INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Principio y fin
2.- Conciencia
3.- Todo cambia y se renueva
4.- ¿Vive la Naturaleza?
5.- Dios no castiga
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PRINCIPIO Y FIN
Esos dos protagonistas de la vida que todo lo inician y todo lo terminan, el nacimiento y la muerte, principio y final de todos los acontecimientos que nos acompañan. Se abren los párpados para mirar y se cierran en un instante para solo pensar, el final de las formas es el inicio de la imaginación. Esos ojos que tanto ven terminarán ciegos de soledad, incluso vacíos en la mirada de los demás.
Los acontecimientos se agolpan y se amontonan las ilusiones al tiempo que se desgajan y se pierden las esperanzas. Una puerta se abre y otra se cierra, un camino comienza y otro termina, el corazón se ensancha y los pulmones se desinflan.
Todos los momentos, los deseados, los amargos, los alegres, los temidos e incluso los no buscados, terminarán abrazándonos para volver a dejarnos. No hay nada eterno. Todo es un baile de cambios constantes, momentos que se guardarán en los pliegues del corazón como los tesoros enterrados, solo visibles para quienes sepan buscarlos. No merece la pena dar tanta importancia a las cosas cuando todo es pasajero, el aire se lleva el eco de las palabras, la noche la luz de las imágenes, el llanto la alegría.
El dolor dará paso a la calma, la soledad a la compañía, los conflictos a la paz, y la ira se transformará en paciencia.
Pronto han pasado los mejores momentos, esos que nunca se olvidarán, los recuerdos del alma agradecida, la voz amiga, la risa y el dolor, la pena, la amargura, el llanto y el perdón. Pronto habrás dejado lo mejor de ti atrás, agasajado por el olvido, por el silencio y la soledad.
Como todo en la vida, lo que un día comenzó, al fin, llegado su momento, también está llamado a terminar.
Donde ha habido un nacimiento habrá una muerte.
Desde que hay un principio se sabe que habrá un final.
Hoy, esa espera ha consumido el último segundo. No nos pilla por sorpresa porque contábamos con ello. Ni desprevenidos porque lo esperábamos. Ni rebeldes, porque lo aceptamos. Ni tan siquiera tristes, porque nos alegra que lleguen esos momentos que estábamos aguardando. Y aunque a veces queremos alejarlos, siempre nos resulta una misión imposible. Aceptamos el dolor, la muerte, como aceptamos la alegría y la vida. Es nuestra esencia más pura.
Hay momentos de esperanza que nos abrazan y punzadas de dolor que nos atenazan. Hay suspiros que nos dan alas, vuelos sobre las brisas del alma, cánticos en las lágrimas derramadas y dolor en el silencio que nos aguarda.
No se pueden atrasar los acontecimientos de la vida. El tiempo avanza sin retroceso posible, golpeando el aire con el leve gemido de las quejas esgrimidas que tampoco sirven para nada, son torpes quejidos que no encuentran eco en la vida.
El reloj invisible que siempre acompaña cada acontecimiento se ha parado. Nuevos retos, nuevas ilusiones y más altas esperanzas nos aguardan. El momento de los hechos ha cerrado el telón a lo que se ha vivido. Ya no se puede cambiar nada, ni siquiera vale reescribir en nuestra memoria. Lo hecho, hecho está y es lo que es. No vale nada más. El recuerdo durará para siempre y amañando ese juego escondido del alma, tenderá a visitar lo mejor de todo ello. El resto quedará relegado en un rincón algo más oscuro y más escondido. Poco interesan esos momentos, aunque también han sido parte del camino.
Lo que no hiciste se ha convertido en un imposible y allá donde erraste quedará el consuelo de un intento fallido, pero intento al fin y al cabo que alejará para siempre el arrepentimiento de no haberlo intentado. No esperes que vuelvan las oportunidades perdidas, ni las palabras que tu boca silenciaron, ni las gracias que nunca diste. La acción que no iniciaste, hoy, tan solo es lo que es: nada…. Y la nada es energía muerta, silencio, baldío…
El tiempo se ha agotado y otro nacimiento retorna a la vida.
Una nueva etapa que todo lo cambia, como una versión mejorada… si has sido capaz de aprender….
Antonio Gómez Sánchez- Amor, Paz y Caridad
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*. Para el materialista, los flagelos destructores son calamidades sin compensación, sin resultados útiles, puesto que, según su opinión, esos flagelos aniquilan a los seres definitivamente. En cambio, para aquel que sabe que la muerte sólo destruye la envoltura,
esos flagelos no tienen las mismas consecuencias, ni le causan el mínimo temor; comprende su objetivo, y sabe también que los hombres no pierden más por el hecho de que mueran en masa que por morir aislados, pues de una manera o de otra todos habrán de llegar a lo mismo.
Los incrédulos se burlarán de estas cosas, y las calificarán de quimeras. No obstante, digan lo que digan, no escaparán a la ley general; en su momento caerán, como los demás, y entonces, ¿qué les sucederá? Ellos dicen: ¡nada! Pero vivirán, a pesar de sí mismos, y un día se verán obligados a abrir los ojos..
EL GÉNESIS- ALLAN KARDEC.
Dios no castiga
Interesante cuestión, que una señora con inquietudes espirituales, le expuso a mi amigo Cassio hace cierto tiempo. Él vino a responder lo siguiente:
"Con ayuda de los buenos espíritus, vamos a intentar explicar a su amiga que pasa...
Primero vamos a recordar los puntos fundamentales establecidos por Jesús en su pasaje por nuestro orbe, e indiscutibles desde el punto de vista cristiano.
Dijo Jesús: "No cae la hoja de un árbol sin la voluntad del Padre"
Dios en su infinita sabiduría sabe lo que permite y con que finalidad. Nada sucede en vano. A pesar de las apariencias de castigo para el espíritu que vino a este mundo, puede ser esta vida dolorosa o dura, fundamental para la experiencia de todos los miembros de la familia.
Nuestro Padre nunca envía una prueba mayor que nuestra capacidad de enfrentarla, o sea, en primera instancia, todo está preparado y adecuado a las fuerzas de los implicados, para seguir adelante.
Si en este instante su amiga empieza a preguntarse de que va este hecho. ¿ Por qué entre tantos en la Tierra, precisamente su hijo tenía que venir en estas condiciones?. Pues entramos en el momento necesario de exponer la multiplicidad de las encarnaciones que se nos ofrecen para afrontar nuevas pruebas que nos hacen crecer, y también esta vuelta al plano material actúa como el escenario sobre el que se desarrollan las historias y vicisitudes que son reguladas por la Ley de Consecuencias.
El Espíritu André Luiz por su parte, nos esclarece diciendo que hay encarnaciones que actúan como un filtro o una esponja en las cuales las enfermedades absorben imperfecciones de nuestro espíritu que no pudieron ser solucionadas en el mundo espiritual y necesitan del plano físico para restablecer la salud del espíritu.
Por tanto el nacimiento en estas condiciones ha podido ser un beneficio, no un castigo, pues Dios siempre establece las cosas para nuestro bien y no para castigarnos, aparentemente, sin un fundamento. En nuestra trayectoria rumbo a la luz, nosotros vamos definiendo cuales los mejores caminos para llegar a nuestra meta.
Hoy, con los recursos de terapia de que disponemos y dependiendo del país en donde ha nacido, podrá el sujeto enfermo o disminuido llevar una vida normal sobre diversos aspectos.
En España, y en otros países civilizados, el estado ofrece muchas opciones para nuestros hermanos que han venido al mundo bajo estas características.
Lo más importante es recordar que esta situación no es un problema, sino una oportunidad preciosa para que él y los que le rodean, crezcan juntos y que después de esta vida, hay una nueva vida donde los justos, los humildes, los que aceptan la prueba sin reclamar y sin blasfemar, estos recibirán la paga por su conducta.
Este ser humano “ disminuido” o enfermo, es un regalo del Creador a quien él o sus padres deberán presentar cuentas cuando termine esta vida que ahora está en sus manos y principalmente en su corazón, el no tropezar. ¿ Y por qué es un regalo?, pues porque siempre estas vidas son difíciles y hasta penosas para el afectado, como para su familia directa ( padres, hermanos, abuelos, etc), y esta situación humana, bien superada con ayuda de la Espiritualidad, les lleva a purgar faltas pasadas de ese Espíritu, y a desarrollar el progreso evolutivo de las personas implicadas, que tienen que verse impelidas a afrontar tantos problemas humanos complejos y duros, que estas situaciones suelen acompañar.
Cassio López- Trabajo adaptado y ampliado por Jose Luis Martín
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