- La vida en el mundo espiritual
- La verdad nos hará libres
- Afinidad
- Código penal de las vidas futuras 2ª parte.
LA VIDA EN EL MUNDO ESPIRITUAL
Iniciamos esta divulgación de algo que tan necesario es para la humanidad conocer, y que la ignorancia de los conceptos espirituales, es causa principal del materialismo y hedonismo en que la humanidad de hoy se halla.
En todas las épocas y países, el egoísmo humano ha encontrado el medio de crecer con la ignorancia de la gente de escaso adelanto intelectual y espiritual. Necesario es dar a conocer a la gente, los conceptos espirituales verdaderos, basados en la razón y en la lógica. Necesario es dar a conocer que la muerte del cuerpo físico no es la extinción de la Vida, sino un fenómeno por el cual se efectúan las transformaciones en las manifestaciones de Vida, de acuerdo con las leyes que la rigen.
En la persona humana, la llamada muerte es un fenómeno regular de las leyes de la vida, por el cual el Espíritu se desprende del cuerpo carnal, que le ha servido para manifestarse en el plano físico, y le permite pasar a vivir en otros planos de manifestación. Ese cuerpo carnal, una vez abandonado por el espíritu, se convierte en cadáver, y de inmediato comienza a desintegrarse por el proceso de putrefacción; pasando a la tierra los elementos químicos de que está compuesto, de donde fueron tomados.
Con la muerte del cuerpo físico se produce la desencarnación del espíritu; fenómeno que se efectúa con el rompimiento del lazo fluidico o hilo magnético que une al espíritu y cuerpo psíquico o alma, con el cuerpo vital y físico. Y así como por el nacimiento del niño, el espíritu con sus cuerpos etéricos encarna, asi también por la muerte del cuerpo físico, el espíritu desencarna y se desprende para pasar a vivir en otra dimensión. Pues, todos los llamados muertos, son vivos en otros planos de evolución.
Por desconocimiento de esta verdad, la llamada muerte es motivo de temor para muchos y de terror para otros. Y aún cuando en el libro “Tres Enfoques sobre la Reencarnación”, tenemos una descripción que puede ayudar mucho a comprender este aspecto de la Vida Una del Ser Espiritual, hagamos algunas explicaciones a fin de conocer algunos de los variados aspectos de ese trance o tránsito de la vida física a la vida psíquica o mundo de las almas.
Los aspectos de ese trance por el cual pasa toda forma de vida, son diversos, y en el ser humano toma proporciones dramáticas en algunos casos. En aquellas personas que han cumplido con sus deberes y observado una vida dentro de la ley del amor, ese cambio de vida es rápido y fácil, casi imperceptible, como un sueño, seguido de un hermoso despertar. Lo contrario acontece a aquéllos que están apegados a las cosas materiales, a los que han dedicado su vida humana a los placeres, a los que han acumulado bienes de fortuna de los que no quieren desprenderse, a los que ocupan posiciones de rango social o económico y que han dedicado su vida para si mismos solamente, a los que han practicado la maldad; son los que sienten un gran temor por desprenderse del cuerpo carnal, de separarse de esa clase de vida, y algunos les invade el terror al vislumbrar el ambiente que le espera al desencarnar; por lo que se apegan a su cuerpo y hacen toda la resistencia posible para no salir del cuerpo físico al llegarle la hora, con lo cual producen esas prolongadas agonías. Porque, tanto éstos que se ven compelidos a abandonar esa vida, como aquéllos que dejan esposa o esposo, padres o hijos, a quienes hacen falta, y que sienten abandonar la vida familiar; no quieren morir y se resisten, por lo que se establece una lucha entre el espíritu que desea seguir viviendo esa vida y el cuerpo que, herido de muerte, no puede retener ya la energía que recibe del Espíritu ni el fluido vital que se le escapa; pero que, con su fuerza mental puede prolongar, y generalmente prolonga, la vida física por días y hasta meses. Muy al contrario de los que desean morir, porque facilitan el desprendimiento y acortan el sufrimiento.
En las muertes por accidente, varían según hayan sido las causas. Generalmente, la separación es rápida producida por el trauma psico-físico que invalida al cuerpo, y el Espíritu se ve desprendido violentamente del cuerpo físico, que muchas veces contempla o sale huyendo, como en los casos de incendio, siempre que el karma no se lo impida; y otros no se dan cuenta de su condición, como acontece en los casos de seres poco evolucionados. Múltiples son los aspectos, como múltiples son también las causas y el grado de evolución y conocimiento.
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JOSÉ DE PIZARRA.
Si con sideramos a esa “fuerza biológica”, a ese hálito de vida, como el psiquismo animado del cuerpo físico-orgánico-, (llamémosle alma, espíritu o como queráis), y que ese psiquismo o ente energético es el que vivifica y mantiene la cohesión celular de esa maravillosa organización biológica, cual es nuestro cuerpo físicoorgánico-,
y el cual abandona para pasar a otra dimensión o modalidad de vida, nos será mas fácil comprender el fenómeno.
Por lo expuesto podemos sintetizar que, todo cuerpo recién fallecido contiene todas las sustancias orgánicas, pero le falta eso que llamamos vida; por que de ese cuerpo ha salido el psiquismo que le animaba, al cual llamamos alma. Y al faltarle ese alma, ese psiquismo animador; el cuerpo físico-orgánico- esa maravillosa organización biológica, comienza a desintegrarse, en cuanto a la forma, al conjunto, y las moléculas de que están compuestos vuelven a la naturaleza, y pasaran a ser utilizados en la formación de otros cuerpos; por que también en lo material nada se destruye, todo se transforma.
Algunos preguntaron: ¿y ese hálito de vida, ese psiquismo, se desintegra también? No; por que lo que ha nacido con la vida material -orgánica- no muere con ella, (lo que es carne, carne es; y lo que es espíritu, espíritu es)
Ese psiquismo, ese hálito de vida- (El alma)- preexistente a la formación del cuerpo, es inmaterial e inmortal; y pasa a vivir en otra dimensión, con un cuerpo fluídico compuesto de sustancias etéreas magnetizadas.
El alma, espíritu o psiquismo que anima todo cuerpo: humano, animal, vegetal;
sobrevive entero como unidad; en el hombre, y grupal en los reinos animal y vegetal.
En las plantas y en los animales, vuelve constantemente impelido por esa fuerza
cósmica, denominada por unos, “Teoría de la evolución” y “Ley de evolución” por otros.
Y esa unidad espiritual, con cuerpo formado de sustancias etéreas magnetizadas, más o menos sutil, más o menos denso, según sea su progreso espiritual, (condición moral), una vez desprendida del cuerpo físico por ese trance denominado muerte; pasa a vivir en otra dimensión, en concordancia con su tónica psicomagnética, en ese “mas allá”, ignorado por la gran mayoría de nuestro mundo occidental.
Después de un tiempo, que varia grandemente en cada caso, vuelve a encarnar nuevamente.
El alma espiritual es como un libro (valga el símil), con muchas paginas escritas y
muchas otras en blanco. Las primeras, corresponden a las existencias o vidas ya
pasadas; la segunda a las vidas futuras.
Y en el devenir del tiempo sin tiempo, ya cuando el espíritu alcanza cierto grado de
progreso, le es dado conocer en el espacio (al desencarnar) algunas de sus ultimas vidas.
Y cuando pide realizar una vida en bien de sus semejantes, de entrega, de servicio a la humanidad, le es dado (antes de encarnar), conocer los obstáculos, dificultades, peligros que habrá de encontrar y tentaciones que habrá de enfrentar y superar, a fin de que mida sus fuerzas antes de aceptarla; porque, tal aceptación conlleva la responsabilidad de su realización.
y el cual abandona para pasar a otra dimensión o modalidad de vida, nos será mas fácil comprender el fenómeno.
Por lo expuesto podemos sintetizar que, todo cuerpo recién fallecido contiene todas las sustancias orgánicas, pero le falta eso que llamamos vida; por que de ese cuerpo ha salido el psiquismo que le animaba, al cual llamamos alma. Y al faltarle ese alma, ese psiquismo animador; el cuerpo físico-orgánico- esa maravillosa organización biológica, comienza a desintegrarse, en cuanto a la forma, al conjunto, y las moléculas de que están compuestos vuelven a la naturaleza, y pasaran a ser utilizados en la formación de otros cuerpos; por que también en lo material nada se destruye, todo se transforma.
Algunos preguntaron: ¿y ese hálito de vida, ese psiquismo, se desintegra también? No; por que lo que ha nacido con la vida material -orgánica- no muere con ella, (lo que es carne, carne es; y lo que es espíritu, espíritu es)
Ese psiquismo, ese hálito de vida- (El alma)- preexistente a la formación del cuerpo, es inmaterial e inmortal; y pasa a vivir en otra dimensión, con un cuerpo fluídico compuesto de sustancias etéreas magnetizadas.
El alma, espíritu o psiquismo que anima todo cuerpo: humano, animal, vegetal;
sobrevive entero como unidad; en el hombre, y grupal en los reinos animal y vegetal.
En las plantas y en los animales, vuelve constantemente impelido por esa fuerza
cósmica, denominada por unos, “Teoría de la evolución” y “Ley de evolución” por otros.
Y esa unidad espiritual, con cuerpo formado de sustancias etéreas magnetizadas, más o menos sutil, más o menos denso, según sea su progreso espiritual, (condición moral), una vez desprendida del cuerpo físico por ese trance denominado muerte; pasa a vivir en otra dimensión, en concordancia con su tónica psicomagnética, en ese “mas allá”, ignorado por la gran mayoría de nuestro mundo occidental.
Después de un tiempo, que varia grandemente en cada caso, vuelve a encarnar nuevamente.
El alma espiritual es como un libro (valga el símil), con muchas paginas escritas y
muchas otras en blanco. Las primeras, corresponden a las existencias o vidas ya
pasadas; la segunda a las vidas futuras.
Y en el devenir del tiempo sin tiempo, ya cuando el espíritu alcanza cierto grado de
progreso, le es dado conocer en el espacio (al desencarnar) algunas de sus ultimas vidas.
Y cuando pide realizar una vida en bien de sus semejantes, de entrega, de servicio a la humanidad, le es dado (antes de encarnar), conocer los obstáculos, dificultades, peligros que habrá de encontrar y tentaciones que habrá de enfrentar y superar, a fin de que mida sus fuerzas antes de aceptarla; porque, tal aceptación conlleva la responsabilidad de su realización.
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AFINIDAD
La afinidad es una ley de atracción de energías que se asemejan o se relacionan y,en la aplicación que damos al vocablo en los estudios espiritistas,tiene la misma significación de gustos y preferencias,de tendencias y placeres que se atraen mutuamente por las semejanzas de sus vibraciones mentales.
Quien aprecia el fútbol,por ejemplo,siente afinidad con otro aficionado del mismo deporte.Quien se imanta a un noticiero sensacionalista,cuenta en su círculo de relaciones con personas que son apasionadas por el escándalo y la violencia.
el conocimiento de la ley de afinidad es fundamental.El médium cuando se dispone al trabajo de comunicaciones espirituales liga,voluntariamente,su sentido receptivo y transmisor a la faja mental con la que se afiniza. Sus irradiaciones,partiendo de su mundo íntimo,alcanzan a todos los Espíritus que se encuentran en esa misma onda de pensamientos,y son justamente aquellos que se encuentran mas próximos,sea proximidad física,sea proximidad de objetivos,que responden de inmediato a su llamado mental y que utilizan,consecuentemente,su facultad mediúmnica para la interrelación con los encarnados.A medida que el médium encarnado aprende a manipular elevadamente sus radiaciones mentales,se ajusta con Espíritus de orden superior. Y éstos serán los que responderán a su disposición de trabajo.Es evidente que la elevación de la clase de Espíritus con que el médium se relaciona no anula la presencia de hermanos inferiores que necesitan del socorro justo y cariñoso.Sino que,a partir de su elevación moral,la comunicación de los que se encuentran desequilibrados será organizada por mentores espirituales teniendo en vista la asistencia psíquica que ellos necesitan.
Ejemplifiquemos lo dicho.
Un amante del fútbol posee un aparato receptor de radio,conoce todas las emisoras que transmiten el noticiero que a él le gusta.el día de su aparato está fijado en la emisora de su mayor preferencia.A la hora fijada,apenas prende el aparato recibe exactamente lo que estaba buscando:la información que lo satisface. entretanto,todos sabemos que la antena de aquel receptor está envuelta por otras clases de señales,las originadas en música selectiva y en divulgaciones de moral edificante,y las derivadas de novelas radiofónicas y del cancionero popular.Y aún con tales estímulos,el dueño de la radio se complace en oir lo que le interesa y permanecerá allí hasta el día en que,más allá del deporte,se afinice con otras modalidades de entretenimientos o de educación.
El médium también recibirá lo que busca.
su afinidad lo imanta a determinadas ondas mentales que se asemejan con las suyas y que marcan la especie de recepción que tendrá.Y,por ese mecanismo de la ley natural,podremos permutar las compañías espirituales que nos forman el clima personal,cuando quisiéramos,o quedarnos permanentemente próximos a aquellos que nos cercan actualmente.
ROQUE JACINTO
Quien aprecia el fútbol,por ejemplo,siente afinidad con otro aficionado del mismo deporte.Quien se imanta a un noticiero sensacionalista,cuenta en su círculo de relaciones con personas que son apasionadas por el escándalo y la violencia.
el conocimiento de la ley de afinidad es fundamental.El médium cuando se dispone al trabajo de comunicaciones espirituales liga,voluntariamente,su sentido receptivo y transmisor a la faja mental con la que se afiniza. Sus irradiaciones,partiendo de su mundo íntimo,alcanzan a todos los Espíritus que se encuentran en esa misma onda de pensamientos,y son justamente aquellos que se encuentran mas próximos,sea proximidad física,sea proximidad de objetivos,que responden de inmediato a su llamado mental y que utilizan,consecuentemente,su facultad mediúmnica para la interrelación con los encarnados.A medida que el médium encarnado aprende a manipular elevadamente sus radiaciones mentales,se ajusta con Espíritus de orden superior. Y éstos serán los que responderán a su disposición de trabajo.Es evidente que la elevación de la clase de Espíritus con que el médium se relaciona no anula la presencia de hermanos inferiores que necesitan del socorro justo y cariñoso.Sino que,a partir de su elevación moral,la comunicación de los que se encuentran desequilibrados será organizada por mentores espirituales teniendo en vista la asistencia psíquica que ellos necesitan.
Ejemplifiquemos lo dicho.
Un amante del fútbol posee un aparato receptor de radio,conoce todas las emisoras que transmiten el noticiero que a él le gusta.el día de su aparato está fijado en la emisora de su mayor preferencia.A la hora fijada,apenas prende el aparato recibe exactamente lo que estaba buscando:la información que lo satisface. entretanto,todos sabemos que la antena de aquel receptor está envuelta por otras clases de señales,las originadas en música selectiva y en divulgaciones de moral edificante,y las derivadas de novelas radiofónicas y del cancionero popular.Y aún con tales estímulos,el dueño de la radio se complace en oir lo que le interesa y permanecerá allí hasta el día en que,más allá del deporte,se afinice con otras modalidades de entretenimientos o de educación.
El médium también recibirá lo que busca.
su afinidad lo imanta a determinadas ondas mentales que se asemejan con las suyas y que marcan la especie de recepción que tendrá.Y,por ese mecanismo de la ley natural,podremos permutar las compañías espirituales que nos forman el clima personal,cuando quisiéramos,o quedarnos permanentemente próximos a aquellos que nos cercan actualmente.
ROQUE JACINTO
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