COCNTENIDO DE ESTE BLOG PARA HOY:
- Los ángeles según el Espiritismo
- Funciones del Espifritismo
- ¿Influyen los espíritus en nuestras vidas?
- Cuando peor te va todo, más debes insistir
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Los ángeles según el Espiritismo
12* No puede dudarse de que hay seres dotados de todas las cualidades atribuidas a los ángeles. La revelación espiritista confirma sobre este punto la creencia de todos los pueblos. Pero además nos hace conocer la naturaleza y origen de esos seres.
Las almas o espíritus son creados sencillos e ignorantes, esto es, sin conocimiento y sin conciencia del bien y del mal, pero aptos para adquirir todo lo que les falta, y lo adquieren por el trabajo. El fin, que es la perfección, es el mismo para todos: llegan a él más o menos pronto en virtud de su libre albedrío y en razón a sus esfuerzos. Todos tienen grados que recorrer, el mismo trabajo que realizar. Dios no señala una parte ni mayor ni más fácil a los unos que a los otros, porque todos son sus hijos, y siendo justo, no tiene preferencia por ninguno.
Él les asegura: “He aquí la ley que debe ser vuestra regla de conducta. Ella sola puede conduciros al fin. Todo lo que está conforme a esta ley, es el bien. Todo lo que es contrario a ella, es el mal. Sois libres de observarla o de infringirla, y así seréis los árbitros de vuestra propia suerte.”
Dios no ha creado, pues, el mal. Todas sus leyes son para el bien. El mismo hombre es quien crea el mal, infringiendo las leyes de Dios. Si las observase escrupulosamente, no se apartaría jamás del buen camino.
13. Pero el alma, en las primeras fases de su existencia, lo mismo que el niño, tiene falta de experiencia, por esto es falible. Dios no le da la experiencia, pero le da los medios de adquirirla.
Cada paso en falso en el camino del mal es un atraso, sufre las consecuencias, y aprende a su costa lo que debe evitar. Así es como poco a poco se desenvuelve, se perfecciona y adelanta en la jerarquía espiritual, hasta que haya llegado al estado de puro espíritu o de ángel. Los ángeles son, pues, las almas de los hombres que han alcanzado el grado de perfección concedida a la criatura, y
gozan de la plenitud de la felicidad prometida. Antes de haber conseguido el grado supremo, gozan de una dicha relativa a su adelanto. Pero esta dicha no consiste en la ociosidad, sino en las funciones que Dios tiene a bien confiarles, y que se tienen por dichosos en cumplir, porque sus ocupaciones son un medio de progreso
14. La Humanidad no está restringida a la Tierra. Ocupa los innumerables mundos que circulan en el espacio. Ha ocupado los que han desaparecido, y ocupará los que se formen. Dios ha creado desde la eternidad, y crea sin cesar. Mucho tiempo, pues, antes de que la Tierra existiese, por antigua que se la suponga, hubo en otros mundos espíritus encarnados que recorrieron las mismas etapas que nosotros, espíritus de formación más reciente, recorremos en este
momento, y que llegaron al fin antes de que nosotros hubiésemos salido de las manos del Creador.
Desde la eternidad ha habido, pues, ángeles o espíritus puros. Pero su existencia humanitaria se pierde en lo infinito del pasado, y es para nosotros como si siempre hubiesen sido ángeles.
15. Así se encuentra realizada la gran ley de unidad de la Creación. Dios no ha estado jamás inactivo. Siempre ha tenido espíritus puros experimentados e iluminados, para transmitirle sus órdenes y para la dirección de todas las partes del Universo, desde el gobierno de los mundos hasta los más ínfimos detalles. No ha tenido, pues, necesidad de crear seres privilegiados exentos de cargas. Todos, antiguos o nuevos, han conquistado sus grados en la lucha y por su propio mérito, en fin, son hijos de sus obras. Así se cumplen igualmente la soberana justicia de Dios.
El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo
Allan Kardec
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FUNCIONES DEL ESPIRITISMO
Queridos amigos, hola buenos días, el movimiento espirita, cada día está más extendido, muchos son los hermanos laboriosos, aficionados en la tarea de su divulgación, cosa que está permitiendo el que muchas almas se sirvan de él, en los días actuales.
El Espiritismo dilata el pensamiento y nos abre nuevos horizontes, en vez de esa vista estrecha que nos concentra en la vida presente, que hace del instante que pasamos sobre la Tierra el único y frágil eje del porvenir eterno, nos enseña que esta vida solo es un eslabón en el conjunto armonioso y grandiosos de la obre del Creador...
El Espiritismo nos da la clave del Evangelio. Explica su sentido oscuro u oculto; nos proporciona la moral superior, la moral definitiva, cuya grandeza y hermosura revelan su origen sobrehumano.
Las voces de los Espíritus la proclaman en los diversos puntos del mundo civilizado, y gracias a este carácter universal y permanente, esta revelación desafía a todas las hostilidades y a todas las inquisiciones.
La moral espirita está basada en el testimonio de millares de almas que van a todos los lugares para describir, valiéndose de los médiums, la vida de ultratumba y sus propias sensaciones, sus goces y sus dolores.
La vida moral se impone como una obligación para todos aquellos a quienes preocupe algo su destino; de aquí la necesidad de una higiene del alma que se aplique a todos nuestros actos, ahora que nuestras fuerzas espirituales se hallan en estado de equilibrio y armonía.
El conocimiento del objeto real de la existencia tiene consecuencias incalculables para el mejoramiento y la elevación del hombre. Saber a dónde vamos tiene por resultado el afirmar nuestros pasos, el imprimir a nuestros actos un impulso vigoroso hacia el ideal concebido.
Cuando el hombre venga de donde venga, entra en el Espiritismo, se abre ante el un amplio campo de investigaciones, que de momento, no se da cuenta de tamaña grandiosidad. A medida que va ampliando sus estudios y sus experiencias, más ancha se torna la perspectiva de lo que antes le era desconocido, y en todo empieza a ver la grandeza de Dios.
Entonces ve lo que el significa en la Creación, comprende que su vida es eterna y que no se encuentra aquí por acaso, comprende que jamás será abandonado que está ligado a una ley que abarca a todos los seres humanos y que con ellos alcanzará por sus esfuerzos, más tarde o más temprano, su felicidad, su belleza y su sabiduría. Comprende que el tiempo que tarde, depende únicamente de el, que un día será atraído por el amor universal, pasando a formar parte de la gran familia de los espíritus felices, que gozan y trabajan en el plano del amor divino.
El espirita debe portarse delante de Dios como un buen hijo, agradeciéndole el que le haya creado.
Debe respetar la grandeza de su creador, adorar su Omnipotencia, amarlo por su Sublimidad.
Y ese respeto, esa adoración, ese amor, esa gratitud, deben ser manifestados al Todopoderoso tanto como sea posible, para que así atraigamos su influencia y la de los buenos espíritus , que nos es muy necesaria por nuestro atraso, en este mundo donde imperan la ignorancia y el dolor.
Para alcanzar esa gran moralidad que necesitamos, para cumplir bien nuestra misión, tener paz en la Tierra y conseguir alguna felicidad en el espacio, debe el espirita cumplir la ley divina.
Las personas virtuosas y entendidas hacen mucha falta, para proyectar una luz como es el espiritismo. Esas personas son muy procuradas por los Buenos Espíritus.
Estas son las que escuchan los sagrados llamados de lo Alto, las que están despertando para la vida superior y comprenden, al fin, que Dios es la Verdad Soberana, que el trabajo es su bendición, que el amor y la sabiduría representan su felicidad y que el alma es inmortal.
Amigos un fuerte abrazo, que tengáis un lindo día, y que las bendiciones de Dios sigan reconfortándonos a todos, agradeciendo el mensaje y la oportunidad que nos permite el que llegue a nuestras vidas, como lección valiosa para nuestro atribulado espíritu.
Merchita*******************************
¿INFLUYEN LOS ESPÍRITUS EN NUESTRAS VIDAS?
Allan Kardec, el codificador de la Doctrina Espírita, consultó también y quedó reflejado en la pregunta 459 de “El Libro de los Espíritus”, esta interesante cuestión. Y los Espíritus que colaboraron en la realización de esta obra contestaron así: ”A este respecto su influencia es mayor de lo que creéis, porque con sobrada frecuencia son ellos los que os dirigen”.
Meditando sobre ello nos asalta una duda. ¿Quiere decirse que nuestro libre albedrío queda anulado?
Recordando que muchos de nuestros pensamientos a veces se enfrentan sobre una misma idea, nos queda ahora la sospecha sobre qué parte puede ser la que corresponda a nosotros y las que son intuidas e inspiradas.
La ley de las atracciones y de las correspondencias rige todas las cosas; las vibraciones, al atraer vibraciones similares, aproximan y unen los corazones, las almas, los pensamientos y ello nos pondrá en disposición de vincularlos a aquellos Espíritus que se encuentran en un nivel evolutivo determinado. Podrá ser bueno o inferior, dependerá de nuestro grado de adelanto.
Nuestras codicias, nuestros malos deseos, crea en torno a nosotros una atmósfera fluídica negativa, favorable a la acción de las influencias del mismo orden, mientras que las aspiraciones elevadas atraen las vibraciones poderosas, las radiaciones de las esferas superiores.
No hay necesidad de creer en la existencia del mundo de los espíritus, ni de querer conocerle para sentir sus efectos. La Ley de las atracciones es ineludible y todo en el hombre está sometida a ella.
Del hombre depende recibir las inspiraciones más diversas, desde las más sublimes hasta las más groseras. Nuestro estado mental es como una brecha por la cual pueden penetrar en nosotros amigos y enemigos.
Analizando los pensamientos que nos son sugeridos, podremos saber qué “clase” de espíritus están ligados a nosotros, recordando que los imperfectos nos incitan al mal. Pero habrá también a nuestro lado otros que tratarán de influirnos hacia el bien, lo cual restablece el equilibrio y nos deja el libre albedrío para inclinarnos sobre lo que nos interesa. Si hemos rechazado con nuestra voluntad y nuestros actos la influencia de aquellos que intentaron perturbarnos, ellos cederán en espera de un mejor momento, puesto que acechan el instante propicio, como hace el gato con el ratón.
¿Pero cómo ejerce su acción sobre la materia cerebral?
La mente del Espíritu sintoniza con la mente del ser que se encuentra viviendo la experiencia de la vida física y ejerce su acción por el movimiento. Y reflexivamente el pensamiento imprime a las moléculas del cerebro movimientos vibratorios de variada intensidad. El cerebro es el instrumento admirable, la clave de donde el pensamiento hace brotar todas las armonías de la inteligencia y del sentimiento.
¿Cómo podemos neutralizar la influencia de los Espíritus inferiores?
Realizando el bien los rechazaremos y vigilando que nuestros oídos no se presten a las sugestiones de Espíritus que despiertan en nosotros malos pensamientos, que fomentan la discordia entre nosotros, los hombres, excitando las pasiones viles. No debemos olvidar los que halagan nuestro orgullo, porque es él nuestro lado más débil.
El Espíritu de Joanna de Ángelis a través de los psicografía del médium brasileño Divaldo Pereira Franco nos orienta en su libro “Jesús y el Evangelio” con estas palabras:
“No debemos olvidar que toda la esencia de la vida se encuentra establecida en el amor, que es de procedencia divina. En la perspectiva de la psicología profunda el ser vive para amar y ser amado.
“Ese proceso encierra toda la historia de la autoconquista de cada ser que debe transformar sus impulsos en sentimientos, atavismos en actitudes lúcidas, herencias dominadoras en adquisiciones plenas, instintos arraigados en emociones armónicas, hábitos en realizaciones edificantes, tendencias inferiores en aspiraciones elevadas bajo los impulsos del amor. Tal es el gran compromiso que debe ser atendido por todas las criaturas que anhelan tranquilidad y bienestar legítimo.”
Juan Miguel Fernández Muñoz
Asoc. de Estudios Espíritas de Madrid.
Meditando sobre ello nos asalta una duda. ¿Quiere decirse que nuestro libre albedrío queda anulado?
Recordando que muchos de nuestros pensamientos a veces se enfrentan sobre una misma idea, nos queda ahora la sospecha sobre qué parte puede ser la que corresponda a nosotros y las que son intuidas e inspiradas.
La ley de las atracciones y de las correspondencias rige todas las cosas; las vibraciones, al atraer vibraciones similares, aproximan y unen los corazones, las almas, los pensamientos y ello nos pondrá en disposición de vincularlos a aquellos Espíritus que se encuentran en un nivel evolutivo determinado. Podrá ser bueno o inferior, dependerá de nuestro grado de adelanto.
Nuestras codicias, nuestros malos deseos, crea en torno a nosotros una atmósfera fluídica negativa, favorable a la acción de las influencias del mismo orden, mientras que las aspiraciones elevadas atraen las vibraciones poderosas, las radiaciones de las esferas superiores.
No hay necesidad de creer en la existencia del mundo de los espíritus, ni de querer conocerle para sentir sus efectos. La Ley de las atracciones es ineludible y todo en el hombre está sometida a ella.
Del hombre depende recibir las inspiraciones más diversas, desde las más sublimes hasta las más groseras. Nuestro estado mental es como una brecha por la cual pueden penetrar en nosotros amigos y enemigos.
Analizando los pensamientos que nos son sugeridos, podremos saber qué “clase” de espíritus están ligados a nosotros, recordando que los imperfectos nos incitan al mal. Pero habrá también a nuestro lado otros que tratarán de influirnos hacia el bien, lo cual restablece el equilibrio y nos deja el libre albedrío para inclinarnos sobre lo que nos interesa. Si hemos rechazado con nuestra voluntad y nuestros actos la influencia de aquellos que intentaron perturbarnos, ellos cederán en espera de un mejor momento, puesto que acechan el instante propicio, como hace el gato con el ratón.
¿Pero cómo ejerce su acción sobre la materia cerebral?
La mente del Espíritu sintoniza con la mente del ser que se encuentra viviendo la experiencia de la vida física y ejerce su acción por el movimiento. Y reflexivamente el pensamiento imprime a las moléculas del cerebro movimientos vibratorios de variada intensidad. El cerebro es el instrumento admirable, la clave de donde el pensamiento hace brotar todas las armonías de la inteligencia y del sentimiento.
¿Cómo podemos neutralizar la influencia de los Espíritus inferiores?
Realizando el bien los rechazaremos y vigilando que nuestros oídos no se presten a las sugestiones de Espíritus que despiertan en nosotros malos pensamientos, que fomentan la discordia entre nosotros, los hombres, excitando las pasiones viles. No debemos olvidar los que halagan nuestro orgullo, porque es él nuestro lado más débil.
El Espíritu de Joanna de Ángelis a través de los psicografía del médium brasileño Divaldo Pereira Franco nos orienta en su libro “Jesús y el Evangelio” con estas palabras:
“No debemos olvidar que toda la esencia de la vida se encuentra establecida en el amor, que es de procedencia divina. En la perspectiva de la psicología profunda el ser vive para amar y ser amado.
“Ese proceso encierra toda la historia de la autoconquista de cada ser que debe transformar sus impulsos en sentimientos, atavismos en actitudes lúcidas, herencias dominadoras en adquisiciones plenas, instintos arraigados en emociones armónicas, hábitos en realizaciones edificantes, tendencias inferiores en aspiraciones elevadas bajo los impulsos del amor. Tal es el gran compromiso que debe ser atendido por todas las criaturas que anhelan tranquilidad y bienestar legítimo.”
Juan Miguel Fernández Muñoz
Asoc. de Estudios Espíritas de Madrid.
( Tomado del blog "El Ángel del bien", año 2007 )
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Cuanto peor te va todo más debes insistir
Las lecciones de psicología profunda que nos ofrece Joanna de Ángelis nos presentan una visión más justa de la evolución psicológica del ser humano y su vinculación con las vidas olvidadas, temporalmente, pero que inciden en nuestro yo actual, condicionando y forzando una revisión de nuestra conducta a la luz de nuestra responsabilidad, inscrita en el periespíritu. El esfuerzo aplicado en la reforma íntima, proyectada hacia el futuro, debe ser independiente de los resultados que se produzcan en el plano físico, o dicho de otra forma, no vinculemos nuestras conquistas morales, eternas, a nuestra situación social, pasajera.
Debemos actuar bien sin esperar reconocimiento, recompensas inmediatas, y sin desfallecer en el intento, insistiendo una y otra vez, pues cada nuevo intento nos acerca un poco más al objetivo de superación de nuestras imperfecciones. Aplicando esta reflexión a nuestras intenciones de reforma y a las terapias espíritas propuestas para la evolución positiva de la sociedad debemos comprender que lo más importante es el esfuerzo empleado en nuestro cambio personal hacia ese hombre/mujer integral propuesto por Joanna de Ángelis, sin reparar en los resultados exteriores, sin condicionar esa reforma íntima y su continuidad a una mejora de nuestras condiciones materiales y sociales, de bienestar econó- mico y físico y de aceptación social. Esta renuncia a la interrelación directa entre el esfuerzo realizado y el objetivo deseado no debe producir una sensación de fracaso ni de angustia desmotivadora, el bien en sí mismo tiene su premio, siendo apropiado realizarlo como una contribución más a la necesaria evolución del individuo, de la sociedad y de nuestro planeta hacia su siguiente grado evolutivo.
Puede ser desconcertante que a un mayor empeño en el bien la realidad inmediata nos entregue más dolor e incomprensión, pero es necesario tener en cuenta las múltiples cuestiones y condicionantes que inciden en nuestras vidas, añadiendo a todo esto las necesidades de ajuste con la aplicación de las leyes de causa y efecto (Karma) de todas las personas involucradas en los procesos evolutivos relacionados con nosotros, interdependientes unos de otros.
La auténtica conquista, el verdadero triunfo está en la lucha contra nosotros mismos, contra nuestro ego que se resiste a cambiar, que lucha aferrándose a la sombra con la que convive, antagónica a la evolución.
Delante de una situación difícil, de un problema irresoluble, de imposiciones insalvables, meditemos en nuestro interior acudiendo a nuestro self, a nuestro yo profundo, procurando las fuentes de inspiración divina; ¿He actuado siempre de forma correcta? ¿He hecho todo lo que estaba en mi mano? ¿He obrado siempre con nobleza y respeto hacia los demás? Habrá momentos en nuestra vida en que no encontraremos respuestas a nuestras preguntas y el dolor nos arrastrará de regreso hacia nuestra sombra, que acecha siempre. Pero si recordamos al Maestro de Nazaret, trasladando a nuestra memoria su ejemplo, nos daremos cuenta que podemos estar delante de un momento crucial en el que debamos cargar nuestra cruz y ascender el Gólgota de nuestros sentimientos, siempre solos en el momento del testimonio, inseguros en el uso de nuestros talentos, luchando por mantener nuestra condición de espírita cristiano y defender nuestro ideal con el ejemplo.
Ahora, justo cuando la tormenta socaba los cimientos de nuestra fortaleza interior, cuando nuestros proyectos más queridos se tambalean amenazando ruina, cuando el dolor ha logrado derribar las compuertas que lo contenían, cuando las lágrimas humedecen nuestro caminar lento y pausado, justo entonces estaremos cumpliendo con una parte de nuestro compromiso al venir a esta tierra, amargo pero necesario. Si en esos momentos nos mantenemos firmes en la fe, si aceptamos todos los acontecimientos como parte de un aprendizaje, entonces comprenderemos la realidad del amor ilimitado y oiremos voces amigas recordándonos que todo en este mundo es pasajero y que, realmente, nunca hemos estado solos. Justo entonces, al comprenderlo, brillará nuestra luz.
El trabajo es nuestro, los resultados de Dios. Por eso, cuando peor nos vaya en la vida más debemos insistir: más amor, más humildad y más aceptación.
Jesús Valle
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