jueves, 21 de octubre de 2021

Recuerdos de vidas pasadas

    INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Curaciones

2.- Recuerdos de vidas pasadas

3.- Moral Espírita

4.-Objeción a la Reencarnación: El olvido de vidas anteriores




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                                                      CURACIONES

     A medida que se multiplican los nuevos paradigmas con respecto al ser humano como realidad espiritual que es, sustentados en hechos comprobados, surgen valiosas terapias en las áreas alternativas, persiguiendo la liberación del sufrimiento, de la angustia, del miedo y de los desequilibrios de todo orden.

     Felizmente, todas ellas tienen como meta la conquista de un ser integral, que supere los límites y las acciones que renacen de su pasado espiritual, profundizando la sonda de la investigación en las causas profundas que yacen en el ser, viajero de innumerables existencias corporales, en las cuales se comprometió ante su conciencia y la conciencia cósmica.

      Mientras no se identifique el error y se toe conciencia de ellos, asumiendo el compromiso de reparación por el amor y el bien, permanecerán en él los factores de perturbación o la degeneración, tan difícil de superar.

     La curación real solamente ocurrirá de lo interior hacia lo exterior, de lo más íntimo hacia el cuerpo físico.

     En ese sentido, la curación tiene inicio cuando el paciente se ama a sí mismo y pasa a amar a su prójimo.

     El proceso de recuperación tiene su curso cuando este individuo consciente se libera de las pasiones primitivas, elevando la mente y el corazón a los nobles ideales mediante las luchas por el auto perfeccionamiento.

     Incluso en el área de las terapias académicas tradicionales, la curación orgánica, psíquica o emocional, siempre sed presenta susceptible de recaída en caso de que no haya un profundo cambio de hábitos mentales y de comportamiento de la persona, que entonces permanecerá vulnerable, sin inmunológicas.

     La psicoinmunología demuestra que cada uno es en el área de la salud, aquello que piensa y cuanto se hace a sí mismo.

     Así, la curación es un proceso profundo de integración de la persona, en los programas superiores de la vida.

     Toda curación procede de Dios. Como Dios es amor, he aquí que el amor es esencial en el mecanismo de la salud.

     El amor siempre está abierto a la compasión. No se puede ser compasivo sin solidaridad.

     La solidaridad abarca a todos los seres sensibles, inclusive a la naturaleza en sus variadas manifestaciones.

     En esa amplitud del sentimiento surge la necesidad de la integración de cada uno en el organismo general, sin la pérdida de su individeualidad.

     Curar es participar con el elevado sentimiento de comprensión de las debilidades ajenas.

     Esa comprensión se expresa como tolerancia, que ayuda sin reprochar y sin revolver heridas.

     Curar es tolerar todo y a todos, avanzando rumbo a la paz.

     La paz resulta del equilibrio entre la razón y el sentimiento, entre lo que se hace y como se hace, pero siempre edificando.

     Y para conseguirlo, es indispensable orar.

     Curar es, por tanto, sumergirse en el océano de la oración, de donde proceden la inspiración y el valor para proseguir en el esfuerzo del crecimiento espiritual.

     Las curaciones verdaderas resultan de la decisión superior de encontrarse y localizarse cada cual en el contexto del equilibrio que rige en  el Universo.

     No siempre será la curación la falta de enfermedad o la ausencia del miedo, pero se caracterizará por la confianza y por la acción ennoblecedora que superará los obstáculos, liberando al ser del primitivismo en que aun se demora, expresado en las heridas que porta, estigmas de las reencarnaciones infelices.

     Curar es liberarse del ego inferior y aliarse al  yo profundo espiritual, su realidad legítima.

     Siempre que Jesús curaba, envolvía al paciente en sucesivas ondas de amor. Y por saberlo eterno, necesitado de nuevos y continuos viajes carnales para iluminarse, le recomendaba, conciso; No vuelvas a pecar para que no te acontezca algo peor.

Juana de Angelis-(Espíritu)

(Mensaje psicografiado por el médium Divaldo Pereira Franco, en el Centro Espírita Camino de Redención, en Salvador Bahía. Brasil)       

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               RECUERDOS DE VIDAS PASADAS

¿Por qué  los casos de recuerdos espontáneos  de vidas anteriores, aparecen mayormente  en  la primera infancia?

         Durante la primera infancia, la mente del niño funciona habitual y frecuentemente en ritmos cerebrales Theta que es precisamente la frecuencia cerebral de un adulto bajo hipnosis.

 Estos  ritmos cerebrales en el niño, comienzan antes de nacer y permanecen hasta los siete años de edad aproximadamente, lo que explica la abundancia de estos recuerdos espontáneos en niños hasta esta edad, para después  ir disminuyendo al ir cambiando  la frecuencia mental hacia niveles vibratorios Alfa, con lo que se van olvidando progresivamente  hasta desaparecer por completo esos recuerdos.  Esta circunstancia mental es normal durante la primera infancia, y es la que posibilita esa facilidad  que casi todos los niños pequeños tienen para recordar  y relatar cosas que a simple vista parecen solo producto de la fantasía infantil.

 De otra parte, es de considerar que, generalmente, los niños se manifiestan como seres inocentes, incapaces de fabular complejas historias de las que carecen de datos en su aún corta vida, que las puedan documentar y apoyar 

Asimismo en esa etapa de la vida existe  cierta  facilidad para poder ver y para relacionarse con Seres espirituales de otra dimensión. Todos alguna vez hemos visto entre divertidos y asombrados, algún caso de esos niñitos o bebés que juguetean en cualquier rincón de la casa como con algún amigo invisible, pero  los adultos siempre hemos creído que se trataba simplemente de imaginación infantil.

- Jose Luis-          

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 MORAL ESPIRITA


Los adversarios del Espiritismo -que, de acuerdo con la regla más antigua, no lo conocen- acostumbran decir que no tenemos un sistema de moral. Eso, cuando no nos acusan simplemente de inmoralidad. La respuesta nuestra es la Codificación Doctrinaria. Y en ella, además de las Leyes Morales de El Libro de los Espíritus, ese código del más puro espíritu cristiano, que es El Evangelio según el Espiritismo.

Miguel Vives menciona este último, en su trabajo sobre las reglas de la vida espírita. Mucho más que eso, sin embargo, nos enseña cómo aplicar los principios evangélicos a una conducta espírita. La moral espírita resplandece en estas páginas, en toda su pureza cristiana. Quien lea este libro, y aplique a la vida sus principios, hará en sí mismo aquella reforma que, para Kardec, es la única y verdadera característica del verdadero espírita. Vives, entretanto, no es un teórico. El declara, enseguida, en la primera línea: No soy escritor, pero soy médium.

Para los legos, eso no tendrá un significado mayor. Para los espíritas, entre tanto, eso quiere decir que Vives está escribiendo sobre cuestiones que enfrentó en la vida, sobre problemas que vivió. En eso está el mayor valor de este libro. El nos da el ejemplo de la vivencia espírita. Fundador del Centro Espírita Fraternidad Humana, de Tarrasa, Miguel Vives lo presidió durante treinta años. Ejerció la mediumnidad y militó en la propaganda doctrinaria. Desde que se volvió espírita, su vida se convirtió en un apostolado. Muchas de sus páginas nos recuerdan la figura del apóstol Pablo: son páginas epistolares, dirigidas a las asambleas cristianas de los primeros tiempos.

En otras, él es el oscuro y humilde Ananías, que a través de la oración y del pase arranca las escamas de los ojos de Pablo. La moral espírita, como la del cristianismo primitivo, no se constituye apenas de preceptos, de reglas, ni de principios normativos. Hay una técnica moral, que se fundamenta en el conocimiento de las leyes morales. Vives compara la salud física a la salud moral, para mostrar que somos criaturas sujetas a influencias de dos especies: las que provienen del medio físico y las que provienen del medio espiritual. Indica como las influencias psíquicas nos envuelven, y cómo penetran nuestra mente, cómo invaden nuestro psiquismo, como dominan a nuestro espíritu.

Y enseña cómo enfrentarlas, soportarlas y vencerlas. Hoy, más que nunca, este librito de Miguel Vives precisa ser leído y releído, estudiado, cargado en el bolsillo, para consultas constantes. A la manera del propio Cristo, que para él es siempre «Señor y Maestro», el autor de esta Guía nos ofrece la regla moral y el ejemplo de la práctica moral. Él mismo es un modelo de lo que enseña. Indícanos el Modelo Supremo, que es Jesús -como El Libro de los Espíritus nos lo indica- mas ayúdanos también con su propio ejemplo. Vemos aquí, a través de la vida del autor, cómo el espírita debe enfrentar sus problemas, en todas las circunstancias de la existencia.

Extraído del libro "Guía practico para la vida espirita"
Miguel Vives

 

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     OBJECIÓN A LA REENCARNACIÓN: EL OLVIDO DE VIDAS ANTERIORES

    Como se ve, muchas cuestiones que continúan siendo insolubles para un gran número de escuelas se han resuelto con la doctrina de las vidas sucesivas.. Las terribles objeciones con cuya ayuda el escepticismo y el materialismo han hecho brecha en el edificio teológico -el mal, el dolor, la desigualdad de los méritos y de las condiciones humanas, la injusticia aparente de la suerte-, todas estas diferencias se desvanecen ante la filosofía de los Espíritus.

    Sin embargo, una dificultad subsiste, una objeción se levanta con fuerza contra ella. Si ya hemos vivido en el pasado, si otras vidas han precedido al nacimiento, ¿por qué hemos perdido el recuerdo de ellas?

    Este obstáculo, formidable en apariencia, es fácil de salvar. La memoria de las cosas vividas, de los actos realizados no es una condición necesaria de la existencia.

   Ninguno de nosotros nos acordamos del tiempo pasado en el seno de nuestra madre, ni aun siquiera en la cuna. Pocos hombres conservan la memoria de las impresiones y de los actos de la primera infancia. Sin embargo, estos forman parte integrante de nuestra existencia actual. Todas las mañanas, al despertar, perdemos el recuerdo de la mayor parte de nuestros sueños, aunque estos sueños nos hayan parecido por el momento realidades. Sólo nos quedan las sensaciones confusas experimentadas por el espíritu al volver a caer bajo la influencia material.

    Nuestros días y nuestras noches son como nuestras vidas terrenales y espirituales, y el sueño aparece tan inexplicable como la muerte.. Ambos nos transportan alternativamente a ambientes distintos de condiciones diferentes, lo que no impide que nuestra identidad se mantenga y persista a través de estos estados variados.

Después de la muerte.
León Denis

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