jueves, 8 de octubre de 2020

¿ Qué es la Transmigración del Alma ?

    INQUIETUDES   ESPÍRITAS

1.-  Irritabilidad, Ira y enfados (2/2)

2.-  ¿ Cual ea la  verdadera religión ? 

3.-  El hombre no es extranjero en ninguna parte

4.- ¿ Qué es la transmigración del alma?


                                                               

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              IRRITABILIDAD, IRA Y ENFADOS

(2 de 2)

           (.../...) 

    Toda persona impulsiva e irrascible, se ofusca fácilmente ante  cualquier contrariedad o inconveniencia, dando un espectáculo penoso con su actitud iracunda por falta de control de su emotividad; mientras que la persona ecuánime que ya aprendió a controlar sus impulsos, reflexiona antes de actuar. Es a ese estado de ecuanimidad al que todos debemos aspirar, a fin de facilitar el proceso evolutivo de nuestra realidad espiritual, porque si no es así, tendremos que reencarnar muchas veces hasta que lo logremos. 

   Si no se controla la emotividad, la irritabilidad se irá asentando cada vez más por cada repetición, hasta degenerar en ser un cascarrabias o un energúmeno insoportable. Sabido es que los hábitos se acentúan por repetición, y la tendencia a la irritabilidad, tan dañina, se va acentuando cada vez más, haciendo del irritable un antipático crónico. No obstante, esta imperfección se puede superar mediante el aprendizaje del autocontrol. 

Quienes llegan a aprender como dominar la impaciencia y controlar los impulsos, pueden lograr un completo dominio de sí mismos, y así evitar cualquier reacción irreflexiva y violenta.

 El modo de evitar la irritabilidad y la furia, es evitando cualquier discusión, porque estas suelen degenerar en disputas que enardecen los ánimos. Este enardecimiento genera vibraciones que entran en contacto con ondas magnéticas negativas del espacio, cargadas de ira, exaltación, agresividad y odio; atrayendo detestables elementos o entidades negativas del plano inferior, que azuzan las partes en disputa, llevándolas a la violencia.

  Si pudiésemos ver el aura y apreciar la turbulencia vibratoria que se produce en el psiquismo de una persona en estado de ira o de arrebato, nos asustaríamos. Esa turbulencia se asemeja al impresionante cuadro de una casa incendiada que es devorada por las llamas. Y la tonalidad cromática de esas vibraciones negativas que emanan del aura del afectado, es análogaal color rojo de esas llamas.

  Los efectos en el organismo psíquico y por consecuencia en el físico del afectado, son desastrosos. Los accesos de ira turban la mente impidiendo razonar; deseqiuilibran el sistema nervioso y perturban las funciones fisiológicas.

 Han habido casos en los que  el paroxismo de furor ha causado una apoplegia y hasta la muerte en otros casos, sobre todo en las afecciones cardíacas.

  Un acceso de cólera en una madre lactante, puede causar la muerte repentina del bebé; en el mejor de los casos esto siempre afecta negativamente la salud de la criatura.

   Cada acceso de ira surgido de discusiones acaloradas y disputas, cada discusión o enfurecimiento, cada arrebato, etc, y hasta los simples enfados, manchan y densifican el alma a causa de las vibraciones negativas que se emiten en esos estados altamente desarmònicos; además de los fluídos daínos que pueda absorber de las entidades maléficas que se aproximan por atracción a toda persona en esas condiciones.

  Es necesario tener en cuenta que esos estados desarmónicos conectan de inmediato con esas entidades perversas del plano espiritual inferior, atrayéndolas hacia sí mismos, y estas son fuerzas del mal que inciden en la mente de los afectados y les inducen a la ejecución de actos que después son causa de remordimiento.

  Nunca olvidemos la ley de atracción y de afinidad, por la que cada cosa atrae a su semejante. Y que toda discusión acalorada, toda disputa o enfado, atrae fuerzas negativas que obsesionan e inducen a cometer errores más o menos graves, que en estado normal no se cometen. 

  ¡ Cuantas veces nos hemos reprochado el habernos dejado arrastrar por la irreflexión ante una injuria, una ofensa u otra debilidad humana !.

  Evitemos todo motivo de irritación o enfado Ante cualquier insulto, ofensa o injuria, mantengamos la calma . ¡ Sí, la Calma !; ¿Que no es fácil?. Cierto, pero, lo fácil lo hace cualquiera y es lo difícil lo que tiene mérito y lo que desarrolla la fortaleza interior.

  Todo se logra con perseverancia. Insistamos en el control de nuestra emotividad, y poco a poco llegaremos a establecer el hábito que nos ayudará a lograr esta conquista.

  Hay un modo, bastante eficaz, de lograr debilitar la virulencia del ofensor, cuando por desventura nos encontremos frente a él. Esta es, pedirle que repita el insulto.

  Ejemplo: ¿ Cómo has dicho, que no te he entendido bien?.- Sí has entendido bien, - puede que diga. En este caso volver a insistir: ¿ Quieres repetirlo para que yo lo entienda mejor?. Todo esto, en tono suave, sin ironía, con calma, controlando la situación. Tened por seguro que se desinflará como por encanto, porque todo insulto proferido en un momento de arrebato, pierde toda su fuerza y virulencia cuando se tiene que repetir. Y no es persona ruin, solo irritable, es muy probable que hasta termine por pedir disculpas.

  Si así  fuese, aceptarlas es un deber ineludible; y proyectar sobre esa persona una vibración interna de amor y comprensión.

   Pero si no fuese el caso, no guardarle rencor; no cometer esa torpeza, porque seríais los más perjudicados. Por el contrario, vibrad en amor y comprensión hacia él o ella, porque necesita de esa vibración compasiva.

  Tener presente que quien no se da por ofendido ante la injuria, el ataque o el intento de ofensa, anula todo el poder de esa ofensa, porque una actitud de Calma, debilita el furor de quien intenta lastimar u ofender. La serenidad salava del peligro.

  Puede que alguien piense que él no puede actuar así, pero es porque ignora sus propios recursos internos que, puestos en acción, le capacitarán para cualquier realización.

  Empezad por corregir esa actitud mental errada de incapacidad. Poner de inmediato en acción las fuerzas internas para poder avanzar en el  camino del progreso. Proponeros firmemente corregir la pereza mental que es impedimento de progreso, así como también superar el orgullo y el amor propio, que son causa de tantas desventuras.

- Sebastián de Arauco -

                

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          ¿ Cual es la verdadera religión?


 La religión, bien entendida, debería ser un vinculo para unir a los hombres entre si y los estrechase con un mismo pensamiento al principio superior de todas las cosas.
La verdadera religión no es una manifestación exterior; es un sentimiento, y es  en el corazón humano donde está el verdadero templo de lo Eterno. La verdadera religión no  puede ajustarse a reglas  ni ritos estrechos. No necesita formulas ni imágenes; se preocupa poco de los simulacros y de las formas de adoración, y no juzga a los dogmas sino por su influencia en el perfeccionamiento de las sociedades
La verdadera religión abarca a todos los cultos, a todos los sacerdocios; se eleva por encima de ellos y les dice: ¡La verdad está más alta!
Todos los hombres no están en el estado de alcanzar esas cimas intelectuales. Por eso es por lo que  se imponen la tolerancia y la benevolencia. Si el deber nos incita a separar a los buenos espíritus de las manifestaciones vulgares de la religión, es preciso abstenerse de arrojar la piedra a las almas dolientes, desconsoladas, incapaces de asimilar las nociones abstractas  y que encuentran  en su fe ingenua un sostén y una conformación.
Hoy en día el número de creyentes sinceros a disminuido, la idea de Dios, antes sencilla y grande en las almas, ha sido desnaturalizada por el temor al infierno; ha perdido eficacia. En la imposibilidad de elevarse a lo absoluto, algunos hombres han creído necesario adaptar a su forma y a su medida todo lo que quisieran concebir. De esta forma han rebajado a Dios hasta su propio nivel, atribuyéndole sus  pasiones y sus debilidades, reduciendo la Naturaleza y el Universo, y, a través de su prisma de ignorancia, han descompuesto en diversos colores el puro rayo de la verdad.
 Las claras nociones de la religión han sido oscurecidas adrede. La ficción y la fantasía han engendrado el error, y este, condensado en el dogma, se a urgido como un obstáculo en el camino de los pueblos.
La Luz ha sido velada por aquellos que se consideraban  como los depositarios de ella, y las tinieblas en que se querían envolver a los demás se han producido en ellos y alrededor de ellos. Los dogmas  han pervertido el sentido religioso, y el interés de casta ha falseado el sentido moral. De aquí un cúmulo de supersticiones, de abusos, de prácticas idolatras cuyo espectáculo ha lanzado a tantos hombres a la negación.
Las religiones son manifestaciones temporales, aspectos parciales de la eterna verdad,  deben transformarse en cuanto han hecho su obra y no responden ya a los progresos y a las necesidades de la humanidad. A medida que esta avanza en su camino, necesita nuevas concepciones, un ideal más elevado, y los encuentra en los descubrimientos  de la ciencia y en las instituciones grandiosas del pensamiento.
Las religiones envejecidas se derrumban en sus bases y una renovación filosófica y social se prepara. El progreso intelectual y material llaman al progreso moral. Un mundo de inspiraciones se agita  en las profundidades de las almas y se esfuerza por adquirir forma  y nacer a la vida. El sentimiento y la razón, esas dos grandes fuerzas imperecederas como el espíritu, tienen por fin, el aproximarse.
La religión debe perder  su carácter dogmático y sacerdotal para mostrarse científica; la ciencia se separa  de los  escollos materialistas para iluminarse con un rayo divino. 
Va a surgir una doctrina  idealista en sus tendencias, positiva  y experimental  en su método y apoyada sobre hechos innegables.  Síntesis poderosa, abarcará y acumulará todas las concepciones variadas del mundo y de la vida, radiaciones interrumpidas, fases diversas de la verdad.
Esta será la resurrección, bajo una forma más completa, accesible para todos, de la doctrina secreta que conoció el pasado; el advenimiento de la religión natural, que renacerá sencilla y pura. La religión  pasará a los actos, al deseo ardiente del bien; el holocausto será el sacrificio de nuestras pasiones, el perfeccionamiento del espíritu humano. Tal será la religión superior, definitiva, universal, en cuyo seno desaparecerán, como los ríos en el Océano, todas las religiones pasajeras, contradictorias, frecuentemente causantes  de la división y de rompimiento para la humanidad.
La religión es necesaria e indestructible porque tiene  su razón de ser en la naturaleza misma  del ser humano, del cual resume y expresa las aspiraciones elevadas. Es también la expresión de las leyes eternas, y, desde ese punto de vista, debe confundirse con la filosofía, a la que hace pasar el dominio de la teoría de la ejecución y la torna viva y activa.
- Mercedes Cruz-
,( TODOS SOMOS HERMANOS AUNQUE NO PROFESEMOS LA MISMA RELIGIÓN, LO QUE NOS SEPARA EN EL DOGMA CON EL BIEN PODEMOS UNIRNOS. PORQUE EL BIEN ES BIEN EN TODAS PARTES ). 

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EL HOMBRE NO ES 
EXTRANJERO
EN NINGUNA 
PARTE

    Exponer este tema para aquellos que no tienen un conocimiento filosófico o que no pertenecen a alguna escuela espiritual o metafísica  resulta  una tarea arduo difícil. Sin este conocimiento espiritual sería casi imposible comprender por qué el hombre no es extranjero en ninguna parte.
    Nuestro planeta  se encuentra  dividido en diferentes continentes, países, razas, idiomas, culturas,  religiones, etc. Los pueblos están delimitados por fronteras que vienen a determinar un supuesto territorio sobre el cual se dice que existe soberanía; pero esta soberanía no es más que la consecuencia de los deseos de  poder y ambición en la que está sumergido el hombre. Cegado por el mundo de los sentidos centró sus intereses en obtener riquezas y beneficios materiales, olvidándose  de desarrollar la parte espiritual que lo conforma y obviando las  palabras del sabio Galileo: “Da al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
    Remitiéndonos a la historia, vemos cómo para obtener esa soberanía ha prevalecido el dominio del hombre por el hombre. A base de guerras, conquistas, exterminios y violaciones, muchas de ellas en nombre de Dios,  hemos producido todas estas divisiones étnicas, culturales  y territoriales; pero ¿Somos realmente diferentes por tener  diferentes culturas o creencias? ¿En qué nos diferenciamos los unos de los otros?
Parodiando a Hegel, ésta es una “diferencia que no es diferencia” porque el ser humano es un ser infinito-finito.  En el mundo de los sentidos nos vemos deslindados de nuestro prójimo; pero en realidad estamos unidos por un lazo indisoluble, común a todos los seres que habitan el infinito Universo.
   Si se tiene la oportunidad de conocer diferentes países,  uno  va poco a poco apropiándose de culturas y maneras de pensar distintas, aparentemente contradictorias,  pero cuando se analiza al ser humano, se llega a comprender que las necesidades del hombre, son iguales en todas partes; que sus sueños e inquietudes espirituales son los mismos, no importa lo distante de un país de otro, no importan las fronteras, las creencias religiosas o los aprendizajes culturales. En esencia, todos los seres humanos buscan y trata de alcanzar un estado óptimo de bienestar, que es lo que llamamos felicidad.
   Cuando el hombre ha experimentado lo suficiente y logra un nivel cognoscitivo superior, puede comprender la sabia sentencia de Jesús de Nazareth: “La casa de mi Padre tiene muchas moradas”; entonces entiende que en el mundo real no existen fronteras ni divisiones y que, como hombre, está en la necesidad de aprender y demostrar la vida a través de múltiples reencarnaciones y que en función de su plan de trabajo debe vivir no sólo en diferentes países de la tierra, sino también en distintos mundos del Universo, unas veces nacerá como blanco,  otras como negro o mestizo, como rico o pobre,  como hombre o mujer, según sea  su actuación en la tierra y según sea su programa.
En cada existencia y de acuerdo con nuestro programa espiritual, escogemos la raza, el sexo, el país, los padres y circunstancias particulares que nos van a permitir desarrollar nuestro  plan de vida;  siempre en función de los compromisos y deudas contraídas  en existencias anteriores. Esta experiencia de vida trae como lógica consecuencia que el ser humano se desarrolle como ente corpóreo-espiritual  y alcance un grado elevado de conocimiento  que le permitirá reconocer en los demás  seres humanos a su hermano
 Para entonces ya su nivel de espiritualidad le  hará  comprender  las leyes universales que  lo llevarán a afirmar axiomáticamente  que el hombre no es extranjero en ninguna parte y  que su patria es  el Universo.
Por: María Di Matteo

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¿Qué es la transmigración del Alma?

     Esta idea  es una superstición  fruto de la ignorancia sobre el sentido real de la reencarnación.
     Este falso concepto supone otra desviación más de las muchas que rodean a la realidad profunda que existe sobre la reencarnación y por ella hay quien acepta como posible el traslado del alma o una parte de la misma ,desde el cuerpo de una persona hasta otro cuerpo; o sea que el Espíritu de una persona viva, o una parte o aspecto del mismo podría pasar a ocupar y tomar el cuerpo de otra distinta, o sea, de un cadáver.
   Como ya sabemos, cuando el alma abandona el cuerpo físico definitivamente, es cuando se cortan todos los lazos fluídicos que la unen a la materia del mismo . Esto supone la muerte definitiva del cuerpo que así comienza un proceso de disgregación; dicho con mayor propiedad, se produce la desencarnación del Espíritu de  la persona , y esta, cuando se consuma totalmente es absolutamente irreversible. 
   Por otra parte el cuerpo que tendría que ser ocupado como destino de esa transmigración si ello fuera posible, forzosamente tendría que estar “muerto” y abandonado definitivamente por el Ente espiritual que lo ocupaba.  Si ese cuerpo está todavía  “ habitado” por su espíritu,  estaría siendo "invadido" por el Ente extraño, por lo que habría que hablar entonces de un caso de “obsesión” o “posesión”, pero nunca de transmigración.
   La transmigración tal como se entiende, no es posible porque no existe entre el Ser “ocúpa”, y el cuerpo “deshabitado” (cadáver), ninguna clase de lazo vital ni fluídico que pueda ligarles mutuamente entre sí. El cuerpo, una vez abandonado por su alma después de la muerte ya no tiene ninguna posiblidad de volver a la vida, ni con el Ser espiritual que lo habitaba ni menos aún con otro diferente.
   Por otra parte, sabemos que el Espíritu es una Unidad de Energía indivisible, en un cuerpo espiritual o periespíritu, que necesita reencarnar y lo hace en un cuerpo físico al que acompaña durante su formación y con el que se une en el nacimiento, formando una unidad total y completa, y no solamente en una parte, aspecto o  determinada cualidad del mismo..
   Esta superstición que es la transmigración, por ilógica y absurda, generalmente ha sido rechazada por el sentido común, y la gente, ante esta idea que ha confundido con la reencarnación y que desde luego “huele a disparate”, cree que todo lo que tenga que ver con el tema de la reencarnación,es igual de absurdo y que no merece la pena perder tiempo en considerarlo mas seriamente, porque lógicamente creen que si se continúa avanzando y profundizado en ello, solamente van a continuar encontrando disparates, más propios de la Ciencia Ficción, indignos de ser tomados en serio ni en lo mas mínimo.

- Jose Luis Martín-
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