jueves, 11 de mayo de 2023

El legado de Allan Kardec: "El buen sentido encarnado"

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- El Veneno

2.- Análisis del egoísmo

3.- Reuniones espíritas y mediúmnicas

4.-El legado de Allan Kardec: "El buen sentido encarnado"

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                                                " EL VENENO "


La hija llega y le dice a su padre:

- ¡Papá, ya no aguanto más a la vecina! Quiero matarla, pero tengo miedo que me descubran. ¿Puedes ayudarme con eso? El padre le responde:
- Claro que sí mi amor, pero hay una condición... Tendrás que hacer las paces con ella para que después nadie desconfíe que fuiste tú cuando ella muera. Tendrás que ser muy cuidadosa y comenzar a ser paciente con ella, ser gentil, agradecida, cariñosa, menos egoísta, retribuir siempre, escucharla más, incluso invitarla al café o al te... ¿Ves este polvito? Todos los días pondrás un poco en su bebida. Así ella morirá poco a poco.

Pasados 30 días, la hija vuelve a decir al padre:
- Ya no quiero que ella muera. La amo. ¿Y ahora? ¿Cómo hago para cortar el efecto del veneno? El padre entonces le responde:
*No te preocupes* Lo que te di fue polvito de arroz.
Ella no morirá, porque el veneno estaba en ti.

Cuando alimentamos rencores, morimos poco a poco.
Aprendamos a hacer las paces con quienes nos ofenden y nos lastiman.
Aprendamos a tratar a los demás como queremos ser tratados. Aprendamos a tener la iniciativa de amar, de dar, de donar, de servir, de regalar, y no solo querer ganar y ser servido.
*Nuestra actitud puede hacer la diferencia en donde hay malos pensamientos*

( Aportación de Reinaldo Inocente Formoso )

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     ANÁLISIS DEL EGOÍSMO        









    Siendo el progreso del Espíritu el verdadero objetivo de la vida humana, analicemos algunos de los aspectos de la conducta humana, que son impedimento de progreso.

    Comencemos por uno de esos aspectos, que es el de mayor impedimento y trascendencia, que es la mayor tara en la humanidad actual, y de la cual dimanan diversos otros aspectos o imperfecciones del carácter, que son causa de sufrimiento en la vida humana y en la vida espiritual; siendo el mayor enemigo de la felicidad humana.

    Digamos mejor, nuestro mayor enemigo, pero disfrazado de amigo; por lo que no es fácil identificar.

   Es un enemigo taimado que nos adula, que nos halaga con promesas de ventajas (que no son reales sino aparentes), creando en nosotros deseos y ambiciones que nos conducen a actuaciones discordantes con la LEY.

¿Y cuál es ese enemigo? EL EGOISMO

 Sí, el egoísmo. Porque, el egoísmo en sus diversos aspectos y grados, tales como: egocentrismo, amor propio, codicia, afán de dominio, exclusivismo y ambición desmesurada; es generador de envidias, exigencias, celos, y muchas veces crueldad.  Pues, del egoísmo nacen sentimientos y deseos que turban la razón, induciendo a actuaciones que son causa de desdichas y sufrimientos para los demás, y también para la misma persona egoísta, ya que está psíquicamente polarizado y en constante desarmonía mental-emocional; lo cual afecta a su salud física y psíquica.

   Y en su miopía mental, el egoísta se aísla en su propia conveniencia humana (conveniencia que no es real sino aparente), insensible a la razón y al sufrimiento ajeno.

Entre los muchos aspectos que el egoísmo manifiesta, citaremos:

   Aquel que se dedica a vivir su vida para sí solamente, sin preocuparle el sufrimiento y miserias humanas, evadiendo toda oportunidad de hacer el bien.

   El jubilado prematuro que desperdicia las oportunidades de hacer el bien a la comunidad que le sostiene, con solamente dedicarle parte de su tiempo libre.

   El heredero de bienes de fortuna que los dedica a su exclusivo beneficio, porque, de acuerdo con las leyes humanas, le pertenecen, sin pensar en los desheredados…

   El ocioso, cual sea su condición económica.

  El trabajador remiso que escatima dar de sí, con cuya actitud vive en constante desarmonía mental-emocional que amarga su vida y le impide progresar en su trabajo.

  El profesional médico que no cumple su juramento hipocrático y atiende mal a los enfermos de quienes no recibe dinero directamente o no pueden pagar.

   El abogado que no dedica algunas horas de su vida a atender al caído en desgracia y perseguido por la justicia humana.

Etc., etc.

 Son algunos de los diversos aspectos de egoísmo, en las diversas clases sociales.

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   Si echamos una ojeada a nuestro conglomerado social, apreciaremos que, cada cual mide la justicia, o la interpreta, con la medida de sus intereses personales. Y mira como justo lo que le favorece, y como injusto lo que perjudique sus intereses.

   Así es el egoísmo. No obstante, aquellos que han adquirido un mayor conocimiento de la realidad de la vida, miran más allá de sus conveniencias personales, para pensar también en la conveniencia, en el bien y en la felicidad de sus semejantes; en cuya práctica encontrarán su propia felicidad.

   Y esto lo practican quienes han descubierto ya que, en el darse a los demás es, el modo y manera de conquistar la paz y dicha interna.

¿Lo dudáis? Haced la prueba.

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  Hay una frase que refleja la pobreza del alma del egoísta, cuando dice: “la caridad bien entendida, comienza por uno mismo”. Otros, dicen ….”comienza por casa”.

   Y otra frase que sintetiza el sentimiento del egoísta: “Primero yo y después yo”. Este es el egoísmo que caracteriza al animal. Porque, el egoísta lo quiere todo para sí, con menosprecio de los demás. Es la doctrina del “yo” (ego en latín, del que se derivan: ego-ísmo, ego-ísta).

  Como el egoísta no piensa más que en sí y para sí, concentrando en sí mismo todos sus afectos, encuentra en sus infortunios personales, en las decepciones de su vanidad, en su orgullo lastimado, en las vicisitudes de su fortuna, etc.; fuentes de amargura que no puede remediar y sufre. Sufre, porque ha cerrado en sí mismo toda fuente de felicidad. Su egoísmo le ciega y no le deja ver que, en el darse es, precisamente, donde puede encontrar la felicidad. Naturalmente que, esto no lo deja ver el egoísmo, porque pone una venda a los ojos de la Mente.

   Solamente dándonos en las múltiples modalidades de servicio desinteresado, interesándonos por el bien de los demás, que es cristianismo en acción; podremos hallar y gozar de felicidad. Solo contribuyendo a la felicidad de los demás, estaremos creando nuestra propia felicidad.

   Y esto no es una ilusión, no es una quimera ni utopía; es una realidad alcanzable. No busquemos la felicidad fuera de nosotros, porque está en nuestra naturaleza espiritual. No la busquemos en la riqueza de los bienes materiales, popularidad, ni en los placeres de los sentidos, porque ahí no la hallaremos. Busquémosla en la riqueza de los bienes espirituales, en la práctica del bien que va debilitando el egoísmo.

   Cuanto más atrasado se halla el individuo en la escala de la evolución, tanto mayor es su egoísmo. Todos los brutos y malvados, son egoístas, y por ende, desdichados.

   El egoísmo denota inferioridad e ignorancia del verdadero objeto de la vida humana, que va más allá de la búsqueda de las riquezas materiales y ensalzamiento de la propia personalidad, con menosprecio de la de los demás.

   Aquellas personas egoístas, que intelectualmente han superado el nivel del bruto, podremos decir que, en ellas, el egoísmo es una psicosis, si bien no percibida por el afectado; pero, muy dañina en los dos aspectos: humano y espiritual.

   Aspecto humano, porque en toda actitud egoísta, la psiquis del individuo genera vibraciones magnéticas de un negativismo morboso, que incide en su sistema nervioso y sistemas glandulares, afectando su funcionamiento, y por ende, su salud.

   Aspecto espiritual, porque su despertar en el Más Allá, al final de la vida humana, será muy penoso.

  Y como ha sido expuesto anteriormente, el egoísmo, en sus diversas manifestaciones, donde hace más estragos, es en las relaciones del hogar, siendo impedimento de paz y armonía en la familia, y progreso de las almas que se unen por lazos familiares para su evolución.

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    Y nosotros que pertenecemos a esta escuela de autorrealización, debemos esforzarnos en superar esta tara tan perjudicial, cual es el egoísmo en sus diversos aspectos, que nos mantiene atados a las reencarnaciones en los mundos inferiores, que nos impide disfrutar de la dicha que el amor puro, el amor fraterno, puede proporcionarnos; si lo ponemos en práctica.

   Y como ya conocéis, la vibración de egoísmo impide el contacto mental con los Planos Espirituales Superiores de Amor y Armonía, y conecta vibratoriamente con los planos psíquicos inferiores, de desarmonía.

  A este respecto, meditemos sobre el contenido de esta parte de un mensaje. Textualmente, dice:

…. “Si egoístamente pensáis en vuestras propias necesidades antes que en las necesidades de vuestros hermanos, vuestro egoísmo impedirá que llegue a vosotros la benéfica acción de las Fuerzas Superiores.
   Todo lo que se os dé, todo lo que recibáis, será siempre para que, a vuestra vez, lo deis a los demás. Pero, si egoístamente pensáis solamente en vosotros, en hallar remedio a vuestros males, en hallar consuelo a vuestros dolores, sin acordaros del dolor de los demás, nada podréis recibir, porque no estáis pensando ni deseando dar.
   El amor es dádiva constante. En los planos superiores, solo se piensa en dar, constantemente se os está dando a los humanos, todo aquello que necesitáis, espiritualmente y materialmente. Y si algunos no recibís en la medida de vuestros deseos o en la medida de vuestras necesidades aparentes, es porque cada uno recibe hasta donde puede y hasta donde debe recibir.
   Desde lo superior se derraman sobre vosotros los bienes que el amor del Cristo os prodiga; pero, cada uno llena y llenará siempre su “vaso” en la medida de su propia capacidad.”

Y continúa el referido mensaje:

   “Así es como absorberéis la enseñanza, y así también podréis captar la Verdad, según sea vuestro deseo de bien y la propia capacidad espiritual.

Sin embargo, podréis ir aumentando la capacidad de vuestro “vaso” maravilloso. Y ello os permitirá ir acercándoos cada vez más a la Fuente del Amor y de la Sabiduría. Todo está en vuestras manos.

Desde lo Superior se os indica el camino, se os da y se os darán los medios; pero, el esfuerzo deberá ser siempre vuestro. Mediante vuestro amor y vuestro esfuerzo, podréis ir aumentando vuestra capacidad espiritual para recibir y también para dar”:

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   Tengamos bien presente que, cada acción egoísta retarda nuestra llegada a la Meta y nos aparta de la felicidad. Y cada acción altruista, realizada con amor, nos acerca a esa Meta, a la cual tenemos que llegar más temprano o más tarde.

   Dicho de otro modo: Cada acción buena que realicemos, sin buscar ni esperar recompensa, va debilitando nuestro egoísmo y sutilizando el alma, a la vez que nos va acercando a la felicidad.

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    Ahora, veamos otro aspecto. El aspecto no visible a los ojos humanos, ya que pertenece a esa otra dimensión, al mundo psíquico.

   ¿Sabéis a dónde va, después de la muerte física, aquel que no haya superado el egoísmo? Diversas son las situaciones, según sea el grado de egoísmo.

    Después de una más o menos larga turbación que invade al egoísta a la muerte del cuerpo físico, se siente atrapado en zonas abismales tenebrosas, y en las cuales permanecerá aislado, sintiendo un frío más o menos intenso, según la intensidad del egoísmo; porque, psíquicamente, el egoísmo es aislante y gélido. Y en esa condición, habrá de permanecer por un tiempo que varía en cada caso, y en concordancia con el sufrimiento y daño que haya causado con su egoísmo.

   Lo expuesto es, tan solo una síntesis; pues los detalles de la situación de los egoístas en el astral inferior, os causarían asombro.

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   Así pues, desprendámonos del egoísmo, que esclaviza y nos hace desdichados.
Unámonos al Amor, que es generador de paz y armonía, y fuente de dicha.

   Despertemos el YO superior que está en nosotros y al que el “yo” inferior mantiene narcotizado con el magnetismo mórbido del egoísmo.

Con sentido amor fraterno,

 Sebastián de Arauco

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      REUNIONES ESPÍRITAS Y                      MEDIÚMNICAS           

"Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" ( San Mateo, 18:20).

Prefacio. Para estar reunidos en nombre de Jesús no basta hallarse juntos físicamente, sino que es preciso estarlo también en lo espiritual, por la comunión de intenciones y pensamientos dirigidos hacia el bien. Entonces sí se encuentra Jesús en medio de la reunión: Él, o los espíritus puros que lo representan. 

    El Espiritismo nos permite comprender de qué manera pueden los espíritus hallarse entre nosotros. Están ahí con su cuerpo fluídico o espiritual, y con la apariencia que nos permitiría reconocerlos si se hicieran visibles. Cuanto más elevados se hallan en la jerarquía espírita, tanto mayor es su poder de irradiación. Así poseen el don de ubicuidad y pueden encontrarse en varios lugares simultáneamente. Basta, para ello, un rayo de su pensamiento.
    Con las palabras citadas en el parágrafo anterior quiso Jesús mostrar el efecto de la unión y la fraternidad. No es la mayor o menor cantidad de personas la que le atrae, puesto que en lugar de dos o tres hubiera podido decir diez o veinte, sino el sentimiento de caridad mutua que a esas personas anima. Ahora bien, para esto es suficiente que haya dos. Pero si esas dos oran cada cual por su lado, aunque ambas se dirijan a Jesús, no habrá entre ellas comunión de pensamientos, sobre todo si no son movidas por un sentimiento de benevolencia recíproca. Y si se miran con malos ojos, con envidia, celos o aborrecimiento, entonces las corrientes fluídicas de sus pensamientos se rechazan en vez de unirse por un común impulso de simpatía, y en tal caso, no están reunidas en nombre de Jesús, el cual no es más que el pretexto de la reunión y no su verdadero motivo.....
     Esto no implica, en modo alguno, que Él permanezca sordo a la voz de una sola persona. Si no dice que acudirá a cualquiera que le llame, es porque ante todo exige amor al prójimo, del cual podemos dar mayores pruebas cuando estamos en compañía de otros, que encontrándonos solos, y también a causa de que todo sentimiento de tipo personal lo aleja. De ello se sigue que sí, en medio de una nutrida asamblea, sólo dos o tres personas se unen de corazón mediante el sentimiento de una auténtica caridad, en tanto el resto de los asistentes se aíslan y se concentran en pensamientos egoístas o de carácter mundano, Jesús estará con aquéllas y no con estos otros.
    Así pues, no es la simultaneidad de los presentes en las palabras, en los cánticos o en los actos litúrgicos lo que constituye una reunión en nombre de Jesús, sino la comunión de pensamientos acordes con el espíritu de caridad personificado en Él.
    Tal debe ser el carácter de las reuniones espíritas serias, de aquellas en que se desea con sinceridad el concurso de los buenos espíritus.

El Evangelio según el Espiritismo

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    EL LEGADO DE ALLAN KARDEC              “EL BUEN SENTIDO ENCARNADO”                  


    Hippolyte Léon Denizard Rivail nació en Lyón, Francia, el 3 de octubre de 1804. Estudió en Yverdon, Suiza, con el célebre Johann Heinrich Pestalozzi, de quien se hizo discípulo y colaborador.

    Fundó en Paris, con su esposa Amelia Gabriela Boudet, un establecimiento semejante al de Yverdon. Su cultura universalista abarcaba varias ramas del conocimiento humano, habiendo organizado, en su casa, cursos gratuitos de química, física, astronomía y anatomía comparada.

    Entre sus obras, se destacan: Curso práctico y teórico de Aritmética, según el método de Pestalozzi (1824); Plan presentado para el mejoramiento de la Instrucción Pública (1828); y Gramática francesa clásica (1831).

  Trabajador infatigable que cumplió a cabalidad la misión de dar a conocer la Doctrina de los Espíritus, la gran voz del Consolador prometido al mundo por la misericordia de Jesús. Comprendiendo la trascendencia de este mensaje, Kardec sentó además las bases para una organización que permitiera la expansión de la Tercera Revelación a través de los centros espíritas.
 
    Para entender la figura de Allan Kardec dentro del Espiritismo debemos reflexionar sobre los siguientes puntos:
 
No es el fundador del EspiritismoLa iniciativa de este movimiento pertenece a los Espíritus. Fueron los Espíritus los que querían dar a conocer estos temas.

No es el creador o inventor de la Doctrina EspíritaEs el Codificador de la enseñanza colectiva y concordante de los Espíritus.

No es su figura lo que seguimosAllan Kardec no es en sí una figura de culto como pueden serlo otras personas en otros movimientos, que siguen a su fundador como líder espiritual, porque las enseñanzas que seguimos no son de Allan Kardec, sino que son las enseñanzas de los Espíritus.
 
   Desde que tomó conocimiento con el fenómeno de las mesas giratorias en 1854 - gracias a su amigo Fortier -investigador del magnetismo- Kardec reveló su espíritu científico: se mostraba escéptico pero no intransigente, debido a que era un libre pensador, y buscaba pruebas para una explicación racional de las manifestaciones de Espíritus. Estamos, pues, ante el método experimental aplicado a las ciencias positivas, fundamentado en la observación, comparación, análisis sistemático y conclusión, para luego buscar las aplicaciones útiles. Por ello, es rigurosamente exacto decir que el Espiritismo es una ciencia de observación y no producto de la imaginación. Y es debido al eficiente y racional método de su dialéctica, que Kardec fue considerado por Camille Flammarion como “el buen sentido encarnado”.

     Allan Kardec no fue un científico en el sentido profesional, pero tenía cultura y espíritu científicos, es decir, las condiciones indispensables para desarrollar esta labor. Destacamos en primer lugar, la serenidad con que encaró los hechos mediúmnicos, su equilibrio imperturbable, sin negar ni afirmar nada apresuradamente; también, el dominio de sí mismo a fin de no entusiasmarse con los primeros resultados y el cuidado en la selección de las comunicaciones, así como la debida prudencia en sus declaraciones, evitando la divulgación precipitada de hechos aún no del todo examinados y comprobados. Finalmente, la humildad, condición importante del espíritu científico interesado en la búsqueda de la verdad, antes y después de todo.

     Los Espíritus necesitaban a alguien en la Tierra que aceptara la labor de organizar el conocimiento de las leyes que rigen el mundo espiritual y su relación con el mundo material. Kardec reunía las condiciones intelectuales y morales necesarias.

  El tesón aplicado a su trascendental labor marcó el inicio de una nueva era para la Humanidad.
 
Gracias Allan Kardec, por todo el legado que nos dejaste. Que Dios te bendiga.

-Manuel A. Fues- Lima-Perú CE. Joanna de  Angelis 
       
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