miércoles, 15 de septiembre de 2021

Afloramiento de la Mediumnidad

     INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Afloramiento de la Mediumnidad

2.- El Guía Espiritual

3.-¿ Reencarnamos siempre con el mismo sexo?

4.-La crisis de la muerte- Cuarto Caso




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AFLORAMIENTO DE LA MEDIÚMNIDAD

El ejercicio saludable de la mediúmnidad exige un conjunto de factores que, en el Centro Espírita, se encuentran a disposición de los interesados, cuando el programa allí desarrollado esté basado con rigor en los postulados registrados en la Codificación Espírita.

La mediúmnidad es una facultad portadora de intrincados, sutiles y complejos mecanismos, que tiene mucho que ver con el pasado del medium, así como se relaciona con sus posibilidades de servicio y de integración en el programa de iluminación de la propia y de otras conciencias.

La puerta estrecha, invariablemente es instrumento de auto-encuentro y de crecimiento moral-espiritual, un puente por donde transitan los Espíritus que permanecen vinculados a aquellos que prosiguen reencarnados en los paisajes terrenales.

Siendo el Centro Espírita la escuela educativa y la oficina de trabajo donde el amor y el conocimiento orientan las vidas en rumbo de la autoconciencia, ahí deben estar las posibilidades para que se adquiera calidad en la práctica mediúmnica.

El médium es, esencialmente, un Espíritu en prueba, rescatando equívocos y deudas que le quedaron en la retaguardia moral. La presencia de la facultad no les concede cualquier tipo de privilegio o destaque en la comunidad, no debiendo serle motivo de orgullo o de ostentación, sino que le será un especial instrumento para ayudar en la reparación de deudas y adquirir el equilibrio espiritual.

Incluso cuando el fenómeno se le presenta ostensivo, ello no significa que esté destinado  para ser misionero de un momento a otro.

El mediumnato es adquirido mediante sacrificio personal y mucha renuncia, trabajo incesante y humildad en el desempeño de las tareas que le dan respeto.

La práctica mediúmnica, en consecuencia, debe ser realizada con seriedad, elevación y constancia, siguiéndose, al pie de la letra las directrices establecidas en El Libro de los Médiums, de Allan Kardec y la contribución complementaria que viene siendo presentada, después de la Codificación, por estudiosos encarnados y por los Espíritus encargados de mantener la Obra conforme se encuentra consolidada en la Doctrina Espírita.

En el complejo mecanismo de la conciencia humana, la paranormalidad aparece, alargando horizontes de la percepción sobre las realidades profundas del ser y de la vida.

La mediúmnidad, que rige latente en el organismo humano, se perfecciona con la contribución de la conciencia de responsabilidad y mediante la atención que el ejercicio de su función bien dirigida le conceda.

Espontánea, surge en cualquier edad, posición social, denominación religiosa o escepticismo en el cual se encuentre el individuo.

Normalmente llama la atención por los fenómenos insólitos de que se hace portadora, produciendo efectos físicos e intelectuales, así como manifestaciones en el área visual, auditiva, presentándose con una variada gama conforme las diversas expresiones intelectuales, materiales y subjetivas que se exteriorizan en el día a día de todos los seres humanos.

La forma en que se presenta en el ser humano es, explotando con relativa violencia en determinados individuos, gracias a cuya manifestación surgen perturbaciones de variado orden, en otros aparece sutilmente, favoreciendo la penetración en más amplias franjas vibratorias, aquellas de donde se procede antes de su cuerpo y para cuyo círculo se retorna después del desgaste carnal.

Al principio, surge como sensaciones extrañas de presencias psíquicas o físicas algo perturbadoras, generando miedo o ansiedad, inquietud o incertidumbre.

En algunos momentos, se turba la lucidez, para, en otros, abrirse brechas luminosas en la mente, percibiéndose otro tipo más sutil de realidad.

El médium ante ese brote de registros de la presencia de otros seres debe silenciar la inquietud y analizarse por medio de la meditación.  Auscultando la conciencia. Procura desdoblar la percepción psíquica sin ningún recelo y oirá palabras confortadoras, y verá personas queridas que se le acercan.

A veces, cuando aparece la mediúmnidad, surgen varios disturbios, sea en el área orgánica, a través de desequilibrios y dolencias, o mediante inquietudes emocionales y psiquiátricas, por debilidad de su constitución fisiopsicológica.

No es la mediúmnidad la que genera el disturbio en el organismo, sino la acción fluídica de los Espíritus que favorece la sintonía o no, de acuerdo con la calidad de que esta se reviste.

Por otro lado, cuando la acción espiritual es saludable, un aura de paz y de bienestar envuelve al medium, auxiliándolo en la preservación de las fuerzas que lo nutren y sustentan durante la existencia física.

La mediúmnidad, en sí misma, no es buena ni mala, antes, se presenta en carácter de neutralidad, dándole la oportunidad al hombre de utilizarla conforme desee; de ese uso derivarán los resultados que acompañarán al medium hasta el momento final de su etapa evolutiva en el cuerpo.

 El periodo inicial de la educación mediúmnica siempre se da bajo acciones tormentosas. El médium es un Espíritu endeudado, en si mismo, con vasta copia de compromisos a rescatar, cuando se desdobla, trayendo matrices que facultan el acoplamiento de mentes perniciosas del Más Allá, que lo impelen al trabajo de auto-perfección, sobre el ejercicio de la caridad, de la paciencia y del amor para con los mismos. Aparte de eso, considerando sus débitos, se vincula a los cobradores que no quieren perder de vista, sitiándole la casa mental, afligiéndolo con el recurso de un campo precioso y vasto, como es la percepción mediúmnica, intentado impedirle el crecimiento espiritual, mediante el cual lograría liberarse del infeliz yugo. Crean  estratagemas, situaciones difíciles, predisponen mal a aquel que las sufren, rodeándolo de impresiones, porque viven en diferente franja vibratoria, peculiar, diversa a los que no poseen disposiciones medianímicos.

La fase inicial del ejercicio y desdoblamiento de la mediúmnidad es un bendito calvario. Por otro lado, este es el medio de ampliar y desarrollar el entrenamiento del sensitivo, que aprende a discernir el tono psíquico de los que lo acompañan, en espíritu, tomando conocimiento de las “leyes de los fluidos” y armándose de resistencia para combatir las “malas inclinaciones” que son los imanes que atraen a los que se encuentran en estado de Erraticidad inferior.

Extraído por Merchita del libro “Calidad de la practica Mediúmnica”  de               Manuel Philomeno de Miranda

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      EL GUÍA ESPIRITUAL

                                                         


«Guía espiritual» es un término que se usa ampliamente hoy en día. Solo tiene que escribir estas dos palabras en un motor de búsqueda para darse cuenta de que existen una multitud de sitios web que se ocupan de este tema. Hay definiciones que a veces son completamente opuestas entre sí, a menudo con una connotación religiosa y mística. 

   Ángeles guardianes, arcángeles, buenos genios, estrella de la suerte, guía espiritual o espíritu protector, tantos términos específicos de cada religión, de cada movimiento espiritualista, por nombrar una fuerza espiritual amorosa y protectora.

  En su libro El Libro de los Espíritus, Allan Kardec dedica un capítulo entero a los espíritus protectores. Se hicieron numerosas preguntas sobre el tema a los espíritus en una sesión espiritualista y se obtuvieron muchas respuestas, lo que permitió tener una definición precisa y una comprensión del importante papel de estos guías espirituales. 

Nunca solos, por lo que todos somos guiados y acompañados por un guía espiritual. ¿Quiénes son estos guías espirituales? ¿Cuál es su papel? ¿De qué manera pueden lograr esta protección? Preguntas que los espíritus responden directamente a través de la filosofía espiritista y que compartimos con usted. Según las enseñanzas de los espíritus, los guías espirituales no son seres separados en la creación. Al igual que nosotros, experimentaron la vida material, en la carne, y se volvieron incorpóreos. Al unirse a su más allá, pasaron de un estado material a un estado espiritual que no modifica su personalidad o sus sentimientos. Por lo tanto, son simplemente los espíritus fallecidos quienes han elegido en su otra vida, acompañar a una persona encarnada durante su vida porque tienen la posibilidad de hacerlo. Así que todos tenemos un guía y este espíritu protector eligió protegernos porque él nos conocía, ya sea de esta vida o de otra. Puede ser un padre, una madre, un amor, un hijo, un amigo. No importa qué tipo de relación tengamos con él, una cosa es segura, es el amor lo que lo impulsa a guiarnos. Como un padre con su hijo, como un amigo con su compañero, el espíritu protector nos sigue en todo momento porque todo continúa después de la muerte. Las relaciones duran y perduran más allá de la materialidad para tomar una forma diferente pero existente y real. 

Su papel es simple y complejo. Debido a que está en el más allá, sabe lo que elegimos antes de nuestra encarnación en la Tierra, conoce nuestras fortalezas y debilidades, conoce nuestras vidas anteriores, ve lo que nadie más puede ver y nos conoce a nosotros mejor que nadie en la Tierra. Con este conocimiento, trata de guiarnos para que podamos lograr nuestros objetivos. Él es el amigo en la sombra que escucha y comprende nuestros pensamientos más íntimos. Y a pesar de las dificultades inherentes a la vida en la Tierra, con esperanza, determinación y sentimiento, hace todo lo que está en su poder para brindarnos la fuerza que a menudo necesitamos para enfrentar estas dificultades. El guía espiritual consuela y aconseja a su protegido. Lo acompaña sutilmente para que mantenga el rumbo durante su encarnación y progrese ante la adversidad. 

Aprender a amar y a desarrollar nuestro intelecto son dos áreas de mejora para las cuales vivimos en la Tierra. Estos son, por tanto, nuestros objetivos absolutos y el guía espiritual está presente para ayudarnos a lograr parte de este progreso lento y difícil pero seguro. Para hacer esto, el guía nos inspira telepáticamente. Infunde sus pensamientos, sus consejos, su fuerza y su amor sin nuestro conocimiento, de una manera muy sutil. 

También podemos encontrarlo durante nuestras salidas del cuerpo nocturnas, ya que cada noche, nuestro espíritu redescubre el más allá durante unas horas. Este es el momento en que podemos beneficiarnos de los intercambios y consejos de nuestro guía. Cuando nos despertamos, no tenemos memoria consciente de ello. Pero estos intercambios aún permanecen enterrados en nuestro inconsciente, en nuestra mente, y a menudo reaparecen como una idea repentina. Pensar firmemente en su guía, incluso si no conoce su identidad, favorece estos encuentros nocturnos y, a menudo, le permite encontrar una solución a un problema que es difícil de resolver. Pero pensar en él regularmente e incluirlo en su vida, hablar con él, aumenta este vínculo telepático existente. Cuanto más pensamos en él, más le permitimos que nos alcance creando una verdadera conexión espiritual y amorosa. Es entonces cuando es posible sentir calma, comodidad y fuerza cuando lo pedimos. 

La relación con el guía es una verdadera relación de espíritu a espíritu y, como cualquier relación, se construye y se mantiene pensando el uno en el otro regularmente. Es esta interactividad y reciprocidad la que embellece la relación y la hace más fuerte. El guía también tiene la posibilidad de manifestarse más directamente a través de sesiones espiritistas utilizando un médium. Pero sepa que incluso sin esta manifestación directa, puede mantener el vínculo con su guía de una manera muy simple, pensando en él, pidiéndole su consejo con la certeza de que lo escucha y lo apoya, y usted se sentirá más feliz. 

El guía pasa por la vida con nosotros y cuando llega la muerte, al final del túnel, a la luz, se aproxima para recibirnos. Es el primer Espíritu que descubrimos cuando llegamos a la otra vida. Viene con los brazos extendidos para darnos la bienvenida, después de un largo viaje agotador y la vista de su rostro desencadena el recuerdo de una vida compartida. Este es reconocido al instante. Ahora es el momento de hacer un balance de una vida que acaba de terminar.

 El guía ahí vuelve a estar presente, muy atento para ayudarnos a evaluar lo que se ha logrado y lo que queda por lograr. 

Lejos de los ángeles y arcángeles creados puros que encontramos en las religiones, lejos de los seres de luz, lejos de los genios, el guía espiritual es un ser humano en el más allá con el que podemos compartir una relación real en la conciencia de su presencia. Los cinco sentidos del cuerpo están ausentes de esta relación, la comunicación es diferente, pero es la esencia misma de lo que hace que una relación esté realmente presente. 

Ser consciente del amor que el guía espiritual tiene por nosotros significa nunca más estar solo en este viaje que es la vida. Y lo que podría ser más reconfortante, en un mundo donde el sufrimiento y la injusticia son la suerte diaria de muchas personas en la Tierra, y saber que eres apoyado, comprendido, amado y acompañado por un guía amigo frente a la adversidad. 

Por Sarah Ounifi

(Adaptación por Jose Luis Martín)
 Tomado de Zona Espirita

                                                

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¿ Reencarnamos siempre  con  el mismo sexo?                             


   Si consideramos que el motivo básico de la Reencarnación es el aprendizaje espiritual mediante la adquisición de experiencias vividas en los planos físicos, es lógico pensar que este aprendizaje necesite hacerlo el Ser desde las mas variadas posiciones y situaciones humanas que puede encontrar  como hombre y como mujer; todas ellas son necesarias porque desde cada vida con uno u otro sexo, encuentra el Ser experiencias diferentes  que le ayudan en el objetivo de su evolución espiritual.

    Las reencarnaciones de cada Espíritu se agrupan en Ciclos de un número determinado de reencarnaciones, con unos objetivos a alcanzar, comunes y concretos, y en estas series de existencias que forman cada ciclo, el Ser humano además de conservar en muchos casos  un cierto parecido en rasgos físicos con el que tuvo en su anterior existencia, también lo hace en todas ellas generalmente bajo el mismo sexo, pero  en otro nuevo ciclo reencarnatorio siguiente puede  experimentar las vidas humanas que comprende, con el sexo contrario al que tuvo anteriormente. 

    El motivo de cambiar de sexo de unas vidas a otras, es debido a que el Ser debe conquistar una evolución completa y equilibrada, con los atributos y capacidades  propios de ambos sexos, del mismo modo que debe pasar por toda clase de experiencias sociales y humanas que le aporten los valores que necesita conquistar e incorporar para  su crecimiento como Espíritu.

   El  Ser  espiritual en sí mismo es asexuado porque es Esencia divina, energía pura,  pero sin embargo en su perispíritu no lo es. Como ya sabemos este solo es un cuerpo o campo de energía que contiene al Espíritu; viene a ser como un molde semejante al cuerpo material y presenta en sí mismo la característica sexual de la última existencia terrestre, de la que ha asumido al cabo de una serie de vidas condicionadas bajo la misma polaridad sexual, todos los atributos y caracteres psíquicos  propios del mismo sexo.

     En su andadura evolutiva, el Ser porta en Sí mismo aunque de modo latente, todas las cualidades espirituales que solo podrá desarrollar siendo un  ser humano durante muchas vidas, pasando así por muy diversas situaciones sociales y humanas, entre las que se encuentran las que puede lograr mediante una educación y un psiquismo, tanto masculino como femenino, en muy diversas clases de ambientes  sociales y experimentando variadas vicisitudes humanas, unas veces como hombre y otras como mujer..

   Aceptando la bipolaridad sexual del Espíritu humano, se puede comprender  mejor el por que el Ser humano conforme ha ido evolucionando, ha tendido naturalmente a igualarse socialmente  en cuanto a derechos  entre ambos  sexos.  Así se comprende   lo injusta que es la desigualdad de los Espíritus encarnados por cuestión de identidad sexual, o por inferioridad social causada por razón de costumbres atávicas, religiosas, etc,  tal como aún se ve en la actualidad en muchos casos,  en nuestras sociedades humanas,  a  las mujeres con respecto a los  hombres.

   Hay que entender que todos los Espíritus, o sea, todos los seres humanos, somos  iguales; solo diferenciados por el nivel evolutivo alcanzado por cada uno, pero no pertenecer a uno u otro género, porque  tras la muerte  del ser humano, este pierde toda la materia, incluido el sexo; lo único que permanece en su Periespíritu es la apariencia  de la personalidad  sexual que dejó atrás, junto con las características y  tendencias psíquicas que le  proporcionó su anterior condición masculina o femenina, pero fundamentalmente lo que tenemos que entender y asumir, es que todos, absolutamente todos, hombres y mujeres, somos Espíritus inmortales, absolutamente iguales en atribuciones; sin superioridades ni inferioridades, salvo las que nos otorga nuestra condición moral; todos- hombres y mujeres- somos  hijos de un mismo Padre: Dios, al cual nos vamos aproximando por el proceso evolutivo en el que todos,  estamos inmersos por igual.

   Los seres humanos hemos mantenido durante demasiado tiempo una desigualdad entre ambos sexos, así, la injusticia de la desigualdad  humana por razón del sexo, procede  entre otras muchas barbaridades, de la desigualdad social por otras excusas en general, pero en origen, solo fruto de la mayor fuerza bruta en general, del varón  con respecto a la mujer.  Una  desigualdad que como Seres espirituales iguales que somos, es además de falsa e injusta, también transitoria, pues todos hemos sido y seremos, en cada vida  humana que vivamos,  indistintamente hombres y mujeres, habiendo partido todos del mismo origen y  teniendo todos la misma meta común a alcanzar a través de la evolución pasando por tantas y tantas reencarnaciones como cada uno necesite, y como tales Seres espirituales que somos en proceso evolutivo,  necesitamos experimentar la vida desde ambos sexos para continuar  evolucionando  juntos a través de nuestras   diferentes  existencias  humanas.

- Jose Luis Martín-

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  LA CRISIS DE LA MUERTE

- CUARTO CASO-

Comenzaré por un hecho sacado de la obra de Mrs. Jessie Platts: The Witness. Se trata de una recopilación de comunicaciones mediúmnicas muy interesantes, obtenidas gracias a la mediumnidad de la propia Mrs. J. Platts, viuda del Tev. Charles Platts, que tuvo la desgracia de perder a sus dos hijos en la Gran Guerra. Las comunicaciones publicadas provienen del hijo más joven: Tiny, chico de dieciocho años apenas, muerto cuando combatía en el frente francés, en Abril de 1917 y que se comunicó psicograficamente, gracias a la mediumnidad improvisada de su madre, al año siguiente, cuando la guerra continuaba más terrible que nunca. Aportó pruebas directas e indirectas de su identidad personal. Las directas consistían en esto: anunciaba a su madre la entrada en el mundo espiritual de otros Espíritus de militares muertos en combate en aquel momento; a los pocos días llegaban, efectivamente, noticias oficiales de la muerte de esos mismos combatientes. Él informó a su madre de que servía de simple instrumento transmisor de las informaciones que le confiaba un Espíritu misionero, el cual, cuando vivo, fue un eclesiástico de nombre Padre Hilario. Mrs. Platts que ignoraba la existencia de ese personaje, llegó a verificarlo documentalmente.

Dicho esto, con la finalidad de poner de manifiesto el valor de estos mensajes en cuestión, paso a referir el pasaje que comprende la llegada del hijo de la Sra. Platts al plano espiritual. He aquí lo que ella escribió:

Los seres que viven en el medio terrestre tienen mucho que aprender acerca del estado que les espera después de la muerte; quiero decir del instante en que el Espíritu se despega del organismo corporal. Me ha sido permitido hablarte de eso brevemente en este mensaje. Comienzo por decir que no habrá dos Espíritus desencarnados que tengan que pasar por la misma experiencia al respecto. Sin embargo estas variadas experiencias representan una circunstancia común: la de que los Espíritus creen, en un principio, estar todavía entre los vivos y, los que atravesaron una agonía de sufrimientos, quedan profundamente sorprendidos de encontrarse curados de repente. Tal es la alegría experimentada que puede ser esta la impresión más fuerte que sucede a la crisis de la muerte. Cuando morí, o, más exactamente, cuando mi cuerpo murió, me sentí más vivo que nunca y esperaba recibir orden para un nuevo paso al frente. (Al ser herido por el proyectil que me mató, estábamos separados de nuestro regimiento e intentábamos con grandes precauciones ponernos de nuevo en contacto con él.)

Algunas veces los Espíritus desencarnados, al encontrarse solos en un medio desconocido experimentan gran pavor; pero, eso solo se da con los que en vida fueron profundamente egoístas y nunca dirigieron sus pensamientos hacia Dios. Aún y todo, llegado el momento, esos Espíritus son ayudados y animados por sus Espíritus-guías, pero les es necesario, primeramente, adquirir una espiritualidad suficiente para encontrarse en condiciones de percibir a los Espíritus-guías.

Casi todos los desencarnados pasan por un período de sueño reparador, que puede durar semanas o meses; esto depende de las circunstancias en que murieron. En mi caso fui muerto de manera fulminante, no sufrí, no pasé por enfermedades agotadoras; a pesar de eso, sin embargo, estuve sumergido en el sueño durante cerca de una semana, debido a que al haber sido una muerte súbita, mi cuerpo fluídico fue bruscamente arrancado del “cuerpo somático” produciéndome un contragolpe sensible en el primero.

Cuando, entre los Espíritus recién llegados, hay los que se encuentran ligados por vivos afectos a otros espíritus desencarnados algún tiempo antes, estos últimos le salen al encuentro antes de que pasen por la fase de sueño reparador. No se puede imaginar ventura mejor que la de esos encuentros en el mundo espiritual, después de largas separaciones que parecían definitivas. Aunque saben que tendrán que separarse todavía por cierto tiempo, no lo lamentan ante la evidencia de saber que estas separaciones ya no serán como las anteriores. Y, cuando los Espíritus recién llegados despiertan del sueño, sus guías intervienen para informarlos del adiestramiento espiritual que para cada uno está reservado.

La narración que precede es especialmente interesante porque resume en dos páginas las modalidades esenciales en que normalmente se desarrolla la crisis de la muerte, para la gran mayoría de los vivos que desencarnan en condiciones muy evolucionadas o muy degradadas de espiritualidad.

Señalaré la concordancia habitual relativa al detalle fundamental de los Espíritus desencarnados que no saben que han muerto, concordancia que se renueva invariablemente (salvo excepciones confirmando la regla) desde el despuntar del movimiento espiritista y que es teóricamente muy notable dada su singularidad, que excluye la hipótesis de los “mensajes subliminales”. En efecto, no se puede admitir que una personalidad subconsciente, derivación absoluta del consciente, forje informaciones que contrasten completamente con lo que a ese respecto afluye a la conciencia normal. No se podría admitir tampoco que centenares de personalidades mistificadoras se hayan puesto de acuerdo para inventar, de esta manera, las mismas informaciones fantásticas, contrarias a la razón humana. Ya que se obtienen mediúmnicamente, tantos detalles concordantes, acerca de circunstancias inverosímiles para la mentalidad de un vivo, y, además siendo que estos detalles son obtenidos por el intermedio de sensitivos que no podrían imaginarlos conscientemente y que ignoraban que revelaciones análogas habían sido consignadas por otros experimentadores, lógicamente se debe inferir de ahí que solo una explicación puede existir para el hecho:

La de que los detalles suministrados por las entidades espirituales concuerdan entre sí, porque provienen de una causa única: la observación directa. En otros términos: si todas las personalidades mediúmnicas describen las mismas condiciones del mundo espiritual, con los mismos detalles fundamentales o secundarios, y con los mismos relieves de fondo, eso demuestra que las condiciones del medio así descritas son auténticamente espirituales, al mismo tiempo que objetivas, permanentes, reales, absolutamente reales.

 Otro detalle fundamental, enteramente concordante en todas las “revelaciones trascendentales” es el que se refiere a las fase del sueño reparador, a la cual estarían sujetos todos los Espíritus recién llegados al mundo espiritual. Todas concuerdan, hasta en las indicaciones de las causas que justificarían lo adecuado de este reposo absoluto del Espíritu.

Indicaré también que las revelaciones concuerdan todas, admirablemente, en otro detalle secundario, contenido en ese mismo mensaje y, precisamente, en el trecho donde se alude al aislamiento que encuentran los Espíritus cuyas existencias terrenas se mostraron profundamente egoístas, aislamiento determinado por la imperfección, en ellos, de las facultades de percepción espiritual, imperfección que sería una consecuencia inevitable del estado rudimentario de su espiritualidad. Se debe deducir que este aislamiento tendría su fin cuando el Espíritu haya adquirido unas condiciones espirituales suficientes para percibir la presencia de los Espíritus-guías. Este incidente suministrado en el mensaje que nos ocupa, es teóricamente importante, pues concuerda con todas las enseñanzas aportadas al respecto por numerosas personalidades mediúmnicas, que nos enseñan que los Espíritus inferiores no pueden percibir a los de jerarquías superiores. Repito que las concordancias referentes a los detalles secundarios son siempre teóricamente y progresivamente más importantes a medida que los detalles parecen de naturaleza más vulgar o más extraña. Son esos detalles que provocan la mayor sorpresa en el investigador que compara las diversas recopilaciones de “revelaciones trascendentales”.

Finalmente importa no olvidar la primera afirmación del Espíritu origen de este mensaje, y de perfecto acuerdo con otros, esto es... que no hay dos personalidades espirituales que vayan a  atravesar las mismas experiencias después de la crisis de la muerte. Esta afirmación es absolutamente racional. En efecto, si en el mundo de los vivos no puede haber dos individualidades que piensen absolutamente de la misma manera; si por la “ley de la afinidad” todo Espíritu gravita en el plano espiritual que le es propio; y si el pensamiento de cada Espíritu crea su medio objetivo y subjetivo. Es cierto, que no puede haber dos personalidades desencarnadas que deban pasar por las mismas vicisitudes espirituales. De ahí resulta que esta enseñanza explica perfectamente muchas pretendidas contradicciones de las “revelaciones trascendentales”, que deben atribuirse a la variedad infinita de los temperamentos individuales combinados con los diferentes grados de evolución alcanzados en el medio terrestre por cada personalidad humana.

Termino recordando que Mrs. Jessie Platts fue llevada a reflexionar sobre las investigaciones mediúmnicas, y a intentar escribir automáticamente por la muerte de sus dos hijos en la guerra. Ella, por lo tanto, poco conocía de la doctrina espírita y todo lo ignoraba del contenido de las otras colecciones de “revelaciones trascendentales”.

- Ernest Bozzano-


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