INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El origen de las razas humanas: La raza adámica
2.-Acción de los Espíritus sobre los fluidos espirituales
Pensamiento ( Chico Xavier)
3.- Conciencia y Mediumnidad: Construcción
4.- El infierno y los demonios
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EL ORIGEN DE LAS RAZAS HUMANAS
La raza adámica
Allan Kardec
38. – Según la enseñanza de los Espíritus, fue una de esas grandes emigraciones, o si se prefiere, una de esas colonias de Espíritus, venidos de otra esfera, la que diera nacimiento a la raza simbolizada en la persona de Adán, y, por esta razón, llamada raza adámica. Cuando ella llegó, la Tierra estaba poblada desde tiempo inmemorial, como América cuando llegaron los europeos. La raza adámica, más adelantada que las que la habían precedido en la Tierra, era, en efecto, más inteligente; fue ella la que impulsó a las demás al progreso.
El Génesis la describe, desde su principio, como una raza industriosa, apta para las artes y para las ciencias, sin pasar por la infancia intelectual, lo que no es propio de las razas primitivas, lo que concuerda con la opinión de que se componía de Espíritus que ya habían progresado. Todo prueba que no era antigua sobre la Tierra, y nada se opone a que no esté aquí sino algunos millares de años, lo que no estaría en contradicción ni con los hechos geológicos, ni con las observaciones antropológicas, y, por el contrario, tendería a confirmarlas.
39. – La doctrina que hace proceder a todo el género humano de una sola personalidad, hace seis mil años, no es admisible en el estado actual de los conocimientos. Las principales consideraciones que la contradicen, sacadas del orden físico y del moral, se resumen en los siguientes puntos: Desde el punto de vista fisiológico, ciertas razas presentan tipos particulares característicos, que no permiten asignarles un origen común. Hay diferencias que, evidentemente, no son efecto del clima, puesto que los blancos que se reproducen en los países de los negros no se tornan negros, y recíprocamente.
El ardor del Sol tuesta y broncea la epidermis, pero nunca transformó a un blanco en negro, no ha achatado la nariz, cambiando la forma y los rasgos de la fisonomía, ni vuelve crespos y lanosos los cabellos lacios y sedosos. Hoy se sabe que el color del negro proviene de un tejido particular, subcutáneo, propio de la especie. Es necesario, pues, considerar que las razas negras, mongólicas, caucásicas, han tenido su origen propio y han nacido simultánea o sucesivamente, en diferentes partes del globo; su cruzamiento ha producido las razas mixtas secundarias. Los caracteres fisiológicos de las razas primitivas son indicio evidente de que proceden de tipos especiales. Las mismas consideraciones existen, tanto para los hombres como para los animales, en cuanto a la pluralidad de estirpes. (Cap. X, Nº 2 y siguientes).
40. – Adán y sus descendientes son representados en El Génesis como hombres esencialmente inteligentes, pues, desde la segunda generación, construyen sus casas, cultivan la tierra, trabajan los metales. Sus progresos en las artes y en las ciencias fueron rápidos y constantemente sostenidos. De otro modo no se concebiría, que esta estirpe tuviese, por descendientes, numerosos pueblos tan atrasados, de una inteligencia tan rudimentaria, que se codean, aún en nuestros días, con la animalidad; que perdiesen todo rastro y hasta el menor recuerdo tradicional de lo que hacían sus padres. Una diferencia tan radical en las aptitudes intelectuales, y en el desarrollo moral, atestigua, con no menos evidencia, una diferencia de origen.
41. – Independientemente de los hechos geológicos, la prueba de la existencia del hombre sobre la Tierra antes de la época fijada por el Génesis, la obtenemos de la población del globo. Sin hablar de la cronología china, que se remonta, según se dice a treinta mil años, documentos más auténticos atestiguan que Egipto, India y otros países, estaban poblados y florecientes por lo menos tres mil años antes de la era cristiana; en consecuencia mil años después de la creación del primer hombre, según la cronología bíblica. Documentos y observaciones recientes no dejan ninguna duda, hoy, sobre las relaciones que existieron entre América y los antiguos Egipcios de donde es necesario concluir que ese continente ya estaba poblado en esa época. Sería, pues, preciso admitir que, en mil años, la posteridad de un solo hombre ha podido cubrir la mayor parte de la Tierra, mas, tal fecundidad sería contraria a todas las leyes antropológicas (1).
42. – La imposibilidad se hace aún más evidente si se admite, con El Génesis, que el diluvio destruyó a todo el género humano, con excepción de Noé y su familia, que no era numerosa, en el año de 1656 o sea 2.348 años antes de la era cristiana. No sería, pues, en realidad, de Noé que dataría la población del globo; ahora bien, cuando los hebreos se establecieron en Egipto, 612 años después del diluvio, ese era ya un poderoso imperio, que habría sido poblado, sin hablar de otros países, en menos de seis siglos, sólo por los descendientes de Noé, lo cual no es admisible. Notemos, al paso, que los egipcios acogieron a los hebreos como extranjeros; sería sorprendente que hubiesen perdido el recuerdo de una comunidad de origen tan cercano, mientras conservaban religiosamente los monumentos de su historia. Una rigurosa lógica, corroborada por los hechos, demuestra, de la manera más perentoria, que el hombre se halla sobre la Tierra desde un tiempo indeterminado, muy anterior a la época que señala El Génesis.
Ocurre lo mismo con la diversidad de estirpes primitivas; porque demostrar la imposibilidad de una proposición, es demostrar la proposición contraria. Si la geología descubre vestigios auténticos de la presencia del hombre antes del gran período diluviano, la demostración será aún más absoluta.
(1) La Exposición Universal de 1867 presentó antigüedades de México, que no dejan ninguna duda sobre las relaciones que los pueblos de ese continente tuvieron con los antiguos egipcios. El Sr. León Mechedin en una nota colocada en el templo mexicano de la exposición, se expresó así:
“Es conveniente no publicar antes de tiempo los descubrimientos hechos desde el punto de vista de la historia del hombre, por la reciente expedición científica de México; sin embargo, nada se opone a que el público sepa, desde hoy, que la exploración constató la existencia de un gran número de ciudades encubiertas por el tiempo, pero que gracias a la piqueta y el fuego se pueden sacar de sus mortajas”.
“Las excavaciones pusieron al descubierto, por todas partes, tres cunas de civilizaciones que parecen, dar al mundo americano, una antigüedad fabulosa”. Es así que, cada día, la ciencia viene a dar el desmentido de los hechos a la doctrina que limita a 6.000 años la aparición del hombre sobre la Tierra, al pretender hacerlo salir de una sola estirpe.
Allan Kardec
Extraído del libro “La Génesis”
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ACCIÓN DE LOS ESPÍRITUS SOBRE LOS FLUIDOS ESPIRITUALES
Los espíritus actúan sobre los fluidos espirituales, pero no los manipulan como los hombres hacen con los gases, sino con la ayuda del pensamiento y la voluntad.- El pensamiento y la voluntad son, para los espíritus, lo que la mano es para el hombre. Mediante el pensamiento, imprimen a esos fluidos tal o cual dirección, los unen, combinan o dispersan; forman conjuntos con determinada apariencia, forma o color; cambian las propiedades de los mismos como el químico las de un gas o de otros cuerpos, combinándolos de acuerdo a ciertas leyes. Constituyen el inmenso taller o laboratorio de la vida espiritual.
A veces, esas transformaciones son el resultado de una intención, y a menudo producto de un pensamiento inconsciente.^ A un espíritu le basta con pensar en algo para que esto se produzca.
Por ejemplo: un espíritu se presenta a la vista de un encarnado dotado de vista psíquica, bajo la apariencia que tenía en la época en que éste lo conocía, aun cuando hubiese encarnado muchas veces desde entonces. Se presenta con el traje y otros signos exteriores: enfermedades, cicatrices o miembros amputados que poseía entonces. Un decapitado se presentará sin cabeza. No es que haya conservado tal apariencia, puesto que como espíritu no es cojo, ni manco ni tuerto. Pero su pensamiento, al regresar a la época en que así era, hace que su periespíritu tome instantáneamente tal figura, que abandona una vez que su pensamiento ya no se inmoviliza en aquella idea. Entonces, si una vez fue negro y otra blanco, se presentará con la apariencia que corresponda a la evocación, pensando en esa vida suya que se recuerda.
Por un efecto análogo, el pensamiento del espíritu crea fluídicamente los objetos que utilizaba habitualmente: un avaro manipulará oro, un militar mostrará sus armas y uniforme, un fumador su pipa, un labriego su carreta y bueyes y una anciana su rueca. Estas representaciones fluídicas son tan reales para el espíritu, ser fluídico él mismo, como los objetos materiales lo son para el hombre; pero, como son creaciones del pensamiento, su existencia es tan efímera como lo es la de un determinado pensamiento.
3 Los fluidos son el vehículo del pensamiento. Éste actúa sobre aquellos como el sonido lo hace sobre el aire. Los fluidos transmiten el pensamiento como el aire lo hace con los sonidos. Se puede decir que hay en esos casos fluidos ondas y rayos de pensamientos que se entrecruzan sin confundirse, como hay en el aire ondas y rayos sonoros. Más aún: Cuando el pensamiento crea imágenes fluídicas, éstas se reflejan en la envoltura periespiritual como en un espejo: allí toman cuerpo y se podría decir que son fotografiadas. Si un hombre, por ejemplo, piensa matar a otro, por más impasible que parezca su cuerpo material, su pensamiento pone en acción al cuerpo fluídico, el cual reproduce todos los matices; ejecuta fluídicamente el acto que tiene el propósito de realizar; el pensamiento crea la imagen de la víctima, la escena entera aparece como en un cuadro, tal cual está allá en su espíritu. Vemos que los movimientos más secretos del alma repercuten en la envoltura fluídica, y así es como un alma puede leer en otra al igual que en un libro y ver lo que no es perceptible por medio de los ojos corporales.
EL GÉNESIS ALLAN KARDEC. |
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PENSAMIENTO
Una herida no es motivo para otra herida. Una lágrima no es motivo para otra. Un dolor no es motivo de otro dolor. Solo la risa, el amor y el placer merecen la revancha. El resto, más que una pérdida de tiempo, es una pérdida de vida.
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CONCIENCIA Y MEDIUMNIDAD
Construcción
En asuntos alusivos a la edificación del Reino de Dios en nosotros, no podríamos olvidar de hacer una comparación con relación a los requisitos necesarios para cualquier construcción terrestre.
Cualquier obra, para que se levante, exige planificación, servicio y orden.
Planificación que incluye dirección, orientación, servicio, que se define por actividad y por deber, y orden que se exprese por cooperación y ajuste.
En suma, la disciplina es la síntesis de todos los programas y obligaciones para que hasta el menor edificio se concrete en la esfera humana.
No podría ser diferente en la edificación de nuestra vida espiritual. No podemos construir los mínimos logros de elevación espiritual en el propio Espíritu, si no nos aplicamos con alegría al trabajo que nos compete.
Precisamos pensar en como está nuestra vida espiritual, si tenemos trazada una cota, aunque sea mínima, de tiempo para los compromisos espirituales.
Podamos tener la creencia que tengamos, siempre tendremos obligaciones para con nuestra fe en Dios, obligaciones que no se resumen solamente en frecuentar templos religiosos, sino que se extiende desde la familia hasta la sociedad en que vivimos.
De este modo, debemos valorar más las buenas ideas, los propósitos nobles que deseamos alcanzar, en el trabajo incesante de caridad, de buena voluntad para con todos aquellos que nos rodean, para que así estemos colaborando como herramientas de amor en la edificación de un mundo mejor en nosotros mismos.
Somos material inteligente en las manos sabias del Creador.
No obstante, el Señor no opera en nosotros a través del constreñimiento, porque el Reino de Dios debe realmente surgir en nosotros a través de nuestros propios esfuerzos.
Y podemos comenzar desde ahora a estructurar ese reino en nuestro corazón. Basta que dediquemos unos minutos de nuestras vidas a la meditación, la oración, la reflexión en torno a como anda nuestra vida íntima.
Buscando el auxilio edificante de la plegaria, encontraremos una aproximación mayor con el Padre. De ahí el consejo de Jesús cuando recomienda: "Orad y vigilad".
En la meditación vamos encontrando mayor equilibrio para las realizaciones, y con la reflexión actuamos casi siempre con más acierto.
Es por eso que, para enseñarnos como se debe actuar, vivir, crecer y trabajar, servir y morir en la edificación del reino eterno, estuvo el propio Maestro entre nosotros.
Viviendo en régimen de simplicidad en las bendiciones de la naturaleza, creciendo sin ilusiones, trabajando en apagada carpintería, sirviendo sin exigencias y muriendo injustamente en la cruz, sin rebeliones ni odios, para que aprendamos a buscar primeramente los designios de Dios, cuyo plan de acción es luz y felicidad para todas las criaturas.
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Vivir es de todos, pero la convivencia es el factor que nos enseña la comprensión y la solidaridad de los unos para con los otros.
Redacción do Momento Espírita, con base en el cap. Construçción, dol libro Convivencia, por el Espírito Emmanuel, psicografia de Francisco Cândido Xavier,.
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EL INFIERNO Y LOS DEMONIOS
Fundándose en los casos de obsesión, en las ruidosas manifestaciones de los Espíritus ligeros y burlones, la Iglesia ha creído deber atribuir a los demonios todos los fenómenos del Espiritismo, y condenarlos como inútiles o peligrosos.
Antes de rechazar esta interpretación, conviene primero recordar que el catolicismo ha acogido de la misma manera todos los grandes descubrimientos, todos los progresos considerables que han marcado las etapas de la historia.
Son muy pocas las conquistas científicas que no hayan sido consideradas como obras diabólicas.
Viniendo las instrucciones de los Espíritus a minar el poder sacerdotal, era de pensar que éste las rechazaría.
El mundo invisible es, ya lo hemos dicho, un duplicado de la humanidad.
Los Espíritus no son más que almas más o menos perfectas, hombres desencarnados, y nuestras relaciones con ellos exigen tanta reserva y prudencia como las que tenemos con nuestros semejantes.
"No ver en el Espiritismo más que las manifestaciones de Espíritus inferiores, equivale a no ver más que el mal en la humanidad".
Las enseñanzas de los Espíritus han iluminado el camino de la vida, resuelto los oscuros problemas del porvenir, fortificado la fe vacilante y restablecido la justicia sobre sus inquebrantables bases. Gracias a ellas, multitud de incrédulos y de ateos han creído en Dios y en la inmortalidad, millares de hombres ignorantes y viciosos han vuelto a entrar en la senda del bien y de la verdad.
¿Es esa pues la obra del demonio, y Satán, si existiese, sería tan necio que trabajase en detrimento de sus intereses?
Basta tener alguna perspicacia para distinguir la naturaleza de los Espíritus, y hacer, en nuestras relaciones con ellos, la parte de lo que debe ser rechazado o conservado.
Jesús lo ha dicho: «Por los frutos se conoce el árbol.»
"El lenguaje y las instrucciones de los Espíritus elevados llevan siempre un sello de dignidad, caridad y sabiduría".
Las comunicaciones de los Espíritus inferiores pecan por los defectos contrarios. Están llenas de contradicciones y tratan generalmente de asuntos vulgares, sin alcance moral.
Los Espíritus ligeros o inferiores se entregan de preferencia a las manifestaciones físicas. El Espiritismo trae a la humanidad una enseñanza proporcionada a sus necesidades intelectuales.
Viene a restablecer en su pureza primitiva, a explicar y a completar la doctrina del Evangelio, a librarla del espíritu de especulación, de los intereses de casta, a devolverle su verdadera representación y su influencia sobre las almas.
Por esto es considerado con espanto por aquellos cuyo sosiego turba y cuya autoridad disminuye.
El tiempo ha alterado la doctrina de Cristo, y hoy día no ejerce más que una acción débil e insuficiente sobre las costumbres y los caracteres.
Pues bien, el Espiritismo viene a tomar a su cargo y a proseguir la tarea encomendada al cristianismo.
A los Espíritus invisibles corresponde en adelante la misión de restablecer todas las cosas, de penetrar en los centros más humildes y en los más adelantados, y, en multitud innumerable, trabajar para la regeneración de las sociedades humanas.
La teoría de los demonios y del infierno eterno no puede ya ser invocada por ningún hombre sensato. Satán no es más que un mito. Ninguna criatura está destinada eternamente al mal.
Por Léon Denis. Para el libro “Después de la Muerte: Exposición de la Doctrina de los Espíritus (1889)
Zona Espírita
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