viernes, 17 de septiembre de 2021

¿Qué son los Ciclos de Reencarnación, ?

      INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Diferentes estados del Alma en la erraticidad

2.- Saludo mañanero

3.- ¿Somos espíritas o creyentes?

4.- Ciclos de Reencarnación, ¿Qué son ?

5.- Los espíritas, ¿Por qué no tenemos miedo a la muerte?






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DIFERENTES ESTADOS DEL ALMA EN LA ERRATICIDAD.

     " Hay muchas moradas en la Casa de mi Padre".

No se turbe vuestro corazón. - Creéis en Dios, creed también en mi. -
"En la casa de mi padre hay muchas moradas". Si así no fuera, yo os lo hubiera
dicho: Pues voy a aparejaros el lugar. - Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré
otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que en donde yo estoy estéis también
vosotros. (San Juan, cap. XIV).

     La casa del Padre es el universo; las diferentes moradas son los mundos que circulan en el espacio infinito y ofrecen a los espíritus encarnados estancias apropiadas a su adelantamiento. Independiente de la diversidad de mundos, estas palabras pueden también entenderse del estado feliz o desgraciado del espíritu en la erraticidad. Según esté más o menos purificado y desprendido de los lazos materiales, el centro en que se encuentra, el aspecto de las cosas, las sensaciones que experimenta, las percepciones que posee, varían hasta lo infinito; mientras que los unos no pueden alejarse de la esfera en que vivieron, los otros se elevan y recorren el espacio y los mundos; mientras que ciertos espíritus culpables van errantes en las tinieblas, los felices gozan de una claridad resplandeciente y del sublime espectáculo del infinito; en fin, mientras que el malo atormentado por los remordimientos, por los pesares, muchas veces solo, sin consuelo y separado de los objetos de su afecto, gime bajo el peso de los sufrimientos morales, el justo, reunido con los que ama, saborea las dulzuras de una indecible felicidad. También allí hay diferentes moradas, aun cuando no estén circunscritas ni localizadas.

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC

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             SALUDO MAÑANERO

Sábado, 18 de Septiembre  de 2021

Queridos amigos hola buenos días, todos sabemos que la mejor ofrenda que podemos ofrecer a aquellos que llaman a nuestra puerta y se cruzan en nuestro camino es el amor, el amor a través de una atención sincera, un gesto de cariño, un perdón sincero, una ayuda desinteresada,  una disculpa ante el agravio, el amor es una dadiva inagotable,  que  todos podemos aumentar día a día. La capacidad de amar es infinita, es por eso que Dios nuestro Padre, es a través del amor, que podremos entendernos un día con El.

Muchos esa dadiva, aun es muy pequeña e insignificante, por eso siente muy alejados, muy distante de Dios, enmarañados en sus  instintos inferiores, nada ven, nada sienten, son  almas que no saben oler el néctar de las flores, no saben comprender la debilidad de aquellos que aun están más lejos  que él, del  objetivo primordial del ser, que no es otro que adquirir la capacidad de amar a su prójimo como a sí mismo y a Dios sobre todas las cosas.

Es muy difícil a veces comulgar con hermanos que están fuera de sí, que dominados, por los vicios  y las pasiones inferiores, no te permiten acercarte para ayudarle, para esclarecerle, y así, que opten por un  camino mejor, en estos casos, lo mejor es no discutir con ellos, sino por el contrario no ofrecerles la ocasión para ello, y orar por ellos, porque la luz pronto se haga en su camino, y así pueda acceder  a una comprensión mejor de la vida y de las cosas, capacidad que lamentablemente están muy lejos de poseer.

Asomados a la ventana, muchas veces al mirar al exterior nos topamos con las cosas más extravagantes, que nos podemos imaginar, las dificultades que muchas veces no las hemos buscado, pero que acuden a nuestra vida, como un patrimonio, que se hace nuestro, pero que no lo es de la actualidad,  y no lo son porque nada hemos hecho para merecerlo. Se nos olvida que todo lo del presente es una consecuencia del pasado, y que las cosas no suceden porque si, es por eso que tenemos de la noche a la mañana, situaciones introvertidas en la vida, que es mejor meditar sobre ellas, para darle la mejor solución.

El rencor y el odio no son buenos consejeros, y además nos enferman, nos apartan del amor, nos inducen a las peores cosas, por eso desde un principio no tenemos que anidarlo en nuestro corazón, sino que por el contrario debemos enfatizar la potencia del amor, que nos ayudará a suavizar las cosas, a verlas desde otro punto de vista, y que si escuchamos la voz del amor, nos esclarecerá, hasta el punto de hacer desaparecer la fuerza del odio, que nos enferma y nos aparta de Dios.

La vida moral se impone como una obligación para todos aquellos a quienes preocupe algo su destino; de aquí la necesidad de una higiene del alma  que se aplique a todos nuestros actos, ahora que nuestras fuerzas espirituales se hallan en estado de equilibrio y armonía.

Si sometemos al cuerpo, envoltura mortal, instrumento perecedero, a las prescripciones  de la ley física que asegura su mantenimiento, es importante, mucho más, velar por el perfeccionamiento del alma, que es imperecedera y a la cual está unida nuestra suerte en el porvenir. El Espiritismo nos ha proporcionado los elementos para esta higiene del alma.

El conocimiento del objeto real de la existencia  tiene consecuencias incalculables para el mejoramiento y la elevación del hombre. Saber a donde va tiene por resultado el afirmar sus pasos, el imprimir a sus actos un impulso vigoroso hacia el ideal concebido.

Con la filosofía de los Espíritus, este punto de vista cambia y se ensancha  la perspectiva. Lo que debemos buscar  no es ya la felicidad terrena, la felicidad, en la Tierra, es cosa precaria, sino un mejoramiento continuo; y el medio  de  realizarlo es con la observación moral en todas sus formas.

Cuando el hombre  venga de donde venga,  entra en el Espiritismo, se abre ante el un amplio campo de investigaciones, que de momento, no se da cuenta de tamaña grandiosidad. A medida que va ampliando sus estudios  y sus experiencias, más ancha se  torna la  perspectiva de lo que antes le era desconocido, y en todo empieza a ver la grandeza de Dios.

Entonces ve   lo que el significa en la Creación, comprende que su vida es eterna y que no se encuentra aquí por acaso, comprende que jamás  será abandonado que está ligado  a una ley que abarca a todos los seres humanos  y que con ellos alcanzará por sus esfuerzos, más tarde o más temprano, su felicidad, su belleza y su sabiduría. Comprende que el tiempo que tarde, depende únicamente  de el, que un día será atraído por el amor universal, pasando a formar parte  de la gran familia de los espíritus felices, que gozan y trabajan en el plano del amor divino.

Sigamos trabajando, enfatizadamente en nuestro mejoramiento, que el Señor ilumine nuestro camino, y que nos de fuerzas para perseverar en el bien, que es la opción que más nos puede favorecer para conseguir ser mejores personas.

Os deseo un lindo fin de semana con mucho amor y cariño Merchita  

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¿ SOMOS ESPÍRITAS O CREYENTES ?

                                 


Primero tendríamos que especificar que entendemos por fe. Si por esta queremos referirnos al acatamiento de un sistema de creencia o a la aceptación sin análisis de tal o cual idea, entonces diríamos que no, el seguidor de la filosofía espírita NO es creyente… 

Pero, ¿no creen los espíritas en Dios? Sí, los espíritas son deístas, pero no porque crean en el Dios de esta o aquella religión, sino porque creen en la Fuerza superior que da origen y expresión a todo lo que llamamos vida, la Inteligencia universal, la causa primera de todas las cosas. 

Realizar una liturgia u obedecer un dogma, por sí mismos, ni liberan, ni despiertan el ser interno, haciendo que permanezcamos en una espiritualidad de superficie. En este sentido lo religioso es un sistema mundano que nada tiene que ver con la trascendencia, con el cambio de  conciencia de la persona en su camino de la apariencia hacia la luz. 

En ocasiones los mismos espíritas se definen como “creyentes”, lo que denota falta de precisión o carencia de estudio.

 El espírita no “cree en el Espiritismo” (como un católico cree en el catolicismo o un musulmán en el islamismo), sino que razona y siente el mensaje que el Espiritismo aporta, pero no como un artículo de fe más. 

El espiritismo no es un sistema de creencias más. 

Es una filosofía de vida trasformadora. 

No apuesta por la práctica de la liturgia religiosa, sino por la vivencia de la espiritualidad universal. 

El Dios de los espíritas está lejos de ser una deidad antropomorfa sentada en un trono en los cielos. Nuestro Dios es el Dios de todos (religiosos, ateos y/o agnósticos), más allá de toda abstracción humana. 

Ahora bien, dejando claro lo anterior, esto no quiere decir que el Espiritismo se oponga a la expresión religiosa (pese a la ambigüedad y/o desaciertos de instituciones o líderes religiosos), porque entiende a esta como vehículo temporal que sirve al individuo o el grupo humano en su proceso evolutivo. 

No podemos ser simplistas; también lo científico en su expresión humana ha cometido errores y abusos y no por ello debemos de rechazar la ciencia. 

Creemos en los Espíritus (obviamente), pero no como un dogma de fe, sino que los vemos como lo que son: una de las potencias vivas de la naturaleza y el cosmos, más allá de la limitación de nuestros sentidos. Todos, en esencia, somos espíritus, en el sentido de que somos una realidad extracorpórea.

Todos, en esencia, somos espíritus, en el sentido de que somos una realidad extracorpórea.

En términos de revelación y desde los tiempos de su codificador, Allan Kardec, el Espiritismo se basa en la fe razonada; la que nace del libre análisis, la observancia de la moral universal y la unión de razón y sentimiento. 

Por Juan Manuel Ruiz González

Art. tomado de Zona Espírita

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   Ciclos de Reencarnación. ¿Qué son ?

     También les podríamos llamar Ciclos de Evolución del Espíritu.  Se refieren a series de vidas sucesivas del Ser que se realizan mediante las reencarnaciones repetidas del mismo. Son  series  de reencarnaciones, en un número limitado, programadas cada una de ellas con el objetivo de conquistar y alcanzar  unas  metas de evolución  y progreso espiritual durante las mismas.

   Por ejemplo, si la meta a lograr fuese vencer el orgullo que nos impide evolucionar, tal vez el modo de lograrlo sería programando una serie de  existencias en donde alternativamente se experimente la pobreza y la riqueza, o bien experimentando otras circunstancias que  den ocasión de superar ese defecto y de conquistar la virtud que se le opone, como lo es la humildad.

Estos  ciclos evolutivos que nos otorga la ley del Amor  contienen cada uno de ellos, un número variable pero determinado  de vidas humanas, según las dificultades para alcanzar los objetivos programados por cada Espíritu, y cuando este número prefijado de existencias materiales se sobrepasa sin haber alcanzado los objetivos y las metas comprometidas para ese periodo planificado, el dolor  experimentado ante el fracaso  y la falta de superación de esas metas previstas, reconduce al Espíritu para  intentar nuevamente su conquista mediante algunas reencarnaciones más, pero esto a veces es, a fin de incentivar su propósito, en otras condiciones  más duras  o difíciles que le impulsen  a  querer sobreponerse del estancamiento y salir  con determinación de los estados de dolor que suponen las vidas difíciles y dolorosas, recuperando las oportunidades perdidas.

Una vez conquistados los objetivos fijados dentro de un mismo grupo de reencarnaciones o ciclo evolutivo, desde el plano espiritual se  programa otro  nuevo  ciclo de reencarnación  y se fijan  otras  nuevas metas.

Todas las existencias humanas que forman cada ciclo de reencarnación, suelen ser  programadas  bajo el mismo sexo en las vidas  previstas para  cada ciclo, con el fin de dejar bien grabadas en el Ser  las características de lo adquirido en ese ciclo, precisamente como  hombre o como mujer, para  después en otro  nuevo ciclo siguiente de reencarnaciones, cambiar de objetivos y con frecuencia, a veces, también  de sexo.

 El principal objetivo a que conducen los ciclos de reencarnación  con las diversas existencias humanas, es el de perfeccionarnos ordenadamente,  aprendiendo a amar a Dios en todos los seres de la Naturaleza, mientras que  apartamos y vencemos los defectos espirituales que nos lo impiden.

- Jose Luis Martín-

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LOS ESPÍRITAS, ¿POR QUÉ NO                       TENEMOS MIEDO A LA MUERTE?

                                                         


   La Doctrina Espírita varía totalmente el modo de  mirar el porvenir. La vida futura ya no nos es una hipótesis, sino una realidad.  El estado de los Espíritus después de la muerte física, no es un sistema, y sí un resultado de la observación. El velo se ha descorrido, el mundo espiritual se nos presenta en toda su realidad práctica; no son los hombres quienes lo han descubierto por un esfuerzo de observación de una concepción ingeniosa,  sino de los habitantes de ese mundo que vienen a descubrirnos su situación.

Los vemos allí en todos los grados de la escala espiritual, en todas las fases de la dicha y también del sufrimiento, viviendo todas las peripecias de la Vida más allá de la sepultura.  Esta es para los espiritistas la causa de la serenidad con que encaran la muerte y de la calma de los últimos instantes sobre la Tierra. Lo que  sostiene a los espiritistas no es la esperanza, sino la certeza. Saben que la vida futura es la continuación de la vida presente pero en mejores condiciones, y la esperan con la misma confianza que esperan la salida del sol después de una noche testigos, y de la concordancia de estos hechos con la lógica, la justicia, la bondad de Dios, y las aspiraciones íntimas del hombre. El Espíritu ya no es una abstracción, pues tienen un cuerpo fluídico que hacen de él un ser definido que el pensamiento abarca y concibe; esto nos ayuda a fijarnos la idea de su individualidad, de sus aptitudes y percepciones, el recuerdo de aquellos seres queridos descansa sobre algo real y positivo. No los representamos como sombras fugitivas que nada recuerdan, sino con una forma concreta, como seres vivos. En lugar de estar perdidos en las profundidades del espacio, están a nuestro alrededor, pues el Mundo Corporal y el Espiritual están en perfectas relaciones y se asisten mutuamente.

- Alborada Espírita Cristiana-

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