sábado, 29 de abril de 2023

Ligadura de trompas y Reencarnación

    INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Entre el médico y el enfermo

2.- Ligadura de trompas y Reencarnación

3.- Obsesión en la mediumnidad

4.- Despertar

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ENTRE EL MÉDICO Y EL ENFERMO

     Alguien, en cierta ocasión, preguntó a un gran filósofo cómo conceptuaría al sabio y al ignorante, respondiendo el filósofo afirmando que consideraba a uno y a otro, respectivamente, como el médico y el enfermo.
     Sin embargo, agregamos nosotros: entre el médico y el enfermo está el remedio.
     Si el enfermo guarda la receta en el bolsillo y desobedece la instrucción indicada, de nada valdrán las indicaciones del clínico o del cirujano que se afirman en su saber para servirlo.
     Que la obsesión es una afección del alma, es cosa que no se la puede negar.
     La persona carente de un conocimiento superior se rinde indefensa ante la influencia perturbadora, como una planta sin protección es invadida por la plaga destructora, surgiendo así los dolorosos enigmas orgánicos que, muchas veces, culminan en la muerte.
     Con todo, disponemos en la Doctrina Espírita, a la luz de las enseñanzas de Cristo, de una verdadera ciencia curativa del alma con recursos propios para la solución de cada proceso morboso de la mente, alejando al obsesor del obsedido mediante el adoctrinamiento, es decir, suprimiendo la causa de la molestia. al igual que el agente químico o la intervención operatoria anulan la enfermedad en el paciente, siempre que los interesados se sometan a las prescripciones necesarias.
     Si traes el problema de una obsesión y tienes la lucidez suficiente para comprender tu verdadero estado, no desconozcas que la compañía espiritual inferior que te acompaña depende de tu propia renovación.
     Oirás indicaciones nobles, señalándote rumbos.
     Recogerás, de aquí y del Más Allá, consejos justos y precisos.
     En suma, encontrarás en los principios espíritas, enseñanzas ciertas y exacta orientación.
     No obstante, como el caso de la receta formulada en tu favor por le médico abnegado y responsable, la lección del Evangelio consuela y esclarece, da valor y honra a aquellos que la reciben, pero, si no fuera usada, no servirá de nada.

Espíritu Emmanuel
Médium Francisco Càndido Xavier.  

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           LIGADURA DE TROMPAS, VASECTOMÍA Y REENCARNACIÓN

    La vasectomía, proceso por el que se busca interrumpir el flujo de espermatozoides  de un hombre hacia el exterior, sigue igualmente la misma línea de razonamiento que aquí se expone.

   Hay sin duda, indicaciones médicas bien definidas y claras en lo referente a la ligadura de trompas. Situaciones donde el riesgo de una nueva gestación es bastante elevado, pudiendo causar el óbito de la mujer.. Se reservan aquí los casos en los que una pseudo-situación es creada consciente o inconscientemente, tanto por el profesional como por la mujer, que en realidad busca una razón que justifique la decisión previa.

   El porcentaje más expresivo de las ligaduras de trompas, es sin duda por motivo de la planificación familiar. Se observa una creciente permisividad en las indicaciones, cada vez más precoces y con menor número de hijos. No nos referimos específicamente a un país o región, sino al contexto planetario, donde la situación es preocupante.

   Las lesiones o mutilaciones aceptadas por nosotros o todavía consentidas y estimuladas por el cónyuge han de traer repercusiones a medio y largo plazo. El cuerpo espiritual registra las alteraciones y automáticamente, surgirán las consecuencias en esta o en otras encarnaciones. Fragilidades orgánicas, predisposición a patologías y dificultades en el área de la fertilidad, podrán ser algunas de las situaciones observadas en aquellas/aquellos  que en el pasado optaron por esta intervención.

  Es importante también, que cada caso sea de por sí analizado pensando en los numerosos factores implicados. No hay como colocar en un mismo grupo, situaciones diametralmente opuestas desde el  punto de vista socio-económico-cultural o ético.

  La ligadura de trompas, efectuada preventivamente en una mujer que sistemáticamente aborta al quedarse embarazada, y afirma que abortará siempre que se quede embarazada, no podrá tener el mismo nivel de consecuencia kármica que otra que simplemente dice al médico que no desea tener más hijos, por el placer de convivir exclusiva y egoístamente con su compañero. Hay circunstancias de miserabilidad, patologías mentales, y otras de naturaleza diversa, en madres de prole numerosa, que reducen el efecto desarmonizador de la ligadura de trompas.

   No pretendiendo legitimar ni estimular las intervenciones quirúrgicas en este área, tenemos nos obstante, el deber de resaltar que el libre albedrío siempre será respetado como un derecho del ser humano. 

  En lo tocante a los grados de débito kármico, es importante tener en mente que la mínima o grave consecuencia, estará relacionada a la intencionalidad que mueve a todos los implicados en el proceso.

- Prof. Ricardo di Bernardi-

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OBSESIÓN EN LA MEDIUMNIDAD                              


    En el número de los escollos que presentan la práctica del Espiritismo, es preciso colocar, en primera línea, la obsesión, que quiere decir el imperio que algunos espíritus saben tener sobre ciertas personas.

La mediúmnidad ejercida con responsabilidad jamás conduce a la obsesión.

La obsesión, casi siempre, es un problema Karmico que la mediúmnidad bien orientada auxilia a resolver.

Cuanto mayor es el valor de la tarea que un médium desempeñe en el mundo, mayor será la persecución que las huestes invisibles de las tinieblas le moverán, tanto mayor también será la tutela que los Benefactores Espirituales le consagrarán.

El medianero al servicio de Cristo no tendrá razón de sentirse apenas a merced de los adversarios de la tarea ennoblecedora que ejecutan: los Mensajeros del Bien no lo abandonan y permanecen tomando las providencias necesarias a fin de ampararlo en el cumplimiento del deber cotidiano.

La falta de vigilancia del médium abre brechas en sus defensas, haciéndolo más accesible a las influencias negativas, porque todo es simplemente una cuestión de sintonía. Los Espíritus Amigos carecen del concurso del médium para obrar en beneficio del propio médium que necesitan socorrer. Cuando el médium no les ofrece siquiera, una mínima condición de sintonía, a través de la oración, del pensamiento elevado o de la voluntad de mejorar, es como alguien llamado a remover un pesado obstáculo, sin manos para efectuarlo…

Llevando en las manos el foco resplandeciente de la mediúmnidad, el médium, donde estuviera, se sentirá rodeado por las tinieblas del preconcepto y de la incredulidad, del escarnio y de la tentación que habrán de tramar siempre para eclipsar la Luz de que se hace emisario.

No obstante es imprescindible perseverar.

¡A pesar de todas las luchas que encare, el médium no debe retroceder, convencido de que, iluminando caminos, terminará por iluminarse a sí mismo!

“La obsesión presenta caracteres diversos que es necesario distinguir, y que resultan del grado de obligaciones y de la naturaleza de los efectos que producen.”

La obsesión cármica es un laberinto que solamente el tiempo conseguirá deshacer.

Compararíamos la obsesión temporal a la invasión de moscas atraídas por una herida sin ninguna condición de asepsia. Pero la obsesión cármica, cuyas causas tienen raíces en las experiencias pasadas, se asemejaría a una herida pustulosa necesitando cuidados específicos para cicatrizarse.

 Casi todos somos víctimas de procesos obsesivos esporádicos, oportunistas, que permitimos se instalen en nosotros por nuestra falta de vigilancia cotidiana, pero, igualmente, no somos pocos los que padecemos obsesiones cárnicas, alimentadas por el odio secular de los que hicimos mal en otras existencias, plantando en sus almas los espinos con que ahora nos hieren.

todo y cualquier proceso obsesivo, por más extraña que nos parezca semejante afirmación, es un proceso pedagógico natural, y casi inevitable, que la Vida nos lleva a cambiar valores, fortaleciéndonos mutuamente – obsesores y obsesados – en el caldo hirviente del sufrimiento que jamás es unilateral.

Todo obsesor, por más endurecido que se revele, sufre con el mal de que se hace agente, tanto como todo obsesado, por más compasión que nos inspire, sufre las consecuencias de su propio desatino en el dolor que haya esparcido alrededor de sus pasos.

 La obsesión kármica, propiamente considerada, no es extraño que se arrastre por siglos y envuelva una serie de factores que no pueden ser menospreciados. Todo proceso obsesivo que así se caracterice, engloba en su contexto un grupo de almas que se mueven como piezas en un tablero de ajedrez… reaccionando psíquicamente, nada hay que afecte a uno de sus integrantes que no repercuta sobre los demás; por eso la solución de un problema de obsesión kármica requiere un trabajo que abarque más, casi siempre relacionando componentes más allá de los que directamente se revelen envueltos en la trama.

La obsesión kármica es una “victoria prometedora” que, bajo pretexto reclama un rescate en los tribunales de la Divina Justicia, la cual ordena la revisión del proceso que la desencadenó. Y esto sólo se hará posible por la inversión de los polos emotivos, o sea: odio convertido en amor, mal en bien, orgullo en humildad…

Una obsesión temporal puede transformarse en un caso de obsesión kármica, ya que el karma no es solamente el de ayer es el de hoy también. Si cogemos lo que plantamos, no podemos olvidar que continuamos sembrando lo que inevitable segaremos.

La obsesión simple tiene lugar cuando un espíritu malhechor se impone a un médium, se inmiscuye, de mala forma, en las comunicaciones que recibe, le impide comunicarse con otros espíritus y sustituye a aquellos que son invocados.”

Todo médium, en la tarea a que se dedique puede sufrir interferencias de carácter obsesivo, empañándole el brillo. La interferencia obsesiva a que nos referimos, en muchos medianeros ocurre de forma intermitente, o sea, en crisis más o menos periódicas, quitándoles la confianza indispensable junto a los compañeros.

El médium que, del punto de vista emocional y doctrinario, hoy esté bien, y mañana no está, no inspira confianza en los comunicados de los cuales se haga intérprete por parte de los Mensajeros de la Vida Mayor. Podrá hasta operar con relativa desenvoltura, intermediando espíritus infelices, pero no siempre estará apto para reflejar el pensamiento que proviene de las Esferas Superiores.

Hasta cierto punto, la interferencia obsesiva es normal en casi todo medianero aun en lucha con las propias imperfecciones, pero cuando ella se demore o se vuelva, digamos, repetitiva, la facultad mediúmnica “enferma” y reclama tratamiento.

El tratamiento del médium cuya mediúmnidad se encuentra “enferma”, a semejanza del lecho del río repleto de piedras revolviendo las aguas, debe empezar con el propio médium, concienciándose de la necesidad de la “suspensión temporal” de sus facultades, a fin de que la sintonía establecida con los espíritus perturbadores se deshaga…

Como escribió Kardec, la obsesión propiamente dicha se caracteriza por la tenacidad del espíritu obsesor que, en síntesis, se encuentra obsesado por la idea fija del mal.

“Se puede, pues, estar engañado sin estar obsesado; la obsesión está en la tenacidad del espíritu del cual no se puede desembarazar.”

La obsesión, por tanto, no es algo pasajero, es una situación persistente, como una molestia que exige un prolongado tratamiento.

El médium, sin que esté obsesado, puede ser molestado por espíritus adversarios del ideal que abraza o por espíritus ociosos y livianos que a él se aproximen, sin una causa definida.

¡Existen, más allá de la tumba, espíritus necesitados que se apegan a los encarnados, sobre todo a los médiums que, no es de extrañar, pasan inclusive, a admirar, experimentando una agradable sensación en su compañía! Esos espíritus, que aun no consiguieron emanciparse de la psico-esfera del planeta, se sienten seguros al lado de los médiums y, casi siempre, sin la autocrítica necesaria, quieren participar de sus actividades doctrinarias, entrometiéndose en la “sintonía” que los compañeros de la mediúmnidad, a su vez, no logran establecer de manera imperturbable con los canales superiores de la Espiritualidad…

Esos espíritus, solícitos, imaginándose investidos de una condición espiritual que están lejos de poseer, pueden presentarse a través de nombres pomposos o incluso como venerables figuras de la Historia que ellos mismos crean haber sido.

Semejantes comunicaciones, cuando ocurren, no deben ser despreciadas por los estudiosos de la mediúmnidad, porque encierran una gama preciosa de lecciones sobre la personalidad del comunicante, aumentando sus conocimientos en torno del universo psicológico de las almas.

Es prácticamente imposible meter en un libro todas las emociones del espíritu, esté él en el cuerpo físico o fuera de él; por eso, todo lo que se refiera a la Vida Espiritual, por más absurdo que parezca a los hombres, no debe ser considerado o tomado como ficción, por cuanto las condiciones de existencia que imaginamos en las otras dimensiones no son siquiera un pálido reflejo de la diversidad infinita que la vida se desdobla en las múltiples moradas del Padre.

Estamos envueltos en un proceso de educación reciproca en el que somos, al mismo tiempo, maestros y aprendices uno de otros.

No hay nadie sin alguien a quien deba extender las manos, en el auxilio de que igualmente se revele necesitado.

¡Benefactores de hoy – obsesores de ayer, obsesores de ahora – benefactores de mañana! Pensemos así, y las dificultades que enfrentemos serán reducidas a sus dimensiones reales.

Espíritu Odilón Fernández- Médium Carlos A. Bacelli

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                                         DESPERTAR             

«Es necesario que haya un despertar de los valores del espíritu eterno, a fin de que el hombre logre la identificación consigo mismo y con el bien»                                                                  Divaldo P. Franco – Libro: «Despierte y sea Feliz»

Cuando hablamos de despertar, en el sentido espiritual, son muchas las definiciones o enfoques que podemos establecer en función de los propósitos o significados que demos al alma inmortal respecto a sus objetivos principales aquí en la Tierra.

El hombre del siglo XXI, adormecido al respecto de las responsabilidades espirituales que le competen como alma reencarnada con un propósito y objetivo concreto, tarda un tiempo en descubrir el significado existencial y profundo de su vida.

Son principalmente los valores materiales los que ocupan su mente, sus deseos y sus prioridades, y por ello se entretienen en la ilusión de alcanzar conquistas externas, en el deleite que el placer efímero les proporciona, creyendo erróneamente que son inmunes al sufrimiento y que nunca la aflicción llegará hasta ellos.

Su pensamiento y emoción viven de espaldas hacia la armonía interior, pues dedica la práctica totalidad de sus energías y esfuerzos hacia la consecución de metas exteriores: fama, notoriedad, riqueza, poder, etc.

Suponen equivocadamente que estas situaciones se mantendrán permanentemente en el tiempo sin percatarse de que, desde el transcurso del tiempo, con el inexorable cambio biológico que lleva a la decrepitud, la vejez, la enfermedad y la muerte, hasta los sucesos inesperados que aparecen en el transcurso de la vida para hacerles despertar mediante el sufrimiento serán del dominio de todos y cada uno de los que habitamos la Tierra.

Es precisamente cuando llegan las desgracias y nos sorprenden, al no estar preparados ante las contingencias, cuando nos sumergimos en la amargura, la depresión, la rebeldía o las fugas espectaculares (drogas, alcoholismo, adicciones varias, etc.) a fin de evitar aceptar la realidad que ha llegado de improviso a nuestras vidas y con las que no contábamos en absoluto.

Comprendiendo la inmortalidad del alma y su trascendencia antes y después de la muerte, aceptando la realidad de nuestro espíritu inmortal y del compromiso que asumimos antes de venir a reencarnar a la Tierra, e impulsados por la necesidad de la ley del progreso que nos impela a mejorar y adelantar intelectual y moralmente cada vez que tomamos un cuerpo físico, nos vemos en la necesidad de despertar a los valores esenciales de nuestro espíritu inmortal, a fin de lograr la identificación con nosotros mismos (somos un espíritu con un cuerpo y no un cuerpo con un espíritu) y con el ejercicio del bien.

La pérdida del sentido existencial hoy día es la gran “pandemia moral” de millones de personas en todo el planeta, y además supone la falta de significado en la vida que conduce muchas veces al suicidio.

Es preciso, pues, recordar que todas estas personas que vagan sin rumbo, embriagadas por el placer momentáneo de los sentidos y sin aspiraciones superiores en la vida, intentan mantenerse y embriagarse de estas actitudes que generan frustración e infelicidad a la larga mediante la huída de sí mismos y de los compromisos asumidos con aquellos otros con los que han venido a la Tierra a saldar débitos del pasado, o simplemente a progresar y adelantar de forma conjunta.

Todo esto se traduce en una exacerbación de los sentidos, exagerada con frecuencia para presentar una felicidad ficticia que no es real y que dura apenas instantes de notoriedad, fama o placer, pero que, al no permanecer en el tiempo, generan frustración en las personas cuando cesan.

Esto último demuestra la falta de armonía y equilibrio de los seres humanos que optan por esta futilidad de la “buena vida” en vez de la “vida buena” de la que hablaban los filósofos estoicos.

Comprender la necesidad de recuperar los valores espirituales del alma inmortal e incorporarlos como propósitos y objetivos de nuestra vida diaria, nos permitirá alcanzar el equilibrio y armonía que necesitamos, pues esa y no otra es la llamada que nuestra alma inmortal nos hace constantemente desde nuestra conciencia.

Al mismo tiempo, discernir cuáles son esos valores que nos ayudarán a despertar a la “verdadera vida” (la del espíritu inmortal milenario que somos) nos conduce inexorablemente al código moral más perfecto del que tenemos conocimiento: las enseñanzas del Maestro Jesús, sin distorsiones.

 Conocer y vivir estas enseñanzas en nuestro interior de forma plena es la mayor lección de equilibrio y armonía que podamos concebir. Es principalmente una lección de amor poco vivenciada y ampliamente repetida.

Solamente esta cuestión, la vivencia de estos valores superiores que Jesús explicó, bastarían para modificar y alterar el programa moral de los seres humanos de la Tierra, proporcionándoles la auténtica felicidad que anhelan y despertándoles a la vida auténtica del espíritu inmortal rumbo a la dicha y la plenitud a la que están destinados.

 - Redacción2023, Amor, Paz y Caridad

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