viernes, 28 de abril de 2023

Los Espíritus de bebés y niños tras su muerte

  INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Los Espíritus de bebés y niños tras su muerte

2- El corte de Bachelard

3.- En el tema del suicidio: Enseñanza sobre el dolor

4- Fatalidad

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LOS ESPÍRITUS DE BEBÉS Y DE NIÑOS                          TRAS LA MUERTE               

   Con frecuencia recibo preguntas de padres o familiares de bebés y niños, que buscan conocer qué es de estos seres queridos tras su muerte. Es curioso lo poco que hay escrito acerca de este tema, de manera que me parece muy necesario compartir en este artículo lo que conocemos de la post-vida de los más pequeños, y resolver así las principales dudas que este delicado tema plantea.

 El viaje tras la muerte

     Cuando un bebé o un niño desencarna (muere físicamente), el recorrido que realiza es exactamente igual al que hace un adulto: en primer lugar acceden al plano astral, donde permanecen el tiempo necesario hasta desintegrar ese cuerpo y, posteriormente, continúan ascendiendo hasta el plano mental (también llamado Mundo Espiritual). Aunque este recorrido es similar al de los adultos, sí hay ciertos aspectos que lo hacen diferente y de los que vamos a hablar a continuación.

Diferencias en cuanto a los adultos
El plano astral es el primer lugar al que vamos tras la muerte física. Como hemos hablado en otras ocasiones, ese espacio está interconectado con el mundo físico, de manera que compartimos los mismos espacios, sólo que en vibraciones diferentes, lo que nos hace imposible poder ver a quienes se encuentran ahí, aunque con frecuencia sí podemos sentir su presencia o recibir sus señales. Cuando un adulto llega al plano astral, la duración de su estancia dependerá de su nivel vibratorio y del apego que tenga a la Tierra: quienes han acumulado emociones o pensamientos densos o negativos estarán más tiempo en el astral que aquellos cuya vibración era más elevada; esto se debe a que para poder acceder al mundo espiritual necesitamos desintegrar el cuerpo astral, de manera que cuanto más denso es, más tiempo lleva esta liberación.
Los bebés no tienen una acumulación emocional densa o negativa, todo lo contrario, son personas prácticamente puras. Este hecho hace que cuando un bebé desencarna pase muy poco tiempo en el astral, prácticamente lo atraviesa sin llegar a pararse en él, ascendiendo casi directamente al mundo espiritual.
En el caso de los niños, y dependiendo siempre de sus experiencias individuales, el tiempo que pasan en el plano astral puede ser más o menos breve. Los niños más mayores ya han adquirido apego a la Tierra (a sus padres, familiares, amigos, posesiones materiales, etc.), por lo que muchos niños querrán quedarse cerca de sus seres queridos durante un tiempo antes de continuar su camino hacia el plano superior. Además también han comenzado a acumular emociones y pensamientos densos que afectan a su vibración y de los cuales tienen que deshacerse en ese lugar. Con todo, la estancia en el plano astral de los niños siempre es mucho más breve que la de un adulto.
Otra de las diferencias fundamentales tras la muerte de bebés y niños es el recibimiento que se les hace en el plano astral. Cuando un adulto desencarna, puede ser recibido por su Guía espiritual, por algún ser querido o sencillamente por nadie; pero para un adulto esto no supone ningún problema, ya que es capaz de desenvolverse solo por ese lugar. En cambio, los bebés y los niños siempre son recibidos por Seres espirituales encargados de esta labor. Tal y como vimos en el libro una vida infinita, cuando estamos en el plano mental todos tenemos diferentes trabajos que realizar; uno de estos trabajos es, precisamente, el de recibir a bebés y niños en el plano astral, cuidarlos y acompañarlos al plano mental.
Con respecto a esto, me gustaría compartir con vosotros el fragmento de una regresión espiritual que realice a una mujer y en la cual pudimos ver que su trabajo en el mundo espiritual consistía precisamente en recibir y acompañar a niños que acababan de desencarnar en la Tierra.


  • Joaquín: ¿A qué te dedicas en el mundo espiritual, cuál es tu trabajo ahí?
  • Carmen: He hecho muchas cosas… toda mi familia [espiritual] se dedica a la arquitectura… crean cosas, paisajes, árboles, y eso me gusta. Yo también lo he hecho durante mucho tiempo, pero ahora dedico casi todo mi tiempo a otro trabajo.
  • ¿Qué haces ahora?
  • Cuido a los niños que llegan.
  • ¿Qué llegan a dónde, al plano astral?
  • Sí, claro. Me ocupo de recibirlos y estoy con ellos todo el tiempo, hasta que pueden subir aquí.
  • ¿Y qué haces con ellos?
  • Les ayudo a entender dónde se encuentran, los calmo, les doy mucho amor. Y sobretodo jugamos. Les creo escenarios muy bonitos y jugamos mucho, se divierten.
  • Cuéntame un caso que recuerdes de cuando haces eso.
  • Sí… estoy ahora con dos niños, son bastante pequeños. Sé que les encanta la naturaleza, los bosques, así que he recreado un bosque y estamos jugando en él. Nos estamos divirtiendo. Luego paseamos y vemos animales que les gustan.
  • ¿Y tú qué aspecto tienes?
  • He tomado la forma de una mujer joven, parecida físicamente a su madre, para que me sientan más familiar y no tengan miedo. Ellos saben que no soy su madre, por supuesto, pero es importante que tomemos una forma que les resulte conocida para que puedan sentirse seguros.
  • ¿Soléis tomar esas formas siempre?
  • Depende de cada niño. Hay algunos que toman forma de un superhéroe porque saben que a ese niño le encanta, otras veces se toma la forma de un animal, una princesa de cuentos o incluso de un dibujo animado. Siempre nos adaptamos a lo que sea más favorecedor para el niño.
  • ¿Y cuidas a muchos niños a la vez?
  • Me suelo ocupar de uno o dos a la vez, más no, necesitan mucha atención.
  • ¿También te encargas de los bebés?
  • Yo siempre estoy con niños. Hay otras almas que se encargan de los bebés, es un trabajo más sencillo porque los bebés están muy poco tiempo en el astral.
  • ¿Los niños están mucho tiempo ahí?
  • No, muy poquito. Cuanto más pequeños son más rápido ascienden.
  • Y los niños con los que estás, ¿pueden ver a sus padres o seres queridos de la Tierra ahí?
  • Depende del caso. Si consideramos que es necesario sí, les acompañamos a verlos y a que comprueben que están bien, pero si creemos que eso le va a aumentar su apego o su malestar, entonces no. De todos modos, en cuanto se vayan del astral podrán verlos siempre que quieran. El astral es solo de paso, mi trabajo aquí consiste en que se sientan lo mejor posible, que se diviertan y que pronto puedan ascender.
Como podemos ver en este fragmento de regresión, los bebés y los niños (incluso los adolescentes) nunca están solos en el plano astral, todos cuentan con la ayuda de seres espirituales encargados de acompañarlos en todo momento hasta su llegada al mundo espiritual.

El plano mental de niños y bebés
En el mundo espiritual no existe la edad tal y como la percibimos en la Tierra, de modo que una vez que los bebés o los niños abandonan el plano astral y ascienden al plano mental, vuelven a tener una consciencia adulta, la misma que tenían antes de haber encarnado en la Tierra. Por tanto, su vida en el mundo espiritual es exactamente igual a la que experimenta alguien que muere en la Tierra siendo adulto.
Almas viejas
Como hemos visto  existen unas almas más evolucionadas espiritualmente que otras, almas que han realizado mayores aprendizajes al haber tenido más reencarnaciones y a las que solemos llamar “almas viejas”. Es muy frecuente que alguien que reencarna en la Tierra y muere a una edad muy temprana, siendo un bebé, un niño o un adolescente, pertenezcan a este grupo de almas viejas. Se trata por tanto de almas que han venido a terminar de aprender algo muy concreto y, una vez que lo han realizado, se marchan. Pero también es muy frecuente que estas almas hayan venido a ayudar a evolucionar a sus padres u otros seres queridos durante el tiempo que han estado y, especialmente, tras su marcha.

Dudas frecuentes sobre este tema
¿Se olvidan los bebés o los niños de sus seres queridos de la Tierra? No, en absoluto. Cuando llegan al plano mental y tienen ya la conciencia como alma adulta que son, los recuerdan perfectamente, los visitan e incluso les envían señales para hacerles entender que se encuentran bien. Estas señales a veces son recibidas por los seres queridos y otras no, dependiendo del estado emocional en el que los familiares se encuentren, pero habitualmente intentan consolarlos y hacerles entender que siguen vivos.
¿Vuelven a reunirse sus padres con ellos? Sí, por supuesto. Como sucede en todos los casos, los lazos que nos unen no se pierden nunca. Una vez que los padres desencarnan y llegan al mundo espiritual, sus hijos están ahí para recibirlos.
Si un bebé muere y la madre vuelve a quedar embarazada, ¿es posible que sea la misma alma, la misma persona? Existe esa posibilidad, sí, pero todo depende de la intención y los pactos de las almas implicadas. Por ejemplo, un alma puede haber encarnado en ese bebé con la única intención de morir rápidamente para ayudar a sus padres a aprender y evolucionar a través del duelo; si esta era la única intención de esa alma, el único acuerdo que tenía con sus padres, no volverá a encarnar con ellos. Sin embargo, si además de ese acuerdo también habían planeado que después volvería a encarnar en un siguiente embarazo para seguir junto a ellos, entonces sí, será la misma alma en ambos embarazos.
¿Qué sucede con los nonatos? El caso de los nonatos (embriones o fetos que no llegan a nacer, o que nacen sin vida) es completamente diferente a la muerte de un bebé o un niño. Puedes encontrar información detallada sobre este tema en las páginas 166-168 y en 186-188 del libro “Una vida infinita”.

Por Joaquín Camara
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                 El corte de Bachelard             


Para muchos, la ciencia, a diferencia de la opinión, es todo conocimiento que incluye, en cualquier forma o medida, una garantía de su propia validez, es decir, es un conocimiento demostrativo.

El sentido común, a su vez, es un conjunto de información no sistematizada que aprendemos a través de procesos formales, informales y en ocasiones inconscientes. Esta información es, en la mayoría de los casos, fragmentaria y puede incluir hechos históricos, doctrinas religiosas, leyendas, principios ideológicos, información científica divulgada así como experiencia personal acumulada. Cuando expresamos opiniones, nos basamos en este acervo de cosas de la forma que nos parece más apropiada para justificar nuestros argumentos.

La ciencia se diferencia, por tanto, del conocimiento vulgar o del sentido común al añadir a este tipo de conocimiento criterios metodológicos, rigor y mayor capacidad predictiva, aunque también, de forma trivial y asistemática, descubre hechos, formula explicaciones y desarrolla teorías. Fue el sentido común basado en “datos” el que creó las teorías de la tierra plana, de la tierra como centro estático del Universo, de seres vivos creados instantáneamente e inmutables desde entonces, del hombre sin conexión original con otros seres vivos, etc. La ciencia ha cambiado todo esto aunque los datos no han cambiado, su interpretación sí. Si las cosas fueran como parecen, no se necesitaría de la ciencia para sacar la interpretación correcta de los hechos de lo que está oculto.

Cuando el profesor Rivail se encontró con los fenómenos que dieron origen al Espiritismo, su naturaleza inquieta, investigadora, percibió la necesidad de examinarlos con criterios metodológicos ajustados a las características insólitas de los mismos, no sometiéndose así a la apreciación superficial sugerida por el sentido común.

Gracias a esta mirada distinta, inteligente, que trascendió las apariencias, fue posible extraer de aquellos hechos las consecuencias filosóficas y morales que iluminan nuestro camino, cambiando drásticamente la forma en que se percibe al hombre y al mundo. Los hechos, sin embargo, no eran nuevos, siempre habían existido. Sin embargo, fueron interpretadas por el conocimiento común como manifestaciones sobrenaturales, divinas o demoníacas sin ninguna relación racional con las supuestas causas asociadas a ellas.

Al interpretar racionalmente esos hechos, es decir, el fenómeno mediúmnico, el profesor Rivail provocó lo que el filósofo francés Gaston Bachelard (1884-1962) denominó una “ruptura epistemológica”, es decir, una revolución conceptual, una ruptura con el conocimiento superficial e ingenuo existente. hasta ahora sobre el tema. Las consecuencias de esta revolución aún no se han evaluado completamente.

Esta posición “discontinuista” del Bachelard francés no es generalmente aceptada. Los pensadores británicos Bertrand Russel (1872-1970) y Karl Popper (1902-1994) admitieron la existencia de una continuidad entre la ciencia y el sentido común, en el sentido de que la primera emana del segundo, sólo que teniendo mayor sofisticación, es decir, la la ciencia es sólo sentido común o conocimiento vulgar, ilustrado, educado.

En cualquiera de estas visiones, sin embargo, podríamos decir que, siendo una filosofía espiritualista y teniendo una interfaz evidente con la religión (lamentablemente hipertrofiada entre nosotros), el Espiritismo es para las religiones lo que la ciencia es para el saber común. En ambos casos se trata de esferas cognitivas diferentes, aunque pueden referirse a la misma realidad.

El Espiritismo se presenta, por tanto, en el panorama de la cultura humana como un nuevo modelo conceptual de base racional, despojado de lo sobrenatural, de la superstición, de la idolatría, sin renunciar, sin embargo, a un tipo particular de especulación que va más allá de la ciencia, completándola. prematuramente en un intento de explicar los enigmas de la vida. Es una forma totalmente nueva de “pensar la realidad a partir de la exigencia de que la vida tenga sentido” (Rubens Alves), es una teoría nueva y viril destinada a “hacer vivir y actuar” (E. Durkheim).

- Maurice Herbert Jones - ( CEPA )

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               EN EL TEMA DEL SUICIDIO:

Enseñanza sobre el dolor

Recopilación de experiencias
El suicidio sería un caso de dolor con origen interno y externo simultaneamente, donde la causa del dolor es el acto inmundo de quitarse la vida pero su origen es debido a no haber soportado las pruebas de la vida. El dolor producido al desencarnar es prácticamente físico y desgarrador con daños terribles en el periespíritu. Poco a poco la conciencia se va abriendo paso hasta impulsar al espíritu a mirar hacia lo alto, reconocer el error y pedir ayuda. En ese momento es socorrido por hermanos espirituales, el dolor casi físico se va reduciendo con las atenciones de auxilio, pero despierta el dolor moral al comprender el terrible error cometido. El desarrollo de la conciencia hace menos necesario el dolor físico mientras que la reparación de los errores nos aleja del dolor moral asociado a la culpa.

Muchos accidentes trágicos tienen como finalidad el despertar de la conciencia. Existen miles de testimonios de superación y crecimiento personal después de un accidente. También pueden ocurrir para evitar seguir cometiendo errores desperdiciando el don de la vida evitándonos mayores sufrimientos futuros.
Convalecientes de largo recorrido pueden traspasar el velo de la vida y la muerte apenas sin darse cuenta. Su inconsciencia de la vida espiritual les impide ver las diferencias y se despiertan en la otra vida pensando simplemente que han cambiado de hospital manteniendo muchos de los dolores, ahora inexistentes en el cuerpo pero presentes en su mente en base a sus creencias. Conforme despierta su conciencia de la vida espiritual van sanando sus dolores y poco a poco van recuperando sus energías preparándose para futuras reencarnaciones.
El abuso de las Leyes Naturales siempre genera dolor. Muchos son los desencarnados fruto del abuso, alcohol, tabaco, drogas, glotonería, etc., que al entrar en la vida espiritual sufren por la ausencia de sus sustancias deseadas. Los lazos materiales que forjaron les impiden levantarse hacia lo alto y muchos ansían volver a la Tierra para satisfacer sus vicios. En este punto sienten el dolor de haber herido a su periespíritu, su cuerpo espiritual, y conforme son ayudados van viendo una posible salida mediante la elevación de sus pensamientos y sentimientos, despertando la conciencia sanadora que les impulsará hacia el trabajo edificante en el bien.
Las falsas creencias también son motivo de dolor en el plano espiritual. A veces el creyente en falsas ideas siente una terrible decepción cuando el más allá se le descubre de pronto diferente a lo que le habían inculcado. Las obligaciones y leyes superficiales carecen de mérito en el mundo espiritual. Cuando despierta la conciencia a la realidad espiritual comprende todo el tiempo y las oportunidades que ha perdido y un gran dolor moral le inunda al ver que ha desperdiciado todos los favores recibidos.
Egoístas de todo tipo inundan el mundo espiritual. Egoístas aislados los hay porque sufren por no merecer tener trato con nadie. No escuchan a sus deudores porque puede que no hayan hecho mal pero tampoco ningún bien. Egoístas por apego sufren por no poder satisfacer sus deseos materiales. Egoístas por robo sufren al ver pasar a su lado a sus antiguas víctimas recriminándoles su comportamiento. Egoístas por inacción sufren por todo el bien que dejaron de hacer.
Conclusiones
Todo ello nos lleva a reflexionar sobre la inexistencia del llamado castigo divino y la excelsitud de la Ley de Amor por la cual toda la Creación se ordena en base a la Ley de Unión para traernos en cada momento justamente aquello que más necesitamos, en la justa dosis en que lo necesitamos. Es la llamada Providencia Divina actuando para la elevación de todas las conciencias, empezando por las más escondidas víctimas del orgullo y el egoísmo. Nunca sufrimos por tanto más de lo necesario pero nosotros nos encargamos de ir ampliando el límite con nuestros nuevos errores. El orgullo retrasa el despertar de la conciencia prolongando nuestros sufrimientos por miedo al dolor que supone la llegada del sentimiento de culpa. El miedo del orgullo es una debilidad psicológica causada por la inseguridad de uno mismo de verse desposeído de artilugios externos mostrándose al mundo tal como se es realmente.
Nuestros sufrimientos futuros vendrán por aquello que ahora no tengamos conciencia. Reflexionemos sobre nuestros dolores e investiguemos sobre nuestra falta de conciencia. Desarrollemos nuestra conciencia y reparemos nuestros errores para no perpetuarnos en el remordimiento y sobrepongámonos a los sentimientos de culpa sembrando buenas acciones correctivas.
El tiempo de graves caídas ha pasado para muchas conciencias, que despertando todavía, rechazan directamente el mal. Sin embargo todavía nos queda mucho por recorrer. No estamos libres de futuros sufrimientos ligados a la falta de conciencia por no esforzarnos en hacer el bien. Todavía nos queda mucho camino de auto-transformación, practicar la Caridad, implicarnos socialmente por los demás, vivir de forma sostenible, ecológica, sin generar sufrimiento al prójimo, grande o pequeño, como dice "El Libro de los Espíritus": "Sed caritativos,... sed indulgentes para... vuestros semejantes,... Sed dulces y benévolos con todo lo que os sea inferior. Proceded igual con los seres más ínfimos de la Creación, y habréis obedecido a la ley de Dios." (4)
José Ignacio Modamio
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FATALIDAD

851. ¿Existe una fatalidad en los acontecimientos de la vida, según el sentido que se da a esta palabra? Es decir, todos los sucesos que se producen ¿son determinados de antemano? En tal caso, ¿qué es del libre albedrío? 
- La fatalidad sólo existe por la elección que ha hecho el Espíritu, al encarnar, aceptando afrontar tal o cual prueba. Al escogerla, se traza una especie de destino, que es la consecuencia misma de la situación en que se encuentra. Estoy hablando de las pruebas físicas, porque en lo que toca a las pruebas morales y a las tentaciones, el Espíritu, al conservar su libre albedrío respecto del bien y el mal, es siempre dueño de ceder o resistir. Un Espíritu bueno, viéndole flaquear, podrá acudir en su ayuda, pero no puede influir sobre él de manera de adueñarse de su voluntad. Un Espíritu malo, esto es, inferior, mostrándole y exagerándole un peligro físico puede conmoverlo y espantarlo. Pero la voluntad del Espíritu encarnado no deja por ello de estar libre de todo impedimento. 

852. Hay personas a quienes parece perseguir una fatalidad, independientemente de su manera de obrar. ¿Está la desgracia en su destino?

- Se trata quizá de pruebas que deben soportar y que han elegido. Pero una vez más achacáis al destino lo que casi siempre es sólo una consecuencia de vuestra propia falta. En medio de los males que te afligen; trata de que tu conciencia sea pura y te sentirás casi consolado.

853. Algunas personas se salvan de un riesgo mortal para caer enseguida en otro. Pareciera como si no pudiesen escapar a la muerte. ¿No hay en esto una fatalidad?

- Sólo es fatal, en el genuino sentido de la palabra, el instante de la muerte. Cuando ese momento ha llegado, bien sea por un medio o por otro, no podéis sustraeros a ella. 

Las ideas, justas o falsas, que nos formamos acerca de las cosas nos hacen  triunfar o fracasar, según nuestro carácter y posición social. Encontramos más sencillo y menos humillante para nuestro amor propio atribuir nuestros fracasos a la mala suerte o al destino antes que a nosotros mismos. Si la influencia de los Espíritus contribuye a ellos en ocasiones, podemos siempre sustraernos a ese influjo rechazando las ideas que nos sugieran, cuando éstas sean malas. 

853 a. Así pues, cualquiera fuere el peligro que nos amenace, ¿no moriremos si no nos ha llegado la hora?- No, no perecerás. Y tienes de ello miles de ejemplos. Pero cuando la hora de tu partida haya sonado, nada podrá impedirla. Dios sabe por anticipado con qué clase de muerte te irás de la Tierra, y con frecuencia lo sabe también tu Espíritu, porque le es revelado cuando opta por tal o cual existencia. 

854. De la infalibilidad de la hora de la muerte, ¿se podrá inferir que las precauciones que adoptemos para evitarla sean inútiles?

 - No, por cuanto las precauciones que tomáis os son sugeridas con miras a evitar una muerte que se cierne sobre vosotros. Constituyen uno de los medios para que no ocurra.

- El Libro de los Espíritus- Allan Kardec-
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