sábado, 18 de marzo de 2017

¿ Por qué algunas personas son médiums y otras no?


             Contenido de este blog en el día de hoy  :

- Saludos y reflexiones de Merchita
- Iniciativa: Diferencia entre evolucionar y estancar...
- El Evangelio en el hogar....
- ¿Por qué algunas personas  son médiums y otras no?

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  SALUDOS Y REFLEXIONES DE MERCHITA
Queridos amigos, hola buenos días, el movimiento espirita, cada día está más extendido, muchos son los hermanos laboriosos, aficionados en la tarea de su divulgación, cosa que está permitiendo el que muchas almas se sirvan de él, en los días actuales.
El Espiritismo dilata el pensamiento y nos abre nuevos horizontes, en vez de esa vista estrecha que nos concentra en la vida presente, que hace del instante que pasamos sobre la Tierra el único y frágil eje del porvenir eterno, nos enseña que esta vida solo es un eslabón en el conjunto armonioso y grandiosos de la obre del Creador...
El Espiritismo nos da la clave del Evangelio. Explica su sentido oscuro u oculto; nos proporciona la moral superior, la moral definitiva, cuya grandeza y hermosura revelan su origen sobrehumano.
Las voces de los Espíritus la proclaman en los diversos puntos del mundo civilizado, y gracias a este carácter universal y permanente, esta revelación desafía a todas las hostilidades y a todas las inquisiciones.
La moral espirita está basada en el testimonio de millares de almas que van a todos los lugares para describir, valiéndose de los médiums, la vida de ultratumba y sus propias sensaciones, sus goces y sus dolores.
La vida moral se impone como una obligación para todos aquellos a quienes preocupe algo su destino; de aquí la necesidad de una higiene del alma que se aplique a todos nuestros actos, ahora que nuestras fuerzas espirituales se hallan en estado de equilibrio y armonía.
El conocimiento del objeto real de la existencia tiene consecuencias incalculables para el mejoramiento y la elevación del hombre. Saber a dónde vamos tiene por resultado el afirmar nuestros pasos, el imprimir a nuestros actos un impulso vigoroso hacia el ideal concebido.
Cuando el hombre venga de donde venga, entra en el Espiritismo, se abre ante el un amplio campo de investigaciones, que de momento, no se da cuenta de tamaña grandiosidad. A medida que va ampliando sus estudios y sus experiencias, más ancha se torna la perspectiva de lo que antes le era desconocido, y en todo empieza a ver la grandeza de Dios.
Entonces ve lo que el significa en la Creación, comprende que su vida es eterna y que no se encuentra aquí por acaso, comprende que jamás será abandonado que está ligado a una ley que abarca a todos los seres humanos y que con ellos alcanzará por sus esfuerzos, más tarde o más temprano, su felicidad, su belleza y su sabiduría. Comprende que el tiempo que tarde, depende únicamente de el, que un día será atraído por el amor universal, pasando a formar parte de la gran familia de los espíritus felices, que gozan y trabajan en el plano del amor divino.
El espirita debe portarse delante de Dios como un buen hijo, agradeciéndole el que le haya creado.
Debe respetar la grandeza de su creador, adorar su Omnipotencia, amarlo por su Sublimidad.
Y ese respeto, esa adoración, ese amor, esa gratitud, deben ser manifestados al Todopoderoso tanto como sea posible, para que así atraigamos su influencia y la de los buenos espíritus , que nos es muy necesaria por nuestro atraso, en este mundo donde imperan la ignorancia y el dolor.
Para alcanzar esa gran moralidad que necesitamos, para cumplir bien nuestra misión, tener paz en la Tierra y conseguir alguna felicidad en el espacio, debe el espirita cumplir la ley divina.
Las personas virtuosas y entendidas hacen mucha falta, para proyectar una luz como es el espiritismo. Esas personas son muy procuradas por los Buenos Espíritus.
Estas son las que escuchan los sagrados llamados de lo Alto, las que están despertando para la vida superior y comprenden, al fin, que Dios es la Verdad Soberana, que el trabajo es su bendición, que el amor y la sabiduría representan su felicidad y que el alma es inmortal.
Amigos un fuerte abrazo, que tengáis un lindo fin de semana y que las bendiciones de Dios sigan reconfortándonos a todos, agradeciendo el mensaje y la oportunidad que nos permite el que llegue a nuestras vidas, como lección valiosa para nuestro atribulado espíritu.

Merchita

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Iniciativa : Diferencia entre cambiar o estancar…

Vivimos en una sociedad consumista, impregnada de  la busca de  los placeres por todos los lados que miremos.
Con la cultura heredada de la infancia, nuestra propensión a lo fácil y a la satisfacción inmediata, prevalece sobre la disciplina y la responsabilidad.
En esto contexto, la paciencia y perseverancia se quedan en según que plan.
Tenemos aversión a la disciplina, a todo lo que nos restringe e incomoda, a cualquier límite de la realidad.
La palabra disciplina tiene el mismo origen que la palabra discípulo y significa  la capacidad de aprender de los errores y, por lo tanto, de cambiar. 
Como nos fue enseñada como algo que ocurre de fuera para dentro, de manera autoritaria y ajena a nuestra voluntad es por eso que todas las nuestras obligaciones se tornaron pesadas y casi un sacrificio.  Aprender de nuestros errores debería ser placentero, divertido, excitante. Es a lo que Jesús se refería cuando dice: “Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga ".  Quien ve la vida con amor,  todo lo ve como oportunidad de aprendizaje y crecimiento.
El peso de nuestra carga es proporcional al esfuerzo que hacemos para no dejarla, por miedo a lo nuevo, o a perder nuestro estado actual.
Nuestra mayor resistencia a los cambios es que no queremos ser incomodados, sacados de nuestra “zona de confort”. 
Y la iniciativa es la que permite romper círculos viciosos que vamos construyendo en el transcurso de la vida y que tanto nos pesan, sin darnos cuenta.
Las consecuencias de un retraso, al no empujar hacia adelante nuestras transformaciones, son la frustración y la insatisfacción. 
Para nuestro crecimiento, tenemos un desafío para lo que  no fuimos preparados: integrar el momento actual con las consecuencias futuras.
Con el fatalismo aprendemos que el destino ya esta escrito y las cosas son porque son. El espiritismo viene a romper al final del siglo XIX esta idea perniciosa plantada por la iglesia y enseñar que todo tiene una causa, que no existe la casualidad.  
 A cada cual según sus obras…
La búsqueda del placer inmediato y constante, sin previsión de mañana, nos remete en el futuro a una frustración todavía mayor. El hombre es un animal que anticipa el dolor y se tortura con eso. Los espíritus desencarnados nos ofrecen la innumerables narrativas de sus experiencias y comentan sobre los sufrimientos mentales que han tenido, por preocuparse con cosas que nunca pasaron. 
El papel del pensamiento, cuando es sano, es ofrecer el nexo de nuestra situación, uniendo el pasado, el presente y el futuro.
En verdad vivimos en el presente y solo en el presente.
El existencialismo de Jesús predica que a cada día le basta lo suyo.
Como nuestra existencia es un proceso continuo, no podemos perder la memoria de lo que aprendemos y ni desdeñar  lo que puede sucedernos.
Vivir el presente no significa  hacer lo que nos da la gana, independientemente de las consecuencias. 
Ser responsable significa responder tanto a la nuestras necesidades, a los deseos, como a  las obligaciones. La verdadera libertad es el encaje fiel entre lo que yo deseo, lo que yo puedo y lo que yo debo.
La consolidación y  ampliación de nuestra conciencia esta directamente relacionada con ese concepto.
Esta permanencia ilusoria en los mismos hábitos, en la misma forma de vivir, en la misma inmovilidad tiene un nombre: acomodación.
La acomodación es lo contrario de la iniciativa, objeto de este ensayo.
Todos nosotros sabemos que cambios debemos hacer en nuestras vidas. La dificultad está en abrir la mano de la llamada zona de confort, aquel espacio psicológico, irreal, aparentemente sólido, y involucrarse en el desconocido de lo nuevo, de la reforma.
 Lo contrario de la vida no es la muerte, pues por la doctrina espirita, sabemos que esta no existe. Lo contrario de la vida es la estancamiento, la repetición.
El espíritu nunca retrocede  en la evolución, pero puede estancarse y esto si que  equivale a la muerte, pues el tiempo desperdiciado, no se puede volver atrás, y es entonces cuando  el dolor nos impulsa otra vez para adelante.
Nos estancamos por miedo. Miedo de errar o miedo del arrepentimiento. Y ahí  perdemos la capacidad de soñar, o sea, la esperanza. Lo que nos mueve en la vida es saber que nuestro destino personal, es el desarrollo  continuo y esto depende solamente de nosotros.
El acomodado contumaz acaba invariablemente alcanzado  por la depresión.
La depresión es fruto del apego excesivo al confort inmediato,  por esto hay tantos hermanos con los cofres llenos y con el alma vacía, que buscan rellenarla en la búsqueda incesante de nuevas sensaciones en la carne.
La historia de la humanidad enseña entre los instrumentos que utiliza para lograr esas sensaciones, las drogas y toda suerte de libertinaje.
Muchos imaginan la depresión como algo que aparece de repente y sin control  por  nuestra parte. La depresión es el resultado de un proceso de la vida, sobre todo, de los cambios que  debimos hacer y no hicimos en el debido momento. 
Pequeñas paralizaciones del crecimiento personal nos llevan a la inercia, a la acomodación y a la tristeza.
El verdadero placer es fruto de la auto-superación continuada.
Vivir es crecer continuamente. 
En todos los sentidos, la curiosidad, la creatividad y la iniciativa son factores fundamentales para la felicidad.
De ahí  la importancia de los limites en la educación de los hijos. Es nuestro deber enseñar que libre, no es aquel que hace lo que le gusta, sino  aquel a quien  le gusta lo que hace.
Y si fuimos muy "protegidos" en la infancia, todavía hay tiempo para generar una reflexión positiva. Vamos facilitarnos a nosotros mismos la meta de ser cada día un poco mejores que ayer.
Todos los grandes hombres y mujeres que hicieran algo por la humanidad, empezaron por  darse cuenta un día de la importancia de actuar, en vez  de permanecer en estado letárgico repitiendo  los padrones de comportamiento y romperian con la inercia si pusieran manos a la obra.
Oigamos el llamamiento del Espíritu de Verdad y hagamos nuestra parte en la consolidación de ese nuevo tiempo para nosotros mismos y para la humanidad.
 Cassio 
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El evangelio en el hogar: 
Una hermosa herramienta contra la obsesión 
Muchas personas llegan al centro espírita angustiadas por obsesiones de variados niveles de complejidad. Buscan ayuda para aliviar el sufrimiento físico y psicológico que la influencia angustiosa de entes desencarnados les produce. 
Cuando aun no entendemos qué es la obsesión y cómo funciona, es natural que lo primero que pensemos sea que necesitamos ayuda para alejar a los espíritus que nos hacen daño de nuestra atmósfera psíquica, de nuestras casas y de nuestras vidas. Lo que todos debemos comprender es que, en la prevención y superación de cualquier proceso obsesivo, hay por lo menos dos importantes desafíos que debemos vencer en el foro íntimo. 
El primer desafío es la pereza. La medicina tradicional nos ha mal acostumbrado, tratándonos demasiado frecuentemente como seres pasivos en los tratamientos de nuestras propias dolencias. Cuando vamos al médico porque tenemos un dolor cualquiera, esperamos que éste prescriba una medicina que nos produzca alivio rápidamente y, a ser posible, sin que tengamos que hacer ningún esfuerzo. Por esta razón, no es raro ver la decepción de las personas que se enfrentan a procesos obsesivos cuando llegan al centro espirita buscando una especie de exorcismo y, en su lugar, se les dice que deben hacer buenas lecturas, comer más sano, hacer el Evangelio en el hogar y frecuentar el centro y sus reuniones de estudio de la doctrina espírita de forma asidua. 
El segundo desafío es la negligencia. Solemos preocupamos solo con los encarnados, elegimos la ropa que nos sienta mejor e intentamos vigilar lo que decimos, pero ¿con qué frecuencia recordamos que los desencarnados nos ven el aura y son atraídos por nuestros pensamientos? Limpiamos la casa y dejamos todo bien ordenado, pero se nos olvida que la limpieza física no es suficiente: también hace falta hacer la limpieza espiritual. Nos duchamos y lavamos los dientes cada día, cuidando la higiene física, pero ¿cuántas veces elevamos el pensamiento a Nuestro Señor? Somos negligentes ante la realidad espiritual de la vida, atendiendo únicamente a lo tangible hasta que se producen los desequilibrios, fruto de la presión de obsesores. 
Para superar los desafíos de la pereza y la negligencia, quizá lo más indicado sea comprender qué es la obsesión. Se le puede llamar una enfermedad del alma, pero en realidad es el resultado de la sintonía establecida entre dos o más espíritus, encarnados o desencarnados. La calidad de nuestros pensamientos, de los lugares que solemos frecuentar, de los programas televisivos que solemos ver, de los sentimientos que experimentamos durante el día, de las experiencias que vivimos en desdoblamiento durante el descanso físico… La calidad de todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida cotidiana determina nuestra compañía espiritual. Lo único seguro es que no estamos nunca solos, pero cabe a cada uno de nosotros elegir la clase de espíritus que atraerá a través del hálito vital que emane. Una vez comprendemos esto, podemos empezar a usar una de las más hermosas herramientas que el espiritismo nos ha concedido para enfrentarnos a los desafíos de la pereza y de la negligencia: el Evangelio en el hogar. 
Para hacerlo, podemos elegir el día de la semana y la hora que nos venga mejor. Entonces, hacemos una pequeña oración inicial y después abrimos el “Evangelio según el Espiritismo”. Leemos un pequeño pasaje y lo comentamos en voz alta, aunque no lo hagamos en compañía de otros encarnados. Como si tuviéramos una pequeña asamblea delante, explicamos qué es lo que hemos entendido y qué aplicaciones pueden tener aquellas enseñanzas en nuestras vidas y en las vidas de las personas en general. Se pueden poner vasos de agua para que las emanaciones benéficas producidas por la oración la impregnen. Después de una breve oración final, se bebe el agua. 
Hacer el “Evangelio en el Hogar” es como encender una luz en la oscuridad. La oración que hacemos en estos momentos mejora la calidad vibratoria de nuestra casa, atrayendo a los espíritus trabajadores del bien. Esta es la verdadera limpieza espiritual de nuestro hogar y de nuestra atmosfera psíquica. 
Además, la práctica del evangelio puede servir para demostrar al obsesor que su supuesta víctima intenta mejorar como ser humano, sensibilizarle con la vibración del amor e instruirle en las leyes divinas de causa y efecto. Como mayor sea la disciplina y la sinceridad con que nos entreguemos al culto del Evangelio en el hogar, más importante será el beneficio. 
A muchos seres humanos, aun tan perezosos y negligentes, no nos es fácil atesorar el significado de la práctica del Evangelio. Pero la persona que ha despertado para la realidad de la esfera espiritual de la vida encuentra en esta sencilla y hermosa herramienta no solo una forma de curar y prevenir la obsesión, sino también de transformarse en un agente activo en la defensa del patrimonio del amor, la alegría y la esperanza en su casa física y mental. 
Janaina Minelli de Oliveira
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¿Por qué algunas personas son médiums y 

otras no?

Generalmente la mediumnidad es un compromiso espiritual que suele ser adquirido por el Espíritu desde antes de renacer, y este asume las pruebas y la responsabilidad que conlleva el ser médium. Estas las acepta el Espíritu antes de volver a renacer en este mundo, con el propósito de acelerar su progreso evolutivo mediante el correcto ejercicio de la mediumnidad . En estos casos, a veces se nace con ella como algo natural que acompaña a la persona desde su primera infancia, y en otros casos nacen con esta en estado latente, a expensas de su normal desarrollo más adelante, durante su desarrollo y maduración psico-física.
Todo tiene además un cómo y un por qué, y el que se posea una facultad mediúmnica o no se posea nunca, depende de ese compromiso o necesidad de servirse de ella como valiosa herramienta para evolucionar ayudando a los demás, tanto a seres encarnados como a desencarnados. Si no es así, la herramienta que se les dio, es inútil y hasta peligrosa para ellos mismos, pues en vez de suponerles un bien espiritual, les puede suponer un mal. Depende del uso que se le dé.
La mediumnidad puede suponer también una expiación o prueba, a veces solicitada por el propio Ser antes de venir a este mundo. Como expiación supone la oportunidad para el médium de poder saldar las deudas espirituales y morales contraídas en el pasado, por las molestias y riesgos que conlleva su ejercicio. Cuando la mediumnidad viene dada por esta causa, suele presentar la problemática de las posibles obsesiones espirituales que padece el médium causadas por Seres de “planos espirituales inferiores”, que buscan aprovechar ese canal abierto al “más allá” para poder manifestarse en nuestro plano. La mediumnidad que se aceptó como expiación o prueba, la asumen los que desean someterse voluntariamente a los peligros y tentaciones que derivan de la misma, a fin de fortalecer su espíritu y demostrarse a sí mismos que pueden salir con éxito de esta misión haciendo el bien. Seres más evolucionados, a veces han solicitado voluntariamente la mediumnidad como misión, y vienen a este mundo con la facultad mediúmnica ya desarrollada con el propósito de ayudar en su progreso a los demás Seres humanos.
En definitiva, se podría afirmar que el desarrollo o no de las facultades mediúmnicas, depende del compromiso adquirido por el Ser espiritual y también de su necesidad evolutiva o de sus anteriores errores espirituales, o karma negativo, (del que trataremos más adelante).
Hay que señalar que para ejercitar y desarrollar la mediumnidad no es lo más importante el número de comunicaciones que realice con seres del plano espiritual, sino que lo es la calidad del contenido de las mismas, en cuanto a que procedan de espíritus buenos y adelantados.

- Jose Luis Martín-

No desees poderes psíquicos: ya vendrán cuando el Maestro juzgue que es bueno para ti el poseerlos”

-Krishnamurti-

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