miércoles, 15 de marzo de 2017

Reconociendo a los buenos espíritus


CONTENIDO DE ESTA PUBLICACIÓN EN EL DÍA DE HOY
:
        - Ayúdate y el Cielo te ayudará-
        -20 cuestiones a tener en cuenta en las reuniones mediúmnicas
        - Reconociendo a los buenos espíritus
        - Anécdotas de Chico Xavier

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      AYÚDATE Y EL CIELO TE AYUDARÁ


                     BUSCAD Y ENCONTRARÉIS. - Ayúdate y el cielo te ayudará. 
Pedid, y se os dará: buscad y hallaréis: llamad y se os abrirá - Porque todo el que pide recibe; y el que busca, halla; y al que llame, se le abrirá. 
¿O quién de vosotros es el hombre, a quien si su hijo le pidiere pan, le dará una piedra? -¿O si le pidiere un pez, por ventura le dará una serpiente? - Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos: ¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará bienes a los que se los pidan? (San Mateo, cap. VII, y. de 7 a 11). 


Desde el punto de vista terrestre, la máxima: "Buscad y hallaréis", es análoga a esta otra: "Ayúdate que el cielo te ayudará". Es el principio de la "ley del trabajo" y, por consecuencia, de la "ley del progreso", porque el progreso es hijo del trabajo y el trabajo pone en acción las fuerzas de la inteligencia. 

En la infancia de la humanidad, el hombre sólo aplica su inteligencia a buscar el alimento y los medios de preservarse de la intemperie y defenderse de sus enemigos; pero Dios le ha dado más que al animal: le ha dado "el deseo incesante de mejorar". Este deseo es el que le impulsa a buscar los medios para mejorar su posición y le conduce a los descubrimientos, a las invenciones y al perfeccionamiento de la ciencia, porque la ciencia es la que le procura lo que le falta. Por medio de estas investigaciones su inteligencia aumenta y su moral se purifica; a las necesidades del cuerpo suceden las necesidades del espíritu; después del alimento material es necesario el alimento espiritual; este es el modo como el hombre pasa del estado salvaje al de civilización. 

Pero como el progreso que el hombre cumple individualmente, durante la vida, es muy poco, y aun imperceptible en un gran número, ¿cómo podría, pues, progresar la  humanidad, sin la preexistencia y la persistencia del alma? Si las almas se fuesen todos 
los días para no volver jamás, la humanidad se renovaría sin cesar con elementos 
primitivos, teniendo que hacerlo todo y aprenderlo todo; no habría pues, razón para que 
el hombre estuviese más adelantado hoy que en las primeras edades del mundo, puesto 
que al nacer, el trabajo intelectual estaría para empezar. El alma, por el contrario, volviendo con su progreso hecho, y adquiriendo cada vez alguna cosa más, pasa de este modo gradualmente de la barbarie a la "civilización material" y de ésta a la "civilización moral". 

3. Si Dios hubiese librado al hombre del trabajo del cuerpo, sus miembros 
estarían atrofiados; si le hubiese librado del trabajo de la inteligencia, su espíritu hubiera 
quedado en la infancia, en el estado de instinto del animal; por esto ha hecho que fuera 
una necesidad el trabajo; le ha dicho: "Busca y hallarás, trabaja y producirás"; de este 
modo serás hijo de tus obras, tendrás el mérito y serás recompensado según lo que 
habrás hecho. 

4. Haciendo aplicación de este principio, los espíritus no vienen a ahorrar al hombre el trabajo de sus investigaciones, trayéndoles descubrimientos e invenciones enteramente hechos y prontos a producir, de modo que no tenga que hacer otra cosa que tomar lo que se le pondría en la mano, sin tener el trabajo de bajar para recoger, ni menos el de pensar. Si así fuese, el más perezoso podría enriquecerse, y el más ignorante ser sabio a poca costa, y el uno y el otro atribuirse el mérito de lo que no habrían hecho. No, "los espíritus no vienen a librar al hombre de la ley del trabajo, sino a enseñarle el objeto que debe conseguir y el camino que a él conduce, diciéndole": Marcha y llegarás. Encontrarás piedras a tu paso, pero procura quitarlas por tí mismo, pues te damos la fuerza necesaria si quieres aprovecharte de ella. ("Libro de los Médiums", cap. XXVI, núm. 291 y siguientes.). 

5. Desde el punto de vista moral, las palabras de Jesús significan: Pedid la luz que debe iluminar vuestro camino, y os será dada; pedid la fuerza para resistir el mal, y la tendréis; pedid la asistencia de los buenos espíritus, y vendrán a acompañaros, y como el ángel a Tobías, os servirán de guías; pedid buenos consejos y nunca os serán rehusados; llamad a nuestra puerta y se os abrirá; pero llamad sinceramente, con fe, fervor y confianza, presentáos con humildad y no con arrogancia: sin esto quedaréis abandonados a vuestras propias fuerzas, y los mismos desengaños que tengáis serán el castigo de vuestro orgullo. 

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.


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        20 CUESTIONES A MANTENER EN CUENTA EN LAS REUNIONES MEDIUMNICAS



Mercedes Cruz Reyes
Ha llegado la hora en que la mediúmnidad  a de ser difundida más extensamente. Nuevas generaciones llaman a las puertas del Centro Espírita en busca de oportunidades educativas  para la mediúmnidad de que se sienten portadores, es por eso que los Espíritas y los Centros Espiritas han de estar preparados, para dicho respecto.
Es necesario que las escuelas de fe se adecuen  para que el pensamiento de Jesús a través de los Espíritus Superiores,  pueda continuar llegando  en condiciones adecuadas para la construcción de una enseñanza de calidad  superior.
Los Patrones de Calidad fueron originados en el VIII Congreso Espirita de Bahía, en Noviembre de 1993, donde  se elaboró un documento base conteniendo veinte propuestas  que se presento al público y fue ampliamente discutido y analizado en los Centros Espiritas.
La intención con que se hizo ese análisis era la de atraer colaboradores  a fin de que la temática, una vez perfeccionada  fuese consolidada  a través del esfuerzo colectivo, llegase a tener  la fuerza de un compromiso.
Pasaremos a analizar esas veinte cuestiones. Que fueron desdoblas en 22
Selección y actitud privada
 No se debe admitir en el local y en el horario para el intercambio mediúmnico  a nadie sino al equipo responsable, solo se hará excepción para algún invitado en  condiciones de asistirlo, bajo el criterio del dirigente.
Allan Kardec cita en la cuestión 330 de “El Libro de los Médiums”  la observación de que la calidad de los médiums no determina la calidad de una reunión, aclarando que las influencias de todos los asistentes repercuten en ella, es por eso que en el Estatuto de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas se observan  normas seguras y capaces de proteger sus reuniones experimentales, contra la infiltración de elementos faltos de formación, curiosos o antagónicos, conforme se refleja en los artículos 3º, 4º y 17º, en este último prohibiendo terminantemente las sesiones mediúmnicos públicas.
Observando  dicho Estatuto en el artículo 22  la posibilidad de la asistencia de oyentes, solo cuando fuesen participantes que simpatizasen  con los trabajos de la Sociedad y ya estuviesen lo suficientemente iniciados en la ciencia espirita para comprenderlos.
Allan Kardec nos aclara  en el primer punto: LAS COMUNICACIONES DEL MÁS ALLÁ ESTÁN RODEADAS DE MÁS DIFICULTADES DE LO QUE GENERALMENTE SE CREE: NO ESTÁN EXENTAS DE INCONVENIENTES Y PELIGROS PARA LOS QUE NO TIENEN LA NECESARIA EXPERIENCIA.
El pensamiento de Allan Kardec en El Método (El Libro de los Médiums, 1ª parte, cap.III) contiene el tema: El mejor método de enseñanza espírita consiste en dirigirse antes a la razón que a la vista…
Los que creen antes de haber visto, solo porque leyeron y comprendieron, lejos de ser superficiales son, todo lo contrario, los que más meditan.
La comprensión previa de los hechos, no solo coloca a las personas en condiciones de percibir todas las anomalías, sino también, de aprender un sin número de particularidades, de matices, algunas veces muy delicados, que escapan al observador ignorante.
Estos son los motivos que nos fuerzan a no admitir en nuestras sesiones experimentales más que a los que posean suficientes nociones preparatorias para comprender…
Concuerdan con el Codificador, León Denis (En lo Invisible, 1ª parte, cap. IX), Manuel Filomeno de Miranda, (En las Fronteras de la Locura, cap. 16) y la totalidad de los Espíritus nobles vinculados a la divulgación espírita en nuestra tierra, además de la mayoría de los investigadores encarnados, comprometidos con el ideal de la Doctrina Espírita.
Esos criterios se aplican al ejercicio mediúmnico de responsabilidad de grupo y solidaria. Naturalmente que hay médiums y siempre los hubo, comprometidos por la fuerza de un programa reencarnatorio para trabajar la mediúmnidad dentro de un enfoque de mayor libertad, con fines exclusivos de probar la sobre vivencia, justificando, de ese modo, una actitud más favorable al público.
El segundo punto es SELECCIÓN DE LOS PARTICIPANTES POR EL CRITERIO DE LA AFINIDAD ENTRE SI, INTERÉS, DEVOCIÓN, CAPACIDAD DE INTEGRACIÓN, EQUILIBRIO EMOCIONAL, SALUD Y CONOCIMIENTO ESPÍRITA COMPATIBLES CON LA TAREA QUE SE PROPONEN.
La influencia del medio por la condición mental y el nivel de los participantes  encarnados determinan, la calidad del asesoramiento espiritual de la reunión, así como  de las posibilidades de realización del grupo.
La necesidad de un conocimiento doctrinario básico elimina una buena parte de los riesgos de una frustración, derivada de una selección mal hecha, pues cuando se reúnen personas dispuestas al aprendizaje para colocarse a la altura de la tarea, es señal de que esos candidatos ya demuestran un cierto valor moral que, desde ese punto de vista, les acreditan.
También se consideran  otros factores de orden íntimo y de comportamiento, tales como – interés, devoción, etc. – que se reflejan de otro modo en la base psicológica del candidato. No sse intenta medir  el nivel evolutivo de las personas, cosa que es imposible,  sino para evitar que elementos incapaces  por una postura excesivamente teórica  y falta de compromiso, intercepten el trabajo,  a los que se esfuerzan en hacerlo debidamente, desarrollando la amistad y la convivencia que son factores indispensables para un trabajo mediúmnico de calidad.
En un Centro Espirita donde las tareas de solidaridad ya están implantadas y en funcionamiento,  los candidatos surgirán  del grupo que las desarrolla y del conjunto de personas que trabajan indirectamente para que las cosas ocurran.
Ante la hipótesis que se nos presenta en un grupo en formación, no conviene comenzar por las experiencias mediúmnicos organizadas, sino con ensayos de servicios fraternos, como talleres de adiestramiento para definir la afinidad y que sirvan de seleccionadores naturales de elementos útiles.
El trabajo mediúmnico es para las personas integradas en las actividades del Centro Espírita.
Cuando un grupo surge en torno a la mediúmnidad de alguien, formándose con las personas atraídas por aquel foco y con los elementos que se prestan a dar apoyo a aquel médium, es conveniente que el grupo no se aísle, sino que procure utilizar los conocimientos de otros más experimentados a través de pequeños aprendizajes de observación.
Si el grupo posee valor moral o lo adquiere, y sus miembros se unen por medio de un compromiso serio a través del propio canal mediúmnico que le dio origen, difunden orientaciones valiosas señalando caminos de trabajo, rutas de estudio capaces de ir encaminando aquel experimento de mediúmnidad natural hacia una tarea bien organizada.
Allan Kardec nos dice: Todos tienen derecho a ser candidatos a la enseñanza espiritual, siempre que no sean opositores a ella, consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente.
El incrédulo sistemático, el que se complace en el materialismo por las emisiones perturbadoras de que son portadores, no puede participar directamente de las reuniones mediúmnicos. Aquel que es incrédulo por ignorancia y que está despertando la buena voluntad, puede y debe proponerse como candidato para la enseñanza espiritual desde que cumpla el programa preparatorio necesario, y consiga sus áreas por medio de la respetabilidad y dedicación, esperando con paciencia su oportunidad.
También añadimos la salud y el equilibrio emocional como requisitos previos. Manuel Filomeno de Miranda hace referencia a esos temas en el Preámbulo de Cadenas Rotas, afirmando textualmente que solo aquellas que se encuentran con una salud equilibrada están capacitadas para el trabajo en equipo, y añadiendo: personas nerviosas, versátiles, susceptibles, carentes de auxilio no encontrándose habilitadas para más altos cometidos que exigen recogimiento, paciencia, afectividad, clima de oración en una esfera de lucidez mental.
Estos candidatos, no son eximidos para siempre, no se trata de una exigencia discriminatoria, porque la dolencia es transitoria no constituyendo un impedimento definitivo; enfermo hoy, saludable mañana.
Otro requisito indispensable es la afinidad, que se adquiere con la convivencia en el Centro Espirita,  que a veces se remontan a otras vidas, o a compromisos asumidos en el Plano Espiritual, pues la simpatía y afinidad cuando son profundas no se adquieren en cuatro días, y aunque no existe en todos los miembros sería muy bueno que así fuese en relación al mayor número posible de colaboradores, principalmente aquellos bajo cuyos hombros pesan mayores responsabilidades.
Un Centro Espírita es una gran sintonía, y es comprensible que otras sintonías menores también se construyan en ese ambiente dedicado al estudio, a la caridad y a la oración, cuando un grupo de personas se integren en el conjunto.
Cuando existen diversos grupos mediúmnicos en un mismo Centro, es conveniente que se intente agrupar a las personas con rasgos psicológicos parecidos, y con lazos más estrechos de amistad, para que no se aíslen o pierdan el estímulo, consiguiendo así una integración cada vez mayor en el sentido colectivo.
Herminio de Miranda  nos dice en el libro “Dialogo con las Sombras” que es mejor rechazar al principio un participante sobre el cual tengamos algunas dudas razonables, que vernos forzados después a decirle que desgraciadamente tenga que dejar el grupo por no adaptarse a las condiciones exigidas por el trabajo”.
Hay que meditar muy bien antes de formar un grupo para aceptar solo a aquellos con los que se pueda contar con un mínimo de comprensión y engranaje con los demás. Esto en lo que respecta a un grupo inicial, en el caso de los ya Consolidados se sugiere la no invitación a posibles candidatos interesados  excepto cuando se trate de aquellos que se sientan realmente interesados en participar de la tarea mediúmnica.
En el tercer punto entra los requisitos inherentes de los participantes : ARMONÍA Y AMISTAD ENTRE LOS MIEMBROS DE CADA GRUPO MEDIÚMNICO Y ENTRE LOS DIVERSOS GRUPOS, NO PERMITIENDO NINGÚN SENTIMIENTODE COMPETICIÓN.
La armonía se sitúa aquí como una adquisición a ser alcanzada por el grupo, un proceso en el que la realización de cada individuo inter actúa con la de los demás, estableciéndose un efecto sinérgico – acción conjunta o combinada de dos o más factores que se potencian – en el que el resultado es mayor que la suma de las partes.
Manuel Filomeno de Miranda afirma que la armonía del conjunto se consigue por medio del ejercicio de la cordialidad entre los diversos miembros, que se conocen y se ayudan en el ambiente de lo cotidiano, (Preámbulo de Cadenas Rotas).
Una propuesta de ese tipo, en la que la relación no se agota en el contenido e interés de la propia reunión progresando hacia otras áreas como sugiere el Benefactor, necesita del apoyo de la amistad fraternal desinteresada, y siendo capaz de acoger a todos en transformaciones de calidad superior que irán a establecer las bases vibratorias del propio trabajo mediúmnico, fomentando la confianza y estima.
Por esta razón Allan Kardec instituyó como base psicológica para la reunión mediúmnica, la idea de una familia por ser la familia una institución donde se construye la amistad. Y la característica de la amistad es el compartir, esto es, ser feliz con la felicidad del otro.
En esa propuesta no hay lugar para la competición, a no ser en la saludable y natural emulación del Bien que se inspira por los buenos ejemplos para impulsar el crecimiento del ser, porque esa es una de las finalidades de la vida social.
De esta forma nunca se podrán realizar trabajos mediúmnicos de calidad cuando los miembros del grupo se pierdan por los laberintos de la envidia y de las desconfianzas.
El cuarto punto trata de: INTERÉS INCESANTE EN APRENDER-SIRVIENDO CON DESPRENDIMIENTO DE TODA ACTITUD PERSONALISTA.
Allan Kardec concibió las reuniones como permanentes frentes de estudio, animando a los médiums a liberarse de toda presunción de infalibilidad (EL Libro de los Médiums, apartado 329).
Por lo tanto no hay límite para el perfeccionamiento mediúmnico, el cual avanzará hasta el infinito. Debemos entender la falibilidad y la infalibilidad, no necesariamente como mistificación o error, sino como precisión – imprecisión, perfección – imperfección. ¿Quién de nosotros, conscientemente se consideraría completo? . La meta es huir del inmovilismo, aceptar nuevos desafíos y avanzar. Llegados a ese punto, es oportuno el siguiente comentario: El adiestramiento mediúmnico debe ser permanentemente vivido bajo la criba de la observación rigurosa con vistas a ese tan anhelado perfeccionamiento.
El Espíritu Manuel Vianna de Carvalho, a través de la psicografia de Divaldo Franco, en el libro Médiums y Mediumnidades, cap.15, afirma: El médium debe ser servidor de la Vida, el beneficio de todas las vidas. La suya se ha de dedicar a la lucha por el auto perfeccionamiento, observando las heridas y estudiando las deficiencias, a fin de conseguir un mayor crecimiento en la escala de valores morales, de modo que se sintonice con las Entidades veneradas, que no son siempre las que se hicieron famosas en el mundo, sino las que construyeron las bases de la felicidad por la labor del terreno de los corazones en la ejecución del bien. Esta propuesta solo se refiere al servicio por el prójimo, lejos, por lo tanto, del interés personalista.
El quinto punto es la  COOPERACIÓN RECÍPROCA Y MOTIVACIÓN  PERMANENTE.
La cooperación es la característica primordial de la labor en equipo. Es la expresión práctica y efectiva de la caridad intercambiada entre los trabajadores de la fe, consolidándose en nuestros lugares de trabajo para extenderse más allá de sus límites inmediatos, y abrazar a la humanidad entera.
Sin que nos amemos, los que optamos por las lides del Espiritismo bajo la protección de Cristo, la caridad a los demás no se concretará, sino que será una farsa, un engaño vulgar y despreciable.

Cooperación es vivir experiencias, es realzar el bien vivido, es ayudar a otro en sus dificultades. Para eso es indispensable la reciprocidad, expresión de la amistad victoriosa, completando el camino de ida y vuelta, de corazón a corazón. Al final viene la motivación que se expresa por el interés y entusiasmo con la tarea, logros que solo aparecen cuando hay progreso y renovación.
Frecuentar las reuniones por miedo, porque da las normas como instrumento de poder sin una vocación legítima, es engañarse. La mediúmnidad necesita de trabajadores entusiastas, voluntarios y decididos.

El sexto punto  trata del COMPROMISO INDIVIDUAL Y COLECTIVO CON EL ESTUDIO, LA ORACIÓN, LA PRÁCTICA DE LA CARIDAD Y LA AUTO ILUMINACIÓN PROGRESIVA.
Son muchas las alusiones de Allan Kardec de la importancia del estudio de los que integran un grupo de mediúmnidad.
La oración puede ser considerada como un grito pidiendo auxilio, un canto de gratitud, un acto de alabanza, un poema de amor dirigido a Dios. Tiene una flexibilidad poco común, y se destina a fines diferentes.
Guardar silencio interior es aprender la técnica de la oración, capaz de dar animación a toda la realidad del sentimiento y de la emoción superior, es una conquista importante.
En la reunión mediúmnica, la oración en una condición preliminar para el servicio, pero también es un recurso terapéutico cuando por la intercesión y piedad ante los dolores ajenos, el pobre labrador mediúmnico moviliza y direcciona las fuerzas y energías de socorro. Se hace también vigorizador de la sintonía para contactar con los Espíritus nobles que despiertan en nosotros sentimientos de elevación y renuncia, y enseñando a la ciencia del alma, la cual enseña realizaciones indestructibles. Aquí está alcanzada la iluminación progresiva y la práctica de la caridad legítima.
Estimulado por esa percepción, el trabajador de la mediúmnidad se sentirá inmensamente feliz por ser útil; tomará parte en alguna cosa, en los pases, donde sea preciso, en el contacto con los sufridores. Visitará hospitales, atenderá a su familia con dedicación extrema y descubrirá mil formas de ayudar, porque el espacio de la sala mediúmnica se hace pequeño para su inquietud agrandada.
El séptimo punto trata de otro requisito imprescindible  la PRÁCTICA DEL CULTO DEL EVANGELIO EN EL HOGAR.

El culto del Evangelio en el hogar es, antes que nada, una medida de protección para el trabajador mediúmnico. Por esta regla se establece un circuito de fuerzas entre el hogar y el Centro Espírita, facultando el socorro a las Entidades sufridoras y equivocadas, atraídas al psiquismo de cada uno por la fuerza de compromisos de diversos órdenes, que  se instalan en los hogares en cuanto regulan sus vidas.

Independientemente de ese aspecto higiénico y práctico, hemos de considerar el aspecto iluminado y pacificador que el culto en el hogar proporciona, llevando esclarecimientos y consuelo a nuestra familia necesitada de Jesús y de sus lecciones.

Como afirma la benefactora espiritual Joanna de Ángelis, es: Cuando la familia ora, Jesús se detiene en casa. Cuando los corazones se unen en las ataduras de la fe, el equilibrio ofrece  bendiciones de consuelo y la salud derrama vino de paz para todos (Mies de Amor, cap. 59).

El octavo punto trata de la importancia de la INTEGRACIÓN EN LAS TAREAS Y PROGRAMAS DELA CASA ESPÍRITA, Y COMPROMISO CON LA CAUSA.

La Casa tiene sus reglas en la temporalidad; la Causa se proyecta en una dimensión fuera del tiempo. La Casa tiene formas; la Causa es esencia. La primera es del hombre; la segunda es de Dios. La Casa es el fenómeno; la Causa es la Doctrina.

El pobre labrador de la acción mediúmnica jamás dejará de atender sus deberes relacionados con los trabajos a los que se comprometió en la Casa que le dio cobijo, pero convivirá con un ideal de unificación aproximándose desde otras Casas, participando en los acontecimientos, confraternizando, intercambiando experiencias, ayudando a la ciencia del Espíritu inmortal.

No hay peligro alguno para la Casa el contar con trabajadores concienciados en relación a la Causa, pues cuanto más se aperciba el pobre labrador de la grandeza de la Causa, más se proyecta en el amor y en el trabajo de la Casa para que esta sea el reflejo de aquella.

El noveno punto se refiere a la preparación del ambiente y advierte sobre la necesidad de tener AMBIENTE RESERVADO EXCLUSIVAMENTE PARA LAS REUNIONES MEDIÚMNICAS O ACTIVIDADES AFINES.

Además de prefijar la hora y el día es preferible que haya un lugar dedicado a las reuniones, porque el recogimiento se hace mayor “(El Libro de los Médiums, tema 282, apartado 16). Aunque eso no haya de constituir una obligación absoluta, porque los espíritus van a todas partes.

Ese pensamiento lo corroboró Allan Kardec más adelante en términos concretos, al proponer en su Proyecto de 1862 que el Establecimiento Central debería tener una estancia para las evocaciones particulares, una especie de santuario nunca utilizado para otros menesteres.

A veces no se cuenta con otro apartado, solo con el de las sesiones y  afirma Herminio de Miranda: “Lo ideal es tener un compartimento destinado solo a la tarea mediúmnica. Cuando eso no fuera posible, deberá tenerse cuidado de usarlo, al menos, para actividades nobles”. En una palabra respetarlo como un lugar especial, una especie de santuario donde el buen clima, el respeto, la cordialidad y los estudios nobles además de las sesiones mediúmnicos le concederán honorabilidad y respeto.

El apartado decimo nos dice que  ha de reinar en el recinto GARANTÍA DE SILENCIO Y ARMONÍA VIBRATORIA EN TODAS LAS DEPENDENCIAS DEL CENTRO ESPÍRITA, EVITÁNDOSE ACTIVIDADES  SIMULTÁNEAS QUE PUEDAN DESESTABILIZARLAS.

Allan Kardec propone actitudes respetuosas, recogimiento y silencio (El Libro de los Médiums, tema 34) para asegurar la armonía psíquica del área interna formada por la reunión.

Herminio de Miranda propone que el ambiente sea amplio y aireado, de tal modo que se evite la fatiga por la intoxicación, debido al calor o a la falta de renovación de aire.

Una situación deseable, siempre que sea posible, sería la de programar las reuniones mediúmnicos para las ocasiones en las que el Centro Espírita no esté en la confluencia de muchas actividades simultáneas y febriles disminuyendo la agitación psíquica, sino favoreciendo el recogimiento indispensable para las manifestaciones espirituales.

En el apartado once entran las normas y procedimientos   donde el EQUIPO HA DE ESTAR CONCIENCIADO EN LO REFERENTE AL VALOR DE LAS DISCIPLINAS PREPARATORIAS, PUNTUALIDAD Y ASIDUIDAD.

Cuando hablamos de disciplinas preparatorias, no nos estamos refiriendo a los sucesos ocasionales o cuidados, solo para el día de la reunión. Nos referimos a los logros intelecto-morales, incorporación de hábitos de vida saludables, a fin de que el trabajador esté siempre listo para el trabajo; esta es la meta a ser alcanzada.

El trabajador espírita necesita establecer actitudes y hábitos relativos al día de la reunión mediúmnica, y por causa de ella es por lo que, en ocasiones, aún no está listo para el trabajo, de hecho. Esta mentalización, todavía se encuentra en su inicio. Si alguien se impone unas normas a las que no está acostumbrado, siquiera momentáneamente, para situarse al nivel de una iniciativa espiritual, está a un paso de comprender la necesidad de practicarlas en lo cotidiano, para mejorar su entrega en cualquier circunstancia.

Sobre este particular, se hace indispensable hablar de los inconvenientes de la indisciplina mental, del exceso de actividad física, del chismorreo y de los vicios de cualquier clase, incluso de la sensualidad en sus diversas formas, agotadoras y agresivas para el equilibrio general del sistema nervioso, de la mente y de lo emocional.

La puntualidad y la asiduidad, son las únicas normas formales que se pueden exigir para un trabajo mediúmnico, porque sin ellas, la improvisación y el descuido minarían la iniciativa. Todas las demás pertenecen a la intimidad y conciencia de cada uno.

El apartado doce trata de  la REGULARIDAD DE LAS REUNIONES CON EL MISMO EQUIPO, EVITANDO HACER EXPERIMENTOS FUERA DE LUGAR Y DE MOTIVACIÓN OCASIONAL.

En el tema 333 de El Libro de los Médiums, Allan Kardec afirma: Cuando las reuniones se efectúan en días y horas determinadas, ellos (los Espíritus frecuentadores habituales) se preparan anticipadamente para comparecer, y es raro que falten.

También en este mismo tema, el Codificador manifiesta: No obstante, no hay nada más perjudicial para las buenas comunicaciones que el llamarles a diestro y siniestro, cuando se apodera de nosotros la fantasía y, sobretodo, sin motivo formal; como no están obligados a someterse a nuestros caprichos, podría muy bien ser que no quisieran incomodarse, y entonces es cuando otros pueden tomar su puesto y su nombre.

Allan Kardec tuvo cuidado en no dogmatizar porque las leyes que rigen las relaciones entre los Espíritus y los hombres son flexibles, estableciendo la excepción y el criterio que lo determinaría, afirmando que los Espíritus comprometidos con las reuniones pueden comparecer a ellas en ocasiones diferentes de las habituales, presentándose con gusto  si el fin es útil. Lo difícil es saber definir  si es útil el fin perseguido. El fin anhelado por la reunión extraordinaria que pretendemos, no podrá ser atendida por los Espíritus si son fuera de tiempo.

Disponiendo el grupo de médiums seguros, y persistiendo una duda honesta se puede consultar a los Instructores Espirituales, pues en realidad, son ellos los verdaderos dirigentes de los trabajos serios de intercambio espiritual.

Si es verdad que el Espiritismo vino a difundir ampliamente la mediúmnidad noble y popularizarla, liberándola del carácter esotérico con el que era considerada en el pasado, para que nadie se sintiese huérfano de la enseñanza espiritual, también es verdad que no podemos exponerla a un medio inadecuado bajo pena de tener a su luz eclipsada por nuestra precipitación.

El trece trata CANTIDAD DE PARTICIPANTES LIMITADA, COMPATIBLES CON LA NATURALEZA ESPECÍFICA DE LA REUNIÓN Y CAPACIDAD DE ARMONIZACIÓN DEL EQUIPO.


Allan Kardec no establece un límite determinado para el número de personas que pueden asistir a las reuniones, pero advierte de los perjuicios causados por la cantidad excesiva de participantes El Libro de los Médiums, tema 332).

Naturalmente, cuanto mayor sea ese número tanto más difícil será la homogeneidad de pensamientos. También tienen que ser considerados otros aspectos al establecer ese límite entre los cuales destaca el espacio físico disponible y la cantidad de médiums manifiestos.

En los grupos de muchos participantes, la posibilidad de que aparezca un número apreciable de médiums es mayor, y como el buen orden de los trabajos impone un límite a las psicofonías simultáneas, algunos de esos intermediarios tendrían que permanecer silenciosos e impedidos de actuar.

Herminio de Miranda afirma que el grupo puede estar constituido y funcionar bien hasta con dos personas, pues según las palabras de Cristo bastará con que dos o más se reúnan en su nombre para que Él esté en medio de ellos (Diálogo con las Sombras, cap. I El Grupo).

Existe la propuesta de que no se fije un número sino que se formen equipos adecuados y conscientes con el objeto específico de la reunión, para el cual el grupo sea convocado y que se tenga en cuenta, sobretodo, los compromisos asumidos, los cuales se van trazando con el tiempo.

El catorce atiende al punto MIEMBROS DEL EQUIPO NO COMPROMETIDOS CON PRÁCTICAS DE INTERCAMBIO ESPIRITUAL DE OTRAS INSTITUCIONES.

André Luiz propone, como uno de los requisitos previos para el participante de una reunión mediúmnica de desobsesión: Pertenencia a un solo grupo, evitando los inconvenientes del compromiso de desobsesión en varios equipos al mismo tiempo (Desobsesión, cap. 25).

La primera razón es de orden higiénico desde el punto de vista de la salud, ya que el médium debe preservarse de los excesos. Coincidimos en que hay personas dispuestas y saludables  capaces de ejercer más de un compromiso mediúmnico regular por semana. Sin embargo, es preferible que lo haga en el mismo Centro y bajo la misma dirección, para evitar las dificultades de orientación. Este punto es el que nos parece fundamental y que desaconseja el ejercicio mediúmnico en Centros diferentes: las orientaciones particulares y los prejuicios derivados de ahí, para el desarrollo del médium y la consolidación del Movimiento Espírita.

Si el trabajador se divide entre dos centros le faltara tiempo y motivación para cooperar  en otras tareas en el Centro de su elección, cuando lo tenga.

En la cuestión quince nos dice  que CADA MIEMBRO DEL EQUIPO DEBE SER CONOCEDOR DE SU FUNCIÓN Y DE TODAS LAS DEMÁS INHERENTES AL TRABAJO MEDIÚMNICO, NO SIENDO ACONSEJABLE LAS IMPROVISACIONES O DUPLICIDAD DE FUNCIONES.

André Luiz afirma: “Todos los componentes asumirán funciones específicas” (Desobsesión, cap.20)

Es totalmente indeseable la improvisación o duplicidad de funciones. Algunos compañeros han tenido la idea de que el médium también puede sustituir al adoctrinador. Ese hecho denota, sobretodo, desorganización, constituyendo una improvisación peligrosa, pues siendo el médium una persona ultra sensible puede, en un momento dado, verse envuelto por la Entidad sufridora cuando esté ejercitando el adoctrinamiento, en vez de mantener la sintonía con el Espíritu que necesita de atención.

Manuel Filomeno de Miranda, en el Prólogo de Cadenas Rotas, al trazar el perfil de un equipo mediúmnico define el campo de acción de los médiums y adoctrinadores llamando la atención sobre las cualidades específicas de unos y otros. A partir de esas enseñanzas, no vemos la forma de flexibilizar el campo de acción de los participantes, para que ellos hagan de todo.

A pesar de todo, si hubiese necesidad de ese servicio, los Guías Espirituales pueden modificar el campo de sintonía de un médium, de tal modo que él pase a ser un adoctrinador, pero este hecho se dará de modo permanente y duradero, y en esos casos la persona cambiará efectivamente de función, pero nunca se deberá ejercer ambas funciones simultáneamente.

En la cuestión dieciséis entramos en el apartado de la dirección y adoctrinamiento y nos esclarece que el DIRIGENTE ENCARNADO  HA DE SER CON EXPERIENCIA EN EL ADOCTRINAMIENTO, CONOCIMIENTO DOCTRINARIO Y LIDERAZGO NATURAL, CAPAZ DE EJERCER LA AMISTAD SIN PRIVILEGIOS, Y DE ORIENTAR CON BONDAD Y FIRMEZA.

Esos requisitos no son todos los atributos de la función del dirigente. Allan Kardec se refiere con énfasis a la superioridad moral como condición indispensable para inspirar respeto a los Espíritus inferiores (El Libro de los Médiums, tema 279).

León Denis propone que la dirección sea confiada a una persona bien dotada desde el punto de vista de las características psíquicas, con simpatía, y digna de confianza (En lo Invisible, 1ª Parte, cap. X).

Esa capacidad de atraer, congregar y estimular es propia del líder, aquello que deriva de su entusiasmo, de su ejemplo, y de su capacidad y eficacia para convencer, manteniendo la participación, pero es preciso que ese liderazgo no sea impuesto, sino cautivador.

El dirigente debe ser aquel en quien los Instructores Espirituales confían, constituyéndose delante del grupo como el representante de esos Espíritus, en el plano físico.

¡Inclinación a la fraternidad! Es exactamente la cualidad de no tener preferencias, a fin de que se puedan abrir los brazos para amar a todos como a un hermano o a un padre; ese es el papel del dirigente.

El apartado diecisiete nos habla sobre las ATENCIONES A LOS ESPÍRITUS SUFRIDORES, CONDUCIDOS DE FORMA AMOROSA Y SEGURA, CON TACTO PSICOLÓGICO A TRAVÉS DE DIÁLOGOS RESPETUOSOS Y OBJETIVOS.

 En el Prólogo de Cadenas Rotas, Manuel Filomeno de Miranda propone que los encargados de dialogar con los Espíritus estén dotados de lucidez para ofrecer un campo mental armonizado, a fin de facilitar la comunicación con los Instructores desencarnados y, de ese modo cooperarán con el modelo de programa, evitando discusiones infructuosas, controversias irrelevantes e innecesarias, o información precipitada y maliciosa al atormentado que ignora el trance grave de que es víctima.

Ante este derrotero trazado por el Benefactor, exponemos algunas observaciones fruto de la experiencia y de otras enseñanzas recibidas de los Amigos Espirituales, las cuales proponemos seguir: El diálogo con los Espíritus sufridores debe ser desarrollado en un tono de voz natural, de forma coloquial, sin esforzarse en hacerse oír por todos los componentes del grupo.

El adoctrinador no debe olvidar nunca que está conversando con un individuo que, no poseyendo ya un cuerpo físico conserva reacciones psicológicas similares a las de aquellos que aún están encarnados, necesitando, en aquel instante, una atención especial. Entonces es cuando debe transmitírsele comprensión y optimismo para que pueda superar sus dificultades en el tránsito desde la sepultura.

Por lo tanto, se deben pronunciar las palabras con profunda delicadeza para mantener el desarrollo de las vibraciones, no olvidando ser parco en palabras, pero sin autoritarismo radical en las circunstancias de atención a los Espíritus malévolos e impenitentes de la Erraticidad. Hay que evitar explicaciones doctrinarias que parezcan discursos, y sobre todo, no hacer críticas ostentosas o veladas debido al estado de sufrimiento manifestado por la Entidad comunicante que está siendo atendida.

Se debe actuar más con un sentimiento de bondad que con palabras duras; hay que dejar al Espíritu manifestarse para conocer la causa oculta del problema antes de tomar la iniciativa en la comunicación, para ayudarle correctamente.

No se debe preocupar en identificar quien es la personalidad sufridora que se comunica, pues el trabajo de intercambio espiritual tiene por base la caridad anónima.

Es necesario explicarle la razón de su sufrimiento actual antes de disminuir sus dolores, trayendo a colación el comportamiento incorrecto durante su existencia carnal, porque esto tiene un efecto semejante al de un ácido al quemar las fibras íntimas de la criatura sufridora.

Cuantas menos averiguaciones se hagan, será mejor, incluso no utilizando sistemáticamente la terminología espírita, ni tampoco insistiendo en insinuar que el comunicante adopte la actitud de oración, pues quién está viviendo sensaciones de desesperación no tiene la mínima condición para entender o asimilar conceptos y consejos con los que no está interesado.

El adoctrinador debe tener siempre presente que la finalidad del fenómeno de la psicofonía, prioritariamente, es el contacto del Espíritu sufridor con el fluido animalizado del médium para que ocurra lo que se llama el “choque anímico”.

Allan Kardec utilizó el término de fluido animal porque en la conexión periespiritual entre el comunicante y el médium, para que se produzca la psicofonía se produce una transferencia de elevada carga de energías animalizadas que son absorbidas por el desencarnado, produciéndole un choque energético que promueve su despertar a una realidad nueva de la que no se daba cuenta.

Eso es necesario porque en la desencarnación el ser inteligente se lleva consigo innumerables impresiones físicas y mentales que permanecen en su campo periespiritual después de la muerte biológica. De ahí el concepto doctrinario de que morir definitivamente es tener conciencia y familiaridad con el mundo que pasa a habitar.

Por eso el adoctrinador debe ser muy cauteloso en el momento de comunicar la situación en que se encuentra el Espíritu que está siendo atendido. Precipitar el conocimiento de su muerte biológica puede causarle un trauma emocional desestabilizador de consecuencias desagradables, tanto para él como para el médium que recibe las descargas psíquicas del sufridor.

Consideremos a alguien que tuvo una muerte repentina ocurrida por una crisis cardiaca, sin ningún conocimiento de la vida espiritual, ocurrido en un ambulatorio médico y siendo atendido por una persona que le dice de repente:
 “Ya está muerto”. Naturalmente, la reacción inmediata es la de incredulidad:
 “¿Cómo puede haberme ocurrido esto?. ¡Yo estoy vivo y me dicen que ya he muerto!”.

Si el adoctrinador insiste en la idea de convencer al Espíritu podrá desencadenar el miedo, y a continuación el pánico patológico, no resultando de esta revelación nada positivo para el bienestar de la Entidad sufridora.

Sobre este particular, la función de adoctrinador es el de un efecto preparatorio, dejando a cargo de los Benefactores Espirituales la elección del momento adecuado para conseguir que el desencarnado tome conocimiento de su nueva realidad.

Durante el diálogo con los Espíritus endurecidos en el mal, la técnica de la adoctrinación también exige cuidados especiales en cuanto a la forma en que debe ser practicada.

Esas Entidades saben el estado en que se encuentran, y actúan intencionadamente para perturbar el desarrollo del programa previamente establecido por los Instructores Espirituales.

De inmediato, es necesario hacerse una pregunta: “¿Por qué razón permiten los Mentores Espirituales esta intromisión, aparentemente inoportuna?”.

Simplemente para que aprendamos las lecciones derivadas de esa convivencia, y al mismo tiempo neutralizar la influencia maléfica de esas Entidades sobre los encarnados.

Mientras permanecen enlazados a los médiums pierden fuerza, descargando una parte considerable de las energías que antes dirigían hacia sus víctimas.

El adoctrinador debe estar prevenido a fin de no dejarse envolver por la táctica usual de esos Espíritus, que es la de provocar la discusión con el propósito de robar el tiempo disponible para la atención a los sufridores, y al mismo tiempo, perturbar el ambiente mediúmnico por medio de radiaciones desagradables que a todos irritan, provocando el mal generalizado. El tratamiento ideal en relación con un visitante de ese tipo es el de la amabilidad, pero siendo conciso, manteniendo la superioridad moral, demostrando no estar atemorizado por las amenazas que profieran, y no dejándose influenciar por la violencia del lenguaje vulgar y desafiante. Sobre todo hay que mantener una confianza sin límites en la protección de los Benefactores Espirituales.

Recordar que no se deben utilizar argumentos falsos para hacerles desistir de sus propósitos, sino llevarlos a una reflexión por medio de consideraciones y advertencias honestas y verdaderas.

En el trabajo de adoctrinamiento, el encargado de esa tarea debe estar concienciado de la gran responsabilidad que asume, no solamente en lo que respecta a los desencarnados, sino también en lo relativo a los daños físicos, emocionales y espirituales que se le pueden causar al médium cuando la atención no es hecha de forma correcta. Otro tipo de circunstancia que debe ser evitada a toda costa, es que el adoctrinador toque al médium en el transcurso de la comunicación. Este es un hábito inconveniente bajo cualquier aspecto que consideremos, el cual produce al médium una molestia muy desagradable, perjudicando, en ciertos casos, su enlace mediúmnico y nervioso. Incluso hasta una aproximación exagerada, inclinándose sobre el médium para oírle mejor, puede provocar esas irritaciones al invadir el campo del aura del sensitivo, expandida en ese momento crítico de su trabajo de entrega.

Ningún pretexto justifica que el médium se deba sentir más seguro por la proximidad del adoctrinador, pues no es la fuerza física y sí la psíquica la que actúa con efectividad para controlar los impulsos de la Entidad comunicante, reflejados en el comportamiento del intermediario.

Finalmente, el adoctrinador, después de atender al sufridor debe dirigir inmediatamente su atención al médium, pues no es raro que para reajustar la envoltura carnal después de un estado de trance, necesite una transfusión de energías magnéticas por medio de los pases.

En el apartado dieciocho se cuestiona Objetivos y Evaluación  y nos dice:CONCIENCIACIÓN EN CUANTO A LOS OBJETIVOS FUNDAMENTALES DE LAS REUNIONES MEDIÚMNICAS QUE SON: DEMOSTRACIÓN DE LA INMORTALIDAD DEL ALMA, LA INSTRUCCIÓN DE SUS PARTICIPANTES, Y LA AYUDA A LOS SUFRIDORES DE LA ERRATICIDAD.

Allan Kardec nos dice que el fin providencial de las manifestaciones es convencer a los incrédulos de que para el hombre no acaba todo con la vida terrena.


Para que las reuniones mediúmnicos tengan esta aspiración, deben ser capaces de producir comunicaciones útiles y convincentes. De ahí que el Codificador aconseje que no sean introducidas en ellas falsos objetivos y motivaciones ilegítimas, tales como: proselitismo, interés por las revelaciones sobre el futuro, curas milagrosas, lucros y otros intereses de cuño personalista, porque no estando las manifestaciones destinadas a la satisfacción de las aspiraciones materiales, el orientarlas en esa dirección significa un peligroso desvío, una rebeldía grave que expone a sus miembros a la acción mistificadora de los Espíritus mentirosos en una primera fase, y la sujeción a esos Espíritus en la fase siguiente, culminando en una encarnación fracasada con las pérdidas de los frutos del Espiritismo.  

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                     RECONOCIENDO LOS BUENOS ESPÍRITUS

 Tengo una amiga a la que conozco desde hace muchos años y cuyo ejemplo de superación supone para mí un auténtico estímulo. Se asoma ya al medio siglo de existencia, está soltera y no posee descendencia. Ha cambiado a un hipotético marido por el cuidado de su madre y a sus posibles hijos por la dedicación a otros ancianos.

      Con aquella debe permanecer continuamente en alerta, tanto por su avanzada edad como por las graves limitaciones a las que está sometida. La imposibilidad de desplazarse por sí misma o su incapacidad para ejecutar las acciones más básicas de cualquier ser humano como comer, andar o asearse implican una carga suplementaria de esfuerzo para su custodia. Esta labor abarca las veinticuatro horas del día, pues incluso por la noche, tiene frecuentes despertares, lo que impide a mi buena amiga disponer de un descanso adecuado sustentado en un sueño reparador.

      Con otros ancianos, a los que curiosamente no le vincula ninguna relación de parentesco, desarrolla un trabajo similar. Para ello, aprovecha cualquier instante libre que le surja para atenderlos, sobre todo mirando por su higiene personal y aportándoles una exigua pero intensa compañía humana (algo tan necesario en ese período de la vida) en esos cortos espacios de tiempo en los que puede “dejar” a su progenitora.

      Muchas veces, la curiosidad acude a mi mente y le pregunto por cómo se organiza para poder llevar a cabo de manera exitosa tantas y tantas tareas, para las que precisa de grandes dosis de paciencia, esfuerzo y sacrificio. Su respuesta no deja de ser admirable pues me comenta que ni siquiera piensa en ello, que quizá planteárselo le interferiría en su trabajo diario. Está claro que rumiar excesivamente en su cabeza no es un tema prioritario en su vida. Por eso, se inclina más por la acción y cree que reflexionar en demasía sobre determinados “asuntos” le ocasionaría más perjuicios que beneficios.

      Yo, que a menudo pienso más de lo que actúo, aunque intento acompasar ambas acciones, no puedo dejar de sorprenderme por la actitud habitual de mi amiga. Desde que se levanta, se pone a trabajar duramente en lo que he descrito y casi sin descanso, no se detiene hasta que sus menguadas fuerzas lea empujan al lecho en búsqueda del alimento espiritual del sueño.

      No existe ningún interés espurio en todo lo que hace, siendo la humildad la constante sobre la que gira su labor. No airea su trabajo oculto y silencioso, este no trasciende salvo a los que la conocen más estrechamente y jamás atribuye una importancia especial a lo que realiza. Su comentario más habitual al respecto es que “otros harían lo mismo en mi situación”. Considera su cometido como algo natural, como una misión semejante a otras que la vida le ha deparado. Y por supuesto, no está dispuesta a dejar de actuar de este modo hasta que las circunstancias actuales desaparezcan y lleguen nuevos desafíos a su horizonte.

      Esta permanente abnegación me hace pensar con frecuencia en las pruebas que el destino nos ha preparado y que en muchos casos, hemos elegido antes de “descender” al plano material. Una vez, hablando con una persona estudiosa de la doctrina espírita y a la que admiro como maestra, esta me dijo que era muy fácil distinguir las pruebas escogidas voluntariamente por el espíritu antes de encarnar, de aquellas otras que por la ley de causa y efecto le eran impuestas al alma como imperativas.

      Le pregunté por supuesto cuál era la señal de diferenciación en esos casos y me respondió: “Cuando observes una actitud de rebeldía en una persona, de queja continua ante los retos a los que tiene que enfrentarse, es más que probable que estemos ante un lance expiatorio. Sin embargo, cuando examines a alguien que incluso a pesar de la dificultad del reto a encarar, lo asuma con naturalidad, con humildad, y sobre todo, con abnegación, ahí estarás ante una coyuntura en la que el espíritu ha aceptado con esperanza las distintas vicisitudes y se siente feliz por ello”.

      Una de las cosas más interesantes que aprendí en la Facultad de Psicología es que el grado de satisfacción del individuo consigo mismo aumenta conforme su nivel de libertad es mayor a la hora de desarrollar cualquier tarea. Así, no es lo mismo estudiar una materia porque te apetece, porque te resulta vocacional, que si lo haces por imposición de alguien o de las circunstancias. En el primer caso, el placer del sujeto con lo que lleva a cabo es infinitamente superior a la otra opción, donde se impone el criterio de obligación sobre el de elección. Esto, además de ser un hecho demostrado, concuerda perfectamente con el sentido común y con la filosofía de la doctrina espírita.

      Cuando contemplo a mi amiga, no puedo evitar pensar que me hallo ante un claro ejemplo del primer tipo que he citado. Ella eligió sus pruebas en su actual existencia, carga con ellas con dignidad, lo que no obsta para que tenga que realizar una labor poco reconocida por su entorno y rebosante de generosidad.

      Ella se constituye en modelo cercano y vivo de cómo reconocer a aquellos espíritus avanzados que tienen claros sus desafíos, esas almas que se apresuran por cumplir con sus compromisos, sin demora y sin gemidos, porque han desarrollado plena conciencia de que no hemos venido a esta dimensión a perder el tiempo en lamentos estériles, sino a aprovecharlo en pos de la elevación del alma.

      Consideremos ahora, si en nuestro ámbito, se producen casos similares al que yo he relatado. Sin duda, son prototipos que la vida sitúa ante nuestros ojos para que espabilemos y sepamos reconocer el verdadero camino.

      Cuando era adolescente, había en mi clase alumnos de comportamiento intachable y calificaciones sobresalientes. En el resto de la escuela, existía división de opiniones sobre qué actitud adoptar ante este tipo de compañeros. Algunos se quejaban amargamente por este hecho y trataban de minar la moral de esos buenos estudiantes para que se sumergieran en la más absoluta mediocridad. Otros en cambio, se veían estimulados por esos ejemplos de superación y por ello, se sentían empujados a mejorar su rendimiento y actitud.

      Yo, desde luego, no tengo ninguna duda al respecto e intento que la cotidiana realidad de mi amiga sea un magnífico estímulo para mi quehacer habitual. ¿Cómo podría su conducta ser fuente de envidias o celos para otros? Por fortuna, Dios dispone en el aula de la vida a alumnos aventajados entre nosotros, a fin de impulsarnos en nuestro trabajo evolutivo, aquel que en su día convenimos con los sabios “espíritus programadores”. Ellos diseñaron, al compás de nuestro libre albedrío, la naturaleza de las pruebas a las que nos enfrentaríamos en la Tierra.

      Ojalá que nunca rechacemos la presencia de esas almas adelantadas que  el Creador ha emplazado estratégicamente entre nosotros para impulsarnos hacia el bien. Permanezcamos con los ojos bien abiertos y los oídos receptivos a su sana influencia.

La conciencia es mi guía;
La Paz es mi abrigo;
La experiencia es mi escuela;
El obstáculo es mi lección.
            Chico Xavier

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      ANÉCDOTAS DE CHICO XAVIER 

DIÁLOGO EN IDIOMA ESPAÑOL Y LA CURACIÓN DEL MÉDIUM DESPUÉS DEL 
FENÓMENO DE LA LUZ QUE VINO DEL CIELO 

“El Dr. Eurípedes Tahan Vieira, famoso médico de Uberaba, progresista ciudad del Triángulo Minero, constituye uno de los raros ejemplos del ejercicio de la Medicina como un apostolado. 
Verdadero espírita y amigo de Chico Xavier desde 1960, fue el ángel guardián encarnado del querido médium de Pedro Leopoldo, cuidando con mucha dedicación e intenso cariño de su frágil salud. 
Atendiendo a la solicitud de este periódico, concedió la entrevista que publicaremos en esta edición como obsequio a nuestros lectores. 
(…) Como médico ¿qué tiene usted que decirnos de su paciente Chico Xavier? 
Chico fue uno de los mejores, sino el mejor paciente por el respeto y obediencia a las órdenes médicas. Decía que nuestros colegas espirituales nos daban la inspiración, pero sin interferir en las decisiones que tomábamos y que creíamos era lo mejor para él. ¡Pienso que era para dar el ejemplo! 
En 2001, internado bajo sus cuidados en un hospital de Uberaba, ¿cuál era el cuadro clínico presentado por Chico? 
Internado en el Hospital Dr. Helio Angotti, en Uberaba, era evidente un grave cuadro cardiovascular y circulatorio que no respondía a los medicamentos administrados. En principio creí que no sería posible su recuperación. 

Una noticia ampliamente divulgada por los medios de comunicación social, fue el fenómeno de la luz que vino del Cielo y entró en el cuarto donde Chico estaba internado (el acontecimiento fue filmado), haciendo que él, de pronto resurgiese a la vida física. ¿Qué nos podría decir sobre tan extraordinario hecho? 

Después de estar internado algunos días, como un sorprendente hecho, su estado comenzó a mejorar de manera creciente y constante. Podemos confirmar que ese beneficioso cambio ocurrió a partir del momento cuando el reportero y el camarógrafo estaban filmando el hospital y la ventana del cuarto donde Chico se encontraba. La imagen de TV Globo mostró que un haz de luz venido desde lo Alto penetraba por la ventana de la habitación de Chico. 

Después de su mejoría, Chico explicó que fue la intervención de lo Alto, a petición de Emmanuel y de su madre María João de Dios, la que posibilitó su restablecimiento. 

¿Conoce algún hecho curioso o alguna lección muy expresiva que usted haya vivido junto a Chico y que pudiese contarnos? 

En cierta ocasión, en Nueva York, cuando asistíamos a clases nocturnas de inglés –Chico había dicho que los espíritus le solicitaron que aprendiese un poco de inglés para facilitar el trabajo de ellos en las comunicaciones–, un joven, después de terminada la clase, sin conocernos, a no ser de vista, se aproximó a Chico y a mí y nos dijo que estaba pasando dificultades con su esposa, que se encontraba enferma, que le gustaría que hiciésemos una visita a ella en su residencia. 

Para mí fue una sorpresa muy grande, pues él no tenía conocimiento de Chico como médium espírita: sólo sabía que yo era médico cirujano. 
En el día señalado para la visita, fuimos al apartamento del joven y tan pronto como entramos y nos sentamos en el sofá, él llamó a la esposa que se aproximó con evidentes señales en la cara de estar deprimida, sin querer conversar. 

Para mi sorpresa, Chico comenzó a conversar con ella en su lengua natal, el español, pues era de Puerto Rico, durante 45 minutos sin interrupciones. Cuando terminó, las facciones de ella eran diferentes, esbozando una sonrisa de alegría. 

Cuando salimos, ya en la calzada, pregunté a Chico qué era lo que había sucedido. Me explicó que la abuela de aquella señora había usado su cuerpo para conversar con la nieta. Algunos días después nos encontramos con el matrimonio y constatamos que la mejoría era evidente. 
(…)” 
(“O Espírita Mineiro”, Belo Horizonte, 
Minas Gerais, Brasil, mayo/junio/2007)

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