vaya!...  ¡Mira! Que palabra difícil.

— Gazofilácio era una especie de cofre que había en el Templo de Jerusalén, donde se colocaban las limosnas —  respondió la madre, hallándolo gracioso.

— ¡Mamá, tú eres muy sabia! — exclamó el niño, admirado.   

Entonces, la madre se sentó cerca del hijo y fue ayudándolo a leer y entender el texto evangélico, que habla sobre el día que Jesús fue al Templo y, sentado cerca de la caja de las limosnas, observaba como las personas colocaban su ofrenda dentro de ella. Los que eran ricos daban mucho dinero, pero una pobre viuda dio sólo dos pequeñas monedas. Y Jesús, llamando la atención de los discípulos, dijo que, en verdad, más había dado aquella viuda que todos los otros, porque ellos habían dado de lo mucho que tenían, pero la viuda había dado todo lo que tenía, y todo lo que le restaba para su sustento.

Cuando la madre acabó de explicar al hijo, este mostró que había entendido:

— Mamá, Jesús dice que la gente debe hacer el bien y amar a todas las personas, ¿no es así?

Entonces, Jesús debe haber quedado muy contento con la viuda pobre.

— Sí, hijo mío. Y Jesús deja claro que, para Dios, lo que realmente vale es el sentimiento con que hacemos una buena acción. Así, para Dios, tienen más valor las dos pequeñas monedas de la viuda, que todo el dinero que los ricos dieron para ser vistos y admirados por el pueblo.

El niño quedó pensativo por algunos instantes y después volvió a preguntar:

— ¿Mamá, y yo? ¡También quiero ayudar a los otros, pero no tengo ni dos moneditas!

La madre quedó emocionada con la preocupación del hijo.

— Joel, para Jesús, como tú viste, es más importante el motivo por el cual hacemos algo. Así, no te preocupes por poseer nada de material. Tú tienes algo mucho más importante  quedar a las personas: el amor de tu corazoncito. Entonces, piensa con el corazón, y cuando creas que debes ayudar a alguien, ayuda. Puede ser alguien en la escuela, en la calle, un animalito perdido… ¿Entendiste?

Animado, Joel abrió mucho los ojos y balanceó la cabeza, mostrando que había entendido. A la hora de dormir, se acostó pensando en el asunto y pidió a Jesús que lo enseñara a ayudar, a ser útil a las personas.

Al día siguiente, Joel despertó, se arregló y, al entrar en la cocina, vio a la madre toda atareada. Ella había perdido la hora y corría preparando el café de la familia, pues tenía hora marcada con un médico.

— No te preocupes, mamá. Yo coloco la mesa, después hago el sandwich y el zumo para  Ritinha. ¡Ah! Y también puedo llevarla para la escuela — la tranquilizó el niño.

La madre lo agradeció y corrió para arreglar a la pequeña Rita, que acababa de despertarse. 

Joel hizo todo bien y después fue a tomar su desayuno. La hermanita se sentó, él le preparó la leche y el pan, que ella comió. Enseguida, él cogió las sandwicheras y ambos se despidieron de la madre, yendo para la escuela.

En la clase, un compañero tuvo dificultad para entender la materia y Joel, sentándose más cerca de él, lo ayudó.

En el recreo, se sentó para comer el sandwich y vio a una niña llorando. Se aproximó para saber lo que estaba ocurriendo; ella respondió, enjugando las lágrimas:

— Mi madre está enferma y oí a papá decir que ella va a ser operada. ¡Tengo miedo!

— No llores. Confía que Jesús va a ayudar a tu madre y ella inmediatamente quedará buena. Ahora, come tu sandwich antes que acabe el recreo — dijo Joel, abrazando a la pequeña y consolándola.

— No traje sandwich hoy. Lo olvidé — respondió la niña.

— Bueno. Entonces, voy a poder repartir mi sandwich contigo. No tengo hambre aún — dijo Joel, contento.

Él partió el sandwich en dos y echó la mitad del zumo en el vasito, que entregó a la chica, quedando con lo que había restado en la botella. Tras comer el sandwich, la niña miró para él, agradecida:

— Gracias. ¡Tu sandwich estaba muy bueno, pero ni sé tu nombre! El mío es Dora.

Joel dijo el nombre de él, pero no pudieron continuar conversando, pues tocó la señal de fin del recreo.

Había terminado el recreo y ellos tenían que volver para la sala, pero estaban felices.  

En la calle, Joel aún encontró un pajarito que había caído del nido y vio a una pajarita que debería ser la madre, pues estaba inquieta. Sin pensar dos veces, él dejó la mochila, lo subió y lo recolocó en el lugar, junto a la madrecita, que batía las alas, agradecida.     

En la hora del almuerzo, el padre preguntó al hijo como fue su mañana y Joel dijo animado:

— Fue buena, papá. Hoy yo di el óbolo de la viuda.

— ¡¿El qué?!... — indagó el padre, sin entender..

Intercambiando una mirada de complicidad con la madre, él sonrió.

— ¡Mamá entendió lo que yo dije! Después yo te lo explico mejor. Hoy voy a hacer la oración.

Y ante de los padres, admirados, Joel dijo:

— Querido Jesús yo Te agradezco por esta mañana tan importante y por las oportunidades que tuve que ejercitar tu lección. ¡Gracias!

                                                                  MEIMEI ( Espíritu)

(Recibido por Célia X. de Camargo, en Rolândia-PR, el  29/4/2012.)

                                                       ************************************

                                                                           


¿Alguna vez la Reencarnación fue un concepto  Cristiano?

    La reencarnación es una gran desconocida e ignorada en occidente, en donde todavía no deja de ser un tabú y una idea desfigurada por las supersticiones , y dificultada  por las religiones cristianas dominantes en esta parte de nuestro mundo, y por el materialismo que como un cáncer se extendió por toda la humanidad. Sin embargo, indudablemente  tiene una parte importante  y una influencia en la  historia de las iglesias cristianas.

El Cristianismo, en sus comienzos  conservó durante los tres primeros siglos la idea de la reencarnación heredada de los hebreos contemporáneos de Jesús de Nazaret, el cual también la  había mencionado antes entre sus enseñanzas.

Asimismo, en sus comienzos entre la Cristiandad recibió también  las influencias de las Escuelas de Oriente, como la de  Alejandría, de carácter filosófico, así como las  de los  primeros focos cristianos de Occidente que se preocupaban mas del engrandecimiento material y del poder territorial, que del mensaje cristiano.

La idea de la Reencarnación fue mantenida por el Cristianismo, aunque bajo otro nombre,   hasta que por la fuerza de un decreto conciliar, fue  condenada  y anatematizada por el Imperio de Constantino el Grande que dominaba sobre la primitiva Iglesia, siendo desde entonces oficialmente ignorada y olvidada ante el temor a la persecución por ese motivo

El problema  que hizo que esta idea no siguiese siendo tenida en cuenta dentro del conocimiento teológico cristiano, surgió cuando en el año 313 el citado Emperador Constantino en el  Concilio de Constantinopla,  declaró oficial la religión cristiana en igualdad con la religión pagana del pueblo romano. No es que el paganismo se cristianizase, sino que  fue el Cristianismo primitivo quien se paganizó. 

En el  siguiente Concilio de Constantinopla II, presidido por el Papa Virgilio, bajo las órdenes del emperador Justiniano I,  anatematizó la idea de la reencarnación, o sea que se perseguiría a quienes la sostuviesen o defendiesen.  Uno de los llamados “primeros Padres de la Iglesia”, Orígenes de Alejandría,  fue condenado por este motivo junto a los Gnósticos que  la defendían.  Por esta ley condenatoria se promulgó que sería anatematizado, o sea perseguido, todo aquel que sostuviese esta idea, lo que hizo que esta  se tuviese que ocultar y al paso del tiempo fuese siendo olvidada . 

Aquel anatema fue la prueba palpable de que la idea de la reencarnación ya existía y era conocida anteriormente, estando asumida y aceptada desde antaño por aquellos primeros cristianos, pues no se hubiese podido condenar algo si  antes no hubiese existido.

Dejando por el momento interpretaciones bíblicas, que merecen el máximo respeto, y al margen de pasajes bíblicos en los que se habla claramente de la idea de la reencarnación, aunque bajo otro nombre diferente, es preciso comprender que existen hechos y pruebas históricas que ponen en evidencia el que esta idea estaba asumida y mantenida  por muchos de los llamados “Primeros Padres” de la Iglesia primitiva, tal como San Agustín, San Jerónimo, San Gregorio Nacianceno y el mencionado Orígenes.

Orígenes, discípulo de S.Clemente  fue, tal vez, el más célebre de aquellos “Primeros Padres” y entre sus enseñanzas estaba la de la desigualdad de los humanos como consecuencia de sus méritos y deméritos anteriores, y afirmaba que las únicas “penas ” que existían conforme a la bondad y a la justicia de Dios, son las que depuran poco a poco a las almas durante series de existencias, antes de ser admitidas definitivamente en el Cielo. Por este motivo a las vidas dolorosas las llamó “Penas Medicinales”, porque como la medicina, podían ser dolorosas, pero curaban el alma enferma a causa de sus pecados o deudas y sostenía que estas eran proporcionales a las faltas de las almas que se encarnaban en nuevos cuerpos para redimir su pasado y purificarse. Defendió la idea de la reencarnación  por tradición  cristiana desde los primeros discípulos de Jesús.

Después, mediante numerosos Concilios que fueron llegando en el devenir de los siglos, se fueron aboliendo ideas filosóficas admitidas por la tradición de oriente y de los primeros cristianos, tal como lo fue la idea de la reencarnación. En su lugar se fueron imponiendo los dogmas que fue creando  la iglesia Católica, que los defendió en una etapa de terror creada por ella misma a principios del siglo XIII con la creación del Tribunal de la Santa Inquisición, que  mantuvo  durante casi seiscientos años, persiguiendo con saña las ideas que se oponían al dogma papal, o a personas dotadas de facultades paranormales a las que enviaba al tormento y a la muerte con la acusación de brujería o satanismo. 

- José Luis Martín-

                                              ********************************

                             La ciencia                      



 La Ciencia nunca se detiene; observa, estudia  y analiza sin cesar todo lo que está a su alcance, y de tanto esforzarse alcanza a vislumbrar y sospechar la existencia de una realidad espiritual, que es otro estado de la materia, que aun no comprende ni acepta, pero solo porque los instrumentos que dispone no le sirven para investigarla. El gran acelerador de partículas (LHC) en el CERN, es la punta de lanza de esas investigaciones, un esfuerzo titánico para arrancarle sus secretos más íntimos a la materia. Los nuevos hallazgos que se esperan pueden confirmar las teorías aceptadas hasta ahora, o pueden obligar a realizar un replanteamiento de lo que creemos que es el Universo. Y lo más curioso es que todo depende de encontrar y demostrar la existencia de una minúscula partícula subatómica: el bosón de Higgs. En el campo de la bioquímica celular la situación es análoga, la investigación de los cromosomas proporciona grandes sorpresas. Steven Pinker, psicólogo estadounidense, ante los resultados obtenidos por los avances en la investigación de los telómeros de los cromosomas humanos plantea la siguiente reflexión: “Las cosas vivas albergan cierta sustancia oculta que determina sus poderes”.

 Los espiritistas no somos científicos, según la acepción comúnmente usada, pero aceptamos la realidad del elemento espiritual, su existencia en una dimensión paralela del universo, y lo investigamos bajo criterios científicos establecidos por Allan Kardec, gracias a su experiencia de largos años de estudio, con las herramientas y los métodos más adecuados a las posibilidades que este “nuevo mundo” nos ofrece. Allan Kardec, desde el rigor científico que le animó a estudiar el fenómeno de “las mesas danzantes”, partió de premisas fuera de toda duda: los fenómenos espirituales existen, y por eso se pueden y se deben investigar. Estas investigaciones se centran en el aspecto psicológico de las manifestaciones, en la autenticidad de sus afirmaciones, en su estado moral, sus sentimientos, sus necesidades, sus anhelos, cuando según la idea más generalizada “han muerto”, pero que, en realidad, ellos se sienten más vivos que nunca y quieren comunicarse con nosotros. Este hecho debería sorprender hoy a pocas personas, porque las facultades intelectuales y morales no son de la materia, lo son del espíritu, y él nunca muere. Es el principio espiritual, que unido a la materia le da vida e inteligencia, es la parte oculta a nuestros sentidos materiales que realiza todas las funciones necesarias para que se manifieste la vida orgánica. Sólo cuando la maquinaria física se desgasta o se rompe, se muestra incapaz de albergar al principio espiritual, quedando libre de nuevo, ahora con más experiencia y conocimientos, dispuesto a seguir su camino evolutivo. 

Joanna de Ángelis, nuestra guía espiritual, nos viene aportando conocimientos cada vez más amplios para comprender la psicología transpersonal de los individuos, que se elabora mediante las múltiples existencias en la vida física de los espíritus, gracias a las leyes de la reencarnación, que son obra Divina. Ella nos presentó con bellos conceptos, dentro de un amplio programa de psicología profunda, la importancia que juega el periespíritu, también conocido como “modelo organizador biológico”, que sirve de lazo de unión para que el espíritu pueda vivir en la carne, y que es la base sobre la que se construye el cuerpo físico, obedeciendo leyes magnéticas y de causa y efecto, ya desde el momento de la concepción. 

La ciencia, elemento noble de la sociedad, investiga el elemento material; el Espiritismo, avanzadilla del progreso moral, estudia el elemento espiritual. Progreso intelectual y progreso moral, que caminan hacia el mismo objetivo, conocer la verdad, desvelar los secretos que están en la Naturaleza. Desde la humildad, reconociendo nuestra ignorancia ante la suprema sabiduría que creó el Universo, en cada nuevo hallazgo, en cada una de las pequeñas revelaciones estaremos descubriendo algo de nosotros mismos y una prueba más de la  justicia y armonía que ordena y gobierna en todas partes, desde lo infinitesimal hasta las estrellas, desde el mineral hasta el ser humano, desde lo que podemos comprobar con nuestros toscos sentidos hasta lo que comenzamos a intuir con la mente y el corazón. ¿Será quizás el amor el sexto sentido que nos falta?

Revista  Actualidad Espíritista-

                                           ***********************


       CÓMO LOGRAR EL BIENESTAR     

Pregunta de Kardec: “Si hay personas a quienes la suerte es contraria, hay otras a quienes parece favorecerles, pues todo les sale bien. ¿De qué depende esto?” Respuesta de sus instructores espirituales: “Con frecuencia es porque estas últimas saben hacer mejor las cosas.”

Ahí está. La aparente “buena suerte” sólo es el resultado de una conducta inteligente frente a las vicisitudes terrenas. Si queremos prosperar, urge, antes que nada, que tengamos claro el objetivo a ser alcanzado. No puede tener ímpetu para subir quien no tiene orientación. Aquél que no sabe para dónde va, acaba por acomodarse en la situación en que está, dejando pasar las horas, los días y los años en la más completa pasividad. Además, no debemos esperar, ingenuamente, que nos conviden a participar del banquete de la vida. Cuando quedamos a la expectativa de la ocasión oportuna para intentar algo, generalmente ella no llega. Es necesario partir en dirección al triunfo deseado, sacrificándonos, desafiando contingencias, creando, en fin, las oportunidades que anhelamos, teniendo siempre en el recuerdo aquella máxima que nos advierte: “Hay pocos bancos con sombra en el camino de la gloria”.
Casi todas las personas tienen aspiraciones, deseos; pocas, entretanto, son las que se proponen llegar a la meta de sus sueños. Diariamente desperdician oportunidades de mejorar, renuevan promesas e intenciones, pero lo cierto es que jamás llegan a realizarlas. Conviene que estemos advertidos, también, de que gran parte de lo que hacemos es producto o resultado de influencias que otros ejercen en nosotros y muchas de nuestras actitudes son el reflejo de ese poder. Inconsciente o conscientemente, imitamos, modelamos y copiamos los actos y pensamientos de otras personas. Así, pues, si pretendemos clasificarnos entre los hombres de primer orden, no debemos alabarnos entre los indolentes, ni entre los negligentes, menos aún entre los pesimistas, que hagan disminuir nuestro interés por las cosas grandiosas, inclinándonos hacia la mediocridad y el comodismo. Inspirémonos, eso sí, en aquellos que demuestran poseer una voluntad poderosa, dominante, y que por ella consiguieron vencer sus propias debilidades y deficiencias, llegando a ocupar lugares destacados, con valor y distinción.
Investiguemos cómo y por qué esas personas consiguieron sobreponerse a todas las adversidades, cómo y por qué se hicieron verdaderas estrellas, escribiendo, con sus ejemplos, episodios sublimes de paciencia, firmeza y esfuerzo. Procuremos conocer la biografía de esas criaturas victoriosas que se constituyeron paradigmas para la Humanidad y sigamos, con valor, sus pasos. Como dice el gran Rui Barbosa, “la vida no tiene más que dos puertas: una para entrar, por el nacimiento; otra para salir, por la muerte.
En tan breve trayecto cada uno ha de acabar su tarea. ¿Con qué elementos? Con los que heredó y los que crea. Aquellos son la parte de la naturaleza. Estos, la del trabajo. Nadie se desanime, pues, de que la cuna no le fuese generosa, nadie se crea desgraciado, por no disponer de nacimiento de haberes y cualidades. En todo eso no hay sorpresas, que no se puedan esperar de la tenacidad y santidad del trabajo.” Cualquiera, por tanto – concluimos nosotros – en los límites de su energía moral, puede reaccionar sobre las desigualdades nativas y, por la fe en sí mismo, por la actividad, por la perseverancia, por el perfeccionamiento constantes de sus facultades, igualarse y hasta incluso aventajar a los que la naturaleza o la sociedad mejor habían distribuido. En ese perfeccionamiento, no deben ser olvidadas ciertas virtudes a las que podríamos llamar domésticas, como la puntualidad, la delicadeza, la sobriedad, la ética profesional, etc., de que necesitamos para el uso diario, pues muchos hombres mentalmente superiores han fracasado en sus emprendimientos por negligencia en tales cualidades.
Es necesario, también, que adquiramos el hábito de la economía y nos adiestremos en él. No ciertamente, como algunos individuos, que se privan de lo útil y hasta de lo necesario, sólo para ser más ricos; ni tampoco procediendo como aquellos que gastan todo cuanto poseen, y a veces incluso lo que no poseen, malgastando, en cosas superfluas o en el placer de vicios perniciosos y vanidades ridículas. Esos dos extremos son deformaciones infelices. Lo ideal está en el término medio: no ser pródigo, ni avaro, sino gastar con criterio, graduando las necesidades en proporción de las rentas que se tengan, de manera que hayan siempre algunos ahorros, para con ellos formar un capital que nos ponga a salvo de las incertidumbres del mañana. Pero, fijémonos bien en esto: no es sólo el dinero que debemos ahorrar. Hay otros bienes de mayor valía que necesitan y deben ser ahorrados con más cuidado aún.
Es el tiempo, que no conviene malgastar, sino que debe ser sabiamente aprovechado en la adquisición de nuevos conocimientos y experiencias que nos enriquezcan la personalidad. Son las energías físicas y espirituales, que no deben ser malgastadas locamente en noches mal dormidas, en la satisfacción de placeres deshonestos, pues tales desarreglos, por ser contrarios a los principios de la moral cristiana, arruinan la salud, roban la paz interior y envilecen la dignidad humana. Al contrario de lo que a algunos pueda parecer, el progreso es ilimitado, infinito, existiendo siempre mil y una posibilidades de realizaciones bien inspiradas, capaces de premiarnos con el éxito y el bienestar. ¡Asumamos, por tanto, una actitud de optimismo y de auto-confianza y marchemos, decididos, hacia delante, siempre hacia delante, en la convicción plena e inamovible de que la vida es bella, buena y venturosa, para todos aquellos que la sepan vivir! (Cap. X, preg. 864. El libro de los Espíritus)
Rodolfo Calligaris
Extraído del libro “Las leyes morales”

                                           *********************************




No hay comentarios: