INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- ¿Qué es la muerte ?
2.- La mediumnidad intuitiva y la percepción de energías
3.- Un panorama histórico y lógico de la Reencarnación
4.- ¿ Pueden los Espíritus, planificar regresar juntos de este mundo ?
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¿ QUE ES LA MUERTE ?
Variadas pueden ser las repuestas, según los conocimientos y creencias de cada cual.
Para muchos, es el final de la vida, el final de todo.
Para otros, es un fantasma aterrador que «arbitrariamente» les priva de la vida, de sus placeres y lujos, de sus comodidades o del poder de autoridad que disfrutan. Y a todos éstos, les asusta pensar en lo que pueda haber después de ese accidente.
Para otros, sin embargo, es el descanso, el final de una vida de sufrimientos, entre quienes hay que esperan un más allá feliz, aunque desconocido, y quienes no esperan nada (pero, aún éstos tienen sus dudas).
Muchos esperan ser recibidos en el Cielo, por pertenecer a alguna de las creencias religiosas y haber cumplido con los dogmas y requisitos que la misma establece. Sin embargo, las religiones, por sí mismas, no salvan a nadie; porque todas las religiones y seudorreligiones, con sus rituales y dogmas contrarios a la lógica y a la razón, son creación de los hombres. Al pasar el umbral del Más Allá, al entrar en la cuarta dimensión: ASTRAL, las religiones no tienen valor alguno y sólo cuentan las buenas obras realizadas. La verdadera religión es la que profesó el sublime Nazareno y otros grandes mesías: la religión del amor universal, sintetizada en estas frases: «AMA A TUS SEMEJANTES COMO TE AMAS A TI MISMO», porque «SOLO POR EL AMOR SERA SALVO EL HOMBRE».
Para algunos otros, la muerte es el final de una jornada más, de la cual llevan un bagaje de conocimientos y experiencias, o de una misión cumplida, y esperan la muerte con confianza y hasta con deseo; porque, para éstos, la llamada muerte no es más que el tránsito de una vida a otra vida plena de actividad y esplendor, es disfrutar de la libertad, libre ya de la prisión que para el Espíritu es el cuerpo carnal.
Como puede apreciarse, aunque igual en apariencia, cada cual tiene formada una idea diferente de ese trance: acertada a desacertada.
En realidad, la muerte viene a ser el final de una jornada y el comienzo de una nueva vida, para mejor o para peor. según haya sido el comportamiento. Es el fenómeno de la resurrección, ya que el ser real resucita verdaderamente a una vida nueva. Por medio de ese trance, tan temible para algunos, el Ser real, Espíritu, deja el vehículo físico-carnal que ya no necesita ni le sirve para la vida en esa otra dimensión. Diremos, desencarna.
Ahora bien. Debemos tener presente que, al cruzar el umbral de entrada en esa otra dimensión desconocida (desconocida para la gran mayoría, por haber sido ocultada y su divulgación perseguida por los convencionalismos), llevamos los mismos pensamientos y sentimientos, creencias y tendencias, amor u odio, y deseos que mantenemos en la vida humana.
De inmediato se produce una turbación que varía mucho en cada caso, es un oscurecimiento de las facultades mentales, como cuando encarnó, pero más bien corto, aunque depende de la condición moral. Esto acontece en la generalidad de los casos por enfermedad; pues, en las muertes violentas, es muy diferente. Los seres ya muy progresados, despiertan momentos después de entrar el cuerpo físico en estado de coma y agonía (muy suave y apenas perceptible en los buenos), surgiendo a la vida espiritual y asisten conscientes a la extinción de la vida de su cuerpo carnal, elevándose seguidamente a las moradas celestes, cuyo resplandor ya vislumbran. Pero para los egoístas, malvados y aquellos apegados a la vida material, esa turbación puede durar mucho tiempo, años, según haya sido su vida. Y aquellos que sólo hayan vivido para los placeres de los sentidos, acumulación de riquezas y poder mal habidos; los hipócritas, malvados y criminales en diversas clases sociales; todo aquél que haya abusado de su autoridad, haya engañado o estafado, etc.; son los que sufren mayor turbación, despertando en una oscuridad tenebrosa, denominada también tinieblas, y en las cuales pasan sumidos por un tiempo que varía también en cada caso, y que es causa de la desesperación que es de suponer. En muchos casos, estas tinieblas van acompañadas de horribles visiones y sufrimientos, cuyo fin no pueden vislumbrar. Y aquí es... «el crujir de dientes» que refiere el Evangelio.
EL ALMA COMIENZA, ENTONCES, A PENETRAR EN LA ESENCIA DE LA LEY DE CONSECUENCIAS, ENCONTRANDO EN SI MISMA LOS RESULTADOS DE SU VIDA FINITA.
¡Cuánto pesan las creencias equivocadas al pasar ese umbral!
¡Cuántos van engañados con promesas de salvación gratuita que no pueden ser cumplidas! ¡Qué doloroso despertar les espera!
Sólo la práctica del bien, las buenas obras practicadas con verdadero amor en nuestro diario vivir, serán las que únicamente podrán salvar el alma de los sufrimientos al pasar el umbral, y elevarse hacia las moradas de felicidad.
La llamada muerte, ese trance inevitable, suave en unos y doloroso en otros, no cambia en lo más mínimo la condición psicológica del ser; ni puede transformar un ser inferior en superior. En este aspecto, sigue vibrando en la misma tónica; más cuanto que, en muchas de las veces, ni se percata que ha fallecido (especialmente los materialistas y negadores de la supervivencia del alma), hasta pasar un tiempo que varía mucho en cada caso.
Necesario es quitar de la mente, ese concepto del «descanso eterno«, esa creencia en el eterno descanso del alma; ya que, la mente humana jamás descansa. La muerte no existe como realidad; pues, todo individuo sigue existiendo como ente real, toda vez que sigue pensando y sintiendo. «Cogito, ergo sum» —de Descartes. Pienso, luego existo. La muerte existe como trauma psicofisiológico, como fenómeno transitorio de una modalidad de vida a otra, de un cambio o tránsito de una vida vegetativa a una modalidad diferente de vida espiritual, al igual que la metamorfosis de la crisálida en mariposa. Es un acto de liberación del Espíritu, que vuelve a la vida del espacio, a la cual pertenece, vida más real que esta vida física actual; contrario al nacimiento, que es una prisión por un tiempo, pero necesaria como vía de progreso. Porque, en realidad, la vida del Espíritu es en el espacio.
Sebastián de Arauco.
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La Mediúmnidad Intuitiva y la Percepción de Energías
¿La percepción de distintas energías en determinados ambientes y situaciones puede reconocerse como mediumnidad de inspiración o mediumnidad intuitiva?
¿En qué circunstancias puede ocurrir la mediumnidad intuitiva?
En el libro Mecanismos de la mediumnidad: el proceso de comunicación mediúmnica, publicado en portugués por la editorial CPDoc, y recién lanzado en español, en la traducción de nuestro compañero José E. Arroyo, director de la CEPA y de la Escuela Espírita Allan Kardec, de Puerto Rico, intento diferenciar entre lo que denomino vibraciones nominales, provenientes de otra individualidad (el espíritu comunicante) y vibraciones innominadas, que el fruto de la combinación de las vibraciones de millones de seres que forman un amplio espectro vibracional.
El ambiente energético que se crea en cada situación aumenta la percepción del espíritu, al constituir momentos cuasi mediúmnicos o intuitivos, donde se produce una extrapolación de los límites habituales del alma.
¿Quién no se ha visto sobrecogido por una extraña sensación, por ejemplo, al entrar en un bar, donde se concentran personas, cuyo nivel sensitivo se encuentra afectado por el consumo en exceso de alcohol?
En ocasiones, esa situación es perceptible simplemente al pasar frente del establecimiento, que nos hace experimentar sensaciones que repercuten en nosotros negativamente, con una “energía” distinta a la nuestra, que nos impacta y afecta, aun cuando no consigamos entender ni percibir a ciencia cierta lo que sucede.
No hace falta ser fanático de un equipo de fútbol para percibir distintas “energías” que emanan de la muchedumbre y que se alternan rápidamente entre tensión, dolor, odio, rebelión, alegría, éxtasis…
Tampoco hace falta estar absolutamente involucrado emocionalmente con los seres que parten al mundo espiritual para que percibamos los distintos “ambientes energéticos” que se forman en cada una de las cámaras mortuorias de un velorio.
O cuán diferente es la energía de un ambiente donde acaba de suscitarse un grave desastre colectivo, como una pelea, aunque involucre a personas sin ningún tipo de vinculación afectiva con nosotros.
Además, es innegable que las percepciones que provienen de las situaciones antes descritas distan mucho de las que nos embelesan cuando entramos en contacto con el sonido de una orquesta sinfónica o de una melodía que nos “llega hasta el alma”.
O las variadas energías que se captan en diversos lugares, como en un hospital (y sus respectivos departamentos: maternidad, centro quirúrgico, enfermería o emergencia), en una iglesia, en el cementerio, en monumentos históricos o en nuestro propio ambiente de trabajo y hogar
Como bien nos enseñó Allan Kardec, la mediumnidad intuitiva o intuición mediúmnica es la acción intelectual y moral del espíritu sobre el médium (que denomina médium inspirado), que no da señales exteriores de la mediumnidad que posee. (Véase el punto 47 de Obras póstumas).
El filósofo brasileño J. Herculano Pires, al reflexionar sobre el concepto genérico y acuñado por Allan Kardec de que “todos somos médium…”, y en función del modelo propuesto por W.J. Crawford, reconoció formas variadas de manifestación de las potencialidades mediúmnicas, que clasificó como mediumnidad estática y mediumnidad dinámica.
La primera, la mediumnidad estática, concierne a la mediumnidad generalizada y natural que todos poseemos y que es prácticamente imperceptible.
La segunda, la mediumnidad dinámica, es activa. Según J. Herculano Pires, “exige desarrollo y aplicación… se desborda, agitada en fenómenos de captación y proyección”. (Mediumnidad: vida y comunicación. Edicel).
En la mediumnidad, el intercambio de vibraciones es siempre nominal, pues tiene como objeto de la transmisión los pensamientos, las sensaciones o las emociones del espíritu comunicante, lo que despierta emociones, no genéricas, sino específicas y ostensibles.
Innegablemente, mientras tanto, es forzoso reconocer que las vibraciones innominadas se constituyen en modalidades genéricas de procesos intuitivos (los distintos grados de la intuición a que me refiero en el libro y que obviamente no se restringen a la intuición mediúmnica) que perciben los seres encarnados por medio de diversos mecanismos psíquicos, somáticos y cognitivos.
En consecuencia, no debe confundirse la intuición y la percepción energética con la mediumnidad intuitiva, a no ser que las consideremos, como J. Herculano Pires, genéricamente, en la perspectiva de la mediumnidad estática.
Por Ademar Arthur Chioro dos Reis – Brasil
Traducción al español publicada en la revista Evolución. Venezuela Espírita. Revista del Movimiento de Cultura Espírita CIMA. 2ª Etapa. Nº 5. May / Ago 2019
( Tomado de Zona Espírita)
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UN PANORAMA HISTÓRICO Y LÓGICO DE LA REENCARNACIÓN
Nos parece haber convencido, a algunos lectores, sobre las citas del Evangelio respecto a la reencarnación. Debo manifestar que el estricto espacio de un artículo no permite más extensión. Continuamos hoy, como así tendremos que hacerlo en otras ocasiones, tocando el tema, en aras a más divulgación.
La reencarnación ha fascinado a través de miles de años de cultura y de civilización, a todos los pueblos del mundo. La India y Egipto fueron las más imaginativas en enseñar que, cuando el cuerpo muere, el alma se desprende para volver a renacer con la condición evolutiva de marchar hacia la perfección.
Vino después Grecia, con la doctrina de Pitágoras, presentando amplio estudio reencarnatorio, para ocuparse de la inmortalidad del alma, de la justicia Divina y del contenido espiritual. Una gira a través de la documentación histórica y filosófica de los santuarios Keops, Kefren, Micerino, Tebas y Alejandría, hasta llegar al aporte filosófico de Platón en los diálogos socráticos, nos encaminan a las enseñanzas de que la Reencarnación representa un tema de gran transcendencia, tal como lo consideró Buda al enseñar que era la ética fundamental.
Jesús también nos dejó su huella del pensamiento reencarnatorio en cuanto a los judíos se referían a la "resurección de la carne ". La Reencarnación era parte del dogma judaico bajo el nombre de resurección. Suponían que el hombre, en estado de vivencia, podía revivir, sin saber de que forma se producía el hecho. La ciencia reprueba tal falsa creencia.
Antes de la Edad Media, a partir de la cual, la cultura filosófica estuvo detenida muchos siglos bajo la opresión de los dogmas de la Iglesia Católica, las Escuelas Neoplatónicas de Alejandría fueron el esplendor de una época erudita. Orígenes, padre de la iglesia primitiva, enseñaba que la reencarnación es la prueba de la misericordia de Dios, en forma de explicar lo que de justa es la vida para todos.
Solo a partir del siglo XVI, reaparece la filosofía profunda del pensamiento del hombre separando la ciencia de la religión. Ya en el siglo XVII cuando Descartés. Leibniz, etc., proyectaron sus pensamientos, el empirismo religioso emprendió la revisión de conceptos para cambiar la forma de la vida en la Tierra. Con la llegada del siglo XVIII, Voltaire, Diderot, Montesquieu, con la pléyade de pensadores, abrieron las puertas a la investigación de los fenómenos, incluyendo los anímicos de gran alcance espiritual.
En 1865 los psiquistas empezaron a estudiar las formas paranormales de manifestación extra-sensorial, es decir más allá de las sensitivas físicas, (tocar, oler, ver y oír ). En Abril de 1875 surge Allan Kardec, como estudioso entre los que sostenían doctrinas espiritualistas, con la presentación de un tratado de dialéctica espiritualista, titulado "Doctrina Espírita". Por primera vez intenta explicar ¿ quién es el hombre?; ¿de dónde viene ?; ¿Hacia dónde va ?; ¿Por qué sufre ?. También por primera vez, deja de utilizar términos religiosos; cuestiona la espiritualidad en forma científica, haciendo que su información filosófica, si no tiene un respaldo experimental, lo entrega a la investigación con el propósito de que los síntomas e indicios observados en hechos paranormales, la ciencia los corrobore y descubra su origen.
Luego, en 1889, se empieza a hablar de la Ciencia Parapsicológica, aquella que ya concibió el Espiritismo, denunciando que el hombre posee facultades telepáticas, clarividentes y de adivinación, demostrando a su vez que los hechos tildados como superchería, cura, predicciones y recordaciones pretéritas, no eran malignidades demoniacas de origen ignorante. Los fenómenos nadie podía negarlos, y se presentaban fascinantes al estudio, como realidad científica necesaria de explicación, sobre todo en lo que forma parte de la genética psicológica, referente a genios precoces o de dualidad personalista, como los niños que consiguen hablar idiomas que nunca estudiaron; niños músicos notables; niños dominando artes nunca aprendidas; niños asociados a personas y acontecimientos pasados, con nombres y fechas. Personas conviviendo tiempos presentes y simultaneando con tiempos pasados; personas gemelas, uno camino de sabio y la otra mediocre; personas ignorantes que transcriben notables mensajes del saber...etc.
Quienes sustentan la Reencarnación, no son solo los budistas y los espíritas. está en el credo Teosófico, Confucionismo y Judaísmo antiguo . Dos terceras partes del mundo religioso lo comparten. Los católicos dicen NO a la Reencarnación porque sus dogmas lo prohíben y en esta aseveración incluimos a los Protestantes, Luteranos, Adventistas, etc., procedentes según dicen, de la rama del Cristianismo, y es curiosa tal ocurrencia, si descubrimos que existen en los Evangelios numerosos pasajes donde se interpreta la referencia a la Reencarnación.
La inmortalidad del alma implica necesariamente su reencarnación; este principio es una consecuencia necesaria de la Ley del Progreso, pues admitiendo la dinámica del alma como un hecho evidente en la incorporación al cuerpo para vitalizarlo y dotarlo de inteligencia, y suponiendo que a cada alma le corresponda un único cuerpo, los que nacieron hoy serían tan nuevos, tan primitivos, como los que vivían hace mil años. De tal forma que no habría explicación en diferenciar entre lo que hemos alcanzado en el presente estado social y el de los tiempos de la barbarie, contando ser siempre Almas nuevas en los recientes nacimientos. A no ser que atribuyéramos al Creador concebir en cada época, tiempo y lugar, Almas de diversas cualidades, inconcebible con los conceptos racionales evolutivos, teniendo en cuenta que a las creadas a última hora habría que concederles intuiciones muy adelantadas de dudoso aprendizaje y perfeccionamiento.
En cambio, admitiendo que las almas de ahora ya vivieron en tiempos distantes pretéritos, de origen burdo y primitivo, pero que en el transcurso de reencarnaciones sucesivas, trajeron imperfecciones de otras existencias para ser remodeladas camino de la perfección a través de los tiempos y de las etapas, plausiblemente la explicación del progreso humano sea más convincente.
Este aserto aplicado para los que cumplen misión de progreso en la Tierra, tiene también la condición de retornar al mismo medio para continuar prosiguiendo lo inacabado, muchas veces en la misma familia, o relacionado con el contacto de las mismas personas que perjudicaron, para reparar el mal o para sufrir la expiación redentora.
- Francisco Sorribas Safont -
( Art. de la Revista Fraternidad Cristiana Espírita nº 42)
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¿Pueden
planificar los espíritus, regresar juntos a este mundo ?
Existen karmas
colectivos pendientes de justificarse, en los que los Espíritus antes de
reencarnar se ven abocados para hacerlo juntos en una misma existencia humana, inducidos
por la Ley de Causa y Efecto. Esta experiencia a la que se sienten impulsados,
es llevada a cabo de este modo porque les es necesaria precisamente para además
de practicar la fraternidad y la caridad, que se realice entre ellos otra Ley
Divina inexorable: La Ley de Justicia.
Para poder realizar
este vasto plan de reencarnación conjunta en un mismo escenario físico, se
comprende la tremenda dificultad que existe en el plano físico para llevar a
cabo esta clase de acuerdo necesario , pues para un grupo de seres
espirituales, el poder elegir la reencarnación en el mismo escenario terrestre
y en un mismo momento adecuado, de modo casi simultáneo, como resulta obvio, es
extremadamente difícil y complejo pues aun con la ayuda de sus mentores espirituales,
tienen que esperar a que converjan en el escenario terrestre, variadas y
específicas circunstancias que lo permitan. Todo este proceso no se lleva a
cabo sin una meticulosa planificación previa desde los planos espirituales
Superiores, en la que todos los detalles son estudiados, coordinados y
concretados desde allí, donde sutilmente
y de modo desapercibido para nosotros, no dejan de mover los hilos necesarios
para que las necesarias circunstancias materiales se concreten y realicen.
A veces la aparición en el mismo escenario de
la vida no depende solamente de su aprobación o deseo, sino de que esa
experiencia sea adecuada y
conveniente para proseguir su desarrollo
evolutivo, según lo estipulado por las variadas leyes cósmicas, pero en cualquier
caso para lograrlo, a veces deben de esperar en el plano espiritual, las circunstancias adecuadas que les propicie
llevar a cabo esa existencia en común.
- Jose Luis Martín-
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