INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.-" Mi padre se ha ido..."
2.- Estamos en plena transformación social
3.- La Luz humana
4.-Recuerdos
en adultos de vidas anteriores
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MI PADRE SE HA IDO...
Mi padre, Arly, era un hombre ochenta años y falleció de un cáncer a fines de 2010. Comerciante y padre solícito, atendió todas nuestras necesidades, a mi hermano y a mí. Sus ideas políticas se ubicaban en la extrema derecha. Era ateo pues decía que la religión católica era una insignificancia. Llevó su vida como un hombre que siempre tenía la razón. Orgulloso, no admitía que sus hijos pudieran tener otras ideas, que no fueran semejantes a las suyas.
Carta a mi Papá:
Papá, ha hecho falta este cáncer para que me acercara a ti. Papá, en un primer momento, estuve a tu lado todos los días para ayudarte a combatir esa enfermedad, pues pensaba que podrías salir bien.
Después de algunos días, considerando que no había más nada que hacer, el médico esperaba mi aprobación para detener tu tratamiento.
Me pidió que pensara en traer un traje, invitación que me hizo comprender tu próxima partida.
Con la garganta apretada te dije la verdad para acompañarte a franquear las puertas del más allá, de ese otro mundo en el cual no creías y a fin de que no quedaras prisionero de tu cuerpo que ya no podía curarse.
El temor a esa partida inminente hizo nacer en ti la duda y el cuestionamiento. Para ti la muerte no significaba más nada, es decir la nada y sin embargo en esos instantes postreros, me hiciste esta pregunta: “Y después, ¿no hay más nada?” No obstante, tú conocías mis convicciones sobre este asunto, pero sin duda necesitabas ser tranquilizado. Te encerrabas sin decir palabra, tendido sobre tus angustias, tus dudas, tus miedos, con los ojos cerrados y la mano inerte en la mía, y te hablé de esa puerta a ser abierta, invitándote a dejarte ir hacia tu nueva vida, la del espíritu liberado de la materia.
Aunque convencido de tu renacimiento, pasaron varias semanas y el tiempo fue largo para mí, espectador de tu postración y de tu mutismo. Y sin embargo, seguía hablándote, tranquilizándote, invitándote a dejarte llevar.
Mis palabras dispersadas te han debido apaciguar y en la noche del 26 de octubre de 2010, después de más de un mes de acompañamiento, fue cuando tus ojos se cerraron definitivamente para abrirse por fin en un más allá donde te esperaba tu guía.
Con mis amigos espíritas, te hemos ayudado, empujado, hemos rezado para que lo más pronto posible te reúnas con tu guía y ese otro mundo.
Al anuncio de tu partida, de tu muerte, en un primer momento me sentí aliviado y feliz, feliz de saberte libre, pues la vida no podía continuar en tu cuerpo enfermo.
Un segundo tiempo sucedió al primero, fue el tiempo de los recuerdos y quizás también de la falta: falta del intercambio, falta de tu presencia pero, estoy seguro de ello, se harán en el más allá para atenuar mis remordimientos. Ahora, con tu guía, descubrirás tu verdadera vida, encontrarás algunas de tus anterioridades, lo cual te ayudará a comprender mejor, conocerás nuestro Círculo*, del cual formo parte desde hace dieciocho años, y así continúas viviendo, y quizás más todavía, vibrando frente a este descubrimiento que no esperabas. Tu hijo Peter, pero también Patrice.
Desde la partida de mi padre, he recibido sus noticias en tres oportunidades: por dos veces se manifestó en escritura y una por el medio de un dibujo mediúmnico. Les entrego el último mensaje en el cual utiliza la expresión “Mi loco de hijo”: “¡Ah! He llegado pero mi guía me ha mostrado el camino y me sostiene, he aquí una experiencia extraña. Buenas tardes hijo mío, buenas tardes Patrice. Si tengo algo que decirte y si tengo algo importante que repetirte, eso es Gracias. Sin ti, ¿Dónde estaría? Sin ti, me hubiera quedado prendido en el tiempo de no saber, de no oír, pero supe porque escuché, oí, aunque a veces me hiciera el muerto, el dormido. Tus palabras, tu certeza, me hacían bien. El bien no fue sino después, porque todo lo que me decías me atraía, me volvía a atraer a ese cuerpo enfermo porque tenía miedo a la muerte. Patrice, mi loco de hijo, tú me abriste los ojos, los del alma, eso es lo más importante pues comprendo el tiempo que he ganado al vivir la belleza de un cielo que jamás hubiera imaginado, yo, el hombre de la materia.
He encontrado a mi hermana Arlette pero sobre todo, sobre todo, todo comienza para mí, y es gracias a ti porque es el amor que me has dado. Te amo. Ningún remordimiento, hijo. Tu padre”.
Sí papá, tu loco hijo. Loco por descubrir los escritos de un hombre, Allan Kardec.
Loco por aprender la vida de los espíritus en el más allá.
Loco por el posible contacto entre nuestros dos mundos.
Loco por la realidad de ayudar en el momento del tránsito.
Loco por reconocer el pensamiento y los actos de un hombre, Jesús.
Loco por creer en esta fuerza creadora llamada, Dios.
Loco por tener confianza en el hombre cualquiera sea su raza. Sí papá, soy “locamente” espírita y te amo. Volveremos a vernos un día u otro, esa sigue siendo mi convicción.
Por Peter Macleod –
Traducción de Ruth Neumann Publicado en la revista Le Journal Spirite en Español. La Revista del *Círculo Espírita Allan Kardec de Nancy (Francia). Nº 88. Abril – Junio de 2012
(Tomado de Zona Espírita)
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ESTAMOS EN PLENA TRANSFORMACIÓN SOCIAL
Jamás la necesidad de luz se hizo sentir de manera más urgente. Una intensa transformación se opera en el seno de las sociedades. Después de haber sido sometido durante una larga secuencia de siglos, a los principios de autoridad, el hombre aspira cada vez más a liberarse de todo enredo y de dirigirse a sí mismo. Al mismo tiempo que las instituciones políticas y sociales se modifican, las creencias religiosas y la fe en los dogmas, se vuelve debilitada. Y una de las consecuencias de la libertad en su aplicación a las cosas del pensamiento y la conciencia. La libertad, en todos los dominios, tiende a sustituir la coacción y el autoritarismo y a guiar las naciones para horizontes nuevos. El derecho de algunos
se vuelve derecho de todos; pero para que ese derecho soberano esté conforme con la justicia y traiga sus frutos, es preciso que el conocimiento de las leyes morales, venga a regular su ejercicio. Para que la libertad sea fecunda, para que ofrezca a las acciones humanas una base cierta y duradera, debe ser complementada con la luz, por la sabiduría y por la verdad. La libertad, para los hombres ignorantes y viciosos, ¿no sería como un arma dejada en manos de un niño?. El arma, en ese caso, frecuentemente se vuelve contra aquel que en la puerta lo hiere.
-Antonio Amancio Oliveira-
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LA LUZ HUMANA
De hecho, prácticamente todos los seres vivos emiten una luz muy tenue, que puede ser un subproducto de reacciones bioquímicas, dicen los estudiosos. Cuando tienen lugar algunas reacciones químicas exotérmicas, parte de la energía liberada se transforma en energía luminosa.
El emisor de luz permanece frío, a la temperatura del ambiente en el que se encuentra. Este fenómeno se llama luminiscencia química. Tomemos un ejemplo: en verano, en el bosque, por la noche, es posible ver un insecto curioso: la luciérnaga (luciérnaga). Tu cuerpo irradia una luz verde intensa. Esta luminosidad no te quema los dedos si atrapas una luciérnaga. La mancha luminosa en la parte posterior de la luciérnaga tiene prácticamente la misma temperatura que el aire que la rodea. La propiedad de iluminarse también se encuentra en otros organismos vivos, como bacterias, insectos y muchos peces, que existen a grandes profundidades, donde la luz del sol no puede llegar. En tiempos de progreso sostenible en el planeta, lamentablemente, hasta ahora, no ha sido posible construir emisores de luz económicos basados en los principios de la luminiscencia química.
Hay un grupo de investigadores brasileños que logró comprender cómo ciertas enzimas pueden adquirir bioluminiscencia, o la emisión de luz visible por organismos vivos. Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista Photochemical & Photobiological Sciences, en un artículo que aporta información sin precedentes sobre la estructura y funciones de estas enzimas luminiscentes.
Acerca de la luz humana, "descubierta" por los japoneses, se diferencia de la radiación infrarroja (que es una forma de luz invisible, que proviene del calor corporal). Los científicos japoneses trabajaron con cámaras muy sensibles, capaces de detectar un solo fotón (partícula elemental que media la fuerza electromagnética). Se colocaron cinco voluntarios varones sanos frente a las cámaras y en habitaciones completamente oscuras. La exposición se llevó a cabo cada tres horas, durante 20 minutos, de 10 a.m. a 10 p.m., durante tres días. En el estudio se comprobó el hecho curioso, como decíamos anteriormente: en la región del cerebro, el resplandor era más intenso que en el resto del cuerpo.
De hecho, el sistema nervioso, los núcleos glandulares y los plexos emiten una luminiscencia particular y, yuxtapuesta al cerebro, la mente aparece como una esfera de luz característica y ofrece a cada persona un determinado potencial de radiación. El pensamiento, que es una fuerza creadora, externalizándose, de la criatura que lo genera, a través de ondas sutiles, en circuitos de acción y reacción en el tiempo, es tan mensurable como el fotón que, arrojado por el fulcro luminiscente que lo produce, viaja. a través del espacio con una velocidad determinada, como explica el Espíritu André Luiz. Los científicos Niels Bohr, Max Planck y Albert Einstein erigieron nuevas y grandiosas concepciones de la irradiación de luz. El vehículo carnal, basado en estos tres exponentes de la ciencia, no es más que un torbellino electrónico, regido por la conciencia, es decir, cada cuerpo tangible es un paquete de energía concentrada. La materia se transforma en energía y esta desaparece para dar paso a la materia.
El tema nos lleva a reflexionar sobre el aura humana que ha sido investigada durante mucho tiempo por médicos, científicos e investigadores psíquicos. En el siglo XIX, el barón Von Reichenback, un químico austriaco, reveló una investigación que le hizo verificar la realidad de la emanación de energía [que podría llamarse aura], mediante imanes, cristales y seres humanos. En ese momento, el médico y científico estadounidense, James Rhodes Buchanan, descubrió que existía una emanación a través del cuerpo humano, a través de las manos y condicionada por la mente, de un aura nerviosa y que cualquier objeto que tomaran, de cualquier época, incluso del más remoto, podría identificarse e interpretarse en él. Tal fenómeno se llamó Psicometría. En 1852, el médico inglés Benjamin Richardson proclamó la existencia de esa atmósfera nerviosa que irradiaba alrededor del cuerpo humano.
Collongues, psiquista francés, inventó el Dinamoscopio, un dispositivo que pretendía probar la existencia de radiaciones por parte del cuerpo humano vivo en contraste con el fenómeno del estado de muerte no vibratorio. En 1872, creó el Bioscopio para probar la existencia de una radiación vital a través del cuerpo humano. El conde Albert de Rochas, de 1887 a 1896, publicó, en dos obras, el resultado de sus investigaciones, a las que denominó "Exteriorización de la sensibilidad y exteriorización de la motricidad, por el cuerpo del ser humano" (1891 - O Fluido dos Magnetizadores; 1895 - La externalización de la motricidad.
"LOS. Fanny, una física suiza, llamó a la radiación alrededor del cuerpo humano Anthroproeux (del griego anthro - hombre y phlus - fluir, emanar), es decir, emanación humana; Sydney Alrutz, una médica sueca, demostró la realidad de la irradiación de fluido magnético por seres humanos, principalmente a través de extremos digitales. Semion y Valentina Kirlian, una pareja de científicos de la ex Unión Soviética, alrededor del año 1939, concibieron un dispositivo para fotografiar la irradiación de energía vital, expandida por seres humanos - Bioenergía - un método que luego se extendió a animales y plantas, conocido como el Efecto Kirlian. Sin embargo, fue solo en 1974 que su invención fue reconocida y su patente autorizada por el Presidium del Soviet Supremo ".
Todos los seres vivos, desde los más rudimentarios hasta los más complejos, están cubiertos de un "halo energético" que corresponde a la naturaleza. Es la irradiación de la vitalidad de los tejidos vivos, tanto vegetales como animales. Este hecho puede ser comprobado científicamente por procesos de Kirlian, donde experimentos realizados demuestran que el aura involucra cuerpos celulares de plantas y animales, y que esta irradiación está directamente ligada a la actividad celular, fuerte y radiante en una hoja viva, por ejemplo, y debilita y se marchita a medida que disminuye su actividad celular.
A partir de las tesis del Espíritu André Luiz, científicamente se constata que, en el hombre, aparece una radiación similar, profundamente, enriquecida y modificada por los factores del pensamiento continuo que, al ajustarse a las emanaciones del campo celular, lo configuran, en torno al personalidad, el conocido cuerpo vital o doble etérico de algunas escuelas espiritualistas, duplicado más o menos radiante de la criatura.
En el Aura humana, hay una cierta combinación de fuerzas físico-químicas y mentales propias de cada individuo, similar a un espejo sensible en el que todos los estados del alma están estampados con signos característicos y en el que todas las ideas son evidentes, configurando pantallas vivientes.
Llamémosla fotosfera psíquica, tejida en elementos dinámicos y que responde a la cromática variada, según la onda mental que emitimos, retratando todos nuestros pensamientos en colores e imágenes que responden a nuestras metas y elecciones, ennoblecedoras o deprimentes.
De lo anterior, observamos que cada uno de nosotros exterioriza nuestro propio reflejo en los contactos de pensamiento a pensamiento, sin necesidad de palabras para simpatías o repulsiones fundamentales. Por ello, los Espíritus identifican fácilmente los valores de la individualidad humana por las radiaciones luminosas que emiten, emanaciones que invariablemente tienen una relación directa con la moral, el sentimiento, la educación y el carácter claramente perceptible, a través del aura que llevamos a nuestro alrededor.
Jorge Hessen
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Recuerdos en adultos de vidas anteriores
¿Imaginación?, ¿locura?, ¿fabulaciones inconscientes por remotas historias que oyeron en su niñez?
En estos casos extraordinarios de recuerdos espontáneos cuando acontecen en adultos, siempre se tiende a pensar primeramente en una esquizofrenia o en otro desequilibrio o enfermedad mental que les lleva a fabular extrañas historias de un remoto personaje que se sitúa en
el pasado, en cualquier zona geográfica y a veces hasta en otra civilización o
cultura; para su estudio se pueden hacer dos grupos diferenciales:
En primer lugar, el grupo formado
por los casos de recuerdos de remotas historias familiares que alguna vez se
escucharon con atención durante la primera infancia y dejaron una huella de
impresión en el subconsciente del sujeto.
No obstante estos “recuerdos”
suelen ser sobre asuntos o sucesos enclavados en épocas y en generaciones
recientes o próximas. Casi todos podemos recordar algún remoto episodio que nos
contaron en nuestra infancia, y del que quedamos impactados en nuestro
subconsciente por aquella historia que nuestra curiosidad infantil asimiló.
En segundo lugar están los
recuerdos que describen y relatan historias de épocas muy lejanas en el tiempo,
en ambientes extraños o remotos, incluso recordando alguna extraña lengua
desconocida y en los que el sujeto que recuerda, no se ve como un mero
espectador, sino como protagonista o parte implicada en esos remotos sucesos a
veces impactantes, que revive emocionalmente. Para este segundo grupo de
recuerdos, resulta bastante improbable otra explicación que no sea la de la
reencarnación.
Resumiendo, se podría decir que
el falso recuerdo que se obtiene a partir de historias escuchadas en la niñez, tiene
un límite de permanencia en el tiempo, y da paso a posibles fabulaciones, pero
cuando el recuerdo espontáneo supone la insalvable transgresión de unos hechos
en el tiempo y en el espacio, y de algún modo son total o parcialmente
comprobables, no existe otra explicación mas lógica que la de la reencarnación,
porque en este caso el recuerdo extralimita cualquier posibilidad coherente de
que pueda ser solamente el producto de un recuerdo verbal o de su imaginación.
- Jose Luis Martín-
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