INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El tesoro máximo
2.- La Vida y la muerte
3.- Reencarnación, Ley biológica natural.
4.- Las pre-existencias justifican los genios precoces
5.- ¿Algunos Espíritus temen su próxima reencarnación?
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68 – ¿Cuál es la causa de la muerte de los seres orgánicos?
– El agotamiento de los órganos.
– ¿Podría compararse la muerte a la cesación del movimiento
de determinada máquina desorganizada?
– Sí; si la máquina está mal montada, la actividad cesa; y si está malo el cuerpo, la vida se extingue.
otros órganos, produce la muerte?
– El corazón es una máquina de vida; pero el corazón no es el único órgano en el que una lesión causa la muerte, pues no es más que una de las partes esenciales.
70 – ¿En qué se transforman la materia y el principio vital de los seres orgánicos, cuando estos mueren?
– La materia inerte se descompone y toma nueva forma; el principio vital vuelve a la masa.
Muerto el ser orgánico, los elementos que lo componen sufren nuevas
combinaciones que forman nuevos seres, los cuales toman de la fuente universal
el principio de la vida y de la actividad, lo absorben y asimilan para devolverlo a
la misma fuente, cuando dejen de existir.
Los órganos están impregnados, por decirlo así, del fluido vital. Ese fluido da a todas las partes del organismo una actividad que las pone en comunicación entre sí, en los casos de ciertas lesiones restablece las funciones momentáneamente perturbadas. Pero cuando son destruidos los elementos esenciales al funcionamiento de los órganos, o están alterados profundamente, el fluido vital es impotente para la transmisión del movimiento de la vida y el ser muere.
Los órganos reaccionan más o menos necesariamente los unos sobre los otros y de la armonía de su conjunto resulta su acción recíproca. Cuando una causa cualquiera destruye esa armonía, sus funciones cesan, como el movimiento de un mecanismo cuyas piezas esenciales están descompuestas. Tal sucede a un reloj que se gasta con el tiempo, o se descompone por accidente, en el cual la fuerza motriz queda impotente para ponerlo en movimiento.
Tenemos una imagen más exacta de la vida y de la muerte en un aparato eléctrico. Ese aparato recoge electricidad, en estado latente como todos los cuerpos de la Naturaleza. Los fenómenos eléctricos sólo se manifiestan cuando el fluido es puesto en movimiento por una causa especial. En ese caso, se podría decir que el aparato está vivo. Cesando la causa de la actividad, el fenómeno cesa; el aparato vuelve al estado de inercia. Los cuerpos orgánicos serían así como una especie de pilas o aparatos eléctricos en los cuales la actividad del fluido determina el fenómeno de la vida; la cesación de esa actividad produce la muerte.
La cantidad de fluido vital no es un factor absoluto para todos los seres orgánicos; varía según las especies y no es un factor constante, bien sea en el mismo individuo, o en individuos de la misma especie. Los hay que están saturados de él, mientras que otros disponen apenas de una cantidad suficiente, y de aquí que la vida sea en algunos más activa, más vibrante y en cierto modo superabundante.
La cantidad de fluido vital se agota y puede llegar a ser insuficiente para el mantenimiento de la vida, sino se renueva por la absorción y asimilación de las substancias que lo contienen.
El fluido vital se transmite de un individuo a otro y el que tiene más puede dar al que tiene menos y en ciertos casos restablecer la vida a punto de apagarse.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.
REENCARNACIÓN, LEY BIOLÓGICA NATURAL
El principio de la reencarnación es una consecuencia natural de la ley del progreso, porque, con los retornos sucesivos al plano físico, el Espíritu consigue alcanzar la perfección.
Desde su paso por los seres unicelulares, hasta el momento en que dio sus primeros pasos humanos en el Planeta, el principio espiritual recorrió un largo camino, construyendo sus propios envoltorios, los sutiles y los más densos; pero todavía tiene mucho que caminar, hasta llegar al estado conocido en el mundo cristiano como angelitud.
Aunque haya adquirido facultades intelectuales muy desarrolladas, sus conquistas en el campo del sentimiento son todavía muy insatisfactorias, situándolo más cerca de su naturaleza animal, como el predominio del egoísmo, en sus actitudes.
Sólo la conquista del Amor Universal, condensando la caridad en su concepto más amplio, podrá liberar al ser humano de las cadenas de la carne y hacerlo feliz.
En el siglo XX, tuvimos importantes investigadores de la reencarnación. Recordemos los nombres de algunos de esos pioneros.
Hamendras Nath Banerjee, profesor de la Universidad de Rajastan, en la India, investigó cerca de 1.000 casos de reencarnación, tanto en su país, como en los EUA, contribuyendo con sus trabajos pioneros para que ella fuese insertada en el campo de la investigación científica.
El ingeniero Hernani Gimarães Andrade, en Brasil, investigó 75 casos de reencarnación, publicando ocho de ellos en el libro Reencarnación en Brasil y uno en Renació por Amor.
Ian Stevenson, profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia, EUA, tiene cerca de 2.600 casos investigados, en varios países. Después de publicar Veinte Casos Sugestivos de Reencarnación y Cases of Reincarnation Type en cuatro volúmenes, en que coleccionó expresivos casos en diferentes países, lanzó, en 1997, dos sustanciosos volúmenes, cerca de 2.300 páginas,
Reincarnation and Biology, abordando, especialmente, Marcas de Nacimiento y Defectos Congénitos, los cuales influirán muchísimo, en un futuro próximo, en los nuevos rumbos a seguir por la Ciencia Médica.
Esa importante obra merece un profundo estudio de todos los que se interesan por saber cual es el verdadero significado de la vida en la Tierra. Lamentamos no poder comentarla aquí, pero queda el registro para todos los que desean profundizar en el asunto.
Todos esos trabajos están para merecer un examen apurado por parte de los que hacen Ciencia, para que esta no se restrinja a los estrangulados compartimientos de la información banal, incapaz de alzar vuelos más altos.
Con los Espíritus Instructores, en el siglo XX, obtuvimos informaciones detalladas y únicas en todo el mundo, con relación al proceso reencarnatorio.
Ofrecemos aquí, muy resumidamente, algunos datos sobre este importante proceso: un lazo del periespíritu liga al reencarnante al óvulo y, a partir de la fecundación, él recomienza la nueva existencia; del zigoto al feto, el ser parte de una única célula, hacia la extraordinaria complejidad multicelular del recién nacido, pasando, en las primeras semanas, del desarrollo embrionario, por todas las etapas principales que atravesó, a lo largo de la filigénesis, repitiéndolas: ser unicelular, pez, anfibio, reptil, ave, y, finalmente, mamífero superior.
Ese fenómeno de recapitulación, para la cual los científicos no tienen explicación satisfactoria, puede comprenderse si se admite que algo vinculado al ser vivo conservó la memoria de toda su historia pasada y la repite, de forma resumida, durante la ontogénesis.
Ese algo, es el Modelo Organizador Biológico (MOB), una de las funciones del periespíritu. Este, para retornar a la Tierra, necesita dejar la “materia” del mundo espiritual, tornándose más maleable, adquiriendo mayor plasticidad.
Para la reencarnación, dicen los Instructores, basta el magnetismo de los padres asociado al fuerte deseo del Espíritu reencarnante; éste, una vez ligado al óvulo, por lazos periespirituales, inicia, en la concepción, el moldeo del nuevo cuerpo, promoviendo, automáticamente, a través del MOB, la recapitulación de las varias fases por las cuales pasó en la filigénesis, adaptándose, paulatinamente, a la materia física.
- Marlene Nobre-
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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LAS PRE-EXISTENCIAS
JUSTIFICAN LOS GENIOS
PRECOCES
En la máxima "nacer, morir, renacer y progresar, sin cesar, tal es la ley", encontramos el pensamiento universal más razonable sobre el proceso de la evolución humana. ¡Es verdad! Allan Kardec confirmó esta tesis en “El libro de los espíritus”, declarando que solo con la Reencarnación comprendemos mejor la Justicia de Dios y la Evolución de la humanidad.
Según datos obtenidos por la Doctora Elen Wambach, célebre investigadora de la reencarnación mediante regresiones hipnóticas al pasado de muchos sujetos objeto de estudio, concluyó que del 81% de ellos, a los que sometió a regresión a vidas anteriores bajo el estado de sofronización, el 90% de ellos afirmaron tener un claro recuerdo de los periodos entre vidas en el mundo espiritual, así como que no les asustaba en absoluto la muerte física, pero en cambio sí que les asustaba realmente el hecho de tener que volver a regresar a este mundo.
De este dato estadístico de carácter anecdótico, se deduce que es más doloroso para el Ser espiritual el proceso de la reencarnación que el de la muerte, porque con la muerte del cuerpo material, el Ser se desliga y se libera del plano físico, regresando a su medio natural y normal que es el mundo espiritual, pero sin embargo cuando regresa de nuevo como Ser humano pierde parte de las facultades naturales que tenía como Espíritu, así como su libertad.
El principal temor que se puede sentir es precisamente ante el posible fracaso de no conseguir lograr los objetivos espirituales planificados y fijados para esa existencia, con lo que puede suponer una complicación de su momento evolutivo o empeorar su estancia en los planos espirituales teniendo que afrontar por ese motivo otras vidas más difíciles y duras.
Los espíritus encarnados,
generalmente tienen temor a la muerte
porque se teme lo desconocido, pero los espíritus desencarnados suelen temer a
la vida en este plano físico, antes de entrar en el proceso de turbación
reencarnatoria, porque precisamente saben lo que tienen por delante en cuanto a
tener que soportar dificultades y ante el peligro de los posibles fracasos en
las pruebas con la materia.
- Jose Luis Martín-
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