INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El Cielo y el Infierno
Frase de El Evangelio según el Espiritismo
2.- Jesús y los sufrimientos
3.- Espiritismo y Parapsicología
4.- ¿Existen el Purgatorio y el Limbo?
5.- El lazo entre el Espíritu y el cuerpo
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EL CIELO Y EL INFIERNO
ESPÍRITUS FELICES
EL Dr. VIGNAL.
Antiguo miembro de la Sociedad de París, muerto el 27 de marzo de 1865. La víspera de su...entierro, un sonámbulo muy lúcido que ve muy bien los espíritus, a quien se rogó se transportase cerca del expresado doctor y dijese si le veía, respondió:
“Veo un cadáver en el cual se verifica un trabajo extraordinario; se diría una masa que se
agita, y como algo que hace esfuerzos para desprenderse de ella, pero le cuesta trabajo vencer la resistencia. No distingo forma de espíritu bien determinada.”
Fue evocado en la Sociedad de París el 31 de marzo.
P. Querido Sr. Vignal. todos vuestros antiguos colegas de la Sociedad de París os han
conservado el mejor recuerdo, y yo en particular el de las excelentes relaciones que no han cesado entre nosotros. Llamándoos, tenemos desde luego por objeto daros un testimonio de simpatía, y seremos muy felices si queréis o podéis comunicaros con nosotros.
R. Querido amigo y digno maestro, vuestro buen recuerdo y vuestra simpatía me son muy
gratos. Si puedo venir a vosotros en el día de hoy y asistir libre y desprendido a esta reunión de todos nuestros buenos amigos y hermanos espiritistas, lo debo a vuestro buen pensamiento y a la asistencia de vuestras oraciones. Como decía con exactitud mi joven secretario, estaba impaciente por comunicarme. Desde el principio de esta reunión he empleado todas mis fuerzas espirituales en dominar este deseo. Vuestras conversaciones y las importantes cuestiones que habéis sacado a colación me interesan vivamente, han hecho mi espera menos penosa. Perdonad, querido amigo, pero mi reconocimiento desea manifestarse.
P. ¿Queréis decirnos, desde luego, cómo os encontráis en el mundo de los espíritus?
¿Queréis, al mismo tiempo, describirnos el trabajo de la separación, vuestras sensaciones en ese momento, y decirnos al cabo de cuánto tiempo os habéis reconocido?
R. Soy tan dichoso como se puede serlo cuando se ven confirmados plenamente todos los
pensamientos secretos que se pueden haber emitido sobre una doctrina consoladora y reparadora.
¡Soy feliz! Sí, lo soy, porque ahora veo sin ningún obstáculo desenvolverse ante mí el porvenir de la ciencia y de la filosofía espiritista.
Pero apartemos por hoy estas digresiones inoportunas. Vendré otra vez a hablaros sobre este objeto, sabiendo que mi presencia os proporcionará tanto placer como yo mismo siento en visitaros.
El desprendimiento ha sido rápido, más rápido de lo que podía esperar de mi escaso mérito.
Con vuestro concurso he sido ayudado poderosamente, y vuestro sonámbulo os ha dado una idea bastante clara del fenómeno de la separación como para que insista en ello. Ésta era una especie de oscilación discontinua, una especie de arrastramiento en dos sentidos opuestos. El espíritu ha triunfado, puesto que estoy aquí. No he dejado completamente el cuerpo hasta el momento en que ha sido colocado en tierra. Entonces os he vuelto a ver.
P. ¿Qué pensáis del oficio divino que se celebró en vuestros funerales? He considerado un
deber asistir a ellos. En aquel momento, ¿estabais bastante desprendido para verlo? Y las oraciones que os he dicho (no ostensiblemente, bien entendido), ¿han llegado hasta vos?
R. Sí. Como os he dicho, vuestra asistencia, en cierto modo, lo ha hecho todo, y he venido
hacia vos, abandonando completamente mi vieja crisálida. Las cuestiones materiales me mueven poco, ya lo sabéis. No pensaba sino en el alma y en Dios.
P. ¿Os acordáis que a petición vuestra, hace cinco años, en el mes de febrero de 1860,
hicimos un estudio sobre vos mismo estando todavía vivo? En aquel momento vuestro espíritu se desprendió para venir a conversar con nosotros. ¿Queréis describirnos en lo posible la diferencia que existe entre vuestro desprendimiento actual y el de entonces?
( Véase la Revista Espiritista de París del mes de marzo de 1860).
R. Sí, ciertamente me acuerdo de eso, ¡pero qué diferencia entre mi estado de entonces y el
de hoy! Entonces la materia me estrechaba todavía con su red inflexible, quería descartarme de una manera más absoluta, y no podía. Hoy soy libre, un vasto campo, el de lo desconocido, se abre ante mí, y espero, con vuestra ayuda y la de los buenos espíritus, a los cuales me recomiendo, avanzar y penetrarme lo más rápidamente posible de los sentimientos que es preciso experimentar y de los actos que es preciso cumplir, para cruzar el sendero de la prueba y merecer el mundo de las recompensas. ¡Qué majestad! ¡Qué grandeza! Es casi un sentimiento de espanto el que domina cuando, débiles como somos, queremos fijarnos en las sublimes claridades.
P. En otra ocasión tendremos el mayor gusto en continuar esta conversación, cuando tengáis
a bien venir entre nosotros.
R. He contestado sucintamente y sin orden a vuestras diversas preguntas. No pidáis
demasiado incluso a vuestro fiel discípulo. No estoy enteramente libre. Hablaros siempre sería mi mayor placer. Mi guía modera mi entusiasmo, y he podido apreciar lo bastante su bondad y su justicia para dejar de someterme enteramente a su decisión, por más que sienta que me interrumpan.
Me consuelo cuando pienso que podré venir a menudo de incógnito a asistir a vuestras
reuniones. Algunas veces os hablaré, os amo y quiero probároslo. Pero otros espíritus más
adelantados que yo reclaman la preferencia, y debo retirarme ante ellos, que han querido permitir a mi espíritu la mayor expansión al cúmulo de ideas que tenía reunidas.
Os dejo, amigos, y os debo estar doblemente agradecido, no sólo a los espiritistas que me
habéis llamado, sino también a este espíritu que ha tenido la bondad de permitir que ocupara su puesto, y que en su vida llevaba el nombre ilustre de Pascal.
El que fue y será siempre el más apasionado de vuestros adeptos.
Dr. Vignal.
EL CIELO Y EL INFIERNO -. ALLAN KARDEC.
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FRASE DE EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO
" En verdad, yo os digo que son llegados los tiempos en los que todas las cosas tienen que ser restablecidas en su verdadero sentido, para disipar las tinieblas, confundir a los orgullosos y glorificar a los justos "
- Allan Kardec-
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JESÚS Y LOS SUFRIMIENTOS
Cuando era procurado por los portadores de enfermedades. Jesús siempre les preguntaba si realmente deseaban la salud, o si creían que el los podía curar.
Era de fundamental importancia para el restablecimiento del enfermo la seguridad intima sobre estos dos requisitos: querer y creer.
Complementándose uno en el otro, se tornan esenciales para el restablecimiento físico y psíquico del candidato a la cura.
El querer en profundidad, sin reservas, altera completamente el cuadro psicofísico del individuo, que se transfiere del estado de desarmonía en que se encuentra para el de equilibrio, auxiliando al organismo en la restauración de sus equipamientos damnificados.
La dolencia no es más que un síntoma de trastorno del espíritu, en realidad el portador de la misma.
El acto de querer liberarlo de los elementos perniciosos, generadores de los disturbios que se presentan en la emoción, en la mente y en el cuerpo.
Quiere decirse, abandonando la acomodación parasitaria o el medio de asumir responsabilidades nuevas ante la vida, de ese modo arrebatando las cadenas de la rebeldía persistente, de auto compasión, de las sombras en las cuales el individuo se oculta.
Quien quiere, acomete; y lo hace, de forma que elige los resultados almacenados.
El creer es una decisión grave, de madurez emocional y humana.
La creencia vive innata en el hombre, aguardando los estímulos que la hagan desenvolverse, enriqueciendo de fuerzas la vida.
Hay una creencia automática, natural, herencia característica de las generaciones pasadas, que induce a la aceptación de los hechos, de las ideas y experiencias, sin análisis racional.
Y existe otra que es el resultado de la elaboración de la lógica, de las evidencias de los acontecimientos con los cuales la razón concuerda.
. Se cree, por tanto, por instinto y por conocimiento experimental.
Cuando se quiere, despojado de duda, la creencia en el éxito ya se encuentra en el ánimo del deseo exteriorizado.
El recelo hay no tiene guarida, ni las vacilaciones producen desconfianzas.
El paisaje mental se baña de luz y los componentes de la infelicidad se diluyen bajo los rayos poderosos de la voluntad bien dirigida.
Querer y creer conducen a la lucha, mediante la decisión de salir de la zona sombría para el campo del éxito.
Después la victoria feliz, estos dos valores morales deben proseguir comandando la integridad emocional, para impedir la recaída.
En el episodio del paralítico, que fue descendido por el tejado y puesto a su lado, como en otros variados, las dos cuestiones son puestas en evidencia por el Maestro.
A la pregunta directa: “¿Tú crees que yo te puedo curar?”, el enfermo respondió: “si”, demostrando la fe que lo dominaba, al mismo tiempo retratando querer recuperar la salud, tal es el esfuerzo emprendido para estar allí.
Necesitó de amigos y personas solidarias; se sometió al esfuerzo de ser conducido, aumento sus dolores, y, porque quería, lo consiguió.
Sensibilizado por el esfuerzo, Jesús lo liberó de la dolencia, de la que él, sin rebeldía, deseaba despojarse.
En tus dificultades y dolores, abandona la complacencia para con ellas y toma la segura decisión de querer ser feliz y creer que lo conseguirás.
Nada te impide la tentativa. Basta que establezcas, en lo íntimo, el deseo fuerte de liberación.
Si la duda se presenta, ahuyéntala.
Perturbado por el pesimismo, contempla a los triunfadores que lucharon antes que tu.
No les fue diferente el esfuerzo para la victoria.
Sucede que iniciaron la labor sin que lo supieses y ahora ves solamente su resultado.
Además, apela a Jesús con firmeza, cierto de que tu rogativa no quedará sin respuesta, y ábrete al influjo de fuerza restauradoras, no le oponiéndole barreras.
Si quieres la paz y la salud, y crees en su inmediata conquista, no dejes tu momento de conseguirla, pues ese momento es ahora.
Redacción de Momento Espirita
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Espiritismo Y Parapsicología
(William Crookes con el Espíritu Katie King )
Recordemos algunas definiciones: Allan Kardec creó la palabra espiritismo para calificar la comunicación con el más allá y la “doctrina” derivada de la enseñanza de los Espíritus.
Con eso mismo marcaba también su diferencia con el espiritualismo anglosajón, basado en una práctica experimental, pero sin una base filosófica muy precisa.
Más tarde se creó una nueva disciplina destinada al estudio científico de los fenómenos espíritas, la metapsíquica, término adoptado por Charles Richet.
Dentro de su evolución la metapsíquica se volvió cada vez más prudente y reservada respecto a la autenticidad de la manifestación de los Espíritus, ya con Charles Richet (1850-1935) y luego con Eugène Osty (1874-1938). Un poco más tarde, se inventó el término, más genérico, de parapsicología que engloba todo lo que pudiera depender de lo paranormal como la radiestesia, el magnetismo, la psicoquinesia, la telepatía, los fenómenos ovni, las ECM, etc.
Estos cambios de apelativo no son inocentes, indican a la vez un desplazamiento semántico y una perspectiva diferente en el enfoque de los fenómenos.
Metapsíquica significa “más allá del” psiquismo, pero no indica, de ninguna manera, la noción de espíritu desencarnado que estaba contenida en los principios del espiritismo. Y parapsicología significa “al lado de” la psicología, lo que es todavía más nebuloso, pudiendo incluir todo lo que se quiera poner allí. Pero en todo caso, con la metapsíquica y la parapsicología, uno ya no piensa necesariamente en el estudio del otro mundo que estaba claramente expuesto en la palabra espiritismo. Y de hecho, a través de estas ciencias menos precisas, progresivamente se ha vuelto a cuestionar y reinterpretar la manifestación de los difuntos como una simple producción inconsciente de las facultades psíquicas humanas de un médium.
En general, los parapsicólogos han tenido la tendencia a descuidar, incluso a abandonar, toda investigación cuyo objetivo era anteriormente la puesta en evidencia de la manifestación de los Espíritus. Con el pretexto de que es difícil, y hasta imposible, según ellos, conseguir la prueba formal de esta manifestación, se han interesado sobre todo en los fenómenos psíquicos, es decir aquellos que dependen de las capacidades del espíritu humano como la telepatía, la clarividencia, la precognición o la psicoquinesia. No obstante, el objetivo de sus antecesores había sido probar la manifestación de los Espíritus; lo que realizaron Gustave Geley y otros precursores de la metapsíquica, que trabajaron particularmente sobre los fenómenos de ectoplasmia y materialización. Esta posición de repliegue indica una molestia que establece la duda respecto a las afirmaciones espíritas, al punto de que ciertos parapsicólogos han relegado el espiritismo al rango de creencia seudo-religiosa. Y sin embargo, el tabú de la muerte ha sido levantado de nuevo, cuando la parapsicología retoma la cuestión de la vida después de la vida tomando otros caminos, ya que hoy en día incluye entre sus temas favoritos el estudio de las ECM iniciado por Raymond Moody y el de los testimonios de niños que recuerdan su vida anterior, investigaciones iniciadas por Ian Stevenson. Es como si queriendo esquivar los conocimientos espíritas, se encontraran finalmente otros medios que podrían conducir progresivamente a conclusiones semejantes. Lo que hacía decir a Rémy Chauvin* poco tiempo antes de su desaparición, que los avances de la parapsicología quizás acabarían por volvernos a llevar “a las buenas viejas teorías espíritas de Allan Kardec”.
Así, en la actualidad, las nociones de supervivencia y reencarnación vuelven a estar a la orden del día; y además en ciertos medios se trata de volver a descubrir el contacto con el más allá a través de la transcomunicación instrumental (TCI); se recurre a los videntes para las nuevas investigaciones que, por supuesto, no tienen en cuenta los principios espíritas conocidos desde hace tiempo.
Para abreviar, se evidencia claramente una necesidad de confrontar de nuevo la cuestión de la muerte. Y si todavía los parapsicólogos más clásicos permanecen remachados a principios científicos que los frenan, otros ya no vacilan en abordar el tema crucial de la vida después de la vida, tanto es así que ya no se puede dar una definición clara de la parapsicología que se ha extendido a todos los temas y a las más diversas hipótesis. Pero, sobre todo, más allá de las definiciones, aceptemos que las interrogantes metafísicas regresan por otras vías que, sin ser espíritas, podrían al final coincidir con los fundamentos definidos por Allan Kardec hace ya más de ciento cincuenta años.
Finalmente, no tenemos que lamentarnos por estos nuevos enfoques, excepto porque han tratado de esquivar el espiritismo durante la segunda mitad del siglo XX y hasta hoy, lo cual representa mucho tiempo perdido por haber querido eludir un problema para regresar a él por caminos indirectos.
Una prueba histórica innegable
En la historia de la metapsíquica en Francia, necesitamos regresar a un hecho hoy olvidado y que, sin embargo, es de extrema importancia: en 1919 se creó el Instituto Metapsíquico Internacional, por una parte de acuerdo a la voluntad de Jean Meyer, quien fue el generoso patrocinante, y por otra con la participación de Charles Richet, el doctor Gustave Geley y el profesor Rocco Santoliquido quienes fueron sus Dr. Gustave Geley primeros directores. Fue en el seno de esta excepcional fundación que se realizaron rigurosas experiencias. Recordemos en particular las que se realizaron con los médiums Franek Kluski y Jean Gusik, en París y Varsovia, experimentos de ectoplasmia conducidos por Gustave Geley y de los cuales algunos fueron iniciados y controlados por él mismo. Utilizando la técnica de los moldes inventada por el profesor Denton, hizo series de experimentos en presencia de científicos del momento, peritos y alguaciles, dejando a la posteridad sus famosos moldes ectoplásmicos, que siguen siendo, hasta el día de hoy, la prueba irrefutable de materializaciones de manos producidas por una inteligencia (inteligencia indeterminada según los parapsicólogos, inteligencia de un espíritu desencarnado según los espíritas) en presencia de un médium. Y, en la hipótesis a veces lanzada, de manipulación por parte de un ilusionista, en todo caso hasta hoy, ningún prestidigitador ha encontrado la solución… La razón debe someterse, pues, ante los hechos e igualmente al respeto por el investigador espírita que fue Gustave Geley, así como de los médiums comprometidos junto con él y que sufrieron mucho para obtener esos resultados.
Estos experimentos del pasado fueron realizados igualmente en otros países, pero los únicos rastros que quedan de ellos son los moldes de Gustave Geley, conservados en el Instituto Metapsíquico de París. Demos gracias a este Instituto por haber expuesto por una vez (**) estos moldes que por algunos decenios permanecieron en cajas al abrigo de las miradas, luego en armarios, y eso, ante el desconocimiento de todos, aparte de algunas personas muy informadas como los espíritas.
La ectoplasmia aquietada
El fenómeno de la ectoplasmia tuvo sus testigos y sus médiums hasta los años 1920, y después del fallecimiento de nuestros pioneros como Gustave Geley (1924) o Gabriel Delanne (1926) no se encuentran más rastros históricos de él. Y sucede lo mismo en otros países europeos o americanos, donde igualmente esas famosas mediumnidades llamadas de ectoplasmia han escaseado.
Necesitamos entonces tratar de comprender por qué. El período de estos fenómenos físicos se ubica entre el decenio 1870 y los años 1920.
En particular hubieron los experimentos de William Crookes con la joven médium Florence Cook (materialización del espíritu Katie King 1872-1873) y al final del período los experimentos de Gustave Geley, Charles Richet y Gabriel Delanne a comienzos de los años 20. Desde entonces, las experiencias de ectoplasmia se han vuelto mucho más raras, hasta una casi desaparición del fenómeno hoy en día.
Diversas razones pueden explicar esto. En primer lugar, hasta los años 20 hubo una voluntad decidida de varios investigadores, dentro de una dinámica que le era propia a estos representantes del espiritismo científico y la metapsíquica.
Después de la desaparición de estos personajes, que estaban comprometidos en un trabajo junto a médiums de efectos físicos, es probable que estos médiums ya no hubieran sido más solicitados desde un punto de vista científico, igualmente probable es que ya estuvieran muy cansados y debilitados por el conjunto de trabajos efectuados.
Lo cierto es que, después de este Dr. William Crookes – Katie King período, se encuentran pocos documentos que den testimonio de la continuidad de los experimentos.
Por nuestra parte, tenemos la costumbre de decir que estas experiencias de ectoplasmia fueron ampliamente suficientes, pues se extendieron por unos cincuenta años, dejando para la posteridad un cierto número de libros con sus informes y actas, fotografías y moldes ectoplásmicos. Era necesario inevitablemente que el mundo científico tuviera sus pruebas, lo cual se consiguió por la perseverancia de los investigadores y los sufrimientos infligidos a los médiums, tratados a veces como simples sujetos de laboratorio. Después del período metapsíquico, se ha evolucionado más hacia las mediumnidades llamadas de efectos inteligentes, como la clarividencia o la escritura, mientras que las mediumnidades de efectos físicos (***) se han enrarecido, aunque por nuestra parte, desde 1974, tuvimos apariciones, desplazamientos de objetos y materializaciones a través de la mediumnidad de Michel Pantin. Sin embargo, nuestra experiencia ha tomado una dirección esencialmente filosófica, según la voluntad de los Espíritus con un deseo de instrucción, de conocimientos y de reflexión, a fin de comprender mejor el más allá y su manifestación, e igualmente para afinar y precisar puntos importantes de metafísica, ética y moral.
Si el espiritismo es la ciencia del alma, que puede ser estudiada a partir de protocolos científicos, es también y sobre todo, la posibilidad dada a los Espíritus de expresarse bajo diferentes formas, para definir el sentido de la existencia encarnada o desencarnada y el sentido de lo universal, apropiado para despertar las conciencias humanas, en reflexión y acción, para indicar un rumbo a una humanidad perdida en sus contradicciones.
En espiritismo, es pues el contenido filosófico o metafísico lo que aporta sentido y comprensión a principios universales y divinos. Lo cual no impide a la ciencia, por su parte, aportar su tributo como lo hizo con determinación durante el período metapsíquico, un período que sería un error olvidar, porque es un patrimonio histórico importante que forma parte de una demostración.
Sería un gran error querer ocultar experimentos que se realizaron con un excepcional rigor y cuya memoria debe conservarse, en la medida en que ellos forman parte integrante de una continuidad espírita única e indivisible, la continuidad de la manifestación de los Espíritus que, bajo diferentes formas, han contribuido a consolidar las tesis convertidas en certezas, tanto en el plano de la demostración filosófica como en el plano de la prueba científica.
REFERENCIAS___ * Remy Chauvin (1913-2009): biólogo y entomólogo francés, se interesó por diversos temas de lo paranormal. ** Del 18 de octubre de 2012 al 20 de enero 2013, en la casa de Víctor Hugo, plaza de los Vosgos en París, con motivo de la exposición “Entrada de los médiums”, fueron expuestos los moldes ectoplásmicos. *** Según la terminología de Allan Kardec en su Libro de los Médiums, los efectos físicos conciernen a todo lo que es del orden de las manifestaciones fantasmales (apariciones, golpes y ruidos, desplazamientos de objetos, y fenómenos de aportaciones y materializaciones). Los efectos llamados inteligentes se refieren a los mensajes de los Espíritus, ya sean obtenidos por clarividencia, escritura inspirada, escritura automática, sueño magnético, incorporación o en mediumnidades artísticas y terapéuticas. En realidad, efectos físicos y efectos inteligentes pueden conjugarse en un mismo médium como fue el caso, por ejemplo, de Michel Pantin.
Por Jacques Peccatte – Francia - Traducido por Ruth Newman
Tomado de Zona Espírita
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¿Existen el Purgatorio y el Limbo?
El Purgatorio era descrito como un lugar
semejante al Infierno pero sin el carácter de
la eternidad. Solamente suponía un periodo de tránsito exclusivo para
los fieles Católicos fallecidos en
“pecado venial”, o “menos grave”, a fin de que
pudiesen purgar los pecados leves y no tuviesen que ir por causa de ellos al Infierno; consecuentemente
los que no eran Católicos no tenían más
destino que ir “de cabeza” al infierno.
La idea del Purgatorio, absolutamente
injusta, supone un tiempo de estancia en esa situación o lugar, dependiendo de
la cantidad de rezos y misas, muchas veces pagadas, que se le hagan u organicen
al fallecido, en lugar de depender solamente del esfuerzo, arrepentimiento y
propósito de salir de esa situación por parte del propio Espíritu que así se encuentra.
Si ya aceptamos que las ideas
ancestrales de cielo e infierno, no son “lugares” físicos o concretos de premio
o castigo eternos, sino estados del espíritu desencarnado, menos aún podemos
imaginar estas figuras de purgatorio y limbo, también como lugares físicos en donde las
almas (espíritus), se juntan para recibir un castigo injusto, tal
como lo sería si existiesen esos lugares. El
Purgatorio, o sea el lugar en donde se purgan los errores y faltas cometidas en las existencias físicas, se hace muchas
veces real en este mundo nuestro porque este es un mundo en donde se expían las
culpas del pasado y se trabaja por superar las pruebas que nos permitan seguir
nuestra evolución espiritual; por eso nuestra sociedad humana muestra a diario tanto sufrimiento y
calamidad humana y espiritual. Pero
además de este Purgatorio que es nuestro mundo,
también en el mundo espiritual existe el equivalente, agrupado en planos
mentales inferiores, en donde al igual que aquí , actúa siempre la ley de Causa y Efecto como
reajuste espiritual,
- Jose Luis Martín-
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EL LAZO ENTRE EL ESPÍRITU Y EL CUERPO
Una de nuestras amigas, la Sra. Schutz, que pertenece a este mundo y no parece querer dejarlo tan pronto, habiendo sido evocada mientras ella dormía, más de una vez nos ha dado pruebas de la perspicacia de su Espíritu en ese estado. Un día, o mejor dicho, una noche, después de una conversación bastante extensa, ella dijo: Estoy fatigada, tengo necesidad de reposo; duermo, pero mi cuerpo necesita descansar.
Sobre este asunto, le hice la siguiente observación: Vuestro cuerpo puede reposar; al hablaros, yo no lo perjudico; es vuestro Espíritu quien está aquí y no vuestro cuerpo, por lo tanto, podéis conversar conmigo sin que este sufra. Ella respondió:
"Os equivocáis al creer esto; mi Espíritu se desprende muy poco de mi cuerpo, es como un globo cautivo retenido por las cuerdas. Cuando el globo recibe las sacudidas causadas por el viento, el poste que lo mantiene cautivo siente la conmoción de las mismas transmitidas por las cuerdas. Mi cuerpo es como si fuese el poste para mi Espíritu, con la diferencia de que experimenta sensaciones desconocidas para el poste, y que esas sensaciones fatigan mucho al cerebro: he aquí por qué mi cuerpo, como mi Espíritu, necesitan reposo".
Esta explicación, en la que ella nos ha declarado que durante la vigilia nunca había pensado, muestra perfectamente las relaciones que existen entre el cuerpo y el Espíritu, cuando este último disfruta de una parte de su libertad. Sabíamos muy bien que la separación absoluta solo ocurre después de la muerte, e incluso algún tiempo después de la muerte, pero nunca este lazo se nos había descrito con una imagen tan clara y tan admirable; por eso hemos felicitado sinceramente a esta dama, por tanta lucidez que ha tenido mientras dormía.
Entretanto, esto nonos parecía sino una ingeniosa comparación, cuando últimamente esta figura tomó proporciones reales. El Sr. R..., antiguo ministro residente en Estados Unidos, junto al rey de Nápoles- hombre muy esclarecido sobre Espiritismo-, habiendo venido a vernos, nos preguntó si en los fenómenos de las apariciones ya habíamos observado una particularidad distintiva de una persona viva y el de una persona muerta; en una palabra, si tendríamos medio de reconocer si la persona está muerta o viva en el momento en que un Espíritu aparece espontáneamente, ya sea durante la vigilia o durante el sueño. Al responderle que no teníamos otro medio que el de preguntar al Espíritu, nos dijo que conocía en Inglaterra a un médium vidente, dotado de un gran poder que, cada vez que el Espíritu de una persona viva se le presentaba, notaba un rastro luminoso que salía del pecho, que cruzaba el espacio sin ser interrumpido por obstáculos materiales, y que terminaba en el cuerpo; era una especie de cordón umbilical que unía las dos partes momentáneamente separadas del ser vivo. Nunca lo notó cuando la vida corporal ya se había extinguido, y era por esta señal que conocía si era de una persona muerta o aún viva.
La comparación de la Sr. Schutz nos ha vuelto al pensamiento, y la tomamos como una confirmación del hecho que acabamos de relatar. Sin embargo, haremos una observación al respecto:
Se sabe que en el momento de la muerte la separación no es brusca; el perispíritu se desprende poco a poco, y mientras dura la turbación, conserva cierta afinidad con el cuerpo. ¿No sería posible que el lazo observado por el médium vidente, del que acabamos de hablar, subsistiera aun cuando el Espiritu aparece en el mismo momento de la muerte, o pocos instantes después, cómo frecuentemente sucede?. En este caso la presencia de este cordón no sería un indicio de que la persona está viva. El Sr. R... no ha podido decirnos si el médium ha notado esto. En todo caso la observación no es menos importante, y derrama una nueva luz sobre lo que podemos llamar la fisiología del Espíritu.
- Revista Espírita de 1859 de Allan Kardec-
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