lunes, 21 de junio de 2021

Psicología y Espiritismo

   INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Conciencia

2.- Psicología y Espiritismo

3.- Alma y Espíritu

4.- La meta evolutiva; ¿Nos podemos estancar para alcanzarla?

5-  La Gran Ciencia 







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CONCIENCIA

Cuando las noticias tratan de accidentes con aeronaves, es común oigamos hablar de la “caja negra”, que a pesar  de la destrucción del avión, es preservada, porque está estructurada con el fin de registrar las causas del desastre.

 Haciendo un paralelo, podemos decir  que nuestra conciencia es la “caja negra” en la cual quedan registrados nuestros pensamientos y actos, sin que la muerte logre apagar, una  coma  siquiera, de todo cuanto hicimos.

 Así, aquellos que no conseguimos concebir el mecanismo  del que se sirven las leyes divinas para contabilizar  los equívocos y aciertos cometidos, podemos imaginar, de qué forma eso acontece.

 ¿Ahora, si los hombres, creados por Dios, tienen medios de construir  un compartimiento en la aeronave, capaz de registrar las ocurrencias para su posterior análisis, porque es que Dios, inteligencia suprema del universo, no tendrá mejores condiciones de preservar, en nuestra conciencia, los registros necesarios?

 Aquellos que pensamos que la muerte del cuerpo físico apagará nuestros hechos, estamos en verdad muy equivocados.

 ¿Si así fuese, como entender o decir Jesús, que “a cada uno será dado según sus obras”?

¿Mas cómo es que responderemos ante las leyes, si no las conocemos?

 Los Espíritus superiores dicen que las leyes divinas están inscritas en nuestra conciencia, de esa forma, no podemos alegar ignorancia.

 La afirmativa evangélica de que todos los pecados serán perdonados, excepto los que fueran cometidos contra el espíritu, habla de esa realidad.

 Los pecados contra el espíritu, son las infracciones cometidas contra la conciencia, esto es, los equívocos conscientes.

 Podemos afirmar, sin miedo a errar, que muchas actitudes equivocadas, no tienen el aval de nuestra conciencia, pues sabemos que estamos haciendo mal.

 Esa voz interior, que nos acude a la mente cuando planeamos una acción mala, es la voz de la conciencia para advertirnos de que no concretemos. Lo que ocurre, la mayoría de las veces, es que no le prestamos oído.

Si hasta en la   justicia humana, hay  distinción  entre el crimen engañoso  y el doloso, no podría ser diferente con la justicia divina, que juzga siempre por la intención, y nunca por las apariencias.

 No es otro el motivo por el cual Jesús asevera que más le será cobrado a quien más tuviera. Quien más sabe, es más responsable por sus actos.

 Es de esa forma que cada uno responderá, ante las leyes divinas, delante del tribunal  implacable de la propia conciencia, por todos los actos practicados.

 Así, es importante que consultemos periódicamente los registros de nuestra “caja negra”, para que en la hora de la averiguación no nos decepcionemos con  nosotros mismos.

 ¡Y no tengamos dudas! Todos tendremos nuestro momento de prestación de cuentas a la divinidad a través de nuestra conciencia.

 Tengamos la certeza de que solamente responderemos por nuestros actos, jamás por los actos de los otros, porque “a cada uno según sus obras”.

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¿Usted sabia que las leyes divinas son de justicia y amor?

 ¿Y  que esas leyes no quieren la muerte del equivocado, sino la eliminación del equívoco?

 Son también leyes de misericordia, pues nos permiten oportunidades siempre renovadas para el aprendizaje de las lecciones de la vida, sin embargo las circunstancias no sean las mismas, principalmente para los recalcitrantes, que no quieren aprovecharlas debidamente.

 Por esa razón, no debemos odiar a la hora de hacer el bien en la medida de nuestras fuerzas, para que nos liberemos de una vez por todas, de los grilletes que nos mantienen presos al sufrimiento, y alcemos vuelos más altos, en la dirección de la felicidad que nos espera.

 Trabajo realizado por Merchita


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                   Psicología y Espiritismo

                                


 “¿Quién soy?”, “¿de dónde vengo?” y a “¿dónde voy?”. Preguntas cruciales que todos nos hemos hecho alguna vez en la vida. Materia de estudio de la psicología, que dio origen a las diferentes corrientes o escuelas de pensamiento que definen este campo y que el Espiritismo contesta basada en evidencia científica.

 Revisemos brevemente la trayectoria de la psicología como respuesta para esclarecer estas preguntas y el planteamiento del Espiritismo desde una perspectiva laica. Al analizar el origen de la palabra psicología, observamos que proviene del griego, psico, que significa alma o actividad mental y logia, que se refiere a tratado o estudio. En otras palabras, la Psicología se refiere al estudio del alma o ánima en donde se efectúa los procesos mentales y cognitivos internos del individuo; y procesos sociocognitivos, que involucra la cultura y vida en sociedad de un individuo. 

Si bien es cierto que los antiguos griegos usaban el mito como recurso para expresar los trones del alma, es decir, explicar sus temores, conflictos y dinámica interna; la psicología lo retoma para delinear la estructura, orden y mecanismos de la vida psíquica del individuo y del inconsciente colectivo de la humanidad. 

Freud, padre del Psicoanálisis, utilizó temas de las más antiguas mitologías para ejemplificar los conflictos y mecanismos de la vida psíquica inconsciente, dando lugar al complejo de Edipo; idea central del psicoanálisis para explicar el funcionamiento psíquico y la estructuración de la personalidad, originado en lo que él denominó resolución en las etapas de desarrollo psicosexual en los niños. No obstante, cabe preguntarse qué es alma y qué causa el dinamismo interno de los procesos mentales en el individuo, que a través de la historia el hombre ha teorizado para definir su origen, identidad, propósito y destino después de la muerte. Es aquí donde dos ciencias emergen en el mismo momento histórico (siglo 19): el Espiritismo y la Psicología. Mientras que la psicología, como ciencia incipiente, procuraba estudiar el “alma”, el Espiritismo explicaba la naturaleza, origen y destino de los espíritus y su relación con el mundo corporal. Es importante destacar que el alma, espíritu y actividad mental no están desligadas, no obstante, cuál es su relación y cuál es su finalidad. 

Nuevas preguntas que procuran esclarecer “quien soy” y “cuál es mi propósito en la vida”. Las ciencias han tomado participación en contestar cada una de estas preguntas desde la óptica de su especialidad. 

Las ciencias naturales procuran explicar el origen de la vida, enfermedad, envejecimiento y muerte desde la perspectiva de la materia, basado en hechos observables y medibles; mientras que las ciencias sociales explican la conducta individual y social del individuo. 

La filosofía, por su parte, trata de explicar la esencia, propiedades, causas y efectos de las cosas; haciendo uso de la razón mediante la autorreflexión sobre sus propias funciones valorativas, teóricas y prácticas. Enfoques para tratar de esclarecer inquietudes existenciales y el objetivo de la vida “de dónde vengo” y en función de qué. Es importante destacar que mientras todas las ciencias intentan esclarecer el enigma de la existencia humana, el Espiritismo hace referencia a que la naturaleza del alma no es otra cosa que el espíritu encarnado viviendo experiencias humanas en función de su adelantamiento o progreso.

 Del mismo modo las inquietudes naturales del hombre en busca de su identidad y propósito responden al efecto de la Ley del Progreso actuando en el principio espiritual que ha alcanzado el grado de evolución donde adquiere la conciencia de su existencia y busca abrirse paso gradualmente en la definición de su “Yo” en un medio que procura conquistar. Desde el comienzo de los tiempos, en que el ser humano emergió en la tierra, producto de la evolución hace millones de años hasta nuestros tiempos, ha estado en busca de la misma respuesta. Sin embargo, no fue hasta que comenzó a desarrollar el progreso, moral e intelectual, en diferentes ciencias que dio comienzo a prepararse para entrar en afinidad de pensamiento y lograr la sintonía con el mundo no visible más elevado; y con ello la inspiración que motivó procesos de pensamiento más depurados dando margen a que los espíritus evolucionados encontraran oportuno iniciar comunicaciones que permitieran contribuir al esclarecimiento de nuestras inquietudes naturales. 

Con el nacimiento del Espiritismo como filosofía y ciencia en el año 1857, comienza el hilo conductor para que la ciencia confirmara la existencia y permanencia del espíritu como respuesta inicial a ¿ quién soy? y la psicología para interpretar las inquietudes del alma o espíritu encarnado. Entonces, ¿ a qué obedece que con el adelanto de la ciencia, tecnología, psicología y filosofía aun existan piezas por descubrir para engranar “el todo”?. ¿Es acaso que existe una inteligencia superior a la del hombre que ha ordenado todo lo que conocer y el hombre solo ha estudiado su efecto en la materia, dándolo por un hecho inalienable? ¿Qué factores inciden para que esto suceda? Es aquí cuando el mundo espiritual hace su aporte para darnos luz con relación a la interdependencia del mundo invisible con lo visible. Nos orienta sobre Leyes que operan en el vasto universo en donde todo está sujeto a ellas y grabadas en nuestra conciencia. ¿Será este el dínamo o motivación intrínseca que influencia en la “búsqueda del Ser y propósito existencial?

 Con el conocimiento de las Leyes Universales comienza a develarse que la vida es un continuo: nacer, morir y renacer, esa es la Ley. 

Puesto que cada espíritu nace simple e ignorante, a través de la sucesión de vidas va adquiriendo mayor conciencia de Sí mismo y de su colectivo. Va transformando la conducta inicialmente egoísta a una de conciencia social, donde hacer el bien le permite mayor satisfacción, adelantamiento o refinamiento moral. 

La Ley del Amor intrínseca en nuestra naturaleza, mediante la Ley del Libre Albedrío, permite la experiencia de aprendizaje que a través de la Ley de Reencarnación actúa individualmente para que con cada nuevo renacer logremos ser la mejor versión de la anterior encarnación. Este devenir del Ser es un proceso activo donde median procesos cognitivos de transformación que actúan en la razón y posteriormente en la acción. 

El proceso de aprendizaje dependerá del nivel de progreso alcanzado por el espíritu, las condiciones que éste cree para su adelantamiento y la motivación para adquirir el aprendizaje. Esto obedece el principio de “por qué existo” y a “donde voy”.

 La Ley de Evolución no permite la involución o el retroceso, no obstante, no basta con el progreso moral si no se acompaña del intelectual en beneficio del mejoramiento social. Es por ello que las ciencias sociales y de la conducta existen para contribuir al esclarecimiento individual y mejoramiento de los procesos sociales. 

Al principio del artículo hablamos del origen de la psicología. Haciendo un recuento histórico, notamos que no fue hasta varios siglos después, cuando la Psicología comenzó a redefinir sus paradigmas. De una ciencia determinista, evolucionó a nuevas formas de pensamiento para dar paso a la capacidad humana de elegir, tomar decisiones y ejercer la voluntad, dando margen al nacimiento de la Psicología Humanista. Esta postula que el ser humano nace con la tendencia hacia la autorrealización, es decir, al desarrollo de las potencialidades individuales en busca del desarrollo personal y finalmente social. Este proceso no acaba nunca porque el ser humano permanecerá en continua evolución.

 El Humanismo y el Espiritismo guardan el denominador común de reconocer que el ser humano es un Ente orientado al mejoramiento personal, motivado por la búsqueda del sentido de la vida y la necesidad intrínseca de superarse en beneficio suyo y colectivo. Al reconocer la importancia del proceso de evolución como una actividad individualizada, delega a cada ser viviente la responsabilidad de su propio proceso de adelantamiento. Si bien es cierto que en los albores de la humanidad el ser humano enfocó su atención en la preservación de la especie, satisfaciendo sus necesidades básicas inmediatas de forma egoísta; de ese tiempo al presente ha evolucionado a ser un Ente social más depurado. Con ello adquiere nuevas responsabilidades dirigidas al beneficio colectivo. Queda en nosotros el trabajo individual de revisar nuestras reminiscencias egoístas y dar paso a la preservación de la especie desde una perspectiva de bien colectivo. Ese es el futuro del planeta Tierra. Queda de parte nuestra dar la talla para habitarlo y forjar juntos una sociedad justa y equilibrada, donde el amor sea en función del bien común. Este es un reto que no se construye de un día para otro. Comenzó en la aurora de la humanidad y por el conocimiento adquirido, se nos delega hoy mayor responsabilidad.

    Entendemos que las preguntas “quién soy”, “de dónde vengo” y a “dónde voy” han sido respondidas desde el principio de los tiempos en nuestra conciencia, solo que por nuestra naturaleza encarnada no nos habíamos percatado. Hoy hemos creado las condiciones para el reconocimiento de esas respuestas. Queda en nosotros, a través del ejercicio del análisis, la reflexión para que de manera consciente seamos receptivos al aprendizaje individual de nuestra historia personal para nuestro progreso individual y colectivo. 

Por Sylvia Rosario Géigel Publicado en la revista A la Luz del Espiritismo. Publicación Oficial de la Escuela Espírita Allan Kardec. Puerto Rico. Año 1. Nº2. Enero 2015

( Tomado de Zona Espírita)


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                                                ALMA Y ESPÍRITU


134 ^ a. ¿Qué era el alma antes de unirse al cuerpo?
- Espíritu.

134 b. En consecuencia, ¿las almas y los Espíritus son la misma cosa?
- En efecto, las almas no son sino los Espíritus. Antes de unirse al cuerpo, el alma es uno de los Seres inteligentes que pueblan el Mundo Invisible y que se revisten temporariamente de una envoltura carnal, para purificarse y esclarecerse.

135. ¿Hay en el hombre otra cosa fuera del alma y el cuerpo?
- Existe el vínculo o lazo que une el alma con el cuerpo.

135 a. ¿Cuál es la naturaleza de ese vínculo?
- Semimaterial, esto es, intermedia entre la naturaleza del Espíritu y el cuerpo. Y ello es necesario para que ambos puedan comunicarse el uno con el otro. Mediante ese lazo obra el Espíritu sobre la materia, y viceversa.
Así pues, el hombre está formado por tres partes esenciales, a saber:
Primera: El cuerpo, o ser material, análogo al de los animales y animado por el mismo principio vital.
Segunda: El alma, Espíritu encarnado cuya habitación es el cuerpo.
Tercera: El principio intermediario, o periespíritu, sustancia semimaterial que sirve de primera envoltura al Espíritu y une el alma con el cuerpo. Tales son, en un fruto, el germen, el periespermo y la corteza..

EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS
ALLA KARDEC

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LA  META EVOLUTIVA: ¿NOS PODEMOS ESTANCAR PARA ALCANZARLA?

 Sin duda, todos nosotros no existimos en este mundo por casualidad. Todo tiene un por qué y un para que, por tanto todos tenemos una finalidad dce existencia y una meta a alcanzar. Esta meta  se puede resumir y concretar en una palabra: DIOS

 Se trata  de que tendremos que alcanzar finalmente, tras las necesarias existencias en el plano material e incluso después, en los planos espirituales, un grado de Perfección ilimitado y casi infinito, pero siempre inalcanzable en su plena totalidad, pues consiste en  llegar a la Perfección  de nuestra Fuente de Origen y solamente Esta es infinita en su todas sus perfecciones; pero deberemos ir avanzando en esa dirección, aumentando cada vez más los atributos divinos,  y en la medida que lo vayamos logrando, a lo largo de muchas vidas en la carne mediante la ley realizadora de la  Reencarnación, iremos alcanzando  cada vez  mayores cotas de perfección moral y de sabiduría. De este modo iremos  así obteniendo el premio de una absoluta  e infinita felicidad y dicha, todavía inimaginables para nuestra pobre capacidad humana y espiritual.

 Esta Meta, solo se concibe como la dicha suprema  basada en la sintonía mantenida con nuestra Fuente de Origen, Amor, Causa Primera de toda la Creación, al adquirir así un  mayor  Conocimiento, Comprensión  y Perfección   que  en este momento evolutivo que atravesamos en la actualidad, nos son  por ahora  desconocidos e inimaginables a los seres humanos..  

Esta felicidad suprema, repito, es una dicha permanente que viene dada  y agrandada  por  la conquista de unos valores y facultades Divinos que nos capaciten para poder  aproximarnos a  nuestra Fuente de Origen y gozar de  esta  Perfección  participando en la Mente Divina que aún estamos muy lejos de alcanzar, pero Dios no tiene prisa; tenemos un tiempo infinito por delante.

      Pero para llegar a aproximarnos a Esa Meta incalcanzable, nos podemos estacionar evolutivamente, en uso de nuestro libre albedrío, que Dios respeta siempre, porque el avance del progreso espiritual depende del esfuerzo voluntario de cada uno, pero desde un principio quede claro que el posible   estancamiento cuando se produce en un Espíritu, no lo impone Dios,  sino que es provocado por la libre decisión de dicho Espíritu en cuanto a querer esforzarse por adelantar o bien estacionarse.

 Dios nos dio el libre albedrío y nos lo respeta totalmente, por ello permite que nos podamos estancar evolutivamente, pero por un periodo de tiempo limitado; antes o después la propia ley de Evolución nos reconduce y nos impulsa para proseguir avanzando en el proceso de nuestro desarrollo intelectual y moral.

 Desgraciadamente  somos bastante propensos a estancarnos, precisamente por el bajo nivel evolutivo que todavía tenemos a causa del gran apego que aún se tiene por las cosas materiales y a causa de los defectos y vicios humanos que a veces nos esclavizan durante muchas existencias humanas, pero cuando se produce el estancamiento evolutivo del espíritu,  finalmente, la indolencia que a veces no nos deja avanzar, termina siendo  rota por la propia ley evolutiva que impulsa al Ser espiritual a reaccionar  ante el dolor que tiene que afrontar a causa de la Ley de Consecuencias, que como todas las leyes espirituales y cósmicas, no deja de actuar nunca.

 El proceso de evolución espiritual humana supone  un cambio lento e ininterrumpido, pero cuando se relentiza  y atrasa demasiado o se estanca, nos vemos finalmente abocados e impulsados para continuar haciendo y aprendiendo lo que quedó  pendiente de asimilar en una vida humana anterior, y equilibrando las deudas adquiridas con la Ley de Causa y Efecto, que es una Ley de Justicia, y por esa ley precisamente, todo lo que quedó pendiente en una vida humana anterior, más tarde lo encuentra en otra nueva existencia que puede suponer  un acoplamiento en lo personal y social, como por ejemplo podría ser el acicate de una desgracia o una enfermedad que aunque humanamente hablando sean temibles, a fin de cuentas, pueden a veces impulsar la superación de esos aspectos espirituales  pendientes cuya asimilación  se le resistía. 

Cuando el Ser comienza un nuevo ciclo evolutivo, a veces lleva  en sí mismo a modo de  asignatura pendiente, algún aspecto moral no asimilado del ciclo  evolutivo anterior que  tal vez no ha terminado de asumir todavía, y esto lo deberá afrontar  en una nueva vida,  a veces  difícil o dolorosa, que le impulsa a este aprendizaje, por lo que así se siente abocado a la superación y asimilación  definitiva de lo que le quedó  pendiente.  Estos logros, traducidos en tiempo humano, a veces puede suponer largos siglos y algunas existencias  humanas encaminadas a su corrección.

. Jose Luis Martín-

 

“Todos los hombres  llegarán a ser sabios; unos antes, los otros después”                        -  Proverbio chino-


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                                    LA GRAN CIENCIA

                                               ( Comunicado espiritual )

    

                                                         

     Los estudios de Espiritismo que habéis hecho hasta aquí, sólo debéis considerarlos como preliminares de la Gran Ciencia que las reúne todas y es la ciencia del Espíritu y las leyes que lo rigen.

   No os enorgullezcáis por lo aprendido, porque solo estáis en el a,b,c de esa gran ciencia; ni esperéis tampoco hacer tales progresos que os permitan consideraros sabios, porque la rudeza de vuestro planeta, de sus productos y por consiguiente de la materia que os sirve para el progreso que vais verificando, no son tan favorables para que podáis adquirir este título; tendréis que esperar condiciones mejores o moradas más felices.

   No obstante, tenéis motivos para saber que para alcanzar la felicidad humana, se necesita conocer una verdad y ceñirse a las prácticas que la misma impone. Esta verdad la conocéis con relación a vuestro progreso y sabéis también cual debe ser la base de vuestra conducta. En ella, no debéis vacilar por más que a cada paso os asalten dudas nuevas y en vuestro atraso os formuléis preguntas nuevas que forzosamente habrán de quedar sin contestación. Esas mismas dudas y deseos de preguntar, ¿ qué son sino aspiraciones del Espíritu?.¿Qué son sino problemas que más o menos tarde resolveréis a medida que os lo permita la adquisición de nuevos conocimientos de la Ciencia Universal?.

  Tenéis la seguridad de que existen leyes para la materia y para el Espíritu; sospecháis que todo cuanto existe en el Universo, es puramente efecto; por consiguiente, implícitamente reconocéis una Causa.

   Sentís en vosotros la existencia de una ley moral y reconocéis que su cumplimiento es o será la dicha de la humanidad.

   Comprendéis así mismo, que existiendo en lo infinito y en lo eterno, vosotros sois eternos y llamados a progresar hasta lo infinito, es decir, eternamente.

   Que no comprendáis aún los goces que el progreso proporciona; que no comprendáis tampoco los atributos esenciales de la Causa de las causas; que no podáis penetrar aún en el por qué de la existencia de Gran Causa; que no os deis razón del por qué de vuestra peregrinación, ¿ qué os importa ?. ¿No os sentís aliviados y satisfechos siempre que cumplís los preceptos de la ley moral que os impulsa al progreso?. Pues cumplidla siempre y vuestras satisfacciones no sufrirán interrupción.

   Esto os ha de bastar por ahora; querer profundizar más equivaldría a los esfuerzos que un ciego hiciese para ver las escenas que se realizan en otro sitio, pues vuestra inteligencia ha verificado tan poco progreso, que  la comparación os cuadra perfectamente.

   ¿Podría un niño recién nacido entre vosotros, comprender lo que comprende un astrónomo, un químico o un matemático consumados?

  Pues sabedlo y no lo olvidéis: los que en este planeta vivís, sois niños recién nacidos en la senda del progreso, la cual es tan extensa, que corre de menos a más la extensión completa del infinito.

   Los que poseéis la primera letra de la Gran Verdad, no obstante, sois los más adelantados. Para aprender la segunda, es preciso afrontar impávidos las cuestiones que se os presenten y resolverlas por el criterio que el conocimiento de la primera letra os ha permitido tener.

- Un Espíritu familiar -

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