jueves, 23 de septiembre de 2021

Espiritismo y Medicina

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Anomalías congénitas

2.- Analizando los tiempos actuales

3.- Espiritismo y Medicina

4.- Conclusiones que se derivan del conocimiento de la Reencarnación.




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                        ANOMALÍAS CONGÉNITAS


Bethany Jordan, una niña de la localidad inglesa de Stourbridge, padece el Síndrome de Ivemark, también caracterizado por problemas cardiovasculares, que es un síndrome patológico de etiología desconocida.  Jordan nació con algunos de sus órganos invertidos, ¡así es! El hígado, el intestino y el bazo se colocaron al revés. El fenómeno se descubrió en exámenes de ultrasonido cuando todavía estaba en  el útero de su madre. En ese momento, los médicos dijeron que Jordan tendría pocas posibilidades de sobrevivir al parto. 


  La niña Bethany, además de tener órganos mal posicionados, también nació con otros problemas de salud, como los dos pulmones que convergían en una forma, solo el pulmón izquierdo, y un agujero en el corazón. Sin embargo, los investigadores se sorprendieron al descubrir que la niña había sobrevivido hasta los seis años.


   Este hecho nos lleva a reflexionar sobre el periespíritu, la Ley de Causa y Efecto, la reencarnación, el suicidio, entre otros temas que nos presenta la Doctrina Espírita. 

Antes de renacer, examinando nuestras propias necesidades de mejora moral, a menudo pedimos la limitación psicomotora en la nueva experiencia física, de modo que esta condición nos induce a elevar nuestros sentimientos. Pedimos a los Benefactores una enfermedad de larga duración, capaz de educar nuestros impulsos; esta o aquella lesión física que ejerce disciplina en nosotros; cierta mutilación que nos inhibe de ser arrastrados a una agresividad exagerada; el complejo psicológico que elimina nuestras ideas, etc. Es la lógica de la justicia de la Reencarnación, la que nos lleva a analizar las patologías congénitas a través del Principio de Causa y Efecto. De hecho, ya vivimos, aquí en la Tierra,  

Nuestro estado moral determinará los renacimientos con anomalías congénitas o no. A partir de la fecundación del óvulo, bajo el mando de la ley, el espíritu reencarnante imprime, a través de la acción del periespíritu, la integración de su propia herencia espiritual con la herencia genética de los padres. La formación del respectivo ADN individualizado -compuesto por genes dominantes y recesivos- conducida por las sagradas Leyes de la Herencia, provenientes del Creador, configurará el nuevo cuerpo físico de ese particular espíritu inmortal, que "renacerá" según el programa, previamente establecidos y subordinados, inicial y voluntariamente, a factores como la familia, la raza, la etnia, la nacionalidad, las predisposiciones a determinados estados de salud o enfermedad - físicos o espirituales - y otras innumerables especificidades individuales.

  El maestro Chico Xavier opinó una vez: "sobre las reencarnaciones más difíciles, recordando que a menudo nos encontramos con ciertos casos de suicidio, y en ocasiones suicidio acompañado de homicidio, lo que obliga al autor a un desgarrador complejo de culpa llevado más allá de esta vida y luego este trauma de la culpa renace con él, a través de la reencarnación ".  El médium de Pedro Leopoldo explica lo siguiente: “Muchas veces, nos hemos encontrado con nuestros hermanos suicidas que dispararon un tiro al corazón y que regresan con cardiopatías congénitas o con ciertos fenómenos que la medicina clasifica dentro de la denominada Tetralogía de Barbecho. , vemos compañeros que querían morir en la horca y que regresan con Paraplejia Infantil, vemos muchos de los que prefirieron el veneno y que regresan con malformaciones congénitas; otras personas que violaron su propio útero y que también regresan con las mismas tendencias y que en ocasiones terminan desencarnando con el llamado infarto mesentérico.  Vemos, por ejemplo, a los que optaron por morir ahogados, en un acto de rebelión contra las leyes de Dios y que regresan con el llamado enfisema pulmonar. También vemos a quienes se dispararon a su propio cráneo y regresan con fenómenos dolorosos, como, por ejemplo, la idiotez, cuando el proyectil llega a la pituitaria; todas estas consecuencias, porque estamos en nuestro cuerpo físico, pero subordinados a nuestro cuerpo espiritual. Entonces, principalmente los fenómenos resultantes del suicidio, por disparo en el cráneo, son muy dolorosos, porque vemos sordera, ceguera, mudez, y también vemos este sufrimiento en los niños, que nos parece incompatible con la misericordia de Dios.

  Los investigadores, que reducen los fenómenos de la vida al universo exclusivo de la materia densa, insisten en explicar la vida como una compleja reacción química, y nada más, dispuestos a penetrar en sus profundos misterios y posibilitar su creación de la mano del hombre. así como, hasta el día de hoy, se cree que el pensamiento es una mera excreción del cerebro y que todas las funciones psíquicas mueren con el cuerpo físico. Los fenómenos vitales no pueden atribuirse a la acción mecánica exclusiva de la herencia genética, al mando del ensamblaje de los tres mil millones de nucleótidos que constituyen los pasos del ADN humano. Lamentablemente, "todavía no hay lugar para el espíritu en la ciencia de la investigación académica, empírico-inductiva, que, por tanto, sigue tomando como causa lo que es un efecto, haciendo que las leyes de la herencia genética sean las únicas presentes en el acto de la vida". ,

    Las matrices de la enfermedad tienen sus raíces en la estructura periespiritual. Aunque aparentemente sana, una persona puede traer en sus Centros Vitales (chakras para hindúes), disfunciones latentes, adquiridas en esta u otras vidas, que, tarde o temprano, aflorarán en el cuerpo físico, en forma de enfermedades más o menos graves. , dependiendo de la extensión de la lesión y de la situación mental del deudor. Somos herederos de nuestras acciones pasadas, tanto buenas como malas. El "Karma"  o "la cuenta del destino creado por nosotros mismos" se imprime en el cuerpo psicosomático ".  Estos registros fluyen hacia el cuerpo físico y culminan en la determinación del equilibrio o desequilibrio de los campos vital y físico. "Sólo el reconocimiento - que llegará algún día - de la primacía del espíritu sobre la materia,

   Cuando se descubran tecnologías mucho más sofisticadas, que nos permitan un examen más profundo de la estructura funcional del periespíritu, la medicina cambiará radicalmente. Los hospitales, al contar con instrumentos de altísima resolución, mucho más allá de los que existen en la actualidad, los diagnósticos serán inequívocamente precisos, lo que permitirá la cura real de las enfermedades. Los profesionales de la salud trabajarán de forma mucho más preventiva, evitando así, por ejemplo, intervenciones quirúrgicas invasivas prolongadas que se llevan a cabo, de forma abusiva, en la actualidad. Los médicos tendrán la oportunidad de conocer, en detalle, la estructura transdimensional del cuerpo periespiritual, entendiendo mejor cómo se entrelazan las complejas estructuras del psicosoma, en las llamadas sinergias,

Jorge Hessen       

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ANALIZANDO LOS TIEMPOS ACTUALES

Por Mercedes Cruz Reyes

Los días actuales son de turbación y transición, la fe religiosa se entibia y las grandes líneas de la filosofía del porvenir  son vislumbradas por muy pocos.

Es cierto que se han conseguido grandes progresos, la civilización moderna, prevista de grandes medios, ha transformado la faz de la Tierra, las distancias se han suprimido, y esto ha  aproximado a los habitantes, todo se ha mejorado,  los derechos han remplazado al privilegio y la libertad triunfa sobre el espíritu de rutina y el principio de la autoridad.  Una gran batalla  se mantiene  entre el pasado, que no quiere morir y el porvenir, que se esfuerza por surgir en la vida. Todo esto hace que el mundo se agite y avance; grandes impulsos lo guían,  en el recorrido camino, esto lleva al hombre a vislumbrar más maravillosas conquistas.

Los progresos materiales e intelectuales son de gran valía, en cambio el avance moral es nulo. Tanto es así, que parece que el mundo retrocede, la absorción del pensamiento humano, en la política, por las empresas industriales y financieras, etc., lo absorben, perjudicando sus intereses morales.

Es verdad que la civilización  tiene aspectos magníficos, pero también presenta sombras. Ha mejorado en cierto modo las condiciones de la existencia, pero ha multiplicado las necesidades en su deseo por satisfacerlas; aguzando los apetitos  y los deseos, ha fomentado el sensualismo y a aumentado la depravación. El amor, al placer, al lujo y a las riquezas se ha hecho cada vez más ardiente. Se quiere adquirir o se quiere poseer a toda costa.

La especulación vergonzosa es mantenida a plena luz. Proviniendo de ello el decaimiento  de los caracteres y las conciencias, por ese culto fervoroso a la fortuna, ídolo cuyos altares  han reemplazado a las divinidades derruidas.

La ciencia y la industria han centuplicado las riquezas de la humanidad; pero esas riquezas no se han aprovechado directamente  más que a una reducida parte de sus miembros. La pobreza de los insignificantes sigue activa, y la fraternidad más que en los hechos se basa en discursos, en palabras que se las lleva el viento. El hambre existe aun, en las grandes ciudades, el trabajo de los obreros  es aun un infierno.

Los vicios como la embriaguez, la prostitución, las drogas, el libertinaje, esparcen por todas partes sus venenos, empobrecen a las generaciones y agotan la fuente de la vida, en tanto que las hojas públicas  siembran a porfía la injuria y la mentira y una literatura malsana excita los cerebros y debilita las almas.

Los suicidios  en la actualidad se multiplican al  estar el hombre falto de energías  y de sentido moral se refugian en lo que creen es el fin, todo porque el hombre se ignora aun a si mismo. Sabe poco de las leyes del Universo  y no sabe nada de las fuerzas  que están en el. El conócete a ti mismo es ignorado, no se preocupa en saber de donde vino, hacia donde va, y para que  está en este mundo.

Dos son las potencias  que hacen caminar indeciso al hombre, por un lado las religiones, con su cortejo de errores y supersticiones, su espíritu  de dominación y de intolerancia, pero también de consuelos, los cuales tiene origen en los débiles  resplandores  que han conservado de las verdades primordiales. Por otro lado la ciencia, que  materialista en sus principios y en sus fines, con sus frías  negaciones y su inclinación desmedida  al individualismo, pero también  con el prestigio de sus descubrimientos y de sus beneficios.


Estos dos campos, la religión sin pruebas y la ciencia sin ideal alguno, se desafían, se acercan y combaten sin poder  vencerse, pues cada una de ellas  responde a una necesidad imperiosa del hombre: la una habla a su corazón  y la otra dirigiéndose a su espíritu y a su razón. Ambas están rodeadas  de numerosas ruinas  de numerosas esperanzas y de aspiraciones destruidas, y es así como los sentimientos generosos se debilitan y la división y el odio reemplazan a la benevolencia y a la concordia.

En esta confusión de ideas, la conciencia ha perdido su camino, velando lo justo y el bien. Es intolerable  la situación moral de todos los desgraciados que se doblegan entre dos doctrinas  que no ofrecen  remedio a sus males, la nada y la otra un paraíso inaccesible o una eternidad de suplicios.

La familia, la enseñanza y la sociedad sienten  esta confusión. La educación viril ha desaparecido, ni la ciencia ni la religión saben en la actualidad formar a las almas fuertes y bien armadas para las luchas de la vida.

Para solucionar esta crisis, es preciso que en todos se haga la luz, grandes y pequeños, ricos y pobres, hombres y mujeres  y niños; es preciso que una nueva enseñanza popular  venga a iluminar las almas acerca de su origen, de sus deberes  y de su destino.

Solo las soluciones formuladas por enseñanza  pueden servir de base  a una educación viril y tornar a la humanidad  verdaderamente fuerte y libre. Su importancia es capital, tanto para el individuo, como para la sociedad, cuyas instituciones  y relaciones regularizaran.

Las nuevas concepciones  del mundo y de la vida cuando penetran en el espíritu humano y se filtra poco a poco  en todos los ambientes, el orden social, las instituciones y las costumbres lo sienten de inmediato.

Una sociedad sin esperanza, sin fe en el porvenir es como un hombre perdido en el desierto. Lo bueno es combatir la ignorancia  y la superstición, es preciso reemplazarlas por creencia racionales.  Para caminar con paso firme en la vida, para preservarse de los desfallecimientos y de las caídas, se necesita una fuerte convicción, una fe que eleve  por encima del mundo material; se necesita ver la finalidad y tender directamente hacia ella. El arma más efectiva para esta lucha terrenal es tener una conciencia  recta e iluminada.

Con la creencia en la nada, y de que con la muerte todo termina, es lógico que el ser solo procure el bienestar en la vida presente, solo mire el interés personal e ignore  todo otro sentimiento. Si solo existe para el una existencia efímera,  este se aprovecha de la vida presente, se dedica a los placeres  y abandona los deberes y los sufrimientos… Esta es la postura materialista, y que está circulando en muchos hermanos a nuestro alrededor, produciendo estragos que se dejan sentir en una sociedad rica  y muy desarrollada  en el sentido del lujo y de los goces físicos.

Esto no debe desanimarnos, todo no está perdido. El alma humana tiene a veces sentimiento de su miseria, de la insuficiencia de la vida presente  y de la necesidad del más allá. Vagamente, confusamente, cree, aspira a la justicia. Y el culto del recuerdo de los seres amados que están en la tumba, denotan un instinto incierto  de la inmortalidad.

El hombre no es ateo, cree en la justicia inmanente, como cree en la libertad, ambas  existen en las leyes terrenas y divinas. Este sentimiento, el más grande, el más hermoso, que se puede encontrar en el fondo del alma,  ese sentimiento nos salvará. Bastará, para ello, que hagamos comprender a todos  que esa noción grabada  en nosotros es la ley misma del Universo, la que rige  a todos los seres y a todos los mundos, y que por ella, el bien a de triunfar finalmente al mal y la vida  ha de salir de la muerte.

El pueblo busca su realización al igual que aspira a la justicia, tanto en el terreno político como en el económico y en el principio de asociación. El poder popular  ha comenzado a extender  sobre el mundo una vasta red de asociaciones obreras, un agrupamiento socialista que abarca a todas las naciones, y que, bajo una única bandera, deja oír en todas partes las mismas llamadas, las mismas reivindicaciones. Es un espectáculo lleno de enseñanzas para el pensador, una obra plena  de consecuencias para el porvenir.

Inspirada por las teorías materialistas y ateas, el alma se convertiría en un instrumento de destrucción, pues sus acciones se resolverían a través de la violencia, en revoluciones dolorosas. Contenida en los límites de la prudencia  y de la moderación, puede hacer mucho  por la felicidad de la humanidad.

La hora que atravesamos es de crisis y de renovación, el mundo está en fermentación; la corrupción aumenta, las sombras se extienden, el peligro es grande; pero no olvidemos que tras las sombras entrevemos la luz; tras el peligro vemos la salvación.  Una sociedad no puede perecer. Es verdad que lleva en si elementos de descomposición, pero también lleva  gérmenes de transformación y de reedificación. La descomposición anuncia la muerte, pero procede también al renacimiento. Puede ser también preludio de otra vida.

Para elevarse  moralmente el hombre y detener esas dos corrientes de la superstición  y el escepticismo que conducen a la esterilidad, es necesario  que cree  en si  una concepción nueva del mundo y de la vida y apoyándose  en el estudio de la naturaleza y de la conciencia; en la observación de los hechos, en los principios de la razón, fije la finalidad de la existencia y regularice su marcha hacia delante.  Necesita una enseñanza  de la que se deduzca un móvil de perfeccionamiento, una sanción moral y una certidumbre para el porvenir.

Esta concepción y esta enseñanza ya existen ya se vulgarizan todos los días. En medio de disputas y divagaciones de las escuelas, una voz se ha dejado oír: la de los Muertos. Desde el otro lado de la tumba, se han revelado más vivos que nunca; con sus instrucciones, ha caído el velo que ocultaba la vida futura. La enseñanza que nos han dado  reconcilia todos los sistemas encontrados, y de las cenizas del pasado lacen brotar  una llama nueva. En  la filosofía de los Espíritus encontramos la doctrina oculta que abarca todas las edades. Esta doctrina las hace revivir; reúne los restos esparcidos y los adhiere unos a los otros con un poderoso cemento  para reconstituir  un monumento  capaz de amparar a todos los pueblos y a todas las civilizaciones.


Esta doctrina puede transformar a pueblos y sociedades, llevando la claridad a todas partes  donde existe la noche, haciendo que se funda  con su calor todo el hielo y egoísmo de las almas, revelando a todos los hombres  las leyes que  les unen  con los vínculos de una estrecha solidaridad.  Gracias a ella, aprenderemos  a obrar con una misma inteligencia y con un mismo corazón. Más conscientes de nuestra fuerza, avanzaremos con un paso más firme hacia nuestros destinos.


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                                   Espiritismo y Medicina 

 (Vías para el tratamiento de los trastornos mentales)

   Las mujeres en casi toda Inglaterra son agredidas o en ocasiones se encuentran en situaciones muy inhumanas, como es el caso de las mujeres embarazadas que pierden a sus bebés (aborto) ante la violencia practicada por sus cónyuges (muchos de ellos obsesionados) diagnosticados como postraumáticos. trastorno de estrés. Una de ellas, la británica Lindsey Roberts, asegura haber sufrido cinco abortos espontáneos tras ser agredida por su marido, el militar Andrew Roberts, obsesionado y lleno de paranoia bélica, así como trastornos de ansiedad contraídos en los campos de batalla (Irak, Afganistán ). 

   La obsesión es la trágica pandemia actual. La perturbación espiritual de los soldados de los campos de batalla no es un problema inglés, ya que en USA, Francia, Italia es común tener hombres (ex soldados)  obsesionados ,  con demencia y trastornos de ansiedad, contraídos en los campos de guerra, recordando aquí que tales países fomentan, conviven y mantienen la guerra en el planeta.

   El hecho es que la ciencia en estos países y en el mundo no aclara suficientemente las causas razonables de los trastornos espirituales, psicológicos y mentales de los excombatientes. El psiquiatra permanece preso dentro de los límites del cerebro, fuente que, como sabemos los espíritas, no es la raíz esencial de las patologías, ya sean espirituales y / o mentales, sino meramente la exteriorización del efecto de la enfermedad.

   La idea de la existencia de un “ser” extrafísico (Espíritu) puede dilucidar el origen de muchos enigmas patológicos de la psique. En todo momento en la historia de las civilizaciones, hubo psicópatas que sufrieron influencias nocivas de estos “seres” extra físicos (obsesores y enemigos de la guerra) y, en algunos casos, involucraron a personajes que se hicieron famosos por sus acciones.

   Nabucodonosor II, rey de los caldeos, padecía licantropía y pastaba en el jardín del palacio como un animal. Tiberio, rodeado de muchos espíritus agresivos, cometió muchos errores, con gran malignidad. Calígula y Genghis-Khan estuvieron presentes debido a sus aberraciones psicóticas. Domício Nerón, debido a los grandes desequilibrios psíquicos, entre tantos malentendidos, ordenó el asesinato de su madre y su esposa.

   Incluso en el campo de las artes, encontramos personas obsesionadas con “seres” extrafísicos. Dostoievski sufrió ataques "epilépticos". Nietzsche deambuló por los manicomios "alienados". Van Gogh se cortó las orejas en un momento de “locura” y se las envió como regalo a su inspiradora musa, para luego acabar con su vida de un tiro. Schumann, notable compositor, se arrojó al Rin, fue salvado por amigos e internado en un manicomio, donde terminó su carrera. Edgar Allan Poe sucumbió al alcohol y tuvo visiones del infierno.

   Por supuesto, existe un tratamiento para estos problemas. La terapia de las tragedias psicopatológicas (obsesivas o no) es esencialmente preventiva. El Espiritismo sugiere resignación ante las vicisitudes de la vida que podrían conducir al agravamiento o atenuación de la enfermedad. Para tener más éxito en el tratamiento del proceso obsesivo, el primer paso es hacer un buen diagnóstico del conjunto de síntomas.

   A pesar de todos los esfuerzos, en ocasiones es difícil realizar un diagnóstico diferencial específico, considerando que los signos y síntomas son idénticos, tanto en la propia locura, con daño cerebral, como en los procesos obsesivos, donde existe una gran alteración en la transmisión del pensamiento.

   Para el tratamiento de las obsesiones, es fundamental considerar la existencia del psicosoma, un contexto sutil que involucra al cuerpo físico. “Es a través de él que el Espíritu encarnado se encuentra en continua relación con el desencarnado. El periespíritu es el órgano sensible del Espíritu, a través del cual percibe las cosas espirituales que escapan a los sentidos corporales ”. 

   El éxito del tratamiento o incluso “la cura se lleva a cabo reemplazando una molécula [periespiritual] malsana por una molécula sana. Por tanto, el poder curativo estará directamente relacionado con la pureza de la sustancia inoculada; pero también depende de la energía, de la voluntad de que, cuanto mayor sea, más abundante emisión de fluido provocará y mayor fuerza de penetración dará al fluido ”. 

   Es urgente, una vez más, dejar bien claro que el tratamiento espiritual, que se ofrece en el Centro Espírita, no prescinde del tratamiento médico. El pronóstico, en general, puede ser bueno o malo, considerando todos los factores involucrados, especialmente el interés del obsesionado por las transformaciones íntimas profundas y la disposición de la familia para brindarle toda la asistencia posible en todos los aspectos.

   “La Doctrina Espírita, aliada a las Ciencias Médicas, podrá entenderse a sí misma no contradiciéndose, sino tomados de la mano, caminando juntos, buscando todos los recursos disponibles para aliviar el sufrimiento del paciente [obsesionado]” (4). De lo contrario, “la ciencia nadará en un océano de incertidumbre, siempre que crea que la locura depende exclusivamente del cerebro. La ciencia necesita distinguir las causas físicas de las causas morales, para poder aplicar medios correlativos a las enfermedades ”.
 
(Jorge Hessen ) 

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Conclusiones  que  se derivan   del conocimiento de la  reencarnación

    La primera conclusión es la  realidad de que somos algo más que un montón de materia orgánica; además de lo ahora vemos y tocamos, somos un Espíritu  que nos hace ser humanos, y  este Ser espiritual que somos, es inmortal, lo cual nos conduce a la reencarnación, dando aliento a muy diversas personalidades humanas a lo largo del tiempo.

    Como Espíritus que somos, somos inmortales, porque tras la muerte del cuerpo material que revestimos, el Ser continúa existiendo y regresando tantas veces le sea preciso  a  este plano físico para  reencarnar aquí o en otros mundos semejantes. 

     Concluyo también, que la vida prosigue y no cesa, dentro de un constante proceso evolutivo de transformación continua,  y  la parte  espiritual o psíquica del Ser humano, también prosigue con ella, en su camino evolutivo después del efímero paso que tenemos de la vida  por  este mundo. Es fácil comprender, que en el engranaje evolutivo general, la parte del ser humano que se transforma y perfecciona, no es la de su materia, sino la de su parte esencial, que es el Alma.

    También concluyo que de  la existencia del Espíritu, se deduce invariablemente  la existencia  real  y necesaria de un Principio, que es Origen y Causa  del mismo, como  de todo lo que existe, y este Principio, tan real como nosotros, es al que llamamos Dios, aunque el Ser humano lo intuya solamente pero no lo comprenda porque en nuestra limitada mente, somos incapaces de abarcar la idea de lo Absoluto. .

    Además, podemos comprender que, por esta Ley cósmica  de la Reencarnación, que se liga a la de Causa y Efecto, se aprecia    de forma clara y evidente que las causas de las desigualdades humanas, tienen su origen en nosotros mismos, por lo que todos y cada uno somos responsables de dichas desigualdades

      Por la Ley de la Reencarnación,  comprendemos como se engrana el mecanismo de la evolución progresiva del Ser mediante su propio  esfuerzo durante su paso a través de  las diversas existencias humanas en los mundos físicos. Esta evolución supone un  perfeccionamiento  progresivo del Ser,  y su resultado  es la consecución de la felicidad  según avanza en su caminar continuo hacia  la perfección y  acercándonos al   Creador o Fuente de Origen, como meta ideal  de inalcanzable perfección.

   Asimismo nos lleva  a comprender el mecanismo de actuación de la Ley  de Consecuencias  al considerar  que las misiones y deudas que cada uno traemos a este mundo, son el  lógico resultado de nuestras experiencias de vidas anteriores. Tengamos claro que nuestro presente es el resultado de nuestros actos en el pasado, así como que nuestro futuro dependerá de nuestros actos en el presente. Por tanto también se desprende de esto, que la felicidad a que todo el mundo aspiramos depende  solamente de nuestra capacidad de hacer el bien.

   El estudio de la reencarnación nos ilumina y amplía el concepto de la Justicia Divina, porque por la Ley  de Consecuencias  que la acompaña,  a cada cual se le da según sus obras. Podemos por lo tanto, llegar a comprender y a sentir que realmente existe una Justicia inmanente en toda la Creación, que es Absoluta y Perfecta, de modo que a cada uno se nos va a dar a cada paso aquello que necesitemos para evolucionar, que  a su vez será  lo que merezcamos según nuestros actos. 

    Por la reencarnación, podemos  llegar a entender  cómo actúa esta Justicia , comprendiendo  todos los sucesos que acontecen en la vida y sus por qué, pues con la Ley de Causa y Efecto  reajusta los actos del pasado que no se han borrado del alma y se hallan ocultos en el subconsciente.  Esto nos  lleva así a comprender el por qué el Ser humano tiene un sentido natural e inmanente  de la Justicia, lo cual a su vez, nos demuestra que la Justicia realmente existe. 

   Asimismo  es de subrayar que el estudio de la filosofía de  la Reencarnación también nos da una explicación racional sobre los sufrimientos y miserias de esta vida cuando los padecen personas que, aparentemente, no los merecen porque en esta existencia no han hecho nada para merecerlos.

   Como última conclusión. se puede deducir que por la  Ley de la Reencarnación y la ley  de Consecuencias que la regula, todo se paga y todo se equilibra antes o después, por lo que ningún acto bueno o malo queda sin sanción.

- Jose Luis Martín-

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