1.- El Más Allá
2.- Moral espírita: Caridad material y Caridad Moral.
3.- Pobreza
4.- El conocimiento espiritual
5.- La mujer y sus sagrados atributos
****************************
EL
MÁS ALLÁ
2!.-La absorción del Ser
en un Todo abstracto,
3ª.-La
eterna permanencia del Ser antes
del nacimiento y después de la muerte.
- Jose Luis Martín-
***************************
MORAL ESPÍRITA
durante mi última encarnación, a esas pobres mujeres arrastrando consigo a sus desfallecidos hijitos, carentes de todo.
¡Ricos! Pensad un poco en esto; ayudad, con lo mejor que tengáis al infeliz; dad, porque Dios os retribuirá un día el bien que hubiereis hecho, para que encontréis al salir de vuestra envoltura terrestre, un cortejo de Espíritus reconocidos, que os recibirán en el umbral de un mundo más feliz.
¡Si pudieseis saber la alegría que tuve volviendo a encontrar aquí a los que pude favorecer en mi última vida terrena!… Amad, pues, a vuestro prójimo, amadle como a vosotros mismos, porque ahora ya lo sabéis; ese infeliz que rechazáis tal vez sea un hermano, un padre, un amigo que rechazáis lejos devosotros y entonces, ¡cuál será vuestra desesperación al reconocerlo
en el mundo de los Espíritus!
Deseo que comprendáis bien lo que puede ser la caridad moral, la que todos pueden practicar, la que no cuesta nada material, y sin embargo, la que es más difícil de poner en práctica. La caridad moral consiste en soportarnos unos a otros y es lo que menos hacéis en este mundo inferior en donde estáis encarnados por el momento. Creedme, hay un gran mérito, en saber callar para dejar hablar a otro más ignorante y esto es también una especie de caridad. Saber ser sordo cuando una palabra burlona se escapa de una boca acostumbrada a ridiculizar; no ver la sonrisa desdeñosa con que os reciben ciertas personas, que con frecuencia, se creen superiores a vosotros, mientras que en la vida espírita, la sola verdadera, están algunas veces muy lejos de eso; he ahí un mérito, no de humildad sino de caridad, porque el dejar de notar las faltas de otro, es caridad moral.
Sin embargo, esta caridad no debe impedir la otra; pero sobre todo, pensad en no despreciar a vuestro semejante; acordaos de todo lo que os he dicho: es preciso recordar constantemente que, en el pobre desechado tal vez rechacéis a un Espíritu que os ha sido querido y que se encuentra momentáneamente en una posición inferior a la vuestra. He vuelto a ver a uno de los pobres de nuestra Tierra a quien había podido, por mi dicha, favorecer algunas veces y al que a mi vez imploro ahora.
Acordaos que Jesús dijo que somos hermanos y pensad siempre en ello antes de rechazar al leproso o al mendigo. Adiós, pensad en los que sufren y rogad.
(Hermana Rosalía, París, 1860).
Debiéramos avergonzarnos de descansar o de disponer de una comida completa mientras haya un hombre o una mujer, físicamente apto, sin trabajo o sin alimento.
Le es permitido al mundo... reírse de mí, porque me desprendo de toda propiedad.
Para mí ese desprendimiento, ha sido una ganancia positiva. Me agradaría que la gente compitiera conmigo en mi satisfacción.
Es el más valioso tesoro que poseo. Por lo tanto acaso sería válido afirmar que aunque predico la pobreza, ¡soy un hombre rico!
Nadie ha sugerido nunca que el opresor pauperismo, pueda conducir a algo que no sea la degradación moral.
Para el pobre lo económico es lo espiritual. No se puede ofrecer otro estímulo a esas multitudes hambrientas, les resultaría muy indiferente. Pero si les entregáis alimentos te considerarían su Dios.
Son incapaces de ningún otro pensamiento.
Aun en un mundo más perfecto, fracasaríamos en el intento de evitar las desigualdades, pero podemos y debemos evitar la rivalidad y la amargura.
La idea de la guerra de clases, no me atrae. En la India una guerra de clases no sólo no es inevitable, sino que inclusive puede evitarse, si hemos comprendido el mensaje de la no violencia. Quienes hablan de la guerra de clases como de algo inevitable, no han comprendido las implicaciones de la no violencia o las han comprendido, sólo a flor de piel.
No puede terminarse con la explotación del pobre por medio de la destrucción de unos cuantos millonarios, sino eliminando la ignorancia del pobre y enseñándole a no cooperar con sus explotadores.
Esto también convertirá a los mismos explotadores. Inclusive he sugerido que en última instancia eso colocaría a ambos, en una situación de camaradas iguales.
El capital en sí mismo no es un mal; lo que está mal es su uso injusto.
El capital, de una u otra manera, siempre será necesario.
La absoluta renuncia a todas las posesiones personales, es algo que muy pocos, inclusive entre la gente común, son capaces de poner en práctica.
Todo cuanto legítimamente puede esperarse de la clase acaudalada se reduce a que conserve su riqueza y su talento en depósito y los use para servir a la sociedad.
Pedir más significaría matar a la gallina de los huevos de oro.
Mahatma Ghandi
Recopilación: Oswaldo E. Porras Dorta
**************************
El Conocimiento Espiritual
Pensar en una educación espiritual invita a pensar el sentido trascendente de la vida humana y el papel de la educación en el proceso de la vida.
Nos encontramos ante el paradigma de la “Sociedad del Conocimiento”, por lo que se disparan numerosos interrogantes:
¿Cómo educar a las nuevas generaciones? ¿Cómo se accede a él? ¿Todos tendrán acceso? ¿Qué condiciones humanas deben desarrollar quienes serán los ciudadanos de esta nueva sociedad?
Las investigaciones de distintos ámbitos académicos dan cuenta de este cambio fundamental en las estructuras sociales: el valor del conocimiento, un conocimiento que se entiende como infinitamente ampliable. Su utilización da lugar a producir más conocimiento, como un acto creativo continuo. A su vez, un mismo conocimiento, puede ser utilizado por muchas personas alimentando esa fuente de creatividad.
En un mundo cada vez más interconectado, la libertad de circulación, intercambios, críticas constructivas, diálogo, constituyen novedosas y maravillosas formas de la creación humana. Son esas formas especiales, particulares y a su vez generales que actúan como movilizadoras de cambio, de desarrollo de las sociedades contemporáneas. Es indudable que, transitando la vida actual, el papel del conocimiento es sustancial, pero no podemos imaginar una sociedad del conocimiento sin valores que los sustenten. El primer valor para hacer posible la construcción de una nueva sociedad es la solidaridad. Una sociedad con conocimiento es aquella que se construye a partir de la igualdad de oportunidades, de la equidad que comprende a todos, que se extiende y abraza sin dejar a nadie fuera. ¿Una utopía? Hacia ella caminemos.
La humanidad como tal tiene la capacidad de aprender, de conocer, por lo tanto, de elegir los caminos que desea transitar en la construcción personal y social. Es esa elección la que necesita ser tomada con conocimiento del sentido de los valores en una sociedad. La solidaridad implica además de una “educación para todos”, el compromiso de brindar conocimientos valiosos para el desarrollo óptimo de la vida humana.
El avance de las ciencias es tal, que pensar en abarcar todos los conocimientos es verdaderamente una ecuación imposible, es por ello que las múltiples inteligencias permiten tomar y aprender aquello que es valioso, útil para el desenvolvimiento feliz de la existencia individual y de las comunidades.
Cuando pensamos en una existencia feliz, no nos referimos a una vida sin problemas, sino en tener las herramientas para resolverlos y seguir el camino. No son iguales los conocimientos para todos, lo que nos une en este amplio campo del conocimiento son los valores con los que los vamos a seleccionar, utilizar y con los que vamos a tejer la red de contención social que nos incluya a todos y nos permita avanzar.
La concepción espírita de la humanidad otorga al amplio campus del conocimiento conceptos potentes para su desarrollo. El “ser humano” es una etapa del desarrollo del espíritu con sentido evolutivo. Una etapa que tiene características especiales ligada a una nueva comprensión del tiempo. Tiempo en su sentido más amplio, tiempo para transitar la evolución, y ese transitar toma diferentes formas, materiales como las conocemos, seres humanos, pero también etapas con una materia más sutil, una energía más libre a la que denominamos espíritu. Este concepto espiritual abre la mente a nuevas posibilidades, a pensar el sentido íntimo de cada existencia en relación con un sentido universal, más amplio, junto al conjunto de seres que conforman el sistema evolutivo.
Evolucionamos, caminamos, aprendemos, adquirimos mayor conciencia en un sistema solidario, con otros. Pensando la vida del espíritu desde esta visión, la encarnación, la vida humana presente constituye una etapa del camino, con sus fuerzas y sus oportunidades. Es aquí donde es necesario detenernos en la valoración de la educación. ¿Cómo contribuir al desarrollo pleno del ser humano? El educador espírita tiene una gran oportunidad y responsabilidad para favorecer el desarrollo humano partiendo de esa visión universal de la existencia, visión que implica oportunidades de conocer, de sentir, y de hacer para contribuir mediante el conocimiento al desarrollo de una conciencia más expandida, más solidaria con la humanidad toda. Como humanidad es necesario dar pasos concretos que pongan en evidencia un mayor estado de conciencia que lleven a “la comprensión mutua entre humanos, tanto próximos como extraños, es en adelante vital para que las relaciones humanas salgan del estado bárbaro de incomprensión”.(Morin,E. 2002).
La incomprensión tiene raíces muy profundas, se hunde en las profundidades de la historia que como humanidad tenemos. Comprender la incomprensión humana, comprendernos a nosotros mismos en ese devenir evolutivo, es fundamental para vivir en una sociedad más justa, más amorosa, más contenedora.
El conocimiento no puede anidar sólo en el campo intelectual, es necesario llevarlo al análisis de la propia realidad, indagar el sentido de la existencia, buscar en uno mismo conocimientos más profundos que expandan la conciencia y favorezcan el accionar en relación a un mayor grado de comprensión.
Conocerse a sí mismo implica tener más conciencia de la individualidad que nos constituye y en esa toma de conciencia, proyectarse. Desarrollar una conciencia más profunda es desarrollar una fuerza propia, construida a partir de las reflexiones con uno mismo y en diálogo permanente con los otros, seres humanos y seres espirituales que constituyen la realidad. Es así que se va generando una fuerza que es propia y que a su vez es comunitaria y guía del accionar humano. En este sentido, el conocimiento espírita es una contribución al conocimiento de la vida humana, con trayectorias anteriores a la encarnación y trayectorias futuras, y en ese continuo de energías y conocimientos potenciados y enriquecidos en el proceso evolutivo, constituye una de las bases fundamentales de la educación para la paz, en la cual estamos comprometidos con profunda valoración quienes abrazamos este extraordinario campus de conocimiento espiritual.
Por Cristina Drubich – Argentina Publicado en la revista Evolución. Venezuela Espírita. Revista del Movimiento de Cultura Espírita CIMA.
( Tomado de la Revista Zona Espírita)
*****************************
LA MUJER Y SUS SAGRADOS ATRIBUTOS
Siendo creado por Dios sencillo e ignorante, el Espíritu se educa en el prodigioso laboratorio del Universo. Ganó la bendición de la vida sin poseer ningún recurso neuropsíquico o pequeño impulso del instinto. Todo estaba por conquistar, a través de la divina Ley de la Reencarnación. Trae en germen potencias espirituales para realizar por sí mismo y a través de innumerables existencias corpóreas.su gran destino, su progreso espiritual rumbo a la Perfección.
Derechos y funciones.-
Ante las leyes de Dios, el hombre y la mujer tienen los mismos derechos, en cuanto son espíritus inmortales, creados con los mismos atributos, de vivir, trabajar, aprender, estudiar, desarrollar, perfeccionarse y progresar, tanto en inteligencia como en sentimientos.
En lo que atañe a la vida en la sociedad humana, la mujer ha sufrido graves problemas conyugales, familiares, sociales y afectivos. Ella se ve, en muchos países, excluida de sus derechos naturales, padeciendo torturas indescriptibles en su cuerpo, que afectan a su alma, ya de por sí sensible.
Según la orientación de los Espíritus, el hombre y la mujer no son iguales en sus físicos, poseen diferencias que les capacitan de forma especial para la ejecución de diversos trabajos en la vida familiar y social. Si el hombre y la mujer fuesen semejantes en todo, no habría diferencias psicológicas y mentales entre ellos.
El Codificador Allan Kardec indagó sobre la igualdad de derechos del hombre y de la mujer, y respondieron los Espíritus Sabios:
" De derechos sí; de funciones no. Es preciso que cada uno esté colocado en su lugar"
El hombre y la mujer tienen los mismos derechos ante la vida, la familia y la sociedad; no obstante, sus funciones son diferentes. Las diferencias fueron determinadas por Dios y la Naturaleza : el cuerpo biofisiológico, la formación muscular, la atracción amorosa, la relación afectiva sexual, la maternidad, y los cuidados de los hijos.
Masculinidad y feminidad
En el transcurso de las horas, días y años, el Espíritu encarnado, expone de modo gradual y objetivo, detalles psíquicos, masculinos y femeninos, provenientes del manantial de experiencias pasadas, cuando encarnaron, unas veces como hombres y otras como mujeres.
Cuando los registros mentales, psíquicos y sexuales masculinos, sobresalen en mayor cantidad e intensidad que los femeninos, demuestran que ese Espíritu tiene la mentalidad de hombre, y viceversa en el caso de la mujer.
El Espíritu, al reencarnar millares de veces en la Tierra, lo hace en un cuerpo de hombre o de mujer. En estas condiciones específicas, el Espíritu vive en cada existencia, ejecutando y aprendiendo experiencias como hombre o como mujer. Y esas experiencias particulares y distintivas, las registra y archiva en su organización mental.
El Espíritu André Luiz esclarece sobre la forma gradual como se adquieren las conquistas psíquicas en el campo de la sexualidad, conforme consta en la obra "En un Mundo Mayor: ... "...sabemos que la feminidad y la masculinidad, constituyen características de las almas acentuadamente activas o francamente pasivas. Comprendemos, de esta manera, que en la variación de nuestras experiencias, adquirimos gradualmente cualidades divinas, como son la voluntad y la ternura, la fortaleza y la humildad, el poder y la delicadeza, la inteligencia y el sentimiento, la iniciativa y la intuición, la sabiduría y el amor, hasta que logremos el supremo equilibrio en Dios" ( En el Mundo Mayor- Andre Luiz, Francisco C. Xavier- Cáp, II)
En el momento de la existencia terrena, el Espíritu encarnado, desvela a través de la fuente poderosa y compleja de la organización mental, sus características psíquicas y sexuales, masculinas o femeninas.
-...//... ( Continuará )
- Walter Barceló- ( art. tomado del Anuario espírita 2015)
***************************
No hay comentarios:
Publicar un comentario